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Profesores: Octavio Rivero y Luis Santiago

EL MENTAL RESEARCH INSTITUTE (M.R.I.)

LA ENTREVISTA CENTRADA EN EL PROBLEMA

Hemos de citar un lugar, Palo Alto, en California, y algunos autores: D.


Jackson, P. Watzlawick, R. Fish, J. Weakland, J. Segal, V. Satir; cuando nos
referimos a la entrevista centrada en el problema, y estamos hablando del
MENTAL RESEARCH INSTITUTE, una de las instituciones de psicoterapia
más emblemáticas de los EEUU.
Se fundó, alrededor de 1959, por iniciativa de Donald Jackson. Comenzó
como una rama de la fundación de investigación médica de Palo Alto, y se
estructura con la finalidad de realizar una investigación sobre esquizofrenia.

En 1966, estos autores ya citados y algunos más, de variada procedencia


disciplinar y que habían venido colaborando durante años con este instituto
se plantean: “qué posibilidad había de abreviar los tratamientos y de
que el terapeuta fuese lo más operativo en lo pragmático,
encontrando respuestas y soluciones rápidas a los problemas
humanos”.
Para resolver esta cuestión, estos autores se dedicaron a estudiar
situaciones históricas, sociales, políticas y también personales, sin salida
aparente, y cuyos protagonistas acabaron resolviéndola con éxito.
Encontraron una regularidad en todas ellas: lo que ellos percibieron como la
clave del éxito era que alguno de los protagonistas de la historia había
puesto en práctica una solución, aparentemente, contraria al sentido
común.

Citaremos varios ejemplos que clarifican este punto:

 Cuando en 1334 Margarita Maultasch, duquesa de Tirol, cercó el castillo


de Hochosterwitz en la provincia de Carintia, sabía muy bien que la
fortaleza, situada en una roca increíblemente escarpada se elevaba sobre
todo el valle, era inexpugnable a un ataque directo y que se rendiría tan
sólo a un prolongado sitio. Llegó un momento en el que la situación de
los defensores se hizo crítica: no les quedaban más víveres que un buey
y un par de sacos de cebada. La situación de Margarita se estaba
convirtiendo en igualmente apremiante, si bien por razones distintas: sus
tropas comenzaban a indisciplinarse, el sitio no parecía vislumbrar un fin
y tenía también urgentes asuntos militares en otros puntos. En tal
situación, el comandante del castillo decidió una acción desesperada, que

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debió aparecer como una locura a los ojos de sus hombres: hizo sacrificar
el último buey que le quedaba, rellenó su cavidad abdominal con la
cebada restante y ordenó arrojar el cuerpo del animal, monte abajo,
hasta un prado situado frente al campamento enemigo. Tras recibir tan
despectivo mensaje, la duquesa, presa del desánimo, abandonó el sitio
de la fortaleza y partió con sus tropas.

 El siguiente ejemplo será en clave de humor.

Dos monjas salieron del convento a vender galletas. Una era la hermana
Matemática (M) y otra la hermana Lógica (L)
 M: está empezando a caer la noche y aún estamos muy lejos del convento.
 L: Hermana, ¿se ha dado cuenta de que nos sigue un hombre hace media
hora?
 M: Sí, y ¿qué será lo que quiere?
 L: Es lógico. Nos querrá violar.
 M: ¡Dios mío! Calculo que si continuamos caminando a este ritmo, nos
alcanzará dentro de 15 minutos. ¿Qué podemos hacer?.
 L: ¡La única cosa lógica que podemos hacer es caminar más rápido!
 M: ¡No está funcionando!.
 L: ¡Claro que no! ¡El hizo la única cosa lógica que se podía hacer! ¡El
comenzó también a caminar más rápido!
 M: Y ahora, ¿qué vamos a hacer?. ¡Calculo que nos alcanzará en un minuto!
 L: La única cosa lógica que podemos hacer es separarnos. Usted vaya por
aquel lado, y yo para este otro. ¡No podrá seguirnos a las dos!.
 Entonces el hombre decidió seguir a la hermana Lógica.
 La hermana Matemática llegó al convento, preocupada de lo que pudiera
haberle ocurrido a la hermana Lógica. Al cabo de un rato, llegó la hermana
Lógica.
 M: ¡Hermana Lógica! Gracias a Dios que llegó. Cuénteme qué ocurrió.
 L: Ocurrió lo lógico. El hombre no podía seguir a las dos, por lo que optó por
seguirme a mí.
 M: ¿Y qué ocurrió después?
 L: ¡Lo lógico! Yo comencé a correr lo más rápido que pude, y él también.
 M: ¿Y?
 L: De nuevo, lo lógico. Me alcanzó.
 M: ¡Dios mío! ¿Y qué hizo usted?
 L: Hice lo lógico. ¡Me levanté el hábito!
 M: ¡¡¡ Dios Mío, Hermana!!! ¿Y qué hizo el hombre?
 L: El también hizo lo lógico. ¡Se bajó los pantalones!
 M: ¡Oh, no! ¿qué ocurrió después?
 L: ¿Acaso no es obvio, hermana? ¡Una monja con el hábito levantado corre
mucho más deprisa que un hombre con los pantalones bajados!

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Reflexionando en torno a todo esto, fue como llegaron a la conclusión,


que el problema no era la queja, sino la forma de intentar solucionarla.
Cuando una persona quiere cambiar algo indeseable para ella, o desea
conseguir un determinado objetivo, pone en marcha procedimientos,
“intentos de solución”, que considera, desde su forma de pensar, los más
apropiados, los más lógicos, los más correctos. Cuando actuando de esta
manera, consigue lo que desea, o soluciona aquello que le preocupa,
perfecto, no llega a definirse un problema, y esta persona seguirá
empleando esa misma solución ante nuevos eventos similares al que ha
resuelto. Pero, cuando empleando dicha solución, no llega a resolver
aquello que le preocupa, o no llega a conseguir aquello que desea, las
personas no solemos pensar que el problema está en la solución, ya que
esto va en contra del sentido común, sino que solemos atribuir el fracaso,
a que no lo hemos intentado lo suficiente, así lo normal es volver a
aplicar la misma solución, y si tampoco lo solucionamos, aplicamos el
mismo tratamiento, así una tercera, una cuarta, una vigésima vez, ..., a
esto, es a lo que los autores, del M.R.I. llaman una “pauta redundante
de intentos de solución ineficaces”, lo que también conocemos como
el “más de lo mismo”, que es la definición de problema que utiliza la
Terapia Familiar Breve, que nace a raíz de estos estudio en 1967, cuando
se crea el Centro de Terapia Breve del Mental Research Institute.

Pauta redundante

Además de este reductor de información, en cuanto a la forma ver el


problema, desde el M.R.I. se plantea otro potente reductor de información,
ver cuál es el denominador común que tienen los intentos de solución que
emplean las familias, y concluyen que existen cinco denominadores
comunes, dos de ellos individuales, es decir, tienen que ver con uno mismo,
con como intenta una persona solucionar cosas que le suceden a él mismo,

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y otros tres que son relacionales, es decir que hacen falta al menos dos
personas, que se dan en la interacción entre los mismos. A continuación los
describiremos brevemente:

1. Intento de forzar algo que sólo puede ocurrir espontáneamente:

En este denominador encajarían todos los intentos de control sobre: los


comportamientos fisiológicos ( ansiedad, insomnio, la respuesta sexual,
dolor, apetito, ...), la mayor parte de los sentimientos (tristeza, ánimo,
amor, irritación, ...) y los pensamientos no deseados o ideas no deseadas (
dejar de pensar en ..., me esfuerzo por no acordarme de ...)
Lo que tienen en común el tipo de solución intentada es el “esforzarse
por...”

2. Intento de dominar un acontecimiento temido aplazándolo:

En este denominador encajarían todos aquellos diagnósticos tipo: fóbia,


timidez, bloqueos en la escritura, bloqueos en el rendimiento, ...
Lo que tiene en común el tipo de solución intentada es el “prepararse
para ...”

3. Intento de llegar a un acuerdo mediante una oposición:

En este denominador encajaría cualquier conflicto en una relación


interpersonal centrado en temas que requieran una mutua colaboración,
tipo: riñas conyugales, conflictos padres e hijos, relación con adolescente
rebelde, disputas entre compañeros de trabajo, ...
Lo que tienen en común el tipo de solución intentada es “exigir a ...”

4. Intento de conseguir sumisión a través de la libre aceptación:

En este denominador encajarían algunas situaciones como: problemas


conyugales, problemas educativos con los hijos, esquizofrenia, ... son todas
aquella situaciones en las que una persona quiere que otro haga algo, pero
no porque se lo pida, sino que quiere que salga de ella “lo que quiero es que
haga los deberes, pero lo que realmente quiero es que él quiera hacer los
deberes”.
Lo que tienen en común el tipo de solución intentada es el “quiero que
quiera ...”

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5. Confirmación de las sospechas del acusador mediante la


autodefensa:

En este denominador encajan todas aquellas situaciones relacionales


marcadas por la desconfianza, tipo: celos, consumo de alcohol u otras
sustancias, y también la hipocondría. Son todas aquellas situaciones en las
que el acusador pide explicaciones pero estas no le valen, más bien al
contrario, lo hacen sospechar aún más, y vuelve a la carga.
Lo que tiene en común el tipo de solución intentada es “cuando sepa
paro”.

Desde este modelo, además de reducir al máximo la información necesaria


para plantear intervenciones y fomentar el cambio, han planteado que el
terapeuta no tiene que reestructurar todo el sistema familiar, no tiene por
qué solucionar todos los problemas, el terapeuta debe iniciar un proceso
de cambio, debe buscar cual es el cambio mínimo necesario para
solucionar el problema actual (terapeuta como agente de cambio).

Tenemos un determinada visión del problema, una clasificación de intentos


de solución del mismo, y por último, nos queda señalar que los problemas
se dan dentro de determinados contextos, o dentro de determinadas
pautas contextuales, es decir, que discutimos en casa (nunca en público),
vomito en casa después de la comida y de la cena en el baño de arriba
(nunca en el aseo), etc.

Estos serían los elementos necesarios, aquellos elementos sobre los que
necesitamos tener información para poder pedir tareas que los transformen,
tareas que hagan desaparecer los problemas, y para ello existe una manera
de hacer preguntas y de conducir la entrevista que es a la que vamos a
dedicar el próximo apartado, y dejaremos para el tercero y último la tareas.

TIPO DE ENTREVISTA
¿CÓMO EXPLORAR LAS SOLUCIONES INTENTADAS?

Cuando estamos utilizando este modelo, y seguimos este tipo de entrevista,


queremos saberlo todo sobre el problema, y queremos saberlo de la manera
más concreta posible, es lo que desde este modelo se llama la “secuencia
problemática”, queremos saber cómo empiezan y como acaban las
discusiones, donde se dan las rabietas, quienes están presentes durante los
ataques, ... es decir, queremos saber el qué, el donde, el cuándo, y como, y
también que intentos hace para solucionar el problema cada una de las

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personas. Debemos intentar tener en nuestra cabeza, como si de una


película se tratara, toda una secuencia (un ejemplo), fotograma a
fotograma.

Algunas posibles preguntas:


 ¿Qué haces cuando te sucede ... (la queja)?
 ¿y, a continuación, cómo reaccionas?
 ¿qué más haces para intentar resolver ... (la queja)?
 ¿qué otras cosas haces para conseguir lo que te propones?
 Después de cada respuesta se pregunta:
 ¿cuál es el resultado de lo que haces?
 ¿tu acción consigue su propósito?
 ¿qué más cosas has intentado?
 ¿de qué manera te ayudan tus familiares o las personas que te
rodean?
 ¿de qué manera esto que hace (tal persona) supone una ayuda
para ti?

Ejemplo de diálogo terapéutico:

T: ¿Cuál es el problema?
P: soy profesor de música, de violín, y estoy tocando muy, muy, muy mal,
hasta el extremo de que me tiemblan las manos, me sudan cuando toco, cosa
que no me sucede en ningún otro momento. En resumen se trata de esto.
T: de acuerdo. Cuando dice que toca mal, ¿quiere decir que toca ante una
audiencia, en público?.
P: Sí
T: Cuando toca a solas o cuando da clases, ¿qué sucede entonces?
P: Cuando toco para una o dos personas no pasa nada. Cuando tengo que tocar
algo desde el principio al final, todo suele ir bien.
T: De acuerdo (pausa). Cuando habla de una o dos personas a lo más,
¿consiste en eso una ejecución pública?
P: Sí
T: Bien. ¿Es peor a partir de esa cifra ?, por ejemplo, ¿cuatro es dos veces peor
que dos, o ...?
P: No, no es así, no avanza en progresión geométrica.
(...)
T: ¿Hay algún otro elemento que empeore el asunto?
P: Sí, si hay alguien cuyo juicio con relación a mi ejecución yo respete de
veras, o alguien a quien desee de veras impresionar, entonces el asunto
empeora cada vez más.
(...)

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T: ¿Cómo ha venido afrontando este problema hasta ahora, ya sea usted por
su cuenta, o con la ayuda de alguna otra persona?
P: Bueno, yo no me he dedicado a hacerle frente al problema hasta hace poco
tiempo. Lo he hecho durante los últimos dos años, pero en realidad no me
enfrentaba con el problema porque me he pasado diez años estudiando
arquitectura y en otras actividades. Por eso, no he atacado de veras el
problema hasta hace muy poco, y así ... Trataba de tocar cuando volví a ...
T: (interrumpiendo): de acuerdo. Esos diez años no los dedicó a ...
P: (interrumpiendo): eso es, no trabajé para nada en la música.
T: Ajá.
P: Ahora, cuando he vuelto a hacerlo, he tratado de tocar en varias ocasiones,
pero era horrible el recordar lo que sucedió cuando tenía dieciocho años, y tuve
que abandonarlo porque era muy malo. El tocar me producía una satisfacción
tan escasa que lo dejé todo. En aquel momento me aconsejaron diversos
profesores de música que hiciese más ejercicios, que ensayara más, pero yo no
lo hacía, y cuando tocaba, era un fracaso.
(...)
T: ¿qué ha hecho usted para enfrentarse con el problema?
(...)
T: ¿además de su terapeuta, hay alguna otra persona que de una u otra forma
esté trabajando en ayudarlo en esto?

Como vemos en líneas generales el terapeuta trata de averiguar de forma


concreta, las situaciones en las que se da el problema, los intentos de
solución, y las personas que intentan ayudarlo y como lo intentan, para con
todo esta información poder diseñar una intervención, una tarea, que sea
un intento de solución alternativo , que no haga necesario el problema. Esto
podemos plantearlo desde el contexto, o como giro de 180º ( desde los
denominadores comunes).

INTERVENIR EN LAS PAUTAS CONTEXTUALES

Los síntomas no se presentan como algo aislado sino insertos dentro de un


contexto. Y es precisamente ese contexto el que mantiene el síntoma. Así
mismo, los contextos presentan pautas que son necesarias para que ese
contexto se mantenga. Las pautas son regularidades o aspectos recurrentes
de una situación. Las pautas no producen necesariamente síntomas y, en
ocasiones, pueden ser muy útiles porque ayudan a organizar la experiencia,
las percepciones y la conducta, y a mejorar la eficacia de esta conducta. Es
importante que la terapia sólo modifique las pautas que forman parte de las
conductas no deseadas, es decir, de los síntomas. La forma de intervenir en
el contexto de un síntoma es interviniendo en las pautas que hay en dicho

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contexto. Y para poder intervenir en estas pautas es necesario, primero,


obtener una descripción detallada, preguntando por aspectos muy concretos
(nunca generalidades), de forma que solamente contenga aspectos que se
puedan verificar, y no hipótesis ni explicaciones que no se pueden
comprobar. La tarea, entonces, del terapeuta consiste en descubrir el
ámbito fuera del cual la pauta nunca se produce o dentro del cual se
produce siempre (O’Hanlon, 2001, pág. 68).

El proceso de intervención en una pauta consiste en recopilar información


(observaciones o descripciones) de carácter sensorial (observable) sobre el
síntoma para después alterar cualquier parte de la pauta que forme parte
del síntoma o de su entorno. Cuando el terapeuta ha obtenido una
información concreta sobre la pauta y su ámbito, puede empezar a alterar
esta pauta en colaboración con el cliente. Aunque la forma de modificar la
pauta puede variar de un terapeuta a otro, es recomendable la asignación
directa de tareas o prescripciones para intervenir en estas pautas
(O’Hanlon, 2001, pág 69).

Para intervenir en una pauta el terapeuta debe conseguir que el paciente


introduzca un cambio muy pequeño en la realización del síntoma. El
objetivo de introducir un cambio en el síntoma es que también se produce
un cambio en las pautas que lo rodean y, consecuentemente, cambia el
contexto en el cual se produce el síntoma. O’Hanlon (2001, pág 69-70)
describe ejemplos del trabajo de Erickson que ilustran esta forma de
introducir “pequeños cambios” en el síntoma. Así, podía indicar a un
paciente que se lavaba las manos de una manera compulsiva que cambiara
de marca de jabón. A otro paciente que se chupaba el pulgar le podría decir
que se lo chupara cada día durante un período de tiempo determinado. A
una pareja que discutía sobre cuál de los dos tenía que conducir de vuelta a
casa después de ir a una fiesta les propuso que uno de ellos condujera
durante la mitad del recorrido y que, después de para el coche, cambiasen
de asiento y el otro acabara de conducir hasta casa.

Según O’Hanlon (2001, pág. 70) los tipos de intervenciones que se pueden
emplear para intervenir en la pauta son:

 Modificar la frecuencia
 Modificar el momento
 Modificar la duración
 Modificar el lugar
 Modificar la sucesión de elementos

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 Añadir un elemento nuevo


 Descomponer en elemento más pequeños
 Vincular a una actividad onerosa

Pongamos algunos ejemplos de cada uno de los tipos de intervención en las


pautas.

 Modificar la frecuencia de la realización del síntoma:


Un chico discapacitado de 17 años desarrolló el hábito de levantar su
brazo derecho con una frecuencia de 135 veces por minuto. Erickson le
propuso aumentar y descender la frecuencia, de manera alternativa, con
aumentos de 5 veces y reducciones de 10 veces por minuto hasta que el
movimiento despareció (Cade y O’Hanlon, 1995, pág. 146).

 Modificar el momento de realización del síntoma:


Una madre, que grita de manera excesiva a su hija cada vez que le
desobedece, se le pide que espere a gritarle transcurridos, exactamente,
tres horas y media desde que el chico le desobedeció.

 Modificar la duración de la realización del síntoma:


Un paciente que dice lavarse las manos muchas veces al día se le pide
que cada vez que se las lave aumente cuatro veces el tiempo del que
venía utilizando hasta ahora (si tarda tres minutos deberá utilizar doce
minutos)

 Modificar el lugar de realización del síntoma:


A una paciente se le dijo que podía comer todo lo que quisiera siempre
que lo hiciera sentada delante del espejo y totalmente desnuda
(O’Hanlon, 2001, pág. 72)

 Modificar la sucesión de elementos/sucesos de la pauta del


síntoma.
A una mujer bulímica se le recomendó que se metiera en la bañera y se
lavase los pies después de darse un atracón y antes de vomitar
(O’Hanlon, 2001, pág 73).

 Añadir un elemento nuevo a la pauta del síntoma.


A una mujer que comía en exceso se le dijo que podía comer todo lo que
quisiera siempre que lo hiciese aliñando la comida con salsa de tabasco
(O’Hanlon, 2001, pág. 73).

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 Descomponer la pauta del síntoma en elementos más pequeños.


Una chica que tenía gran ansiedad en el momento de hacer un examen al
punto de que llegaba a quedarse bloqueada, se le propuso que eligiera
las preguntas mínimas para aprobar y sólo contestara, de momento,
esas. Después podría pasar a elegir sólo aquellas que considerase
necesarias para sacar un notable (Rodriguez-Arias y Venero, 2006, pág.
114).

 Vincular la realización del síntoma a la realización de alguna


actividad onerosa.
Una mujer que comía en exceso y decía odiar las tareas domésticas se
comprometió a realizar estas tareas durante una hora cada vez que se
diera un atracón. Al final, comunicó que no había tenido que hacer
ninguna tarea doméstica porque el mero hecho de pensar en ello era
suficiente para que dejara de darse atracones (O’Hanlon, 2001, pág. 73).

Un magnífico ejemplo de “intervención para interrumpir la pauta” es la


siguiente historia que contaba Milton Erickson:
Un policía retirado por razones de salud le dijo a Erickson que tenía un
enfisema, tensión alta y que estaba muy gordo. Que bebía y comía
demasiado. Quería conseguir un trabajo pero su mala salud se lo impedía.
Le dijo que le gustaría fumar y beber menos, y comer razonablemente.
Ese hombre estaba soltero y se hacía su propia comida, pero a la vuelta de
la esquina tenía un pequeños restaurante que visitaba a menudo.
Erickson le preguntó dónde hacía las compras. Le dijo que por suerte había
un pequeño colmado en la esquina en el que compraba comestibles y los
cigarrillos en cartones de dos en dos. También le preguntó dónde compraba
la bebida. Y él le dijo que, por fortuna, al lado de su colmado había una
licorería. Erickson le dijo: “De modo que a la vuelta de la esquina usted
tiene un restaurante, un colmado y una licorería”. Erickson, entonces, le
propuso que comprara un paquete de cigarrillos, cada vez, en el otro
extremo del pueblo, y que fuera caminando. También le dijo que comprara
comestibles en un colmado que estuviera a 1 km, como mínimo, de
distancia y que comprara sólo lo necesario para una comida. Esto supondría
tres buenas caminatas al día. A continuación, le dijo que podía beber todo lo
que quisiera, pero que tenía que tomar su primera copa en un bar que
estuviera por lo menos a 1 km. y medio. Y si quería una segunda copa,
debería encontrar otro que estuviera, por lo menos, a otro kilómetro y
medio, y lo mismo en el caso de querer una tercera copa.El policía le miró
furibundo, renegó de él y se fue bramando.

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Al cabo de un mes, fue a verle un nuevo paciente. Este le dijo: “me


recomendó que viniera a verlo un policía retirado; dice que usted es el único
psiquiatra que sabe lo que hace”.
Erickson comenta que él no le había quitado ni la comida ni el tabaco. No le
había retirado el alcohol. Lo que había hecho era darle la oportunidad de
caminar (Rosen, 1982, pág. 133).

INTERVENCIONES DE GIRO DE 180º


(Tareas desde los denominadores comunes)

Cuando vamos a pedir una tarea, desde este modelo, una tarea de “giro de
180º”, conviene que tengamos en cuenta, que vamos a pedirle algo a
nuestros clientes, que va en contra de su lógica. Es decir, vamos a pedirles
que hagan lo contrario de lo que venían haciendo. Esto implica que
debemos “vender la tarea”, debemos ajustarla lo máximo posible a nuestros
clientes, y planteárselas de la mejor manera posible para que realicen la
misma.
Por ejemplo, con alguien muy competitivo, podemos planteársela como un
reto, o con alguien muy analítico, como un experimento, … lo importante es
ajustarlo a la persona, y a la visión que esta tiene del problema, o de la
vida.

1ª PRESCRIPCIÓN DEL SÍNTOMA (intento de forzar algo que sólo puede


ocurrir espontáneamente)
Solución: cuando los clientes, sencillamente renuncian a sus intentos de
coacción, y dejan de esforzarse demasiado.
El M.R.I. afirma que los comportamientos fisiológicos, sentimientos y
pensamientos son involuntarios, es decir, que cuanto más se fuerza su
control, menos se consigue. El giro de 180º es “pedir el síntoma”, que por
ser también espontáneo, cuanto más se intenta lograr, menos se alcanza.
Por ejemplo: si dormir, es espontáneo, no dormir o permanecer despierto
también lo es. Lo contrario de esforzarse en dormir, no es “dejar de
esforzarse en dormir”, sino “esforzarse en no dormir”. Quien intenta
dormirse adrede se duerme y quien teniendo sueño se esfuerza en
mantenerse en vela, se duerme (El médico interactivo, diario electrónico de
la sanidad)

Algunas formas de pedir la aparición del síntoma pueden ser:


 Que al terapeuta le falta información necesaria para solucionar el
problema. Por ejemplo: terapeuta (al paciente que se queja de

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impotencia): hay algo que puede acorar el tratamiento, si usted es capaz


de hacerlo. Creo que es muy probable que exista una importante
vinculación mental entre la imposibilidad que experimenta usted de
mantener una erección y la significación del encuentro sexual. Se trata,
sin embargo, de una asociación muy corriente, muy próxima a su
conciencia, pero sólo cuando está padeciendo esta dificultad. El problema
está es que, cuando usted padece la dificultad, se preocupa tanto por
tratar de hacer frente y se halla tan turbado ante su pareja, que será
incapaz de percibir toda asociación significativa. En cambio, si usted se
propone ser impotente y se asegura de que nada impedirá esa tarea, su
mente se encontrará más abierta para captar lo que considero una
conciencia que, aunque efímera, es vital. Si por pura casualidad descubre
usted que está manteniendo la erección, debe hacer todo lo que pueda
para que desaparezca esa excitación, puesto que únicamente en una
situación de total impotencia podrá usted experimentar ese importante
nexo asociativo, y estar en condiciones de captarlo (Fisch, R., Weakland,
J.H. y Segal, L. 1982 pág 152).

 Como paso inicial para el control definitivo

 Descubrir el síntoma como algo beneficioso, aunque de una manera que


el cliente no había descubierto con anterioridad.

2ª ENFRENTARSE Y FRACASAR (intento de dominar una acontecimiento


temido aplazándolo)
Solución: exponer al cliente a la tarea, al tiempo que exigen una ausencia
de dominio de la misma, o que se le impida que la acabe con éxito.
Por ejemplo: terapeuta (a un paciente con fobia a la conducción de
automóviles): aunque usted dijo que se halla demasiado preocupado por los
peligros de conducir, a mi me parece que en realidad usted ha tratado estos
peligros con bastante ligereza. Para solucionar este temor, el primer paso
consiste en que usted aprecie mejor los peligros que implica conducir. Para
entrar en ambiente, quiero que piense acerca de esas cosas mientras se
encuentra sentado al volante de su coche con el motor apagado. Por ningún
concepto debe usted permitir que su mente se recree en los placeres de
conducir o de viajar. Creo que tiene que dedicar a este ejercicio al menos
media hora cada día. (Si el paciente replica, como es de esperar, que, por
ejemplo, le impacienta el lento ritmo del terapeuta, que no puede resistir la
tentación de encender el motor, entonces el terapeuta tiene que persistir en
su actitud restrictiva. Paso a paso, todo el proceso de conducción debe

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formularse en calidad de restricciones: “quiero que conduzca sólo hasta la


esquina” o “quiero que conduzca sólo hasta la tienda más cercana y que,
por bien que se sienta, deje el coche allí y vuelva a casa a pie” (Fisch, R.,
Weakland, J.H. y Segal, L. 1982, pág. 159)

3ª ADOPTAR UNA POSTURA DE SUMISIÓN (intento de llegar a un


acuerdo mediante una oposición)
Solución: hacer que el solicitante de ayuda se coloque en una actitud de
inferioridad, es decir, una postura de debilidad.
Lo importante en estas situaciones, más que el pedir algo concreto, es
poder dar una explicación, que les permita a nuestros clientes, posicionarse
de esta manera no autoritaria, de sumisión. Algunas posibilidades son:
 Pedirle a unos padres, que se vuelvan impredecibles, como una
manera de ganar la atención: “me habéis contado que con vuestro hijo,
es como si las cosas le entraran por una oreja y le salieran por la otra,
¿verdad?, esto es algo que nos cuentan muchos padres que vienen por
aquí, es como si vuestros hijos ya supieran lo que viene, en cuanto os
ven la cara, o en cuanto empezáis a decirles, entonces ellos desconectan.
Lo que quiero pediros es que los despistéis un poco, que les digáis otras
cosas, que …”
 Tomarse unas vacaciones de buena madre, como una manera de
dejar de hacer algunas cosas, o un paso más de esta misma explicación
sería probar a ser “una mala madre durante 15 días”.
 Aquí también incluiríamos el “sabotaje benévolo”, pedirles a los padres
que les hagan “putaditas” a sus hijos, pero que luego se muestres
despistados, desorientados, … (postura de inferioridad), “qué dices que
tu camisa preferida está llena de nudos, ¡no se que me está pasando
últimamente!, tendré que pedir hora al médico, lo siento no se que me
pasa”.

4ª HACER PETICIONES DIRECTAS, CLARAS Y CONCRETAS (intento de


conseguir sumisión a través de la libre aceptación)
Solución: lograr que la persona que solicita algo lo haga directamente,
aunque la solicitud se formule de forma arbitraria.
Por ejemplo: terapeuta a unos padres: se que para ustedes lo más
importante en esta vida es su hijo, y sé que harán cualquier cosa que sea
importante para él, y además que están tratando de educarlo en la
responsabilidad y en la confianza, que él sepa cuáles son las cosas que
tiene que hacer y que quiera hacerlas, es decir la en ensañado que la vida

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es como una escalera, en la cual hay que ir ascendiendo paso a paso, pero
no sé muy bien porque, lo hacen subir sin barandilla, lo hacen ir avanzando
sin ustedes, y sin que ustedes le indiquen cuando se equivoca, y que se lo
indiquen de todas las formas posibles, a veces razonando, y a veces con
consecuencias ¿por qué le hacen más difícil la subida a su hijo?, creo que es
necesario que ustedes le indiquen por donde tiene que ir y como tiene que
hacerlo.

5ª NO DEFENDERSE, INTERFERIR LA COMUNICACIÓN (confirmar las


sospechas del acusador mediante la autodefensa)
Solución: que una de las partes abandone su papel repetitivo.
Por ejemplo: una pareja en la que ella lo acusaba a él de no ser nada
divertido y de proporcionarle unos recursos económicos bastante mediocres.
El se defendía afirmando que había hecho las cosas lo mejor que había
podido (esto se venía repitiendo durante años) A solas con él se le
convenció para que hiciese dos declaraciones cada vez que su mujer lo
acusase: “Tienes razón, no soy divertido, el médico me ha ayudado a darme
cuenta de ello”, y segundo “también me han dicho que soy demasiado viejo
para cambiar”, después de unas cuantas acusaciones el juego se acabó,
(Fisch, R., Weakland, J.H. y Segal, L. 1982 pág. 177).
Otra situación que trabajamos hace poco atendimos a una pareja donde ella
a veces se mostraba celosa, y él ya no sabía cómo reaccionar, ya que
cuanto más trataba de explicarle, peor era la situación y cada vez tenían
más discusiones y estas duraban más tiempo, les pedimos una tarea de
interferencia: “le pedimos a ella, que cada vez que empezara a sentir celos
se lo dijera a su marido, que no esperara a que se hiciera muy grande, y a
él que cada vez que ella le dijera, le explicara que tenía razones para estar
celosa desde luego, pero no de esa situación, sino de su actriz preferida, y
que luego acto seguido le diera un abrazo, a su mujer”.

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INTERVENCIONES GENERALES

Son aquellas intervenciones que sin estar estrictamente relacionadas con el


problema, el terapeuta puede utilizar en ciertas ocasiones como una manera
de preparar el terreno para intervenciones más específicas, (como todas las
anteriores).

1. No apresurarse:
Posiblemente sea la táctica que más se utilice, y a veces es la única
intervención, “pedirle al cliente que no haga nada”.
Se utiliza sobre todo con aquellos clientes cuya solución ensayada consiste
básicamente en esforzarse mucho, o a aquellos que hacen presión sobre el
terapeuta pidiéndole con urgencia una acción curativa en tanto que ellos se
limitan a permanecer pasivos o no colaboran ( Fisch, R., Weakland, J.H. y
Segal, L. 1982) También suele emplearse cuando siguiendo una
prescripción dada por el terapeuta, el cliente comunica una gran mejoría,
conviene que sea el terapeuta el que adopte una actitud no tan optimista, y
aunque no indique no avanzar, puede plantear el no apresurarse.

2. Los peligros de una mejoría:


Esta intervención puede considerarse como una ampliación de la anterior,
aunque a veces se plantea con un objetivo concreto, por ejemplo con
aquellos clientes que no han cumplido una tarea, es una manera de
presionarlos para que cumplan las próximas, y una forma indirecta de
poner la responsabilidad en ellos; por ejemplo: “no tiene porque
disculparse, por no haber hecho lo que se le encargó la semana pasada,
Mire es posible que su inconsciente nos esté transmitiendo algo, ¿ve usted
algún peligro en una eventual mejoría? (Fisch, R., Weakland, J.H. y Segal,
L., pág. 184, 1982).

3. Un cambio de dirección:
Está intervención consiste en un cambio de postura por parte del terapeuta,
un cambio de estrategia y como decírselo al cliente. Destacaremos que se
suele hacer un cabio de dirección cuando, discutimos con el cliente, o el
cliente subestima o rechaza aquello que sugiere el terapeuta, o también
cuando el cliente, a pesar de hacer lo que le hemos indicado, nos señala
que “no vamos bien”, que estamos atascados, que no estamos avanzando.
Estas señales son las que deben indicarnos que tenemos que hacer algo
diferente.
Con respecto a cómo planteárselo a nuestros clientes, señalaremos varias
posibilidades:

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 Ah¡, ¡sí ya veo!, tienes razón, me alegro que me hayas indicado esto,
iba yo bastante desencaminado (adoptando una postura de inferioridad
por parte del terapeuta)
 He estado pensando esta semana en ustedes, y me he dado cuenta
que había pasado por alto, o no le había dado importancia a … (cambio
de rumbo)
 También podemos incorporar la visión du un experto: como me sentía
un poco perdido lo he consultado con alguien más experimentado que
yo, y me ha hecho ver algunas cosas que estaba pasando por alto sus
ideas son, … Según (Fisch, R., Weakland, J.H. y Segal, L. 1982) algo
muy eficaz es decir: “el experto aludió a un punto que yo no logro
entender, pero dijo que usted si lo entendería”. Esto ayuda que el
cliente acepte este elemento ya que le sitúa en coalición con un
experto por encima del terapeuta.

4. Como empeorar el problema:


Este tipo de intervenciones pueden utilizarse con aquellos clientes que se
resisten a las peticiones que le hace el terapeuta, o aquellos que no quieren
probar algo nuevo. Una forma de introducirlo sería: “si usted hace lo que le
voy a recomendar, le garantizo que su problema empeorará” y a
continuación exponen aquellas cosas que viene haciendo el cliente.
También se puede utilizar como una forma de preguntar: ¿sabes como
lograr que la cosa empeore?, ¿podemos hacer la receta para cagarla?.
Dos posibilidades más de uso, son: o al principio de la terapia con clientes
ambiguos o al final para reforzar los cambios conseguidos.

LA VENTA DE LAS TAREAS

Un aspecto muy importante cuando trabajamos con el modelo centrado en


el problema, es conseguir que nuestros clientes hagan la tarea que hemos
diseñado para ellos. Pero esto no es tan sencillo como a priori podríamos
pensar, ya que habitualmente le vamos a pedir a nuestros clientes que
hagan lo contrario de lo que están haciendo, o que introduzcan algún
elemento novedoso en las secuencias problemáticas. Los pacientes suelen
continuar sus esfuerzos porque los consideran la única cosa segura,
saludable y razonable que cabe hacer (Fish R, Weakland J.H., Segal L.)
Nosotros no sólo debemos diseñar la tarea, sino que tenemos que pensar la
mejor forma de hacerla creíble y facilitar que el cliente la haga. Esto es lo
que conocemos como “venta” de tarea.

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Jose Luis Rodríguez-Arias Palomo y María Venero Celis (2006) nos plantean
que una vez diseñada la prescripción y antes de transmitírsela a la familia
el/la terapeuta debe hacerse dos preguntas:

a) ¿De qué manera cooperan (postura) con el tratamiento estos clientes?

b) ¿Cómo encaja la tarea con la idiosincrasia de la familia?

Estas preguntas están en la línea de lo ya planteado por Fish R, Weakland


JH, y Segal L. en su libro “La táctica del cambio” donde instan a tener en
cuenta las posturas del cliente y todas sus particularidades para ajustar al
mismo las tareas. Por ejemplo sí tenemos un cliente que se considera un
ser único y excepcional, será mejor pedirle una tarea que parezca
complicada y requiera cierta destreza para poder ser realizada y no una
tarea fácil; al igual que sí contamos con una persona creativa y poco
convencional, no nos conviene dar una tarea muy razonable y mejor una
tarea más abierta y un poco alocada.
Teniendo en cuanta la postura podemos resumir diciendo que sí tenemos un
“comprador” podemos pedirle tareas que requieran acción y podemos
hacerlo directamente. Por ejemplo: quiero pedirte que cada mañana
mientras tomas el café con tu mujer, comentes con ella los planes que
tienes para el día y le preguntes por los suyos. Sin embargo si tenemos no
compradores o demandantes, mejor pedir tareas de observación y podemos
hacerlo con un estilo indirecto, por ejemplo: alguna mañana cuando
desayunes con tu mujer fíjate en cómo reacciona sí te interesas por los
planes que tiene para el día. Y por último si la postura de nuestro cliente es
de tipo visitante, basta con elogiar, por ejemplo: se te ve cercano y con una
gran capacidad de comunicación e interés por el otro, tanto por tu mujer
como por tus hijos, sabemos que podrás usar esta capacidad cuando la
necesites.

A continuación se enumeran las estrategias de venta de la tarea más


utilizadas (Haley 1980, Rodriguez-Arias J.L., Venero M. 2006)

 El ENFOQUE DIRECTO plantea la tarea como un medio para alcanzar


los objetivos terapéuticos. Indicada sobre todo para compradores,
optimistas y aquellos/as clientes que presentan una gran urgencia por
resolver lo que les sucede)

 El ENFOQUE INDIRECTO se centra la conversación en las repetidas


soluciones intentadas y sus fracasos, para conseguir que los pacientes

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estén más dispuestos a escuchar y aceptar las indicaciones del


terapeuta

 AUMENTAR EL NIVEL DE ANGUSTIA, se lleva la conversación hacia


los aspectos más desesperados de la situación, haciendo incluso,
previsiones pesimistas respecto a la evolución del problema si no se le
pone una adecuada solución. Se plantea a continuación la tarea como
una manera de evitar tales presagios.

 CONTINUAR LOS PROGRESOS REALIZADOS, se dirige la


conversación a los avances o logros, y a aquellos puntos de vista útiles
con respecto a la solución del problema, para pedir que sigan
haciéndolos.

 MANIPULAR LA MAGNITUD DE LA TAREA. Hay personas que


requieren de grandes retos y otras que tal cosa las asusta y las bloquea,
así que la tarea debe tener en cuenta este posicionamiento: quiero
pedirles algo trascendente y que requiere un gran esfuerzo, o quiero
plantearles algo trivial, sin importancia

 ENSAYAR LA TAREA DURANTE LA SESIÓN. En ocasiones se puede


hacer en la consulta una representación de lo que se desea que hagan
fuera (ejercicios de respiración, una discusión ritualizada, …)

 La POSICIÓN DE EXPERTO sí está conseguida dicha visión ante


nuestros clientes, sí nos ven como expertos en la materia. Daríamos
desde esta posición la tarea: “usted tiene que hacer …”

 UTILIZAR LA OPOSICIÓN AL TERAPUEUTA. Proponer la tarea como


un reto, como una manera de demostrar al hacerla que el terapeuta
está equivocado: “no considero que seas capaz de …”

La idea general para vender la tarea es que el/la terapeuta anticipe las
dificultades que van a percibir los pacientes y las comente para invalidar los
argumentos aún antes de que los hayan expuesto (Rodríguez-Arias J.L.,
Venero M. 2006).

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