El Hacha y El Profeta
El Hacha y El Profeta
El Hacha y El Profeta
2 Reyes 6:1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que
moramos contigo nos es estrecho. 2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada
uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. 3 Y dijo
uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. 4 Se fue,
pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera. 5 Y aconteció
que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó
diciendo: !!Ah, señor mío, era prestada! 6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó?
Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar
el hierro. 7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó.
"Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: Mira, el lugar en que vivimos contigo
es estrecho para nosotros."
Quienes quieran ver el poder de Dios deben identificar en que momento la cosa ya no
caminaba como debía de caminar. Porque solo cuando el hombre le señaló a Eliseo el
lugar donde su hacha de hundió, solo entonces se pudo hacer el milagro. Si no
queremos reflexionar en lo que nos aparta de la bendición, nunca cambiaremos
nuestra realidad.
Éste fue entonces el verdadero milagro. No fue espectacular como otros, pero fue
grande en su simplicidad. Se nos dice que Eliseo hizo flotar el hierro, lo cual fue
contrario a todas las leyes físicas que se conocen. Un trozo de hierro que estuvo
en el fondo de las aguas fangosas del río Jordán, y que se haya levantado,
restaurado al dueño, repuesto en el mango, y hecho útil y funcional nuevamente
constituyó y sigue constituyendo un milagro y contiene para nosotros hoy un gran
mensaje espiritual. El profeta es el equivalente a la cabeza de un hacha. Se ha
deslizado desprendiéndose del mango. Cayó. Ahora está enajenado y en un estado de
confusión, y en algún momento, también será depresión aquello contra lo que luche.
Eliseo cortó un palo y lo arrojó a las aguas, símbolo de la muerte, la cual sabemos
que es la perdición del ser humano separado para siempre de Dios, alejado de la
única vida , sin poder disfrutar de un presente con propósito, de una existencia
satisfactoria. El madero podría representar el mismo madero en que murió
Jesucristo. El Señor descendió de los cielos para ir a ese madero, descendió y se
sumergió en las aguas de la muerte por todos nosostros . Dijo Pedro en su primera
carta 2:24; "Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos una vida de justicia."
Mediante Cristo, siempre será posible volver de las aguas de la muerte y del
juicio; podremos ser colocados nuevamente en el mango del hacha, el plan y
propósito de Dios. Como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, 4: 13:
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". El ser humano ya no necesita vivir una
vida sin objetivos, una vida inútil, teniendo esa existencia vacía y sin sentido
que ha impulsado a muchos aún hasta el suicidio, porque pensaron que no valía la
pena vivir. Por supuesto que no vale la pena vivir si uno se encuentra como aquella
cabeza del hacha, sumergido en el agua y en el fango de un río de muerte
espiritual. No es hasta que Cristo nos vuelve a levantar y nos coloca dentro de
Sus planes y propósitos, que la vida cobra sentido y merece la pena ser vivida. El
mayor milagro no es el de ir al cielo en un carro de fuego, como el profeta Elías,
sino llegar hasta el cielo, a la misma presencia de Dios habiendo sido pecadores
concientes, solo por haber confiado en el Señor Jesucristo, volver a ser rescatados
y restituidos del fango y la suciedad del mundo y recibir una nueva vida llena de
significado, vivida para Dios, y la vida eterna. Y dice el versículo 7:
"Recógela, dijo Eliseo. El otro extendió la mano y la recogió."
Nada hay imposible para Dios. Pudo ser hierro hundido, pero cuando señalamos a
Dios el lugar, nada lo detiene para obrar. Y solo toma un palo, y contra toda
lógica el hacha comienza a flotar. ¿Qué tan grande y pesado es nuestro problema?
Nuestro Dios hace flotar lo que sea. Pero hay un único camino. hay que ser
esforzado en la verdad absoluta sin excusas. Hay que clamar al único que si puede,
reconociendo las cosas que hicieron que se hundiera lo que teníamos.
Si está palabra es para vos, extendé la mano de la fe, confiá en Él, y apropiate
de lo que nunca debió de dejar de ser tuyo, porque Jesucristo murió por vos, y
resucitó para poder levantarte y rescatarte de cualquier condición
Oramos
Padre, a veces nos proyectamos en la vida para futuro, pero de repente nuestra vida
y todo lo bueno que tuvimos de tu mano parece hundirse. Y cuando hacemos el mejor
de los esfuerzos nos pasan cosas que vienen a complicarnos y hundirnos más. Muchos
quizá hoy estén reflexionando sobre las cosas que sienten que nunca debieron dejar
escapar, pero Jesucristo murió por vos, y resucitó para poder levantarte y
rescatarte de cualquier condición.
Por eso, agradecemos la Palabra, que viene a señalarnos el camino, para que eso
que parece hundirse vuelva a flotar. Es que no podemos renunciar a tus proyectos.
Confesamos que tenés poder para sacarnos a flote y librarnos de todo lo que nos
hunde, porque tu poder no se acaba ni se obstruye por ningún lógica ni ninguna
realidad. Esta es la verdad con la que nos amparamos Señor: el problema para que
las cosas salgan a flote no está en vos para quien nada es imposible; el problema
está en que no confesamos el lugar donde se nos hundió el hacha, y es eso lo que
nos impide descubrir el sendero que nos lleva a la manifestación del poder que hace
flotar lo que se hundió. Te damos gracias en el nombre de Jesús . Amen