La Educación Griega Más Antigua

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La educación griega más antigua.

El termino paideia, que designa el proceso integral de la educación entre los griegos, es una
palabra que comienza a usarse hasta del SV AC.
El vocablo del que se servía la más antigua literatura para aludir al fenómeno de la formación
humana era arete, en su acepción de fuerza y capacidad.
En un principio la palabra paideia significo solo educación de los infantes; solo más tarde tuvo el
sentido de formación cultural en general.
La paideia designa, como fenómeno integral de la educación, el cultivo tanto del cuerpo como del
alma, y comprende dos partes:
a= Gimnastica: conjunto de ejercicios físicos, su exponente es el pentatlón, con 5 eventos
b= música, arte de las musas, es el aspecto de la formación espiritual y abraza la educación
estética, moral, religiosa, etc.
Orquestrica= tuvo peculiar valor formativo, es decir, expresar la nobleza y vigor del espíritu en
bellos ritmos que encantan la vista y el oído de los contempladores.
Palestra= era el lugar donde se cultivaba el cuerpo y los paidotribas eran los maestros de estas
instituciones. Los gimnasios fueron originalmente establecidos para la cultura física de los
adolescentes, y más tarde a él se incorporaron las enseñanzas de los filósofos.
Las didaskaleia son las escuelas de instrucción, donde el maestro que enseña al niño lectura y
escritura, es el didascalos, y el maestro que enseña gramática es el gramatista. El gimnasiarca
dirigía el gimnasio.

Carácter de la educación es esta época


Los poemas homéricos tienen doble importancia en la historia de la educación griega, pues
constituyen la mejor fuente para estudiar la sociedad griega más remota, es decir, los tiempos
remotos, y por otra ofrecen el tesoro cultural para la formación de ulteriores generaciones.
La educación en el mundo homérico tiene un carácter eminentemente práctico. En esta época los
griegos ya alcanzaron la forma de gobierno Estado=ciudad. Pero aún carecen de escuelas. Cuando
el niño abandona a la nodriza pasa a hacer compañía a los adultos, de quienes toma ejemplo y
aprende.
La formación tiene propósitos guerreros en esta época de luchas incesantes. El cultivo del cuerpo,
es el designio más estimado de la vida. Pero las relaciones de los hombres y las ciudades pronto
despertaron los ideales de una formación más libre e intelectual, es decir, musical.
El dominio de la palabra significa la cultura del espíritu y la práctica de las acciones significa el
cultivo del cuerpo.
El ideal griego de educación, hacia un esfuerzo por abarcar lo humano en su totalidad.

Homero educador (SIX AC)


La figura de Homero tuvo una importancia excepcional para la cultura y la educación de Grecia.
El mundo homérico, se ha dicho, es un mundo hondamente cultivado, tal vez el más alto
exponente de una civilización sin libros. Valentía, prudencia, lealtad, hospitalidad, castidad, son
virtudes practicadas por ellos, admiradas más tarde por todos los griegos.
La práctica de la educación en el mundo homérico reposa en el ejemplo, es decir, la educación por
el ejemplo. La conducta de los dioses y héroes ofrece el modelo de la vida. Es caballeresco el ideal
educativo en Homero.

Educación en la antigua Grecia.

En la civilización de la antigua Grecia se distinguen cuatro modelos o paideias educativas: la


arcaica, entre los siglos VIII y VI a. C. , la espartana y la ateniense, que centran el periodo clásico,
del siglo VI a. C. al IV a. C., y la enkiklios paideia helenística que se sitúa en el mundo helenístico
creado por Alejandro Magno, que convirtió la lengua y culturas griegas en koiné del Mediterráneo
oriental durante la dominación romana y el periodo bizantino.

Paideia arcaica

La paideia arcaica surge durante la formación del mundo griego, asimiladas las civilizaciones
anteriores minoica y micéncia de la primera mitad del segundo milenio a.C., y superadas las
llamadas Edades Oscuras de transición del segundo al primer milenio. Entre los siglos VIII y VI a. C.
se gesta la cultura griega y se extiende por la ribera del Mar Mediterráneo desde las costas del
Asia Menor hasta los confines occidentales (Iberia) del mundo conocido gracias a la labor
comercial. Las colonias griegas aparecen en las costas del norte de África, la península Ibérica y en
el sur de Italia (la Magna Grecia).

En estos albores del primer milenio a.C., Homero y Hesíodo crean la paidea arcaica que servirá de
inspiración a modelos posteriores. Homero, en sus obras la Ilíada y la Odisea, crea el ideal perfecto
de la educación, la kalokagathía (del griego kalós: bello, y de agathós: bueno) que establece la
armonía entre la educación física, corporal, y la educación espiritual -intelectual y moral del alma-.
Esta areté se basa en la imitación "mimesis" del paradigma de los dioses y héroes.

En la areté física, la gimnástica cultiva el cuerpo mediante la práctica deportiva, los ejercicios
físicos y el manejo de las armas, sin olvidar la dimensión técnica, techné, de la formación, el
aprendizaje de un oficio, la aplicación práctica de los conceptos y virtudes transmitidos por la
enseñanza.

La areté espiritual incluye la formación cultural y moral. La música, la lengua griega, el


saber hablar y debatir, así como el aprender a manejarse en la vida, a vivir en comunidad,
conforman el aprendizaje intelectual que debe completarse con la enseñanza moral de las
virtudes: la piedad o eusebeia (el temor a los dioses), el respeto a los demás, la nobleza, el orgullo
y la bondad. Este ideal educativo solamente está al alcance de los mejores, los aristoi, un concepto
aristocrático que Homero traslada desde sus orígenes sociales, de una nobleza como grupo social,
al terreno espiritual en el que los aristoi son los filósofos, personas que demuestran su excelencia
al resto de ciudadanos gracias a su espíritu competitivo, al valor y práctica constante del esfuerzo,
de la superación y del triunfo, virtudes que tendrán un premio: el honor.

En este proceso de educación espiritual, Homero cree en los efectos que el arte produce en el
alma humana; la poesía, la filosofía y la retórica guían, enseñan, modelan el espíritu humano, en
una especie de psicagogia.

Hesíodo, en su obra Los trabajos y los días continúa el modelo homérico pero lo democratiza,
extiende los beneficios de la educación al conjunto de los ciudadanos, no solo a la nobleza. Pervive
la areté heroica, pero Hesíodo canta y alaba el trabajo prosaico, la laboriosidad cotidiana, el
quehacer y la sabiduría de los artesanos y trabajadores que cumplen con su oficio día a día. Otra
aportación fundamental fue el concepto de diké, de justicia como derecho, ley que crea la
comunidad de ciudadanos, no como el themis homérico de justicia identificada con las costumbres
aristocráticas. La justicia combate la hybris, la desmesura que destruye el orden interior el orden
social.
En la antigua Polis

En la antigua polis de Esparta la educación pretendía formar a los ciudadanos en las destrezas de
la guerra y en la participación en la vida civil y política de la ciudad. El ideal de hombre a formar se
basaba en la obediencia, la disciplina, la templanza, la sobriedad, la austeridad en la vida cotidiana
y la resistencia al dolor y al sufrimiento. Aquellos espartanos que conseguían disciplinar el alma y
el cuerpo en este modelo, desarrollaban un sentimiento de honor, una especie de orgullo de casta
social y de patria, que se manifestaba en conductas llenas de lealtad y fidelidad mutua, de respeto
y veneración a los ancianos.

Estos objetivos educativos adquieren significado cuando se enmarcan en el contexto social e


histórico de Esparta. Este modelo educativo se aplicaba solamente a unas 9.000 personas, una
minoría que disfrutaba de derechos civiles y políticos gracias a que eran los descendientes de los
dorios que invadieron y conquistaron Laconia, el valle del río Eurotas, en el siglo X a. C., y
sometieron a la esclavitud a sus habitantes aqueos y mesenios. Estos esclavos o ilotas, eran junto a
los periecos -los trabajadores libres que se dedicaban al comercio, a la artesanía y a la agricultura-
la mayoría de la población y, sin embargo, carecían de derechos y estaban sometidos a la minoría
espartana que habitaba el interior de la polis. Durante los siglos VIII y VII a. C. estallaron las
Guerras mesenias en las que los ilotas se rebelaron sin éxito. Los espartanos, ante estas
experiencias, desarrollaron un Estado militar y una estructura social y educativa basada en el
adiestramiento en el manejo de las armas, en las virtudes de obediencia, austeridad y disciplina
propias del guerrero; trataban de estar alertas y preparados ante cualquier levantamiento de sus
esclavos; posteriormente, esta preparación convertiría a Esparta en potencia hegemónica de
Grecia durante las guerras contra los persas.

El proceso educativo se iniciaba en el mismo momento del nacimiento, en un acto de eugenesia


cuando los ancianos examinan el recién nacido y determinan si debe vivir o morir; un bebé sano
y robusto sería un buen guerrero o una madre que engendraría en el futuro nuevos y fuertes
espartanos; por el contrario, si observaban que estaba enfermo o consideraban que sus taras
físicas le impedirían cumplir sus deberes como espartano, lo condenaban a ser arrojado a un
profundo foso.

La crianza, física y moral, hasta los siete años de edad estaba a cargo de la madre; cuando, niños y
niñas, cumplían los siete años y hasta los treinta, el Estado asumía su educación. Se consideraba
que los hijos no eran propiedad de sus padres, sino de la polis, de la comunidad. La escuela se
organizaba como un cuartel militar: el campamento (la polis) estaba a cargo del Eforo de
educación; los batallones a cargo del próteros, las compañías mandadas por un boagós, y una
polícia militar de castigo imponía sanciones y disciplina (los mastigórofos). Durante la infancia (de
7 a 18 años), la corta adolescencia (de 18 a 20 años) y la juventud (hasta los 30 años), los
espartanos recibían una dura formación física y militar que los preparaba para la guerra. Se
completaba con una educación moral y cívica que, llegada la edad adulta, les permitía
incorporarse a la vida ciudadana y política. Formaban parte de la minoría que regía los destinos de
Esparta en las diversas instituciones políticas: los Éforos, que ejercían el poder ejecutivo y elegía la
Diarquía o dos reyes; la Gerusía o consejo de ancianos que proponía leyes y decisiones a la Apella,
la asamblea popular de varones adultos. Esta doble vertiente, militar y cívica, reducía la formación
intelectual a un aprendizaje elemental de la lectura, de la escritura, del cálculo y a la memorización
de las obras de Homero; un exceso en estos contenidos podía dañar el espíritu de obediencia que
debe guiar a un guerrero. Como tenían a una masa de esclavos y trabajadores a su servicio, los
espartanos despreciaban y rechazaban de manera absoluta el aprendizaje y la práctica de oficios y
artes mecánicas.

Paideia ateniense

Atenas representa el origen de la democracia, el esplendor de la civilización griega durante el siglo


V a. C., época en la que crearon sus obras los grandes filósofos Sócrates y Platón, los trágicos
Esquilo, Sófocles y Eurípides, los historiadores Tucídides y Heródoto y el escultor Fidias.

El modelo educativo ateniense resume aportaciones de las diversas paideias griegas; de la


homérica recibe el enfoque aristocrático concebido como nobleza espiritual más que de grupo
social, de una areté de doble vertiente, espiritual y física, extendida a todos los ciudadanos.
Hesíodo amplía el carácter democrático que debe tener la educación, un derecho y una obligación
para todos los ciudadanos, cuyo trabajo privado, en su ámbito profesional se valora por su
importancia en la construcción de la comunidad, de la polis. De esta raíz popular deriva el
concepto de justicia -diké- como ley o derecho elaborado por el conjunto de ciudadanos; cualquier
violación de la ley -el desprecio del derecho- causa una honda perturbación en el ámbito privado
de la persona y en la sociedad. Atenas toma de Esparta el sentido comunitario que impregna la
educación y la vida cotidiana de los espartanos que cumplen con agrado y obediencia sus deberes
en la gestión pública de los asuntos de la polis. De la paidea jónica nace en Atenas el concepto de
libertad ciudadana, de una educación cívica y política que ha de formar buenos ciudadanos
mediante el ethos (carácter) de respeto a la ley surgida, elaborada, por la comunidad. A todas
estas aportaciones previas, los atenienses suman su búsqueda del equilibrio entre la comunidad y
el individuo, y una educación cívica que fomente la honestidad, la decencia y el respeto de las
leyes de la polis.

No hay que olvidar que, pese al avance que supuso la democracia ateniense, solo disfrutaban de
derechos cívicos y políticos los ciudadanos, y éstos eran una minoría que excluía a los extranjeros o
metecos, a las mujeres y a la masa de esclavos que trabajaban para sus democráticos amos.

Las nómoi, las leyes que elaboran los ciudadanos para proteger el bien común, son el fundamento
de la vida política ateniense y, por tanto, de la educación. En las escuelas elementales, en los
gimnasios y en los simposios -banquetes donde los ancianos transmitían la sabiduría a los
jóvenes-, en todas estas instituciones educativas se pretendía formar buenos ciudadanos
educados en el respeto y la comprensión de la ley, debían conocer y entender los motivos que
justificaban y convertían en sagradas las leyes: el Estado descansaba en el libre sometimiento de
los ciudadanos a las leyes que la comunidad elaboraba a través de la participación en el gobierno
de la polis. Fundamental era el objetivo de comprender los conceptos de eunomía, isonomía y
eukosmía; el ciudadano debía comprender que las leyes eran buenas, las mejores (eunomía)
porque se basaban en la justicia (diké), era leyes justas para todos los ciudadanos, ellos habían
participado en su creación. El igualitarismo ateniense se manifestaba en el carácter de la isonomía,
las leyes eran idénticas para todos los ciudadanos y, además, garantizaban el orden cósmico, eran
el soporte del mundo, de la sociedad y del inviduo.

La formación del ciudadano debía, por tanto, de ser moral, espiritual, formar al alumno en la
mentalidad de servicio a la polis, y a la vez física. La educación del cuerpo y del alma, la
Kalokagathía, tomaba de Homero la areté física, a cargo de los paidotribes, en la que la educación
gimnástica fortalecía y embellecía el cuerpo, a la vez que ayudaba a formar guerreros que
defendieran la polis en caso de guerra. La areté espiritual, impartida por los citaristas, daba gran
importancia a la poesía, la danza y la música, cumplían un papel de catarsis, purificaban y
transformaban el alma de los alumnos. Antes de acceder a esta formación superior, los niños
recibían los rudimentos de lectura, escritura y cálculo en las escuelas a cargo del maestro
grammatista.

Enkiklios paideia helenística

A la decadencia de la polis en el siglo IV le siguió el esplendor del helenismo en todo el ámbito del
Mediterráneo oriental. Alejandro Magno, entre el 332 a. C. y el 323 a. C., conquista Grecia y crea
un inmenso imperio desde el río Nilo hasta el río Indo; a su pronta muerte, sus generales se
reparten sus dominios y nacen los reinos helenísticos en los que la lengua griega se convierte en
koiné, lingua franca y de cultura. Cuando Roma domina estos territorios, la cultura griega se
convierte en referencia de civilización y refinamiento para las élites romanas, los artistas copian las
esculturas de Fidias, Praxíteles o Mirón (copias que hoy se catalogarían de plagio y, sin embargo,
son las únicas que nos han llegado a la actualidad, nos permiten admirar la belleza y grandiosidad
de la escultura griega), aprenden la lengua griega, admiran la filosofía platónica y aristotélica, las
escuelas cínicas y estoicas. También el modelo educativo griego, en especial de su etapa final
helenística influye en Roma, Cicerón será quien adapte la paideia griega a la humanitas romana.
La enkilios paideia helenística aporta una sistematización y organización de los saberes escolares.
El carárter encíclico, enciclopédico de este modelo educativo se manifiesta en un plan educativo
que distribuye los contenidos en varias etapas sucesivas, entre las que destaca el núcleo formativo
de la adolescencia, auténtico conjunto de materias organizadas y sistematizadas con el fin de
dotar al estudiante de una formación completa e integral tanto física -cuidado del cuerpo- como
intelectual y cultural, una clara aplicación de la areté homérica, la kalokagathía, la educación del
cuerpo y del alma.

La crianza, o trophé, del nacimiento hasta los 7 años de edad, se realiza en el hogar. La madre, en
ocasiones un aya o nodriza, o un pedagogo, enseñan al párvulo (népios) las costumbres griegas y
las virtudes morales.

La paideia infantil se desarrolla entre los 7 y 14 años en Atenas, hasta los 18 en Esparta. El niño
(país) se educa en la areté física y espiritual. Recibe formación gimnástica con el objetivo de
desarrollar, fortalecer y embellecer su cuerpo: práctica la lucha en la palestra, el paidotribes
(maestro) le enseña los fundamentos deportivos del penthatlon de salto, carrera, lucha,
lanzamiento de disco y lanzamiento de jabalina. La formación poética y musical se inicia con las
primeras letras que le inculca el grammatista o maestro de escuela elemental; adquiere los
rudimentos de la lectura, la escritura y el cálculo. Aprende a leer mediante un método alfabético
(identifica las letras, descodifica los símbolos que suponen las grafías y poco a poco se inicia en la
lectura de palabras y oraciones), a escribir trazando letras con estiletes sobre tablillas, copiando
modelos escritos del maestro en pergaminos. El canto y la música, que tienen un efecto moral,
catártico, transformador del espíritu, se imparte a cargo del citarista (khitaristés), el niño aprende
a tocar instrumentos musicales como la flauta, la cítara y la lira; la lectura y memorización de
poesías de contenido moralizante y ejemplar completan la formación moral del alumno.

Una vez se entra en la adolescencia, en la efebía para los atenienses, entre los 16 y 20 años, la
melestrenia para los espartanos de 18 a 20 años, el alumno recibe la enkiklios paideia, el núcleo
fundamental de la formación y la cultura que le guiará durante su vida. Amplia los contenidos de la
educación infantil y aporta nuevas materias de mayor complejidad, pero sigue bajo el concepto de
la kalokagathía homérica, la areté física y la areté espiritual. En el gimnasio continúa el aprendizaje
del penthatlón, en la palestra aprende los secretos de la lucha, del manejo de las armas y el arte
de la equitación, conjunto de disciplinas que se conoce como pancration. La areté espiritual se
centra en una amplia y profunda formación intelectual en unas materias organizadas y
estructuradas en dos grupos que, en la Edad Media cristiana, constituirán el Trivium (gramática,
retórica y dialéctica) y el Cuadrivium (aritmética, astronomía, geometría y música). En la gramática
se estudia un canon literario que incluye los épicos Homero y Hesíodo, los trágicos Esquilo,
Sófocles, Eurípides, los historiadores Heródoto, Tucídides y Jenofonte, los poetas líricos Safo y
Píndaro, los 10 oradores áticos y Demóstenes. Practican un método didáctico que se inicia con la
lectura y resumen y crítica del texto, seguidos de la exégesis o comentario del maestro,
finalmente, el alumno razona su propio juicio crítico (krisis) y practica ejercicios de composición
literaria mediante los redacta poemas épicos, líricos, textos teatrales y oratorios.

La retórica enseña el arte de embellecer el lenguaje escrito o hablado con el fin de deleitar,
persuadir o conmover. El primer paso es la creación de las ideas que se expondrán en el discurso,
éste debe seguir un procedimiento bien definido, se inicia con un exordio o preámbulo en el que el
orador justifica el interés y capta la atención del oyente o del lector; la narración de las ideas debe
seguir una argumentación clara, con momentos de digresión y peroración. No solamente es
importante el contenido del discurso, también hay que cuidar la elocución y la acción del orador;
la elocución -la manera de hablar- será brillante, correcta, adecuada al sujeto que escucha y al
objeto que se expone, mantendrá unas formas básicas de humildad, respeto, atemperada y, sin
embargo, sublime. El orador cuidará con esmero la pronunciación, la entonación, la modulación de
la voz, sus ademanes y gestos con las manos y el cuerpo.

Junto a este aprendizaje de los fundamentos teóricos de la retórica, el alumno practicará


redactando sus propias composiciones en las que imitará los modelos formales de epitalamios,
oraciones fúnebres, discursos, etc. Antes deberá haber analizado el canon de la retórica,
compuesto por Demóstenes y los Diez Oradores Áticos, habrá desarrollado ejercicios en los que
comparaba autores y textos, describía sus ideas y técnicas particulares, identificaba las tesis de
cada uno, y finalizaba con un debate o discusión con el resto de compañeros.
Este proceso de aprendizaje se completaba con la dialéctica que enseñaba a l adolescente los
métodos de razonamiento filosófico para entender y comprender el mundo.

La enseñanza continuaba en la edad adulta, con una educación que hoy diríamos superior,
destinada a la formación de profesionales como médicos y arquitectos, y en una profundización en
las artes de la retórica mediante el método sofista, y la incorporación de la filosofía como saber
supremo, a cargo del filósofo que aplica el método socrático. LA

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