Créditos Laborales
Créditos Laborales
Créditos Laborales
Los créditos laborales gozan de un privilegio especial que tiene sede constitucional. En ese
sentido, la Ley Concursal no hace sino recoger la preferencia que tienen los créditos laborales
respecto de otros créditos de naturaleza diferente, si bien se circunscribe a los supuestos de
disolución y liquidación de la empresa. Se señala, en primer lugar, que son créditos de primer
orden las remuneraciones y beneficios sociales adeudados a los trabajadores, recogiéndose así
los dos mismos conceptos establecidos en el artículo 24 de la Constitución. Una referencia
obligada es el Decreto Legislativo 856, norma que precisa los alcances del privilegio de los
créditos laborales, en armonía con el citado artículo 24 de la Constitución.
El artículo 37.4 de la Ley Concursal establece dos vías de reconocimiento de los créditos de
origen laboral. Bien por el representante de los créditos laborales, designados conforme a la
legislación correspondiente –y según las pautas establecidas por la Octava Disposición
Complementaria y Final-, o bien en forma independiente por el respectivo titular del crédito .
Una de las novedades importantes de la Ley Concursal fue la consagración del principio de
primacía de la realidad y su utilización en el reconocimiento de los créditos laborales. En
efecto, el artículo 40° de dicha norma dispone que, para el reconocimiento de los créditos de
origen laboral, la Comisión podrá aplicar el principio de primacía de la realidad. El principio de
primacía de la realidad es un principio de clara vertiente procesal que fue introducido y
recreado en nuestro medio por la jurisprudencia de los tribunales de trabajo, permitiendo al
juez laboral preferir lo que ocurra en los hechos y no lo que las formas o documentos señalen.
Actualmente, el artículo 2° de la Ley N° 28806, Ley General de Inspección del Trabajo, consagra
al principio de la primacía de la realidad como uno de los principios ordenadores que rige el
sistema de inspección del trabajo. No obstante, consideramos que el reconocimiento del
principio de primacía de la realidad por la Ley Concursal dota a la Comisión de un recurso que
dará mayor transparencia al procedimiento concursal y, especialmente, garantizará de mejor
manera los intereses de los acreedores laborales.
El artículo 69.1 de la Ley Concursal señala respecto de los créditos laborales que es inválida la
renuncia al orden de cobro que les corresponde. Nótese que la norma concursal es enfática en
señalar que dicha renuncia es inválida, tanto si es realizada por el representante de los
créditos laborales como a título individual. Dicha disposición va de la mano con el
superprivilegio del que gozan los créditos laborales11, lo que equivale a consagrar el principio
laboral de irrenunciabilidad de derechos en el campo del derecho concursal.
La venta de créditos laborales: argumentos del Indecopi de porqué la misma no supone una
renuncia de derechos
«A criterio de esta sala, el Tribunal Constitucional ha sido claro en señalar que para que sea
posible la invocación del principio de irrenunciabilidad de derechos ante un conflicto de
intereses, debe existir una relación laboral entre las partes. » No otra cosa significa que la Ley
Concursal haya recogido principios como el de primacía de la realidad o el de irrenunciabilidad
de derechos que venimos analizando, o la propia prelación que se le asigna al cobro de los
créditos laborales. Por tanto, con la declaratoria de insolvencia de una empresa ni el
trabajador se aleja de su condición de tal, ni los derechos indisponibles originados en normas
imperativas pierden esa naturaleza. En ese sentido, no parece correcto generalizar que en una
cesión de derechos el trabajador interviene como un simple ciudadano, «despojado» de su
condición laboral, o que ejerce, sin desventaja alguna, su derecho de libertad de contratar
frente a terceros distintos de su empleador.
Aquí resulta necesario realizar un tratamiento más prudente del principio de irrenunciabilidad
de derechos a fin de que cumpla el rol tutelar que constitucionalmente tiene asignado, porque
es evidente que una situación de crisis económica o insolvencia de la empresa podría
acrecentar la posición de minoridad e indefensión del trabajador. Se trata, en definitiva, de
evitar operaciones de cesión de créditos que puedan encubrir una renuncia de derechos, como
ocurriría, por ejemplo, si el tercero con el que el trabajador negocia la cesión de sus créditos
laborales resulta ser una empresa vinculada a su empleador.
En efecto, la norma en cuestión precisa que la AAT designará a los representantes de los
créditos laborales respetando la elección realizada por los acreedores laborales. En ese
sentido, la AAT cumple un rol esencialmente formal, de reconocimiento y acreditación de los
representantes de los créditos laborales, a fin de que éstos puedan actuar válidamente ante la
Junta de Acreedores. Esta resolución expresa o ficta es susceptible de apelación. Esta última
facultad es particularmente relevante porque denota con claridad que el mandato
representativo otorgado a los representantes de los créditos laborales no es irrestricto.