Cumulo de Responsabilidas Civil

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Introducción

El tema de la responsabilidad civil de acuerdo con la legislación dominicana tiene por

finalidad el resarcimiento del daño que ha sido causado a una persona en su patrimonio

ocasionándole así un perjuicio en su equilibrio patrimonial y cuya actividad delictuosa

requiere que el daño sea reparado conforme a las normas del derecho común.

Se refiere entonces a que el tema de la responsabilidad civil sostiene que necesariamente

deba ocurrir un daño que afecte de forma patrimonial a la víctima del mismo, es decir, un

daño por el comportamiento dañoso de una persona frente a otra y cuya conducta subyace

en el resarcimiento integro de la afectación causada.

La responsabilidad civil se constituye en un derecho resarcitorio que favorece a la víctima

ya que el daño que le ha sido causado requiere necesariamente que este sea resarcido, es

decir que se traduce en una fuente de obligacional para el autor del hecho dañoso.

El resarcimiento es en consecuencia el hecho de subsanar el daño ocurrido dentro de la

esfera jurídica de una persona, busca que el autor del hecho dañino responda por su acto

para que de esta forma se resarza el derecho originalmente afectado de la víctima.

La norma jurídica dominicana establece en consecuencia que el cumulo de responsabilidad

civil tanto en República Dominicana como en Francia, representa el conjunto de

responsabilidades civiles según los cuales coexisten diversas responsabilidades en materia

civil que, de acuerdo a la norma, todas concurren a la vez

El análisis y estudio de los elementos de la responsabilidad civil de acuerdo a la legislación

legal vigente es de suma importancia ya que las se constituye en un vínculo obligacional en


donde la victima ve reflejado su derecho a exigir el resarcimiento del daño que sufrido en

sus intereses patrimoniales.


Historia de la Responsabilidad Civil en República Dominicana

Promulgación de la primera Constitución Dominicana. Esta constitución establecía en sus

artículos 116 y 177 la responsabilidad de los ministros secretarios de Estado en los términos

siguientes: Art.116: Los secretarios de Estado son responsables tanto de Desde la

antigüedad se ha tenido siempre la idea de la reparación de los daños, que se remontan a los

orígenes de la humanidad, amparados en el Código de Hammurabi puesto en vigencia por

el mismo rey de Babilonia por el año 2100, antes de Cristo.

En los orígenes del pueblo romano, no existía un principio general de responsabilidad civil,

imperaba la venganza privada que reparaba el daño injusto, o sea la reparación del daño por

las leyes del Talión, ojo por ojo, diente por diente. Pues no existía un principio general de

responsabilidad civil, los principales delitos privados eran: el Furtum (robo), el domnum

(injuria), datun (daño causado injustamente); la rapiña (robo cometido con violencia en

bandas armadas); la injuria (perjuicio a la dignidad de un hombre libre); motus (violencia);

dolo y Graus creditorum.

Los antiguos romanos, que fueron gente muy sabia y muy práctica, sintetizaron los grandes

principios jurídicos en tres axiomas, a los que el derecho podría reducirse como mínima

expresión y no obstante ser suficientes para abarcar todos los aspectos a regular por las

normas: honeste vivere (vivir honestamente), suum cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo)

alterum non laedere, es decir no dañar al otro. Para los romanos a partir de esos principios

se podía ante cualquier situación saber cómo comportarse en relación con los demás.

El principio del alterum non laedere es, como la noción misma de derecho, inseparable de

la de alteridad, es decir en relación a otro, o lo que es lo mismo tiene sentido únicamente en


la vida en sociedad, porque el daño que alguien se infiere a sí mismo no entra dentro de la

consideración de la responsabilidad civil, como sería el caso del suicida o de quien se

flagela por motivos religiosos, o como veremos más adelante cuando la víctima ha sido

culpable del daño.

En el estado actual de la evolución de la historia del hombre la responsabilidad civil y la

penal se han separado en casi todos los sistemas jurídicos del mundo. Pero no siempre el

ilícito penal fue distinto del civil y las consecuencias de los hechos dañosos fueron muy

distintas según el tiempo a que nos estemos refiriendo.

En los primeros tiempos de la humanidad no puede hablarse de responsabilidad civil,

quizás hasta sea impropio hablar de derecho en el sentido actual. Pero aún en esas épocas

ya el ser humano, gregario por naturaleza, vivía en primitivos clanes, con los lógicos

desencuentros que la convivencia implicaba. El imperio de la fuerza debe haber sido el

primer instrumento de incipiente orden y es más que probable que las primeras discusiones

terminaran a los golpes y con la muerte de uno de los adversarios.

Cuando una persona sufría un daño, ese daño no era considerado personal sino que

afectaba a todo el grupo, y las represalias se tomaban contra toda la otra tribu a la que

pertenecía el ofensor. Esta venganza era un derecho primitivo que luego fue usado, aunque

nos parezca extraño, para limitar las relaciones entre los miembros de los clanes. La

venganza dice Martínez Sarrión, “no se nutre, cual corrientemente se suele decir, en el odio,

sino en la necesidad de tomarse justicia por su mano, ante la carencia de un organismo

superior e imparcial instancia a la que acudir”.


La venganza como sistema tenía el gran defecto de la falta de proporcionalidad y de

individualidad como hemos señalado. Por una muerte podía quemarse una aldea entera, o

por una violación cometerse un genocidio.

Más adelante se produce un gran avance jurídico en el momento en que la venganza sufre

una limitación cuando se devuelve mal por mal, pero equivalente o proporcional. Este es un

principio de proporcionalidad de la sanción con la falta cometida, en donde la fijación de la

indemnización tiene relación con el daño causado. Se conoce como ley del Talión y está

presente en el Código de Hammurabi, las leyes de Manú y la ley de Moisés17 y se resume

en la archiconocida frase que todos hemos escuchado más de una vez: ojo por ojo, diente

por diente.

El Talión fue tan importante que se dice que: “ha significado para el mundo jurídico una

sacudida no menos enérgica que la que supuso para la humanidad el paso del paleolítico al

neolítico y el descubrimiento de la agricultura”.

Detener la cadena de daños, (daño moral por ejemplo) es igual a cero, cualquiera sea la

regla de responsabilidad objetiva, subjetiva, el resultado es siempre el mismo. Como se ve

tienen obvias vinculaciones con la teoría liberal según la cual mientras más directa y con

menos intervenciones sea la actividad y negocien las partes.

A partir de la redacción del Código Civil Francés de 1804, se emplea la expresión

responsabilidad civil en el lenguaje jurídico. La opinión más socorrida es que dicha

expresión procede de Inglaterra desde donde fue llevada a Francia por los filósofos del

siglo XVIII.
Mazeaud y Tune en su Tratado Teórico y Práctico de la Responsabilidad Civil, afirman que

los principios sentados en 1804, en la esfera de la responsabilidad civil, aun a pesar de las

críticas de que fueron objeto y pese a que la jurisprudencia haya sabido tomarlos

certeramente flexible, de acuerdo con la teoría tradicional no hay responsabilidad civil sin

falta probada, los partidarios de esa doctrina la sustentan argumentando que la

responsabilidad civil, no es más que un aspecto de la responsabilidad moral, por cuya razón

la misma no puede concebirse sin la idea de falta, y admitir lo contrario sería condenar a un

inocente.

Hasta el proceso constitucionalista europeo de las postrimerías del siglo XVIII y de los

albores del siglo XIX, el endiosamiento del absolutismo había conducido a la plena

irresponsabilidad de la administración pública, infalible en sus decisiones e impune ante sus

estragos. Pero posteriormente una revisión de los valores jurídicos devino en la imposición

de deberes de resarcimiento económico a los órganos del Poder Ejecutivo, órganos hasta

entonces amparados en la tesis de la inviolabilidad de los soberanos.

La Reglamentación del Código de 1804, expresa que para esa época se exigía que el daño

ocasionado a las personas o a los bienes por el acto ilícito fuera debidamente reparado;

“que el equilibrio roto por la violación de las normas de convivencia social fuera

restablecido mediante el pago de una indemnización a la víctima, durante largo tiempo

estuvo a cargo de la propia víctima o del jefe de la familia a la que ella perteneciera, la

determinación de la naturaleza de la reparación”.

En lo que respecta a los antecedentes históricos de la responsabilidad civil del Estado

dominicano, los primeros vestigios conocidos datan del 1844, es decir desde la los actos del
Presidente de la República que refrendan, como de los de sus respectivos despachos y de la

inejecución de las leyes.

Esa misma Constitución de 1844, disponía en su artículo 211, que en la primera sesión

legislativa los "cuerpos legisladores" debían acordar, ente otras leyes, una ley sobre

responsabilidad de los ministerios y demás agentes del Poder Ejecutivo. En efecto, en el

año 1845 fue votada la ley número 38, que determina los negocios que corresponden a cada

uno de los secretarios de Estado, y la responsabilidad efectiva.

El Código Civil, se refiere a la responsabilidad de los amos y comitentes, por el hecho de

sus empleados y criados bajo sus órdenes y la responsabilidad de los maestros por el hecho

de sus alumnos, mientras estén en clases.

En este sentido se han querido establecer los efectos de la responsabilidad civil, pues

cuando están todos los requisitos de la responsabilidad civil, nace a favor de la víctima una

obligación de reparación contra el autor del daño. Para obtener el cumplimiento de esta

obligación, la víctima dispone de la acción de la responsabilidad civil.

Las partes en la acción de responsabilidad civil son: La jurisprudencia limita el número de

personas que puedan demandar reparación cuando se trata de un perjuicio de rebote; es

decir, cuando experimenta un daño material o moral, por el hecho de la muerte o de las

lesiones que afectan a otra persona.

Esto quiere decir que la víctima tiene que alegar una situación conforme con la moral y con

el derecho. La corte de casación establece que para la reparación del daño moral causado

por la muerte o lesiones de una persona con respecto a la cual sentía afecto el demandante

que sea un vínculo de parentesco consanguíneo o por afinidad.


La acción ejercida por los parientes, para reparación del perjuicio personal que

experimentan, debe distinguirse de aquella otra que puedan entablar en carácter de

herederos, para reparación del perjuicio, incluso moral, infringido a su causante, se

transmite a los herederos.

La acción de responsabilidad es cesible, tanto en lo que a reparación como al perjuicio

moral se refiere. El incapaz y el quebrado responden de sus culpas delictuales y cuasi

delictuales. El incapaz no es responsable contractualmente solo lo será cuando el contrato

incumplido sea perfeccionado por su representante, con la asistencia requerida.

El quebrado por no ser incapaz, está sujeto a las obligaciones que haya contraído, pero las

concertadas después del auto declaratorio de quiebra no son oponibles a la masa de

acreedores.

En cuanto a los menores el artículo 1310, del Código Civil dispone que los mismos, al “no

ser restituible contra las obligaciones resultantes de su delito o cuasidelito”, puedan ser

extendidos como incapaces.

Generalidades de la Responsabilidad Civil

El Tratado Practico de la Responsabilidad Civil Dominicana, señala que el lenguaje vulgar

de Responsabilidad representa la idea del hombre que cumple con sus deberes. En el

Derecho Civil, la Responsabilidad es una de las formas como se manifiesta la coacción de

la regla de derecho, imponiendo al responsable del daño la obligación de su reparación.


La Responsabilidad, es una fuente de obligación porque establece un vínculo obligacional

entre el responsable y la víctima, por lo tanto, el responsable se convierte en el deudor del

segundo.

La responsabilidad civil constituye una obligación que tiende a la reparación de los daños y

perjuicios provocados por una persona física o jurídica a otra, como consecuencia del

incumplimiento de una obligación preexistente cuya fuente haya sido un contrato vigente

entre las partes, la cual se conoce como Responsabilidad Civil Contractual, o un hecho

faltivo, Responsabilidad Civil Delictual la negligencia o imprudencia es la Responsabilidad

Civil, o los hechos admitidos por la jurisprudencia como provocadores de la obligación de

reparar daños y perjuicios en virtud de los riesgos que se asumen respecto de las cosas o

personas por las cuales se debe responder.

La Responsabilidad Civil del Estado ha sido reconocida en la generalidad de las nociones, y

ella adquiere mayor fundamento jurídico si consideramos el papel de la administración

pública en la dirección y orientación de los procesos económicos y sociales.

Desde su nacimiento, el Estado debe preservar el orden jurídico, tiene además la obligación

de garantizar la legalidad de los actos de la administración surgidos en ocasión del ejercicio

de la función pública.

Determinados autores plantean que la responsabilidad civil de la siguiente manera: “se

puede considerar como la obligación que tiene una persona de reparar el daño causado a

otra por su hecho, o por el hecho de la persona o por las cosas dependientes de ésta”.

Planiol y Ripert sostienen que: “En un sentido amplio se dice que existe responsabilidad en

todos los casos aunque una persona tenga que reparar un daño sufrido por otra”.
Para el ilustre profesor, Henry Capitant: A) La responsabilidad civil es la obligación de

reparar el daño causado a una persona por infracción a la ley penal. Esta responsabilidad se

ejercita mediante la acción civil.

B) Expresión empleada para designar la responsabilidad por el hecho ajeno, en razón de

que la persona responsable no puede en principio ser obligada penalmente. Ejemplo: El

padre es civilmente responsable por los actos de su hijo menor de edad.

El Diccionario Pequeño Larousse, Ilustrado (1987), la define como: “La obligación de

indemnizar el daño causado a otro”.

Otra definición del citado autor, es la que establece que la Responsabilidad Civil es la

expresión empleada para designar la responsabilidad por el hecho ajeno, en razón de que la

persona responsable no puede en principio, ser obligada penalmente, en razón de que las

penas son personales.

Para los Hermanos Henry y León Mazeaud la Responsabilidad Civil, se produce al señalar

que: una persona es civilmente responsable cuando está obligada a reparar un daño sufrido

por otra. Como podemos observar todas las definiciones expresadas tienen en común la

reparación del daño sufrido por otra persona.

Cuando el perjuicio afecta a una persona privada, su autor puede ser obligado a repararlo.

Pues aquí existe responsabilidad civil. La responsabilidad civil constituye una reparación,

no una sanción. La responsabilidad delictual y cuasidelictual, y la contractual, son fuentes

de obligación.
Morel, Juan A., define la responsabilidad Civil, como la parte del Derecho que trata de la

obligación que tiene una persona de reparar el daño causado a otro, siempre que, en

principio, haya cometido una falta. (Juan A. Morel, 1986 Pág. 167)

Conforme Juan A. Morel la responsabilidad civil, como la obligación que puede incumbir a

una persona de reparar el daño causado a otro, por su hecho o por el hecho de las personas

o cosas que dependen de ella.

El cúmulo de Responsabilidades en República Dominicana

Cuando del incumplimiento de una relación contractual se originan daños y perjuicios

causados por tal falta, se está en presencia de lo que la doctrina moderna ha bautizado como

cúmulo de responsabilidades. Este supuesto se verifica cuando coexisten en una misma

causa obligaciones contractuales y, producto de su incumplimiento, obligaciones

extracontractuales.

Tal es el caso del incumplimiento de un contrato de una obligación a término, como pudiera

ser la actuación de un grupo musical en un evento; el incumplimiento de dicha obligación

contractual acarrearía consecuencias mayores, que verificarían daños y perjuicios y darían

origen a una obligación extracontractual.

La responsabilidad adquiere características peculiares cuando el daño o perjuicio es

causado por la administración pública.

Aunque por regla general la administración incurre en responsabilidad por su hecho

anormal, irregular o ilícito (lo que se denomina en los ordenamientos inspirados en el

francés falta de servicio), en ciertos países (como España) o bajo ciertas hipótesis puede
incurrir en responsabilidad también por su actuar normal, sin necesidad de que haya habido

ninguna irregularidad en el hecho que origina el daño.

En tales casos se le exige un grado de responsabilidad más severo que a los particulares, y

se llega en muchos casos a la responsabilidad objetiva, responsabilidad por daños causados

sin dolo ni culpa.

En casos excepcionales, el Estado puede ser responsable de daños y perjuicios causados por

la creación de normas jurídicas válidas, incluso de leyes (responsabilidad del Estado

legislador), cuando resultan perjudiciales para algunas personas concretas, aunque busquen

un bien para la generalidad de los destinatarios. Suele fundarse esta responsabilidad sin

culpa en la noción de ruptura de la igualdad ante las cargas públicas.

El Estado puede ser responsable también por errores judiciales, por accidentes causados por

el mal estado de las carreteras, etc.

Cumulo De Responsabilidad Civil En Francia

El derecho de la responsabilidad civil en Francia ha sido objeto de reformas recientes.

Conocida es por todos aquellas que modificó el derecho de los contratos y la prueba de las

obligaciones, en virtud de la Ordenanza de 29 de febrero de 2016 (que entrara en vigor el 1

de octubre del mismo año). Con el propósito de exponer las grandes líneas de este

fenómeno y las razones de su manifestación, importantes académicos franceses nos han

honrado con su visita. En este contexto, recuerdo las palabras del destacado profesor

parisino Michel Grimaldi, quien hace algunos meses —en el auditorio de la U. de

Concepción— sindicaba como motor de la referida reforma tanto la necesidad francesa de


modernizarse a la par de la experiencia europea, así como la de sistematizar positivamente

los criterios que la jurisprudencia local había plasmado desde hace años.

El termino cumulo de responsabilidades se refiere a la concurrencia de responsabilidades

que pueden darse en materia civil. La responsabilidad civil es una vigilante permanente de

nuestro comportamiento, encargándose de ponerle precio a la convivencia en sociedad

cuando a consecuencia ella se causa un daño a otro.

El principio general de responsabilidad civil por culpa, fue afirmado por primera vez en el

Código Napoleónico de 1804. En efecto, antes del Código Napoleónico, es cierto que había

una tendencia en favor de un principio general de responsabilidad extracontractual fundada

sobre la culpa, pero este no existía legalmente. La afirmación del principio fue posible bajo

la influencia de la obra de Domat. Sin embargo, el principio concierne a la responsabilidad

extracontractual de la persona quien ha cometido la culpa.

La modernización del Código Civil francés sigue siendo el motor del espíritu de reforma. Y

es que los avatares actuales del derecho de daños no pueden restringirse al poder de

adaptación de un puñado de artículos que, en palabras del ministro antes citado, han

“resistido al tiempo gracias a la impresionante obra de construcción jurisprudencial de la

Corte de Casación, que ha sabido adaptarlos a la evolución de las costumbres, de la

sociedad y de la lengua francesa”. El reflejo de dicha adaptación debe manifestarse en la

pluma del legislador. Consideración, esta última, de amplia vocación; toda vez que otra de

las motivaciones del redactor del proyecto obedece a la igualdad en el tratamiento de las

víctimas y a la legibilidad del derecho, elemento que ya había sido considerado por la
antigua ministra de Justicia Christiane Taubira (en su presentación al proyecto de reforma

al derecho de contratos).
Conclusión

Como se ha observado, el cumulo de la responsabilidad civil no solo en República

Dominicana sino en Francia en esencia representa el concepto ya que, la misma se refiere a

la acumulación de las responsabilidades por vía contractual y extracontractual ya que estas

son las fuentes de responsabilidad dentro del mundo de las obligaciones.

Se parte de que la responsabilidad civil es la vía mediante la cual, las personas pueden

accionar por ante las vías civiles con el fin de conseguir el resarcimiento derivado de la

responsabilidad contraída por algunas de las figuras anteriormente mencionadas.

La acumulación de responsabilidades civiles representa en la legislación dominicana una

actualidad latente ya que el mismo representa la responsabilidad según la cual, el que es

responsable debe responder civilmente por aquellos asuntos una vez que se subyace en la

Ley.

Finalmente, es importante establecer que el cumulo de las responsabilidades civiles en la

República Dominicana representa un término de responsabilidad de suma importancia ya

que el mismo hace referencia a la responsabilidad que se le atribuye a todo aquel que por

hechos propios y derivados de su propia actuación.

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