Predica
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ASPECTO ESPIRITUAL
Porque yo, Jehová, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres
os apartáis de mis leyes y no las guardáis. ¡Volveos a mí y yo me volveré a vosotros!, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Pero vosotros decís: ‘¿En qué hemos de volvernos?’. ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y
aún preguntáis: ‘¿En qué te hemos robado?’. En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque
vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa: probadme
ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la
tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Todas las naciones os dirán
bienaventurados, porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. (Malaquías 3:6–12)
NO ROBAR A DIOS
«Me habéis robado [...] malditos sois con maldición», dice la Palabra de Dios.
No es Dios quien nos maldice. El que no diezma se maldice a sí mismo, y con doble maldición. No es el Señor quien
nos maldice sino nosotros mismos, a través del pecado y la desobediencia.
PROBAR AL SEÑOR
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa: probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a
ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. (Malaquías
3:10)
Rinde más el 90% con la bendición de Dios. Sin embargo, la mayoría no cree esta palabra, es decir, venden la
primogenitura por un plato de lentejas, por el 10% de lo que ganan, y que en lugar de entregar a Dios prefieren
guardar; se pierden que Dios les abra las ventanas de los cielos y derrame bendición sobre ellos hasta que sobre. Esta
es una palabra para nosotros, y también para la nación. Si nos volvemos a Dios, él abrirá la ventana de los cielos y
derramará bendición. ¿Lo creemos? Este es uno de los pocos lugares (quizás el único) en la Palabra de Dios donde el
Señor dice que lo probemos. Es casi un desafío: «Pruébenme, desafíenme, pónganme a prueba... Si ustedes son fieles
en los diezmos, yo derramaré bendición sobre ustedes». El dinero no es lo más importante en la vida; sin embargo,
Dios le da un lugar importante en su Palabra, a tal punto que nos desafía a que lo probemos. Parece irreverente.
¿Cómo voy a probar yo a Dios? Sin embargo, Dios dice que ponga a prueba su fidelidad.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será
estéril, dice Jehová de los ejércitos. (Malaquías 3:11)
Esto es interesante, porque muchos han sido robados porque han robado a Dios. En el momento en que usted roba,
abre la puerta para que el diablo lo robe. Hoy es común escuchar que cuando un hijo de Dios no prospera, es porque
está en pecado o fuera de la gracia de Dios. No dice eso la Palabra de Dios; más bien, declara que en el mundo
tendremos aflicción.
SEREMOS BIENAVENTURADOS
La Palabra dice que probemos a Dios llevando recursos a su casa. Él se ocupará de nuestra necesidad si nosotros nos
ocupamos de las cosas del Señor. No le quepa la menor duda de que Dios lo cuidará, porque él sabe qué cosas usted
necesita. Probemos a Dios y seremos bendecidos hasta que sobreabunde. Dios cuidará nuestro trabajo y nuestros
bienes, reprenderá al devorador, nos cubrirá y seremos bienaventurados; otros desearán ser prosperados como
nosotros, porque siempre que obedeció al Señor, su pueblo fue prosperado.
TESTIMONIO DEL AUTOR….. finalmente se cumplió lo que tantas veces he predicado: rinde más el 90% en
obediencia que el 100% sin la bendición del Señor
SOMOS PRIVILEGIADOS
Dios bendecirá su vida en la medida en que tenga fe y le entregue no solamente el diezmo sino el primer lugar en
todo. Él se ocupará de nosotros. Esa es la prosperidad del Evangelio: a los que a Dios aman, todas las cosas les
ayudan a bien. Dios ama al dador alegre. Somos privilegiados porque, aunque es el dueño del cielo y de la tierra, Dios
nos usa a nosotros y a nuestros recursos para extender su reino. La ley en el mundo es «sálvese quien pueda». Los
cristianos debemos decir: «Señor, tú eres lo primero, lo más importante. Nuestra confianza está puesta en ti. Estás
por encima de las circunstancias. Las circunstancias no pueden vencernos, porque el Victorioso vive en nosotros».
ASPECTO PRACTICO
Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rinda tu campo cada año. Comerás delante de Jehová,
tu Dios, en el lugar que él escoja para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las
primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová, tu Dios, todos los días. Si el camino
es tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido para poner en él
su nombre, cuando Jehová, tu Dios, te haya bendecido, entonces lo venderás, llevarás el dinero contigo e irás al lugar
que Jehová, tu Dios, escoja. Allí entregarás el dinero por todo lo que deseas: por vacas, por ovejas, por vino, por sidra
o por cualquier cosa que tú desees. Comerás allí delante de Jehová, tu Dios, y te alegrarás, tú y tu familia.
(Deuteronomio 14:22–26)
INDEFECTIBLEMENTE
No diezmamos según nuestro ánimo o según el proyecto de la iglesia, lo hacemos porque es voluntad de Dios y su
Palabra lo ordena. En muchas oportunidades nos manejamos por sentimientos: siento amar al hermano, no siento
asistir al culto; sin embargo, a la voluntad de Dios hay que obedecerla siempre, sintamos o no el deseo de hacerlo.
DEL PRODUCTO
Esto significa que diezmamos de la ganancia que hemos tenido. En el caso de quienes tienen un comercio o pagan
determinados costos para realizar su trabajo, se refiere a la ganancia real, no a la facturación total.
EL LUGAR
¿Dónde diezmamos? El lugar es la iglesia local, el espacio que Dios eligió para que usted lo alabe y le sirva. ¿Qué
significa esto? Significa que no debe dar su diezmo a una persona o a un ministerio: el diezmo es para la iglesia.
El diezmo es para la congregación y las ofrendas son para sembrar donde uno quiere. Si con mi diezmo ayudo a una
persona de la calle, en realidad la que está ayudando a esa persona es la iglesia, en forma indirecta. Es muy fácil
ayudar a los demás con recursos que no son de uno. El diezmo no es mío, es de Dios, por lo tanto, quien lo
administra es el Señor a través de la iglesia, no yo.
DE QUÉ
El pasaje que leímos en Deuteronomio dice: «…de tu vino, de tu sidra, de tu grano…». Esto significa de mi sueldo, de
mis horas extras, de mi aguinaldo, de una indemnización, de un juicio, de una herencia... de todo.
PARA TERMINAR
Lo primero que quiero aclarar es que no debemos adherir a la teoría de que, si damos tanto, recibiremos tanto. Con
Dios no se negocia. Se lo puedo asegurar yo, que he negociado mucho en mi vida. No es verdad que si pone $1000 el
Señor le va a dar $100 000. No se trata de un juego o una apuesta, que si doy $10 y si sale mi número, cobro un
premio diez veces mayor. Dios ama al dador alegre, al que da de corazón. Por supuesto que Dios multiplica, pero
solo cuando uno da desinteresadamente. La providencia de Dios viene como consecuencia, cuando hemos
diezmado y ofrendado porque amamos al Señor, porque nos sometemos al señorío de Cristo en todas las áreas,
incluso en la económica.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más
importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. (Mateo
23:23)
Algunos sostienen que el diezmo era solo para el tiempo de la Ley, del Antiguo Testamento, y que como ahora
estamos bajo la gracia, ya no tiene validez. Sin embargo, en este pasaje Jesús reivindica el diezmo: es necesario hacer
justicia y misericordia, sin dejar de hacer aquello (el diezmo). Por lo tanto, el diezmo continúa vigente en nuestros
días. Tal vez parezca un poco materialista, pero en los diezmos y ofrendas se demuestra de manera concreta nuestro
compromiso y entrega al Señor. LOS DIEZMOS SON UN BUEN TERMÓMETRO PARA MEDIR EL ESTADO ESPIRITUAL
DE UNA IGLESIA. ES MUY COMÚN ESCUCHAR A LA GENTE ORAR «TE AMO, ESTOY DISPUESTO A DAR MI VIDA POR
TI», PERO DESPUÉS NO SON CAPACES DE OFRENDAR TIEMPO NI DINERO, Y MUCHO MENOS PONER EL DIEZMO EN
LA IGLESIA.