La autora analiza la educación como una práctica política y discute tres corolarios sobre la escuela como institución. Primero, destaca que el formato escolar ha persistido a pesar de la diversidad de contextos sociales debido a sus determinantes rígidos. Segundo, señala que las características del sistema escolar, como agrupar a los estudiantes por edad, definen quiénes están en "riesgo educativo". Tercero, concluye que ningún sistema educativo está preparado para ser lo suficientemente flexible ante poblaciones diversas que no se a
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La autora analiza la educación como una práctica política y discute tres corolarios sobre la escuela como institución. Primero, destaca que el formato escolar ha persistido a pesar de la diversidad de contextos sociales debido a sus determinantes rígidos. Segundo, señala que las características del sistema escolar, como agrupar a los estudiantes por edad, definen quiénes están en "riesgo educativo". Tercero, concluye que ningún sistema educativo está preparado para ser lo suficientemente flexible ante poblaciones diversas que no se a
La autora analiza la educación como una práctica política y discute tres corolarios sobre la escuela como institución. Primero, destaca que el formato escolar ha persistido a pesar de la diversidad de contextos sociales debido a sus determinantes rígidos. Segundo, señala que las características del sistema escolar, como agrupar a los estudiantes por edad, definen quiénes están en "riesgo educativo". Tercero, concluye que ningún sistema educativo está preparado para ser lo suficientemente flexible ante poblaciones diversas que no se a
La autora analiza la educación como una práctica política y discute tres corolarios sobre la escuela como institución. Primero, destaca que el formato escolar ha persistido a pesar de la diversidad de contextos sociales debido a sus determinantes rígidos. Segundo, señala que las características del sistema escolar, como agrupar a los estudiantes por edad, definen quiénes están en "riesgo educativo". Tercero, concluye que ningún sistema educativo está preparado para ser lo suficientemente flexible ante poblaciones diversas que no se a
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FLAVIA TERIGI: Licenciada en cs de la Educación / Docente e investigadora de UBA /
Subsecretaria de Educación del GCBA
La educación como práctica política
En ocasiones algunas cosas de tan evidentes dejan de decirse, dejan de afirmarse, y entonces cuando alguien las vuelve a decir, terminan atribuyéndoselas. La autora considera que hay que discutir el sentido político de la enseñanza, plantea a la situación de la educación como una falla política. Con quienes hay que discutir la enseñanza, es con los planificadores de la educación, con los expertos en política educativa, con los expertos en los análisis macro, de gran escala, de la enseñanza. En esta perspectiva, el planeamiento se ocupa de diseñar las condiciones para que después otros resuelvan el problema de la enseñanza. Es con esta concepción de política educativa que discutimos aquí. Ejercicio de análisis para demostrar la idea de que la enseñanza es un problema de la política educativa:
Plurigrados rurales: En las escuelas rurales depende la cantidad de chicos que
hay en los grados hay uno o dos maestros que abarcan varios grados, con problemáticas diferentes. Si bien los contenidos están divididos por grados se plantea en el aula diferentes problemáticas. Podría darse que a los chicos más grandes que trabajan más independientes, tienen más tareas para trabajar solos o menos vinculación con el docente. Para comenzar este análisis, es necesario pensar que si algo define a la escuela como institución no es solamente que fines se plantea, sino también que modos de organización ha alcanzado históricamente para poder lograr esos fines. Estas formas particulares que tiene la escuela de organizar las actividades de los sujetos son tan importantes en términos de la formación como los contenidos formales de la experiencia educativa. Según Jaime Trilla, autor español, las notas distintivas de la escuela como dispositivo son las siguientes: constituye una realidad colectiva, se realiza en un espacio específico (es más, a menudo se le define como una institución de encierro), actúa en unos límites temporales determinados, define roles de docente y discente, predetermina y sistematiza contenidos y propone formas de aprendizajes descontextualizadas. Una de las características salientes del dispositivo escolar, es la homogeneización. En realidad, la escuela es posible porque se toman algunas decisiones para homogeneizar a la población que asiste a ella en calidad de alumnos (uno puede discutir si son o no adecuadas y cuan adecuadas son, pero son las maneras en las cuales se ha desarrollado históricamente) Edad vs grado // Primaria secundaria, etc. La escuela partió de la idea de que agrupar a los niños por edades produce algún efecto de homogeneización que facilita de alguna manera la enseñanza. Cuando por alguna razón esto no sucede, cuando la supuesta homogeneidad se rompe, entonces aparecen los problemas. Esto sucede no porque las escuelas funcionen mal sino porque las escuelas funcionan del modo para el cual han sido concebido. Las escuelas han sido armadas para funcionar agrupando por edades a los niños, funcionan con una estructura graduada, funcionan con la idea de enseñanza simultánea a niños homogeneizados por la aplicación de principio de escolarización por edades. Muchas veces intentamos cambiar eso y nuestros deseos es buscar aulas heterogéneas, mejorar la enseñanza bajo esos conceptos, y entonces postulamos cuestiones como: la enseñanza personalizada, argumentos flexibles, cantidades de cosas difíciles de resolver en la práctica, porque lo que hay por detrás son saberes de que eso en algunos casos no ha funcionado con una lógica de homogeneización. Estos determinantes, nos permite ver tres corolarios: 1) La persistencia del formato escolar a lo largo del tiempo, y a pesar de la diversidad de los contextos sociales nos muestra que este formato no resulta sensible a la relativa flexibilidad. Es decir, nuestro esfuerzo innovador no deja de encontrarse una y otra vez con los determinantes duros de las practicas escolares (flexibilidad vs pautas rígidas de aulas / asistencia obligatoria) 2) Existe una relación entre los rasgos del dispositivo escolar y la caracterización del llamado riesgo educativo “poblaciones en riesgo educativo”. La sobreedad por ejemplo, en sí mismo no es un problema, lo es en términos de un dispositivo que ordena por edades y que supone una trayectoria educativa regular de los sujetos incluidos en nuestras aulas. 3) El ultimo da a la discusión de la educación como falla política, los determinantes del dispositivo escolar tienen consecuencias sobre los desarrollos didácticos disponibles en los que se pueden apoyar maestros y profesores cuando diseñan sus propuestas de enseñanza. Toda propuesta concreta para mejorar la enseñanza tiene que ser analizada desde la perspectiva de las condiciones pedagógicas que supone y tiene que ser acompañada por el desarrollo de los saberes didácticos que requiere. Esto es lo que suele estar ausente cuando se plantean innovaciones educativas. Volviendo al caso de los plurigrados (1er colorario) de las escuelas rurales, el censo de 1994, muestra que el 70% de los maestros que trabajan en escuelas de plurigrado han tenido o están teniendo allí su primer desempeño docente, es decir acaban de formarse. Cual es el problema, el maestro tiene que encontrar un modo de desarrollar contenidos de grados diferentes en condiciones de enseñanza simultánea, teniendo como herramienta un conjunto de propuestas didácticas construidas históricamente siguiendo la norma graduada de la escolaridad. En general los maestros ensayan diversas estrategias para organizar los trabajos en los grados multiples, buscan definir subgrupos, agrupan físicamente a los chicos por grado, les asignan trabajos distintos, dividen el pizarrón por grados para diferenciar. Es muy trabajoso para los maestros, pero a veces es insuficiente, quedan chicos sueltos sin actividad, con actividades repetitivas o tareas con consignas poco relevantes para su grado. En las decisiones que toman los maestros para organizar los grados en el plurigrado, toman como parámetro muy importante la autonomía de los alumnos. Los maestros necesitan disponer de más tiempo para trabajar con aquellos chicos cuyo nivel de autonomía es menor, lo que significa que tienen que encontrar algún modo de liberarse de la necesidad de atender a todos al mismo tiempo. Los alumnos de los grados superiores, son quienes en general, muestran mayor autonomía. Es de destacar que en el fondo no han logrado resolver del todo el problema de la simultaneidad, lo que han hecho es desdoblarlo en la atención sucesiva de los grupos escolares. Ahora ¿Qué otra cosa podría hacer el maestro? Tiene una formación docente basada en la tarea de atender a niños de un mismo grado con ciertas edades homogéneas. Es aquí donde se vuelve a la idea que el problema lo tiene que resolver otro nivel no el maestro, por lo tanto es un problema político, al nivel máximo de planeamiento y política educativa. IV 2do colorario “Población en riesgo educativo” Los chicos con sobreedad en la escuela primaria, los adolescentes multirepitentes, las adolescentes embarazadas, son cuestiones bien distintas, cuestiones que están cada una de ellas vinculadas con alguno de los determinantes duros del dispositivo escolar. En un niño con sobreedad en la escuela primaria, lo que hace riesgo es que toda la didáctica de la primaria esta armada sobre supuestos acerca de lo que es el niño de cierto grado escolar, supuestos que estos niños desafían las actividades permanentemente. Los chicos con sobreedad dejan la escuela, cuando la repitencia sigue siendo constante y la sobreedad se estanca, es porque empiezan a dejar la escuela, por lo tanto, son chicos en riesgo según la sociología de la educación. Ahora bien, en todo caso están en riesgo porque nuestro dispositivo escolar esta armado de tal manera que casi no tenemos tratamientos pedagógicos adecuados y disponibles para chicos que no responden a la imagen esperada del alumno de un grado, para estos chicos más grandes que por ahí trabajan. Bajo este pensamiento podemos observar, cuál es el problema de la adolecente embarazada, este es que probablemente vaya a faltar mientras dé a luz, que luego por cuestiones vinculadas al bebe también se ausente. Y he aquí nuestro sistema escolar rígido con una asistencia sostenida de los estudiantes y netamente presencial. Entonces o desconocemos la enorme población que tenemos y no aceptamos los determinantes duros del dispositivo escolar que hay que tensionar para que estos chicos y chicas puedan estar en la escuela. Los tratamientos educativos, los modos que históricamente hemos construido para dar respuesta a la escolarización masiva, son modos que suponen la simultaneidad, el ingreso a cierta edad, el progreso año a año a un ritmo regular, en los que ser estudiante es una actividad de tiempo completo y por lo tanto se puede exigir presencialidad permanente cinco días a la semana por menos cinco horas por día. Cuando la población no se ajusta por diversas situaciones a eso, nuestros tratamientos educativos quedan completamente desbordados. Aun en aquellos que son problemas sociales, lo son en el aula de cierta manera particular, en relación con ciertas características del dispositivo escolar, que son aquellas que tenemos que tensionar si nos proponemos incluir a todos en la escuela, asegurándoles al mismo tiempo los aprendizajes a los que tienen derecho. Porque si no, desarrollamos una visión más bien hipócrita de la inclusión: los chicos están adentro de la escuela, pero no damos una respuesta educativa que les asegure los aprendizajes a los que tienen derecho.
V 3er colorario “Ningún sistema, está preparado ni tiene la flexibilidad suficiente,
para funcionar en condiciones completamente diferentes de aquellas para las cuales fue generado” Ninguna escuela está preparada para que no se pueda sostener ni la simultaneidad, ni la gradualidad, ni la presencialidad, ni ninguna de las cosas que hacen a los determinantes duros del dispositivo escolar. Estamos en una situación límite para la escuela, donde nuestra voluntad política de incluir a todos y de asegurarles aprendizajes a los que tienen derecho, choca con la lógica histórica de un sistema cuyos determinantes duros son estos que estamos describiendo. Flavia Terigi finaliza diciendo: Yo no creo que la escuela este cerca de su final, pero creo que va a convivir con otros modos de educación y que algunos de ellos van a ser tan legítimos como la propia escuela. Mal puede la política educativa estimar si los docentes tienen o no las herramientas pedagógicas que necesiten, si la propia política desconoce la complejidad de la enseñanza y de las propuestas que ella misma realiza. La política educativa ignorante de las consecuencias didácticas de sus propias propuestas es la más peligrosa de todas, porque transfiere los problemas a los maestros y a los profesores.