07 CLAUSULA DE LOS CODIGOS Revilla
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TRIBUTARIO PROVINCIAL
Pablo Revilla
1. Introducción
En este sentido, por ejemplo, puede citarse la opinión del Dr. Juan Carlos Luqui
quien sostiene la preferencia, no del derecho común en bloque sobre la legislación
provincial, pero sí de ciertas normas sustantivas que constituyen la consagración de los
“principios generales de nuestro derecho”3.
Por el contrario, pienso que debe desentrañarse la regla fijada por el constituyente
en esta materia, que no se encuentra en el marco indeterminado de los “principios
basales” o los “principios generales del derecho”, sino en la clara distribución de
competencias realizada en el año 1853/60.
1
El actual art. 75, inc. 12), de la Constitución Nacional establece como facultad del Congreso Nacional:
“Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos
unificados o separados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su
aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus
respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la Nación sobre naturalización y
nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por opción en beneficio de la
argentina: así como sobre bancarrotas, sobre falsificación de la moneda corriente y documentos públicos
del Estado, y las que requiera el establecimiento del juicio por jurados”.
2
Ver, al respecto, Casás, José O.: “Gravitación del derecho civil sobre el derecho tributario provincial en
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la República Argentina”, ERREPAR, DTE T. XIII, p.
293 y sgtes; García Belsunce, Horacio: “Autonomía del derecho tributario”, Depalma, 1996,
especialmente p.71 y ss., y su nota en El Derecho, t. 87, p.881; Giuliani Fonrouge, Carlos M.: “Derecho
Financiero”, 7ª. ed., actualizada por Navarrine y Asorey, t. I, p.610 y sus notas en Impuestos, t. XXV,
p.,632 y t. XXVI, p.625; Giuliani Fonrouge, Carlos M. y Navarrine, Susana C.: “Código Fiscal de la
Provincia de Buenos Aires”, Depalma, p. 200, n°4 y notas; Jarach, Dino: “Curso superior de derecho
tributario”, T.I, p.22, 90, 120 y 283, y sus notas en Jurisprudencia Argentina 1958-I, p. 4, y en La
Información, t. XXV, p.473, entre otros.
3
Luqui, Juan Carlos: “¿Preferencia de la ley común sobre la ley local?”, La Ley T. 148, p. 25 y sgtes.
eliminar las disputas y erradicar las controversias internas que estancaron el país durante
el período 1810-18534.
Bajo este prisma, forzoso es concluir que las normas tributarias locales no pueden
apartarse en nada de lo dispuesto por la legislación nacional común dictada por el
Congreso en uso de las atribuciones conferidas por el art. 75, inc. 12, de la Constitución
Nacional, pues esa legislación nacional común es emitida en uso de facultades
delegadas con exclusividad a la Nación en el año 1853/60, que ni las provincias ni
tampoco sus municipios pueden reasumir mediante el dictado de sus normas tributarias.
Es importante señalar que el tema inmediato anterior de debate en ese día fue la
facultad del Congreso de hacer sellar moneda, facultad delegada por excelencia al
Congreso Nacional y cuyo ejercicio se encuentra prohibido a las provincias. Ante las
dudas planteadas al respecto por el convencional Zenteno respecto de los poderes de las
provincias para hacer acuñar moneda -por sí o con autorización del Gobierno Nacional-,
los convencionales Zavalía y Gutierrez se encargaron de dejar en claro que esta
atribución le pertenecía únicamente al Congreso Nacional.
Como punto siguiente, en esta línea de debate sobre el alcance de las facultades
exclusivas de la Nación, se encuentra la controversia entre Zavalía y Gorostiaga sobre el
dictado del derecho nacional común y su extensión.
4
Como sostuvo la CSJN en “Banco de la Provincia de Buenos Aires vs. Nación Argentina (Fallos
186:179, del 15 de marzo de 1940): “la función más importante de esta Corte consiste en interpretar la
Constitución de modo que el ejercicio de la autoridad nacional y provincial se desenvuelvan
armoniosamente, evitando interferencias o roces suceptibles de acrecentar los poderes del gobierno
central en detrimento de las facultades provinciales y viceversa. Del logro de ese equilibrio debe resultar
la amalgama perfecta entre las tendencias unitaria y federal, que Alberdi propiciara mediante la
coexistencia de dos órdenes de gobierno cuyos órganos actúan en órbitas distintas, debiendo encontrarse
sólo para ayudarse pero nunca para destruirse”.
5
Ravignani, Emilio, “Asambleas Constituyentes Argentinas”, Talleres S.A.A Casa Jacobo Peuser Ltda.,
Buenos Aires, 1937, tomo IV, (1827-1862), pg. 528 y sgtes.
3. Agregó que las provincias con menos hombres de luces que pudieran ocuparse
con suceso de la Codificación, acogerían por prudencia los Códigos que dictare
el Congreso así como la ley de municipalidades para Buenos Aires; pero que
entre tanto era necesario dejarles esta libertad, respetando su soberanía e
independencia garantida por la misma Constitución.
4. Añadió que en los Estados Unidos, cada uno se dictaba sus leyes.
Prosigue el acta de este día diciendo que, después de un debate entre el miembro
informante de la Comisión Sr. Gorostiaga y el convencional Zavalía que dio su voto en
contra del artículo en discusión, pidió la palabra el convencional Zenteno y dijo: “Que
él opinaría con el Sr. Zavalía, sino viese que la intención de este estaba satisfecha en el
tenor mismo del artículo, pues que siendo el Congreso una reunión de hombres de
todas las provincias, ellos representaban su Soberanía é intereses y podían por
consiguiente dictar leyes para toda la Confederación”.
6
Ha dicho la CSJN: “La Constitución ha querido hacer un solo país para un solo pueblo (...): no habría
Nación si cada provincia se condujera económicamente como una potencia independiente. Pero no se ha
propuesto hacer una sola Nación centralizada. La Constitución ha fundado una unión indestructible pero
de estados indestructibles (arts. 13, 67 inc. 14). Los constituyentes, actores y testigos presenciales del
proceso que tuvo su término en la Constitución de 1853, establecieron una unidad no por supresión de las
provincias -camino que habría obligado a deshauciar una terrible experiencia- sino por conciliación de la
Esta unión nacional ha sido construida siguiendo el modelo de la Constitución
americana aprobada de Filadelfia en el año 1787 -único ejemplo que existía en el año
1853 de una constitución escrita que organizaba un país republicano y federal- pero con
importantes diferencias que marcan que nuestra unión nacional se edificó sobre la base
de mayores delegaciones al poder central que en el modelo de EE.UU.
Ello se evidencia, por ejemplo, en la denominada clausula del progreso del art. 75,
inc. 18, de la Constitución Nacional. Según inveterada doctrina de la CSJN, no es
objetable la facultad de las provincias para darse leyes y ordenanzas de impuestos y, en
general, todas las que juzguen conducentes a su bienestar y prosperidad, sin más
limitaciones que las enumeradas en el artículo 108 -hoy art. 126- de la Constitución;
siendo la creación de impuestos, elección de objetos imponibles y formalidades de
percepción, del resorte propio de las provincias, porque entre los derechos que hacen a
la autonomía de ellas es primordial el de imponer contribuciones y percibirlas sin
intervención de autoridad extraña (Fallos: 7:373; 105:273; 114:282; 137:212; 150:419;
235:571, entre muchos otros).
Sin embargo, este art. 75, inc. 18, de la CN permite al Congreso Nacional entrar en
el ámbito tributario local y establecer, entre otras:
Exclusiones de objeto: es el caso de las obras e instalaciones de generación,
transformación y transmisión de energía eléctrica de jurisdicción nacional, así
como de la energía generada o transportada en las mismas, las que no pueden ser
gravadas con impuestos o contribuciones que restrinjan o dificulten su libre
producción o circulación (art. 12 de la ley 15.336)7.
Exenciones: por ejemplo, para todo gravamen sobre el uso del suelo, subsuelo y
espacio aéreo del dominio público nacional, provincial o municipal, a los fines
de la prestación del servicio público de telecomunicaciones (art. 39 de la ley
19.798)8.
Reemplazo del tributo local por otro diseñado por la Nación: por último, la
Nación ha fijado a las sucesoras de SEGBA, en concepto de único impuesto y
contribución, tanto de índole fiscal como en lo referente al uso del dominio
público provincial por sus actividades como prestatarias del servicio de
distribución y comercialización de energía eléctrica en jurisdicción provincial, el
seis por mil de sus entradas brutas recaudadas por las ventas de energía eléctrica
(art. 20 del decreto 714/92)9.
extrema diversidad de situación, riqueza, población y destino de los catorce estados y la creación de un
órgano para esa conciliación, para la protección y estímulo de los intereses locales, cuyo conjunto se
confunde con la Nación misma” (Fallos: 178:9, causa “Bressani Carlos H. y otros c. Provincia de
Mendoza, Inconstitucionalidad de leyes y devolución de dinero, del 2 de junio de 1937).
7
Su constitucionalidad ha sido ratificada en Fallos: 320:1302; 325:723, entre otros.
8
Su constitucionalidad ha sido ratificada en Fallos: 320:162, entre otros
9
Su constitucionalidad ha sido ratificada a en Fallos: 322:2624, entre otros.
donde se discutió la ley del Congreso Federal del 10/04/1816, que estableció el Banco
de USA.
Por último, y sin intención de agotar el tema, esta mayor delegación se constata
también en la atribución exclusiva otorgada al Congreso Nacional para establecer los
derechos de importación y exportación mientras que, por el contrario, la Constitución de
USA expresamente prohibió al Congreso Federal gravar la exportación de los productos
que salen de cualquier Estado (Sección 9, punto 5), facultad reservada para los estados
locales, sin bien con importantes limitaciones en su ejercicio efectivo (Sección 10,
punto 2).
Todo ello acredita, por cotejo con el sistema de EE.UU y en sintonía con lo
dicho en el punto anterior, que nuestro constituyente del año 1853 proyectaba una
“unión nacional” con un Estado Central dotado de poderes para:
1. Dictar la legislación de fondo para todo el país, aplicable a cualquier tipo de
relación jurídica, inclusive aquéllas de derecho público provincial.
2. Ingresar en el armado de los tributos locales, mediante exclusiones de objeto,
exenciones o, directamente, reemplazando la gabela local por otra diseñada por
la Nación.
3. Recaudar con exclusividad el tributo más redituable de ese momento -los
derechos de exportación e importación- como forma de garantizar su
subsistencia económica10.
4. La jurisprudencia de la CSJN
Así, en Fallos: 282:20 (cons. 3º) expresó: “desde antiguo, esta Corte ha dicho
que … una ley local no puede derogar las leyes sustantivas dictadas por el Congreso
porque ello importa un avance sobre facultades exclusivas de la Nación, contrario al
art. 67, inc. 11, de la Ley Suprema (Fallos: 176:115, consid. 5º)”, agregando que esa
doctrina fue reiterada en los precedentes de Fallos: 183:143; 193:231; 200:444;
202:516; 203:274 y otros posteriores.
Ello es así, pues, como quedó asentado en Fallos: 235:571, “Si las provincias
han delegado en la Nación la facultad de dictar los códigos de fondo (art. 67, inc. 11 de
la Constitución), para robustecer mediante esa unidad legislativa la necesaria unidad
nacional, consecuentemente han debido admitir la prevalencia de esas leyes del
Congreso y la necesaria limitación de no dictar normas, fiscales o no fiscales, que las
contradigan. El precepto constitucional así lo establece en términos categóricos” y
agregó que “lo expuesto no significa transferir normas del derecho civil al derecho
financiero, sino solamente hacer respetar la entidad de bienes y derechos tal como los
estructura el derecho común, de vigencia nacional (art. 31 de la Constitución); sin
interferir en la esfera autónoma del derecho financiero local para hacerlos fuente de
imputación tributaria, pero respetándolos en su esencia y significado jurídico”.
5. Conclusiones
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, Fallos: 332:2108.
e) Que nunca puede ser atentatorio del régimen autónomo de las provincias el
ejercicio legítimo por la Nación de las facultades que le han sido delegadas por
aquéllas, por más que tales facultades deban ejercitarse en el territorio mismo de
los estados autónomos (Fallos: 271:186; 284:161).
f) Que, en lo atinente a la materia tributaria, esto no significa transferir normas del
derecho civil al derecho financiero, sino solamente hacer respetar la entidad de
bienes y derechos tal como los estructura el derecho común, de vigencia
nacional, sin interferir en la esfera autónoma del derecho tributario local para
elegir los hechos imponibles o los sujetos pasivos de sus respectivos tributos.