Funcion de Los Lobulos Frontales

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Lóbulos Cerebrales

Los lóbulos cerebrales hacen referencia a diferentes regiones de la corteza cerebral. Es


decir, el córtex del cerebro está divido en varias estructuras que se conocen como lóbulos
cerebrales.

Concretamente, en la corteza cerebral existen cinco lóbulos diferentes. Cada uno de ellos


presenta una estructura determinada y se encarga de desempeñar actividades y funciones
distintas.
Lóbulo frontal (naranja), lóbulo parietal (rosa), lóbulo occipital (morado), lóbulo temporal
(verde).

Una característica importante de los lóbulos del cerebro es que estos se encuentran
simétricamente organizados en los dos hemisferios del cerebro.

Es decir, la corteza cerebral se puede dividir en dos hemisferios diferentes (el hemisferio
derecho y el hemisferio izquierdo). Cada uno de estos hemisferios posee una parte
proporcional de cada lóbulo cerebral.

En este artículo se explican las características principales de los lóbulos del cerebro. Se
revisan sus cualidades anatómicas, las funciones que realizan y las enfermedades que se
relacionan con los daños originados en estas regiones de la corteza cerebral.

Características de los lóbulos cerebrales

Los lóbulos son probablemente las regiones del cerebro más fácilmente identificables.
Estos se localizan en la corteza cerebral, es decir, en la región más externa del cerebro.

Los lóbulos cerebrales se caracterizan por abarcar toda la estructura cerebral. Es decir,
cubren toda la zona del cráneo, recorriendo las diferentes regiones externas del cerebro.
Anatómicamente, se caracterizan por estar claramente divididos por los dos hemisferios. La
división hemisférica del cerebro resulta macroscópicamente identificable, ya que estos se
encuentran separados por una cisura interhemisférica.

En cada uno de los hemisferios del cerebro se presencia el 50% de cada uno de los lóbulos.
Por lo tanto, estas regiones se encuentran perfectamente repartidas entre ambos lados del
cerebro.

Cada lóbulo cerebral posee una ubicación diferente. En este sentido, el lóbulo frontal se
encuentra en la parte más frontal del cráneo; el lóbulo parietal en la región más superior; el
lóbulo temporal en la zona más inferior y el lóbulo occipital en la región más posterior.

Así mismo, de forma añadida a los cuatro lóbulos que dividen la corteza cerebral en cuatro
grandes regiones, lo lóbulos occipitales incluyen un última estructura conocida como
ínsula.

La ínsula presenta un tamaño mucho más reducido que los otros lóbulos cerebrales y se
encuentra en la región más profunda del lóbulo temporal. De hecho, esta región se clasifica
como el lóbulo escondido del cerebro, ya que queda visualmente escondida por el lóbulo
temporal que se encuentra encima de ella.

No obstante, múltiples investigaciones han mostrado que tanto su anatomía como su


actividad se relaciona con los lóbulos cerebral y, por lo tanto, también forma parte de la
corteza del cerebro.

1- Lóbulo Frontal
El lóbulo frontal, tal y como su nombre indica, se localiza en la región frontal de la corteza.
Es decir, es la parte del cerebro que los seres humanos poseen en la zona de la frente.

Se caracteriza por ser el lóbulo más grande del cerebro, por lo que su estructura anatómica
no se limita a la zona de la frente sino que se proyecta hacía regiones más superiores y más
profundas. De hecho, el lóbulo frontal ocupa aproximadamente un tercio de toda la corteza
cerebral.

El lóbulo frontal se destaca por su papel en el procesamiento de funciones cognitivas


elaboradas, es decir, lleva a cabo actividades como la planificación, la coordinación, la
ejecución y el control del comportamiento. A su cargo están las funciones ejecutivas.
Veamos a continuación de qué se tratan:

Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas, necesarias para


planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para
adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas por lo tanto gracias a la función
ejecutiva el ser humano tiene habilidades para : establecer metas, planificar, atender,
concentrarse, resolver problemas, formular hipótesis, memorizar (memoria de trabajo).

El desarrollo de las funciones ejecutivas se extiende desde el primer año


de vida hasta la adolescencia y debe considerárselo como un proceso de
múltiples estados, con diferentes funciones madurando en diferentes
momentos. En el recién nacido el metabolismo del área frontal es muy
bajo y solo comienza a incrementarse progresivamente a partir del
segundo año vida. De acuerdo a las investigaciones, el periodo de mayor
desarrollo de las funciones ejecutivas es de 6 a 8 años, también se
observa un incremento aunque mas moderado entre los 9 y 12 años.

Antes de los tres años se observa que existe un autocontrol frágil, pero a
los 3 a 5 años se observa un incremento del autocontrol sobre el
comportamiento, los niños pueden hacer planes simples, pueden resolver
conflictos sencillos.
A los 6 a 8 años existen habilidades de planificación y organización, los
niños manifiestan conductas estratégicas y habilidades de razonamiento
mas organizadas y eficientes, comienzan a dirigir su comportamiento de
forma autónoma, mostrando mayor independencia de las instrucciones de
los adultos auque aún ´presentan cierto grado de descontrol e
impulsividad. Entre los 12 y 14 años algunas funciones ejecutivas como
el control inhibitorio que se define como la apacidad del ser humano para inhibir o
controlar las respuestas impulsivas (o automáticas), y generar respuestas mediadas por la atención
y el razonamiento pero algunas otras funciones como la flexibilidad cognitiva y la memoria de
trabajo aun continúan evolucionando.
Por lo tanto, las funciones ejecutivas desarrollan lentamente, pero como se ha podido observar
existen periodos sensibles por lo que será importante proveerles de experiencias para que vayan
madurando esta función.
El contexto en el cual el niño se desarrolla puede potenciar o empobrecer la maduración de las
funciones ejecutivas, por lo tanto, analizar las continuas interacciones entre adultos y niños es un

Entonces las funciones más importantes del lóbulo frontal son:

Meta-pensamiento
El lóbulo frontal es el encargado de desarrollar la capacidad de pensar en abstracto sobre
las cosas que están presentes en la imaginación. Es decir, permite el pensamiento acerca de
elementos que no están siendo registrado por los sentidos.

Memoria de trabajo

El lóbulo frontal se encarga de que se desarrolle la memoria de trabajo, que es la habilidad


que nos permite mantener activa la información para realizar alguna operación con ella, las
investigaciones han demostrado que la memoria de trabajo o memoria operativa es un
componente esencial para el rendimiento y el aprendizaje.

Lesiones en esta región del cerebro provocan alteraciones en la memoria de trabajo.

Ideación a largo plazo


El lóbulo frontal permite realizar la actividad de proyectar experiencias pasadas en
situaciones futuras. Este procedimiento se lleva a cabo mediante normas y dinámicas que se
han ido aprendiendo a lo largo del tiempo.

Esta actividad efectuada por el lóbulo frontal permite a las personas establecer objetivos,
metas y necesidades en puntos o momentos notablemente alejados del presente.

Planificación

Es la capacidad de generar objetivos, desarrollar planes de acción para conseguirlos y


elegir el más adecuado en base a la anticipación de consecuencias.
Control conductual

El control inhibitorio podría definirse como la capacidad del ser humano para inhibir o
controlar las respuestas impulsivas (o automáticas), y generar respuestas mediadas
por la atención y el razonamiento. Esta habilidad cognitiva forma parte de las Funciones
Ejecutivas y contribuye a la anticipación, planificación y al establecimiento de metas. La
inhibición o control inhibitorio pone freno al comportamiento y detiene las reacciones
automáticas inapropiadas, cambiándolas por una respuesta más razonada y más adaptada a
la situación.

Un déficit en la capacidad de inhibición es el problema principal de trastornos como el


TDAH. El déficit de inhibición se puede manifestar en tres niveles diferentes:

 Nivel motor: hay un descontrol en de la conducta motora, por tanto se manifiesta


con hiperactividad. Por ejemplo, cuando un niño está en clase y no puede evitar
levantarse todo el rato porque está cansado de estar sentado.
 Nivel atencional: se manifiesta con distractibilidad y dificultades de prestar
atención. Por ejemplo, cuando estamos leyendo un libro y nos distraemos porque
oímos el timbre del vecino o vemos la sombra de una paloma pasar por la ventana.
 Nivel conductual: se manifiesta mediante actitudes impulsivas que no podemos
inhibir. Como por ejemplo, tocar la bocina enfurecido, cuando el semáforo se ha
puesto verde y ves que el conductor de delante no arranca automáticamente.

Las estructuras frontales del cerebro son las últimas que terminan de madurar durante
nuestro desarrollo, por esto es común ver cómo los niños más pequeños tienen dificultades
para controlar su propia conducta y no manejan bien los imprevistos. Les cuesta inhibir las
actividades iniciadas. Conforme vamos creciendo, si no sufrimos disfunciones específicas,
nuestra capacidad inhibitoria va incrementando hasta desarrollarse completamente.
Cognición social

Finalmente, los lóbulos frontales resultan estructuras básicas para el desarrollo del
pensamiento social. Estas regiones permiten atribuir estados emocionales y mentales a los
demás. Es decir, desarrollan las actividades referentes a la empatía.

Esta función del lóbulo frontal tiene como objetivo influir en la conducta de la persona e
incrementar la relación e integración social entre individuos.

De hecho, lesiones en esta región del cerebro ocasionan una notable alteración de la
conducta social e interpersonal, así como en la gestión emocional y los rasgos de
personalidad del individuo.

Lóbulo parietal
El lóbulo parietal es la zona de la corteza cerebral que se sitúa en la zona que recae bajo el
hueso parietal. Es decir, se ubica en las partes medias y laterales de la cabeza

Este lóbulo resulta más pequeño que el lóbulo frontal y el lóbulo temporal, pero de mayor
tamaño que el lóbulo occipital y la ínsula.

Su función principal   consiste en procesar información sensorial que llega desde diferentes
regiones del organismo. Sensaciones como el tacto, la temperatura, el dolor o la presión son
integradas y conceptualizadas en el lóbulo parietal.

Por otro lado, investigaciones recientes han mostrado que el lóbulo parietal desempeña un
papel importante en el reconocimiento de números, el control de movimientos y la
integración de la información visual proveniente del lóbulo occipital.

Lesiones en esta área del cerebro suelen originar anestesia en el brazo y pierna del lado
opuesto, a veces con dolores, epilepsias sensitivas y desequilibrios de balance. La lesión del
lado izquierdo del lóbulo parietal en cambio, se relaciona con dificultades para leer y
realizar cálculos matemáticos.

Lóbulo temporal
El lóbulo temporal es el segundo lóbulo de mayor tamaño de la corteza cerebral. Se localiza
frente al lóbulo occipital. Limita por su parte superior con el lóbulo parietal y anteriormente
con el lóbulo frontal.

Aproximadamente, este lóbulo se encuentra detrás de cada sien y desempeña un papel


importante en el desarrollo de actividades visuales complejas. Por ejemplo, el lóbulo
temporal resulta una estructura cerebral básica para el reconocimiento de caras.

Por otro lado, el lóbulo temporal desempeña funciones importantes  relacionadas con la
audición y el lenguaje. Durante la escucha de habla o música, esta región cerebral es la
encargada de descifrar la información.

En el lóbulo temporal esta el hipocampo que es el encargado de almacenar los recuerdos


principalmente los que están relacionados con los recuerdos declarativos es decir verbales
tiene un papel muy importante en la consolidación de los aprendizajes realizados, ya que
por un lado permite que ciertas informaciones pasen a la memoria a largo plazo y por el
otro vincula este tipo de contenidos con ciertos valores positivos o negativos, dependiendo
de si estos recuerdos han estado asociados a experiencias placenteras o dolorosas
(fisiológica o psicológicamente).
Lesiones en esta estructura cerebral suele originar alteraciones de memoria y dificultades en
el reconocimiento de la información verbal y visual.

Lóbulo occipital

El lóbulo occipital es el más pequeño de los cuatro lóbulos principales de la corteza


cerebral. Se encuentra en la zona posterior del cráneo, cerca de la nuca.

El lóbulo occipital es la primera zona de la neocorteza y resulta el centro del núcleo


ortimáxico central del sistema visual de la percepción. Esta región recibe información
visual de esta área, y proyecta la información correspondiente hacia otras regiones
cerebrales que se encargan de la identificación y la transcripción.
Resulta una región poco vulnerable a las lesiones, ya que se localiza en la parte posterior
del cerebro. No obstante, el padecimiento de traumatismos severos en la parte posterior del
cráneo puede producir cambios sutiles en el sistema visual-perceptivo.

Una pequeña zona del lóbulo occipital conocida como región de Peristriate está involucrada
en el procesamiento visual espacial, la discriminación del movimiento y la discriminación
del color.

La lesión de uno de los dos lados del lóbulo occipital puede originar la pérdida homónima
de visión, afectando al mismo campo cortado dentro de ambos ojos. Por otro lado, los
trastornos originados en el lóbulo occipital son los responsables de las alucinaciones e
ilusiones visuales.

El lóbulo occipital está dividido en diferentes áreas, cada una de ellas se encarga del
procesamiento de una serie de funciones determinadas. Las más importantes son:

1. Elaboración del pensamiento y la emoción.


2. Interpretación de imágenes.
3. Visión.
4. Reconocimiento espacial.
5. Discriminación del movimiento y colores.

Marcel Gratacós

Referencias

1. Jódar, M (Ed) y cols (2013). Neuropsicologia. Barcelona, Editorial UOC.


2. Lapuente, R. (2010). Neuropsicología. Madrid, Plaza edición.

3. Junqué, C. I Barroso, J (2005). Neuropsicologia. Madrid, Ed. Síntesis.

4. Jódar, M (ed). (2005). Trastornos del lenguaje y la memoria. Editorial UOC.

5. Boller, and Grafman, J (2.000). Handbook of Neuropsychology. Ed. Elsevier.

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