B3570 Notas Desde La Banqueta Pianista Berman Sanchez
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Prefacio 9
Prólogo a la edición española 13
1 Sonido y ataque 21
2 Técnica 42
3 Articulación y fraseo 70
4 Cuestiones de tiempo 92
5 El pedal 113
6 Estudiando 127
Sonido y ataque 21
22 En el aula de estudio
a escuchar atenta e incansablemente cada sonido producido al piano (este punto será
elaborado en el capítulo dedicado al estudio).
2. A menudo se pasa por alto la necesidad de trabajar en un instrumento capaz
de responder a la sutileza de nuestro ataque (y me temo que los teclados electrónicos
son completamente inadecuados para ello). Parece ser que Chopin era de esta opinión,
ya que, según su alumno Karol Mikuli, en casa del maestro “el alumno tocaba siem-
pre en un magnífico piano de cola de concierto, y era su obligación practicar única-
mente en instrumentos de la mejor calidad”i. Tal y como dijo el pianista y escritor ruso
Grigory Kogan, “el pianista tiene que ser capaz de tocar en cualquier piano, pero sólo
debe estudiar en uno bueno”ii.
3. Hay quienes sentirán la tentación de buscar un sonido bello por excelencia,
aplicable en toda ocasión. A menudo repito a mis alumnos que no existe el “sonido
bello” como tal; lo que sí existe es un sonido apropiado para cada estilo, pieza o pa-
saje en particular (por el contrario, el “sonido feo” sí existe, y todo pianista debe saber
cómo evitarlo). El tipo de sonido adecuado para Rachmaninoff estaría fuera de lugar
en la música de Mozart, y viceversa. En realidad, el sonido puede y debe ser utilizado
como un instrumento de definición estilística. La comprensión de un estilo, que se re-
fleja en la elección del tempo, ritmo, fraseo y articulación apropiados para una obra,
debería incorporar también la noción de un sonido apropiado.
4. Cualquier persona, incluso un niño de dos años, puede producir ocasional-
mente el sonido correcto; sin embargo será siempre un sonido, una sola nota. Tan
solo un pianista bien entrenado logrará producir un segundo sonido que imite per-
fectamente las cualidades del primero. Es muy importante ser capaz de mantener un
cierto tipo de sonido durante la duración de un pasaje o una frase, y poder cambiarlo
a voluntad.
1
N. del T. Aquí se ha conservado la terminología inglesa original, por parecer mucho más
inmediata, manejable e intuitiva que su posible traducción literal “hacia dentro” y “hacia
fuera”.
24 En el aula de estudio
llizcar las cuerdas del arpa, golpear un gong, tocar los platillos… ¡o jugar al béisbol
o al tenis! Si nos fijamos en estos ejemplos deportivos, tanto el bate como la raqueta
pasan por el punto en que golpean la pelota sin detenerse, continuando con un movi-
miento circular (denominado “acompañar la bola”)2. En el caso del piano, el movi-
miento se dirigirá hacia nuestro cuerpo, como si estuviéramos cogiendo o agarrando
rápidamente el sonido con los dedos y sacándolo del instrumento3.
Algunos pianistas prefieren mover la mano hacia delante en vez de hacia su pro-
pio cuerpo. Así tocaba Arthur Schnabel, tal y como lo describe Konrad Wolffiii. Schna-
bel debió de haberlo aprendido de Theodore Leschetitzky, pues otra alumna suya (y
posteriormente su esposa), la legendaria pianista y profesora rusa Anna Esipova, re-
comendaba lo siguiente: “Coloque la mano sobre las teclas, forme el acorde, y mueva
la mano como si empujase el cajón de un escritorio”iv. Lo importante para el caso que
nos ocupa es que tanto este movimiento como el descrito por mí en el párrafo ante-
rior no se dirigen a la tecla de forma vertical, sino con un cierto ángulo de inclinación.
Ambos movimientos se podrían describir como acariciantes; ambos permiten (y de
hecho implican) que el dedo se deslice por la superficie de la tecla4. Personalmente,
encuentro más práctico deslizar las manos hacía mí en vez de hacia el piano, pues en
ese caso la tapa del teclado limitaría mis movimientos. En cambio, dispongo de más
espacio entre el teclado y mi propio cuerpo.
Estos dos métodos de producción del sonido, in y out, raramente se presentan en
estado puro. Dicho de otro modo, existen innumerables combinaciones posibles de
ambos sistemas. Durante mucho tiempo, las diferentes escuelas pianísticas naciona-
les mostraron cierta preferencia por uno u otro tipo de ataque: los pianistas de la es-
cuela rusa se inclinaban siempre por el método in, mientras que aquellos con
ascendencia musical francesa o alemana parecían preferir el método out (utilizo aquí
intencionadamente un tiempo verbal pretérito, pues el proceso actual de mutua “fer-
tilización” entre las distintas tradiciones musicales no ha dejado prácticamente nin-
guna escuela nacional libre de influencias externas).
En mi opinión, es importante aplicar diferentes tipos de sonido a diferentes tipos
de música. Una obra de carácter introvertido, como el intermezzo n.1 Op.119 de
Brahms (Ej.1.1), se beneficiará de un ataque in; en cambio, una música más abierta
y extrovertida, como el comienzo del nocturno en Do menor de Chopin (Ej.1.2), re-
2
N. del T. En inglés, “follow-through”.
3
Dicho movimiento circular puede ser ejecutado por los dedos, la mano o el antebrazo,
dependiendo de la cantidad de masa que el pianista quiera emplear en cada momento. Las ra-
zones para escoger una u otra posibilidad se discuten más adelante.
4
Ese deslizamiento puede ser muy útil para conseguir la igualdad en el legato, aunque
rigurosamente hablando es irrelevante a la hora de producir el sonido.
Sonido y ataque 25
querirá un ataque fundamentalmente out. Existen también muchas obras que pueden
ser igualmente convincentes empleando cualquiera de los dos ataques, como es el
caso del nocturno en Fa sostenido mayor de Chopin (Ej.1.3); un pianista versado en
ambos tipos de ataque podrá escoger aquel que le parezca más apropiado.
Puede darse el caso que un pianista desee imitar el sonido de otros instrumen-
tos, sobre todo cuando se encuentra ante una reducción para piano de una partitura or-
questal. El sonido amplio y lleno de la trompa (véase el comienzo del concierto en Si
bemol mayor de Brahms, Ej.1.4) será mejor imitado con un ataque out. Por otra parte,
resultará más fácil reproducir la calidez de las cuerdas en el primer concierto de Liszt
empleando un ataque in (Ej.1.5).
26 En el aula de estudio
1. Peso. Cuanto mayor sea el peso descargado sobre la tecla, más lleno (y/o más
fuerte) será el sonido. Un pianista debe ser capaz de aprovechar todo el peso de sus