Créditos Laborales

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LOS CRÉDITOS LABORALES EN EL SISTEMA CONCURSAL PERUANO

Los créditos laborales gozan de un privilegio especial que tiene sede constitucional. En ese
sentido, la Ley Concursal no hace sino recoger la preferencia que tienen los créditos laborales
respecto de otros créditos de naturaleza diferente, si bien se circunscribe a los supuestos de
disolución y liquidación de la empresa. Se señala, en primer lugar, que son créditos de primer
orden las remuneraciones y beneficios sociales adeudados a los trabajadores, recogiéndose así
los dos mismos conceptos establecidos en el artículo 24 de la Constitución. Una referencia
obligada es el Decreto Legislativo 856, norma que precisa los alcances del privilegio de los
créditos laborales, en armonía con el citado artículo 24 de la Constitución.

Dicha norma señala que son créditos laborales preferentes, las remuneraciones, la


compensación por tiempo de servicios, las indemnizaciones y, en general, los beneficios
establecidos por ley que se adeuden a los trabajadores del artículo 24 del Texto Único
Ordenado de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondos de Pensiones, aprobado
por Decreto Supremo N° 054-97-EF, dichas comisiones son la retribución que las
Administradores de Fondos de Pensiones reciben por sus servicios.

Legitimación para solicitar el reconocimiento

El artículo 37.4 de la Ley Concursal establece dos vías de reconocimiento de los créditos de
origen laboral. Bien por el representante de los créditos laborales, designados conforme a la
legislación correspondiente –y según las pautas establecidas por la Octava Disposición
Complementaria y Final-, o bien en forma independiente por el respectivo titular del crédito .

La respuesta debería ser afirmativa si tenemos en cuenta lo establecido en el artículo 8° del


Texto Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de

No obstante, consideramos que estamos ante un tipo de representación subsidiaria en caso


que el trabajador decida solicitar directamente el reconocimiento de su crédito, como
expresamente se lo reconoce el ordenamiento concursal y laboral. Además, en la resolución
citada, la Sala agrega que si bien el Sindicato puede representar a los trabajadores en los
procedimientos administrativos para solicitar el reconocimiento de créditos laborales
adeudados, es necesario que el Sindicato acredite la titularidad de los créditos invocados de
cada trabajador al que representa.

Acreditado el vínculo laboral, la Comisión de Procedimientos Concursales del

No obstante, el deudor podrá acreditar haber pagado el crédito cuyo reconocimiento se


solicita o que dicho crédito no existe , o que el trabajador no cumple con los requisitos para
gozar del beneficio laboral reclamado . La citada norma señala expresamente que, en cualquier
supuesto, inclusive en materia laboral, luego de transcurrido el mencionado
período, corresponderá a la parte que alega un derecho su probanza. En ese sentido, la Sala ha
precisado que dicha inversión de la carga probatoria significa que el solicitante del
reconocimiento del crédito deberá acreditar tan sólo la existencia y cuantía de aquellos
créditos correspondientes a fechas anteriores a los últimos cinco durante el cual la Compañía
estuvo obligada a conservar los documentos, más ello no supone que el solicitante se
encuentre en la obligación de acreditar que el deudor no pagó. Laborales en el sentido de que
la inversión de la carga de la prueba por aquellos períodos anteriores a los cinco años antes
anotados, no libera al empleador de la obligación de acreditar que cumplió con sus
obligaciones.

Aplicación del principio de primacía de la realidad

Una de las novedades importantes de la Ley Concursal fue la consagración del principio de
primacía de la realidad y su utilización en el reconocimiento de los créditos laborales. En
efecto, el artículo 40° de dicha norma dispone que, para el reconocimiento de los créditos de
origen laboral, la Comisión podrá aplicar el principio de primacía de la realidad. El principio de
primacía de la realidad es un principio de clara vertiente procesal que fue introducido y
recreado en nuestro medio por la jurisprudencia de los tribunales de trabajo,  permitiendo al
juez laboral preferir lo que ocurra en los hechos y no lo que las formas o documentos señalen.
Actualmente, el artículo 2° de la Ley N° 28806, Ley General de Inspección del Trabajo, consagra
al principio de la primacía de la realidad como uno de los principios ordenadores que rige el
sistema de inspección del trabajo. No obstante, consideramos que el reconocimiento del
principio de primacía de la realidad por la Ley Concursal dota a la Comisión de un recurso que
dará mayor transparencia al procedimiento concursal y, especialmente, garantizará de mejor
manera los intereses de los acreedores laborales.

El reconocimiento del principio de irrenunciabilidad de derechos en la Ley Concursal

El artículo 69.1 de la Ley Concursal señala respecto de los créditos laborales que es inválida la
renuncia al orden de cobro que les corresponde. Nótese que la norma concursal es enfática en
señalar que dicha renuncia es inválida, tanto si es realizada por el representante de los
créditos laborales como a título individual. Dicha disposición va de la mano con el
superprivilegio del que gozan los créditos laborales11, lo que equivale a consagrar el principio
laboral de irrenunciabilidad de derechos en el campo del derecho concursal.

La venta de créditos laborales: argumentos del Indecopi de porqué la misma no supone una
renuncia de derechos

La Primera Sala de Defensa de la Competencia en la Resolución N 0429-2009/SC1-


Indecopi, declaró –como en tantos otros de sus pronunciamientos que no existe renuncia de
derechos laborales cuando el acreedor laboral cede a un tercero sus créditos.

«A criterio de esta sala, el Tribunal Constitucional ha sido claro en señalar que para que sea
posible la invocación del principio de irrenunciabilidad de derechos ante un conflicto de
intereses, debe existir una relación laboral entre las partes. » No otra cosa significa que la Ley
Concursal haya recogido principios como el de primacía de la realidad o el de irrenunciabilidad
de derechos que venimos analizando, o la propia prelación que se le asigna al cobro de los
créditos laborales. Por tanto, con la declaratoria de insolvencia de una empresa ni el
trabajador se aleja de su condición de tal, ni los derechos indisponibles originados en normas
imperativas pierden esa naturaleza. En ese sentido, no parece correcto generalizar que en una
cesión de derechos el trabajador interviene como un simple ciudadano, «despojado» de su
condición laboral, o que ejerce, sin desventaja alguna, su derecho de libertad de contratar
frente a terceros distintos de su empleador.

Aquí resulta necesario realizar un tratamiento más prudente del principio de irrenunciabilidad
de derechos a fin de que cumpla el rol tutelar que constitucionalmente tiene asignado, porque
es evidente que una situación de crisis económica o insolvencia de la empresa podría
acrecentar la posición de minoridad e indefensión del trabajador. Se trata, en definitiva, de
evitar operaciones de cesión de créditos que puedan encubrir una renuncia de derechos, como
ocurriría, por ejemplo, si el tercero con el que el trabajador negocia la cesión de sus créditos
laborales resulta ser una empresa vinculada a su empleador.

La representación de los créditos laborales

Nótese que no se trata de un acto discrecional de la AAT, sino de una decisión


reglada, sometida a lo que sobre el particular establece la Resolución Ministerial de desarrollo
de la Ley Concursal, norma ministerial que, por lo demás, recoge los lineamientos establecidos
en la octava disposición final de la citada Ley.

Las candidaturas para la elección de los representantes pueden presentarse en forma


individual o en lista de dos miembros, pero en este último caso se deberá indicar quién postula
al cargo de representante titular y quién al de suplente. La Resolución Ministerial precisa
que, una vez desinados los representantes, ambos podrán asistir en forma conjunta a la Junta
pero el derecho a voto corresponderá únicamente al representante titular. La votación será
individual, secreta, directa y nominal, debiendo acreditar los votantes su identidad y calidad de
acreedores laborales. Junta de Acreedores el trabajador o ex trabajador o la lista que hubiese
alcanzado mayoría simple.

En efecto, la norma en cuestión precisa que la AAT designará a los representantes de los
créditos laborales respetando la elección realizada por los acreedores laborales. En ese
sentido, la AAT cumple un rol esencialmente formal, de reconocimiento y acreditación de los
representantes de los créditos laborales, a fin de que éstos puedan actuar válidamente ante la
Junta de Acreedores. Esta resolución expresa o ficta es susceptible de apelación. Esta última
facultad es particularmente relevante porque denota con claridad que el mandato
representativo otorgado a los representantes de los créditos laborales no es irrestricto.

Cobra sentido entonces la obligación de los representantes elegidos de informar a los


acreedores laborales de su gestión y de todo lo relacionado a sus actividades de
representación. Junta de Acreedores pueden presumirse legítimos, pero eso no obsta para que
queden fuera del control o fiscalización por parte de los acreedores laborales. De modo tal
que, si estos no se encuentran conformes con sus representantes y reúnen a no menos del
20% del total de acreedores laborales reconocidos por la Comisión, podrán realizar nueva
convocatoria para su reemplazo. El reemplazo o remoción de los representantes procede
también en caso de su renuncia o muerte.

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