Hora Santa Solemnidad de Todos Los Santos

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HORA SANTA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

INTRODUCCIÓN

La santidad es un llamado que Dios nos hace a todos los miembros de la Iglesia. Es tarea y conquista que
solamente con Él, por Él y en Él podemos realizar.
"Es sumamente conveniente que amemos a estos (santos) amigos y coherederos de Cristo, hermanos también y
eximios bienhechores nuestros; que rindamos a Dios las gracias que le debemos por ellos; que los invoquemos
humildemente y que acudamos a sus oraciones, protección y socorro. Todo genuino testimonio de amor que
ofrezcamos a los santos se dirige a Cristo y termina en El, que es "la corona de todos los santos" y por Él va a
Dios, que es admirable en sus santos y en ellos es glorificado". Lumen Gentium

Canto.
/En el nombre del padre /Para alabar y agradecer
En el nombre del hijo Bendecir y adorar
Es en nombre del Santo Espíritu estamos aquí/ Estamos aquí Señor
A tu disposición /

Exposición del Santísimo Sacramento


Cantos: Lo más grande # 1 y…

Pon tu Espíritu de amor, en el fondo de mi ser


Ven y llena de tu paz
Mi corazón, mi espíritu y mi ansiedad

Lléname de ti oh Señor
Lléname de ti de tu gracia y tu perdón
Lléname de ti, lléname de ti
Por tu Espíritu de amor en mi.

Señor Jesucristo, manso y humilde de corazón, el del Corazón más amante. ¿Cómo corresponderé yo a tu amor
inmenso, infinito?... Si amor con amor se paga, Tú no quieres más que amor. Aquí tienes mi corazón. Tómalo,
tuyo es. Pequeño cuanto quieras, pero me entrego sin límites. Con un amor afectivo: ¡Te amo, Jesús! Pero, más
que todo, con un amor efectivo, el que dice: ¿qué quieres de mí, Señor? Tú has hecho todo por mí. Yo haré todo
por ti también. Enséñame a ser santo como tú eres Santo. ¡Todo por ti, Corazón Sacratísimo de Jesús!

v. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado


r. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

v. Mi Jesús sacramentado, mi dulce amor y consuelo


r. Quien te amara tanto que de amor por ti muriera

(Contemplación)

«Dios mío, yo creo, te adoro, te espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no te adoran, no te
esperan y no te aman.»
«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco la preciosísima Sangre,
Alma, Cuerpo y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y
del Corazón Inmaculado de María, te pido por la conversión de los pobres pecadores”
Y a mí, sierva débil tuya, concédeme tu misericordia, la fuerza para no caer en el pecado y la gracia de alejarme
de todo aquello que pueda herir tu amoroso corazón. (Contrición en silencio).
Canto.
Hoy Señor Jesús vengo ante ti para alabarte
Hoy Señor Jesús con tu poder puedes sanarme
Sáname Señor, hoy quiero vivir
Dame tu amor, sin ti no puedo ser feliz
Sáname Señor, líbrame del mal
Toca el corazón para alcanzar la santidad.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les
enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de
los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra
vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la
misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»
Palabra del Señor…
(Interiorización de la palabra)

En el transcurso de toda la historia de la humanidad, el hombre siempre ha ido en búsqueda de la perfección,


pues en el interior de su corazón Dios puso el llamado a la santidad. Veamos cuáles son las características que
indican una santidad genuina.

Ser santo es reconocer nuestras imperfecciones. Ninguno de los santos de la historia era perfecto, pues todos
tenían alguna debilidad. Lo admirable de ellos es, que no solamente se reconocieron pequeños, sencillos,
humildes e imperfectos, sino que también descubrieron su gran capacidad de amar hasta el extremo de sus
propias debilidades e imperfecciones. Esto nos demuestra que nuestras debilidades no son impedimento para
recibir todo el amor que Dios no quiere dar y así mismo darlo a los demás. ¿Cuáles son tus debilidades?
(meditación en Silencio)

Ser santo es reírnos de nuestras debilidades. Cuando alguien nos recuerda nuestros defectos y debilidades,
muchos de nosotros nos sentimos ofendidos y hasta podemos llegar a pelear o discutir, pero para una persona
que va en camino hacia la santidad es motivo de risa, porque es justamente en esa debilidad donde Dios se
manifiesta. Reírnos de nuestras debilidades es reconocer que somos humanos. Por eso San Pablo decía:
“Cuando soy débil entonces soy fuerte”. ¿Te ríes de tus errores y defectos?¿Te enojas cuando alguien descubre
tu debilidad?¿Eres capaz de reconocer tus debilidades y potenciarlas para sacar lo mejor de ti? (meditación en
Silencio)

La Santidad es para la Iglesia. Para un cristiano católico la santidad no es individual y personal, pues ella se vive
y se da en comunidad. El amor trinitario es un ejemplo de ello, donde el padre y el hijo tienen su santidad
sostenida por el Espíritu Santo. No se miran así mismos en la santidad, sino que se miran el uno al otro. Sus
miradas se entrecruzan en la gratuidad del amor que nos une y nos hace comunidad. Así es la santidad de la
iglesia, no es individual sino que se proyecta fuera de nosotros mismos impregnando a los demás. “El Reino de
los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que
fermentó todo”(Mt 13,33) ¿Eres levadura para la iglesia?¿Qué es lo que proyectas a los demás? (meditación en
Silencio)
La Santidad se alimenta de los Sacramentos. Los sacramentos son signos sensibles, instituidos por Cristo, que
nos alimentan de la gracia necesaria para alcanzar la santidad. Los sacramentos no son un relleno en la vida de la
iglesia; la eucaristía y los demás sacramento marcas importantes etapas y nos permiten ver nuestra vida como
un camino de santidad marcado por las exigencias dela mor que nos conduce al Padre en el Hijo por el Espíritu
santo. ¿te preparas lo suficiente para recibir los sacramentos de la Iglesia?¿La eucaristía y la Reconciliación
marcan nuestra marcha hacia la santidad? ¿La lectura y la escucha de la Palabra iluminan nuestro caminar hacia
la santidad? (meditación en Silencio)

La santidad atraviesa por una sana madurez afectiva. La madurez en la fe debe pasar una madurez humana, en
este caso la afectiva. No es de extrañar que muchos hombres y mujeres hayan decaído en su fe por causa de los
escándalos que protagonizan aquellos hermanos que dicen ser parte de la iglesia y no obran de acuerdo a ella.
Esto sucede porque, en vez de colocar sus esperanzas en Dios, las colocan en los hombres, llámense sacerdotes,
pastores, religiosos o laicos. La madurez afectiva nos permite romper todo fanatismo, idealismo, o
superficialísimo en la fe.
Ser cristianos nos debe llevar a ser maduros en el diario actuar, es decir, llevar una vida equilibrada y adherida a
la verdad del evangelio. El verdadero cristiano no debe aceptar ideologías de destruyan la familia y la sociedad,
que menosprecien la vida o destruyan el medio ambiente. ¿mi fe se ha tambaleado a causa de los escándalos en
los que se ha visto envuelta la iglesia? ¿Será que he puesto mi fe en los hombres y no en Dios?¿Estoy de acuerdo
de cierto modo en el aborto o la eutanasia?¿Qué he hecho para contribuir con el cuidado del medio ambiente?
(meditación en Silencio).

/Señor quien puede entrar en tu santuario para alabar/


/El de manos limpias y corazón puro
Que no es vanidoso y que sabe amar/
SALMO 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,


el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Quién puede subir al monte del Señor?


Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Ése recibirá la bendición del Señor,


le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

/Señor yo quiero entrar en tu santuario para alabar/


Dame manos limpias y corazón puro
No ser vanidoso, enséñame amar/
(Silencio)

INVOCACIONES A JESÚS
A ti, Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, quien con el Padre y el Espíritu Santo proclamamos «el único
Santo», que has amado a la Iglesia como a tu esposa, entregándote por ella;
A ti, nuestro divino Maestro y Modelo de toda perfección, que predicaste a todos y cada uno de tus discípulos,
cualquiera que fuese su condición, la santidad de vida, de la que eres iniciador y consumador y enviaste el
Espíritu Santo para que nos mueva interiormente a amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda
la mente y con todas las fuerza.
A ti acudimos y, humildemente, te pedimos:

R/. Haznos santos en la verdad.

Jesús, alegría de los santos ángeles, R/.


Jesús, rey de los santos patriarcas, R/.
Jesús, maestro de los santos apóstoles,
Jesús, doctor de los santos evangelistas, R/.
Jesús, fortaleza de los santos mártires, R/.
Jesús, luz de los santos confesores, R/.
Jesús, pureza de las santas vírgenes, R/.
Jesús, corona de todos los santos, R/.

LETANIAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

Bendito sea Dios.


Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de Tú pasión; Te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente
en nosotros el fruto de Tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amen.

Canto para la reserva. Ya no eres pan y vino #7

Oración Final
Señor misericordioso, te damos gracias porque constantemente nos bendices, porque nos llamas a la santidad y
nos presentas innumerables ejemplos de personas que se esmeraron por imitar tus virtudes y que dieron un
respuesta generosa a este llamado tan hermoso que tú continuamente nos haces. Danos la gracia de esforzarnos
cada día por ser una ofrenda generosa y agradable a tus ojos; no permitas que desfallezcamos, al contrario,
llénanos de tus fuerzas para seguir adelante en este mundo que en algunos momentos se niega a escucharte.
Virgen María, Reina de todos los santos, intercede por nosotros para que por tu hijo seamos salvos y no nos
desviemos del camino del amor. Amén.

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