Betancourt - Los Cinco Focos de La Mafia
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Betancourt - Los Cinco Focos de La Mafia
INTRODUCCIÓN
∗∗
Profesor de Historia de Colombia, U. P. N.
∗
El presente trabajo fue realizado con la colaboración de Martha Luz García Bustos,
coinvestigadora adjunta del proyecto “Actores y regiones de la violencia actual en Colombia” del
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de
Colombia.
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Otro tanto acontece con el término cartel, que hace referencia más a la
asociación de empresas, grupos políticos o sindicatos para llevar a efecto un bien
común, o para fijar un precio, lo cual supone concertaciones con los compradores
y banqueros norteamericanos, y no únicamente unos grupos sobredimensionados
de latinoamericanos, como pretenden mostrarlos las informaciones pro-
1
norteamericanas .
El consumo y la producción de marihuana y cocaína tienen una larga historia;
el fenómeno que hoy se nos presenta deformado por los intereses geopolíticos de
la potencia consumidora, de la que han hecho eco sin ningún inventario crítico los
1
DEL OLMO, R., Drogas: distorsiones y realidades. Revista Nueva Sociedad, núm. 102, Caracas,
1989.
¿Narco Power Pakistans Parallel Government? Revista Newsline, diciembre de 1989.
COCHET, H., Cannabis et pavot: essor des cultures illicites et specialisation regionale, un example
en Sierra Madre del Sur (Mexique).
ANÓNIMO. Caudillos de la droga, caudillos militares y las FF. AA. de Estados Unidos.
2
A este respecto se puede ver el excelente trabajo de: DEL OLMO, R., La otra cara de la droga, Bogotá,
Temis, 1988.
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¿POR QUÉ MAFIA?
Ahora bien, aun cuando en la Guajira, como se verá posteriormente, había las
condiciones favorables para el desarrollo de una mafia en torno a la marihuana,
tanto el control de la distribución en manos de los americanos como el carácter
efímero del negocio (menos de 10 años), solamente posibilitó el surgimiento de los
marimberos y los capos, los cuales, aunque asumieron actitudes y actuaciones
que los asimilarían a ciertos comportamientos de la mafia, mostraron gran
incapacidad para construir un poder paralelo al Estado. Además de gastar la
mayor parte de sus capitales y sus esfuerzos en el derroche y la ostentación sin
lograr constituir el núcleo de una “familia”, una “organización” alrededor del
negocio de la marihuana, el posterior traslado de sus cultivos a USA, y el
decaimiento de la bonanza cortaron en forma abrupta el negocio, iniciándose así
(salvo contados capitales que se trasladaron a la cocaína) la desbandada de
4
marimberos y capos .
3
El control del mercado y de las rutas por parte de los americanos, el gran volumen de la hierba
con relación al valor, la poca visión y la escasa proyección de los marimberos, junto con su
derroche, les impidió consolidarse como mafia.
4
Mientras que unos pocos capos que habían ahorrado capital se trasladaron al Meta y al Guaviare,
un gran número de sicarios y testaferros, producto de la bonanza, se dedicaron ahora a la
delincuencia común.
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de la construcción de redes para el transporte de la pasta, principalmente sus
propias redes de transporte y distribución en los
Estados Unidos. Es en este sentido en el que puede hablarse de mafia, una
mafia que, como se mostrará posteriormente, se diferencia de la siciliana y de
algunas organizaciones norteamericanas del crimen entre otras cosas por su
carácter abierto y “democrático”.
Ellos dijeron que representaban a unas cien personas que constituían la cúpula de la
organización de la cocaína, una organización que según ellos había tomado 10 años en formarse y
que trabajaban en coordinación con gentes del Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y con cómplices en
los Estados Unidos. Según ellos, esa organización se forjó al imponerse el espíritu empresarial
antioqueño sobre el de otras regiones y otros países, en un negocio que deja varios miles de
millones de dólares al año. Alguno de ellos afirmó que uno de sus representados se había ganado
90 millones de dólares durante el último trimestre5.
La mafia colombiana no es, pues, un movimiento social puro; es más bien una
confluencia de múltiples fuerzas y tendencias que giran en torno a las aspiraciones
individuales de algunos de sus miembros por su vitalidad, tenacidad, necesidad,
arrojo o coyuntura social o política. Es más una mezcla de la frustración de las
clases medias marcada por aspectos delictivos de algunos individuos; no presenta
una organización plenamente jerarquizada, pues muchos de sus miembros
funcionan apenas como apéndices o asociados (o desde fuera se les asocia como
5
El Tiempo, Bogotá, julio 29 de 1984.
6
HOBSBAWM, E., Rebeldes primitivos, Barcelona, Ariel, 1968.
Mc-INTOSH, M., La organización del crimen, México, Siglo
XXI, 1977.
Véase para profundizar sobre la mafia a: SHORT, M., Mafia, la sociedad del crimen, Barcelona,
Planeta, 1986.
SONDERN, F., La mafia, Barcelona, Bruguera, 1975.
PASLEY, F., Al Capone, Bogotá, Circulo de Lectores, 1970.
SCIACIA, I., El mar de color de vino, Barcelona, 1980; Todo modo, Barcelona, Bruguera, 1982.
LAMOUR, C. y LAMBERTI, M., La Nueva guerra del opio, Barcelona, Barral, 1973.
Puzzo, M., El Padrino, Barcelona, Grijalvo, 1970; SALVATORE GIULIANO, El siciliano, Barcelona,
Grijalvo, 1984.
A este respecto debe anotarse que la “debilidad” relativa del Estado a nivel
regional no explica, por sí sola, el surgimiento y e xistencia de la mafia, y aun
cuando creemos que sí posibilitó su surgimiento y consolidación, no podemos
perder de vista que los dos focos más dinámicos de la mafia colombiana, el
antioqueño y el valluno, surgieron y se desarrollaron en torno a las dos ciudades
más modernas del país (Medellín y Cali, respectivamente), que se caracterizaban
precisamente por una “consistente presencia estatal”.
Para el propósito del presente trabajo, entonces, se entiende por mafia a aquel
crimen organizado que obtiene ganancias y beneficios y pretende alcanzar la
inmunidad jurídica mediante la aplicación sistemática del terror, la corrupción y el
soborno. Como organización que opera al margen de las instituciones del Estado,
tiene a su servicio un sinnúmero de personas que trabajan en complejas
estructuras paralelas al Estado mismo. Por tanto, es en la actualidad el resultado
de negocios lícitos e ilícitos realizados a lo largo de varios años y con sus
acciones se ha propuesto ganar el control sobre amplios campos de las
actividades económica, política, cultural y social del país.
b) Las que incluyen un “ejecutor” que es quien castiga tanto a los miembros de
la organización que se hallan en desacuerdo, como a aquellos que no cumplen
con las decisiones de la misma (ejemplo: las “familias” de la cosa nostra).
e) Las que han incorporado a un “organizador táctico”, que tiene por función
específica planear y dirigir las diferentes actividades de la organización.
7
CRESSEY, D., Criminal organtzation: its elementary forms, Heinemann, Londres, 1972. Citado
por MC-INTOSH, M., La organización del crimen, México, Siglo XXI, 1977, págs. 10 a 12, 1977.
8
Mc-Intosh, M., La organización del crimen, México, Siglo XXI, 1977, Pág. 21.
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Siempre que se dé la competencia de fracciones por el poder, éstas logran
invocar el respaldo de grupos que en otras circunstancias se considerarían simple
y llanamente como criminales; tales son los casos ilustrados por Hobsbawm para
las aldeas moscovitas del siglo XVII, o para los pueblos sicilianos de los años
9
cuarenta , o el apoyo recibido por muchos núcleos bandoleros italianos entre 1799
y 1815 por parte de los borbones y los británicos.
10
Hobsbawn ha ilustrado profusamente cómo en las sociedades campesinas,
en donde la acción del Estado es cosa remota y extraña, las acciones de los
bandidos y otras fuerzas proscritas pueden ser vistas en sí mismas y por la
Esto pasa incluso en muchas regiones de nuestro país, en donde la ley y el orden han sido
ancestralmente administrados por grupos distintos a los agentes del Estado.
9
HOBSBAWM, E., Rebeldes primitivos, Barcelona, Ariel, 1969, págs. 28-36.
10
HOBSBAWM, E., Rebeldes primitivos, Barcelona, Ariel, 1969, pág. …;— Bandidos, Barcelona,
Ariel, 1970, pág. 39.
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ley, es muy apresurado asimilar “narcotráfico” a “crimen organizado”, como
permanentemente se pretende e insiste.
11
MC-INTOSH, M., La organización del crimen, México, Siglo XXI, 1977, págs. 22-27.
12
Ver: PÉREZ GÓMEZ, A., Historia de la drogadicción en Colombia, Bogotá, Tercer Mundo, 1988,
págs. 52-55.
SAULOY, M., Historia del narcotráfico colombiano a través de sus relaciones con el poder, V
Congreso de historia de Colombia, Armenia, ICFES, 1985, págs. 532 y 533.
ARANGO, M., y Child , J., Narcotráfico, imperio de la cocaína, México, Diana, 1987, págs. 124-
126.
CAMACHO, G. A., Droga y sociedad en Colombia, el poder y el estigma, Bogota, Cerec, 1988.
TOKATLIAN, J. y BAGLEY, B., compiladores. Economía y política del narcotráfico, Bogotá,
Uniandes, CEI y CEREC, 1990.
Todos los relatos y estudios coinciden en afirmar que los primeros traficantes,
que hacia 1968-70 entablaron contactos con los traficantes y compradores
norteamericanos para los primeros embarques de marihuana de la Sierra Nevada,
fueron antiguos contrabandistas de electrodomésticos, cigarrillos y whisky,
13
profesión muy común y legendaria en dicha región , que se caracterizaban por
conocer a la perfección las rutas y caletas del Caribe y las Antillas. Palestinos y
judíos del puerto libre de Colón eran los habituales surtidores de los
contrabandistas costeños; y sobre las sutilezas de este mundo ilegal se
construyeron las primeras redes de comercio y transporte de marihuana y cocaína.
13
Relatos y charlas con testigos; CERVANTES, J., La noche de las luciérnagas; GOSSAÍN, J., La
mala hierba; revista Alternativa; núms. 12, 20, 27, 42, 44, 49 y 138; periódicos varios.
14
GOSSAIN, J., idem., pág. 48.
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Para nadie es un secreto que bajo el Frente Nacional la corrupción
administrativa se desarrollo vertiginosamente en todas las direcciones, pues el
acuerdo formal de repartirse adecuada y equitativamente los cargos públicos y
demás arandelas del Estado, dejó a los dos partidos libres de cualquier
fiscalización y control por parte de la oposición, pues los grupos oponentes, al ser
catalogados como subversivos fueron excluidos de la administración pública.
Entonces, los años de gobiernos compartidos fueron también la
institucionalización compartida del peculado, la “mordida”, el “serrucho” y el
contrabando.
En octubre de 1972 pasé al Atlántico, también como jefe del F-2, donde viví otras experiencias
cruciales en mi vida. Allá me di cabal cuenta de que el problema del contrabando y la droga era
con los peces gordos y que el grado de inmoralidad dentro de la policía era tremendo. Fue cuando
por primera vez me ofrecieron 300 mil pesos de soborno cuando cogí a Darío Mejía, presidente del
Club de Caza y Tiro, con cinco kilos de cocaína. Él era amigo íntimo del comandante de la policía
que se movilizaba en su carro e iba a fiestas en su casa. Mejía, claro está, se safó por el tráfico de
influencias.
Más tarde capturé en Puerto Colombia a Pablo Lafaurie, hermano del vice-ministro de Justicia
y de la reina del carnaval de Barranquilla, con un cargamento multimillonario de marihuana, pistas
de aterrizaje y 25 tanques de gasolina. Con él cayeron otras personalidades de la alta sociedad, de
apellidos De Castro y Carbó, este último hijo del gerente del Banco de la República, junto con cinco
gringos. Me ofrecieron un millón de pesos para sobornarme. Después, capturé a otra gran figura de
Barranquilla, Naseres Daes, contrabandista de renombre, a quien le cogí un cargamento de
marihuana y documentación que demostraba que él trabajaba para la CIA16 ‘.
Como se puede apreciar, entre la corrupción y el contrabando se fue
17
consolidando el ciclo de la marihuana, y casi simultáneamente el de la cocaína .
Unas y otro fueron muy intensos durante las administraciones López y Turbay, así:
en 1975, el dólar negro se situó prácticamente a la par con el dólar oficial,
producto del gran ingreso de dólares negros por concepto de tráfico y
15
Revista Alternativa, núm. 12, Bogotá, julio de 1974,
16
Revista Alternativa, núm. 118, Bogotá, junio de 1977, pág. 17. Este reportaje con el título de ‘La
podredumbre viene de arriba”, es profundo en nombres, casos y situaciones en casi todas las
regiones del país.
Ver también los tres informes sobre contrabando y mafi a publicados por la revista Alternativa, núms. 42, 43 y
44 de 1975.
17
En el siglo XIX, la economía colombiana se caracterizó por ciclos o períodos de bonanza de tabaco,
algodón, índigo, quina, hasta estabilizarse con el café. En el siglo XX, entre 1974 y 1978 se dio la bonanza
marimbera, posteriormente entre 1980 y 1986 la cocainera.
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comercialización de marihuana y cocaína, lo mismo que por contrabando tanto
hacia afuera (azúcar, cemento, café, ganado, esmeraldas, etc.), como hacia
adentro (cigarrillos, whisky, electrodomésticos y alimentos procesados).
En 1975, en ocho días salieron contrabandeados del país 23 .657 bultos de cemento y 103.954
bultos de azúcar hacia la vecina Venezuela, por rutas que tenían más de 15 retenes aduaneros, lo
que implicaba que además de la complicidad de las aduanas, los guardias departamentales y la
policía, detrás de las operaciones estaban los grandes productores nacionales de los mencionados
productos, al igual que intermediarios de las altas jerarquías de los dos partidos políticos y los altos
jefes militares. Unos y otros movían sus fichas e influencias ya para garantizar el buen éxito de las
operaciones, ya para desviar una investigación que se había iniciado. Sin embargo, la acción más
grave de este complejo estaba en la proyección y desenvolvimiento del mismo, pues las rutas de
salida de productos agropecuarios eran también rutas de salida de marihuana y cocaína, y a la vez
18
Revista Alternativa, núm. 27, Bogotá, febrero-marzo de 1975.
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rutas de entrada de contrabando y dólares negros e insumos químicos para el refinamiento de
cocaína.
Entre 1968 y 1988, el contrabando y las mafias en Colombia crecieron de manera vertiginosa,
estructurándose una verdadera pirámide económica y social de la ilegalidad con una base muy
grande, pues una gran cantidad de colombianos habían venido subsistiendo por los jornales
generados por la producción y comercio de marihuana, cocaína, esmeraldas y todas las formas de
contrabando que han contribuido a la generalización de la economía informal, mientras que Su
cúspide se estrechaba no solo por el gigantesco capital de los grandes ‘‘caporines’’, sino por lo
invisible y sutil de sus gestores, ya que salvo algunas excepciones, de 1988 a esta parte, la
represión, la cárcel y las recriminaciones sociales y morales han sido para la base, es decir, para el
Es apenas obvio, pues, que la acción de las autoridades se dirige fundamentalmente contra la
base de la pirámide, es decir, contra ese inmenso sub-proletariado que vive del tráfico ilícito de
drogas o de vacas. Esto explica también que por más personas que capturen a este nivel y cada
día capturan más, el negocio sigue creciendo y creciendo. Es que al gran patrón, el que sostiene el
crimen y recibe sus mayores utilidades, nada ni nadie lo tocan.
A este respecto, los medios de información del sistema suelen proyectar la figura de valerosos
funcionarios que luchan contra la mafia criminal en medio de una misteriosa telaraña de intrigas e
intereses que no los deja funcionar, pero que la prensa nunca se preocupará por identificar, El
héroe del momento es, en este sentido, el general Matallana, jefe del DAS, cuyas críticas a los
jueces que liberan traficantes son desplegadas por radio, prensa y TV19.
19
Ibídem
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es la manera como fueron trasladadas la mayoría de las prácticas para el
transporte y embarque de marihuana, cuando prendió la bonanza.
Pagadas las tarifas, las lanchas descargan en Barranquilla, en Cementos del Caribe,
Gracetales, Santa Verónica o en el caño Ahuyama... Las entradas en grande para Santa Marta se
realizan por Platanera, Pozos Colorados, Los Cocos, El Puente de la Barra y Bonda. A Cartagena
llegan por Galerazamba, Mamonál, Canal del Dique…
Las caravanas de camiones contratadas por la mafia avanzan con una vanguardia de unos 15
hombres con buenas armas y mucha plata Son los famosos “moscas”, E sto sucede por la carretera
Las naves aéreas se posan como murciélagos inofensivos a todo lo largo y ancho del país.
Son sitios preferidos los aeropuertos cercanos a Fundación, El Copey, Bosconia, Valencia, Aguas
Blancas, Villanueva, Barrancas, Valledupar, en la costa; y en el interior en los alrededores de
Tuluá, Zarzal, Flandes, Chicoral, El Guamo, Mariquita, Prado, Puerto Perales, Guaimaral e
inclusive en el aeropuerto de la Texas Petroleum Company situado en Calderón (Puerto Boyacá)20
20
Revista Alternativa, núm. 42, Bogotá, julio de 1975; revista Alternativa, núm. 138, Bogotá, octubre-
noviembre de 1977.
21
Tanto el grupo oriental (Bucaramanga -Cúcuta), como los mafiosos sueltos han venido creciendo a la
sombra de la lucha entre los grupos antioqueño y caleño, y la lucha entre el gobierno y el núcleo antioqueño.
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crisis de los productos básicos de la agro—industria, la minería o el comercio de
las burguesías locales, y los consiguientes traumatismos económicos, sociales,
culturales y de orden público muy contundentes hacia 1970 en las cinco regiones
analizadas.
22
Sectores medios de la sociedad ante las crisis regionales y al amparo de la droga, en su proceso de
reinserción, no solo han generado y recreado las viejas violencias locales y ancestral es, sino que han recreado
y readaptado mani festaciones culturales, incluso “ anti-imperialistas”.
23
Ver revista Alternativa, núms. 12, 22, 24, 27, 42, 43, 44, 59, 74, 109 y 138.
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de la región, acumularon capitales de más de ochocientos millones de pesos.
Algunos exponentes típicos de esta versión del mafioso tropical fueron:
24
DAZA, G. J., Marihuana, sociedad y estado en la Guajira. Tesis de grado, Bogotá, Departamento de
Sociología, Universidad Nacional, 1988.
25
SAULOY, M., Historia del narcotráfico colombiano a través de sus relaciones con el poder. V
Congreso de historia de Colombia, Armenia, 1985, ICFES, págs. 532 y 533.
ARANGO, M. y CHLLD, J., Narcotráfico, imperio de la cocaína, México, Diana, 1987, págs. 124-
126.
CAMACHO, G. A., Droga y sociedad en Colombia, el poder y el estigma, Bogotá, Cerec, 1988.
26
El Tiempo, Bogotá, julio 29 de 1984.
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contribuyeron a la crisis de la bonanza marimbera en Colombia. El vacío en el
27
mercado de la droga fue llenado inicialmente por un núcleo de antioqueños .
Dicho grupo estaba conformado por sectores de clase media y baja, que fue
ascendiendo con dificultad en una sociedad racista y conservadora y que no se
resignaba dócilmente a perder su tradicional hegemonía; las circunstancias le
obligaron a irrumpir en forma violenta y conflictiva. A pesar de ello, ante la crisis
económica de las élites tradicionales y mostrado principalmente por el “culto al
dinero” y por el “ser alguien en la vida”, dos premisas de la sociedad paisa, se
EL SICARIATO
Aunque hacia 1980 la mayoría de las bandas sicariales enmarcaban sus actos
delictivos dentro de las vendettas propias del negocio de las drogas,
paulatinamente fueron incorporando a jueces, periodistas, sindicalistas y líderes
campesinos, aprovechando unas veces la complacencia y otras la impotencia del
Estado y de la sociedad. El fenómeno vicarial se generalizó a partir de la ruptura
de la alianza no declarada entre la mafia y el Estado, después del asesinato del
Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, el 30 de abril de 1984, según un relato:
27
AMACHO, G. A., y GUZMÁN, B. A., Colombia: ciudad y violencia, Bogotá, Ediciones Foro Nacional,
1990, pág. 159.
28
VELOZA, G., La guerra de los carteles de la cocaína G. S. Editores.
BED0YA, J., Los carteles de la mafia. Sin pie de imprenta.
Revista Semana, núms. 106, 329, 332, 378, 419 y 429.
29
Salazar, A., No nacimos pa semilla, Corporación Región y CINEP, Bogotá, 1990. En este
excelente trabajo, se corrobora en varias entrevistas a los actores de las comunas nor-orientales
de Medellín, cómo muchas de las bandas surgieron de antiguas milicias de la guerrilla, de algunos
de los miembros de los antiguos campamentos del M-1 9 y de las defensas, creadas por los
habitantes de dichos barrios para defenderse del crimen común y la delincuencia.
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En 1985, los habitantes de los barrios Doce de Octubre y Santander, conocieron de las
osadías de un grupo de jóvenes, que retomaron el nombre de la serie de televisión Los Magníficos,
y sembraron el terror en esta zona de la comuna noroccidental.
En poco tiempo muchas bandas, del estilo de Los Magníficos, surgieron en diversos puntos de
Medellín y los municipios vecinos. En el barrio Bellavista de Bello aparecieron los más célebres de
esta primera época: Los Monjes. El periódico El Mundo reportó sus andanzas, como un aviso
premonitorio al que nadie le presto atención.
Los Monjes celebraron, con “Chamberlain” y mucha marihuana, cuando su nombre apareció
por primera vez en las páginas de los periódicos. Claro que ya habían hecho méritos como para
Empezaron atracando con cuchillo las tiendas y a los transeúntes, después consiguieron
“fierros”. Los Monjes usaban un tatuaje en el brazo con sus iniciales, cargaban un cristo al revés,
se cortaban las palmas de las manos y las estrechaban para sellar el ingreso de un nuevo
integrante. Realizaban fiestas que para el resto de los mortales eran macabras, con música pesada
y un baile brusco, que n el lenguaje punk se conoce como pogueo.
En la comuna nororiental surgieron Los Nachos, Los Calvos, Los Montañeros, la del loco
Uribe… La bola de la muerte empezó a rodar por los barrios altos de la ciudad y fue dejando su
huella desoladora. Las nuevas bandas fueron en búsqueda del modelo que la mafia había
30
introducido en los barrios
En estos sectores son contactados por la mafia muchachos entre los 15 y los
25 años, la mayoría de los cuales se debaten entre las drogas, el desempleo, el
31
rebusque y los problemas familiares . Sumidos en la crisis económica, la
violencia urbana y familiar, las drogas y el alcohol, pierden todo temor a la muerte
al tomarla como un ritual, como una misión que hay que cumplir; de barrios como
Aranjuez, Manrique, Popular, Villa Tina y de las comunas nororientales y
noroccidental, surgen quienes han de conformar las bandas de sicarios.
30
SALAZAR, A., La bola de nieve. El proceso de las bandas juveniles en Medellín, mimeo, Corporación
Región.
31
Relatos orales:
Los niños sicarios, El Tiempo, Lecturas Dominicales, Bogotá, abril 15 de 1990.
La conexión militar, Andrés Gtitiérrez, el niño sicario que asesino a Jaramillo, Voz, Bogotá, abril 5
de 1990.
Todo empezó así: Sicariato, La Prensa, Bogotá, abril 30 de 1989.
El muerto de prueba, La Prensa, Bogotá, noviembre 13 de 1988.
Un viaje al universo del sicario, El Tiempo, Bogotá, abril 9 de 1989.
El “sicariato” siembra el terror en Antioquia, El Siglo, Bogotá, septiembre 13 de 1988.
Matriarcado y sicarios, El Tiempo, Bogotá, mayo 27 de 1990.
Revista Semana, núms. 260, 310, 313 y 426.
SALAZAR, A., No nacimos pa’ semilla, Bogotá, Corporación Región y CINEP, 1990.
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Las mejores escuelas son la realidad misma: entre el raponeo, el atraco, la
pandilla, el manejo de la moto, el parrilleo y el vicio, inician sus primeros pasos
para luego perfeccionarse en conducción de vehículos, manejo de armas, técnicas
de escape, etc.
Estas bandas han operado en Santo Domingo, Zamora, Granizal, Villa del
Socorro y Villa Guadalupe, utilizan armamento de corto y largo alcance, y sus
integrantes son delincuentes de larga trayectoria en el bajo mundo; muchos de sus
integrantes han sido agentes de policía, expulsados de la institución por mala
conducta. Combinan sus actividades sicariales con el atraco a entidades
bancarias, comerciales e industriales, realizan trabajos para las mafias de la
cocaína y defienden a sangre y fuego sus zonas de operaciones. La extradición
criminalizó e hizo mucho más violenta la presencia de la mafia, llevándola a
realizar acciones de terrorismo urbano.
32
VELOZA, G., La guerra de los carteles de la cocaína,
G. S. Editores.
Revista Semana, núms. 260, 313 y 428.
El juicio a Los Nachos, El Espectador, Bogotá, agosto 22 de 1988.
Culminó juicio a Los Nachos, El Tiempo, Bogotá, agosto 28 de 1988.
SALAZAR, A., op. cit.
33
Se ha dado a su manera un traslado de viejas prácticas de las cuadrillas bandoleras de los sesenta y otras
formas de violencia, al espacio urbano complejo y deprimido de las comunas nororientales, pues el
antecedente inmediato de estos barrios es el inmigrante campesino; lo anterior se puede corroborar en varias
de las entrevistas consignadas por SALAZAR, A., No nacimos pa semilla, Bogotá, Corporación Región y
CINEP, 1990, págs. 64-76.
34
Leticia entre la CIA y la coca, el caso d e Míster Tralikis, “El rey de la selva”, revista Alternativa, núm. 25,
1975.
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Aun cuando desde muy temprano y sobre todo por la distribución de cocaína
en USA, mantuvo contradicciones con el grupo de Medellín, éstas siempre se
resolvieron satisfactoriamente hasta la muerte del Ministro Lara Bonilla,
circunstancia que enfrentó a Rodríguez Orejuela con Escobar Gaviria y Rodríguez
35
Gacha .
Todo el mundo que ha triunfado en la vida le ha tocado muy duro. Ahora yo le digo una cosa:
usted sabe que si esta plata la tuvieran las cinco familias ricas de este país, no la mirarían mal,
pero canto la tiene un campesino, un muchacho que no tiene buena familia por ser hijo de una
familia humilde, entonces es una plata mal conquistada y es una plata mala37.
35
Esta contradicción marcó la fractura definitiva entre el núcleo caleño y el antioqueño, dando
comienzo a la primera fase de los atentados con bombas, 1985 (Drogas la Rebaja).
Ver: VELOZA, G., La guerra de los carteles de la cocaína y Revista Semana, núms. 106 y 378.
36
CAMACHO, G. A. y GUZMAN, B. A., Colombia: ciudad y violencia, Bogotá, Ediciones Foro
Nacional, 1990.
37
Entrevista concedida ocho días antes de su muert e por El Mexicano, a un periodista colombiano, publicada
por la revista interviú en España y reproducida en algunos de sus apartes por la revista Semana, Num. 398.
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actuación final, la profunda raigambre social y la aceptación popular de las
38
acciones de ‘‘El Mexicano’, las cuales o convertirían en un mafioso social .
EL PARAMILITARISMO
38
El Mexicano, al igual que otros mafiosos, logró consolidar una amplia base social de apoyo, entre
los habitantes de las zonas de influencia. Estos apoyos del pueblo, se inscriben en las
frustraciones de las amplias masas que sumidas en la miseria y la explotación, ven en quien es
capaz de “sobresalir”, de ponerse por encima de ellos, a un realizado, un hombre “hecho”, a un fiel
exponente de su clase y su condición y por tanto objeto de la admiración, el respeto y la protección,
sin importar o entender que esté al margen de la ley.
A este respecto ver:
VELOZA G., La guerra de los carteles de la cocaína
RINCÓN, F., Leyenda y verdad de El Mexicano.
Revista Semana, Nums. 106, 378 y 398.
39
MEDINA, C., Narcotraficantes y paramilitares, el caso de Puerto Boyacá. Documentos
periodísticos, Bogotá, 1990.
VALENZUELA Ruiz, A., Con las manos atadas, Bogotá, Ediciones Morena, 1989.
Informe del DAS, de noviembre 30 de 1988.
Revista Semana, num. 313.
Revista Foro, num. 6.
REMENTERíA, I., La violencia en el Magdalena Medio, CERFC, Pasado y presente de la violencia
en Colombia, Bogota, 1988.
Los ejércitos de la mafia, El Tiempo, Bogotá, junio 31 de 1988.
Universidad Pedagógica Nacional
Revista de la Facultad de Artes Y Humanidades FOLIOS
juez segunda de orden público Martha Lucía González, profirió auto de detención
contra Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, tres militares y doce
particulares, entre quienes figuraban Fidel Castaño y Luis Rubio, para aquel
entonces alcalde de Puerto Boyacá, al igual que contra el comandante de la
policía de la misma población, dos mayores, dos oficiales de inteligencia y un cabo
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del Batallón Voltígeros .
Desde un primer momento “El Mexicano” fue asociado con los grupos
paramilitares, y se constituyó en enemigo acérrimo de las FARC. Como ferviente
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VELOZA, G., La guerra de los carteles de la cocaína, revista Semana, nums. 106, 313, 329 y
429.
MAFIA Y MAGIA
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Para profundizar sobre el origen de estos dos focos ver:
BETANCOURT, D. y GARCÍA M., Matones y cuadrilleros, orígenes y desarrollos de la violencia en
el occidente colombiano, Bogota, Tercer Mundo. Instituto de Estudios Políticos de la Universidad
Nacional, 1990.
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Ver los informes de prensa sobre los rituales del -Castillo Marroquín.
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Este núcleo ha sido hasta ahora muy cerrado; sólo se conoce su gran auge y dinámica en finca
raíz, comercio y ventas de carros de esta región en los últimos cinco anos.
CUADRO EXPLICATIVO
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