Xibajob y Wayob Espiritus Del Mundo Subt PDF
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XI’BAJOB Y WÄYOB:
ESPÍRITUS DEL MUNDO SUBTERRÁNEO.
PERMANENCIA Y TRANSFORMACIÓN DEL NAHUALISMO EN LA TRADICIÓN ORAL
CH’OL DE CHIAPAS
Presenta
Directores de tesis:
¡Wokolix ‘a wälä!
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.........................................................................................................1
1.1. CHOLES
1.1.2 Geografía...............................................................................................8
1.1.4 Joloñel..................................................................................................12
1.3.5 Mosojäntel............................................................................................35
2.1.1 Ch’ujlel...................................................................................................40
2.1.1 Wäy
2.1.2.1 Características..............................................................43
2.1.2.2 Confluencia entre wäy y xi’baj................................................47
2.1.3 Xi’baj
2.2.2.1 Características.......................................................................65
2.2.2.2 Brujería..................................................................................66
2.2.3 Xwujt.....................................................................................................70
2.2.3.1 Curación................................................................................71
2.3.2.1 El Ch’ejch’ejbak.....................................................................79
2.3.2.2 El Xñek..................................................................................81
2.3.2.3 Tyeñtsuñ.................................................................................82
2.2.2.7 Ajal........................................................................................86
2.2.2.8 Tyamijol..................................................................................86
3.2 TEXTOS
Mi tío.....................................................................................................108
El Señor de la Cueva..............................................................................110
El Negro.................................................................................................116
CAPÍTULO 4. ANÁLISIS.........................................................................................125
RECAPITULACIÓN.................................................................................................164
BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................171
1
INTRODUCCIÓN
1
Como cosmovisión se reconoce al “hecho histórico de producción de pensamiento social
inmerso en decursos de larga duración; hecho complejo integrado como un conjunto
estructurado y relativamente congruente por los diversos sistemas ideológicos con los que
una entidad social, en un tiempo histórico dado, pretende aprehender el universo” (López
Austin, 1996b: 472).
2
2
Xi’baj, singular; xi’bajob, plural. Wäy, singular; wäyob, plural.
3
Utilizo el término “numinoso”, como una alternativa a la palabra “sobrenatural”, ya que esta
última no refleja con exactitud las concepciones indígenas sobre el mundo, los hombres y las
entidades sobrehumanas.
3
CAPÍTULO 1
Los choles
5
Se ha pensado generalmente que el término ch’ol hace referencia a la milpa (cholel), sin
embargo se trata de un error derivado de los primeros visitadores españoles, quienes no
distinguían las consonantes glotalizadas (Hopkins, comunicación personal, 2013). Dado que
para los choles no es lo mismo ch’ol (etnónimo), que chol (milpa), en este trabajo se
procurará utilizar la forma original (con salto glotal) respetando la forma en que ellos mismos
se autodenominan, a excepción de la forma pluralizada, en la que se optará por la forma
castellanizada (choles).
8
1.1.2 Geografía
6
Se profundizará sobre la lengua en la introducción del capítulo 3, Tradición oral.
9
Mi primer contacto con el mundo ch’ol fue en junio del 2011, cuando llegué a
Tumbalá, el antiguo Cerro de los Quetzales, K’uk Wits, cabecera por siglos
de los choles de la variante tumbalteca. Por sugerencia del Dr. Alejos me
dirigí a la Clínica Médica Ch’ol Fátima para conocer a las religiosas Gloria y
Margarita Díaz Sánchez. Ellas me recibieron muy cálidamente y me brindaron
la oportunidad de residir en la clínica por un mes. Durante este tiempo las
acompañé en sus salidas dentro del mismo pueblo y a comunidades
aledañas, con lo cual pude formar mi primera impresión de la tierra ch’ol.
La Clínica Médica Ch’ol Fátima es un importante refugio de la salud
dedicado a la atención de la población tumbalteca y de los alrededores. Fue
fundada en 1984, gracias a la gestión de Margarita Díaz Sánchez, con el
apoyo de la congregación de las Hermanas Eucarísticas de Fátima. La clínica
significa un triunfo para los choles tanto en el terreno médico como el
religioso. Tuvo su mayor esplendor entre los años de su fundación, gracias al
trabajo del Dr. Marco Crippa, hasta 1995, momento en que el doctor tuvo que
abandonar la comunidad. En la actualidad no hay médico en la clínica ni
grandes recursos para atender a los pacientes. A pesar de ello, todos los días
acuden personas de las comunidades aledañas para recibir consulta de M.
Margarita Díaz (diplomada en enfermería) y recibir los pocos medicamentos
que se pueden comprar.
10
7
Todas las fotografías en este trabajo fueron tomadas por el autor de la tesis, a menos que
se indique algo diferente.
12
1.1.4 Joloñel8
8
El poblado está registrado oficilamente como Joloniel, sin embargo en la tesis utilizaré la
nueva ortografía, que reproduce de mejor manera la fonética del ch’ol.
13
Figura 1.6. Don Nicolás Arcos entre las matas de maíz. Joloñel, Chiapas, abril de
2013.
diversos géneros. Entre sus trabajos más importantes podemos señalar T'an
ti Wajali (1986), una compilación de textos en ch’ol; tres volúmenes de un
Diccionario chol (1988) y Story Cycles in Chol (Mayan) Mythology:
Contextualizing Classic Iconography (2003).
En la década de los 80 Jesús Morales publicó On o’ T’an (1984),
importante obra donde recopiló historias de la tradición oral ch’ol de
Sabanilla. Desafortunadamente no se presentaron los textos originales en
ch’ol, sino una síntesis de ellos en castellano. Posteriormente José Alejos
llegó a tierras choles y en su primera publicación Wajalix bä T’an (1988) dio a
conocer los relatos que compiló en Tumbalá. Más tarde su obra cobró un giro
hacia el discurso agrario ch’ol en Mosojäntel (1994) y sobre la identidad
étnica en Ch’ol/kaxlan (1999).
A partir de este momento ya no fueron los antropólogos y estudiosos
los únicos en interesarse en la cultura ch’ol, sino que los mismos jóvenes
nativos de diversas poblaciones en Chiapas comenzaron a participar en
concursos de literatura creados para fomentar el interés hacia su propia y rica
tradición oral. Las colecciones de relatos publicados en muchos casos vienen
a confirmar datos que habían sido recabados con anterioridad, pero en otros
brindan información nueva nacida del seno propio de la cultura ch’ol. A lo
largo de este trabajo son citados con frecuencia los trabajos de estos
jóvenes, quienes revelan con su palabras el saber de sus abuelos y no debe
considerárseles a ellos los inventores de los relatos, sino que la autoría es de
toda la comunidad que los vio crecer.
Entre los trabajos académicos más recientes se encuentran los
producidos por Maria Cristina Manca (1995; 1997), quién trabajó el tema de
los especialistas rituales con entrevistas e información de campo en Tila. Por
su parte, Gracia Imberton (2002; 2009; 2012) ha hecho sus estudios sobre
las patologías como la vergüenza así como sobre el suicidio en localidades
de Tila. La información dentro de sus trabajos es muy relevante en cuanto a
las entidades anímicas se refiere. Podemos mencionar también las
investigaciones de Gabriela Rodríguez Ceja (2007; 2012) quien realizó su
trabajo entre choles que migraron de Chiapas a Campeche en los 70 en
busca de nuevas tierras. Su última producción se centra en el municipio de
Calakmul y añade información detallada sobre los xi’bajob y wäyob, de la cual
21
Mapa 2. Sitios arqueológicos en la región ch’ol. Mapa de Lars Kotthoff para CIRCA
(tomado de mayamap.org).
Por su parte, Karen Bassie (2002: 33), destaca que las pinturas de la
cueva tienen elementos estéticos que podrían remontar su creación por lo
menos hacia el Clásico temprano. El Grupo 5 de pinturas en Jolja’ muestra
dieciocho cartuchos jeroglíficos alineados en dos columnas que son
atravesadas por una línea de pigmento rojo. Bassie (2002: 33) destaca la
semejanza de tal diseño, así como la forma de la escritura, con la cerámica
polícroma del complejo del Mundo Perdido en Tikal, Guatemala, y propone,
por el estilo de ambos textos, que debieron ser contemporáneos entre sí.
Siendo que la cerámica encontrada en el Mundo Perdido fue producida
alrededor del 357 al 495 d.C., esa debió ser la época aproximada en la que
se realizó la pintura en Jolja’ (ver fig. 1.9).
25
Figura 1.8. Pintura 2 de la Cueva de Jolja’. Dibujo de Alejandro Sheseña (2004: 35).
a b
Figura 1.9. a) Grupo 5 de pinturas en Joljá (Bassie, 2002: 34). b) Vasija K561.
Procedente del Mundo Perdido en Tikal Fotografía de Justin Kerr (tomada del
archivo fotográfico de Kerr en FAMSI). Notar la semejanza en el estilo de la escritura
y la línea de pigmento rojo.
Figura 1.10. Estelas halladas en la región de Tila. a) Estela A (Beyer, 1927: 236). b)
Estela B (Beyer, 1927: 243). c) Estela C (Thompson, 1978: figura 56). Composición
tomada de Monroy, 2004: lámina 1.
9
Como un ejemplo aún por confirmar, el complejo mítico de los hermanos que se convierten
en el sol y la luna, tan extendido en los Altos de Chiapas y el Altiplano Guatemalteco, no
tiene antecedente en la iconografía maya clásica, donde los dioses solares tenían
características distintas. Curiosamente, la extensión de estos nuevos mitos sobre el sol
coinciden con las áreas de influencia y migración nahuas durante el Posclásico.
30
Mapa 3. Posible distribución de grupos cholanos hacia el 700 d.C. (García de León,
1979: 269).
10
Otto Schumann (comunicación personal, 2011) dice haber encontrado aún grupos choles
lacandones en el municipio de Ocosingo, pero la carencia de fondos para la investigación no
le permitió registrar ni lingüística ni antropológicamente a los últimos hablantes de esta
lengua.
33
Chiapas quedaron integrados bajo el dominio español (De Vos, 1996: 105 -
106).
una casa en las cabeceras de Tila o Tumbalá. Se hace notorio en el texto que
la zona era rica en productos agrícolas, y que el comercio estaba enfocado a
la zona norte, hacia Tabasco, donde comerciaban llegando incluso hasta
Campeche.
Según el informe, puede verse que los choles siempre han
permanecido en la región montañosa del norte de Chiapas. Aunque han
realizado constantes migraciones en busca de tierra fértil y mejores
condiciones de vida, siempre se han mantenido en las inmediaciones de sus
cabeceras principales. Como afirma el texto, la razón de su internamiento en
la selva no es “... por estarse metidos en el monte sino por las utilidades que
de él tienen...” (Breton, 1988: 332). A su vez, el obispo de Chiapas opinaba
sobre los indígenas de Tila que: “pocos viven debajo de la campana, pues los
más viven dispersos en sus rancherías y cacahuatales de las montañas de
Bulugi, hasta de distancia de más de veinte leguas” (Breton, 1988: 313).
Ejemplo de esta constante reubicación es la propia desaparición de Chik
Habunte y Bulujib y su reubicación en el nuevo poblado de Sabana de Tulijá
en 1816 (Breton, 1988).
Respecto a los años que siguieron, se tiene poca información. Se sabe
que continuaron bajo el régimen de encomienda en condiciones parecidas a
la esclavitud. Un documento de fines del siglo XVIII sobre la fundación de
Salto de Agua, indica que fue poblado por choles de los alrededores, “que
escaparon de Tila y Tumbalá, huyendo de las hambrunas y de la carga
tributaria que sus pueblos de origen exigían” (Alejos, 2007: 7).
Las encomiendas desaparecieron en los años posteriores a la
independencia de México para dar paso a las tierras comunales (Morales,
1984), pero esta forma de propiedad de la tierra no duró mucho, pues las
leyes federales de la segunda mitad del siglo XIX propiciaron la entrada de
latifundistas que sumergieron a los choles en uno de los periodos más
amargos de su historia.
35
1.3.5 Mosojäntel
11
La Primavera es el lugar donde Whittaker y Warkentin llevaron a cabo su trabajo de campo
con el señor Isaías K’iñ a mediados del siglo XX. También aparece en un relato ch’ol titulado
Mi tío, presentado en esta tesis.
36
Figura 1.11. A la izquierda, ficha de pago por un día de trabajo, 1989. Finca “El
Triunfo”, municipio de Tumbalá, Chiapas. A la derecha, ficha de pago por ½ canasto
de café. Finca “La Primavera”, municipio de Tumbalá, Chiapas. Fotografías de
Daniel Moreno Zaragoza, 2012 y 2013.
CAPÍTULO 2.
Xi’baj y wäy
12
Del latín spiritus: soplo, aire (Corominas y Pascual, 2001: 748; Segura, 2003: 726).
Asimismo, el término ‘anímico’ proviene del latín anima: soplo, aire, brisa, viento, aliento,
respiración (Segura, 2003: 43). Las entidades anímicas mesoamericanas tienen la
particularidad de estar compuestas de aire, por lo cual ambos términos parecen adecuados.
39
Entidades anímicas
Xi’bajob
Especialistas rituales
2.1.1 Ch’ujlel
13
Erik Velásquez (comunicación personal, 2013) apunta a que no debería existir
contradicción entre el cielo y las cuevas, pues señala que la cima de las pirámides mayas del
Clásico podían tener un templo en la cima con fauces que representaban la entrada a las
cavernas. Así mismo, dentro de las inscripciones aparece el difrasismo chan-ch’e’n, “cielo-
cueva”.
42
14
Margarita Díaz explica que por eso no se le debe de pegar ni maltratar a los perros negros,
pues “ellos son los que nos cruzan por las espinas”. En la narrativa encontramos historias
donde los hombres vivos pueden llegar a ese otro mundo cargados por zorros, pero tienen
prohibido abrir los ojos en su trayecto (Hitchner, 1945: 16-21; Meneses Méndez, 1998: 217;
Pérez Chacón, 1988: 340).
43
tradición católica. Don Manuel Torres dice que ese lugar es llamado
k’ajktyimbak, “donde se queman los huesos”; es ahí “donde regaña el
demonio, el Satanás”.
El ch’ujlel de un difunto puede regresar a la tierra en ocasiones
especiales si es llamado por los hombres, para luego regresar de donde vino
(Whittaker y Warkentin, 1965: 87). Asimismo, los días en los que se celebra a
los muertos es el momento en que los ch’ujleläl de los difuntos regresan al
mundo para alimentarse de las ofrendas de velas, flores y comida que dejan
sus familiares vivos (Díaz Vásquez, 1998). Esta fiesta, llamada K’iñ Sancto,
implica que la gente deje sus actividades cotidianas y se encierre en su casa,
pues pueden encontrar por los caminos a los ch’ujleläl de los muertos y
espantarse severamente (Rodríguez Ceja, 2012; 201, 222).
Así pues, el principio de la vida es el ch’ujlel, un componente gaseoso
e inmortal que habita en el cuerpo humano cuando la persona se encuentra
con vida, pero que lo abandona temporalmente en los sueños o
definitivamente al morir. Las entidades anímicas descritas a continuación, el
wäy y el xi’baj, son igualmente ch’ujlel, pues se trata de componentes
espirituales, pero tienen características particulares. Además, no todas las
personas los tienen, sino que se trata de dones o poderes de los que solo
algunos privilegiados gozan.
2.1.2 Wäy
2.1.2.1 Características
El wäy es ch’ujlel, pero a diferencia del principio vital, es una entidad anímica
adicional que solo tienen algunas personas. El término es generalmente
traducido por “nahual” o “arte” por los mismo choles. Alejos (1988: 73) define
wäy como “animal compañero” de personas con poderes especiales, nahual:
“es un don que se trae de nacimiento que consiste en la íntima relación entre
una persona y un animal, de manera que la personalidad de éste reproduce
la conducta del animal y sus destinos están a tal punto ligados, que
comparten las dolencias físicas, incluyendo la muerte”. No hay indicios de
44
que el wäy se trate de una entidad anímica común a todas las personas, sino
que es propia únicamente de los brujos o nahuales (Aulie, 1979: 27;
Imberton, 2012: 106; Rodríguez Ceja, 2012: 225, 227). Según las
investigaciones de Rodríguez Ceja (2012: 224, 227), los brujos o xi’baj,
pueden llegar a tener entre doce y veinticuatro wäyob de diferentes
cualidades, ya sean animales, fenómenos atmosféricos o seres espantosos.
A fin de apegarnos a los conceptos propiamente choles, será mejor
desechar por el momento el término “nahual” y referirnos a estas entidades
anímicas por su nombre vernáculo. La característica primordial del wäy es el
principio de la “coesencialidad”. Ello se refiere a la intrínseca relación entre
un individuo y otra entidad, sea espiritual o material, donde la conexión es tal
que a pesar de contar con cuerpos distintos y habitar distintos espacios son
reflejo el uno del otro; por tanto, lo que le suceda a uno repercutirá simétrica
e irremediablemente sobre el otro.
Abundan los ejemplos de este tipo de relación en la narrativa ch’ol.
Uno de ellos es un relato recopilado por José Alejos (1988: 85 - 90) llamado
La curación de la esposa. La historia trata de un hombre cuya esposa estaba
muy enferma por lo que el marido salió a buscar aguardiente para curarla. En
el camino, oscuro y de noche, se encontró con un borrego (es la forma que
adoptó el wäy de un brujo) que se metió entre sus piernas y lo llevó volando
por los aires. El hombre, montado en el lomo del animal se aferró fuertemente
para no caer y para salvarse decidió meter su mano en el recto del animal.
De esa manera lo amenazó con sacarle las tripas si no lo regresaba con bien
a tierra. El animal accedió y cumplió, pero el hombre de todas maneras lo
mató sacándole las tripas. Cuando regresó al pueblo escuchó llantos y pensó
que su mujer había muerto, pero en realidad ella se había ya recuperado y
quien había fallecido era un vecino, quien evidenciaba un pantalón
ensangrentado. Esto significa, en la reflexión de Alejos, que el borrego era el
wäy del vecino, y “al matarlo mató a ambos”. Añade además, que por tanto el
vecino era el causante de la enfermedad de la esposa.
Rodríguez Ceja (2012: 229) indica que esta relación coesencial de
daño recíproco también aplica para cuando se tiene más de un wäy. En estos
casos, es posible que el individuo humano se vaya debilitando a medida que
45
sus wäyob vayan pereciendo hasta que mueran todos, y por ende, también el
sujeto.
En la sección dedicada a la tradición oral ch’ol de este tesis abundan
más ejemplos sobre la cualidad coesencial del wäy. En los relatos Wäy
jaguar en la cueva y El jaguar amarrado con serpiente, Margarita Díaz habla
de una misma familia de brujos. Ellos molestaron a su propio hermano
encerrando a su wäy jaguar en una cueva. También dañaron a una
muchacha, aventando a su wäy en un hoyo y amarrándolo con una serpiente.
Como wäy y humano son contrapartes el uno del otro es que naturalmente se
explica que ambas víctimas hayan caído gravemente enfermas. Finalmente
otro hombre con un wäy fuerte y bueno fue junto con otros compañeros suyos
a salvar a la muchacha. Sobre estas maneras de dañar se profundizará en el
apartado sobre brujería, por el momento, quiero recalcar la manera en que
Margarita Díaz explica qué es el wäy. Para traducirlo al español usa siempre
el término “doble”, y al referirse al wäy del hombre que salvó a la muchacha
dice:
Hay personas que están viviendo como nosotros orita, pero están viendo
otra vida, otro mundo. Es el mismo mundo, pero están viendo otro. No
está lejos, el hombre estaba durmiendo su cuerpo, y su doble está
trabajando, fue a ayudar la muchacha. Existe, pero nosotros como los
que no tenemos, no vemos (Margarita Díaz, marzo de 2013).
Son precisamente los rasgos del wäy las que definirán al sujeto. La
posesión de un wäy puede implicar que la relación los hace también similares
en sus características físicas y de personalidad (Rodríguez Ceja, 2012: 229).
Por ejemplo, se dice que cuando alguien ronca mucho es que tiene un
poderoso espíritu de jaguar. Si la persona tiene cabello rizado entonces se
dirá que tiene espíritu de viento (Whittaker y Warkentin, 1965: 94 - 95).
Se dice que el wäy es algo que se trae de nacimiento (Rodríguez Ceja,
2012: 228). La manera en la que se nace con uno es mencionada en el relato
Una señora y un joven tienen wäyob. Margarita Díaz explica que si una mujer
está embarazada, lógicamente también lo estará su wäy; en el caso del relato
presentado, el wäy es un jaguar, por lo que cuando la señora de a luz a su
hijo humano, por reflejo, su wäy respectivo hará lo propio con un cachorro
jaguar.
ambos términos es que no se trata de entidades que son del común para
todas las personas, sino sólo de unos cuantos (Whittaker y Warkentin, 1965:
88).
A pesar de que muchas veces ambos términos son usados como
sinónimos, pueden delinearse algunas diferencias. No todos los wäyob son
xi’bajob. Muchas veces una persona puede tener un “doble espiritual”, pero
sus características éticas no le permitirán dañar a otras personas. En muchas
ocasiones estas personas son obedientes a las normas sociales e incluso se
convierten en curanderos para ayudar con su wäy a las personas que han
enfermado por brujería.
Existen wäyob animales que tienen una naturaleza carnívora, como
los jaguares. Sin embargo, tener tal bestia depredadora como wäy no
significa que se trate de un xi’baj. En varias ocasiones me explicaron que hay
personas que son jaguares y que sufren mucho por no tener qué comer,
incluso mueren de hambre. La razón es porque no se alimentan de los
hombres, y ni siquiera de los animales de los montes porque todos ellos
tienen a su dueño, el Yum Ch’eñ, quien los castigaría si llegaran a comerlos.
De esa forma pasan su vida de wäy comiendo hongos o hierbas y
exponiéndose al entrar al territorio de los hombres para matar a alguna vaca
de ganado. Con esto puede confirmarse que la posesión de un wäy, inclusive
siendo carnívoro, no significa que por fuerza deba ser utilizado para dañar a
otras personas.
En cuanto a los xi’bajob puede decirse que la mayoría de las veces sí
se trata de una especie de wäy, de la clase más terrorífica, pues pueden
capturar espíritus y alimentarse de ellos. Se tratan de los espíritus-demonio
de los brujos, con los cuales son coesenciales. Sin embargo, tampoco todos
los xi’bajob son wäyob; también los existen libres y sin ningún lazo con los
hombres, habitando los montes y las cuevas. Continúan teniendo aquellas
características terroríficas pero sin precisar de una liga con un humano.
De cualquier manera, las personas en general no están pensando en
estas distinciones y según el contexto de la plática es como se precisa las
cualidades de sus wäyob. Cuando se habla de la calidad espiritual de
alguien, en ocasiones es tan fácil como decir que dicha persona tiene un wäy
“bueno” o uno “malo”.
49
2.1.3 Xi’baj
2.1.3.1 Características
Lo vi, lo entró en mi puerta. Hay tres señores, todos tapados sus ojos.
También todos sus manos, sus pies. Tiene no se como se llama. Todo
tiene. Todo tapado. Parece no tiene boca. Y de ahí llegó en mi cama. La
agarró mi mano así, se mueve todo mi cama. Ya de ahí empecé a orar, a
orar. Y se hacen burla de mi y de ahí tres veces le hacemos oraciones, y
de ahí ya se fue. Y se empieza a mover mi mano, ya se puede mover
otra vez. Lo escuché que salió otra vez, como el viento se sale, sí. Y ya
ahí vino mi esposo. “¿Por qué no viniste rápido? ¡Ya me iba a matar el
brujo!” (María Vázquez, diciembre de 2011).
Los orígenes de los wäyob y los xi’bajob son explicados en las narraciones
mitológicas choles. Según los antepasados, la Tierra ha tenido varias
creaciones anteriores (Alejos, 1994; Gebhardt, 2001; Vázquez Álvarez,
2002a). Fue durante la segunda creación cuando Ch’ujtyat puso sobre la
Tierra a dos hermanos llamados Tiomi yem alob. Ambos hermanos entraron
53
15
Askun, “tu hermano mayor”; Ijtsin, “su hermano menor”.
16
Esta historia es muy difundida en los Altos de Chiapas y en Guatemala. Aparece en el
Popol Vuh, donde también los personajes aparecen en pares y el final de la historia
concuerda con los héroes Hunahpú e Xbalanque que se convierten en el sol y la luna.
17
Don Manuel Torres me contó esta historia en la cual el hermano menor es Cristo, pero dice
que en realidad el Chäntyexi no era su hermano porque se sabe que Cristo no tenía
hermanos. Es interesante notar la confluencia que han hecho los choles entre el Chol K’in
Pasel, “el sol naciente”, y Cristo. Esta situación es común es común en Mesoamérica, siendo
un caso cercano el de los tzotziles de Chamula (Gossen, 1979).
54
cera al pequeño. Chol K’in Pasel hizo entonces las figuras de unas tuzas con
la cera, las cuales adquirieron vida y se metieron en la tierra para comer las
raíces del árbol donde estaba la miel. El árbol cayó demolido y con él los
hermanos mayores, Askun o los Chäntyexob, y se partieron en mil pedazos,
de los cuales Ijtsin formó a los animales.
En la versión recopilada por Morales (1984: 83 – 86; ver Gebhardt,
2001: 56), Ijtsin regresó a casa con todos los animales, pero Xi’baj, que se
había metido en un perro negro, le dijo mentiras a Ch’ujña’, diciéndole que su
hijo había muerto.18 Al oír esto la Madre Sagrada estalló en llanto y espantó a
los animales. Por ello ya nunca pudieron volver a unir a Askun.
Por otra parte, en el relato registrado por García Pelayo (1997: 38 -
41), el xi’baj, al cual llaman Satanás, también engaña a la madre del niño
pequeño Chol K’in Pasel. El niño había dicho que llegaría su padre resucitado
en un caballo junto con todos los animales domésticos que se habían creado
con los trozos de sus hermanos, los Chäntyexob muertos. La madre debía de
reír: “jajajaja”, cuando llegaran los animales, pero el xi’baj la mal aconsejó y le
dijo que en vez de eso dijera “je jayaaa, ¿dónde están mis hijos?”, y con eso
el padre resucitado se convirtió de nuevo en huesos y los animales se
espantaron y huyeron. Solo pudieron atrapar a unos pocos, aquellos que
escaparon y ya habían probado el maíz son los que ahora son silvestres pero
también se alimentan de este grano.
Existía entonces ese tiempo antiguo en que los xi’bajob no dejaban a
los hombres en paz. Se la pasaban molestándolos. Se los comían. Esto no
agradó a Ch'ujtyat, por lo que mandó a su hijo para librar a los hombres de
los Xi’bajob. En cuanto bajó a la tierra el hijo de Ch'ujtyat los xi’bajob
quisieron devorarlo, pues era muy fuerte y galán. Lo empezaron a perseguir y
el hijo de Ch'ujtyat huyó por montes y pueblos. Se trepó en un árbol de
Chuka para escapar, pero los xi’bajob cubrieron ese palo de una cáscara
resbalosa para que se cayera (por eso quedó brilloso ese árbol), pero el hijo
de Ch'ujtyat dio un gran brinco hacia otro árbol, llamado K'olok y se salvó.
Ahora los xi’bajob le echaron hormigas a ese árbol, pero el hijo de Ch'ujtyat
18
Notar que el xi’baj tiene la capacidad de adoptar diversas formas, en esta ocasión se dice
que “se había metido en un perro negro”.
55
volvió a saltar, ahora hacia una mata de Ja'as. Luego logró salir corriendo y
refugiarse en una cueva.
Esta era una gran cueva de piedra que tenía dos bocas o salidas. Ahí
se refugió el hijo de Ch’ujtyat. Pero incluso hasta allá lo siguieron los xi’bajob.
Pensaron que pronto lo atraparían, pero el hijo de Ch’ujtyat se apresuró a
salir de la cueva y tapar la entrada con una gran piedra. Después corrió hacia
la otra boca de la cueva y la selló con otra gran roca. Gracias a esas dos
piedras el hijo de Ch’ujtyat pudo triunfar y dejar encerrados a los temibles
xi’bajob. Donde permanecen hasta ahora pues no han podido quitar las rocas
y no pueden salir (Morales, 1984: 100 – 102).
A partir de esta y otras referencias sabemos que los xi’bajob habitan
en una cueva. Según Morales (1984: 103), no viven en el otro mundo llamado
Wits Ch'eñ, la Cueva Cerro, sino debajo de la tierra, debajo de los cerros, en
otra cueva. Como vimos anteriormente, cuando una persona ha cometido
errores en su comportamiento en el mundo, su ch’ujlel puede ir a parar a la
casa de estos seres, yotyoty xi’bajob (Pérez Chacón, 1988: 339). Pero no
todos los xi’bajob quedaron encerrados en esa cueva, algunos se quedaron
fuera, entre ellos se encuentran el Ch'ix Winik y el Ñek. Se dice que estos
xi’bajob vagan por el mundo y hacen pactos con los hombres, quienes
gozarán de nuevos poderes para hacer brujería y su espíritu se transformará
en xi’bäjlel (Morales, 1984: 102, 105).
Los xi’bajob además, hacen apariciones esporádicas en otras
secuencias mitológicas, siempre con la intención de dañar, engañar o mal
aconsejar a los personajes. En una ocasión persiguieron al hijo del “Señor del
Universo” cuando éste tomó forma de anciano (Morales, 1984: 109 - 112).
Otra aparición de un xi’baj se da en un cuento de recopilado por Anderson
(1957: 314 – 316). Ahí un perro tiene el encargo de tirar al río a los
mosquitos, moscas y chaquistes. Pero en el camino se encuentra un xi’baj
que le pregunta por lo que lleva. El perro desconcentrado afloja el bulto y deja
escapar los insectos, que poblaron el mundo. Como castigo la cabeza del
perro la pusieron en su cola y así fue creada la serpiente.
56
Don Manuel Torres explica que siempre llevan carne fresca para
comer. Y para lograr acceder en esas reuniones no únicamente se necesita
contar con un wäy, sino que se debe de llevar un regalo para ofrecer a los
demás compañeros xi’bajob. Lo que se pide a cambio para ingresar es la
ofrenda de un familiar, generalmente alguien de la familia, preferentemente
un hijo (Rodríguez Ceja, 2012: 228).
Una señora que así, y un señor que vive todavía aquí y me contaron que
así lo hacen, que en el tapanco lo guardaban sus presas, su carne y ahí
lo bajaban. Hace poco me lo contaron y es verdad, porque ese no es de
ahorita, sino que desde antes estaba. De puro brujo, no de cualquiera.
Por ejemplo, si soy brujo y es usted brujo y vas a venir a comer, tienes
que dar el cambio, y si no encuentras, a ti te tengo que matar para comer
(Manuel Torres, abril de 2013).
“Tiene ch’ujlel de xi’baj. Nace con ch’ujlel de xi’baj. Los que tienen
ch’ujlel de xi’baj se reconocen, lo matan si trae xi’baj más fuerte. Se
comen entre ellos. Cuando lo invitan lo sacan y lo llevan a un lugar para
preparar la comida. Hacen su plática: “¿Quién va a dar otro cuerpo? Tú
vas a dar. Ya debes la comida.” “Voy a buscarlo, ya lo tengo. Te voy a
dar un mi hijo o mi hija”. La hija se muere, la llevan al cementerio, la
sacan y la llevan y la comen. Por medio de xi’baj hacen eso” (Manuel
Torres, abril de 2013).
Sin embargo, hay ocasiones en los que los xi’bajob comen el ch’ujlel
de personas que no tienen wäy. Eso se da en los casos de brujería en que
19
Por ejemplo, se dice que había una mujer que tenía un xi’baj y cuando murió sus propios
compañeros se comieron sus ojos, sus orejas y su nariz (Whittaker y Warkentin, 1965: 114).
58
los xi’bajob atrapan los espíritus de los hombres y los encierran en las cuevas
o los venden con el Yum Ch’eñ. Sobre estos casos se detallará más adelante
en el apartado sobre brujería.
Aquel hombre xi’baj que se atreve a contar lo que sucede en sus
reuniones o sobre cómo es la forma de vida de los brujos, también es penado
con la muerte. Eso se nota claramente en el relato de La niña bruja, ahí una
muchachita con xi’bäjlel contó lo que sucede en esas fiestas. Después de eso
pasó poco tiempo para que muriera la niña. Se dice que la mataron sus
propios compañeros, quienes se la comieron como castigo por andar
contando sobre ellos.
En la narrativa ch'ol más temprana que ha sido recopilada (Hitchner,
1948) se encuentran historias con un trasfondo tétrico en las que salen a la
luz temas antropofágicos. Por ejemplo en un relato llamado Tortillas with
beans, se habla de un hombre que le dice a su esposa que le prepare tortillas
rellenas de frijoles. La mujer malinterpreta la orden y para cuando el hombre
regresa de trabajar le tiene cocinada a su propia hija, a la cual había
preparado en tamales. El hombre comenzó a comer a la niña sin saberlo,
hasta que vio una pequeña mano entre la comida. Entonces le reclamó a la
mujer por lo que había hecho. La esposa le respondió que había hecho lo
que él le había ordenado y le dijo que siguiera comiendo. El hombre se
enfureció y mató a la esposa (Hitchner, 1948: 16 - 21).
Otra historia trata de una madre y sus dos hijos que regresaban de
trabajar. Como querían bañarse, pusieron a calentar el agua y cuando estuvo
lista metieron a su madre en el cazo. Como el agua estaba hirviendo,
entonces murió la mujer. Los hijos la sacaron del agua, trataron de darle de
comer y la acostaron, pero su madre ya no volvió a abrir los ojos (Hitchner,
1948: 22).
Este tipo de relatos reflejan que, aunque escondidos, los temas
antropofágicos afloran en la antigua narrativa ch'ol. Constantemente se habla
de personas que pueden devorar a otras, incluso hervirlas y prepararlas para
comérselas. En otro relato se habla de una anciana que llegó a una casa que
era habitada por los brujos (xi’bajob). Éstos le ofrecieron de comer, le dijeron,
“come tus tortillas”, pero lo que le sirvieron fueron platos con cabezas, pies y
manos de personas. La anciana rechazó la comida y salió del lugar, pero se
59
llevó consigo un poco de esa carne para mostrarle a sus familia lo que los
brujos le habían ofrecido. A las dos semanas la anciana murió, los xi’bajob
habían devorado su ch’ujlel (Hitchner, 1948: 24 – 25). Como veremos a
continuación, éste es uno de los géneros narrativos más extendidos entre los
choles; trata sobre un tipo de reuniones que realizan los brujos para
alimentarse de los cuerpos y espíritus de los hombres.
Dentro del corpus de narrativa ch’ol existente, hay historias que se repiten
continuamente. Aparecen bajo distintas versiones que guardan un núcleo en
común. Una de las más extendidas es el grupo de relatos que he llamado
genéricamente como “La reunión de los xi’bajob”. Anteriormente han sido
publicadas cuatro versiones distintas con ligeras variaciones. En el apartado
de tradición oral de este trabajo se incluyen dos textos pertenecientes a este
tipo de narrativa recopilados en Joloñel (Hay brujos que se comen entre ellos
y Mi tío), lo cual reafirma la vigencia e importancia que tienen estas historias
dentro de la oralidad.
Los cuatro textos registrados anteriormente tienen la fortuna de estar
publicados tanto en español como en ch’ol. El más temprano de ellos,
publicado en 1965, se titula Killed by the spirits (Asesinado por los espíritus) y
fue recopilado por Arabelle Whittaker y Viola Warkentin. El segundo, Ak’jun
(Los mensajeros) procede de la región de Tumbalá y fue registrado por José
Alejos (1988) en voz de Margarita Díaz. La tercera versión fue escrita por
Domingo Meneses Méndez (1994), ganador del concurso "Fray Bartolomé de
Las Casas: las historias de nuestros antepasados”. Esta versión, originaria de
Salto de Agua, lleva por nombre Cuando muere la persona que tiene su
nahual (Che’ mi’ chamel amba way lak pi’alo’b). El último relato fue escrito
por Deniz Mayo Hidalgo (2003), titulado Yotylel xk'añal ixim; Troje de maíz
amarillo. A continuación se presenta un resumen libre que sintetiza las cuatro
versiones.
La historia comienza introduciendo a los personajes principales,
viajeros a quienes les cae la noche lejos de su hogar. Puede tratarse según
60
24
Un dato importante es que el maíz señala que el viajero-curandero es su dueño (Meneses,
1994: 197).
25
En la versión de Whittaker y Warkentin (1965) está ausente la parte del refugio y el
protector, la historia se reanuda cuando el anciano viajero regresa a su casa y es alcanzado
con los xib’ajo’ob calvos, que se lo comen. El relato de Meneses (1989) no termina con la
muerte del curandero, lo cual es un final opuesto a la secuencia general, pero después de
comprobar la equivalencia de los textos, se puede inferir que el relato termina antes de que
pueda concluir de la manera usual con la muerte del viajero. Prueba de ello es que en el
relato de Alejos (1988) esta parte ocupa solo dos oraciones, por lo que a pesar de su
importancia no abarca un gran espacio narrativo y quizá pudo ser excluido. Por el contrario,
la versión más antigua (Whittaker y Warkentin, 1965) otorga una cuarta parte del texto a
explicar cómo se da esta muerte.
62
26
Se utiliza el término “especialista ritual” con el sentido de una persona que, sea por su
entrenamiento o propia naturaleza, tiene la capacidad de realizar rituales y puede ofrecer
dichos servicios a la comunidad. Se ofrecen las categorías de brujo y curandero, siendo que
en el fondo ambos tienen poderes similares y sólo se diferencian por la intención ética que
tengan. Para que una persona sea considerada brujo necesita tener el poder necesario, pero
haber perdido su prestigio y considerársele antisocial.
63
comunidad ayudando a los enfermos, sobre todo aquellos que han sido
alcanzados por los efectos de la brujería. Por el contrario, aquellas personas
que tienen un wäy del tipo xi’baj, generalmente se comportaran en detrimento
de la sociedad, por lo que son conocidos como brujos que dañan a los
hombres espantándolos y enviándoles enfermedades.
En las comunidades choles abundan curanderos conocidos como
ajts’ak, “el de la medicina”. Los hay de muchos tipos, algunos utilizan
únicamente hierbas para sanar y otros, los que tienen una entidad anímica
adicional, pueden curar enfermedades más complejas relacionadas con el
espanto. Sin embargo, estos mismos especialistas rituales pueden utilizar su
poder para dañar a otras personas. En realidad la distinción entre xwujt y
xi’baj es una clasificación maniquea, pues en la práctica una persona con un
poderoso espíritu wäy puede desenvolverse según le convenga (ver
Imberton, 2012: 113). En muchos casos, los pacientes no saben si el
curandero con el que acuden en efecto los curará o por el contrario,
agudizará la enfermedad. Eso sucede porque la posesión de un wäy se
desenvuelve en el terreno de la especulación. Por lo general los buenos
curanderos no alardean de su poder ni revelan si tienen o no un wäy, mucho
menos la forma de éste. Así, en las comunidades la posesión de un wäy es
motivo de rumores que constantemente se reinterpretan según las acciones
de los involucrados. Como en los relatos presentados, por lo general la gente
hace conjeturas acerca del wäy de algunas personas, pero no se puede
asegurar nada hasta que algún suceso concreto marque la confirmación de
las sospechas. Por ejemplo, como cuando un wäy es asesinado y por lo tanto
muere su dueño, un brujo.
Dicho esto, con las reservas de la tipología pero con la finalidad de
hacer una exposición clara, se presentará a continuación una descripción de
los dos tipos de especialistas rituales entre los choles. Éstos tienen en común
la posesión de entidades anímicas wäyob. Se comenzará con los brujos
xi’baj, pues son aquellos responsables de provocar las enfermedades y se
continuará con los xwujt, quienes tienen las habilidades necesarias para curar
dichos padecimientos.
64
2.2.2.1 Características
Se dice que aquel que tiene un xi’baj es porque ha nacido con él. Que no es
un regalo del Dios, sino del Diablo. El llamado jefe de los Xi’bajob se
considera su padre. "Son personas pues, en realidad que el señor les da
poder, pues como le digo, el espíritu malo" (Florentino Aguilar, Tumbalá,
agosto 2012). Es posible que puedan heredar su poderes porque cuando van
a morir llaman a sus parientes o amigos y les traspasan sus espíritus xi’bajob.
Aunque se entiende que una persona nace con este tipo de entidad anímica,
también existen menciones que indican que este tipo de espíritu puede ser
adquirido posteriormente. Se rumora que cuando nace un niño, si la partera
tiene xi’baj, se lo puede pasar al recién nacido, aunque no se precisa
exactamente cómo se realiza este procedimiento (Manuel Torres, abril de
2013). Por su parte, Rodríguez Ceja (2012, 194) menciona que existen
cuevas donde las personas pueden llegar para pedirle a los númenes que les
otorguen el poder para volverse curanderos o brujos. Para ello, sin embargo,
es necesario ofrecer a cambio la vida de alguna persona.
Cuando los brujos mueren, su ch’ujlel viaja hasta donde está
Ch’ujtyaty, y discuten el porqué embrujó el espíritu de otras personas. Como
consecuencia de estos actos los meten en la cueva donde permanecerán
encerrados junto con los demás xi’bajob (Morales, 1984: 105 - 108).
En Los xi’bajob no solo viven en la cueva, Margarita Díaz hace una
excepcional descripción acerca del modo en cómo un xi’bäjlel se apodera del
corazón de la persona, que lo posee hasta cambiarlo en lo más profundo. Ella
hace una analogía del espíritu xi’baj con la ropa. Utiliza el mismo verbo, läp,
vestir, para exponer la manera en la que el xi’baj transforma al brujo. Explica
que el xi’baj reviste el cuerpo del hombre como si fuera ropa, pero lo penetra
hasta su corazón convirtiéndolo definitivamente en demonio. Es así como
xi’baj espíritu y xi’baj hombre quedan ligados en una sola entidad.
66
2.2.2.2 Brujería
para que ataque a la víctima. Este procedimiento es conocido por ak’ chämel,
“dar muerte”, y lo pueden hacer por medio del viento, con un mal aire
(Manuel Torres, abril de 2013). Sin duda la forma más frecuente de embrujar
a una persona es atrapando su ch’ujlel, lo cual provocará una enfermedad
conocida como bäkeñ, espanto: la pérdida del espíritu.
Cuando una persona pierde su ch’ujlel comenzará a enfermar, y si
este espíritu fue capturado o devorado es muy probable que prosiga la
muerte. Bäkeñ significa espanto, miedo. Esta es la emoción clave para
entender la enfermedad. El miedo coloca a la persona en una posición de
vulnerabilidad, “sucumbir al miedo es como si la persona se estuviera
adelantando a su propia muerte, como si la estuviera aceptando de
antemano” (Rodríguez Ceja, 2012: 285). En un encuentro directo con un
xi’baj, la fortaleza del espíritu y la capacidad de resistir al miedo es vital para
mantener la salud tanto física como mental. Esto es remarcado por don
Manuel Torres (en relato del Ch’ejch’ejbak), quien asegura:
Son puro espiritual. Son malos espíritus por ahí. Con todo puro espíritu
pues ni le van a saber que está pasando algo. Lo estamos viendo pero
uno cuando se duermen. Pues cuando comienzan a soñar ya están
llevando a la cueva y agarrando y chicoteando y todo, peleando, es que
ya, ya está vendido. Así está pasando. Que lo ve uno cuando esta
soñando, pues. Que lo está peleando, golpeando, jalando, ya está
vendido. Ya está vendido. Todo el tiempo ni se deja. A veces llegan
montones a agarrarlo para que lo van a llevar. Ya es poco tiempo lo que
van a sufrir. Agarran su ch’ujlel, su espíritu, pues. Eso es lo espiritual, no
son igual como de unos de un hombre pero sí, pero namás que es puro
espiritual. Así se pasa también. Es como aire pues, como viene del
espíritu santo, pues. Eso es también, como un sueño pues. Como están
soñando pues, eso es. Lo vemos como estamos dormidos, pues.
Estamos soñando, viendo toda esa cosa (Nicolás Arcos, abril de 2013).
Buscan pagar gente para que pueda hacer hechicería con la foto.
Entonces lo que piensa hacer la foto y sí, para que se pueda vengar la
persona así, si tiene enemigo. Le consigue la foto y le consigue la ropa y
de esa manera negocian entre ellos pero con el mal. Negocian con el
mal, negocian con dinero y buscan más cosas. Por eso piden material,
que bandejas, que vasos, que esto, que el otro. Es para hacerle daño la
vida a la persona (María Montejo, agosto 2012).
Porque unos los que se espantan pues dicen que se llevan el espíritu.
Uno lo ve y se espanta uno, así se llevan su espíritu. Eso es los que se
matan. Porque ya se espantaron. Se comen la carne de una vez, se
muere uno porque lo viste, te espantas. Se desapareció. Ahí está, pues,
es como ese. Uno que se espanta se lleva, uno que no se espanta no se
van a hacer nada. Debe de ser contento.
Pero unos los que hablan, rezan en la cueva. Ahí dicen que se venden,
se venden con el Dueño de la Cueva. Ahí se venden igual como se
vende una cosa por ahí, así se dice: “Si quiere te lo doy, te lo traigo”.
Pero sí se van a llevar con su espíritu, no le va a llevar personal sino lo
van a llevar con su espíritu. Uno lo que estaba dormido que era de su
contra ahí se va a llevar, con el sueño pues. Ya saben como está su
nombre, y todo. Ya lo conocen, pues. Va a decir su nombre. Es lo que se
avisan, pues. Ya se sabe, ya se conocen su nombre, pues. Eso es más
otro brujo. Eso es lo que maltratan la gente y matan la gente, igual que
uno que se matan uno (Nicolás Arcos, abril de 2013).
70
2.2.3 Xwujt
Xwujt, “el que sopla”, es el término con el que se conoce a los especialistas
rituales poseedores de un wäy. Se le llama de este modo porque es común
que en sus curaciones sople licor sobre sus pacientes. Él utiliza sus poderes
a favor de la comunidad, sobretodo para curar aquellos pacientes enfermos
por brujería. Se dice que tiene un regalo de Dios. Que puede externar su
espíritu que “es como el viento”. Cuida del mundo y aleja a los otros vientos y
a las enfermedades (Whittaker y Warkentin, 1965: 90, 95, 132). Entre sus
capacidades se dice que "puede cambiar de sexo, transformarse en animal,
leer el flujo de la sangre en el pulso para diagnosticar, curar problemas del
cuerpo, del alma […] y de la intersubjetividad […]" (Manca, 1995: 228).
Tiene ch’ujlel en su cuerpo y otro “doble espíritu” que está en un
animal, por ejemplo, en un jaguar. Se dice incluso que puede llegar a tener
siete espíritus de jaguar, siete wäyob. Si le disparan a uno de estos jaguares,
el xwujt no morirá inmediatamente, aunque el animal muera hay otro lugar
donde el espíritu queda. Sin embargo eso no quita que permanezcan
coesenciales pues el xwujt comienza a sentir dolor y dice, “Me han
disparado", "si no fuera hombre ahora, habría muerto" (Whittaker y
Warkentin, 1965: 94).
Don Florentino Aguilar explicó que el poder del xwujt es algo que se
trae de nacimiento:
ser. El señor nos da eso para hacer el bien (Florentino Aguilar, agosto
2012).
2.2.3.1 Curación
Si una persona cae enferma por una situación no natural, es decir, que no se
cura con la medicina alópata, entonces es probable que tenga un mal del
espíritu y sus familiares deben acudir con un xwujt, que es el único con el
poder suficiente para curar al paciente. Lo primero que hace el xwujt es
pulsar; este el medio de diagnóstico más utilizado y más confiable entre los
choles.
Entre los diferentes tipos de espanto hay unos que se pueden curar
fácilmente con la ayuda de hierbas y oraciones; esto es cuando se ha perdido
el ch’ujlel por un susto o una caída y éste vaga por el mundo fuera del cuerpo
de su dueño. Con estos procedimientos se recupera el alma y se sana al
sujeto. Sin embargo, cuando el ch’ujlel abandona el cuerpo y es atrapado por
los xi’bajob, o en el terrible caso en que hay sido vendido a entidades
72
(fig. 2.4). En algunos casos es posible añadirle las semillas del almis o
alcario, que lo volverá más potente (fig. 2.5).
Figura 2.2. Caracoles, unos calcinados, y otros ya molidos para formar cal. Joloñel,
Chiapas, 2013.
Figura 2.3. El mam k’ujts es molido con la cal para crear la pasta de pi’äläl. Joloniel,
Chiapas, 2013.
76
Figura 2.4. Recipientes para guardar pi’äläl: polvo hecho de tabaco silvestre molido
y otros ingredientes, usado para protegerse de los xi'bajob. Tumbalá, Chiapas, 2012.
Figura 2.5. Almis o alcario. Sus semillas sirven para potenciar el pi’äläl. Joloñel,
Chiapas, 2013.
Por otra parte, en la tradición oral son también comunes los remedios
contra los xi’bajob hechos de chile, limón y tabaco. Como en las historias del
Ch’ejch’ejbak, este preparado puede ser esparcido en el cuerpo del brujo y
así morirá o no podrá regresar a su estado normal. De igual manera, otro
77
Se cree que una persona puede hacer pacto con él. Esta persona puede
hacerle peticiones a este espíritu a favor o en contra de otra persona. El
hombre que tiene relaciones con el ajaw se llama sacristán. Si un hombre
o una mujer ofende al sacristán, acude a este espíritu para maldecir a la
persona, y al poco tiempo la persona muere.
27
Se piensa que los lacandones tienen un extraordinario dominio sobre los animales wäy es
el jaguar. Como Lak Tyaty también se les conoce a las personas que tienen wäy (Alejos,
1988: 39).
79
entidad, para lo cual celebran fiestas en las cuevas donde beben licor,
sacrifican gallinas y bailan en honor del Ajaw.
2.3.2.1 El Ch’ejch’ejbak
Uno de los relatos con mayor difusión en los Altos de Chiapas es el de los
brujos que tienen la capacidad de despojarse de su piel y su carne para
quedar únicamente en el puro esqueleto y en esa forma ir a hacer sus
fechorías.28 En campo he podido recopilar dos nuevas versiones, una narrada
por Margarita Díaz Sánchez y otra por Manuel Torres Peñate, La historia
trata, siguiendo la versión de José Luis Pérez Chacón (1988: 329 - 332), de
un brujo muy viejo que en las noches se iba a un árbol y decía estas
palabras: jubeñ bäket, jubeñ bäket, “bájate carne, bájate carne”, y en ese
momento comenzaba a desprendérsele la piel y la carne dejándolo en los
puros huesos. Entonces se reunía con otros esqueletos y juntos comían de
todo, incluyendo mucha carne y huesos de gente. Para regresar a su estado
original, el esqueleto volvía al árbol y decía, letzeñ bäk’et, letzeñ bäk’et,
“súbete carne, súbete carne”, con lo que el resto de su cuerpo subía a
pegársele en los huesos nuevamente. Fue descubierto en sus hábitos
nocturnos por sus hijos, quienes una noche esperaron a que su padre dejara
su carne junto al árbol y le untaron un preparado de sal y limón. Con esto,
cuando regresó el esqueleto por su carne, no se la pudo volver a poner y así,
triste, se fue volando para no regresar.
28
Esta misma entidad dañina es conocida también entre tzeltales y tzotziles, para quienes es
llamado yalem bek’et, “descarnado” (Holland, 1963; López y Palacios, 1994; Pérez López,
1995; Pérez Pérez et. al., 1994: 61 – 84; Stross, 1978: 11 – 13; Suama, 1994 ).
80
2.3.2.2 El Xñek
2.3.2.3 Tyeñtsuñ
Del náhuatl tentzon-tli, ”barba” (Hopkins, et. al., 2008: 108), se refiere al xi’baj
en forma de cabra, chivo o incluso borrego. Aulie y Aulie (1978: 115) lo
definen como "diablo, fantasma. Se dice que este espíritu malo es el
compañero del brujo. Se convierte en chivo. No tiene ojos, pero tiene cuatro
patas. Se cree que es de un metro de altura, que apesta, que no se puede
matar y que produce enfermedades".
Este xi'baj ataca en la noche y espanta con solo verlo debido a sus
grandes cuernos y su horrible rostro (Martínez López, 2005). También son
descritos como seres muy feos, “más grandes que los perros pero más
pequeños que los caballos, con ojos y patas de chivo, cara de marrano”
(Rodríguez Ceja, 2012: 233). Se dice que puede entrar en las noches a las
casas y prende el fuego, entonces se sienta en una silla y se queda ahí hasta
que es de mañana y sale a perderse entre las plantas (Martínez López,
2005). El Tyentsuñ es el wäy de aquellos que por las noches pueden asumir
la forma de chivo: ”Tyi ak’älel, che’ bajche’ ora, om mi sujtyel tyi tyentsuñ”.29
La manera preferida de atacar de este animal sobrenatural es encontrar a sus
víctimas en los caminos y cargarlos, llevándolos en su lomo hasta barrancos,
ríos y cuevas, donde arrojarlos (Meneses López, 1986: 60 - 61; Pérez
Castellanos, 2007). Solo hombres con un espíritu fuerte o que poseen otro
wäy pueden hacerle frente sin miedo y deshacerse de este espíritu enemigo.
Margarita Díaz narró una breve historia sobre este xi’baj en el relato de
Borrego en el patio de la casa.
29
Ortografía actualizada por el autor.
83
wäy.
Vive en el monte y se desliza en el aire o sobre las ramas de los
árboles (Vázquez y Ochoa, 1996: 28). Lanza gritos como un hombre
alcoholizado para atraer a sus víctimas, de ese modo espanta a las personas,
llegando a producir su muerte, o simplemente se las come (Rodríguez Ceja,
2012: 202; Vázquez y Ochoa, 1996: 28). Algunos creen que al fin del mundo
se va a comer a todos los malos (Aulie, 1979: 25; Aulie y Aulie, 1978: 41).
La única manera conocida para acabar con él es seguir los restos
humanos que deja para llegar a su cueva. Las personas en el pueblo se
deben organizar para prepararle una emboscada. Llevan a una hermosa
joven que lo seduce y aprovechan el momento para matarlo (Vázquez y
Ochoa, 1996: 28).
30
Este mismo mito se encuentra entre los pipiles de Izalco, El Salvador (Schultze Jena,
1977: 20 – 23).
84
Figura 2.7. El wäy venado se lleva la cabeza de la Xpuk’puk’ jol. Dibujo de Juan
González Hernández (tomado de Meneses López, 1986: 66).
2.3.2.6 Xwulukpaty ok
(ver Xwulukpaty ok)31. Su nombre se debe a que tiene sus pies volteados
hacia atrás con el fin de confundir a los caminantes (Vázquez y Ochoa, 1996:
27).
Él se encarga de cambiar el sentido de las huellas que los humanos
dejan al caminar para perderlos (Rodríguez Ceja, 2012: 199). También puede
adquirir la forma de distintas aves, o incluso de humanos, para engañar a los
viajeros, morderles la lengua, y llevarlos a su casa (Aulie, 1979: 25).
Parece ser que una de sus capacidades es la de desaparecer.
Margarita Díaz cuenta que,
Don Manuel Torres también relata que ”una persona tenía sombrero
de charro alto. Se hizo a un lado para que pasara y se desaparece. Vio que
ya iba allá. Ya había pasado. Era xi’baj, Sombrerón”. Esto concuerda con la
experiencia que tuvo Nicolás Arcos:
Sombrerón sí es como xi’baj, dicen unos. Los que dicen, como que no
sabe uno, que se matan también, pero como los que se espantan. Como
si no se espanta uno, no lo va a dañar, no lo van a matar. Como lo que
hemos visto allá en el camino: venía como un gordo de señor que se
llama su playera PRD. Pero estaba gordo el señor. Tiene su sombrero.
Tiene su morral. Viniendo adelante y estoy atrás de él viniendo. Pero
estoy viendo y namás que lo volví a ver a otro lado y lo voy a ver otra vez
y ya no está, ya se despareció. Pero me comencé a buscar y no lo
encuentro. Ahí estoy buscando en cafetal, en todo lados, quiero verlo
otra vez. Era el señor como un hombre, pero que no era, ya se
desapareció.
Entonces, vine saliendo de la carretera. Corriendo ahí para que
conozco quién era. No lo encontré nada, sólo unos hombres que venían
en la carretera. “¿No viste un señor gordo?” -“Yo no estoy viendo un
señor, yo estoy viniendo solito.” –“¿Será? Pero ahí viene, pero no está.
Estoy viniendo solito. Pero lo vi que está adelante de ti, pero nadie que
está viniendo”. Es por eso que eché a correr y vi que está viniendo un
señor gordo que tiene su playera de PRD. Tiene sombrerón. Como
Armando, Armando es de gordo también. Es por eso que no le vio
31
Aulie (1979: 25) lo reporta como Bulu ok, “que habita en los cerros y hace que la gente
pierda el camino”.
86
2.2.2.7 Ajal32
De la mala mujer se dice que “es el más peligroso de los espíritus” (Aulie y
Aulie, 1978: 3 -4). Este xi’baj es capaz de aparecer en distintas formas,
aunque la preferida es en la figura de una mujer. Se le aparece a los varones,
a veces en forma de su esposa o amante, a quienes seduce, pero en el acto
sexual se convierte en animal y los espanta de una manera que les provoca
la muerte (Aulie y Aulie, 1987: 3 – 4). Hay quienes dicen que le comienzan a
“salir alas en lugar de brazos y cola de serpiente en lugar de piernas”. Como
este xi’baj se relaciona con el zopilote, la única manera de curar la
enfermedad que ha provocado es comiendo en caldo a esta ave, ésta es la
unica ocasión en que es permitido la ingesta de este animal (Rodríguez Ceja,
2012: 235 - 236).
Es posible que este espíritu xi’baj esté relacionada con la welekña
iyuk'el, la “Llorona” (Martínez López, 2005).
2.2.2.8 Tyamijol
Está en el viento y tiene una larga cabellera. Vive en una cueva y se roba a
las mujeres de las aldeas para que sean sus esposas. Se dice que una vez
un hombre llegó hasta su refugió para cortarle la cabeza cuando se
encontraba dormido. Aún así, cuando actualmente hace mucho viento, en el
mes de febrero, es porque viene el Tyamijol, pues es en ese tiempo cuando
lo mataron (Vázquez, 2011: 430 - 444).
Margarita Díaz por su parte dice que es el viento, se trata de aquel que
dobla las matas de maíz, aquel que al volar como una ráfaga se le quedan
32
En ocasiones se ha reportado una confluencia entre el Ajal y el Ajaw, derivado de la
similitud de sus nombres (ver Aulie, 1979: 24; Vázquez y Ochoa, 1996: 29), sin embargo,
parece ser que se trata de dos entidades diferentes: una es la “Mala mujer”, y el otro, el
“Señor de la cueva”.
87
sus cabellos atrapados en las ramas de los árboles. Al otro día al ir a la milpa
se pueden encontrar sus cabellos colgando de las ramas de los árboles
cercanos.
Por último, comentaremos acerca de otros xi’bajob, los cuales no han sido
reportados muy a menudo y solo se cuenta con breves menciones sobre
ellos. Existe un tipo de espíritus llamados Wicheñop. Se dice que son dueños
de ña’al, la esencia divina que otorga la abundancia vegetal y animal, y se
presenta en forma de maíz (Aulie, 1979: 24). Los Wicheñop adquieren la
apariencia de niños por la mañana, de jóvenes al mediodía, y de noche
pueden ser ancianos. Las personas con wäy de rayo son las encargadas de
proteger las comunidades de estos espíritus (Aulie y Aulie, 1978: 141).
El Kuktyal es la manifestación de un xi’baj en forma de un insecto
luminoso llamado cocuyo (Aulie y aulie, 1978: 20). También se habla del
Welekiñ ts'i', “el perro volador” (Martínez López, 2005).
En la narrativa tradicional aparecen esporádicamente otros seres
como el Kolem chañil pañamil, una especie de pez gigante parecido a un
dragón (López Andrade, 2001). Se cuenta también de la Chäybä x-ixik, una
mujer-pez, similar a una sirena. Ella puede “hipnotizar” a las personas, a
quienes lleva a su mundo bajo el agua (López Mayo, 2001). Por último
podemos mencionar a el “Oso”. Es interesante que para librarse de ese
animal le echan agua hirviendo, de manera similar a como hacen con el Xñek
para correrlo de sus casas (López Pérez, 1997).
88
89
CAPÍTULO 3
Tradición oral
Los estudios lingüísticos sobre las lenguas mayas suponen que hace
alrededor de 4,000 años existió una lengua protomaya que pudo haber
nacido en el noroeste de Guatemala para de ahí extenderse hacia Honduras,
los Altos de Chiapas y Guatemala, al Golfo de México y la Península de
Yucatán. Hace 3,000 años habría comenzado a dividirse en cuatro ramas
principales: oriental, occidental, yucateca y huasteca. De la rama occidental
surgieron el kanjobal y el cholano, mismo que se dividió en los grupos ch’ol y
tzotzil. Del grupo ch’ol surgieron los actuales ch’ol, chontal y ch’orti’
(England,1999: 6).
Como han apuntado la mayoría de los investigadores, el ch’ol está
estrechamente relacionado con la lengua atestiguada en las inscripciones del
periodo Clásico (300 – 900 dC.) (Hopkins, 1985; Hopkins y Josserand, 2007:
83). A grandes rasgos se trata de una lengua ergativa, como todas las mayas.
Tiene una propiedad aglutinante, ya que cada palabra se compone de más de un
morfema claramente distinguibles (Vázquez, 2011: 20, 25). Como muestra Juan
Jesús Vázquez (2011: 7 - 12), existe evidencia de una influencia del yucateco
y de las lenguas mixe-zoques.
33
1:26 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, marzo de 2013.
Transcripción y traducción por Margarita Díaz Sánchez.
93
34
Los que están en el camotal no son la mujer y el muchacho en persona, sino sus wäyob.
35
Bajlumjel, “la parte de él que es jaguar”.
36
Kome añ iyalobil, “como tiene su hijo”.
37
La señora está embarazada y por lo tanto también lo está su wäy, que a su vez dará a luz
a un cachorro jaguar.
94
Añobä ixi'bäjlel38
Mi kaj käl jiñi che’ bajche’ añobä jiñi ixi'bäjlel. Che’bä oraj ts'a' mi k’eloñla,
yom ityik'lañoñla. Che’bä mi lak majlel, che’ wonla tyi xämbal tyi ak’älel. Muk
abij päsbeñoñla ibäj ya’b tyi biji. Mi päs ibäj bajche’ juñkojty chityiam. Mi päs
ibäj bajche’ juñkojty ts'i’. Mi päs ibäj bajche’ junkojty kabayu. Mi päs ibäj
bajche’ juñkojty chivu. Mi päs ibäj bajche’ juñkojty jiñi bätye’el. Mi päseñonla
ibäj pero mach jiñiki xi'baj. Y mi päseñonla ibäj bajche’ jiñi boregu. Ya’b mi lak
tyaj ya’b tyi biji. Mi tsa’ lak bäkña jiñi ya’b abij ba mi chuk lak ch'ujleli. Muk abij
ya'x ba mi tyiklañonla, bajche’ jiñi. Pero mi mak tsa’ lak bäkñai mak chu’ mi
tyumbeñonla. Much lak ñumel majlel jimeku cha'añ che' mi muktyiañoñla. Jiñi
añobä ich'ujleli bajche’ jiñi mik chijtyañ ba mi lak bajñel lakbäj.
38
1:13 min. Narrado por Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2011.
Transcripción y traducción por Nicolás Arcos Vázquez..
95
Voy a empezar a decir cómo son los que tienen espíritu de brujo. Cuando
algún día nos ven con odio, nos quieren dañar. A donde vamos, cuando
estamos todos caminando en la noche. Dicen que se nos muestra en el
camino. Se muestra a sí mismo como un cerdo. Se muestra a sí mismo como
un perro. Se muestra a sí mismo como un caballo. Se muestra a sí mismo
como un chivo. Se muestra a sí mismo como (un animal) de monte. Se
muestra a sí mismo pero no es (animal), sino brujo.39 Y se nos muestra a sí
mismo como el borrego. Allá lo encontramos en el camino. Si nos asustamos,
ahí es donde nos atrapa nuestro espíritu. Dicen que ya ahí es donde nos
daña, así. Pero si no nos asustamos, no hay qué nos hacen. Si pasamos es
por eso que nos agarran. El que tienen espíritu como este nos vigila donde
estamos solos.
39
Don Manuel recalca que no se trata del verdadero animal sino de un brujo. Toma prestada
la figura del animal.
96
Xi’bajob mach ya' jach añ tyi ch’eñi. Añ tyi wiñik. Wolbä lakk'ele ak'bi mu’bä
ityik’lañ lakpi’äl. Mu'bä tyik'lañob, mu’bä k'amañ. Läpäl cha’añ jiñi wiñiki. Läpäl
cha’añ tyi bäk'tyal. Läpäl tyi pusik’al Mach ya' jach añ tyi ch’eñi. Añ tyi ch’eñ
iyumob. Mi melob k’iñ, tyempañob ibäj.
Pero ba’ jach añ. Mi yajñel baki mi imajlel. Mi päñ oche tyi xwax. Mi päñ
ochetyi lukum. Mi oche tyi xkuj. Mi oche tyi xwax. Mi oche tyi, ba’ jach mi
yochel jiñi xi’baj. Añ mi chok ochel lukum tyi otyoty. Añ mi chok ochel muty.
Añ mi chok ochel ts’i’. Añ ipäs ibäj ts’i’. Añ mi ipäs ibäj ja’e lak pi’il, bajche' lak
pi'äli. Ma ts'a ya' jach añ tyi ch’eñi. Añ tyi wiñik.
Añ mu’bä mel ityik’la. Añ mu'bä tyi xämbal tyi k'iñil. Añ mu'bä xämbal
tyi ak'älel. Ma' ña’tyañ bak ora tyi mu tyi xämbal. Mu tyi xämbal tyi viernes.
Kabäl mi lok’el tyi xämbal tyi viernes. Mi lok’elob che' tyi viernes. Añ mi yälob
mi lok’el che’ tyi martes, tyi viernes. Weñ k'abäl xi’baj mi tyajob. Mach mukob
tyi tanto xämbal che' tyi ik'añ tyi viernes. Se'tyoj mi sujtyelob cholel. Che’ jiñi,
mach jocholix pañimil. Yik’otyi che' ik'extyäyel jabilel. Manix mi chäñ cha’leñob
xämbal. Porque k'abälix iyum ch’eñ. Añ mi imelob k’iñ. Mi jats’ob ikitarra. Mi
melob k’iñ tyi ch’eñ. Añ tsa' yu'bij kpapaj ñechñechñayob tyi k’iñjel ya’ tyi
ch’eñi, wo' tyi k’iñjel. Chäch mi ñusañob a jiñi. K'ele che' jiñi wiñik mi jontyol.
Añ mu’bä tyik'lañob. Mi icha' tyilel iweñbäyi mi cha' kotyañ ibäj. Jiñ cha'añi
mach añ jach tyi ch’eñi. Jiñi jach ijefe añ tyi ch’eñ. Mi ichok lok’el iwiñik.
40
1:26 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, febrero de 2013.
Transcripción y traducción por Margarita Díaz Sánchez.
97
41
Läp, “vestir”. Margarita Díaz explica que el xi’baj tiene recubierto al hombre como si fuese
ropa y lo penetra hasta su interior, transformándolo. Es parte de su espíritu, pero no viene de
Dios, ni de los ángeles, sino del demonio. Se trata de un hombre, pero tiene espíritu de
demonio. Ya así transformado puede hacer daño a los demás, sobretodo por su envidia. Se
mete en el corazón del hombre y le exige que haga el mal, de ese modo, el hombre tiene su
doble y puede trabajar con su jefe.
42
Margarita Díaz explica que los viernes no se deben construir casas, es un día malo porque
truena mucho la madera; posiblemente porque es el día predilecto de los xi’bajob para salir.
43
Es decir, el mundo en esos momentos está poblado por los xi’bajob que andan por los
caminos y por todos lados. Por eso los hombres prefieren regresar temprano de sus milpas.
44
Ñechejlñechejlñayob, un sonido similar al causado por el Ch’ejch’ejbak.
45
Si nos enferman hay otras personas poderosas que nos pueden proteger.
98
Añ jump’ejl familia, ik’aba jiñi juntyikil Juan Peñate. Mu’abij k’oty ñijkäbeñ
icocina. Mu'abij k’otyel tyi juch’bal, mu'abij k’otyel pechom. Mi ijuch’ iwaj.
“Majkibä x’ixikil aj”, che’ jiñi.
Tsa'abij kaj ichijtyañ. Tsa'abij k'ele ya' ñeloña x’ixiki. “Pero k’oñtyo
kbäjbeñ. Machäch jiñi x-ixiki, xi'baj wäle”, che’ abij. Tsa' majli abij loñ añsañ.
Tyijp’ tsa' lok’e tyi puerta. Che’ jiñi, tsa'bi kaj yajñesañ. Tsa'bi k'ele yomix abij
tyaj. Käñ k’el abij, puchu' añ tsal mäktyañ bij jiñi ok’beñ tye’. Jiñi ok’beñ
poytye'. Chuk abij bej tyuk' tsep. Biktyi tsepe abij. "Tsäx kbajbej. Mach x-ixikix.
Puro ok’beñ tye' jachix. Ux'ä poytye’".
Che’ jiñi, a las cincojix abij. Tsäx a kaj yubiñ we'ekña. “Chämiyety
chuchu’. ¿Chukoch tsa' chämiyety?”, che' abij. “Ah, seguro, jiñ a jiñi, kotyokña
tyi k'ele”. Tsätsälix a tsa' chuchu’äli.
Che’ jiñi, “wäle mux apechañ awaj. Mux asäk' awixim, juch'u awaj.
Kuku ak awaj. Chuku majlel muty cha’añ ma' wäk'eñ”, che’ abij. Che’ jiñi,
ma'añ aka ta' majli imuk. Che’jach tsa' ajni, bajche’ jiñi. Che’ jiñi, tsax chämi
lakña, tsäx imukuyob.
46
1:50 min. Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, marzo de 2013. Transcripción y
traducción por Margarita Díaz Sánchez..
99
Hay una familia, un señor que se llama Juan Peñate. Dicen que llega (un
xi’baj) a mover (las cosas) en su cocina. Que llega a moler, que llega a hacer
tortilla.48 Muele su tortilla.“¿Quién será la mujer?”, así.
Que empezó a vigilar. Que vió de reojo a la mujer (en la cocina). “Pero
voy a pegarle. No es mujer, es xi'baj”, así dijo.49 Fué en vano (tras la mujer).
Saltó y salió por la puerta. Así es, que empezó a correr. Que vió que la quería
alcanzar. Contempló, tirado estaba, apenas tapaba el camino el árbol
podrido. Podrido el corcho (un tipo de árbol). Que (dicen) que sin medida
destrozó, cortó en (pedazos) grandes. Continuamente destrozó, cortó en
(pedazos) pequeños. "Creo que ya le pegué, la vencí. Ya no es mujer.
Ya sólo es puro corcho podrido. Aquel corcho".50
Entonces, ya son las cinco. Ya empezó a escuchar un lamento. “Te
moriste abuelita. ¿Por qué te moriste?”, así dijo. “Ah, seguro es ésta, de lejos
voy a ver”. Ya tiesa tendida la abuelita.
Entonces, “ahora haz ya tu tortilla.51 Ya lava tu maíz, muele tu
nixtamal. Vete a dejar tu tortilla. Agarra, lleva tu pollo para darle”, así dijo.
Entonces, no fue a enterrarla.52 Nada más permaneció (en su casa), así es.
Entonces, ya murió la señora, ya la enterraron.53
47
Se trata de una historia real que le sucedió a Juan Peñate.
48
Pechom, “aplanar”.
49
Juan se quedó a espiar quién entraba en la noche, vió que era una muchacha, pero no es
gente, es xi'baj.
50
Juan salió tras la mujer y cuando ya la iba a alcanzar ésta se desapareció, más bien, se
convirtió en un tronco de corcho podrido. Entonces Juan, sabiendo que era el xi’baj en otra
apariencia comenzó a destrozar el tronco.
51
Así le comenzó a decir Juan Peñate a su esposa para que ella fuera a espiar qué le pasó a
la señora.
52
Juan no se presentó al entierro de la señora.
53
Resulta que la mujer xi’baj que se convirtió en corcho podrido era la abuelita del niño, ella
obviamente murió al ser destrozado el tronco.
100
Mi yälob jiñi wiñikob que jiñi año'bä ipensar añ abij ik'aba jiñi iyumob. Muk abij
ityempañob ibäj baki mi cha’leñob junta. Mu'abij jo'beñob imul a jiñi yambä
wiñik. Ambä imul, mu'abij iwoltsiñob, mu'abij yä'leñob. Y mu'abij ityempañob
ibäj cha'añ mi isu’beñob a jiñi iyum chuki mi tyumbeñob. Pero mi tsa' yälä jiñi
iyumobi, mañik la'tyo ajñik, che’ jiñi, mak abij chuk mi mel. Per mi tsa’abij
lakjatsä a jiñi wiñiki, mi tsa'abij lak lowo. Me añ chuki ta' lak tyumbe, entonces
mak abij mi ñusañob.
Muxmeku ityempañob ibä. Mi tyik'lañoñla ja’el. Mu'abij iyotsañob
brujería tyi lak tyoleli cha'añ mi lakchämel. Machmeku añix mi laklajmel,
muxmeku lak chämel. Porque imantaräch che' abij yumobi, mi isu’beñob.
Jiñmeku cha'añ añob ijunta jiñi xi'bajobi. Mach ibajñelobik abij mi melob chu
mi melob. Mi tyempañob ibä. Cha'añ mi komo tyik’loñob jiñi wiñiki mi cha'añ
ichämel yu'bil. Porque jiñi jump'ejl tsänsajäch mi mel yu'bil. A jiñmeku cha'añ
che’ abij añ isumlel. Mi yälob a bajche’ jiñi mu'abä iña’tyañob. Che’jach mi
isu’beñob ja’eli, wol jach cha'al ja’el. Mach joñikoñ weñ kujil bajche' añ. Kome
woli k’ajtyiñ ili kaxlani wok su’beñ a che' bajche' jiñi.
54
1:47 min. Narrado por Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, enero de 2012.
Transcripción y traducción por Nicolás Arcos Vázquez.
101
Dicen los hombres que tienen (espíritu de brujo) que tiene nombre su
dueño.55 Dicen que se reunen donde hacen junta. Que inventan su delito a
otro hombre. Tiene su delito, dicen que lo molestan, que lo regañan. Y que se
reunen entre ellos para decirle a su dueño qué le van a hacer. Pero si dijo su
dueño que esté así nada más, entonces, que no le hagan nada. Pero si
golpeamos al hombre, si lo lastimamos. Te digo, si le hicimos algo (malo),
entonces no lo perdona.
Ya se reunen entre ellos. Nos hacen daño también. Dicen que meten
brujería a nosotros para que nos muramos. Ya no nos curamos, ya nos
morimos. Por mandato que ordenó el dueño, dicen. Por eso tienen su junta
los brujos. No sólo ellos por su cuenta deciden lo que hacen. Se reúnen.
Como entré todos le hacen daño al hombre para que se muera tal vez.
Porque es un asesinato lo que le hacen. Eso para ellos, dicen es su verdad.
Dicen así los que se acuerdan. Así nomás me dicen, también estoy sólo
repitiendo. Yo no soy el que se bien. Como esta preguntando el kaxlan por
eso digo así.56
55
Con “pensar” se refiere a su inteligencia como xi’baj, a su “arte”, a sus dones o a su poder.
56
Aquí Don Manuel Torres dice que él no sabe todo por no ser un brujo, pero lo está
contando porque yo se lo estoy preguntando.
102
Xch’ok xi’baj57
Che' aku yäl alä xch'oki, tsi su’be a jiñi juntyikil lakña’ ñoxixbäyi. Mu’abij
yälbeñ cha'añ puro we'el abij mi k'uxob che’ tyi ak’älel. Pejtye abi ora mi
k'uxob añ iwe'eli. Che’ jiñi, mu'abij majlel y säklañob tyilel. Che’ jiñi, añ abij
escuela. Ya’bi mi majlel imelob a jiñi iwe'elob. Che’ jiñi, ityempañob ibäj, añob
abij y yolla y plato, pejtyel chu’ añob y cha'añ ya’ tyi escuelaji. Ya’ abij mi kaj
ich’äxob ity'ojob a jiñi iwe'elob.
Che' jiñi, jiñ abij lakña’ ñoxixbä lakña’. Che' jiñi, añ abij a jiñi x'ixik
embarazadabäyi ambä iyalobil, che’ jiñi. Jiñ abi mi k’ux a jiñi noxixbä lakña’ a
jiñi iyalobil jiñi x-ixiki. Mach abij weñik mi k'uxob a maxtyobä ñoxo'iki. Mu'abij
k’ux a lakña’ añix bä. Añixbä cien año ijabilel. Che’ jiñi, “mach weñik mi la'
k’ux a'ja. Joñoñ mi jk’ux iyakali”. Che' abij, mi yäl a ñoxixbä lak ña’. Che’
yik’oty abij ich'oktyuñ abij a jiñi iyalobil a jiñi xixik embarazadabä abij.
Chejax bajche’ jiñi añob abij its'i', añob abij imis. Yik'otyi abij mi
wejlubeñob ik'äjk'äl iwe'eli. Pero abij its’i’ jiñ abij añ waxi. Ix aku a uch’i jiñ abij
a misi. Abij xkuji jiñ abij iwejlk’ajkob. Che’ abix melob baje' jiñi.
Ixku a jiñi xch’ok tsa'abij iyälä bajche’ jiñi. Tsa’abij tsaktyäyi quince días,
jo’lujump'ejl kiñ yälbel. Che’ jiñ tsa’ix abij chämi a jiñi xch'oki.
57
2:14 min. María Vázquez Jiménez, Joloñel, Chiapas, enero de 2012. Transcripción y
traducción por Nicolás Arcos Vázquez
103
La niña bruja
Así dice la pequeña niña, le dijo a una señora ya anciana. Dicen que le contó
que pura carne comen así en la noche. Todas las noches comen su carne.
Entonces, dicen que salen y buscan (más). Entonces, hay una escuela. Que
allá van a preparar su carne. Entonces se reunen, y tienen su olla, su plato,
todo lo que tienen ellos allá en la escuela. Que ahí empiezan a cocer y
destazar su carne.
Entonces la señora, una anciana. Entonces, había una mujer
embarazada que tiene su hijo (en su vientre).58 Dicen que es eso lo que come
la anciana, al hijo de la mujer. No es bueno comerlos cuando todavía no son
ancianos.59 Dicen que puede comer la anciana. Los que tienen cien años.
Entonces, “no pueden comer ustedes. Sólo yo puedo comerlo”. Así dijo, contó
la señora anciana. Y tiene huevo el hijo de la mujer embarazada.
Ya así tienen perro, tienen gato. Y les abanican su lumbre (para cocer)
su carne. Pero su perro es el zorro. El tlacuache es el gato. El búho es el que
abanica el fuego. Que ya así lo hacían como eso.
En cuanto a la niña que lo contó así. Que se cumplieron quince días,
quince días de que contó. Entonces ya que así se murió la niña.60
58
Previamente los xi’bajob habían encontrado el cadáver de la mujer embarazada con el
niño en su vientre.
59
Margarita Díaz explica como ejemplo que cuando se mata a una gallina que tiene huevo
adentro, este no puede ser comido por los niños, sino únicamente por las personas ya
grandes. Así mismo sucede en este relato, al niño que lleva dentro la señora embarazada no
lo puede comer otro más que la anciana.
60
Es implícito que a la niña se la comieron sus propios compañeros por andar contando lo
que hacen en sus reuniones.
104
61
1:13 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, marzo de 2013.
Transcripción y traducción por Margarita Díaz Sánchez.
105
Hay un hombre, hay una familia, su misma familia, sus mismos compañeros.
Mismo papá, su mamá y su hermano.62 Sabe trabajar la milpa Cristóbal, sabe
trabajar. Pero hay otro que no sabe trabajar. Nada más vende chile. Pasa
varias veces a comprar chile y lo vuelve a vender. En vano hacía su milpa,
(pero) ya no la limpiaba. Solo pasa vendiendo chile. Ya no cuida bien su
casa.
Entonces el otro sabe trabajar. Sabe limpiar su milpa. Le hace su troje
de maíz. Hacina su maíz. Tiene pollo. Tiene qué comer. Pero el otro, no. Ya
está cortando árbol para su casa. Ya está empezando a hacer otra casa.
Entonces, lo vió cortando árbol. Fueron a verlo allá donde está su wäy.
Dicen que lo arrojó, lo aventó adentro de la cueva a su wäy. Al que está
haciendo su casa, (al que) sabe trabajar. Pero el otro llegó, se reunieron para
hablar para aventarlo adentro de la cueva.
Entonces, ya pobre hombre. En vano les dijo a las autoridades.63 No le
respondieron. Ya subió a Tumbalá. Ya así, pasaba cabizbajo con su esposa y
con sus hijos. Acusó (a su papá, abuelita y hermano) con el juez. Los
mandaron traer con el juez. Hicieron subir a su abuelita. Subió con su papá.
No se aclaró, así no más quedó. Buscan en vano quién ayuda. No viene a
ayudar. Hasta qué le volvió a decir que lo saque a su papá. Que lo volviera a
sacar. A fuerzas exigiendo, como él lo hizo (el papá). Entonces ya, despacio
(el papá) lo volvió a sacar pero ya con las autoridades.
62
Margarita Díaz relató esta historia real acontecida en Naranjil. Cristóbal es dañado por su
propia familia. Su hermano Mariano, que es xi’baj, metió s su wäy en la cueva.
63
Añobä ye’tyel ya’ tyi lumal, “tienen su trabajo en la tierra”.
106
Tsi' mele juntyikil yambä lakpi'äl. Tsa'bi mele juntyikil abij wiñik tsa'ix abij
chämi iyijñam. Mismo tsa'bä choko wä' tyi ch'eñ yalobili. Tsa' chämi iyijñam a
jiñi ipapajobi. Tsa' majli isu’beñ juntyikil x-ch'ok, mu'abij k’ajtyiñ e’tyel a jiñi x-
ch'oki. Che' jiñi, tsa' mak tsi jak'ä jiñi x-ch'oki kome añjaxtyoj quince años.
Che' jiñi, tsa' aloñ majli ik'el mañik tsi jak'ä.
Tyi icha' tyik'la ja'el x-ch'oki, tsi kächä abij wäy. Tsi’ imujlayob tyi yopol
Käkätye'. Ch’omol abij lum bajñi weñ tsäwañ abij. Che’jax tsiltsiña tsäñi baja
mi ñume k'iñ jiñi x-ch'oki.
Che' jiñi, tsa' jitybeñtyi iwäyi, tsa' tyili juntyikil laktyaty. Tsi' ik'ele, tsi’
yäk’e ijap pimel, tsi’ ts’äka. Che' jiñi, tsi pik’os mel oración, pejkañ Dios. Che'
jiñi, tsa'ix majli ik'elob abij ityempañob ibä a jiñi añob weñob wäyi. Uts’obä
pusik'al tyi tyempañobä. Tsa' majli komo säklañob. Tsi tyikiyob, tsa'bij tyijp’i jiñ
lak tyatyi. Tsa' tyijp'i ya' ba'añ lukumi, ta' jijtyi lukumi. Ta' lok'i x-ch'oki. Che' ta’
cha' tyijp’i a laktyaty. Ya’x wo k'äñtyañ añjel laktyatyi. Che' tsa' koli a x-ch'ok,
bajche' jiñi. Wäle k'ok’ix x-ch'oki.
64
1:59 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, marzo de 2013.
Transcripción y traducción: Margarita Díaz Sánchez .
107
65
El relato comienza de una forma un poco confusa. Margarita Díaz explica que había una
muchacha de quince años que fue a pedir trabajo a una casa. El dueño le dijo que no tenía
empleo, pero si quería podía casarse con su padre, un señor viudo. La muchacha lo rechazó,
por lo que el señor se enojó y como tenía a su wäy malo, amarró con una serpiente al
espíritu wäy de la muchacha que era un jaguar. Este señor es el mismo padre de Cristóbal,
en el relato anterior, aquel que había aventado en la cueva al wäy de su propio hijo.
66
Se refiere a que metieron en un hoyo en la tierra al wäy de la muchacha, en un lugar
donde hacía mucho frío. Después, la taparon con una hoja de Cacaté para que no se viera.
67
Fueron a buscar ayuda para la muchacha y se reunieron aquellos que tenían wäyob
buenos y fuertes. Entre ellos se conocen, y dicen: “vámonos a defender”. En la forma de su
propio wäy, uno de estos señores encontró el hoyo donde estaba atrapado el wäy de la
muchacha y lo desató.
68
El wäy serpiente del que amarró a la muchacha custodiaba a su víctima. Entonces, el wäy
del señor bueno le cayó encima a la culebra y soltó a la muchacha, luego volvió a saltar y se
puso a salvo pues era protegido por su ángel.
108
Kichañ69
Kichañku a jiñi, mi ityilelo’ tyi kanar jump’ejl pinka. I che’ jiñi, secador abij a
kichañi cha’añ kajpé. Mu’abij ityilel ilok’o’ yik’oty tyi säk’el, mi ityikesañob. I
che’ jiñi, kome añ abij lembal ya’ tyi Primavera, kaj ijapob a lembal. Che’ jiñi,
weñ yäkix abij a jiñi kichañi. Che’ jiñi, tsa’ sujtyi majlel añ yotyoty tyi
Esperanza. Che’ jiñi, sujty majlel las once de la noche abij, yojlix ak’älel. Che’
jiñi, añ kolembä pojpo xajlel. Ya’ tsa’ buchle, buchul abij che’ jiñi tsa'abij wäyi.
Che’ jiñi tsa’abij kaj tyi kajñel iwuty ya’ abij tyilelob ya' tyi biji.
Ju’ju’ñayob abij tyilel. Añob abij imusika i kitara i biyolin i amäy i lajtye’ tyak
abij ya’ abij majlelob. Che’ jiñi, ta’ kaj ik’el que p’ulukñayob abij majlel bajche’
lakpi’älob. Pero jiñ abij añ xi’bajob brujo. Che’ jiñi, ta' kaj tyi weñ kajñel iwuty.
Tsa’ kaj ik’el che’ jiñi majlelob abij ñoxtyakobä, jiñi alobo’, ch’ityoñ
wiñiko’lotyak abij añtyako’ abij ibara tye’. Che' jiñi, woli imajlelob, chejax abij
lak’tyäl mach ityajayobi. Tsa’abij kaj isu’beñob jiñi kichañ. “Poj ñusañ a jiñi
mach lakpi’ilik, k’axeñla majlel”, che’ abij a ñoxobixbä lak’ña. Che’ jiñi, tsa'
ñämiyob majlel.
Tyi kaji ik'el a jiñ kichañ che' ojlilix imajlelob, tsa’abij kaj ik’el wol abij
ik’echob majlel iwe’eli: kolem wiñik abij a jiñi chämeñbäyi. Tsa’abij ikaj ik’el
xaty k’echel abij icha’añ majlel icha’añob che’ jiñi xityil abij. K’echel icha’añob
lits lits’ñaj abij majlel ijol a jiñi tsa'ba chämi sam abij ik’uxob.
Che’ jiñi, tsa’ abij ñumiyob majlel a che’ jiñi. Tsi k'eleyob chex abij
laktyäl majlelob. Tsa'bij ch’ojyi a jiñi kichañi. Tsa'abij cha' tyili ila' tyi Primavera
ba' woli tyi e’tyeli. Chejach bajche’ jiñi tsa'abij sojki a jiñ kichañi. Tyi
yuxp’ejleltyo abij k’iñ tsa' maj tyi tyoj’añ. Chejach bajche’ jiñ tsa'abij kaj a tyi
kuñ weñ añ. Mak abij iñatyañ bajche añ che’ abij tsi yalä a kichañ.
Ixku ik’aba añ kichañi Lucas ik’aba.
69
3:14 min. Narrado por María Vázquez Jiménez, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2011.
Transcripción y traducción por Nicolás Arcos Vázquez.
109
Mi tío
Es realmente mi tío éste, (entro los que) vinieron a ganar (dinero) en una
finca. Y entonces, mi tío era secador para el café. Que viene para sacar y
lavar y secarlo (el café). Y entonces, como había aguardiente allá en la
Primavera, empezaron a tomar el aguardiente. Entonces, ya está bien
borracho mi tío. Entonces, regresó a su casa en Esperanza. Entonces
regresó a las once de la noche, era media noche. Entonces, (en el camino)
había una piedra grande y plana. Ahí se sentó, sentado entonces se durmió.
Entonces se empezó a despertar y vió que venían (personas) allá en el
camino. Venían haciendo ruido. Tenían música y guitarra y violín, y flauta y
tambores, allá venían. Entonces, empezó a ver que venían un montón como
de personas. Pero eran espíritus de brujo. Entonces, empezó a abrir bien los
ojos. Empezó a ver que iban ancianos, niños, hombres jóvenes que tenían
cada uno de ellos un bastón de palo. Cuando, estaban yendo, ya faltaba poco
para que lo alcanzaran. Entonces empezaron a decirle a mi tío. “Pásalo, ese
no es nuestro compañero, pásenlo”, así dijo una mujer anciana. Entonces
pasaron.
Y entonces, que empezó a ver aquel mi tío cuando ya habían pasado la
mitad, que iban cargando su carne (alimento): era un hombre grande pero
estaba muerto. Que empezo a ver que lo venían cargando con las piernas
abiertas, de cabeza. Cargado se mueve la cabeza de un lado a otro cuando
van llevando al muerto que van a comer.
Entonces pasaron. Lo vieron cerca al pasar. Se levantó mi tío. Que
regresó a la Primavera donde estaba trabajando. Así es como se volvió loco
mi tío. Hasta en tres días empezó a entender. Así fue como poco a poco
empezó a mejorar. No sabía donde estaba, así me dijo mi tío. El nombre de
mi tío es Lucas.
110
Yum Ch’eñ 70
Wajali ñoxobixbä laktyaty, lakña'ob, mi yälob jiñi ke añ iyum jiñi ch’eñ. Che'
ba' ora mi majlelob tyi resal ya' tyi ch'eñ mi' pejkabeñob iyum jiñi ch’eñi. Mi
k'ajtyiñob chu' yomob, mi' k'ajtyiñob cha’añ mi ikotyäñtyelob. Mi k'ajtyiñob
cha'añ mi yäk'eñtyelob jiñi wembä päk'ä'bo', wembä cha’añ mi kolel ichol,
cha’añ mi ikolel pejtyel ibu'ulel. Cha'añ mu' tyi weñ wuty. Yik'oty cha'añ mi’
kolel uts'at mi kolel che' añob icha'añ bajche' ichityam, imuty iyäkach jiñi
yik'oty cha’añ k'ok mi kolel. Cha'añ mach mi tyaj ijilel. Cha'añ mach mi ñumel
ik'amajel. Jiñ mi' k'ajtyiñob tyak.
Jiñ mi' k'ajtyiñob wajali ñoxobä ya' tyi ch’eñi. Mi' melob k’iñ, mi' tsuk’ob
iñichim cha’añ mi yäk'eñtyelob jiñi. Pero jiñi abij iyum pañimil, jiñi abij iyum
ch'eñ. Jiñi mismo jiñ jach Ajaw jiñjach bäyi. Jiñ cha'añ mi k'ajtyiñob cha'añ mi
yäk'eñtyelob chuki yomo'bi. Che' tsi meleyob tyi wajali a jiñi ñoxobäyi. Pero
che' jael añäch wiñik mu'bä ipejkañ mi k'ay lok'el. Mi cha'leñ rezar mi k'ay
lok'el mi pejkañob. Pero jiñi mach lak kujili bajche' añ jiñi wiñik, o añäch
ipensar, o añäch ich’ujlel ja'el, mach wo lakña'tyañ. Kojach bajche' jiñi mi
lakña'tyañ. Porque che'jach tsa' kubi tyak mi yälob jiñi ñoxo'bixbä.
70
1:48 min. Narrado por Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2011.
Transcripción y traducción por Nicolás Arcos Vázquez
111
El Señor de la Cueva
71
Cha'añ mach mi tyaj ijilel, "para que no los alcance el final".
72
Se refiere al sacristán, un tipo de especialista ritual que puede comunicarse con esta
divinidad.
73
Se refiere a si tiene wäy.
112
Ch’ejch’ejbak74
Juñtyikil x-ixik añ juñtyikil iyalobil yik’otyi iñox’al. Che’ jiñi, tsa’ wäyiyob. Pero
che’ jiñi, mi ipijtyañ che’ weñ wäyälix iyalobil wäyälix iñoxal. Mu’abij ich'ojyel.
Che’ jiñi mi majlelix mi lok'elix majlel. Mi letsel majlel tyi panteón, tyi
kapasanto. Che’ jiñi mu'abij ichip ju’bel ibäktyial. Mi chip ju’bel ibäktyal tyi pañ,
ya’ tyi kapasantoji. Che’ jiñi, mu'abij ikajel tyi xämbal ñumel tyi calle. Che’ jiñi,
mi kaj tyi ñumel tyi pampañ otyoty. Ch'ejlelel ch'ejlelel ch'ejlelel, che’ ñumel tyi
calle. Che’ jiñi, mu'abij ilok'el ik'elobij. Yäch'a chatychatyña ñumel majlel
xchejchejbakij. Ch’ejlal ñumel ibäkel tyi calle.
Che’ jiñi, mu'abij icha’ majlel. Che’ jiñi, tsa'abij ichijtyaj iñoxal baki mi
imajlel, tsa'abij majli ik'elbeñ ibäktyalij. Chopol ibäktyalij. Che’ jiñi, tsa'abij
ich'äm majlel tyäkiñ ich. Tsa’bij kaj ipujkpujkbeñ ya’ tyi ipächälel. Che’ jiñi
tsa'abi loñk’otyi ibäkelij. Tsa'abij kaj iloñläp. Tsa'abiloñ läptyak. Mach abij mux
ichäñ ts’uy ibäktyalij. Che’ jiñi, “¡tsuyuku abäj kbäktyalij! ¡Tsuyuku abäj
kbäktyalij!”. Tsa’bi loñwats’ ye'ej ijolij. Che’ jiñi, cha' wotsoloj che’ mi ju'bel
ibäktyal. Che’ jiñi, säkix abij, a las cincojix abij. Ta’ kaji ik’otyel tyi yotyotyij.
Iwats’ ye'elbi k’otyel ijol. “¿Choch ta’ tyik’layoñ wiñik? Mach ku tsa' majl
atyik’lañoñ tyi’ k’äñä. Atyik’iyoñ jach tyi k’äñä. Asu’beñoñ jach mach kchäñ
lok'el, mi jkäñ. Tsas tsa' tyik’lañoñ wäleyi. ¿Chuktyoj tsa’ ujtyi, tsa'ix wälej?
Kojixmekuyi, muxmeku k'majlel”, che' abij. Che’ jiñi, tsa' abij majli ich'a’
chokoñ ibäj tyi wäyib. Che’ jiñi chipikña ju’bel ibäktyalij. Bäktyal mak tsi chäñ
tsuyu. Che' jiñi, tsa' chämij. Tsa’ ipäybeñ imamaj ipapaj, che’ tsa’ ujtyi bajche’
jiñi.
74
2:36 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Tumbalá, Chiapas, agosto de 2012.
Transcripción y traducción por Karla Margarita Díaz Arcos.
113
El esqueleto ruidoso75
75
Viene de ch'ejlaw, adv. “Se relaciona con el sonido que hacen las hojas y palitos que
levanta el viento y caen sobre el techo" (Aulie y Aulie, 1978). El protagonista debe ser
originalmente Ch'ejl-ch'ejl b'ak, ahora reducido a ch'ej-ch'ej b'ak (Hopkins, comunicación
personal, 2013). Se trata de una onomatopeya del sonido que producen los huesos del
esqueleto al chocar entre sí.
76
ichip ju’bel ibäktyial, “se zafa, cae su carne”.
77
Chatychatyña: camina como araña, puro hueso; no camina como humano (Margarita Díaz,
comunicación personal 2013).
78
Regresó la mujer chejchejbak a dónde había dejado su carne.
79
Wats’, “voltear de adentro hacia afuera”. Ijol, “su cabeza”, o “su cabello”.
114
Ch’ejch’ejbak80
I mi päs ibä che' bajche’ juntyikil x-ixik. Che’ läk’älix ityileli mi’ sajtyel tyi
lakwuty. Mach mi chän päseñonlab ibä. I mi päs ibä che’ bajche’ juntyikil wiñik
woli tyilel. Che’ läk’älix wol laktyileli. Mi’ säk jile jach ma’añi tsik'il. Mi
päseñonla ibä cha'añ mi lakbäkñañ, mi yäl. Mi mañ tsa' lakbäkña mach añ
chu’ mi lakmel. I che’ ja’el mi päs ibä bajche’ jump’ejl xch’ejch’ejbak. Mi
su’beñob jiñi tyo'o ibäkel woli ityilel. Che’jach birikña ityilel ich'ilaty mi lajk’el. I
mi tsa’ lakbäkñia jiñ ba ora mi lajkaj tyi k’amañ. Pero mak tsa’ lakbäkñai. Mak
chu’ mi’ ty’umbeñoñla.
80
0:46 min. Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2011. Transcripción y
traducción por Nicolás Arcos Vázquez.
115
El esqueleto ruidoso
81
Mi sajtyel tyi lak wuty, “se pierde de nuestros ojos”.
116
Xñek82
Wajali mi yälob jiñi laktyat, lakña’ob, ñoxobixbä. Añ tsa’ kubi tsi yäl jiñi ktatuch
yik'otyi kchuchu'. Añ abij jiñi bajlum pero Xñek ik’aba. Wiñikäch abij yilal pero
i'ik'bä wiñik abij. Mu’abij isujtykiñ ibäj tyi wiñik pero bajlum abij. I tsa’ mu’abij
yochel tyi otyoty. Wen uts’aty abij mi’ kaj tyi ty'añ, yom abij ik’ux jiñi wiñik, x-
ixik, ya’ tyi otyotyi.
I kome mi’ weñ bäkñañob, che’ jiñ. Chebä ora jiñi weñ mulañob abij
imelob ul, sa’. Wo abij tyi lojk jiñi uli, sa’i. Muk abij iyäk’eñob ijap, “japatyok’
sa'’” che' abij mi isu'beñob. Much abij ich'äm jiñi Xñeki jiñi jump’ejl tsima jiñi
sa’i. Che' yax abij ch’ämä yax añ tyi ik'äbi, chukulix icha’añ tsima. Mu'abij
iñijkäbeñob ik'äb cha’añ mi ibejkel ya' tyi tyojlel a jiñi xñeki. Mu'abij ipijts'eli.
Mu'abij iñumel tyi ajñel. Che'jach abij tsa’ ke ijats'iyo lok’el tyi yotyotyi. Bajche'
jiñi mach yomi mi’ jilelob jiñi laktyat, lakña'ob, wajali.
I yambä mi melob abij, mi k’otye yambä, tsa'x abij ityemeyob ity'añ. Ke
che'jach mi imejle iyajñesañ lok'el ya’ tyi otyoty, bajche' jiñi. Añ abij tyäk'ä woli
ijujye ch’ujm, mu'abij ik'otyel. Mu'abij yäk'eñob jiñi jump’ejl tsima jiñi ch'ujmi,
weñ wotyo abä tyi lojk. Mu’abij leñ ñijkbeñob ya’ tyi ik'äbi, i mu’abij ilu' bejkel
käytyäl. A jiñi ch'ujmi ya’ tyi tyojlel a jiñi Xñeki. Mu’abij iñumel tyi ajñel.
Che’jach abij tsa' kaj ijajts’iñob majlel bajche' jiñi porque bajlum abij. Mu’abij
ik’uxonla mi yälob abij. Porque tye’ejtyoj a wajali. Che’jach tsa’ mejli
ikäñtyäñob ibäj tyatyälña’älob bajche' jiñi.
82
2:24 min. Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2012. Transcripción y
traducción por Nicolás Arcos Vázquez.
117
El Negro
83
Tsa' ijats'iyob lok'el tyi yotyoty, "lo golpearon (hacia) afuera de su casa".
84
Tsa’ix abij ityemeyob ity'añ, "ya reunieron sus palabras".
118
Tsa' kaj tyi k’otyel borrego. Che’jaxtyo tsi’ k’ele. Wachakña a ya' tyi pam
yotyoty. Che’ jiñi, “¿chuki wo isäklañ jiñi?”, che' abij. Ñoj mu’abij ik’otyel tyi
tya'. Tyuwukña abij yujts’il itya'. Che’ jiñi, “la’ tyo jbäjbeñ”, che' abij. “Bajbeñix
tyi rifleix abij”.
Mach abi añ tsi’ tyaja'. Tsa' tyoj abij iwäts’ tyak ibujk. Tsäch abij ibijxe
tyaja'. Mach ab añäx tsi k'ele bajche' tsa' yajli. Che’jach bajche' jiñi. Ma'ax tsi
chäm ubij majk tsa' chämi. Che’ tsa' ujtyi, bajche’ jiñi
85
0:41 min. Narrado por Margarita Díaz Sánchez, Distrito Federal, marzo de 2013.
Transcripción y traducción por Margarita Díaz Sánchez.
119
86
M. Margarita relata en esta historia lo que le sucedió a Juan Peñate.
87
Juan en primera instancia no pensó que se tratara de un xi’baj.
88
El borrego caminaba como si fuese una sombra.
89
M. Margarita me explica sobre este pasaje que Juan le disparó al borrego pero no lo
alcanzó. Después volteó su camisa y apuntó con su rifle al revés, es decir, con la culata
hacia donde quería disparar. Después acomodó de nuevo correctamente el rifle, volvió a
intentar el tiro y esta vez sí le dio, pero no vio donde cayó el cuerpo, al parecer había
desaparecido. Dice que ya no escuchó quien murió en el pueblo, es decir, asumía que se
trataba de un xi’baj que era el doble de alguien en la comunidad.
120
Xwulukpaty ok90
Che' bajche' mi lakjap lembal yubili. Che' bajche’ mi’ tyajoñla ya’ tyi bij
Sombrerón. Mi päyoñla majlel tyi matye’el. Che' wo lakxäm tyilel tyi bij. Wo lak
xäm tyilel che' yäk’oñla. Woli jambeñoñla yambä lakbijlel Tyojäch woli
lakmajlel pero mach tyojix woli lak majlel. Yambä bijix. Mach wäx amba
tyojela bijleli. Mach wäx amba lakbijlel ba wo laksujtyetyeli. Parteix bak woli
ipäyoñla majlel. Päyoñla majlel tyi matye’el ba’ chañtyak. Ya'i yax mi
lakmajleli. Jiñtyoj mi tyäts'ibäji. Jiñtyoj mi säk'añi bajche', mi koloñla lokel mi
kaj tyi jajmel pañimil. Ñajtyix añoñla. Wu ma tyilel ilali. Wu ma majlel ilali.
Chäch bajche' lakpi'äl woli päyoñla majlel. Woli ipäyoñla majlel woli jam majlel
lakbijlel. Bak wo lak majleli. Wolix laktyiplel majlel, che' jiñi. Woch lakmajlel
yik'oty. Säkäch ja’ pañimil ba wo lakmajleli. Ma tsa' ak'älel, che' jiñi. Jamäläch
wo lajk'el majlel. Kolem bij ba’ wu päyoñla majlel.
Che' jiñi, wox isäk'añ pañimil. Mi kaj lakcha' säklañ lokel lakbijleli. Che'
jiñi mi mak mi laktyaj laklokib. Jiñtyoj mi’ weñ säk'añ pañimil. Mi añ majch mi’
ñäch’tyañola Mi woliyoñla tyi ty’añ oñel, bajche'. Jiñtyoj mi ke cha' ke ikotye
ikotyañoñla. Che' bajche', joñoñla wiñikoñla. Mi päyoñla majlel. Juñya
lakpi'äläch tsa' yilal.
Wo kju'bel tyi Porvenir tyi cajpelel Miguel Díaz. Tsa' kña’tya' a las cinco
de la mañana. Mak tsa' mi laktyaj laklokib. Tsa' lokiyoñ chebä oraji. Jump'ejl
ak'älel woliyoñ tyi xämbal majlel. Jiñtyoj säk'ai. Loñ kom ityojlel ilali. Mak mi
lak kotyel ya' ba mi lak majlel. Ya’jach mi laksujtyel, mi lakcha' kotyel ba’ jach
añoñlai. Mak mi laktyojañ. Wu mi kmajlel ilali loñcho'oñla. Wuxtyoj añ bijlelali
loñcho'oñla.
90
2:31 min. Narrado por Nicolás Pérez Moreno, Joloñel, diciembre de 2011. Transcripción y
traducción por Margarita Díaz Sánchez.
121
Así es cuando tomamos trago. Así es, nos alcanza allá en el camino el
Sombrerón. Nos llama a ir al monte. Cuando estamos caminando en el
camino. Estamos caminando borrachos. Estamos abriendo otro nuestro
camino. (Aparentemente) vamos yendo recto, pero ya no es recto que vamos
yendo. Ya es otro camino. Ya no es bueno el camino. Ya no es nuestro
camino, donde regresamos. Ya es a una parte donde nos está llamando. Nos
llama hacia el monte donde las alturas. Ya ahí nos vamos. Se quita de donde
está (se desaparece). Hasta la mañana nos suelta, nos deja salir, empieza a
sentir el mundo. Ya está lejos donde estamos. Vengase acá. Aquí te vas. Así
como gente, llevándonos. Llevándonos, abriendo nuestro camino. Donde
estamos yendo. Ya estamos siguiendo, así es. Estamos yendo con él. Esta
iluminado el mundo donde estamos siguiendo. No es oscuro, así es. Esta
despejado, estamos viendo yendo. Camino grande donde nos esta llevando.
Entonces, ya esta aclarando el mundo. Ya empezamos a buscar otra
vez donde es la salida a nuestro camino. Entonces, no alcanzamos nuestra
salida. Sí se aclara el mundo. Sí hay alguien que nos escucha. Si está
hablando, gritando así. Hasta que llega a ayudarnos. Entonces, nosotros
somos hombres. Nos lleva (el Sombrerón). Es como si fuera uno de nuestros
compañeros.
Estoy bajando por Porvenir, en el cafetal de Miguel Díaz. Me di cuenta a
las cinco de la mañana. No alcanzamos nuestra salida. Salí en esa ora. Una
noche caminando. Hasta qué aclaró. En vano quiere (ir) recto ahí (en el buen
camino). No llegamos allá donde (queremos) llegar. Ya al mismo lugar
regresamos, llegamos de nuevo al mismo lugar. No encontramos el buen
camino. Voy a ir aquí, pero en vano llegamos. Este es mi camino (pensamos
así), pero no es.
91
Estuvo tres días perdido, estuvo tomando, lo buscaron, se metieron a la montaña y lo
encontraron que estábamos gritando adentro de una cueva.
122
Mi kaj käl jiñi bajche’ añ jiñi xi’bajob. Añ juñtyikil wiñik tsi' su’boñ ke wajali
muk'o'tyo tyi xämbal tyi yok che' mi majlob tyi Tuxtla. Pero ya'ya’ tyi San Juan,
ó adelante, más ya'aj tyo tyi San Juan del Bosque. Tsa’ ityajayob ak’älel, tsa’
ityajayob joch otyoty. Ya’ tsa’ ochiyob tyi wäyel cha’tyikil wiñik.
I che’ tyi yojlil ak’älel tsa’ kaj iyu'biñob ya'bi tyilel xkuj, wo’ tyi oñel tyilel.
Ya’b tsa’ kaj iyubiñob ya' tyilel wax, wol tyi oñel tyilel. Tsa’ kaj iyubiñob ya’bi
tyilel amäy, wol iwujsob tyilel. I yambä jats' tyilel lajtyie’ abij yu’bil. Entonces
tsa’ ochi jiñi xku ya’ tyi joch otyotyi. Pero kaj ijoy wejlel ñumel, mi' k'el ma'añik
majch añ. Pero jini wiñiki tsa’abij letsiyob tyi wäyel tyi jol otyoty, yäch abij
añob. Pero mak abij tsa’ yäk’ä kwenta jiñi xi'baji mi añäch majki añ ya'ya’i.
I baki ora tsa’ k’otyiyob wo’ abij ikuchob k’otyel jiñi wiñik chämeñbä. Xityil
abij kuchulob icha'añ. Ya’abi tsa’ ochi melob ya’ya’ tyi joch otyotyi. Tsa’abij
ikaji itsepob, ity’ojob bajche’ mi itsepob chityam. Y tsa’ kaji bäk' ch'äxob
cha'añ mi bäk' tyik’añi. Jiñi abi jiñ xkuji mi wejlañ abij tyi wich' jiñi k’ajki cha'añ
mi lejmel: ik’ajkobäch abij jiñi xi'bajob. Entonces che’ wox ik'uxob tsa’abij kaj
icha’ al jiñi ñoxixbä i cha'añobi que añach majki añ yu’bil. Ma'añik tsa’ laweñ
k’ele, che' abi. Tsa’abij kaji ijoy säklañob. Pero wolobix abij tyi bäkeñ jiñi
wiñiki. Pero añob abij its'ak, kuchulob icha'añ.
Kuchulob icha’añ jiñi axux, pi’äläl, jiñi x-almis, pero juch’bil abij kuchulob
abij cha’añ. Tsa’abij iwejtyubeyob ju’bel ya’k baki woli ik'uxob iwaj jiñi xi'bajob.
Tsa’abij lujb yajlilob tyi lum. Che' tsa’ix abij lujb p'ul ju’biyob, tsa’ abij ju’biñob,
ijats'ob tyi tye’. Tsa’abij kaji ibäjñanob tyi tye’. Jiñi lamtyal tsa’ puts’iyob
machbä tsa’ iweñ tyaja. Pero che’bä oraj jiñi tsa’abij kaji yu’biñob añ abij
ichämel che’ tsa’ säkañ. Pero tsi ña’tyayob che’ jiñi abij jiñi iwäy tsa’ jiñi
k’otyiyob ik’uxob icheñek ya’ya’ tyi joch otyotyi. Ya’ya’i tsa’ lok’iyob majlel,
Pero tsa’ icha’ su’boñ yambä wiñik, cha' su’boñ ch’oyol tyi Tumbalaj. I tsa’
cha’ su’boñ jiñ cha'añ, tsa’ kcha’ ña’tyañ.
92
3:26 min. Narrado por Manuel Torres Peñate, Joloñel, Chiapas, diciembre de 2011.
Transcripción y traducción por Nicolás Arcos Vázquez..
123
Voy a empezar a decir cómo son los xi’bajob. Hay un hombre que me dijo
que antes todavía caminan a pie cuando van a Tuxtla. Pero allá en San Juan,
ó adelante, todavía más adelante de San Juan del Bosque encontraron la
noche, encontraron una casa vacía. Ahí entraron para dormir los dos
hombres.
Cuando a medianoche empezaron a escuchar que ahí viene el búho,
cantando viene.94 Que ahí empezaron a escuchar que allá viene el zorro,
ladrando viene. Empezaron a escuchar que allá viene (con) la flauta,
soplándola vienen. Y otro viene tocando su tambor.95 Entonces entró el búho
ahí en la casa vacía, y empezó a rodear volando para ver quién está. Pero
aquel hombre subió a dormir en el tapanco que hay. Pero no se dió cuenta el
xi’baj si realmente hay alguien allí.
Y cuando llegaron estaban cargando una persona muerta. De cabeza lo
cargaban por su cuenta. Que entraron a preparar ahí en la casa vacía. Que
empezaron a cortarlo, a descuartizarlo como cortan al cerdo. Y empezaron
rápido a hervirlo para que se cueza rápido.Que es el búho quien abanica con
su ala el fuego para que arda: realmente sus lumbres de los brujos. Entonces
cuando ya estan comiendo que les empezó a volver a decir el anciano que sí
hay alguien. Que no lo vieron bien, decía. Que empezaron a rodear
buscándolos. Y ya crece el miedo del hombre. Pero tienen remedio, lo cargan
para ellos.
Cargan para ellos el ajo, el preparado de tabaco y el almis, pero molido
lo cargan. Dicen que les esparcen allá donde están comiendo los brujos.
Dicen que cayeron cansadamente al suelo. Cuando ya como cansados
cayeron amontonados, que cayeron, les pegaron con palo.
Que los empezaron a apalear con el palo. La mitad escaparon, a los que no
alcanzaron bien. Pero en ese momento empezaron a escuchar que había
93
Don Manuel cuenta que los brujos se comen entre ellos. Para participar en las reuniones
tienen que dar algo a cambio, pueden entregar a un hijo u otro familiar. Solo comen a
personas que tienen wäy, por eso se dice que se comen entre ellos.
94
Oñel, grito o aullido. En el caso del búho es más apropiado el término “canto” y para el
zorro el verbo “ladrar”.
95
Jats' tyilel lajtyie’ “viene golpeando su tambor”.
124
96
Tsa’ säkañ, “aclaró”.
125
CAPÍTULO 4.
Análisis
que los soportes sobre los que estos espíritus fueron expresados son muy
distintos, en el periodo Clásico fueron pintados en las vasijas cerámicas,
mientras que entre los choles contemporáneos se articulan a través de la
oralidad. A pesar de ello, al compararse pueden distinguirse similitudes que
pueden hablarnos de una continuidad cultural.
97
Para una evaluación completa sobre el tema de los wahyis ver Velásquez (2009, 2013), De
la Garza (2012) y Moreno Zaragoza (2011).
127
Figura 4.1. Vaso K5084. K’ahk' Neh Tz’utz’ih, ‘Coatí de Cola de Fuego’; Chak Ch’a’j
Cham, ‘la Muerte de la Bilis Roja’; K’ahk’ Tahn Waax, ‘Zorro Iracundo’
una sola figura, o aparecen con un cuerpo mitad humano, mitad bestia.98
Desde la década de los sesenta del siglo pasado se reconoció que el
jeroglífico T539 aparecía asociado a las entidades representadas en las
vasijas clásicas, pero no fue sino hasta 1989 cuando Stephen Houston y
David Stuart (1989) a la vez que Nikolai Grube (Freidel, Schele y Parker,
1999: 179), descifraron el valor logográfico de éste como WAY (fig. 4.2).
Dichos autores consultaron las fuentes lexicográficas para descubrir los
significados del térmno way y propusieron que se trataban de nahuales o
espíritus compañeros de destino de los gobernantes mayas en términos del
“tonalismo”.
Figura 4.2. Ejemplos del jeroglífico T539, WAY. (a) Dintel 15 de Yaxchilán. Dibujo
de Ian Graham y Eric von Euw (1977: 39); (b) Panel sur, puerta este del templo 11
de Copán. Dibujo de John Montgomery (tomado de la base de datos de Montgomery
en FAMSI); (c) Vaso K2010. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo
fotográfico de Kerr); (d) Variante de cabeza. Panel del sitio Q, Chicago Art Institute.
Dibujo de Linda Schele (tomado de la base de datos de Schele en FAMSI).
98
Sobre los recursos estéticos usados para representar estos espíritus ver Moreno Zaragoza
(en prensa), La transformación onírica a través de las representaciones de wahyis en el
periodo Clásico.
129
directo del nombre Chak B’ahlam del clásico.99 De igual modo, Margarita
Díaz me contó acerca de un hombre que tenía este tipo de wäy. Esta persona
decía:
“”Una vez yo tenía mucha hambre, salí a buscar que comer”, dice. “Yo
soy mero bajlum, yo soy chäk bajlum y busco de comer. A veces
encuentro potrero. Entro ahí, me subo atrás de la vaca, corto un pedazo
de carne y salgo rápido”” (Margarita Díaz, marzo de 2013).
Figura 4.5. K'ahk' Ti' Kuku'l, “Luciérnaga de la boca de fuego”. Detalle de la vasija
K8608. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
99
Chäk bajlum significa león (puma) (Hopkins, et. al., 2010: 33) por lo que es posible que
este wäy no refiera exactamente a un “jaguar rojo”, sino a esta otra especie felina.
100
Ortografía actualizada.
132
a b
Figura 4.6. a) Detalle de K1743. Wut? Chij, Venado con ojos desorbitados. b)
Detalle de K1440. Murciélago con ojo desorbitado. Fotografía de Justin Kerr (tomada
del archivo fotográfico de Kerr).
101
Girard (1949, II: 582). menciona que entre los chortis "chij es el nombre arcaico de
venado, que ahora se aplica como nombre genérico a toda bestia grande, mula, caballo, etc
[…]". Entre los ch’oles el tyentsuñ a veces es concebido como un chivo y en otras ocasiones
como un borrego. Como estos animales no son originales de la región, ni son muy utilizados
como ganado, parecen ser confundidos con frecuencia.
133
102
Velásquez (2009: 618) ya ha señalado la similitud de los wahyis con los acompañantes de
los señores de Xib’alb’a en la Popol Vuh.
134
b
Figura 4.7. Glosas xib, “espanto” en el códice de Dresde. a) xi-bi. Detalle de la
página 22c. Dibujo de Karl Taube (1992: 12). b) Detalle del códice de Dresde página
22c, en los recuadros se observan las glosas xib y abajo las imágenes de los
portentos de muerte y enfermedad.
Figura 4.8. Vasija K1080. Detalle del signo tun que denota el interior de una cueva.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
104
Entre algunos ejemplos destacan los acrófonos, k’u, “nido”, ch’o, “rata”, b’a, “tuza”, ó b’i,
“camino” (Lacadena, 2010).
105
Virginia Miller (1991: 40) piensa que el signo es kab’ y da la misma interpretación.
136
106
Existen otros ejemplos entre los choles en que los huesos de los muertos y sus espíritus
están relacionados. En una historia se cuenta que los ch’ujlel de los hombres fallecidos
regresan al mundo el 1 y 2 de noviembre y dieron a una niña una vela, que al otro día resultó
ser un hueso (Díaz Vázquez, 1998). En otro relato, un maestro de escuela tomó una calavera
(cráneo), y desde entonces a su casa se acercaba todas las noches una entidad
desconocida que se dice era el ch’ujlel de la calavera, es decir, el espíritu del muerto
reclamando lo que era suyo (Martínez López, 2002).
137
a b
c
Figura 4.9. (a) Detalle de K0927. (b) K0927. Dibujo de Marc Zender (Zender y
Guenter, 2003: 96). (c) Detalle de K1211. Fotografías de Justin Kerr (tomadas del
archivo fotográfico de Kerr).
Como hemos visto en los relatos mitológicos sobre los xi’bajob, estos
seres fueron encerrados en una cueva en el tiempo primigenio. Solo algunos
de ellos lograron escapar y son los que actualmente hacen alianzas con los
hombres para otorgarles el poder de brujos. Además, vimos que cuando
mueren los brujos se dirigen con Ch’ujtyaty, quien los juzga por sus acciones
contra la comunidad y los encierra en la cueva.
Parece ser que de igual modo los wahyis fueron encerrados en el
mundo subterráneo en una época remota (Moreno Zaragoza, 2011: 121 -
130). Helmke y Nielsen (2009) han notado en los textos sobre
encantamientos en el Ritual de los Bacabes (Roys 1965: 5, 28-29, 71-72, 86,
156; Arzápalo, 1987: 273, 327) a una entidad llamada señora Ix Maa Uayec.
Esta entidad numinosa es invocada, pues tiene la función explícita de ser la
138
conocido como Ik Waynal, “al lugar del agujero negro”.107 Por tanto, la
etimología del propio término Wayhaab’ también hace una clara referencia al
mundo subterráneo (fig. 4.11).
107
No confundir WAY, way, “agujero, hendidura, pozo”, con WAY, wahy, “espíritu auxiliar,
nahual”.
140
Figura 4.12. Vasija K1376. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico
de Kerr).
simbólica, tiene una parte carnosa. Me parece que esta parte es la que se
representa en las imágenes de wahyis, donde se hace una identificación
simbólica entre entidades anímicas y cuerpo humano.109
En la tradición oral ch’ol destacan las historias de épocas remotas en
que los hombres eran atacados y asediados por animales depredadores que
se alimentaban de ellos. Este motivo lo encontramos en los mitos de origen
de los xi’bajob, cuando perseguían a los hombres antes de que fueran
encerrados en la cueva. Otro buen ejemplo es un relato de Domingo
Meneses Méndez (1997) llamado La gran oscuridad. El autor narra como en
la antigüedad, bajo una gran oscuridad que duró semanas, los hombres se
escondieron de los llamados “animales de la noche” que devoraban a todo
ser vivo a su alcance.110 Finalmente amaneció y los hombres pudieron salir,
pero ese miedo a los temibles animales depredadores permanece pues se
supone que siguen rondando. Es precisamente la valentía y el temple para
hacer frente a ese miedo, el que se exalta en otros relatos choles como El
Águila (Alejos, 1988: 25-30) y El tigre que quería mandar sobre los hombres
(Meneses López, 1986: 57-59), donde bestias gigantes atacan el mundo de
los hombres hasta que son enfrentados y derrotados.
Es posible incluso, que los relatos en que los xi’bajob se reúnen en la
noche para alimentarse de los hombres sean una recreación de este gran
mito sobre animales devoradores, que actualmente está repartido en
diferentes episodios y secuencias de relatos choles. En dichas reuniones, los
xi’bajob portan sus instrumentos musicales como la flauta, el tambor y la
guitarra para celebrar una fiesta centrada en la antropofagia. Esto quizá es
reminiscente de las antiguas danzas de los wahyis, quienes fueron
reiteradamente representados en posiciones de baile con instrumentos
musicales en lo que ha sido entendido como danzas de transformación (ver
K1208, fig. 4.13; ver fig. 4.4, donde aparece Chak B’ahlam en una clara
posición de danza). La vasija K791 es enfática al relacionar este tipo de
danzas con aspectos del sacrificio (fig. 4.14). La escena presenta un conjunto
109
Recordar que los huesos también pueden asimilarse simbólicamente como entidades
anímicas.
110
Otra notable convergencia es que los wahyis a menudo portan el símbolo ahk’ab,
“oscuridad”, en su piel o en sus muñequeras denotándolos como entidades de la noche (ver
Moreno Zaragoza, en prensa; K0791; fig. 4.14).
144
Figura 4.13. Vasija K1208. Wahyis danzando en una procesiónal ritmo del tambor.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
Los relatos choles describen que para formar parte del grupo de los
brujos xi’bajob se debe entregar un familiar a cambio para ser consumido.
Aquí podemos proponer otra analogía con el pasado clásico, cuando los
gobernantes mayas tenían bajo supervisión a sus cautivos, a quienes
ofrecían en sacrificio como una extensión de su propio cuerpo (Houston,
Stuart y Taube, 2006: 206). La expresión para cautivo era b’aak, “hueso”, y
el captor era considerado el cha’n, “guardián”. En la vasija K1381 (fig. 4.17)
observamos otra escena con wahyis sirviéndose del contenido de una olla,
incluso por medio de un enema. Entre los dos personajes principales se
representa también un plato con un posible logograma b’aak, hueso,
146
Figura 4.17. Detalle de K1381. En la escena dos wahyis se alimentan del contenido
de una olla. en el recuadro marcado se observa el logograma b’aak, hueso o
cautivo.
[…] prohibir con grandes penas que en estos bailes no salga ningún
indio con máscara, en especial de tigre, león o águila, porque idolatran
en ellas y las sahuman en su casas, haciendo memoria de sus antiguos
reyes, que dicen se convirtieron en estas tres especies de animales
(Sáenz de Santa María, 1981: 495).
These dancers are all clothed like beasts, with painted skins of little
tigers, wolves, and on their heads such headpi as may represent the
head of such beasts, and other wear painted heads of eagles or fowls of
rapine, in their hands they have painted staves, bills, swords and axes,
wherewith they threaten to kill that beast they hunt after. Others instead
of hunting after a beast, hunt after a man, as beasts in a wilderness
show hunt a man to kill him. This man that is thus hunted after must be
very nimble and agile, as one flying for his life, and striking here and
there at the beasts for defence, whom at last they catch and make a
prey (Gage, 1929: 269).
148
...el baile que llaman del tigre, donde se disfrazan de dicho animal y
danzando hacen toda clase de actos contra nuestra Fe; que tuvo
informes de que en dicha representación los tigres simulan pelear contra
un indio que viste de guerrero, al que amarran y simulan sacrificar en una
cueva que llaman Cantepec, donde hacen música y gritan y beben
fermentos que los dejan en estado lastimoso hasta caer rendidos; y
como sabe de buenos informes que en lugar del indio sacrifican gallinas,
que es lo mismo, pues es mal arraigado en las viejas costumbres gentiles
de sus antepasados... (Navarrete, 1971: 374 – 375)
Como destaca Rodríguez Ceja (2012: 205), la vida de la persona ch’ol “se
encuentra en un fluir constante entre los acontecimientos de los sueños y los
de la vigilia”. La oscuridad nocturna determina el carácter mágico de muchos
de los relatos choles presentados; ésta indica el momento de cambio hacia
otra realidad en donde se puede tener contacto con el mundo numinoso. Se
describe que los personajes al momento de tener las visiones que los
contactan con los xi’bajob, están en un estado “entre sueños”. Por ejemplo,
en Mi tío, el personaje se detiene para descansar en una roca y se queda
dormido solo para despertarse y espantarse con la procesión de xi’bajob en
el camino.
En las versiones del relato de la reunión de los xi’bajob como Hay
brujos que se comen entre ellos y la escrita por Meneses Méndez (1994: 198)
es explícito que los viajeros entraron a la casa abandonada para dormir,
siendo únicamente a partir de su estado onírico como pudieron escuchar la
entrada de los xi’bajob. Este es un indicio de que lo acontecido fue producto
del estado liminal en que se encontraban. Al otro día, cuando todo había
acabado, los viajeros se preguntan si su experiencia “había sido un sueño o
algo real”. Como veremos, las experiencias oníricas de encuentros con los
x’ibajob son otro punto en común que comparten con los antiguos wahyis.
Con toda razón, Thomas de Coto (1983: 294) registró en cakchiquel el
término xibalbay como “el demonio, o los difuntos o visiones que aparecían a
los indios”.
El sueño tuvo una importancia fundamental para los mayas, tanto
prehispánicos como modernos (De la Garza, 1990; 2010; 2012; Laughlin,
1966a; 1966b; Ruz, 2010). Es durante el estado onírico cuando "el individuo
es más susceptible a que lo perjudiquen las fuerzas del mal
ocasionándole, por lo general, enfermedades del espíritu" (Holland, 1963:
150
165). Puede inferirse que los antiguos wahyis podían atacar en forma de
malos sueños enfermando de esa manera a sus víctimas tal y como lo
hacen los xi’bajob, pues lo que sucede en el mundo onírico se toma como
una contraparte de la realidad (De la Garza, 1990: 207; Imberton, 2009: 333;
Montagu, 1970: 361).
En las etnografías modernas sobre diversos grupos mayas se
reporta que en los sueños aparecen diversas entidades que pueden atacar
al soñador (Laughlin, 1966: 96; 1966b). Este tipo de agresiones oníricas,
como la mordida de un perro o de una serpiente, la coz de un caballo o la
cornada de un toro, funcionan como signos que pueden asociarse con un
grave daño sufrido por el espíritu (Holland, 1963: 167; Pitarch, 1996: 51).
Los tzeltales, tzotziles y choles interpretan este tipo de sueños como un tipo
de brujería en la que los brujos mandan a sus nahuales a atacar a sus
víctimas (Hermitte, 1970: 62 – 63, 106 – 107, 131 – 133; Holland, 1963: 166
- 67; Imberton, 2002: 107; Laughlin, 1966a: 403; Pitarch, 1996: 51;
Rodríguez Ceja, 2012: 256 – 261; Sánchez Carrillo, 2007).
La creencia sobre ataques oníricos entre los mayas por parte de
entidades sobrehumanas está atestiguada al menos desde el siglo XVIII.
Antonio de Fuentes y Guzmán dio noticia de que los brujos con nahuales se
hacían respetar y temer “por los conceptos imaginarios y fantásticas
representaciones del sueño” (Fuentes y Guzmán, 1932: TI, 292 -295).
Asimismo, derivado de los recorridos que realizó el religioso Antonio Margil
de Jesús en la provincia k'iche' de Mazatenango, Guatemala (1704), se dice:
Figura 4.18. Detalle del vaso K1653. Wahyis jaguar atacando a su víctima.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
111
Para una disertación completa sobre el friso ver Salazar Lama (en preparación).
154
b
Figura 4.19. Wahyis cautivos en la cueva. a) Friso de Balamkú, Campeche. Dibujo
de Anne Dowd (tomado de Baudez, 2004: 152). b) Detalle de wahyis híbrido con las
garras atadas. Dibujo por Daniel Salazar Lama (en preparación); material sujeto a
investigación y autorización de publicación por la Coordinación Nacional de
Conservación del Patrimonio Cultural – INAH.
112
No es de sorprender que en los diccionarios yucatecos coloniales se refiera a "la muerte
pintada, o con pies y manos" como zac chamaybac y zac chauaybac (Acuña, 1984: 92v;
Beltrán, 2002: 283).
156
b c
Figura 4.20. Wahyis esqueléticos en el arte maya. (a) Detalle de K1652. (b) Detalle
de K1256. Fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr). (c)
Ahk Ok Chamiiy, ‘La Muerte de los Pies de Tortuga’. Detalle del Mural de las Cuatro
Eras en Toniná. Dibujo de Linda Schele (tomado del archivo de Schele en FAMSI).
daba el indio las cuatro vueltas y veía que por la boca le salía el tigre, el
león o el animal que quería volverse, y su cuerpo quedaba como
soñando y sin sentidos, y entonces le representaba el Demonio todo
cuanto le parecía verdad siendo sólo fantasía (Ruz y Dupiech - Cavaleri,
1988: 259 - 260).
114
En una versión tzeltal (Stross, 1978: 11 – 13) se dice que el brujo yalan bak’et estaría
fingiendo (literalmente creyéndose a si mismo) ser un esqueleto, confirmando que no se
produce abandono de la carne por parte de la estructura osea. Esta misma versión indica
que se trata a la vez de un pukuj (diablo) y un lab’ (nahual).
159
a b
Figura 4.21. (a) Visión actual (exotérica) del desprendimiento de la carne. Pintura de
Juan Gallo (Pérez López, 1995: 35). (b) Visión prehispánica (esotérica) de un
wahyis-enfermedad. Detalle de K3395 . Fotografía de Justin Kerr (tomada del
archivo fotográfico de Kerr)
115
En otras regiones del área maya sí se le tradujo con el término “espíritu familiar”. Ver
ejemplos en Gage (1929: 253 -254, 299), Tovilla, (1960: 222), y el compilador del Calepino
de Motul (Arzápalo, 1995: 745-746).
161
Como ejemplo de ello, entre mis informantes, tanto Don Manuel Torres
como Margarita Díaz aseguran que el jefe de los xi’bajob es el Ángel Luzbel.
Don Manuel incluso mencionó que “es Betselbú [sic] el jefe de ellos, xi’bajob,
rey de los xi’baj. Con ellos reciben la orden, hacen su junta, entonces el jefe
va a decir qué van a hacer cuando piensan hacer brujería. Ahí dicen si se
hace, se juntan”. Después aclaró que no le gustan esos términos en
castellano: “no le voy a decir Betselbú [sic], le voy a decir Yum Xi’baj”. De
forma similar, este mismo señor, al referirse al K’ajktyimbak, dice que es
“donde se queman los huesos”, “donde regaña el demonio, el Satanás”.
Don Florentino Aguilar, un curandero de Tumbalá me dijo acerca de
los brujos xi’baj: "que ya no trabajan con Dios, ya no trabajan según Dios,
sino trabajan por propia voluntad de ellos y con el mal espíritu, Belsebú,
como le dicen, o sea el Diablo".
Por su parte Margarita Díaz mencionó: “Porque sí existe el demonio,
es el demonio desde la creación del mundo: Ángel Luzbel. Que lo sacó San
Miguel Arcángel y ese es su jefe el que está en la cueva”.
Un ejemplo más lo encontramos en las palabras Ausencio Cruz
Guzmán (Hopkins, et. al, 1978) quien mencionó:
Dicen los antepasados, como dicen ellos, que cuando muere la persona
cuando vienen a enterrar. Dicen que de noche, o cuando ya estaba
enterrado llegan a arrancar. Y ya que ya lo encontró el cuerpo del
hombre, empiezan a alinear a cortar, a lavarlo y hacerlo como una carne,
cualquier carne que se puede comer entonces lo ponen a hervir, y que lo
comen y que lo hacen en mole. Y que lo hacen que pueden hacerlo pa
comer. [...] No se si es verdad que hay diablo o Satanás, que hacen así,
pero yo en este mundo no he visto, no he encontrado nada. [...] No se si
hay diablo, tal vez no podemos ver o no podemos hablar, no podemos ver
en vista de uno pues cree que está en el espíritu o está en el aire. O como
dicen muchos que no podemos ver porque eso estamos buscando.
Por otra parte, en el relato Chol K’in Pasel compilado por García
Pelayo (1997: 38 – 41) aparece un xi’baj, al cual llaman Satanás, quien
engaña a la madre del héroe de la historia.
Con estos ejemplos podemos observar como en el estado actual de
las concepciones sobre los xi’bajob se entremezclan por una parte los
significados de la tradición prehispánica junto con elementos de la religión
católica. Lo que sucede en este momento de la aculturación ch’ol hacia el
162
RECAPITULACIÓN
Se dice que existen otro tipo de personas que han sido privilegiadas
con un wäy de características siniestras que es otorgado por el Diablo. Este
espíritu adicional es llamado xi’bäjlel, con el cual las personas adquieren una
personalidad oscura y dañina. A ellos se les conoce como brujos, o xi’bajob
(el mismo término se utiliza tanto para el especialista ritual como a su
espíritu). Se dice que utilizan a su wäy para provocar infortunios y enfermar a
las personas motivados principalmente por la envidia.
Este tipo de wäy-xi’baj les confiere el poder de la transformación,
entendida no como una transmutación física, sino como el uso del cuerpo de
sus espíritus adicionales para mostrarse a sí mismos en distintas formas.
El brujo puede de este modo adoptar diversas formas y aparecerse a
los hombres para espantarlos y en muchos casos robar sus entidades
anímicas. En esta investigación se profundizó acerca de las diversas
apariencias que adquieren los xi’bajob: se dice que el Tyeñtsuñ es el wäy de
un brujo en forma de chivo, que no tiene ojos y de un aspecto horroroso. El
Ch’ix wiñik es otro espanto de apariencia humana pero lleno de espinas en el
cuerpo. El Ch’ejch’ejbak es un brujo que tiene la facultad de despojarse de su
piel y carne para quedarse en el puro esqueleto y en esa forma salir a asustar
en los caminos. Del Xñek ó Negro, se dice que es un jaguar que ataca a los
hombres y mujeres y se alimenta tanto de su sangre como de sus genitales.
El Xpuk’puk’ jol tiene la aterradora capacidad de auto decapitarse y usar su
cabeza desprendida para espantar a la gente. El Ajal es un espíritu en forma
de mujer que seduce a los hombres para después convertirse en animal y
enfermarlos. El Xwulukpaty ok ó Sombrerón es una entidad descrita como un
hombre pequeño con un gran sombrero que se aparece en los caminos para
hace perder a los hombres el rumbo. La razón por la cual estos xi’bajob
espantan a los hombres es para apoderarse de su espíritu, el cual es
externado con el susto.
Los brujos por medio de sus espíritus xi’bajob realizan fiestas,
generalmente en el interior de las cuevas, donde se reúnen para alimentarse
de los cuerpos y de las entidades anímicas de sus víctimas. Abundan los
relatos en los que se dice que sacan los cadáveres de las tumbas y los llevan
a lugares alejados donde acompañados de música llevan todos sus
instrumentos para preparar la carne y comerla. Estas juntas están presididas
167
hacia afuera, esto detendrá los embates dañinos. Se dice que el kujts,
tabaco, es una planta que puede ahuyentar a los xi’bajob, por ello es
recomendable fumarla. Sin duda el remedio más efectivo se trata de un
preparado conocido como pi’älal. Está hecho con tabaco silvestre, alcario y
cal. Este polvo se usa siempre en situaciones de peligro pues se dice que los
xi’bajob se desmayan a su contacto.
Como puede apreciarse, las concepciones anímicas de los choles son
en extremo intrincadas, sin embargo, al ser analizadas conforman un
conjunto coherente y rico. La síntesis presentada es una disertación
académica, pues en realidad, las personas en las comunidades no andan
pensando en estos temas esotéricos, para ellos se trata de algo real, que
existe y afecta sus vidas.
Tras un largo recorrido histórico, los relatos, memorias y saberes que
componen la tradición oral del pueblo ch’ol se han adaptado para sobrevivir a
las diversas condiciones del tiempo. Es sabido que los choles pertenecen
cultural, histórica y lingüísticamente a la familia maya, por lo que comparten
una serie de rasgos y elementos cosmológicos con otras culturas en el
tiempo y el espacio de la gran tradición milenaria pan-maya.
Sus concepciones anímicas tienen claros antecedentes prehispánicos
que pueden ser rastreados al menos desde el periodo Clásico Temprano. Tal
es el caso del wäy, entidad anímica que tuvo su antecedente en los antiguos
wahyis de los mayas del Clásico. Estas últimas entidades fueron
representadas en la cerámica y otros soportes, y de acuerdo a sus
características iconográficas comparten muchas características en común
con los modernos wäyob. Los wahyis parecen coincidir más acertadamente
con los xi’bajob (un tipo específico de wäy), pues se cree que al igual que
estos, tenían características relacionadas con el mundo subterráneo, la
producción de enfermedades y el sacrificio humano. Comparten también las
temibles características antropófagas que son claras tanto en la narrativa
ch’ol actual como en las representaciones plásticas del Clásico. De la misma
forma, en la época precolombina se guardó el concepto de xib, un portento
de espanto que se sintetiza en las imágenes terroríficas de entidades
esqueléticas.
169
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