Resumen Didáctico Del Libro Un Quijote en Bicicleta

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RESUMEN DIDÁCTICO DEL LIBRO

UN QUIJOTE EN BICICLETA

Autor: Enric Lluch


Año: 2005

El papá de Salva siempre le preguntaba si había comenzado a leer el Quijote,


ya que él ya lo había leído muchas veces y siempre solía contarle de las
aventuras y andanzas de don Quijote, junto a su gran amigo y escudero
Sancho Panza y su noble caballo Rocinante.

A Salva no le gustaban los libros gordos y sin dibujos, a él más bien le


agradaban los libros delgados y con bastante dibujos y caricaturas, los de
aventuras de piratas y tesoros, por lo que siempre se preguntaba por qué su
papá compraba libros gordos, con letras como hormiguitas recién nacidas y
para su sorpresa, su papá le regaló el Quijote, un libro que pesabas más de un
kilo, así se lo comentó Salva a su amigo Emiliete, agregando que tenía más de
mil páginas.

Un día el papá de Salva sufre un accidente, torciéndose el tobillo al bajar de su


automóvil, por lo que no puede ir a trabajar y se quedó en casa, por lo que,
para desgracia de Salva, le pidió que le llevara el Quijote porque le leería unos
capítulos.

A los pocos días Salva ya conoce muchos detalles del Quijote y de su amigo
Sancho.

Un día, mientras Salva hacía sus tareas en clases, le contó a Emiliete algunas
de las aventuras del Quijote y Sancho Panza, fue entonces que al terminar la
clase y salir a recreo, Salva le dice a Emiliete que quiere ser don Quijote y le
pregunta a su amigo si quiere ser Sancho Panza, quien le responde que sí y
Salva se pone a escribir una lista de cosas que necesitarán para convertirse en
un don Quijote y un Sancho Panza modernos.

Enumeró un caballo, un burro, una lanza, un escudo y para hacerlo más


interesante para Emiliete, agrego comida y bebidas.

Ahora, cada vez que Salva llega a casa, deja su mochila y le pide a su papá
que le lea más a cerca de don Quijote y sus aventuras, ya que leer se le hace
dificultoso, puesto que, algunas palabras le suenan bastante extrañas. Todo lo
anterior es interrumpido por los llamados de la mamá a cenar, por lo que papá
le dice en tono satisfecho: “el chico ya se ha aficionado a leer El Quijote”.

Ante la imposibilidad de conseguir un caballo o un burro para las sus


aventuras, Salva encuentra una rápida solución, ir en bicicletas, por lo que le
pide permiso a sus papás para ir al parque en bicicleta, a lo que la mamá le
responde con un “ni pensarlo”, ante las insistencias de Salva, la mamá le
autoriza con la condición de que ella lo acompañará y tendría que llevar la
bicicleta tomada de los manillares.

Llegando al parque acompañado de mamá y de Emiliete, Salva murmura a su


amigo diciendo: “muy pronto comienza nuestra aventura, amigo Sancho
Panza”, mirando a todos los asistentes al parque, donde descubre a cada uno
de los personajes que imaginaba del libro del Quijote, los magos malvados y al
héroe Tirante el Blanco.

Empezando la aventura, Salva le explica a Emiliete poco a poco el equipo que


llevaban, como, por ejemplo, que un palo de escoba sería la lanza, la tapa de
una olla el escudo, la bicicleta de Salva se llamaría Rocinante, a lo cual
Emiliete pregunta - ¿Cómo se llamará la mía? – a lo que Salva responde que
no tiene nombre, porque en el libro del Quijote, el burro de Sancho Panza no
tiene nombre, tampoco lleva lanza, ni escudo. Ante esa descripción, Emiliete ya
no quería ser más Sancho Panza, por lo que Salva lo convence pasándole una
manzana, un plátano y la tapa de la olla.
Así, comienzan sus aventuras, viendo más allá, en un puesto de refrescos y
golosinas, unas sillas y mesas de plástico blanco arrumbadas, a lo que Salva
exclama: “Ya tenemos los primeros enemigos a la vista amigo Sancho”,
imaginando que son dos gigantes a vencer.

Dicho lo anterior, Salva arremete contra los gigantes, armado con el palo de
escoba bajo el brazo y pedaleando rápidamente en contra de las sillas y
mesas, aunque al llegar a ellas trata de evitarlas, Rocinante, o sea, su bicicleta
no responde y choca contra ellas, haciéndolas caer estrepitosamente. Al ver al
dueño del quiosco, Salva arranca rápidamente donde se encontraba Emiliete,
quien disfrutaba tranquilamente de un trozo de manzana, quien con la boca
llena le pregunta ¿qué paso?, a lo Salva responde que seguro con los gritos del
dueño del quiosco, los gigantes se transformaron en sillas y mesas…, por lo
que, Salva termina diciéndole a Emiliete que tome el escudo porque irán en
busca de más aventuras.

Durante su recorrido por el parque, se encuentran con un hombre que paseaba


unos perros y con un gato que se encontraba detrás de una palmera, donde
nuevamente Salva usa su imaginación, viendo más aventuras, con magos,
animales salvajes y castillos, aunque en realidad Emiliete no ve absolutamente
nada, a lo que Salva le dice que no ve nada porque él no es un caballero.

A pesar de que Emiliete no tiene la imaginación de Salva, participa de sus


aventuras, pero, a causa de la presencia de Salva, armado de su lanza y
escudo, uno de los perros se le suelta al dueño y corre tras el gato, dando
vueltas alrededor de la palmera y a pesar que logra atrapar al perro, se
muestra enojadísimo con ambos, a lo cual, ambos toman sus bicis y arrancan
velozmente, como si estuvieran a punto de llegar a una meta imaginaria.

Dado a los acontecimientos anteriores, Emiliete cansado ya no quiere seguir


jugando, a lo que Salva le comenta que en vez de iniciar una aventura deberían
haber empezado por buscar a Dulcinea, a lo que Emiliete pregunta - ¿quién es
Dulcinea?- mi novia responde Salva, bueno, la novia de don Quijote rectifica
rápidamente, a lo cual Emiliete vuelve a preguntar - ¿y cómo se llama la mía?-,
Salva le responde, Sancho Panza no tiene.

Emiliete le responde que él no tiene nada, ni escudo, ni lanza y ahora tampoco


tiene novia, por lo que decide no continuar con el juego. Salva le contesta que
no es culpa de él, ya que así era el libro.

Salva al ver que llegan al parque tres niñas y un niño a jugar Game Boy, éste le
dice a su amigo que como el juego es de ellos no hay problemas que Sancho
tenga una novia, a lo que Emiliete pregunta qué nombre que tendría ésta, por
lo que Salva elige el nombre de Micomicoma, siendo aceptado por Emiliete.

Ambos entonces se dirigen a los chicos que jugaban con los Game Boy y una
de las niñas le pregunta qué es lo que quieren, a lo que Salva contesta que
andaban en busca de Dulcinea, Emiliete le apunta a Salva que también a
Micomicoma, al escuchar esto, el resto de los niños se largan a reír, por lo que
Salva les explica que están jugando a don Quijote y Sancho Panza,
preguntándoles si quieren ser sus novias, cosa que no fue bien aceptadas por
las niñas, las que les dicen que uno de ellos tiene cara de mono y el otro es
más gordo que una vaca, rechazando la propuesta.

Ya cuando se iban del parque derrotados en sus aventuras, se encontraron con


un hombre leyendo un libro, quien les preguntó que a dónde iban con un palo
de escoba y una tapa de olla, a lo cual Salva le dice que son don Quijote y
Sancho Panza. Dicho eso, el hombre les pide disculpas por no reconocerlos y
no reconocer su lanza y su reluciente escudo.

El

como si no hubiesen libros flacos en las librerías le leía extractos del Quijote
elegidos por el mismo, ya que buscaba las mejores y más divertidas aventuras,
conociendo a los personajes que estaban en él, como Sancho Panza y
Dulcinea, pero, Salva no tenía en su cabeza un orden cronológico del libro en
sí.

Salva decide contarle a su amigo Emiliete del Quijote y sus aventuras de


caballero andante y deciden salir a jugar al parque, convirtiéndose en los
personajes del libro, entonces, Salva sería el Quijote y Emiliete sería Sancho
Panza, pero como no tenían ni un caballo, ni un burro, decidieron utilizar sus
bicicletas.

Salva le pide permiso para ir a jugar al parque a su mamá, quién después de


varios intentos autoriza a que vaya al jugar al parque junto a su amigo, para
vivir una gran aventura.

En el parque encontraron a

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