Ficha N°4 Portadores de Buenas Noticias PDF
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El facilitador del Taller, introduce el trabajo invitando a leer en voz alta los siguientes carteles
que deberán estar expuestos en la sala:
1
Luego de escuchar algunas reacciones y para compartir mejor, el facilitador invita a constituirse
en «TRIOS» en la misma sala, para ello una persona hace de centro y las que están a su derecha y
a su izquierda giran sus sillas hasta mirarse a la cara.
Leer y comentar el evangelio de Lucas 24, 13-27; “¿De qué van conversando por el camino?”
¿Qué relación vemos entre el texto de Lucas y las frases en los carteles?
¿Cuál de las frases nos llamó más la atención?
PARA LA REFLEXIÓN:
¿Cómo proyectar esto en mi vida de discípulo misionero?
¿Qué nuevas actitudes debo asumir para vivir y contagiar a otros la alegría del Evangelio?
2
También nos dice el Santo Padre, en la EVANGELII GAUDIUM:
“El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría.
Bastan algunos ejemplos: «Alégrate» es el saludo del ángel a María (Lc 1,28). La visita de María a
Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (cf. Lc 1,41). En su canto María
proclama: «Mi espíritu se estremece de alegría en Dios, mi salvador» (Lc 1,47). Cuando Jesús
comienza su ministerio, Juan exclama: «Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud» (Jn 3,29).
Jesús mismo «se llenó de alegría en el Espíritu Santo» (Lc 10,21). Su mensaje es fuente de gozo:
«Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena»
(Jn 15,11). Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los
discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría» (Jn 16,20). E insiste:
«Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría»
(Jn 16,22). Después ellos, al verlo resucitado, «se alegraron» (Jn 20,20). El libro de los Hechos de
los Apóstoles cuenta que en la primera comunidad «tomaban el alimento con alegría» (2,46). Por
donde los discípulos pasaban, había «una gran alegría» (8,8), y ellos, en medio de la persecución,
«se llenaban de gozo» (13,52). Un eunuco, apenas bautizado, «siguió gozoso su camino» (8,39), y
el carcelero «se alegró con toda su familia por haber creído en Dios» (16,34). ¿Por qué no entrar
también nosotros en ese río de alegría?” (EG n° 5)
PARA LA REFLEXIÓN:
- ¿Cómo proyectar esto en la vida de mi comunidad?
- ¿Qué nuevas actitudes deberemos cultivar en nuestra CEB - Parroquia - Colegio, etc.?
- ¿Somos aún una Iglesia capaz de inflamar el corazón?
- ¿Una Iglesia que pueda hacer volver a Jerusalén? ¿De acompañar a casa?
En plenario, recogemos nuestras reflexiones a las dos preguntas, vaciándolas en dos columnas en
un papelógrafo o en pizarra:
3
CUARTO MOMENTO: 20 minutos
CELEBRACIÓN:
13: Aquel mismo día, dos de ellos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús,
que está a unos diez kilómetros de Jerusalén. 14: En el camino conversaban
sobre todo lo sucedido.
15: Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona los alcanzó y se puso a
caminar con ellos. 16: Pero ellos tenían los ojos incapacitados para reconocerlo.
17: Él les preguntó: — ¿De qué van conversando por el camino? Ellos se
detuvieron con rostro afligido, 18: y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo — ¿Eres
tú el único forastero en Jerusalén, que desconoce lo que ha sucedido allí estos
días?
19: Jesús preguntó: — ¿Qué cosa?