Psicologia Positiva

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Universidad Yacambú

Vicerrectorado Académico
Facultad de Humanidades

La Psicología Positiva en la Depresión y otras


psicopatologías

Alumno:
Ámbar Ávila
N Expediente:
HPS- 16100943
¿Qué hace que una vida sea plena? ¿Cómo se alcanza la felicidad? ¿Qué hace que las
personas sean exitosas? ¿Cómo se cultivan las virtudes y las fortalezas humanas? ¿Qué es
lo que nos hace mejores personas? Éstas son preguntas típicas que intenta responder la
denominada Psicología positiva (PP). Diversas investigaciones en el área de este nuevo
enfoque de la psicología se han ocupado de temas tales como el bienestar psicológico, el
optimismo, la gratitud, el sentido del humor, la sabiduría, la capacidad de perdonar, la
creatividad, las fortalezas y los valores humanos, entre otros. Sin embargo, los psicólogos
del siglo XX se ocuparon de estudiar temas ligados a las carencias humanas y su posible
reparación: la depresión, los trastornos psicopatológicos, el estrés, la ansiedad, las
adicciones, el suicidio, los trastornos de alimentación, entre otros. Una psicología de cara al
siglo XXI debería ocuparse no solamente de reparar el daño psicológico, sino también de
estudiar cómo se potencian las cualidades positivas que todos los seres humanos poseen
(Seligman & Csikszentmihalyi, 2000). Si bien la historia de la PP es relativamente nueva,
muchos psicólogos vienen haciendo PP sin saberlo. Los estudios clásicos sobre apego,
inteligencia emocional, optimismo, conductas pro sociales, valores humanos y creatividad,
sólo para nombrar algunos, son temas del campo de estudio de la PP. En el año 1998, el
famoso psicólogo Marty Seligman, en su discurso como presidente de la APA (American
Psychological Association), señaló como una de las directrices básicas ir hacia una
psicología más positiva. En el año 2000, un número especial de la Revista American
Psychologist, coordinado por el propio autor, tenía como título Psicología positiva y
nucleaba artículos científicos relacionados con la felicidad, la motivación intrínseca, las
ilusiones positivas, la sabiduría, el talento, los mecanismos adaptativos, la creatividad y el
desarrollo humano óptimo, siendo el preámbulo de su gran desarrollo internacional
posterior. En ese mismo año, un encuentro entre los principales investigadores del campo
en la ciudad de Akumal (México) acordaron los pilares básicos de la PP: el estudio de las
emociones positivas, de los rasgos positivos y de las instituciones positivas. ¿Por qué
cambiar el enfoque clásico por una psicología positiva? Mucho se ha avanzado en el
estudio de las psicopatologías y las psicoterapias, temas quizá influenciados por las guerras
mundiales. La psicología ha hecho progresos significativos en el diagnóstico y tratamiento
de algunos trastornos psicológicos y se ha ocupado de cómo hacer que las personas sufran
menos (Seligman, 1995). Hasta el año 1950, la mayoría de las psicopatologías no eran
tratables y no existían acuerdos sobre su delimitación diagnóstica. A principios del siglo
XXI existe sólida evidencia empírica de que las psicoterapias funcionan y de cuáles son
más eficaces para ciertos trastornos (Barret & Ollendick, 2004; Hibbs & Jensen, 1996;
Kazdin & Weisz, 2003; Nathan & Gorman, 2002). Sin embargo, si miramos las tasas de
prevalencia de los trastornos depresivos durante el siglo XX, es posible apreciar que su
frecuencia ha aumentado diez veces y que, de ser una patología adulta en los años sesenta
(se desarrollaba alrededor de los 30 años) se ha transformado en una patología adolescente,
ya que en la actualidad la edad de inicio es a los 14 años. Por otro lado, si miramos los
estudios sobre la calidad de vida y el bienestar de las naciones, especialmente para las más
desarrolladas, es posible observar que no hubo incrementos significativos en los últimos 40
años (Seligman, 2008). El desarrollo teórico e investigativo que ha dominado a la
psicología a lo largo del tiempo ha estado centrado en las emociones negativas, y en la
debilidad humana en general, dando lugar
a un marco disciplinar sesgado hacia lo patogénico, aspecto que ha incidido en que la
psicología sea identificada como psicopatología o psicoterapia (Strumpfer, 2004; Vera,
2006). Producto de dicha aproximación, casi exclusiva en lo patológico, la psicología ha
desarrollado algunos modelos de intervención eficaces y eficientes para muchos problemas
psicológicos, en detrimento del avance en métodos y estrategias para alcanzar y optimizar
los recursos y fortalezas de los individuos, aspectos de los que actualmente no se disponen
conocimientos sólidos (Vázquez, 2006).En los últimos años, se ha venido produciendo un
cambio en la investigación en psicología, que evidencia una tendencia a abordar las
variables positivas y preventivas en lugar de los aspectos negativos y patológicos que
tradicionalmente se estudian (Guerrero & Vera, 2003; Simonton & Baumeister, 2005).
Algunos autores sostienen que uno de los retos para la psicología en los próximos años será
dedicar más trabajo intelectual al estudio de los aspectos positivos de la experiencia
humana, entender y fortalecer aquellos factores que permiten prosperar a los individuos,
comunidades y sociedades, para mejorar la calidad de vida y también prevenir las
patologías que surgen de condiciones de vida adversas (Seligman & Csikszentmihalyi,
2000). El objetivo de lo que se ha llamado Psicología Positiva es justamente catalizar este
cambio de la psicología, hacia el desarrollo de las fortalezas de las personas. Acorde con lo
anterior, la principal tarea de prevención en esta década, será estudiar y entender cómo se
adoptan esas fortalezas y virtudes en niños y jóvenes, elemento fundamental para la
prevención de los llamados desórdenes mentales (Seligman & Christopher, 2000). No
obstante, las primeras aproximaciones hacia la psicología positiva se remontan a finales de
los años 20, con los escritos de Watson sobre el cuidado psicológico de los infantes, y a
finales de los años 30, con el trabajo de Terman y colaboradores sobre el talento de los
estudiantes y su ambiente académico y los factores psicológicos relacionados con la
felicidad marital (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000).Dado que el propósito de la
psicología positiva ha sido contribuir al estudio de las condiciones y procesos relacionados
con el desarrollo óptimo de los individuos, grupos e instituciones (Gable & Haidt, 2005),
sus aportes han tenido impacto en distintos campos de intervención de la psicología,
principalmente en las áreas clínica, de la salud y educativa, en las que se observa un mayor
énfasis. En el nivel clínico, uno de los objetivos de la psicología positiva es cambiar el
marco de intervención hacia el desarrollo de estrategias terapéuticas que favorezcan la
experiencia emocional positiva, lo cual está orientado hacia la prevención y tratamiento de
los problemas derivados o exacerbados por la presencia de emociones negativas como la
ansiedad, la depresión, la agresión y el estrés, entre otros. Dichas emociones tienen además
la propiedad de estrechar el repertorio conductual del individuo, en cuanto afectan los
procesos de pensamiento y acción (Fredrickson, 2000; Resnick, Warmoth & Selin, 2001;
Seligman, 2002; Seligman & Peterson, 2003; Joseph & Linley, 2005). Debido a la
orientación tradicional de la psicología, actualmente se cuenta con conocimientos sólidos
sobre los efectos de las emociones negativas (miedo, tristeza, ira, aversión, indignación y
repulsión, entre otras) sobre los llamados trastornos de salud mental y física (Miguel-Tobal,
Casado, Cano-Vindel y Spielberger, 1997; Seligman, 2005). Por el contrario, el objetivo
concreto de la psicología positiva en el ámbito clínico y de la salud, es estudiar las
fortalezas y las virtudes humanas, así como los efectos que éstas tienen sobre los individuos
y la sociedad (Cuadra & Florenzano, 2003). Seligman (2003) considera que este tipo de
aproximación constituye también una valiosa estrategia para la prevención, en cuanto
actúan como barrera contra los trastornos psicológicos y pueden contribuir de manera
importante con la capacidad de recuperación. Las terapias de orientación conductual,
cognitivo conductual y la terapia interpersonal son las que han demostrado mayor eficacia
en el tratamiento de la depresión, mediante estudios científicamente contestables (Pérez y
García, 2001). No obstante, lo anterior, recientemente se está estudiando una nueva
alternativa, una investigación de Seligman, Rashid y Parks (2006), plantea la existencia de
un tratamiento diseñado desde la Psicología Positiva, el cual puede ser tan o incluso más
eficiente que los tratamientos tradicionales para pacientes con depresión. Esta terapia se
basa en la búsqueda de la felicidad, lo que hace unos años no era una temática de estudio.
La terapia en base a la psicología positiva para pacientes con depresión tiene un enfoque
derivado de la felicidad y el optimismo, obliga a las personas a pensar en forma positiva y
no centrarse en las patologías, como se hace tradicionalmente en psicología (Myers, 2000).
Asimismo, la psicología positiva propone un cambio de visión frente a las enfermedades,
buscando la felicidad e incrementando las emociones positivas. De esta manera, se busca
educar al paciente con el objetivo de hacer este cambio permanente, transformando el estilo
cognitivo de las personas y de este modo, disminuir las probabilidades de recaídas, las
cuales son frecuentes en este trastorno (Vera, 2006). Cuando estamos ante una persona que
presenta depresión, los profesionales de la Psicología, deben considerar la multicausalidad
de la misma, así como elaborar una buena evaluación, que recoja de manera holística la
panorámica de la persona. Es importante realizar una buena entrevista clínica
individualizada que no tenga en cuenta únicamente el trastorno. Desde la psicología clínica
existen varios inventarios de depresión, a continuación, se enumeran los más relevantes: 
Inventario de Depresión de Beck (BDI: Beck Depression Inventory)  Cuestionario
estructural tetra dimensional para la depresión (CET-DE)  Inventario de depresión
estado-rasgo (IDER) La Psicología Positiva proporciona herramientas de evaluación que
están demostrando tener características técnicas muy buenas. Algunos de estos
instrumentos de evaluación son los siguientes:  Cuestionario VIA de fortalezas
personales (VIA-IS: Values In Action Inventory of Strengths): Evaluación de las fortalezas
psicológicas, Cuestionario de satisfacción vital (SWLS: Satisfaction With Life Scale):
Evaluación de la satisfacción vital, componente cognitivo de la calidad de vida y de la
felicidad, Cuestionario de Bienestar Psicológico de Ryff: Evaluación de las dimensiones de
bienestar psicológico propuestas por Carol Ryff , Cuestionario PANAS de afecto
positivo y afecto negativo (Positive And Negative Affective Scale): Evaluación de las
emociones positivas y negativas, Cuestionario de optimismo disposicional: (LOT-R Life
Orientation Test-Revised): Evaluación de la predisposición al optimismo. Asimismo, es
esencial detectar los síntomas y los factores de riesgo, de cara a evitar futuras recaídas.
¿Cómo puede ayudar la Psicología Positiva a encontrar la luz al final del túnel? La
Psicología Positiva agrupa un conjunto de técnicas que, conjuntamente utilizadas con las
terapias establecidas, pueden ayudar a mejorar la eficacia de las mismas. De entre la
multitud de herramientas que se utilizan desde el enfoque de la Psicología Positiva, se
destacan como más importantes:
 Identificación de fortalezas humanas: saber detectar los puntos fuertes de los
clientes, ayuda a que la persona tenga un mayor conocimiento y se vea a sí mismo
de manera más imparcial, considerando pros y contras. Invertir en las fortalezas y
no sólo en el alivio de la depresión es un gran recurso que ayuda en la prevención
de recaídas.
 Practicar la gratitud: El diario de gratitud es una de los ejercicios más utilizados
desde la Psicología Positiva. Ayuda a crear un colchón de emociones positivas,
además de abrir el foco atencional de la persona.
 Saborear el momento (savoring): Las técnicas basadas en el savoring ayudan a la
persona a centrar su atención en el momento presente y en las emociones positivas
que se evocan en ese instante
 Identificación de emociones positivas: Para aquellas personas con dificultades en el
reconocimiento de las emociones positivas.
 Fomento de una actitud optimista
 Trabajar la vitalidad: Mediante la práctica de deporte, baile, etc.
 Relaciones positivas con los demás
 Valores y propósito vital: Ayuda a fomentar la esperanza y la capacidad de
planificación hacia el futuro, además de servir para cambiar el foco hacia el pasado
y centrarlo del presente hacia el futuro.
 Meditación: atención al momento presente
 Resiliencia y personalidad resistente: En aquellos casos en los que existan
acontecimientos vitales estresantes como desencadenante de la depresión
 Respuesta activa constructiva: es una técnica basada en las habilidades sociales,
consiste en responder de forma activa ante las buenas noticias de los demás.
El objetivo último de la vida no es meramente sobrevivir ante la adversidad sino florecer y
crecer. Todos merecemos una vida feliz, saludable y plena. Una buena vida es posible para
todos, pero requiere las estrategias adecuadas y trabajar duro en ello. La investigación y las
prácticas guiadas por la psicología positiva pueden contribuir de modo significativo a lograr
este objetivo.
BIBLIOGRAFÍA

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