Procedencia excepcional/VIA DE HECHO-Alcance: Sentencia T-452/98 Accion de Tutela Contra Providencias Judiciales
Procedencia excepcional/VIA DE HECHO-Alcance: Sentencia T-452/98 Accion de Tutela Contra Providencias Judiciales
Procedencia excepcional/VIA DE HECHO-Alcance: Sentencia T-452/98 Accion de Tutela Contra Providencias Judiciales
Demandado:
Consejo Superior de la Judicatura,
Sala Jurisdiccional Disciplinaria.
Magistrado Ponente :
Dr. HERNANDO HERRERA
VERGARA.
1. La solicitud.
2. Hechos.
Las razones que adujo para sustentar su petición fueron las siguientes: 1.)
consideró que los jueces disciplinarios al definir sobre la prescripción de
la acción disciplinaria ejercitada en su contra, aplicaron una norma
derogada, el artículo 88 del Decreto 196 de 1.971, en lugar del artículo 17
de la Ley 20 de 1.972; 2.) estimó que la negativa de tales jueces a decretar
la práctica de los testimonios solicitados para su defensa, aún cuando no
señaló el objeto de la misma, constituía una causal de nulidad que debió
declararse; y 3.) cuestionó la credibilidad absoluta de los jueces en las
declaraciones de las querellantes, para sustentar la sanción que le
impusieron, a pesar de haberse comprobado que mentían cuando,
precisamente, una de sus afirmaciones fue desvirtuada por el respectivo
juez del conocimiento, ya que la celebración de la conciliación por la que
1
“Por la cual se determinan la composición y el funcionamiento del Tribunal Disciplinario.”.
2
“Por el cual se dicta el estatuto del ejercicio de la abogacía.”.
ellas lo acusaron, la falta de información sobre su realización y la multa
por no haber asistido a la misma, no era cierto.
2. 2. La impugnación.
1. Competencia.
2. La materia a examinar.
3
Sentencia T-204 de 1.998, M.P. Dr. Hernando Herrera Vergara.
Ver entre otras, las Sentencias T-198/93, T-055/94, T-204/98,
4
ST-231/94 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz.)
podrían afectar la seguridad jurídica y la cosa juzgada. De ahí que, las
providencias que versan sobre la interpretación y aplicación del derecho,
no pueden ser objeto de control constitucional, por la vía del amparo, si en
las mismas no se configura uno de los defectos ya mencionados, como
resultado de una actuación abiertamente caprichosa y contradictoria del
orden jurídico, que genere la violación de derechos fundamentales de las
personas.
“ De allí resulta, sin duda, que los defectos del análisis probatorio, o
la ausencia total del mismo, no menos que la falta de relación entre
lo probado y lo decidido, vulneran de manera ostensible el debido
proceso y constituyen irregularidades de tal magnitud que
representan vías de hecho. Tal expresión encaja en los indicados
supuestos como ninguna otra, ya que el fallador que se aparta del
material probatorio, que no lo evalúa en su integridad, o que lo
ignora, plasma en su sentencia su propia voluntad y no la de la
justicia ni la de la ley. Decide de facto y quebranta, en consecuencia,
los fundamentos esenciales del orden jurídico.”.
5
M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo.
Así las cosas, concierne al ámbito de competencia exclusiva de la
respectiva autoridad judicial, la determinación acerca de la validez,
aptitud, pertinencia y conducencia de las pruebas a partir de las cuales
formará su convencimiento y sustentará la decisión final del litigio; de ahí
que, pueda incurrir en una “negación o valoración arbitraria, irracional y
caprichosa de la prueba, que se presenta cuando el juez simplemente
ignora la prueba u omite su valoración o sin razón valedera alguna no da
por probado el hecho o la circunstancia que de la misma emerge clara y
objetivamente (...).”.6 En consecuencia, la negativa a ordenar la práctica
de determinadas pruebas “ sólo puede obedecer a la circunstancia de que
ellas no conduzcan a establecer la verdad sobre los hechos materia del
proceso o que estén legalmente prohibidas o sean ineficaces o versen
sobre hechos notoriamente impertinentes o se las considere
manifiestamente superfluas (…).”7
6
Sentencia T-422 de 1.994, M.P. Dr. Antonio Barrera Carbonell.
7
Sentencia T-393 de 1.994, M.P. Dr. Antonio Barrera Carbonell.
8
Sentencia C-417 de 1.993, M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo, antes citada.
de la transacción, desconociendo a los demás beneficiarios, ya que el
ofreció consignar la suma a la madre de todos ellos, la señora Ruby
Zuluaga de Rodríguez, quien a su vez se negó a recibirla por
recomendación del abogado Javier Villegas, para no inhabilitarse frente a
una posible demanda contra el Estado. De esta forma, alega en su defensa:
-que la acción disciplinaria estaba prescrita; -que la decisión no se hubiera
adoptado en ese sentido si se hubieran practicado en el proceso
disciplinario los testimonios solicitados, de la señora Ruby Zuluaga de
Rodríguez y del abogado Javier Villegas, y -que no debió haberse dado
credibilidad absoluta a lo dicho por las querellantes, ya que se había
comprobado que mintieron acerca de la realización de una audiencia de
conciliación que les produjo una sanción por inasistencia a la misma.
Ahora bien, la queja del actor se dirige hacia la interpretación que la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura dio a la
legislación que rige la prescripción de la acción en materia disciplinaria,
así como en lo referente a la valoración del material probatorio allegado y
solicitado en el proceso y que constituye el fundamento de la referida
decisión.
9
La Corte Constitucional estima conveniente citar el texto de las disposiciones mencionadas:
-Ley 20 de 1.972, art. 17. “Las acciones por faltas disciplinarias y por faltas contra la ética y los deberes
profesionales del abogado prescriben en cinco (5) años.”, -Decreto 196/71, art. 88. “La acción disciplinaria
prescribe en dos años, que se contarán desde el día en que se perpetró el último acto constitutivo de la falta.
La iniciación del proceso disciplinario interrumpe la prescripción. (...)”.
“ Si bien las pruebas se decretaron y no se practicaron, el apelante no
demostró cómo se le afectaron sus derechos o garantías ( num. 2o,
artículo 308 del C. de P.P., en concordancia con el artículo 21 del C.
de P.P. y el 90 del decreto 196 de 1971), dado que le correspondía
alegar y demostrar la vulneración o conculcación del derecho
invocado, obligación que también nace del artículo 307 del C. de P.P.
( en concordancia con el artículo 21 del C. de P.P. y el 90 del decreto
196 de 1971), en cuanto que el sujeto procesal que alegue nulidad
deberá determinar, entre otros motivos, “las razones en que se
funda”, entonces, hubo de exponer cómo aquellas pruebas irían a
probar lo contrario a lo que había en el proceso, así como que al no
practicarse se violaron sus derechos y garantías. Aquí no se trata
simplemente de señalar la falta de la práctica de las pruebas y
formalmente indicar las normas presuntamente dejadas de aplicar o
las aplicadas indebidamente para solicitar la nulidad, porque es
necesario demostrar (no un simple decir con palabras) que por esa
omisión se vulneró la ley. Es deber del apelante señalar qué hecho
específico y existente en el mundo jurídico del proceso se
demostraba con los testimonios de las personas arriba nombradas, de
manera tal que no quedaren dudas que el decir de aquellas
modificaría sustancialmente la certeza sobre los hechos en que se
sustentó la condena.
(...)
Siendo evidente que con la no práctica de los testimonios en cita no
se configura irregularidad que haya afectado sustancialmente sus
derechos, se abstendrá la Sala de decretar la nulidad propuesta por el
apelante. “(Subraya la Sala).
IV. DECISION