Filon - Interpretación Alegórica de La Ley

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Fuente: Filón.

Obras completas de Filón de Alejandría, en 5 volúmenes traducidos del griego al


español por José María Triviño.
(Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1975.) Legum allegoriae, liber II: vol. 1, pp. 161-189.

FILÓN. INTERPRETACIÓN ALEGÓRICA DE LAS LEYES


SAGRADAS
CONTENIDAS EN EL GÉNESIS II Y III, LIBRO 2
(Legum allegoriae, liber II)

1. I. "Y Dios Soberano dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle un colaborador acorde
con él»." (Gén. II, 18.) ¿Por qué, oh profeta, no es bueno que el hombre esté solo? Porque, dice, bueno
es que el que es único esté solo; mas solo y único en sí es Dios, que es uno; y nada hay semejante a
Dios. En consecuencia, puesto que es cosa buena el que el Que Es esté solo; y, en verdad, solamente a
Dios puede referirse lo bueno; no puede ser bueno que el hombre esté solo.

2. El hecho de que Dios esté solo se puede explicar también de este modo: ni antes de la creación había
cosa alguna junto a Él; ni, al adquirir existencia el mundo, se coloca cosa alguna junto a Él, porque
Dios no ha menester nada absolutamente. Pero una interpretación mejor es ésta: Dios es solo y único,
vale decir de naturaleza simple, no un ser compuesto; al contrario de cada uno de nosotros y de cuantas
cosas han sido creadas, que somos compuestos de muchas cosas. Por ejemplo, en mí están contenidas
muchas cosas: un alma, un cuerpo, la parte racional y la parte irracional del alma, así como los
elementos calientes y los fríos, los pesados y los livianos, los secos y los húmedos del cuerpo. Dios, en
cambio, no es un compuesto ni está formado por muchos elementos, sino un ser sin mezcla con otro
alguno.

3. En efecto, si algo se agregara a Dios sería o superior a Él o inferior o igual. Pero ninguna cosa es
igual o superior a Él; y nada inferior se le agrega. Si ello ocurriera también Él se vería disminuido; y,
en ese caso, también Él sería corruptible, lo que no es lícito pensar siquiera. Dios, pues, pertenece al
orden de lo determinado por lo uno y la unidad; o más bien el único Dios es quien determina a la
unidad, pues, como el tiempo,1 todo número es más reciente que el mundo y Dios es anterior al mundo
y autor de él.
1
Ver Sobre la creación 26.

4. II. No es bueno, pues, que hombre alguno esté solo. Porque son dos las especies de hombres: la
creada "según la imagen" y la "modelada" con tierra; y ni para el hombre "creado según la imagen" es
bueno estar solo puesto que tiende con ansia hacia esa imagen; por cuanto la imagen de Dios es arque-
tipo de las otras cosas, y toda imitación tiende vivamente hacia el modelo del que es copia, y su lugar
está junto a él; ni tampoco lo es, y con más razón, para el "modelado". No sólo es malo para él, sino
además imposible pues con la inteligencia así formada forman estrecha unidad sentidos, pasiones,
vicios y muchísimas cosas más.

5. A este segundo hombre le es asociado un colaborador. Éste es, en primer lugar, creado. "Hagamos",
dice, "en efecto, un colaborador para él." En segundo lugar, es más reciente que el ayudado. Antes, en
efecto, ha formado Dios la inteligencia y se dispone ahora a formar al colaborador. Mas también en
esta ocasión, aunque emplea términos referentes a la natural condición de las cosas, Moisés se está
expresando alegóricamente. En efecto, los colaboradores del alma son los sentidos y las pasiones, y son
más recientes que ella. Ya veremos, pues, de qué manera la ayudan. Comencemos por considerar el
hecho de que son posteriores.

6. III. Así como, según los mejores médicos y físicos, parece ser que el corazón es modelado antes que
todo el resto del cuerpo, a manera de fundamento o de quilla de nave, y sobre él se edifica el resto del
cuerpo; por lo cual dicen también que él late todavía después de la muerte, pues, así como comenzó a
existir antes del cuerpo, del mismo modo perece después que éste; así también la parte rectora del alma
existe con anterioridad al alma total, y la parte irracional es posterior. Moisés aún no ha expuesto la
creación de esta última, pero se apresta a describirla. La parte irracional consiste en la sensibilidad y las
pasiones cuyo origen se halla en los sentidos, especialmente si ellas no son resultado de
determinaciones nuestras.2 Este colaborador es, pues, posterior y, por supuesto, creado.
2
Es imposible determinar con seguridad cuál de dos interpretaciones, corresponde dar a la
expresión de Filón. Ella puede entenderse de dos maneras: (a) que Filón acepta para unos casos
y rechaza para otros el punto de vista estoico, según el cual las pasiones son juicios mentales o
determinaciones de nuestra inteligencia; (b) que pone en tela de juicio tal doctrina, aunque sin
rechazarla categóricamente; y afirma que en su opinión las pasiones son engendros de la
sensibilidad, cosa que resultaría indudable si se descartara la opinión estoica.

7. Veamos ahora el punto aún pendiente: cómo le presta la ayuda. ¿De qué manera nuestra inteligencia
aprehende que tal cosa es blanca,, o negra, si no es usando la vista como colaboradora?, ¿Cómo,
aprecia que la voz del cantor es dulce, o por el contrario desentonada, si no es utilizando al oído como
auxiliar? ¿Cómo reconoce que los perfumes son agradables o desagradables, si no es echando mano al
olfato como aliado? ¿Cómo distingue los sabores, si no es gracias a la ayuda del gusto?

8. ¿Y cómo lo suave y lo áspero, si no es por medio del tacto? Pero, como dije, existe otra especie de
colaboradores: las pasiones. En efecto, el placer y el apetito contribuyen a la perpetuación de nuestra,
raza; en tanto que la pena y el temor muerden al alma y la impulsan a no descuidar nada; y la cólera es
un arma de defensa que ha brindado a muchos grandes beneficios. Y lo mismo en el caso, de las otras
pasiones. Por eso Moisés está del todo, acertado, al decir que "el colaborador" era "acorde con él";
porque realmente tal auxiliar es familiar a la inteligencia, como si se tratase de un hermano de su
misma sangre, ya que la sensibilidad y las pasiones son partes y vástagos de una sola alma.

9. IV. Las especies de colaboradores son dos: una atañe a las pasiones, la otra obra en el campo de los
sentidos. En la presente ocasión creará Dios sólo la primera especie, pues, dice: Moisés: "Y Dios
modeló todavía, sacándolas de la tierra, todas las bestias salvajes del campo y todas las aves del cielo, y
las condujo ante Adán para ver qué nombre les daría; y, todo: nombre que Adán asignó a un alma
viviente ese fue su nombre". (Gén. II, 19.) Como ves, ésos son nuestros colaboradores: las bestias, o
sea las pasiones, del alma. Habiendo, en, efecto, dicho "hagámosle un colaborador acorde con él" añade
lo de "modeló las bestias", manifestando que las bestias son nuestros colaboradores.

10. No es acertado, empero, llamarlas "colaboradores", e impropiamente se las llama así. En realidad,
resultan ser enemigos nuestros, tal como a veces los aliados de los estados resultan ser traidores y
desertores; y en las amistades privadas los aduladores se nos descubren como enemigos en vez de
camaradas. En cuanto a los términos "cielo" y "campo", los emplea como sinónimos; y designan
alegóricamente a la inteligencia. En efecto, la inteligencia es como un "campo" en el que se dan
innumerables nacimientos y crecimientos y como el "cielo", a la vez, lleno de naturalezas brillantes,
divinas y felices.
11. Las pasiones son comparadas por Moisés con las bestias salvajes y las aves, porque, siendo salvajes
y no domesticadas, destrozan al alma; y porque, a modo de los seres voladores, se precipitan volando
sobre el entendimiento. En efecto, el asalto de las pasiones es penetrante e irresistible. El "todavía"
agregado a "modelo" está justificado. ¿Por qué? Porque también más arriba dice que las bestias fueron
modeladas antes de la creación del hombre, como se ve en estas palabras referentes al sexto día: "Y
dijo Dios: Produzca la tierra el alma viviente, según su género, [de] cuadrúpedos, reptiles y bestias
salvajes". (Gén. I, 24.)

12. ¿Qué es lo que Lo mueve, pues, a modelar otras bestias salvajes; ahora, no satisfecho con haber
modelado las primeras? Desde el punto de vista ético la respuesta es ésta: en el ser creado la estirpe del
vicio es copiosa; de tal manera que las ruindades no cesan de proliferar en ella. Desde el punto de vista
filosófico debemos decir lo siguiente; anteriormente, en los seis días, creó Dios los géneros y las
formas ejemplares de las pasiones; ahora, en cambio, crea "todavía" las especies.

13. Por eso dice Moisés "modeló todavía", porque lo que fue creado en la primera ocasión fueron los
géneros, como se colige claramente de las palabras empleadas: "Produzca la tierra el alma viviente", no
según su especie, sino "según su género". En todos los casos hallaremos que ésta es la norma del
Creador. Antes, en efecto, de las especies concluye los géneros. El caso del hombre no es una
excepción, pues habiendo conformado previamente el género hombre, en el que Moisés afirma que está
contenido el género masculino y el género femenino, posteriormente produce a Adán, la especie.3
3
Posiblemente los términos génos = género, y eîdos = especie, no deban entenderse en este
pasaje en su sentido habitual sino en los de forma ejemplar o "idea" y forma sensible o
espécimen concreto respectivamente.

14. V. Ésta es la especie de colaboradores a que se ha referido Moisés; la otra, es decir, la especie de la
sensibilidad, la deja para más adelante, cuando el Creador emprenda la creación de la mujer. Habiendo
diferido esta cuestión, hace una metódica exposición sobre la asignación de los nombres. Tanto en su
sentido figurado como en su inteligencia literal la exposición es digna de admiración. En su sentido
literal lo es por cuanto que el legislador atribuye la asignación de los nombres al primer hombre.

15. En efecto, según los filósofos griegos fueron los sabios los primeros que asignaron los nombres a
las cosas. La versión de Moisés es superior, en primer lugar porque lo atribuyó no a algunos de los
hombres de antaño sino al primero que fue creado. Le movió a ello el propósito de que, así como Adán
fue formado para ser el principio de la generación de los otros hombres, del mismo modo él también
fuera considerado el origen del uso de la palabra. Porque si no hubiera habido nombres, tampoco
hubiera existido el lenguaje. El segundo motivo es que, en caso de haber sido muchos los autores de
nombres, éstos habrían de resultar discordantes y no combinables entre sí, por haber sido asignados
unos según unas normas, y otros según otras; en tanto que la adjudicación por obra de uno solo resul-
taría por fuerza acorde con la cosa designada, y el nombre sería un signo idéntico para todos los
hombres, tanto de la cosa que designara, como del sentido que encerrara.

16. VI. El sentido de sus palabras en el terreno ético se explica así: A menudo usamos tí en vez de diá
tí; 4 por ejemplo, en estos casos: ¿Por qué te has bañado? ¿Por qué andas caminando? ¿Por qué
conversas? En todos estos ejemplos se ha usado tí en lugar de diá tí. Cuando Moisés, pues, dice "para
ver qué 5 las llamaría", debes tú entender algo así como "para ver por qué la inteligencia llamaría,
invitaría a aproximársele y saludaría a cada una de ellas", si sería [fuese] solamente por no poder
prescindir de ellas, dado que lo mortal está fatalmente atado a las pasiones y los vicios; o además por
falta de moderación y búsqueda de lo superfluo; y si, para satisfacer las necesidades propias de la
creatura terrestre, o bien por considerar que dichas cosas son excelentes y admirables en grado sumo.
4
Efectivamente, en griego tí, que fundamentalmente significa qué, puede emplearse por diá tí =
por qué.
5
El sentido del pasaje bíblico es el que se ha dado en la traducción en 9, pero Filón amolda el
mismo a sus intenciones de la siguiente manera: (a) Del pronombre tí = qué, hace
legítimamente diá tí = por qué, según lo aclarado en la nota anterior; de modo que, en vez de
leer: cómo las llamaría o qué nombre les daría, él lee: por qué las llamaría. (b) Del verbo kaleîn
= llamar, dar nombre, pasa a proskaleîsthai = llamar hacia sí, invitar a aproximarse, y a
aspázesthai = saludar, dar la bienvenida. (c) Recalca la función predicativa de "alma viviente"
anteponiendo un hôs = como. En suma, que lo que, según Filón, trata de ver Dios es por qué
motivos la inteligencia acoge y saluda a los placeres; y qué placeres son acogidos y saludados
por ella, y considerados como almas vivientes, vale decir, de igual dignidad que su propia alma.

17. Por ejemplo, el ser creado no puede prescindir del placer, pero el ruin usará de él como si se tratase
de un bien perfecto; en tanto que el hombre virtuoso lo hará movido por la necesidad solamente; ya
que, sin placer nada llega a existir en la raza mortal. Análogamente, en lo que concierne a la
adquisición de las riquezas, el ruin considerará tal adquisición como el bien más acabado; el hombre
noble como algo necesario y útil únicamente. Es razonable, pues, que Dios quiera ver y examinar cómo
invita a aproximarse y saluda la inteligencia a cada una de estas cosas; si como bienes, si como cosas
indiferentes, o si como males pero, por otra parte, útiles.

18. Por ese motivo también todo lo que la inteligencia hubiera invitado y saludado como "alma
viviente" considerándolo de igual dignidad que el alma, eso convertíase en nombre no sólo de la cosa
llamada sino también de quien la había llamado así.6 Por ejemplo, si la inteligencia había acogido al
placer, se llamaba "amante del placer"; si al deseo, "propensa al deseo"; si a la licencia, "licenciosa"; si
a la cobardía, "cobarde", y así en los demás casos. En efecto, así como por las virtudes, según las
propias de cada uno, el hombre llámase prudente, sensato, justo o valiente, del mismo modo por los
vicios recibe la inteligencia el nombre de injusta, insensata y cobarde cada vez que ha llamado a sí y
acogido complacida a las disposiciones de alma correspondientes.
6
Según sea el placer escogido y los motivos de la elección, la inteligencia recibe el nombre que
especifica de qué placer es amante, nombre derivado del nombre del placer preferido.

19. VII. "E hizo descender Dios un éxtasis 7 sobre Adán y durmióse éste. Y le sacó uno de los
costados",8 etc. (Gén. II, 21.) El pasaje en su sentido literal entra en el terreno de lo fabuloso. Porque,
¿cómo podría alguien admitir que de un costado de un hombre haya nacido una mujer o, en general, un
ser humano? ¿Y qué impedía a la Causa crear también de tierra a la mujer, tal como había creado al
hombre? El Creador era el mismo y la materia con la que forjábase cada cualidad es prácticamente
inagotable. ¿Por qué, entonces, no modelaba a la mujer con otra porción de aquélla, teniendo tantas a
su disposición, en vez de hacerlo de un costado? Por otra parte, ¿cuál de los dos costados tomó? Porque
reconozcamos que sólo a dos puede referirse su indicación, pues nada nos permite suponer que
sugiriera la existencia de un elevado número de ellos. ¿El izquierdo o el derecho?
7
O sopor. Pero traduzco éxtasis, por conformarse mejor este sentido con la interpretación que
en 31 hace Filón del vocablo ékstasis.
8
O una de las costillas. Pero por lo que sigue se advierte que Filón entiende costado.

20. Puesto que rellenó con carne la cavidad del costado sustraído, ¿implica ello que el restante no
estaba hecho de carne?9 La verdad es que nuestros costados son gemelos en todas sus partes y están
hechos de carne.
9
El texto bíblico dice: "Lo rellenó de carne para sustituirlo." (Gén. II, 21.) De donde, en un
alarde de gratuita sagacidad, infiere Filón que, si sustituyó con carne el costado sacado, éste no
sería de carne; y, como es de suponer que ambos costados serían de la misma sustancia,
tampoco el otro, el no sustituido, sería de carne.

21. ¿Qué decir, pues? En el lenguaje corriente "costado" es sinónimo de "fuerzas". En efecto, decir que
un hombre tiene "costados" equivale a decir que tiene fuerza; decir que un atleta es de "buenos cos-
tados" significa que es fuerte; y cuando queremos significar que un cantante posee una gran potencia de
voz decimos que "tiene costados".

22. Aclarado esto, debemos señalar lo siguiente: la inteligencia, cuando aún está desnuda y no
confinada en el cuerpo, pues a la que aún no había sido encerrada se refiere Moisés, tiene muchos
poderes: el de cohesión,10 el de crecimiento, el de vida animada, el de pensar y otros innumerables de
diferentes especies y géneros. Común también a los seres inanimados, como las piedras y maderas, es
el poder de cohesión, del que participan también los huesos de nuestro cuerpo, que son semejantes a
piedras. El crecimiento alcanza también a los vegetales, y en nosotros hay también partes semejantes a
los vegetales, entre ellas las uñas y los pelos. El crecimiento es la cohesión pero ya con movimiento.
10
Es decir, el poder de mantener la integridad o consistencia, evitando la separación de las
partes. Sobre la cuádruple clasificación debida a los estoicos aquí tratada, ver Sobre la
inmutabilidad de Dios 35 y ss. Es difícil, por otra parte, entender cómo pueden darse algunos de
estos poderes en el alma desvinculada aún del cuerpo. Lo de "desnuda" alude al pasaje "estaban
desnudos los dos" (Gén. II, 25). Ver 53.

23. La vida animada, a su vez, es el crecimiento complementado con la capacidad de representación


mental y de impulso. Este género de vida es común también a los animales irracionales, pero nuestra
inteligencia tiene cierta parte análoga al alma del irracional. En cuanto al poder de pensar, él es peculiar
de la inteligencia y común probablemente también a las naturalezas más próximas a Dios; pero entre
las creaturas mortales es exclusivo del hombre. Este poder es doble: aquel según el cual somos seres
racionales como dotados que estamos de una inteligencia y aquel conforme al cual somos capaces de
expresarnos.

24. Pero existe en el alma otro poder estrechamente vinculado con éstos: el de la aprehensión sensorial;
y a él se refiere ahora Moisés, pues su objeto inmediato no es otro que describir el nacimiento de la
sensibilidad activa. Y no sin razón. VIII. "Porque después de la inteligencia correspondía crear, acto
seguido, la sensibilidad, como colaboradora y aliada de aquélla. Por lo tanto, habiendo concluido de
crear la inteligencia, modela Dios una creación que sigue a aquélla en orden de importancia y en poder;
me refiero a la sensibilidad activa. Y lo hace con miras a completar el alma totalmente, y para
posibilitar la aprehensión de los objetos presentes ante ella.

25. ¿Cómo es creada, pues? Como el mismo Moisés lo dice también: es decir, cuando la inteligencia
está dormida. Y así ocurre realmente: cuando la inteligencia se ha dormido es cuando sobreviene la
sensibilidad; y, consecuentemente, cuando está despierta la inteligencia, la sensibilidad permanece
apagada. He aquí una prueba: cuando queremos discernir algo con exactitud, huimos a la soledad,
cerramos los ojos, nos tapamos los oídos, nos despedimos de los sentidos. Así pues, cuando la
inteligencia se yergue y esta despierta, la sensibilidad se eclipsa.

26. Pero nos queda por ver el otro caso: ¿qué le sucede a la inteligencia durante el sueño? Cuando,
despierta y ardiente la sensibilidad, la vista contempla las obras maestras de los pintores y escultores,
¿no es cierto que la inteligencia permanece inactiva sin ocuparse de asunto intelectual alguno? ¿Y qué
pasa cuando el oído se entrega a la melodía de una voz? ¿Puede entonces la inteligencia discernir
alguna de las cosas que le son propias? Ni por asomo. Y mucho más inoperante todavía se vuelve
cuando el gusto se levanta voraz y se satura con los placeres del vientre.

27. Por eso Moisés, temeroso de que alguna vez la inteligencia no sólo se duerma sino incluso perezca
completamente, dice en otra parte: "Y tendrás una estaca sobre tu cinturón; la tendrás y, cuando te
sentares aparte, cavarás con ella y ocultarás tu suciedad." (Deut. XXIII, 13.) En forma simbólica llama
"estaca" a la razón, que "excava" en lo recóndito de los asuntos.

28. Y manda llevarla "sobre" la pasión, a la que es menester "ceñir" 11 para impedir que quede libre y
suelta. Esto, por otra parte, es preciso hacerlo cuando la inteligencia, renunciando a. la tensión de sus
actividades específicas, se abaja hacia las pasiones y "se sienta aparte" cediendo ante los apremios del
cuerpo, y arrastrada por ellos.
11
Juego de palabras intraducible al español entre zóne = cinturón, y zônnynai = ceñir.

29. Y es así como sucede tal cosa: cuando la inteligencia durante las voluptuosas reuniones se olvida de
sí misma, vencida por los estímulos que la llevan hacia los placeres, quedamos esclavos y dejamos al
descubierto nuestra suciedad. Si, en cambio, la razón se esfuerza en purificar la pasión,, ni al beber nos
embriagamos ni al comer reventamos de saciedad; y, dejando de lado el desvarío, nos alimentamos
sobriamente.

30. En consecuencia, el despertar de los sentidos trae aparejado el sueño de la inteligencia, y el


despertar de la inteligencia va parejo con la inactividad de los sentidos; tal como con la salida del sol
témanse invisibles los brillos de los otros astros y al ponerse aquél resultan visibles éstos. Como el sol
la inteligencia, cuando está despierta, oscurece a los sentidos; y cuando está dormida, hace que éstos
resplandezcan.

31. IX. Dicho lo que antecede, es preciso que señalemos cómo concuerdan con ello las palabras de
Moisés. "Dios, dice, hizo descender un éxtasis sobre Adán y éste se durmió." (Gén. II, 21.) Correcto,
puesto que el éxtasis y cambio de la inteligencia significan que ella está dormida; y "sale fuera de sí" 12
cuando deja de ocuparse en las cosas intelectuales, que le atañen como propias. Cuando no se ocupa en
ellas, duerme. Con todo acierto también, dice que sale fuera de sí, es decir, que se vuelve, no por sí
misma sino por obra de Dios, que "hace descender sobre él", vale decir, le hace sobrevenir y le envía el
cambio.
12
Ékstasis (éxtasis) expresa, etimológicamente el hecho de estar fuera de sí (ek + stásis) y de
trasladarse a otro lugar; y el verbo exístasthai significa salir fuera de sí; lo que permite a Filón
un juego de palabras intraducible al castellano.

32. Y así es, en efecto; porque si realmente el cambiar dependiera de mí, recurriría a él cada vez que
quisiera; y, cuando no mediare una previa decisión mía en ese sentido, seguiría inalterable. Pero, en
realidad, el cambio resulta ser opuesto a mis intenciones; y muchas veces, cuando estaba deseoso de
concebir algo conveniente, me vi inundado por las corrientes de cosas inconvenientes que fluyen sobre
mí: y al contrario, cuando me hallaba a punto de enfrascarme en el pensamiento de alguna cosa ruin,
me limpié de él con pensamientos dignos, habiendo Dios por Su gracia derramado en mi alma una
dulce corriente en vez de la amarga.13
13
Adaptación del pasaje de Platón, Fedro 243 d.

33. Es forzoso, pues, que toda cosa mortal cambie; ya que ello es inherente a su condición, como lo es
de Dios el no cambiar. Pero hay quienes, tras cambiar, permanecen tales hasta su completo
aniquilamiento; y otros que continúan su cambio sólo hasta donde cabe experimentarlo a un ser mortal,
para recobrarse acto seguido.

34. También a esto se refiere Moisés cuando dice: "No permitirá Dios que el destructor penetre en
vuestras casas para golpearos." (Éx. XII, 23.) En efecto, permite Dios que el destructor, es decir el
cambio, que es la destrucción del alma, penetre en ella a fin de poner de manifiesto lo que es inherente
a la naturaleza de las cosas creabas; pero Él no permitirá que el hijo del vidente Israel cambie tanto, que
sea "golpeado" por el cambio; y en cambio, lo forzará a que retorne y emerja como de un abismo y se
recobre.

35. X. "Tomó uno de sus costados." (Gén. II, 21.) Es decir, tomó uno de los muchos poderes de la
inteligencia, el de la aprehensión sensorial. El término "tomó" no ha de entenderse como equivalente de
"sacó", sino como sinónimo de "registrar", "incorporar a la lista", a tenor de lo que en otro pasaje se
lee: "Haz el recuento de los despojos de la cautividad." (Núm. XXXI, 26.)

36. ¿Qué es, pues, lo que quiere sugerir? El término sensibilidad es empleado con dos acepciones: una,
como disposición estática; disposición que poseemos incluso cuando estamos dormidos; la otra como
actividad. Del primer tipo de sensibilidad, es decir, como disposición estática, ningún beneficio se
deriva para nosotros, ya que con ella no aprehendemos objeto, alguno de los que tenemos delante. De la
segunda, vale decir de la sensibilidad como actividad, sí, porque mediante ella logramos la aprehensión
de las cosas sensibles.

37. Habiendo, pues, creado Dios la primera, es decir la sensibilidad como disposición cuando creaba
también la inteligencia; inteligencia que formó dotada de muchas potencias en reposo; quiere ahora
producir la sensibilidad como actividad. Y este tipo de sensibilidad es producido cuando la sensibilidad
como disposición estática adquiere movilidad y se extiende hasta la carne y los órganos de los sentidos.
En efecto, así como la generación se produce merced al movimiento del semen, también del mismo
modo la actividad se origina al ponerse en movimiento una disposición estática.

38. XI. "Y rellenó con carne su lugar." (Gén. II, 21.) Esto equivale a «completó la sensibilidad como
disposición estática conduciéndola a la actividad y extendiéndola hasta la carne y a toda la superficie
del cuerpo»." Por eso añade también: "Y con él construyó una mujer" (Gén. II, 22); con lo que prueba
que el nombre más apropiado y exacto de la sensibilidad es "mujer". En efecto, así como el varón se
manifiesta en la actividad y la mujer en la pasividad; análogamente, la inteligencia tiene por esfera de
acción la actividad; y la sensibilidad, a manera de mujer, tiene su campo en la receptividad.

39. Esto es fácil de entender a través de testimonios claros. La vista experimenta los efectos producidos
por las cualidades visibles que la ponen en movimiento: la blancura, la negrura y las demás; el oído, a
su vez, es afectado por los sonidos; el gusto, por los sabores; el olfato, por los olores; el tacto, por la
aspereza y la suavidad. Y todos los sentidos sin excepción permanecen quietos hasta que se presenta
ante cada uno de ellos el agente que desde afuera habrá de moverlo.

40. XII. "Y la condujo a la presencia de Adán; y Adán dijo: «Esto es ahora hueso proveniente de mis
huesos y carne proveniente de mi carne»." (Gén. II, 22 y 23.) Dios conduce a la sensibilidad ya dotada
de actividad ante la inteligencia, sabiendo que el poder de movilidad y de aprehensión de aquélla debe
retornar a la inteligencia. Ésta al contemplar a la que antes poseía como potencia y como disposición
estática, convertida ahora en algo acabado, en actividad y en movimiento, se maravilla y alza la voz
asegurando que no se trata de algo ajeno a él; sino de algo estrechamente vinculado con él.
41. En efecto, "esto, dice, es hueso proveniente de mis huesos", o sea, "poder proveniente de mis
poderes" (porque "hueso" está tomado aquí en el sentido de "poder y fuerza") y "pasión proveniente de
mis pasiones"; "y carne, añade, proveniente de mi carne". Y así es; sin la inteligencia la sensibilidad no
puede sostener sobre sí ninguna de las impresiones que experimenta, por cuanto aquélla es su fuente y
la base en que se apoya.

42. Merece considerarse la razón por la que se añade "ahora"; pues sus palabras son: "Esto es ahora
hueso proveniente de mis huesos." La sensibilidad es por naturaleza un "ahora", ya que solo existe con
relación al tiempo presente. Porque, mientras la inteligencia abarca los tres tiempos, y conoce las cosas
presentes, recuerda las pasadas y espera las futuras;

[43] la sensibilidad, en cambio, ni aprehende lo futuro, ni experimenta nada análogo a la expectación o


la esperanza, ni se acuerda de las cosas pasadas; sino está destinada por la naturaleza a ser afectada sólo
por aquello que en el instante presente se halla ante ella y se mueve. Por ejemplo, mientras el ojo
percibe ahora el color blanco por el objeto blanco que se halla presente, y por el que no está presente
nada experimenta, la inteligencia, en cambio, se proyecta hacia lo que no está presente: hacia lo pasado
a través de la memoria, hacia el futuro alimentando esperanzas y aguardando.

44. XIII. "Ella también será llamada mujer (Gén. II, 23); que es como decir «por esto l4 la sensibilidad
será llamada mujer»; porque ésta es tomada del hombre" que la pone en movimiento. ¿Por qué, pues,
agrega "ésta"? Porque se trata de otra sensibilidad, no tomada de la inteligencia, sino nacida juntamente
con la inteligencia. Las sensibilidades, en efecto, son dos, como ya he dicho: la que existe como
disposición estática y la que se caracteriza por la actividad.
14
En la traducción castellana no se advierte de dónde saca Filón la conexión causal en que
apoya el razonamiento que sigue. Pero el texto griego comienza por el dativo táutei = para esta;
forma que en griego puede emplearse como adverbio demostrativo causal, con el significado de
por esto; y Filón adecua la frase a sus propósitos leyendo: "Por esto será llamada mujer."

45. La que existe como disposición estática no es tomada de la inteligencia, vale decir, del hombre;
sino nace junto con él. En efecto, la inteligencia, según he demostrado, cuando fue creada, fue creada
junto con muchos poderes y disposiciones: la racional, la psíquica, la del crecimiento, como también la
de la aprehensión sensorial. La sensibilidad activa, en cambio, procede de la inteligencia. Fue, en
efecto, derivada de la sensibilidad existente en la inteligencia como disposición estática, para que se
convirtiera en sensibilidad activa; de modo que esta segunda sensibilidad, es decir, la que se caracteriza
por el movimiento, tiene por origen la misma inteligencia.

46. Pero necio es quien supone ser cosa verdadera que, en general, proceda de su inteligencia o de sí
mismo cosa alguna. ¿No ves cómo "el vidente" 15 reprende a la sensibilidad personificada en la que se
sienta sobre los ídolos,16 Raquel, cuando ésta juzga que los movimientos tienen su origen en la
inteligencia? En efecto, ella dice: "Dame hijos; si no, yo me moriré." (Gén. XXX, 1.) Pero él responde:
"¡Oh engañada!, la inteligencia no es el origen de cosa alguna; sino Dios, que precede a la inteligencia,
es el autor." Y por eso añade: "¿Por ventura estoy yo en lugar de Dios, que te privó del fruto de tu
vientre?" (Gén. XXX, 2.)
15
Es decir, Jacob o Israel, el hombre de visión, el que ve a Dios, apelativos que Filón aplica
tanto al patriarca como al pueblo de Israel.
16
Gén. XXXI, 33.

47. Que el que engendra es Dios lo testimoniará Moisés cuando a propósito de Lía diga: "Y viendo el
Señor que Lía era aborrecida, abrió su matriz; Raquel, en cambio, era estéril." (Gén. XXIX, 31.)
Compete al hombre abrir la matriz. Pero la raza mortal lleva en sí un innato aborrecimiento hacia la
virtud, por lo cual Dios honra a la aborrecida concediéndole la precedencia en los alumbramientos.

48. Y dice en otro pasaje: "Si un hombre tuviere dos esposas, una de ellas amada y otra aborrecida, si
éstas le dieren hijos y fuere primogénito el hijo de la aborrecida... no podrá conceder el derecho de
primogenitura al hijo de la amada, dejando de lado al hijo de la aborrecida, que es el primogénito."
(Deut. XXI, 15 y 16.) Y en efecto, mientras los productos de la aborrecida virtud son primeros y más
perfectos que todos; los del apetecido placer son los últimos de todos.

49. XIV. "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una
sola carne." (Gén. II, 24.) A causa de la sensibilidad la inteligencia, cuando se convierte en esclava de
aquélla, abandona a Dios, Padre del universo, y a la virtud y sabiduría de Dios, Madre de todas las
cosas; y. se mezcla y hace una sola cosa con la sensibilidad, y se diluye dentro de ella, de modo que los
dos se tornen una sola "carne" y una sola experiencia.

50. Observa que no es la mujer la que se une al hombre, sino, al revés, el hombre quien se une a la
mujer, es decir, la inteligencia a la sensibilidad. En efecto, cuando lo superior, vale decir, la inteligencia
se ha unido a lo inferior, o sea, la sensibilidad, se diluye en el orden de la "carne", que es inferior; en la
causa de las pasiones, es decir, la sensibilidad. Cuando, por el contrario, es lo inferior, la sensibilidad,
la que se allega a lo superior, la inteligencia, ya no será carne sino ambos serán inteligencia. Tal es este
17
hombre, el que prefiere el amor de las pasiones al amor de Dios.
17
Tal como queda descrito es el hombre desposado con dos mujeres al que se refiere el pasaje
Deut. XXI, 15 y 16, citado en 48.

51. Pero existe también el otro, el que ha escogido lo contrario, personificado en Leví, el "que dice a su
padre y a su madre: No te he visto; y no reconoció a sus hermanos y desconoció a sus hijos." (Deut.
LXXIII, 9.) Este hombre abandona a su padre y a su madre, es decir, su inteligencia y su materia
corpórea, deseoso de tener como porción propia al Dios único. "El Señor mismo", en efecto, "es su
porción." (Deut. X, 9.)

52. La pasión es, pues, la porción del que ama las pasiones; Dios, la de Leví, vale decir, del que ama a
Dios. ¿No ves también que prescribe llevar en el décimo día del séptimo mes dos machos cabríos, "una
porción para el Señor y una porción para el que aparta los males"? (Lev. XVI, 8.) Y efectivamente, la
porción del que ama las pasiones no es otra cosa que una pasión que debe ser "apartada".

53. XV. "Y los dos estaban desnudos. Adán y su mujer, y no se avergonzaban." "La serpiente, empero,
era la más astuta de todas las bestias terrestres que Dios Soberano había creado." (Gén. II, 25 y III, 1.)
"Desnuda" está la inteligencia que ni se ha revestido del vicio ni dé la virtud, sino se halla realmente
desnuda de uno y otra. Tal él alma del niño infante aún, que no tiene parte ni en uno ni otra, es decir, ni
en el bien ni en el mal, y está desprovista y desnuda de velos. Aquéllos, en efecto, son los vestidos del
alma, con los que ésta se cubre y cobija; el bien, el vestido del alma noble; el mal, el del alma ruin.

54. Ahora bien, tres tipos de desnudeces pueden darse en el alma. La primera tiene lugar cuando ella
permanece sin cambios y libre de todo vicio, y se halla desvestida y alejada de todas las pasiones. Por
esta causa "Moisés asienta su tienda fuera del campamento, lejos del campamento, y fue llamada tienda
del testimonio." (Éx. XXXIII, 7.) Esto significa lo siguiente: el alma amante de Dios "se desnuda" del
cuerpo y de las afecciones de éste; y, huyendo "lejos" de ellos, adquiere una sede fija y firme en las
perfectas doctrinas de la virtud.
55. Por eso Dios le presta Su "testimonio" de que ella ama las cosas nobles. Dice, en efecto, Moisés
que "fue llamada tienda del testimonio." Y si calló el nombre del que la llama así fue para estimularla a
averiguar con atención quién es el que presta su testimonio a los discernimientos amantes de la virtud.

56. Éste es el motivo por el cual el sumo sacerdote no penetrará en el Santo de los Santos con su túnica
(Lev. XVI, 1 y ss.); sino habrá de despojarse de la túnica de la opinión y de las impresiones del alma; y
habiéndola dejado a aquellos que aman las cosas exteriores y estiman la opinión más que la verdad,
"desnudo", sin colores ni ruidos, penetrará para ofrecer la libación de la sangre del alma y ofrendar
como incienso toda la inteligencia a Dios, el Salvador y el Benefactor.

57. También Nadab y Abiud 18 los que se acercaron a Dios y, habiendo dejado la vida mortal,
alcanzaron la vida inmortal, se presentan "desnudos" de la vacía y perecedera opinión. En efecto, los
encargados de conducirlos, si ellos no hubieran quedado "desnudos" por haber roto todas las ataduras
de la pasión y de la necesidad corporal, no los hubieran llevado envueltos en sus túnicas,19 a fin de que
la desnudez de los mismos y su incorporeidad no fuera envilecida por la irrupción de impíos
pensamientos. No a todos, en efecto, ha de ser dado penetrar en los secretos de Dios, sino sólo a
aquellos que son capaces de mantenerlos ocultos y guardarlos.
18
Lev. X, 1.
19
Lev. X, 5.

58. Por esto Misad y Elsafán no los recogen envueltos en los vestidos de ellos mismos sino en los de
Nadab y Abiud, que habían sido abrasados por el fuego y elevados.20 Éstos, en efecto, tras haberse
despojado de cuanto los cubría, ofrecieron su desnudez a Dios, y dejaron a Misael y Elsafán sus
túnicas, las que simbolizan las partes de lo irracional, que ocultaban lo racional.
20
Elevados hacia el cielo.

59. También Abraham se desnuda cuando oye: "Abandona tu tierra y tus parientes." (Gén. XII, 1.) E
Isaac no se desnuda, pero siempre está desnudo y sin cuerpo, pues ha recibido el mandato de no
"descender hacia Egipto,21 es decir, hacia el cuerpo. Jacob, por su parte, ama la desnudez del alma, pues
su suavidad significa desnudez. Dice, en efecto Moisés que "era Esaú un hombre velludo, y Jacob, en
cambio, un hombre suave" 22 (Gén. XXVII, 11); razón por la cual además tuvo por esposa a Lía.23
21
Gén. XXVI, 2.
22
Pues el texto aclara que Esaú era velludo, cubierto de vello, y nada dice al respecto de Jacob,
éste, infiere Filón, no era velludo sino tenia la piel descubierta o desnuda.
23
Lía, en griego Leía, del adjetivo leîos = suave.

60. XVI. Ésta es una, la más excelsa entre las formas de desnudez.24 La segunda es la opuesta a ésta, y
consiste en la privación de la virtud a causa de un cambio, cuando el alma delira y enloquece. Éste es el
tipo de desnudez que experimenta Noé, quien se queda desnudo cuando ha bebido vino. Pero, gracias a
Dios, el cambio y la desnudez de la inteligencia debidos a la privación de la virtud, no trascendió hasta
los lugares de afuera, sino permaneció en la casa. Leemos, en efecto, que "se quedó desnudo dentro de
su casa." (Gén. IX, 21.) Y así es; el hombre sabio, si incurre en una falta, no corre alborotado como el
necio. Mientras el vicio de éste se desborda, el de aquél, queda reprimido; y por eso retorna a la
sobriedad, es decir, se arrepiente y se recobra como de una enfermedad.
24
Entre las tres formas o tipos señalados en 54.

61. Pero consideremos con más profundidad lo de que la desnudez tiene lugar en la casa. Cuando el
alma, en su alteración, solamente concibe algo absurdo, sin pasar adelante hasta concretarlo en obras; la
falta tiene lugar en el recinto del alma y en casa. Pero, si al pervertido designio se suma su concreción
en el terreno de los hechos, de modo que se traduzca en obras, entonces la iniquidad se desborda
también hasta los lugares exteriores.

62. Esto explica por qué es pronunciada una maldición sobre Canán, por cuanto este 25 ha divulgado el
cambio del alma; lo que viene a significar que lo extendió hasta el exterior y lo concretó en hechos aña-
diendo al mal concebido otro mal, la ejecución por vía del hecho. En cambio, Sem y Jafet son alabados
por no haber seguido al alma en su acto, y haber, en cambio, ocultado su perversión.26
25
Gén. 22 a 25. Cam ha contado a sus hermanos la embriaguez y desnudez de Noé, su padre, y
éste, enterado, maldice a Canán, hijo de Cam.
26
Gén. IX, 26 y 27.

63. Por ello, además, los votos y obligaciones del alma se anulan cuando tienen lugar en la casa del
padre o del esposo,27 siempre y cuando los razonamientos ni prescindan de intervenir ni añadan su peso
a la alteración del alma, sino, por el contrario, impidan la ofensa. En este caso, en efecto, también el
Soberano de todas las cosas "la purificará". El voto de la viuda, en cambio, o de la repudiada no
permite que quede incumplido. Dice, en efecto: "Cuantos votos haya pronunciado en nombre de su
alma, seguirán vigentes para ella." (Núm. XXX, 10.) Y es lo razonable, por cuanto, si, rechazada, ha
marchado hasta lo exterior, de modo que no sólo ha cambiado sino además ha delinquido mediante
hechos consumados, permanece incurable, ajena ya al discernimiento del esposo y privada de la
persuasión del padre.
27
Núm. XXX, 4 y ss. "El padre y el esposo" representan a la razón; y nuestros deseos no son
culpables si la razón impide que ellos se traduzcan en actos. La "viuda" es el alma que se ha
independizado del control de la razón, siendo su situación tal que no cabe esperar la
intervención moderadora o de obstrucción de ésta.

64. El tercer tipo de desnudez es el intermedio. La inteligencia en ese estado se caracteriza por ser
irracional y no tener parte ni en la virtud ni en el vicio. A esta desnudez se refieren las palabras de
Moisés, y de ella participa también el niño. Por lo tanto las palabras "Estaban ambos desnudos, Adán y
su mujer" significan lo siguiente: ni la inteligencia concebía ni la sensibilidad percibía, sino la una
hallábase desierta y "desnuda" de pensamiento, y la otra de sensación.

65. XVII. Veamos, asimismo, qué se entiende por "no se avergonzaban." 28 Tres sentimientos sugieren
estas palabras a nuestra consideración: la desvergüenza, el pudor y la carencia tanto de desvergüenza
como de pudor. La desvergüenza es peculiar del hombre ruin; el pudor, del hombre virtuoso; y el no ser
desvergonzado ni pudoroso caracteriza al que es incapaz de discernir y de consentir. A éste se refiere lo
que dice el pasaje. Y en efecto, el que no ha alcanzado aún la aprehensión de lo bueno y lo malo no está
en condiciones ni de avergonzarse ni de no avergonzarse.
28
Como se advierte por lo que sigue, especialmente en 68, Filón no entiende la frase en el
sentido en que normalmente cabe interpretarla, es decir, "no se avergonzaban", sino en el de "no
cometían actos vergonzosos".

66. Ejemplos, pues, de desvergüenza son todas las: indecencias, cuando la inteligencia, en vez de poner
al descubierto las cosas vergonzosas que debería ocultar, se vanagloria y enorgullece por ellas.
También a propósito de Mariam, que hablaba contra Moisés, se dice: "Si tu padre te hubiera escupido
en la cara, ¿no hubieras sentido vergüenza durante siete días?" (Núm. XII, 14.)

67. Es que, realmente desvergonzada e impudente es la sensibilidad al atreverse a censurar y acusar a


Moisés por aquello, por lo que merecía ser alabado;29 y es despreciada por Dios, su Padre, frente al "fiel
en toda la casa de Dios",30 al que el mismo Dios había dado por mujer a la etíope, es decir, el
pensamiento inalterable y profundo.31 Éste fue el más alto encomio para él, porque había tomado a la
etíope, vale decir, la naturaleza inalterable, purificada al fuego y digna de fe. Pues, así como en el ojo la
parte que ve es negra, del mismo modo la facultad de ver propia del alma recibe el nombre de etíope.32
29
Núm. XII, 1.
30
Núm. XII, 7.
31
El adjetivo katakorés = saturado, profundo, intenso, significa también negro intenso; y
probablemente Filón asocia el vocablo con el color de la piel de la mujer etíope. Pero, bien
puede ser también un juego de palabras entre kata-korés y kóre = pupila del ojo, ya que luego
menciona la parte negra de éste.
32
Filón relaciona la mujer etiope con la pupila del ojo, asociando seguramente el término
aithíops = etíope, con óps = ojo; y a través de ello con la pupila de éste, kóre, negra como la
etíope.

68. ¿Por qué, pues, siendo, como son, muchas las obras del vicio, ha mencionado una sola, la que se
relaciona con la vergüenza, diciendo: "no se avergonzaban", y no "no cometían injusticias" o "no
incurrían en falta" o "no cometían errores"? La causa está a la vista. ¡Por el único Dios verdadero!, yo
entiendo que ninguna cosa es tan vergonzosa como el suponer que soy yo el que discierne y que soy yo
el que percibe.

69. ¿Mi inteligencia, autora de sus discernimientos? ¿Y cómo? Porque, ¿se conoce a sí misma, quién es
y cómo llegó a ser? ¿Y la sensibilidad, origen de sus percepciones? ¿Cómo puede decirse semejante
cosa, si no es conocida ni por ella misma ni por la inteligencia? ¿No ves, acaso, que la inteligencia, que
presume de ser ella la que discierne, muchas veces se muestra abiertamente incapaz de razonar, en los
momentos de glotonerías, en las embriagueces, en los desvaríos? ¿Dónde está en esos momentos ese
pensar que se atribuye? Y a la sensibilidad, ¿no se le escapa a menudo la capacidad de percibir? A
veces viendo no vemos y oyendo no oímos, cuando la inteligencia, apartando por un momento su
atención, se concentra en algún otro objeto de orden mental.

70. Mientras se encuentran, pues, "desnudos", la inteligencia de discernimiento, y la sensibilidad de


percepción, nada vergonzoso hay en ellos; pero, cuando comienzan a aprehender, caen en la vergüenza
y cárganse de afrenta, pues a menudo serán hallados echando mano más a la necedad y a la demencia
que al saludable conocimiento, y eso no sólo durante los hartazgos, en los momentos de desazón y en
los instantes de desvarío, sino también durante todos los demás momentos de la vida; porque, mientras
el predominio está en manos de la sensibilidad, la inteligencia permanece esclava sin prestar atención a
objeto alguno de orden intelectual, y cuando es la inteligencia la que priva, la sensibilidad se muestra
inoperante e incapaz de aprehender ningún objeto sensible.

71. XVIII. "La serpiente era la más astuta de todas las bestias que Dios Soberano había creado sobre la
tierra." (Gén. III, 1.) Habiendo sido creadas ya dos cosas: la inteligencia y la sensibilidad, y hallándose
éstas desnudas de la manera como se ha expuesto, era preciso que viniera a sumarse a ambas una
tercera: el placer, para posibilitar la aprehensión de lo inteligible y de lo sensible. Porque ni la
inteligencia, separada de la sensibilidad, podía llegar a conocer a un vegetal, a un animal, a una piedra,
a un leño o, en general, a un cuerpo; ni la sensibilidad, sin la cooperación de la inteligencia, era capaz
de aprehender las cosas sensibles.

72. Puesto que era, pues, necesario que ambas concurriesen juntas a la aprehensión de los objetos
situados a su alcance, ¿quién las uniría sino un tercero, una atadura de amor y deseo, bajo el cetro y
mando del placer, al que Moisés llama simbólicamente serpiente?33
33
Recuérdese que noûs = inteligencia, es masculino, por lo que esta unión matrimonial resulta
más natural en el texto griego, ya que se trata de un elemento masculino y uno femenino, la
áisthesis = sensibilidad.

73. Con sumo acierto Dios, el Creador de los seres animados, determinó el orden de su creación.
Primero modeló al hombre, es decir, la inteligencia, como que es lo más digno de estima en el ser
humano; luego, a la mujer, vale decir, la sensibilidad, y a continuación, en tercer lugar, después de
aquéllos, al placer. Pero tan solo potencialmente, es decir, sólo en el pensamiento, difieren en edad; en
cambio son de la misma antigüedad en el tiempo concreto. El alma, en efecto, lleva consigo todas las
cosas a la vez, solo que unas en acto, y otras en la posibilidad de concretarse, si bien aún no han
alcanzado su plena realización.

74. El motivo por el que compara al placer con una serpiente es el siguiente: el movimiento del placer
es, como el de la serpiente, tortuoso y variable.34 En primer lugar, se desliza en cinco direcciones, por-
que a través de la vista, del oído, del gusto, del olfato y del tacto es cómo sobreviven los placeres; pero
los más violentos por su intensidad son los relacionados con el contacto sexual, mediante el cual la
naturaleza lleva a cabo la generación dentro de cada especie.
34
En griego poikílos, que, además de variable, significa astuto, de variados recursos o
artimañas, calificativos que caben muy bien a la serpiente-placer.

75. Y no sólo por eso, es decir, porque se desliza en torno a todas las partes del elemento irracional del
alma, decimos que el placer es variable, sino también porque son variadas las vías con que serpentea en
torno a cada una de ellas. Por ejemplo, a través de la vista se originan variados placeres: todos los pro-
ducidos por las pinturas y esculturas y por todas las otras creaciones artísticas con que cada una de las
artes deleita a nuestros ojos, así como también por los cambios de los vegetales cuando germinan,
florecen y dan frutos; y por la múltiple belleza de las formas de ciertos animales. De modo análogo
placen al oído la flauta, la cítara y toda clase de instrumentos; las melodiosas voces de algunas
creaturas irracionales, como las golondrinas, los ruiseñores y los demás pájaros dotados por la
naturaleza de un canto musical; la grata voz de seres racionales, de los cantores que exhiben su arte en
la comedia, en la tragedia y en todas las demás representaciones teatrales.

76. XIX. ¿Y qué se necesita para ilustrar acerca de los placeres del vientre? Pues podríamos decir que
cuantas son variedades de gustos agradables a nuestro alcance para estimular nuestra sensibilidad,
tantas son las variedades del placer. ¿Y no es cierto que, siendo, como es, el placer cosa tan variable,
correspondía que se lo comparase con un animal variable,35 es decir, la serpiente?
35
O astuto. Ver la nota anterior.

77. Por esa razón también, cuando la parte plebeya y turbulenta que hay en nosotros, anhela las
moradas de Egipto, vale decir, de la masa corpórea, se precipita en los placeres portadores de muerte,
no de la muerte que consiste en la separación del alma y del cuerpo, sino de aquella que consiste en la
ruina del alma por obra del vicio. Leemos, en efecto: "Y envió el Señor hacia el pueblo las serpientes
mortíferas, y éstas mordían al pueblo y perecía gran cantidad de los hijos de Israel." (Gén. XXI, 6.) Y
así es realmente; ninguna cosa ocasiona tanto la muerte al alma como el desenfreno en los placeres.

78. Mas lo que muere no es la parte rectora de nuestro ser, sino la sometida, la plebeya. Y tanto tiempo
es pasible de muerte cuanto tardare en reconocer su cambio mediante el arrepentimiento.
Aproximándose en efecto, a Moisés decían aquéllos: "Hemos delinquido murmurando contra el Señor
y contra ti. Suplica, pues, al Señor; que aparte de nosotros las serpientes." (Núm. XXI, 7.) Bien hacen
en no decir: "Hemos murmurado contra Dios porque pecamos"; sino: "Hemos pecado porque murmu-
ramos contra Dios". Porque la inteligencia, cada vez que delinque y se aparta de la virtud, echa la culpa
de ella a los Divinos designios atribuyendo a Dios su propia defección.

79. XX. Pues bien, ¿cómo sobreviene el remedio del sufrimiento de éstos? Cuando otra serpiente,
contraria a la de Eva, es decir, el principio de la templanza, es fabricada. Porque la templanza opónese
al placer; y a la variable pasión, la virtud, también variable y en guardia contra su enemigo el placer.
Así pues, manda Dios a Moisés que fabrique la serpiente de la templanza y le dice: "Haz para ti mismo
una serpiente y ponía sobre un estante." (Núm. XXI, 8.) Observas que no para otro alguno sino para sí
mismo prepara Moisés la serpiente, pues Dios le prescribe: "Hazla para ti mismo", para que conozcas
que la templanza no está al alcance de cualquier hombre, sino sólo del amado de Dios.

80. Es preciso, por otra parte, indagar por qué razón prepara Moisés una serpiente de bronce, siendo así
que no tenía ninguna instrucción previa acerca de sus características. Posiblemente por las siguientes
razones: en primer lugar porque, mientras las gracias Divinas son inmateriales y no pertenecen al orden
de lo cualitativo, las de los mortales se presentan acompañadas de la materia. En segundo lugar, por-
que, si bien Moisés ama las excelencias inmateriales, nuestras almas, en cambio, no pudiendo
despojarse de los cuerpos desean ardientemente la virtud bajo formas corpóreas.

81. Y, como el principio de la templanza es vigoroso y firme, es comparado con la sustancia potente y
dura del bronce; y quizá también, porque, mientras la templanza que posee el amado de Dios es la más
excelente y semejante al oro, la que se da en el hombre que ha adquirido la sabiduría en forma gradual,
ocupa el segundo lugar.36 "Todo aquel, pues, a quien una serpiente hubiere mordido, si mirare a
aquélla, vivirá." (Núm. XXI, 8.) Y es muy cierto esto, porque, si la inteligencia mordida por el placer,
es decir, por la serpiente de Eva, tuviere la fuerza suficiente para mirar espiritualmente la belleza de la
templanza, vale decir, de la serpiente de Moisés, y a través de ella a Dios mismo, vivirá. No ha
menester otra cosa sino ver y reflexionar.
36
Como lo ocupa el bronce respecto del oro.

82. XXI. ¿No ves que Sara, la soberana sabiduría,37 dice: "Porque el que lo oyere, se reirá conmigo."
(Gén. XXI, 6.) Supón que alguno logra oír que la virtud ha engendrado a Isaac, vale decir, a la
felicidad;38 acto seguido elevará un himno de congratulación. Pues bien, así como es propio del que tal
ha oído el congratularse; es propio también del que con clara visión contempla a la templanza y a Dios,
el no perecer.
37
Sara es concebida por Filón como la personificación de la virtud o la sabiduría soberana.
38
Isaac personifica, según Filón, la risa, la alegría y la felicidad.

83. Muchas almas, empero, prendadas otrora de la firmeza y la templanza, y libres de pasiones, han
experimentado, sin embargo, el poder de Dios y recibido un cambio hacia un estado inferior, manifes-
tando así el Señor la diferencia entre Él y la creación, entre Él, que eternamente permanece inmóvil, y
la creación, que se balancea e inclina en opuestas direcciones.

84. Dice, en efecto, Moisés: "Aquél que te condujo a través de aquel grande y pavoroso desierto, en el
que viven la mordedora serpiente y el escorpión, y reina la sed; donde no hay agua; El que hizo brotar
para ti una fuente de agua de la durísima roca; El que te alimentó en el desierto con el maná, que no
conocían tus padres." (Deut. VIII, 15 y 16.) Ves que no sólo, anhelando las pasiones de Egipto, se
precipita el alma en medio de las serpientes; sino también a veces en el desierto es mordida por el
placer, es decir, por la pasión, astuta y semejante a la serpiente. Y el modo como la pasión obra ha
recibido un nombre apropiadísimo, pues llámaselo "mordedura".
85. Mas no sólo son mordidos por el placer los que se hallan en el desierto; también lo son los que se
encuentran dispersos. Yo mismo, en efecto, habiendo dejado parientes, amigos y país y marchado
muchas veces a la soledad para meditar en alguna cosa de las que merecen ser contempladas, ninguna
ventaja obtuve en ello; antes, por el contrario, distraída o mordida mi inteligencia por la pasión torció
su rombo hacia términos puestos. Otras veces, en cambio, aun en medio de multitud innumerable
mantuvo tranquilo mi discernimiento. Dios había dispersado la turba de impedimentos del alma y me
había enseñado que las condiciones buenas o desfavorables no resultan de las diferencias de los lugares
sino es Él quien mueve y guía el vehículo del alma por donde prefiere.

86. Volviendo a lo que decía, el alma se precipita sobre un escorpión, que equivale a "dispersión",39 en
el desierto; y la sed de las pasiones hace presa en ella hasta que Dios envía la corriente que brota de Su
solidísima 40 sabiduría apaga con la salud inagotable esa sed del alma apartada de Él. La roca durísima
es, en efecto, la sabiduría de Dios, que Éste distinguió como el más elevado y de mayor jerarquía de
todos Sus poderes; y de la que da de beber a las almas que Él ama. Una vez que han recibido el agua
para beber, llénanse también del maná, la más genérica de las sustancias. El maná, en efecto, es
llamado "algo";41 y "algo" es el género supremo; género supremo que no es sino Dios, después del cual
viene el logos Divino, en tanto que las demás cosas existen tan solo en las palabras, siendo en ciertos
casos por sus hechos concretos idénticas a lo no existente.
39
Juego de palabras intraducible entre skorpíos = escorpión, y skorpismós = dispersión.
40
O durísima, otra de las acepciones del adjetivo akrótomos = escarpado, sólido, durísimo.
41
Ver Interpretación alegórica III, 175 y nota.

87. XXII. Nota ahora la diferencia entre el que se desvía en medio del desierto y el que lo hace en
Egipto. El uno experimenta las mortíferas serpientes, vale decir, los insaciables placeres que provocan
la muerte; el otro, el ejercitante 42 tan solo es mordido y "dispersado" por el placer, pero no matado.
Aquél es curado por la templanza, es decir, por la serpiente de bronce construida por el sabio Moisés;
éste recibe de Dios la más excelente de las bebidas, la sabiduría de la fuente que Él hizo brotar de Su
propia sabiduría.
42
Jacob.

88. Ni siquiera de Moisés, el amadísimo de Dios, se aparta el placer, semejante a una serpiente; y he
aquí lo que se lee: "¿Y qué les diré si no creyeren en mí ni oyeren mi voz, diciendo: Dios no ha sido
visto por ti? Y dijo el Señor a Moisés: ¿Qué tienes en la mano? Él dijo: Una vara. Y Él dijo: Arrójala
sobre la tierra. Y la arrojó sobre la tierra, y la vara se convirtió en serpiente y Moisés huyó de ella. Y
dijo el Señor a Moisés: Extiende tu mano y tómala por la cola. Extendió, pues, Moisés su mano y la
tomó de la cola, y aquélla tornóse vara en su mano. Así te creerán." (Éx. IV, 1 a 5.)

89. ¿Cómo se podrá confiar en Dios? Si se aprende que todas las otras cosas son mudables y sólo Él es
inmutable. Dios pregunta, pues, al hombre sabio que hay en la vida activa de su alma, ya que la "mano"
es símbolo de la actividad. Éste responde que allí está la instrucción, a la que llama "vara". Por eso dice
también Jacob, el que suplanta a las pasiones: 43 "Efectivamente, sobre mi bastón atravesé este Jordán."
(Gén. XXXII, 10.) "Jordán" significa "descenso". Cuanto entre en la esfera del vicio y la pasión es
peculiar de la naturaleza baja,44 terrena y corruptible. En cambio, la inteligencia ejercitada atraviesa
todo eso mediante su instrucción; pues torpe sería interpretar que atravesaba un río con un bastón en la
mano.
43
Alusión al hecho de que Jacob suplantó a su hermano Esaú en la primogenitura.
44
Intraducible juego de palabras entre katábasis = descenso, y káto = bajo.
90. XXIII. Acertada, pues, es la respuesta de Moisés, el amado de Dios. Porque, verdaderamente, la
conducta del hombre virtuoso se apoya en la instrucción, como en un bastón,45 y apacigua el tumulto y
agitación del alma, a la que asienta sobre bases firmes. Esta vara, cuando ha sido arrojada, se toma
serpiente. Es natural, pues si el alma deja de lado la instrucción, de amante de Dios que era se trueca en
amante del placer. Por eso Moisés huye de ella, ya que el que ama a Dios se aparta de la pasión y del
placer.
45
En el pasaje bíblico se lee literalmente "en" o "sobre" mi bastón, no "con".

91. Pero, por cierto que Dios no aprueba su huida. Es que contigo, oh inteligencia mía, que eres aún
imperfecta, armoniza el procurar huir y ponerte fuera del alcance de las pasiones, pero en el caso de
Moisés, el perfecto, corresponde mantenerse en actitud de combate frente a ellas, resistirlas y
combatirlas. Si así no ocurriere, no hallando ellas resistencia ni obstáculo, tras escalar la ciudadela
espiritual, la sitiarán por completo y saquearán al alma a la manera de un usurpador del poder.

92. Y ése es el motivo por el que Dios prescribe a Moisés que la "tome por la cola"; que es como
decirle: No te espante la hostilidad del placer y su salvajismo; por el contrario, apodérate de ella
asiéndola fuertemente y acaba por vencerla. Efectivamente, será de nuevo bastón en vez de serpiente,
vale decir, en vez de placer se tomará en tu mano instrucción.

93. Y en cambio tendrá lugar "en la mano", vale decir, en la acción del sabio. Empero, es imposible que
llegue a asir y acabe por vencer al placer, si previamente la mano no se "extiende", es decir, si el alma
no reconoce que todas sus acciones y progresos débense al Divino favor y evita atribuirse nada a sí
misma. Quien tiene abiertos los ojos determínase a huir de la serpiente; pero fabrica otra, aquella de
bronce,46 es decir, el principio de la templanza, para que, si alguien ha sido mordido por el placer, el ver
a la templanza viva la verdadera vida.
46
La de Moisés.

94. XXIV. Ésta es la serpiente en la que Jacob suplica que se convierta Dan. Éstas son sus palabras:
"Dan juzgará a su pueblo, como una de las tribus de Israel" y "Conviértase Dan en una serpiente en un
camino, en acecho en una senda transitada, mordiendo el talón del caballo, y el jinete caerá hacia atrás
aguardando la salvación del Señor." (Gén. XLIX, 16 a 18.) Mientras el quinto hijo legítimo de Jacob
nacido de Lía es Isacar; aunque si contamos los dos nacidos de Zelfa es el séptimo; su quinto hijo 47 es
Dan, nacido de Bala, la criada de Raquel. Pero el motivo de esta observación ya hemos de ponerlo en
claro en un trabajo sobre el asunto. El tema de Dan merece ser tratado aparte.
47
Quinto contando juntamente legítimos y naturales: Rubén, Simeón, Leví, Judá y Dan.

95. El alma engendra de dos estirpes de hijos: una divina y otra mortal. Cuando ya ha concebido la
superior, allí se detiene. En efecto, cuando el alma ha alcanzado el reconocimiento incondicional hacia
Dios y el sometimiento en todo a Él, no tiene adquisición más alta que alcanzar.. Por ello cesó Lía de
engendrar una vez concebido Judá, es decir, el carácter que manifiesta su reconocimiento.

96. Pero ahora comienza a formar la clase mortal, o sea, la que subsiste gracias a la deglución. El
alimento, en efecto, es, a modo de fundamento, la causa de la conservación de la vida en los seres
vivientes; y "Bala" significa "deglución". Y de ella, precisamente, nace Dan, cuyo nombre quiere decir
"acción de discernir". Esta estirpe, en efecto, distingue y separa las cosas inmortales de las mortales.
Por eso Jacob hace votos porque Dan llegue a ser amante de la templanza, y por Judá, en cambio, no
formulará deseo análogo, porque éste ya posee el reconocimiento hacia Dios y la cualidad de resultarle
grato.
97. Dice, pues: "Conviértase Dan en una serpiente en un camino." Nuestro camino es el alma, pues, así
como en los caminos es dable ver la diferencia entre los seres: inanimados y animados, irracionales y
racionales, buenos y malos, esclavos y libres, jóvenes y viejos, viriles y femeninos, extranjeros y
ciudadanos, sanos y enfermos, mutilados y enteros; del mismo modo también en el alma se dan
procesos inanimados, incompletos, enfermizos, esclavos, femeninos y otros incontables llenos de
defectos, y sus contrarios, los animados, intactos, viriles, libres, sanos, venerables, buenos, legítimos y
realmente ciudadanos.48
48
Es decir, no advenedizos ni extraños.

98. Conviértase pues, el principio de la templanza en una serpiente sobre! El alma que marcha a través
de todas las circunstancias de la vida; y colóquese en "una senda transitada." ¿Qué quiere decir esto?
Que, si la senda de la virtud es poco transitada, pues son pocos los que la recorren; en cambio, es
transitada la del vicio; y así, lo exhorta a ponerse al acecho y tender una emboscada sobre la transitada
senda, es decir, sobre la pasión y el vicio, en los que transcurren las existencias de los entendimientos
que huyen de la virtud.

99. XXV. "Mordiendo el talón del caballo." Es obvio que es el carácter que sacude la estabilidad de lo
creado y perecedero quien ataca el talón;49 y que lo que ha sido comparado a un caballo son las
pasiones. La pasión es, en efecto, como el caballo, de cuatro extremidades,50 impulsiva, rebosante de
confianza y petulante por naturaleza, pero el principio de la templanza ama el morder, herir y destrozar
a la pasión. Y, cuando la pasión ha caído en la celada y ha sido abatida, "el jinete caerá hacia atrás". Por
"el jinete" debemos de entender "la inteligencia que cabalga sobre las pasiones", la que cae de las
pasiones, cuando éstas han sido descubiertas y "echadas por tierra."
49
El término griego pternízein (derivado de ptérna = talón) significa literalmente golpear o
atacar por el talón, pero posee varios sentidos figurados, tales como engañar, suplantar por
engaño (como Jacob a Esaú en la primogenitura), hacer zancadillas, dar por tierra o
descalabrar. De allí las conclusiones que siguen, a lo largo de las cuales Filón emplea el verbo
en varios de sus sentidos.
50
Alusión a las cuatro pasiones: dolor, placer, temor y deseo.

100. Está bien dicho que no es hacia delante hacia donde cae el alma; porque no debe el alma marchar
delante de las pasiones sino detrás de ellas, para así aprender a controlarse. En esa afirmación
contiénese una sana doctrina, pues, si el alma, habiéndose lanzado hacia el proceder culpable, desistiese
de ello y cayese hacia atrás, no incurrirá en falta; y si, movida hacia la irracional pasión, no se
precipitare tras ella sino se mantuviere a la zaga alcanzará el fruto más excelente, que es la carencia de
pasiones.

101. Por eso también, Moisés, seguro de que la caída "hacia atrás" equivale al liberarse de las pasiones,
añade "esperando la salvación del Señor"; porque es realmente por Dios por quien es salvado quien cae
fuera de ellas y no llega a concretarlas en actos. ¡Ojalá cayere mi alma con caída tal; y jamás monte el
caballo indómito de la pasión, para que, habiendo esperado la salvación de Dios, alcance la felicidad.

102. Por ello, también, Moisés en su canto celebra a Dios porque "arrojó al caballo y al montado en él
al mar" (Éx. XV, 1); es decir, arrojó a las cuatro pasiones y a la inteligencia mísera que monta sobre
ellas, a la completa ruina y al abismo sin límites. Y éste es el asunto capital de todo el canto poco más o
menos, y todos los demás refiérense a él. Y es verdad; pues, si la ausencia de pasión llegare a adueñarse
del alma, ésta alcanzará la felicidad completa.
103. XXVI. Pero, es preciso examinar por qué razón dice Jacob que "el jinete caerá hacia atrás" (Gén.
XLIX, 17), y en cambio, Moisés canta que fueron arrojados al mar el caballo y el que lo montaba. Pues
bien, debemos señalar, al respecto, que el arrojado al mar es el carácter egipcio, que, aunque huye, lo
hace bajo el torrente de las pasiones; mientras que el jinete caído hacia atrás no es de aquellos que
aman las pasiones. La prueba está en que éste es "jinete", mientras que aquél es "una persona
montada".

104. Un jinete, pues, tiene como cometido propio domar el caballo y sujetarlo de las bridas cuando se
encabrita; en tanto que el papel del que simplemente monta es dejarse llevar por donde el animal fuere.
Otro tanto ocurre en el mar: es tarea propia del piloto guiar la nave, mantener y rectificar el rumbo; en
tanto que del pasajero es experimentar cuanto le sucediere a la nave. Por eso el jinete, que doma las
pasiones, no es arrojado al mar; y, desmontado de ellas, aguarda la salvación del Señor.

105. Ahora bien, la sagrada palabra prescribe en el Levítico comer "de los animales reptantes los que
caminan sobre cuatro patas y tienen piernas sobre sus pies, de modo que saltan mediante ellas" (Lev.
XI, 21), entre los que se cuentan la langosta sin alas, el átaco,51 el saltamontes y el ofiómaca 52 en cuarto
término. Y así debe ser, porque, si el reptil placer es cosa que no alimenta sino daña, seguramente la
naturaleza que combate contra el placer es muy nutritiva y salutífera, y ella no es otra que la templanza.
51
Una de las especies de langostas.
52
Otra especie de saltamontes. Su nombre ophiomákhes significa literalmente: que combate a
las serpientes.

106. Combate, pues, oh inteligencia mía, contra toda pasión y sobre todo contra el placer, porque
ciertamente "la serpiente es la más astuta de todas las bestias que Dios Soberano ha creado sobre la
tierra." (Gén. III, 1.)

107. En efecto, el placer es la creatura más astuta que existe. ¿Por qué? Porque todas las cosas están
sujetas a él y la vida de los ruines es dominada por él, y por cierto que las cosas producidas por el
placer son alcanzadas mediante todo género de ardides: el oro, la plata, la gloria, los honores, los altos
cargos, los materiales de las cosas perceptibles por los sentidos, las artes mecánicas y todos los
arbitrios, de muy variadas especies, que nos procuran placer. A causa del placer somos culpables, y las
acciones culpables no se dan sin una extrema astucia.

108. Por lo tanto, opónle el ofiómaca, es decir, el discernimiento; y libra contra él hasta el fin la más
noble de las contiendas; y esfuérzate en la lucha contra el placer, vencedor de todos los otros; para así
alcanzar la noble y gloriosa corona, que asamblea humana alguna ha conferido jamás.

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