ANTICRISTO

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El Anticristo, los apellidos del Cristianismo

Qué tal si por un momento, por un simple momento sacáramos de nuestra mente que lo
que siempre hemos pensado que es pecado, no lo es. Sería un mundo muy extraño, pero
me atrevería a decir que tendríamos unos seres humanos más libres en su pensamiento y
en su forma de ser. Sabemos que el Cristianismo es una de las más grandes religiones que
se ha sostenido a través de la historia y es de las que más ha tenido influencia en el
pensamiento humano. Por la anterior razón, ella ha sido muy criticada y cuestionada. Uno
de los grandes pensadores que no compaginaba con el pensamiento cristiano fue
Friedrich Nietzsche, el cual en su obra: El Anticristo, le da solidez a su idea de
transmutación de valores y al ideal del súper hombre.
Según la doctrina del cristianismo y basándose en la carta del Apóstol San Pablo 1, la vida
religiosa se debe de vivir bajo las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y caridad, siendo
la más importante la caridad; para de esta manera convertirse el cristianismo en la
religión de la compasión, tomando partido por todo lo débil, lo bajo y lo malogrado,
generando una contradicción contra los instintos de conservación de la vida fuerte y
obstaculizando en conjunto la ley de la evolución, que es simplemente la ley de la
selección. Si analizamos las demás especies, ellas se mantienen sanas y fuertes, y esto
pasa por la simple razón de que carecen de compasión. “Nada es menos sano, en medio
de nuestra nada sana modernidad, que la compasión cristiana.” (Nietzsche, 1987: 30)
Los teólogos y creyentes adoptan una actitud torcida, deshonesta, de horrores y vicios 2, al
abrazar la fe y querer alcanzar la santidad. Dieron un giro de 360° al juicio de valor; los
conceptos verdadero y falso están necesariamente invertidos, lo dañoso para la vida, es
llamado por ellos “verdadero”, y lo que afirma, alza, justifica y hace triunfar a la vida, es
titulado “falso”. En resumen, el espíritu puro es la mentira pura y es una pura estupidez.
El hombre ha caído en la idea de que es el dueño y amo de todo lo creado, que es la
corona de la creación, que es el más fuerte de los animales y la verdad no es así, toda esta
vanidad la adquirimos por ser los más astutos, cosa que nos convierte en la especie más
interesante por su profundidad y su maldad. Sin embargo el espíritu de Decadence ha
hecho en los teólogos engendrar a Dios y al Diablo. Surge en el comienzo un Dios fuerte,
valiente, señorial y orgulloso3, el cual han rebajado los teólogos, volviéndolo un Dios para
los pobres, para los pecadores y para los enfermos 4, construyendo por tanto un reino del

1
Cf 1 Cor 13,13
2
Nietzsche utiliza la palabra francesa “Decadence” que le llega por medio de las lecturas de P. Bourget, para
significar la falta de voluntad de poder que se vive en creyentes cristianos.
3
Nietzsche se basa para colocarle estas cualidades a Dios en el A.T.
4
Nietzsche se basa para colocarle estas cualidades a Dios en el Dios descrito tanto en los evangelios como
en el de las cartas del apóstol San Pablo.
submundo y un hospital, generando así la gran contradicción del concepto de Dios en el
cristianismo.
Hay una religión que Nietzsche toma para compararla con el Cristianismo, esta es el
Budismo. El filósofo nos dice que el budismo es cien veces más realista que el cristianismo,
ya que esta viene luego de un movimiento filosófico que había durado cientos de años y
por eso cuando Buda llega, el concepto de <<Dios>> está ya eliminado. Para el Budismo lo
perfecto es el caso normal, mientras que para el cristianismo lo más alto es inalcanzable
es simplemente un don, una gracias que procede de Dios. El cristianismo odia el espíritu,
el orgullo, el valor, odia el libertinaje del espíritu, odia sus alegrías, y por tanto odia a la
misma alegría en cuanto tal. Es por esta razón que entre ambas religiones el Budismo es
una religión positivista, no dice: lucha contra el pecado y tus pasiones, sino que más bien
dice, lucha contra el sufrimiento, buscando siempre una higiene del alma. En la obra Ecce
Homo (1908, p.30), Nietzsche vuelve a subrayar la peculiar higiene del alma que practica
el budismo diciendo:
Esto lo comprendió aquel gran fisiólogo que fue Buda. Su “religión”, a la que sería
mejor calificar de higiene, para no mezclarla con casos tan deplorables como el
cristianismo, hacia depender su eficacia de la victoria sobre el resentimiento:
liberar el alma de él- primer paso para curarse. “No se pone fin a la enemistad con
la enemistad, sino con la amistad”; esto se encuentra al comienzo de la enseñanza
de Buda – así no habla la moral, así habla la fisiología -.

El budismo por todo lo anterior, es una religión para hombres tardíos, para razas que se
han vuelto bondadosas, mansas, súper espirituales, que con demasiada facilidad sienten
dolor.
El cristianismo exige la fe, cosa opuesta al camino de la verdad ya que desacredita la
razón, el conocimiento y la investigación. Aún más, esta religión perversa lleva a los que
sufren a tener esperanza, les entrega su mayor desgracia; ya lo decía el mito narrado por
Hesíodo: “Zeus da al hombre la esperanza: ella es en verdad el peor de los males, pues
prolonga el tormento de los seres humanos”. 5
Para entender un poco mejor todo este problema del Cristianismo, miremos su génesis.
No es un secreto que la religión cristiana se desprende de la religión judía; los judíos
fueron el pueblo que se enfrentó al problema del ser o no ser, y prefirieron el ser a
cualquier precio, ese precio fue la falsificación radical de toda la naturaleza, los llevo a una
contradicción respecto de sus valores naturales tanto del mundo interior como del
exterior. Los sacerdotes Judíos, tradujeron al plano religioso el pasado del propio pueblo,
es decir, hicieron de ese pasado un estúpido mecanismo salvífico, una falsificación
histórica.
5
Este mito de la << caja de pandora>>aquí aludido por Nietzsche, ocupa su atención en diferentes ocasiones,
por ejemplo en sus obras: Humano, demasiado humano, y en Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios
morales.
Después de ver lo anterior, podemos respondernos la pregunta: ¿qué es la moral judía y
por ende la cristiana? Nietzsche da una respuesta certera: “El Azar, privado de su
inocencia; la infelicidad, manchada con el concepto <<pecado>>; el bienestar, considerado
como peligro, como <<tentación>>; el malestar fisiológico, envenenado con el gusano de la
conciencia…” (Nietzsche, 1987: 52).
Si queremos tener unos culpables directos de quienes dieron inicio a la Iglesia, podríamos
decir que los filósofos bajo la mentira de darle un orden moral al mundo; pusieron la
voluntad de Dios como el termómetro que mide lo que el hombre ha de hacer y ha de
dejar de hacer; logrando con esto que el valor de un pueblo o de un individuo se mida por
su grado de obediencia que tiene a dicha voluntad. Desde aquí entonces se puede
entender la figura del sacerdote, el cual tiene como misión desvalorizar y desantificar la
naturaleza, ya que “el sacerdote vive de los pecados, tiene necesidad de que se
<<peque>>…” (Nietzsche, 1987: 55).

EL fundamento de toda la tiranía del cristianismo esta en San Pablo. Este es el gran
culpable de inventar el reinado sacerdotal surgido de la idea de formar rebaños y de
imponer la creencia en la inmortalidad, es decir, la doctrina del Juicio. El cristianismo es el
arte de mentir santamente, coloca el centro de gravedad de la vida en el más allá y le
quitar por tanto el centro de gravedad a la vida que es aquí. Al tener ese pensamiento tan
arraigado, se creen la especie más funesta de delirio de grandeza trazando una frontera
entre el mundo y ellos. Dicen en los evangelios que <<no juzguéis>>, pero ellos cuando
tienen la oportunidad mandan al infierno a todo lo que les estorba. “Al hacer que Dios
juzgue, son ellos mismos los que juzgan; al glorificar a Dios, se glorifican a sí mismos”.
(Nietzsche, 1987:78).
Todo el Nuevo Testamento es un cerrar los ojos y engañarse así mismo, y si no es
simplemente analizar los evangelios como Marcos 9, 47, el cual incita a la castración; o
Mateo 7,1, que nos muestra el concepto de la justicia, de un juez <<justo>>. La única figura
en el evangelio que valora Nietzsche es la de Poncio Pilato, ya que este es el único que
dice la frase que tiene más valor: ¿Que es la verdad?
Inclusive, la moraleja de la creación pone como primer pecado a la ciencia, como el más
grande pecado, como el pecado original; y desde aquí es de donde se basan los sacerdotes
mostrando como un único peligro a la ciencia. Ya lo decía muy bien Nietzsche que “el
pecado, digámoslo otra vez, esa forma par excellence de autodeshonra del hombre, ha
sido inventado para hacer imposible la ciencia, la cultura, toda elevación y aristocracia del
hombre; el sacerdote domina merced al invento del pecado.” (Nietzsche, 1987: 87).
Con todo lo visto anteriormente y retomando ideas puntuales, podríamos decir que el
cristianismo es la corrupción más grande imaginada, por volver un valor en no-valor y toda
verdad en mentira. El cristianismo es una corrupción de las almas, por imprimir en
nosotros los conceptos de culpa, de castigo y de inmortalidad. La igualdad de las almas
ante Dios, es una falsedad, es el mejor pretexto para los rencores, de todos los que tienen
sentimientos viles, ese explosivo concepto, que ha acabado convirtiéndose en revolución,
en una idea moderna y principio de decadencia del orden social entero. El cristianismo ha
generado esa idea del más allá, como voluntad de negación de toda realidad; el signo de
la cruz es un gran ejemplo que el cristianismo esta contra la salud, la belleza, la buena
constitución, la valentía, el espíritu, la bondad del alma y está, lo podríamos decir así,
contra la vida misma. El cristianismo es la única gran maldición, la última gran intimísima
corrupción, es el gran instinto de venganza, el cristianismo como movimiento europeo es
de ante mano un momento conjunto de los elementos de desecho y desperdicio de toda
especie. Nietzsche incluso se atreve hacer una ecuación entre el cristianismo y el
anarquismo, ya que para ambos la finalidad es la destrucción, el disolver, el envenenar.
Las finalidades del cristianismo son malas, la calumnia, el desprecio, la negación a la vida y
la autodeshonra del hombre por el concepto de pecado. En fin, el cristianismo es la
máxima desgracia de la humanidad.
Para concluir este escrito, yo quisiera mostrar desde el texto de Nietzsche, lo que el
filósofo le está pidiendo al cristianismo en general con su apreciada critica. Desde el
capítulo 33 hasta el 40, Nietzsche comienza a exponer su idea de un cristianismo autentico
basándose en la psicología y vida del redentor, Jesús. Dice textualmente Nietzsche que:
“La vida del redentor no fue otra cosa que esa práctica, tampoco su muerte fue otra
cosa… él ya no necesitaba, para su trato con Dios, formulas ni ritos, ni siquiera la oración.
Ha roto con la entera doctrina judía de penitencia y reconciliación; sabe que únicamente
con la práctica de penitencia y reconciliación; sabe que únicamente con la práctica de la
vida es como un se siente <<divino>>, <<bienaventurado>>, <<evangelizado>>, <<hijo de
Dios>> en todo tiempo.” (Nietzsche, 1987: 63 y 64). Jesús murió en la cruz por el simple
hecho de mostrar como vivió y que fue lo que enseño; no para redimir al mundo, sino
para mostrar cómo vivir. Nos mostró como amar a sus amigos y enemigos hasta el final
subiendo en una cruz sin echarle la culpa a nadie.
El cristianismo lo hemos convertido en un mal entendido psicológico, de hecho no ha
habido en absoluto cristianos, los mártires son signos de ello, ya que la sangre es el peor
testigo de la verdad, la sangre envenena incluso la doctrina más pura.
Finalmente, quisiera terminar citando a Nietzsche en una frase que más que una
afirmación es una invitación a todo creyente. El Cristiano autentico, el originario, será
posible en todos los tiempos, “no en un creer, sino en un hacer”. (Nietzsche, 1987: 70).

Bibliografía.
- Nietzsche, F. (1987). El Anticristo. Bogotá: Printer colombiana Ltda.
- Nietzsche, F. (1908).Ecce Homo. Bogotá: Printer colombiana Ltda.
El Anticristo de Friedrich Nietzsche

Santiago Meneses García.


Estudiante del año II de Filosofía

Área de:

Filosofía Contemporánea

Doctor Aníbal Pineda


Docente

Seminario Mayor del Sagrado Corazón de Jesús


II de Filosofía
Medellín
2019

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