Platon y Su Conciencia 3

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3. - INFLUENCIAS FILOSÓFICAS.

-
Platón no pensó en un vacío intelectual. Su pensamiento se fue construyendo sobre y
contra
las ideas de los que le precedieron. Algunas de sus concepciones más profundas y
originales
fueron el resultado de intentar resolver diversos problemas que había heredado de
la
filosofía anterior y que le preocupaban vivamente. Comenzaremos, entonces, por
trazar los
rasgos principales de este territorio en el que crece la filosofía de Platón, antes
de exponer
su propia doctrina.
Heráclito:
Su afirmación del devenir constante del mundo sensible es compartida por Platón.
Ahora
bien, en el contexto de la filosofía platónica, esto viene a significar que de una
realidad
continuamente cambiante no puede haber verdadero conocimiento, pues no puede haber
conocimiento de lo que, una vez definido, ha cambiado ya.
Parménides:
Su distinción entre lo que verdaderamente existe, el ser, (la realidad inmutable,
inengendrada e imperecedera, de que se ocupa la Vía de la Verdad) y el universo
cambiante,
el no-ser, (cuyo origen se narra en la Vía de la Opinión) se recoge en el
pensamiento
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platónico: las ideas son lo que existe de verdad y poseen las mismas
características que el
ser de Parménides.
Sin embargo, en Platón el mundo sensible no se equipara exactamente al mundo del
no-ser
parmenídeo, sino que, más precisamente, vendría a situarse en un plano ontológico y
epistemológico intermedio entre el ser y el no-ser; es decir, el mundo sensible,
aunque no
tendría el status pleno e inmutable del ser, no por eso carecería completamente de
realidad,
y, por lo tanto, aunque no podría ser objeto de conocimiento verdadero, sin embargo
podría ser objeto de creencia u opinión (doxa).
Pluralistas y atomistas:
– En su explicación de la naturaleza, Platón sostiene que el orden que se observa
en el
universo no puede surgir del azar y del desorden (alejándose así de posiciones
atomistas)
sino que sólo puede proceder de una inteligencia ordenadora (el demiurgo). Retorna
así,
Platón, en cierto modo, al concepto de inteligencia ordenadora (nous) que mantenía
Anaxágoras.
– Por otro lado, al postular una materia eterna, caótica y dotada de movimientos
irregulares, como otro principio del cosmos, Platón se separa da Anaxágoras y se
aproxima
a los atomistas, Leucipo y Demócrito, quienes sostenían igualmente la eternidad de
la
materia y del movimiento.
Orfismo:
Podemos definir a los “orficos”, como, gentes que, uniendo, por una parte ,
elementos
procedentes del culto de Apolo (en cuanto purificador) y de las creencias tracias
en la
reencarnación, por otra, creyeron que el alma podía sobrevivir, si se mantenía
pura, y, para
ilustrar esta teoría, elaboraron una mitología parcialmente personal, con Dioniso
como
figura central. Esta teoría de la reencarnación será asumida por los pitagóricos y
por
Platón.

Pitagorismo:
– Platón hereda la pasión de los pitagóricos por las matemáticas como vislumbre de
la
verdad eterna. El número era, para ellos, el principio que gobernaba la estructura
de la
totalidad del mundo. En Platón las matemáticas también están llenas de significado
tanto
metafísico como matemático; así a los objetos geométricos asigna Platón en la
República las
propiedades de “eternos, no sujetos a cambio y desaparición” que “tienden a llevar
a las almas hacia la
verdad y a formar mentes filosóficas elevando hacia arriba facultades que
indebidamente dirigimos hacia
tierra”.
– La reencarnación y la inmortalidad del alma, así como la referencia al cuerpo
como
cárcel del alma, son todos ellos elementos pitagóricos presentes en la obra de
Platón.
– La idea pitagórica de la filosofía como purificación, esto es, la idea de que la
purificación y salvación del alma dependía en gran medida del uso de los poderes de
la
razón y de la observación con objeto de obtener conocimiento que tendría un efecto
catártico o purificante, se encuentra también en la filosofía de Platón.
Sofistas:
El pensamiento de Platón surge, en gran medida, como respuesta a los planteamientos
de
los sofistas. La crítica platónica podemos cifrarla en cuatro puntos:
– Crítica a la mercantilización que los sofistas hicieran del saber, a todas luces
indigna del
conocimiento.
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– Crítica a la manera de entender el lenguaje, como instrumento de persuasión o
manipulación.
– Crítica al relativismo gnoseológico (Prótagoras: “ el hombre es la medida de
todas las
cosas”) y al relativismo ontológico (Gorgias: “ no existe el ser; si existiera no
podría ser
conocido; si su conocimiento fuera posible, no podría ser expresado por medio del
lenguaje”)
– Crítica a la distinción physis/nomos , que Platón interpreta en clave de
oposición entre :
lo que por naturaleza no cambia y por ello no está sujeto a dictamen humano, y lo
que es
convencional y arbitrario y que, por ello, es susceptible de discusión y también de
alteración.
Sócrates:
El influjo que ejerció la persona y el pensamiento de Sócrates en la formación de
Platón es
la más decisiva de todas las señaladas. Señalaremos las claves fundamentales de esa
influencia:
– Platón hace de Sócrates el protagonista de la mayor parte de sus diálogos.
Pretendía,
posiblemente, homenajear al que consideraba el más honesto de los ciudadanos , y,
de
paso, mostrar la injusticia que la democracia cometiera con él.
– Hereda de Sócrates el convencimiento de que era imposible fundar una convivencia
duradera sobre la base de que cada cual entienda a su modo qué es la justicia, o la
piedad, o
cualquier otra virtud cívica. Era necesario, como decía Sócrates, reducir la
pluralidad de
opiniones a una sola definición.
– Consiguientemente acepta, aunque sólo parcialmente, la teoría socrática de la
definición
universal, ya que como señaló Aristóteles, Sócrates no “concedía a los universales
(las esencias
expresadas en la definición) existencia separada” del mundo sensible, mientras que
Platón sí lo
hace al situarlas en el Mundo de las Ideas.
– La identificación socrática del saber con la virtud, esto es, lo que denominamos
intelectualismo moral , es uno de los elementos fundamentales de la ética platónica
y más
adelante, aunque en menor medida, lo será de la de Aristóteles.

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