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Antropología económica: dos introducciones recientes

Antropología económica: dos


introducciones recientes

Economic Anthropology. History, Ethnography, Critique de Chris Hann y


Keith Hart. London: Polity Press, 2011, 206 páginas.
El bosque de las Gracias y sus pasatiempos. Raíces de la antropología econó-
mica de Paz Moreno Feliu. Madrid: Editorial Trotta, 2011, 359 págs.

Durante los últimos años se ha intensificado la publicación de estudios realiza-


dos desde la antropología económica, lo que constituye una muestra de la persis-
tente y reverdecida actualidad de una rama disciplinar que, tras las intensas pero
irresueltas disputas internas vividas a mediados del siglo pasado entre formalistas
y substantivistas, nunca dejó de producir nuevos aportes –así éstos resultaran de la
fragmentación progresiva en un sinnúmero de estudios empíricos sobre temáticas
y contextos históricos y geográficos particulares alumbrados por muy diferentes
perspectivas teóricas. Sin duda que, a dicha expansión, ha contribuido el estallido
de la crisis económica iniciada en el año 2008 y cuyos efectos parecen no diluirse
fácilmente (como muestra la difícil situación de Europa): la esfera económica ha
vuelto así al centro de los debates públicos con tal ímpetu que los miembros de va-
rias disciplinas diferentes a la economía –a la que algunos atribuyen incluso cierta
responsabilidad en el origen de la crisis–, como la historia, la sociología y la misma
antropología se han visto tentadas a decir algunas cosas sobre este ámbito y a recla-
mar su utilidad para enfrentar los retos colectivos más urgentes e inmediatos.
Este comentario ofrece apenas un rápido balance de dos libros publicados el
año pasado y que pueden ser estimados como generales a la antropología eco-
nómica; el objetivo es el de ayudar a los lectores interesados a hacerse una idea
general de las principales perspectivas y preocupaciones que la rondan.
El primer libro, , surgió a raíz de una conferencia preparada por sus autores,
los profesores ingleses Chris Hann y Keith Hart, sobre el estado de la antropo-
logía económica y el papel que en ella juegan las ideas de Karl Polanyi. Sin em-
bargo, el resultado final terminó por exceder en mucho ese propósito inicial y
decidieron convertirlo en un libro. En él no sólo se esboza de forma sencilla una
historia de la economía desde la antigüedad y se expone, con mayor detalle, el
proceso de desarrollo de la antropología económica como disciplina académica1,

1 Sus primeros pasos en las principales tradiciones nacionales –alemana, británica, estadounidense y
francesa– buscando diferenciarse teórica y metodológicamente de los estudios emprendidos por los
economistas, su época dorada a mediados del siglo XX girando alrededor del debate entre formalis-
tas y substantivistas, y su posterior evolución caracterizada por el surgimiento de énfasis teóricos es-
pecíficos –marxismo, feminismo, culturalismo–, por la búsqueda de apoyos en disciplinas cercanas
y, sobre todo, por la insistencia en la observación etnográfica como estrategia de investigación.

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sino que se abordan tres grandes áreas temáticas sobre las que los antropólogos
han trabajado con cierta intensidad (los trajines del desarrollo desigual, las vici-
situdes de la alternativa socialista y el vigente capitalismo mundializado) para,
finalmente, esbozar una síntesis provocadora acerca de dónde creen que está
hoy la antropología económica y hacia dónde proponen que debe dirigirse.
Lo que ellos propugnan es una “economía humana” en un sentido doble: por
un lado, en términos de la vida cotidiana, explorando críticamente los efectos
(positivos y negativos) resultantes del progresivo predominio del mercado sobre
las personas; por el otro, en términos académicos, evitando caer en aquellas
interpretaciones que simplifican los procesos que están por detrás de esa expan-
sión del mercado capitalista, sea porque dichas interpretaciones se apoyan en la
perspectiva del predominante entre los economistas, sea porque lo hacen desde
la de aquellos culturalistas que propugnan una refundación social en términos
exclusivamente morales, olvidándose del papel que juegan las instituciones y
las estructuras sociales. En ese sentido, Hann y Hart aspiran a una disciplina
capaz de asumir una postura crítica, cercana al espíritu de la Ilustración, que
permita evaluar los fundamentos de la civilización contemporánea a partir de
una consideración cuidadosa, inductiva, de la realidad –algo que, por desgracia,
la antropología habría dejado de hacer al obsesionarse con el relativismo-.
Para ello, un primer punto sería explorar los “modos locales” de la economía,
pero, a diferencia de lo que ha sido más usual, insertando en esa exploración
dos dimensiones a menudo ignoradas en las descripciones etnográficas: los pro-
cesos históricos y las relaciones que esos mundos locales mantienen con otros
espacios más amplios. Aunque se han producido estudios etnográficos muy
valiosos, hoy en día esa perspectiva resulta insuficiente para entender toda la
riqueza y complejidad de los fenómenos actuales. Tras ese reclamo de mayor
atención al tiempo y al espacio, está el llamado a recuperar las obras de Marcel
Mauss y Karl Polanyi como puentes que muestran formas para interconectar la
historia, la etnografía y la crítica; de ahí su insistencia en el conocimiento de la
historia de la disciplina misma como punto de partida del libro, donde se pone
un énfasis especial en estos dos autores.
Un segundo punto es que el aporte de la disciplina sería clave en la presen-
te coyuntura de crisis económica. Por ejemplo, gracias a la larga trayectoria de
estudios adelantados en el pasado, ella podría contribuir a la investigación y
evaluación de las políticas de ajuste estructural que hoy sufren los países “desa-
rrollados”: esas directrices fueron previamente aplicadas en el “tercer mundo”
donde, durante muchos años, los antropólogos pudieron estudiar sus efectos y
consecuencias, lo que podría ayudar a proponer formas alternativas para evitar
sus rostros más terribles. En este sentido, el capítulo sobre el desarrollo desigual
es bastante iluminador, ofreciéndose tanto un balance crítico (alejado de los ex-
cesos retóricos del “post-colonialismo”) como una exploración de las trabajadas
formas en que se articulan la política y la economía en diferentes niveles socia-
les, así como de las sutiles maneras en que las poblaciones locales encuentran
fórmulas de sostenimiento económico a menudo mucho más eficaces que las
ofrecidas por las instituciones auspiciadoras del desarrollo (cabe recordar que
Hart fue quien, a partir de sus estudios en África, propuso a inicios de los años
setenta la noción de “economía informal” para describir estas fórmulas ignora-

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das por los economistas desarrollistas); a esa experiencia se podría sumar la ob-
tenida a partir de los estudios realizados sobre las transformaciones económicas
vividas por los países socialistas, tanto antes como después de la caída del muro
de Berlín, así como más recientemente sobre los países asiáticos donde predo-
mina lo que ellos denominan como “capitalismo autoritario”.
Por otra parte, la antropología económica podría también ayudar a entender
cómo se vienen articulando las sociedades actuales, a partir de la alianza entre el ca-
pital y la burocracia estatal, con el objeto de constituir nuevos sujetos (identificados
como “ciudadanos”): desde su perspectiva, la historia económica habría supuesto un
proceso de subsunción cada vez mayor de las unidades sociales más básicas (la per-
sona, la familia) dentro de unidades sociales cada vez mayores. Si la tarea de la eco-
nomía es encargarse de “poner la casa en orden” (oikos nomos), la antropología, cada
vez más atenta a las dimensiones espaciales globales, podría contribuir a su mejor
conocimiento puesto que el hogar ha sido uno de sus principales objetos de estudio.
De fácil lectura, bien estructurado y con ajustadas sugerencias bibliográficas
que ofrecen al interesado fuentes y caminos alternativos para ampliar por su
cuenta los diferentes problemas abordados, este volumen puede ser considera-
do una muy buena introducción para quienes quieren penetrar en este campo
disciplinar, así como para quienes, ubicados en otras disciplinas que giran en
torno a los temas económicos, buscan aproximarse a una forma de abordarlos
que tiene ciertas especificidades –y que, reconocen los autores, tampoco está
exenta de limitaciones–. Pero, cabe añadir inmediatamente, se trata también
de un libro de referencia para aquellos que, ya metidos en ese campo, quieren
encontrar un balance crítico actualizado a cargo de dos antropólogos con una
extensa y reconocida trayectoria2.
El segundo libro, , está escrito por Paz Moreno Feliu, antropóloga española.
A diferencia del texto anterior, en este caso se trata más bien de un compendio
personal donde se revisan exhaustivamente algunas de las problemáticas cen-
trales de lo que ha sido y es la antropología económica (o “economía política
antropológica”, como ella misma la denomina): la tensión entre etnocentrismo
y relativismo a la hora de estudiar eso que nosotros conocemos como “econo-
mía” –y que no es sino el resultado de un doble proceso, histórico e ideológico,
de creación y relativa separación de un ámbito específico (el económico) res-
pecto de otras esferas de la vida social–, la evolución teórica y metodológica de
esta rama especializada de la antropología –también con Mauss y Polanyi como
figuras señeras–, las formas y los mecanismos a partir de los que la producción,
la circulación y el consumo de bienes se entroncan con diferentes dimensiones
e instituciones sociales pertenecientes a diferentes épocas y lugares –en una re
hechura muy crítica de la antes llamada “economía política”, un término que
parece estar resurgiendo con fuerza a raíz de la actual crisis pero quien sabe qué
tanto como resultado de una moda más o menos pasajera–, y, finalmente, las im-

2 Keith Hart, profesor emérito de Goldsmith’s College (London University), tiene una larga experien-
cia investigativa en África; entre sus obras cabe destacar (1982), (2000), (2005) y (2010, coautor); en
el 2009 inauguró la , una red electrónica que cuenta con más de 5000 afiliados de todo el mundo
que comparten experiencias y debaten sobre la disciplina. Por su parte Chris Hann, Director del
Max Planck Institute for Social Anthropology (Halle), ha investigado en Hungría, Polonia, Turquía
y actualmente en China; entre sus libros están: (1980), (1985), (1990), (2003) y (2006).

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bricadas relaciones entre la tierra, el trabajo y el dinero desde la perspectiva de
las mercancías y del consumo –fenómeno asumido como definidor de nuestros
tiempos y al que se le cargan la mayor parte de sus males.
Sin embargo, la mayor virtud de esta introducción es que todo ello se nos
explica con el apoyo de finas ejemplificaciones en forma de viñetas que mues-
tran cómo las reflexiones de los antropólogos sobre diferentes problemáticas
abstractas se pueden usar para dar cuenta de situaciones etnográficas concre-
tas; todo ello viene acompañado además de cuatro “contrapuntos” (destinados a
mostrar que el tratamiento sistemático “no agota la complejidad de las cuestio-
nes planteadas”) a partir de los que se profundiza en temas complementarios: la
iniciativa, a fines del siglo XIX, de unos ricos “indianos” (migrantes retornados de
América a España) para construir, en su pueblo natal gallego, un enciclopédico
parque-jardín alegórico del progreso y del papel del emprendedor y filantrópico
nuevo rico, en el que se mezclan asuntos de estatus, estética y economía; la pre-
sentación de las nociones básicas de la economía marginalista o neoclásica –a
la que se suele criticar desde la antropología sin conocerla mínimamente–; las
varias caras que adopta la reciprocidad y, en especial, sus fórmulas más desigua-
les o negativas; y, finalmente, el complejo y extenso entramado de la circulación
de las conchas de cauri –un molusco– gracias a las que, durante varios siglos,
entraron en contacto habitantes de varios continentes con fines y sentidos muy
distintos entre sí y que obliga a revisar la actualidad de eso que da en llamarse
demasiado alegremente como “globalización”.
Se trata de un texto denso y compacto, muy bien escrito, lleno de ironías y
guiños cómplices al lector, en el que la autora condensa sus muchos años de
estudio e investigación, especialmente en Galicia y el norte de Portugal3, y con
abundantes y ajustadas referencias al contexto hispanoamericano –lo que a me-
nudo suele echarse en falta en los textos anglosajones-.
Para finalizar este comentario cabría señalar brevemente algunas de las ideas
comunes que están en la base de ambos textos. Así, Moreno Feliu parece coincidir
con Hann y Hart en que, contra el evolucionismo simplón y su idea de progreso,
muchas de las problemáticas económicas actuales pueden ser puestas en una re-
lación de continuidad analítica con aquellas que los antropólogos han estudiado
entre aquellos otros, los “primitivos”, lejanos en el tiempo y en el espacio, de los
que han tendido a ocuparse. Pero, también como ellos, Moreno Feliu sugiere no
olvidar que “si el capitalismo ha construido una nueva concepción del lugar que
ocupa la economía en la sociedad […] nuestra tarea inicial nos obliga a indagar en
qué consiste lo excepcional de un sistema que […] ha sentado las bases de muchas
categorías y paradigmas que todavía hay quien aplica, como si fuesen universales,
a todas las épocas y lugares de distintas culturas humanas” (p. 16); en este sentido,
Hann y Hart retoman a Michel Foucault para reclamar para la antropología econó-
mica el papel de una “contra-ciencia” orientada sobre todo a poner en discusión
los principios dominantes procedentes de las ciencias económicas: la actual crisis

3 Entre otros textos de antropología económica, Moreno Feliu, catedrática de la Universidad Na-
cional de Educación a Distancia (UNED), ha publicado recientemente los libros (2010) o (2011);
ha abordado también el racismo, los genocidios y las condiciones de vida en los campos de
concentración (2010).

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económica sería, por tanto, una buena oportunidad para mostrar otras formas de
entender el precario mundo económico que nos rodea.
En segundo lugar, ambos textos insisten en que la observación participante y
las etnografías que de ellas resultan, excesivamente localizadas, ya no son sufi-
cientes: las virtuosas miniaturas etnográficas deben complementarse mediante
su inserción explicativa en procesos históricos y relaciones geográficas más am-
plias. Metodológicamente, por tanto, el trabajo de campo debe fortalecerse con
el recurso a otras fuentes, métodos y técnicas, no importa que ellas deban ser
tomadas de otras disciplinas.
En tercer lugar, además de la recuperación de ese par de figuras señeras que
son Mauss y Polanyi4, ambos textos proponen retomar lo más valioso que las
diferentes perspectivas surgidas a lo largo de la historia de la antropología eco-
nómica han ofrecido a partir de puntos a menudo vistos como radicalmente
distintos: sería necesario por tanto procurar la fertilización teórica mutua para
abordar problemas de investigación concretos; todo ello sin renegar, por otro
lado, del apoyo obtenido de otras disciplinas que se preocupan por temas cerca-
nos, incluyendo por supuesto a las mismas ciencias económicas5.

PEDRO QUINTÍN QUILEZ


Profesor del Departamento de Ciencias Sociales, Universidad del Valle

4 No debe asumirse que la reivindicación de estos autores forme parte de una tradición exclusi-
vamente anglosajona –de la que serían muestra tanto Hann y Hart como Moreno Feliu, quien se
formó parcialmente en la Universidad de Londres. Por ejemplo, Mauss y Polanyi se constituyen
igualmente en la espina vertebral de una introducción francesa publicada hace algunos años y
que sería equivalente en alcance a los dos textos aquí reseñados: Caroline Dufy y Florence We-
ber, , Paris, La Découverte, 2007.
5 En este sentido, una lectura muy provechosa y recomendable por ayudar a ampliar y profundizar
en estos y otros puntos lo constituye el manual editado por James G. Carrier, , Cheltenham [UK],
Edward Elgar, 2005.

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