Goce Otro
Goce Otro
Goce Otro
SIEMPRE OTRO
jueves, 30 de marzo de 2017
Hace cien años Freud leyó, con su teoría de la castración como organizadora de
virginidad (1). Eso le permitió explicar por qué en ellas se confiaba a un tercero,
Freud añade sin embargo que el tabú de la virginidad en estas culturas forma
parte de una vasta trama que afecta a la vida sexual en general. “No solo el
primer coito con la mujer es tabú. Casi podría decirse que “la mujer es en un
todo tabú” (2). Los grupos crean toda una serie de preceptos para evitar a la
mujer. Sitúa un “horror básico a la mujer” (3) que remite al hombre a su propia
castración no solo porque ella está castrada sino porque podría castrarle en su
Me pregunto si no podemos darle una vuelta a esto y pensar, con las enseñanzas
reglas que vienen a regular la relaciones entre los sexos, que en el mundo
humano nunca son “naturales” sino que están organizadas por la cultura(4) sino,
en particular, la vida erótica de la mujer: la tendencia a hacerla entrar en un
régimen fálico universal parece una constante. Como señala en algún lugar un
Otro barrado, o de evitar la “furia” femenina, sino de evitar, para ambos sexos,
dicha alteridad, son tendencias estructurales a tratar ese goce Otro que, a
Pero, ¿por qué seguir llamando goce femenino a este goce Otro? Hacerlo favorece
¿No sería mejor decir goce no-todo fálico o goce del cuerpo frente al goce fálico,
fuera de cuerpo?
directamente con este último mientras que los hombres tenderían más
femenina, más o menos exitoso, como lo es la posición viril. Ambas, son “vir”, dic
el pensamiento sobre esta cuestión. Él señala que el Otro goce, es decir, el que no
está referido al objeto (siempre en relación con el régimen fálico) sino a S(A
barrado), es el principio general del régimen del goce, para ambos sexos, en tanto
real sin ley, que marcará el régimen de la iteración del goce Uno para
ese parlêtre. Entiendo que el Otro goce de las fórmulas inspira o sienta las bases
para pensar este real sin ley, que no responde a la palabra. Ambos tiene el mismo
masculina, podemos pensar que ambas son solo dos maneras distintas para el
imposible de ese goce Otro acarrea para todos: taponando ese agujero con el
sentido fálico o no taponándolo del todo. Por eso un análisis tiene que ir más allá
del falo y del objeto, es decir de la castración, si nos manejamos con la teoría
del sinthome.
Notas:
3. Idem.
Con la tal Hadewijch pasa como con Santa Teresa: basta con ir a Roma y ver la
estatua de Bernini para comprender de inmediato que goza, sin lugar a dudas.
Este “movimiento del alma” que irrumpe súbitamente no es sin embargo algo
aislado del cuerpo sino más bien un acontecimiento de cuerpo, en principio como
tal fuera de sentido. El sujeto vive lo que le sucede con ajenidad. Las palabras,
para coger un término de la época, huelgan. Ante lo real que acontece en el
cuerpo, lo simbólico está de huelga, no alcanza para decirlo. El sentido viene
después y pacifica. Las indicaciones del confesor, enmarcan el acontecimiento y
le dan sus coordenadas simbólicas. Veni creator, el cuerpo deviene receptáculo
del amor de Dios. Así como Lacan señala "solo hay acontecimiento de un decir"
(5), marcando el encuentro entre la lengua y el cuerpo.
En el mismo "Libro" (6), Teresa describe así los arrobamientos:
Acá no hay sentir, sino gozar sin entender lo que se goza. Entiéndese que se
goza un bien, adonde junto se encierran todos los bienes, más no se comprende
este bien. Ocúpanse todos los sentidos en este gozo, de manera que no queda
ninguno desocupado para poder ocuparse en otra cosa exterior ni interiormente.
Ella declara que por un lado no hay diferencia (7) entre los distintos estados en
los que entra, señal todos ellos de su relación con Dios:
Querría saber declarar, con el favor de Dios, la diferencia que hay de unión o
arrobamiento o elevamiento, o vuelo que llaman de espíritu o arrebatamiento,
que todo es uno. Digo que estos diferentes nombres son la misma cosa y
también se llama éxtasis.
Sin embargo, sí hay cierta gradación entre dichos estados (8). Dice así de los
arrobamientos:
Podemos leer, con la ayuda de Aún, los distintos estados descritos por la mística,
ya sean de deleite o de sufrimiento, siempre extremos, como algo que pone en
juego sin duda alguna el goce del cuerpo.
En este seminario, Lacan introduce este último señalando la ambigüedad
significante que produce el genitivo: el goce del cuerpo, se puede leer con una
nota sadiana como un gozar del cuerpo, o como una nota extática, subjetiva,
indicativa de es el Otro el que goza (9).
Precisemos: la segunda interpretación del genitivo da una nota subjetiva a algo
asubjetivo como es el acontecimiento de cuerpo. En la atribución del goce al
Otro, el sujeto da un sentido a un acontecimiento radicalmente Otro, y por
definición acéfalo. A través de dar sentido a este goce del cuerpo, como algo
generado por el amor de Dios, lo que pasa en el cuerpo se puede pensar, es
decir, subjetivar, y deviene una experiencia, mística.
En Aún, Lacan lee el goce místico en términos de goce femenino, el cual excede
el goce fálico. Los sujetos que dicen experimentarlo guardan un silencio sobre
ello que Lacan califica de estructural: lo sienten pero no pueden decir nada (10).
Lo único que se sabe de este goce, añade Lacan, es que se experimenta como
viniendo de afuera, como goce del Otro.
Pero el goce del Otro, añade, no existe. En la mística, empieza a existir cuando
queda capturado en el circuito de los efectos de sentido de las palabras de amor:
hay un efecto de sentido que se llama amor destinado a pasar del “se goza” al
“se goza del Otro”, a hacer creer en el goce del Otro. Es preciso que el “le amo”
borre, o al menos vele, el “se goza”.
Los místicos identifican a Dios con este goce inefable que creen procede del Otro
y así hacen existir a Dios y lo sustentan con su decir. Si bien Lacan califica la idea
del goce divino de “divertimento místico” (11) podemos decir que el amor de
Dios vuelve soportable ese goce ilimitado en el cuerpo. El dolor, los estertores,
los arrebatos, los éxtasis, son los signos en el cuerpo de la experiencia de Dios,
experiencia inefable que intentan elaborar con el saber adquirido o a través de la
escritura, la cual apunta a alcanzar, a través de las retorsiones, del forzamiento
del lenguaje, un más allá.
Notas:
1. Sobre las beguinas, en este mismo
blog: http://www.elblogdemargaritaalvarez.com/2010/05/dante-y-beatriz-las-
beguinas-el-amor.html
2. Lacan, Jacques: El Seminario, libro XX: Aún (1972-1973). Buenos Aires, Paidós,
1989, p. 92.
3. Se puede escuchar una versión de este himno del siglo IX atribuido a Rábano
Mauro en el siguiente enlace:
http://gloria.tv/media/vuhSiQiZZuL
4. Santa Teresa de Jesús: “Libro de la Vida”, V, 24-7,8. En: Obras
Completas. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1997, pp. 180-181.
5. Lacan, Jacques: Le Séminaire, livre XXI: Les non dupes errent (1973-1974),
clase del 18 de diciembre de 1973. Inédito.
6. Op. cit., V, 18 -1, p. 131.
7. Op. cit., V, 20, 1-3, p. 145.
8. Op. cit., p. 146.
9. J. Lacan, Aún, op. cit., p. 33.
10. Op. cit., pp. 73 y 92.
11. J. Lacan. Le savoir du psychanalyste, charla del 3.2.1972. Publicada como
cap. 5 de El Seminario XIX:… o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012. La cita está en
la p. 72.
12. J. Lacan, Aún, op. cit., p. 115.
13. Lacan, Jacques: El Seminario, libro XVI: De un Otro al otro (1968-1969).
Buenos Aires: Paidós, 2008.
14. Miller, Jacques-Alain: L’être et l’Un, curso de la orientación lacaniana 2010-
2011, sesión del 2 de marzo de 2011, inédito. Clase publicada en
Revista Freudiana 61. Barcelona: Comunidad de Cataluña ELP, 2011.