Etnia Terapéutica para La Asesoría Familiar
Etnia Terapéutica para La Asesoría Familiar
Etnia Terapéutica para La Asesoría Familiar
Están destriangulados. Brooke toma el rol de víctima: “Me pasé todo el día
limpiando esta casa y preparando esta cena y trabajé hoy. Sería muy amable que
me dijeras gracias y me ayudaras con los platos”. Gary, por otra parte, está
tomando el rol de salvador: “Me parto el alma por ser el mejor guía de la maldita
ciudad y ganar lo suficiente para mantenernos a los dos y que con suerte algún
día no tengas que trabajar”.
Cómo generaría usted como asesor una nueva etnia con los asesorados, que
permita que haya un encuentro en esta pareja
Para Brooke, Gary no tiene idea de nada de lo que ella quiere. En cambio,
para Gary, ella es impredecible. Traigo a la mente aquella frase de Pearce (2015),
y la aplico analógicamente a este diálogo: Imagino a Gary buscando en el manual
‘libro de frases’ para uso en la comunicación entre los dos sexos, “hasta encontrar
la página en donde dice que cuando una mujer” (p. 70) afirma que va a lavar los
platos, está expresando, a su manera, que quiere que él lave los platos. No
obstante, al verse Brooke no entendida, termina haciendo más difícil coordinar las
acciones de la comunicación interpersonal.
Referencias
Stuber, S., & Vaughn, V. (Productores), & Reed, P. (Director). (2006). The Break-
Up (Viviendo con mi ex) [Película]. Estados Unidos: Universal Studios
Anexo 1
Diálogo de la película
Brooke Meyers llega a la sala, mientras Gary Grobowski está jugando Xbox.
Ella inicia el diálogo:
- Bien.
- Ayúdame Gary.
- No hay problema, los lavamos al rato. Espero cometer unos crímenes más
(está jugando Xbox).
- A quién le interesa.
- (Enojada). A mí, está bien, a mí. Me pasé todo el día limpiando esta casa
y preparando esta cena y trabajé hoy. Sería muy amable que me dijeras gracias y
me ayudaras con los platos.
- (Mal humorado, tira el control del juego). Bien, te ayudaré con los malditos
platos.
- Eso hice.
- Después de pedírtelo.
- Sabes Gary, te pedí que hicieras una cosa hoy, una cosa muy sencilla,
traer doce limones y me trajiste tres
- ¡Hay, por un demonio! Si hubiera sabido que iba a haber tanto problema te
hubiera traído 24 limones. No mejor cien. Sabes qué, hubiera querido que toda la
maldita mesa hubiera tenido su propia bolsita de limones. Te lo juro.
- Sólo digo que sería lindo que hicieras las cosas que te pido y sería más
lindo que las hicieras sin tener que pedírtelas.
(Silencio).
- Me parece recordar que hice algo por ti esta mañana sin que tuvieras que
pedirlo.
- Tranquila, es enserio
- ¡Venga! Yo también.
- Porque sabías que trabajé hoy, y que hice la cena y… y… pudiste haber
pensado, no sé, algo como: Le llevaré a Brooke unas flores.
- Tú dijiste en nuestra primera cita que no te gustaban las flores, que era
tirar el dinero.
- Dijiste que no te gustaban, ¿se supone que eso significa que te gustan las
flores?
- No. No. Esto no es por… no, no, tú no… Dios, no estás entendiendo, no
estás entendiendo Gary, está bien, esto no es por los limones, ni por las flores, ni
por los platos, es por… cuántas veces tengo que lanzar indirectas sobre el ballet.
(Ella se marcha).
- Eso haré.
- (Habla gritando). Me subo a ese maldito autobús cada día por ti.
- Yo quiero trabajar.
- Todo lo que pido Brooke es que muestres un poquito de agradecimiento y
que me des veinte minutos para relajarme cuando yo llego, en vez de que me
ataques con preguntas y me fastidies todo el tiempo.
(Silencio).
- Sí.
- Eso es.
- Sí.
- Pues haz lo que se te pegue la gana. Deja tus calcetines por toda la casa,
vístete como un cerdo…
- ¡Ajá!
- ¡Claro!
- No me importa, se acabó.
- ¿Qué?
El joven otra vez exclamó: ¡Papá mira las nubes, están corriendo con
nosotros!
El anciano sonrió y dijo: “Ya lo hice, amigo. Venimos del médico. Y apenas
estamos viniendo de la clínica, mi hijo era ciego de nacimiento y hoy, gracias a
Dios, por primera vez puede ver. Por eso está emocionado”.