Jesús Ora en Getsemaní

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Jesús ora en Getsemaní.

(Marcos 14:32-42)

Jesús hizo de la oración una constante en su vida espiritual; lugares desiertos o apartados, de
noche o muy de mañana, eran los momentos o sitios escogidos por el Señor para buscar la
intimidad con su Padre Celestial ¿Qué motivaba a Jesús a orar? Aquí no podemos dar una única
respuesta, pero si había en él una profunda necesidad de Dios que la asumía de forma consciente
y la vivía diariamente de múltiples maneras. Algunas veces, la oración era para él una instancia de
preparación, de capacitación ministerial, como por ejemplo: cuando fue al desierto por cuarenta
días, justo antes de comenzar su ministerio; otras veces, la oración se constituía en un descanso,
en una purificación que pudiera prevenir cualquier contaminación del orgullo mundano y esto
sucedía después de jornadas de arduo trabajo de enseñanza y numerosos milagros en beneficio de
las personas (Mc.1:32-35). Jesús oraba porque sentía gozo de Dios y esto lo motivaba a alabar
espontáneamente a su Padre (Mt.11:25-26); oraba para agradecer por los alimentos (Jn.6:11); y
oraba dando gracias con toda humildad por ser escuchado en sus oraciones (Jn.11:41).

Pero así como hubo cosas que motivaban al señor Jesús a orar, hubo situaciones que fueron muy
difíciles para él y se constituyeron como una gran prueba en su vida de oración. De estas
experiencias personales de Jesús, nosotros nos podemos hacer la pregunta ¿Qué nos obstaculiza la
oración. La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní fue una oración muy particular, porque en
ella Jesús se enfrentó consciente y de manera íntima, personal y voluntaria a la muerte, con todo
lo que ello implica; podríamos decir que fue en este proceso que Jesús experimento sus mayores
tentaciones, porque la muerte es el último y el más grande de los enemigos a ser vencido. Jesús
estaba angustiado y muy afligido y en su alma tenía una tristeza de muerte (v.33-34) que no es
otra cosa, que el profundo desaliento que nos trae la convicción de que todo se acaba y la certeza
de la nada se impone a la vida y la cruda realidad humana se impone a la fe: ¿para qué orar?;
¿Acaso la oración cambiará las cosas?; ¿no es la muerte más real que la presencia de Dios? ¿No
estoy a tiempo de aceptar los acontecimientos y escapar de la ilusión de la fe, renegando de Dios y
aferrándome a mi vida? Sin embargo Jesús escogió orar y una vez más confirmar su fe en su Padre
Celestial; pero aún fue más allá, haciendo a Dios más real en su vida que antes, decidió someterse
completamente a él y confesar que Dios tiene el poder absoluto sobre la vida y sobre la muerte
(Mc.14:35-36).
Pero aún hay otra cosa, Jesús no solo decidió someterse y confiar, sino que lo hizo desde una
perspectiva diferente, desde la perspectiva del amor de Dios; desde su humanidad conoció a Dios
desde una nueva faceta, quizá nunca se sintió tan hijo como aquel día, en que lejos de toda
formalidad, llamó a Dios “papá”: en su oración decía “abba”, para ti todo es posible; esto es lo
hermoso de la oración del huerto: Jesús tuvo la ocasión de haber sucumbido al desaliento y haber
faltado a Dios, pero su amor fue más fuerte y su amor lo volvió a Dios en oración ¿Qué podemos
aprender? Hoy muchos hermanos se están dejando ganar por el desaliento y se están olvidando
del Dios de amor, no quieren enfrentar la lucha espiritual y se están yendo por el camino más fácil;
esto no es novedad, los mismos discípulos se quedaron dormidos muchas veces esa noche, les fue
imposible velar en oración (v.37-38) y obviamente la prueba no les encontró preparados; sin
embargo, Jesús fue claro, la prueba solo con oración es sorteada, les dijo a sus discípulos:
“manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad
pero son débiles”. Evidentemente debemos ser conscientes pero no complacientes con nuestra
debilidad, porque Jesús nos demuestra que se puede ser victorioso espiritualmente y si no lo
somos no tendremos excusa.

También podría gustarte