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Unidad 3 Pedagogia

En 3 oraciones: El documento discute las nuevas subjetividades en el contexto posmoderno y cómo han cambiado con la instauración del neoliberalismo. Explica que en la modernidad el ciudadano estaba conectado al Estado-nación a través de instituciones como la familia y la escuela, mientras que ahora el sujeto de mercado está hiperconectado a través de la tecnología pero desconectado de las instituciones, sometido al control del mercado en lugar de la sujeción a normas.

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Unidad 3 Pedagogia

En 3 oraciones: El documento discute las nuevas subjetividades en el contexto posmoderno y cómo han cambiado con la instauración del neoliberalismo. Explica que en la modernidad el ciudadano estaba conectado al Estado-nación a través de instituciones como la familia y la escuela, mientras que ahora el sujeto de mercado está hiperconectado a través de la tecnología pero desconectado de las instituciones, sometido al control del mercado en lugar de la sujeción a normas.

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TRAMO PEDAGÓGICO PARA PROFESIONALES Y TÉCNICOS

Materia: Pedagogía
Docente: Gisella García

Unidad 3

Aquí nos ocuparemos de las nuevas subjetividades en este


contexto de posmodernidad ¿Qué hacemos con las nuevas
subjetividades?

Conectados-desconectados

Lic. Mónica Czerlowski, Lic. Lourdes Viamonte Leme

“cada época tiene las verdades que se merece,


corresponde a los jóvenes la tarea de descubrir “para qué se los usa”
Gilles Deleuze

1
Nos proponemos reflexionar acerca de los cambios introducidos en la
construcción de la subjetividad, a partir de la instauración del neoliberalismo
como proyecto político hegemónico. Partimos de la idea que el consumidor es
el mayor referente de esta época, pero no el único. En la actualidad los medios
masivos de comunicación no son solamente formadores de opinión pública, así
como las nuevas tecnologías tampoco son meras máquinas sofisticadas
generadoras de mayor productividad. Planteamos que ambos juegan un papel
preponderante en la constitución de nuevas subjetividades.

El ser humano nace en un mundo cultural, en un contexto determinado que


imprime categorías simbólicas desde las cuales se constituye. La sociedad le
provee bienes culturales, de los que deberá apropiarse para ser un miembro
más de ella. Los sujetos no pueden ser sin cultura, pero estar dentro de ella
genera malestar. "La cultura opera sobre la subjetividad en forma doble, aliena,
unifica, pero a la vez ofrece soportes para el despliegue de la singularidad”
(Fornari, Santos y Saragossi, 2002). El modo de ser hombre en una situación
sociocultural va a ser instituido a partir del lazo social. Es lo que permite que
un conjunto de individuos se constituya en sociedad. No depende de la
voluntad individual. Propicia la cohesión a partir de la identificación con ideales
comunes. En la modernidad el lazo social es nacional. La adhesión a los
valores nacionales garantiza la unión de los ciudadanos.

En la actualidad no se construye un lazo social universal que nuclee a todos los


miembros de la sociedad, se constituyen, grupos donde se estructuran mutuos
reconocimientos y reciprocidades. La desarticulación del lazo social y el
establecimiento de alianzas o ligaduras por sectores, barrios, grupos implican
un claro triunfo de la hegemonía neoliberal. Esta se vale de una trama social
desintegrada, y vínculos precarios para imponer su poder libre de revisiones e
intervenciones.

El ciudadano moderno es un sujeto sujetado a leyes, a espacios de encierro,


a normas que le dicen cómo tiene que ser y cómo tiene que hacer las cosas.
Pero esa sujeción le da identidad, pertenencia y existencia. Las políticas
neoliberales nos conducen a otro modelo de sujeto. Se espera que las
personas sean pro-activas, plásticas y creativas. Tras el velo de libertad y
autonomía, lo que se está promoviendo son sujetos efímeros, inseguros y
frágiles. Las certezas anteriores se reemplazan por verdades fugaces que
instantáneamente caducan. En este contexto la lógica voraz del mercado,
oferta, liquida y fagocita constantemente nuevas subjetividades.

2
El ciudadano: conectado al Estado Nación

El Estado Nación es una forma de organización social, basada en una


estructura funcional de instituciones coordinadas entre sí que responden a la
misma lógica. El Estado como meta-institución coordina las prácticas
sociales. A través de dos instituciones pilares, la familia y la escuela, constituye
un tipo de sujeto acorde a sus necesidades: el ciudadano.
Las sociedades industriales desarrollaron toda una serie de dispositivos
destinados a disciplinar los cuerpos y las subjetividades de sus ciudadanos.
Son las técnicas aplicadas en las diversas instituciones de encierro
características de los Estados nacionales: escuelas, fábricas, hospitales,
prisiones, cuarteles, asilos, etc. Entre esos dispositivos, cabe destacar la
arquitectura panóptica, la regulación del tiempo de todos los hombres, desde
el nacimiento hasta la muerte. La máquina emblemática de esa época es el
reloj. Para formar un nuevo orden social se necesita sincronizar las actividades
humanas y organizar los trabajos en intervalos regulares. Tal como lo explica
Foucault1 la sociedad industrial funciona con el ritmo cronometrado.

Esos dispositivos promovieron una autovigilancia generalizada, cuyo objetivo


era la “normalización” de los sujetos: su sujeción a la norma. Se trata de
tecnología de biopoder, es decir, de un poder que apunta directamente a la
vida, administrándola y modelándola para adecuarla a la normalidad. De esta
manera se fueron configurando ciertos tipos de cuerpos y determinados modos
de ser.

Se apuntaba a la construcción de cuerpos dóciles y útiles destinados a


alimentar los engranajes de la producción fabril. Para construir socialmente a
ese sujeto del estado nación se desplegó una operación política: “aprisionarlo”
en un determinado régimen y someterlo a un conjunto de reglas y normas,
capaces de amarrar los cuerpos y las subjetividades al aparato de producción
capitalista.

Las prácticas son coercitivas y alienantes pero otorgan identidad. Las


instituciones estables y seguras generan sentimiento de ser en tanto se
pertenece a ella. Las experiencias disciplinarias, mediante prácticas de vigilar y
castigar, forman subjetividad disciplinaria.

Los ciudadanos modernos son portadores de derechos, sujetos de la razón y


de la conciencia. Son iguales ante la ley, esto supone que todos están
atravesados por las mismas prohibiciones y habilitados por las mismas
posibilidades. La ley empareja, iguala y homogeniza. Son sujetos sujetados a
1
Foucault Michel “Vigilar y castigar”, 1989

3
una lógica institucional uniforme que garantiza trayectos de vida. Se pasa de
una institución a otra. Hay un orden que asegura un progreso y la movilidad
social es posible. La ley no sólo iguala, sino que sanciona. Lo que no está
dentro de ella es disruptivo, anormal, lo que hay que excluir. El objetivo es la
sujeción a las normas vigentes. La sociedad de vigilancia produce una
población homogénea. Las instituciones como la familia, la escuela, la fábrica,
entre otras, promueven individuos “normales” dentro de espacios de encierro 1.

Sujeto de mercado: hiperconexión desconectada

En las últimas décadas de manera acelerada se produce un pasaje hacia un


capitalismo globalizado y postindustrial. Comienza a instalarse un sistema que
propicia la actividad financiera por sobre la industrial. La globalización del
mercado trae como consecuencia transformaciones geopolíticas. El Estado
comienza a transformarse y a correrse de ese lugar de regulación y
coordinación. Se produce un vaciamiento del ámbito político.

El Estado-Nación muta en un Estado-técnico administrativo, propicia que los


derechos se convirtieran en servicios y los ciudadanos de Estado en
ciudadanos de mercado. El proyecto neoliberal discursivamente se instala
cómo única opción y la más justa para todos los “ciudadanos consumidores”.
La propia Constitución Nacional reformada en 1994, en el artículo 42 dice:

“Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen


derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud,
seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y
veraz; a la libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y
digno”.

La digitalización, reemplaza a la mecánica y comienza a expandirse por todo el


planeta. El dinero se virtualiza y es reemplazado por las tarjetas de débito y
transferencias electrónicas. “En un clima que mezcla las tendencias
virtualizantes con una preocupación creciente por la seguridad física, proliferan
las contraseñas, las tarjetas magnéticas, las cifras y los códigos que permiten
acceder a los diversos servicios ofrecidos por el capitalismo de la propiedad
volatilizada” (Sibilia, 2009).

Se recompone la hegemonía, se desmoronan los muros de las fábricas, de los


hospitales, de las escuelas, y se instala un nuevo mecanismo de dominación: el
control. La dominación pasa de la sujeción al control. Se produce un pasaje de
una sociedad disciplinaria a una sociedad controlada.

4
En la sociedad contemporánea imperan ciertas técnicas de poder cada vez
más sutiles y eficaces, pues permiten ejercer un control total de los espacios
abiertos. A medida que pierde fuerza la vieja lógica mecánica de las
sociedades disciplinarias, nacen nuevas modalidades digitales que se
dispersan aceleradamente por toda la sociedad. La lógica de funcionamiento
vinculada a los nuevos dispositivos suele ignorar todas las fronteras: atraviesa
espacios y tiempos, devora el “afuera” y rechaza cualquier alternativa que se
interponga en su camino. Por eso, la nueva configuración social se presenta
como totalitaria en un nuevo sentido: nada, nunca, parece quedar fuera de
control. De ese modo, nace un nuevo régimen de poder y saber, asociado al
capitalismo postindustrial.

Las nuevas formas de poder no remiten al encierro, sino a una supervisión


permanente. El ciudadano era parte de la masa homogénea, el consumidor
está segmentado según sus hábitos y gustos. Forma parte de bancos de datos
y de perfiles de mercado. Se convierte en un producto cuyos datos se venden y
se compran. Las empresas lo compran para ofrecerle propagandas
personalizadas. Se produce un cambio en la forma de sujeción de los sujetos.
El control que ejerce el mercado, adquiere una fachada de flexibilidad. Es
abierto y fluido, opera sobre la base del cambio constante. Las personas se
sienten libres, de decidir qué consumir, cómo y cuándo, mientras compran al
ritmo de las promociones de las tarjetas de créditos o descuentos y ofertas de
los supermercados.

El nuevo orden social también impacta en las categorías de tiempo y espacio.


Ya no se necesita de tiempos segmentados, cronometrados y disciplinados, el
tiempo pasa a ser un continuo. Se pierden los intersticios, cortes que permiten
establecer ritmos, y regulaciones. Un ejemplo claro de esto son los shoppings,
burbujas con microclima. La persona entra y no sabe cuando sale. En su
interior no se distingue el día y la noche, el frío y el calor.

Esta forma de construir la categoría temporal genera un sujeto que no trabaja


en una cadena de montaje al estilo del fordismo o taylorismo del capitalismo
industrial, ahora él mismo se monta a esa cadena que nunca para. Está a ´full´,
come ´fast food´, necesita días de 30 horas y compra cosas en los ´open 25´.

La anulación del transcurrir del tiempo como un proceso que deja inscripciones,
también se plasma en los ideales de nuestra época de eterna juventud y
belleza. El cuerpo, base material de nuestro ser, es sometido a intervenciones
constantes. Las personas utilizan un arsenal tecnológico junto con una

5
ortopedia farmacológica del bienestar, para comprar esa ilusoria detención del
trascurrir del tiempo y alimentar la fantasía omnipotente de inmortalidad.

Las relaciones laborales también son afectadas. En la modernidad el tiempo y


el espacio de trabajo estaban delimitados. En la actualidad un trabajador puede
continuar en la computadora de su hogar la tarea que comenzó en la oficina.
Las videocomunicaciones permiten que los ejecutivos de una empresa
organicen una reunión estando cada uno en una parte diferente del globo. A
partir de la masificación de la Red y telefonía celular móvil no existe casi nadie
que se pueda escapar de las demandas laborales, en horas no laborales. El
trabajo ´full time´ muta en trabajo ´all time´.

Con la lógica hegemónica del mercado se comienza a construir otro tipo de


subjetividad, con otros valores, necesidades, falencias. Un sujeto distinto que
navega en el flujo de los capitales y en muchos casos termina ahogado por
éstos.

En la actualidad os medios de comunicación marcan la agenda del día dicen


qué pensar, cómo y cuándo. El hombre construye la realidad a través de una
pantalla. La oferta de mercado se traduce en ofertas de programación que
invitan al televidente a un consumo continuo. En su afán voraz de estar en
todo, el sujeto se zambulle en un zapping en el que poco importa lo que ve.
Una serie de fragmentos se sustituyen unos a otros, se suceden imágenes
volátiles y fugaces que se “unifican” en el acto mecánico de pulsar un botón.

Internet también modifica las relaciones humanas. Tareas cotidianas que


requerían el desplazamiento físico, desde hacer una compra, hasta consultas
médicas, ya se realizan por este medio. Se pasa del tradicional contacto
persona a persona a la versión actual del vínculo mediatizado vía mail, chat o
redes sociales. Con las nuevas tecnologías los sujetos están conectados, pero
desconectados.

La construcción de la subjetividad y la sociabilidad actual, se apoya en dos


ejes la visibilidad y la conexión permanente. En la sociedad voyerista del SXXI,
la gente muestra su vida privada a través de cámaras web, facebook,
instagram. Los narcisismos se proyectan en las pantallas. Hay una tendencia a
borrar los límites que separan lo público de lo íntimo. Este fenómeno que
empezó con los talk shows se trasladó a las redes, donde la gente narra o
muestra en primera persona su vida. Twitter y facebook son el equivalente a
un g.p.s de lo que le está pasando a la persona minuto a minuto. Las redes
sociales funcionan como un mercado de redistribución de miradas. Una
persona muestra y mira; recíprocamente le dan para ver y es mirado por otros.

6
Conexión-desconexión en el SXXI

Como mencionamos en el comienzo del trabajo. Las personas nacen en un


mundo cultural, en un contexto determinado, que va marcando sus modos de
ser. Hemos desarrollado como la lógica de mercado va modelando modos de
sentir, pensar y actuar La instantaneidad gobierna a esta sociedad hambrienta
de estímulos. La instalación de un presente permanente que no se detiene
impide pensar en proyectos futuros y compartidos.

Las transformaciones que se van configurando afectan la constitución subjetiva


de niños, jóvenes y adultos que se sienten frágiles y evanescentes. La
revolución tecnológica de la que venimos hablando, ha dejado afuera a cierta
generación de adultos. Pareciera que éstos no pueden ser ejemplo para los
chicos porque no dominan los códigos de comunicación posmodernos. La
particularidad de este cambio social y cultural es que se pone en crisis el valor
de la experiencia.

En la actualidad se habla de pérdida de autoridad del adulto. El


cuestionamiento a la asimetría entre adultos y niños hace vacilar la capacidad
de los adultos para responsabilizarse y hacerse cargo de ellos. Los niños
pasan de ser meros receptores de las certezas paternas a ser sujetos de
opinión y de cuestionamiento de incertidumbres adultas. Ellos saben y deciden
Al no tener asegurado la protección y el amparo por la fragilidad del adulto por
querer ser ellos también adolescentes (a través del lenguaje, la vestimenta,
etc.), el niño queda vulnerable y en situación de riesgo.

Cabe preguntarse como impacta estos cambios en la constitución subjetiva en


la cotidianeidad de la escuela. Corea (2004) plantea que hay un desfasaje
entre la expectativa de subjetividad que la escuela supone a sus alumnos y los
sujetos que ingresan a la misma. La escuela del siglo XIX era funcional con el
proyecto del capitalismo industrial y estatal. La escuela formaba ciudadanos.
Como institución moderna tenía límites muy claros y usos muy pautados tanto
del espacio como del tiempo.

Los nativos tecnológicos, maman otra lógica. Hiperconectados a las redes,


desconocen las barreras espaciales y temporales. La subjetividad
contemporánea se dirige hacia otros, hacia afuera, es más susceptible a la
dispersión y a la desconcentración. La penetración del mercado, por el retiro
del Estado como articulador, también favorece la dispersión. Dado que a la
dinámica del consumo le sirve una subjetividad desconcentrada y deseosa de
novedades.

7
Pensamos que la escuela como institución necesita producir un cambio La
pregunta es hacia dónde direccionar ese cambio. Las dos respuestas más
frecuentes que aparecen y que expresada de manera extrema son: la
conservadora que propone volver a la escuela tradicional y la otra que propone
conectar a la escuela con el mercado, las empresas y las redes de
comunicación.

Nuestra propuesta es salir del binarismo. Tomar de la escuela tradicional su


finalidad de ser una institución encargada de enseñar, de transmitir cultura y no
demonizar a la tecnología, sino incorporarla como herramienta que mejor esa
transmisión. Sin que eso implique la delegación de la función que le compete al
educador.

Transmitir es sostener la asimetría del vínculo. Como docentes debemos


sostener esa asimetría en un contexto social en el que se presentan múltiples
cuestionamientos a la autoridad del docente, como producto de la pérdida de
prestigio del rol. Tenemos que tener presente que es justamente la autoridad
docente la que va a favorecer la autonomía del alumno y la democratización del
conocimiento.

8
De acuerdo con Dermeval Saviani (1986:22), “el dominio de la cultura
constituye el instrumento indispensable para la participación política de las
masas”. Es indudable que la apropiación de las herramientas que ofrece la
cultura fortalece políticamente a los sujetos que, de esta forma, se encuentran
mejor posicionados para defender sus intereses. El dominio de herramientas
simbólicas como el lenguaje o el cálculo, la interiorización de esquemas de
percepción y valoración, la capacidad de analizar y argumentar, constituyen el
soporte mediante el cual se vuelve posible, la apropiación de pensar y
pensarse con autonomía. Estimular el pensamiento abstracto y la reflexión es
un camino que puede frenar las categorías de inmediatez, de saber práctico y
efímero. El ‘pensar con’ ayuda y estimula la creación de lazo y reubica al adulto
en el lugar de portador de la experiencia.

Finalmente pensamos que la escuela- por ser la institución donde los niños y
adolescentes concurren diariamente- tendría que poner a disposición las
herramientas necesarias para que puedan cuestionar el orden establecido.
Consideramos que es el espacio específico para la desarticulación del discurso
que homologa las prácticas de subjetivación con actividades mercantiles. La
escuela debería proponer un discurso de subversión que reemplace la
competividad por la cooperación, el individualismo por el lazo social. Es decir,
apostamos a que la escuela sea una institución constituyente de un sujeto
humanizado autónomo y conectado con otros.

Bibliografía

 Bleichmar Silvia. No me gustaría morir en los 90. Editorial Taurus. Buenos


Aires 2006
 Caleta Sur. “La infancia de nuestro tiempo demandas en la formación
docente” Lucia Juarez X congreso NACIONAL y II internacional “Repensar
la niñez en el SXXI” ¿Por qué Hablamos de Niños de la calle? El Fraude de
la Sociedad. 2004.
 Carli. Sandra Jornada de temas emergentes, cultural visual y educación.
Universidad Central de Barcelona Miradas de la Infancia desde la Argentina.
Los sentidos de la crisis. Barcelona, febrero de 2003
 Corea C, Lewkowicz I. Capítulo Medios ¿dominación, influencia,
producción? Escuelas destituidas y familias perplejas. Editorial
Sudamericana 2004.
 Czerlowski, M., Meilerman D., Melamed, E., Mirochnik, P.: Psicoanálisis y
tecnología: encuentros y desencuentros XXVII Congreso FEPAL 2009.
Santiago del Estero

9
 Czerlowski Mónica, Unrein Ricardo Hernán,. Viamonte Leme Lourdes.
“Hacia una pedagogía de la transmisión”. X Encuentro de cátedras de
pedagogía. Universidad de buenos aires facultad de filosofía y letras.
Noviembre 2015.
 Degl’ Innocenti Marta “Hacia una pedagogía de la transmisión”. Pedagogía
2012.
 Dussel I, Caruso M. Capítulo Yo tu él, quién es el sujeto. De Sarmiento a
los Simpsons. Ed Kapelucz 1996.
 Foucault Michel, Vigilar y Castigar.. Siglo XXI 1989
 Imen Pablo. La escuela pública sitia. Crítica de la transformación Educativa.
Cosmovisión neoliberal. Editorial Desde la gente ediciones cooperativa.
2005
 Lewkowicz Ignacio. La subjetividad en la era de la fluidez. Pensar sin
estado. Editorial sudamericana. 2003.
 Sibilia Paula. El hombre postorgánico. Fondo de Cultura Económica 2009

Referencias

1
Para Foucault, en la sociedad moderna, la burguesía y el capitalismo
crearon extensiones de control a través de los ‘aparatos de encierro’. El
objetivo era subsanar las anormalidades. Los ‘aparatos de encierro’ marcan
las fases del tiempo social y, a la vez, definen y controlan al individuo por la
posición que adopta en esos espacios de estancia reglada.

10
ACTIVIDADES

1) Según lo expuesto por la autora, enumere los cambios


aparejados por la expansión de las nuevas tecnologías.

2) Nuevas subjetividades, vieja escuela. ¿Cuál o cuáles


serían el/los puntos de unión? Posibles alternativas.
Apelo aquí a su opinión además de la voz de la autora.

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