Qué Es Un Cliente?

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¿Qué es un cliente?

Para poder conocer qué tipo de clientes existen, la primera pregunta que se
debe plantear es ¿qué son los clientes? Bien, se le llama cliente a aquella
persona que solicita un bien o servicio a cambio de un pago. Esto quiere
decir, que los clientes de una empresa son aquellos que contratan de forma
ocasional o frecuente  los servicios o productos que esta ofrece. Es
importante la clasificación de clientes para poder concretar modelos de
atención para cada perfil.

Tipos de clientes
Un buen vendedor debe conocer a la perfección los tipos de clientes que
existen y sus características.
Uno de los signos más claros de amateurismo de un vendedor es el hecho
de que, si alguien te mira al parecer con interés o te ha dicho hola, intentas
realizar una presentación de tu PRODUCTO inmediatamente. No estoy
diciendo que tú lo hagas, pero…
Desgraciadamente la gran mayoría de vendedores se  lanzan a la venta
sin conocer  y adaptar su estrategia teniendo en cuenta los  tipos de
clientes  a los que te diriges.
El profesional de la venta no realiza nunca una presentación hasta que ha
cualificado meticulosamente a la persona o empresa a la que se dirige. No
pierde el tiempo realizando presentaciones a candidatos no cualificados.
Hacer lo contrario es lo más descorazonador que existe.
El primer paso de un buen vendedor es conocer y establecer
una clasificación de los clientes.

Cliente interno
Cuando hablamos de cliente interno nos referimos a aquellos que
intervienen en el desarrollo de nuestro producto o servicio. Son nuestros
empleados, colaboradores y proveedores.
Cliente externo
Los clientes externos son aquellos que pagan por obtener los bienes o
servicios de la organización. A la hora de clasificarlos podemos dividirlos en
distintos perfiles y tipología de clientes externos.

Perfiles de clientes
Dicen que cada persona es un mundo, que todos somos únicos e
irrepetibles, sin embargo, a grandes rasgos podemos dividirnos en
grupos, sectores o incluso por afinidades.El mundo de la empresa no
es tan diferente, y en tanto que está formado por personas, podemos
igualmente hacer clasificaciones, bien de directivos, empleados o, como en
este caso, de tipos de clientes:

El autosuficiente

¿Quién no tiene un amigo o conocido que siempre crea estar en posesión


de la verdad absoluta? Los clientes autosuficientes son aquellos que
creen conocer todas las respuestas, son auténticos fans de las
discusiones, que aliñan con un tono sarcástico y agresivo, además de ser el
comprador eternamente descontento.

En estos casos, la mejor actitud del vendedor es no tomárselo como algo


personal y dejar que él hable, haciéndole preguntas. Él Mismo dará la
solución y cerrará la compra.

El distraído
Los comerciales se encuentran a menudo con el tipo de cliente que
parecen ausentes y que vagan por el establecimiento como si no
supieran qué están haciendo allí.
Aunque aparentemente no escuchan, el vendedor tiene que demostrar
interés y curiosidad por aquello que necesita. Lo mejor en estos casos
es actuar con rapidez y elaborar un único argumento, ya que es poco
probable que este tipo de compradores rebatan una idea si se les convence.

El reservado
La verdadera prueba de fuego para la paciencia de un vendedor llega con
los clientes reservados y que necesitan mucho tiempo para tomar
una decisión. El perfil responde a una persona impasible, muy desconfiada
y tímida. Para conquistarle, no sólo hay que ser amable, sino proponer
distintas alternativas y repetir los argumentos bajo formas distintas.
Lo más conveniente es seguir su ritmo por lo que nunca hay que
impacientarse y, sobre todo, no hay que presionarlo para que decida.

El hablador
Mientras unos tipos de clientes compran, hay otros clientes que sólo
miran. Por este motivo, es importante identificarlos rápidamente. El
comprador que no pone objeciones  de ventas suele ser alguien
desinteresado que no quiere comprar. En otros casos, hay gente que está
más interesada en hablar de sí mismos que en comprar y son poco dados a
la acción.
Hay que atenderlos con simpatía, pero sin distracción e intentando centrar
el tema comercial para descubrir si comprará o no.

El indeciso
Tomar decisiones nunca es fácil, pero hay personas a las que realmente les
cuesta hacerlo. Los compradores indecisos son incapaces de decidir por
sí mismos. Por este motivo, el comercial nunca debe dejarlo solo. Hay que
apoyarlo, confirmar cada decisión por la que se vaya inclinando y no
plantearle demasiadas alternativas para que no navegue a la deriva en un
mar de dudas.
Es recomendable ser muy rápido tanto en gestos, como en palabras.
¿Cómo se clasifican los clientes?
Aunque hemos expuesto anteriormente los tipos de clientes que existen,
ahora voy a compartir con vosotros cómo clasifico a los clientes en mi día a
día y os aseguro que es un método que funciona.  Cuando tengas que
hacer una clasificación de los tipos de clientes, básate en las siglas M A
N. Son las iniciales de:
– Medios
– Autoridad
– Necesidad

 MEDIOS
Se refiere a que tenga medios económicos suficientes para poder hacer
frente a la operación que estás proponiendo.

Al respecto un consejo:
Si te encuentras con un tipo de cliente que no tiene medios económicos ni
posibilidades de conseguir crédito, DÉJALO. Ni las técnicas más depuradas
de ventas conseguirán venderle nada.

AUTORIDAD
Os voy a contar una anécdota que en un principio puede parecer que no
tiene nada que ver con las clases de clientes y sus características pero al
final tiene su moraleja:
En la Parroquia del barrio donde vivo se han modernizado de tal forma que
han instalado dos lucecitas perfectamente visibles en la parte frontal de los
confesionarios. Cuando se enciende la luz verde significa que el sacerdote
está disponible. Cuando se enciende la luz roja, el sacerdote está ocupado.
Y cuando ninguna de las dos está encendida significa que en el
confesionario no hay nadie. Entró en el recinto sagrado un joven dispuesto
a confesarse.
Después de observar los confesionarios vio que en uno de ellos estaba la
luz roja encendida. Se puso en un banco contiguo y esperó. Al poco rato se
encendió la luz verde, se levantó para ir hacia el confesionario y, apenas
había dado dos pasos, se encendió la luz roja. Volvió a su sitio y continuó
esperando. A los cinco minutos se enciende de nuevo la luz verde, se dirige
de nuevo al confesionario y otra vez la luz roja. El joven estaba ya algo
mosqueado y decidió ponerse en el banco más cercano al confesionario
adoptando la postura del atleta que espera la señal para correr los 100
mts. libres. Mientras la luz estaba roja pensaba para sus adentros:
La próxima vez no se me adelanta nadie.
A los pocos minutos se volvió a encender la luz verde y el joven salió como
una flecha. Se instaló en el sitio que le correspondía y comenzó a decir:
Padre, me acuso de…
Aún no había terminado la frase cuando una voz desde el interior del
confesionario le cortó diciendo:
¿Y a mi qué me cuenta?. Yo sólo soy el electricista y estoy haciendo unas
pruebas con las luces.
Seguramente habrás esbozado una sonrisa con el desenlace de la
anécdota. Pues esto les pasa a los vendedores con más frecuencia de la
que crees. Se empeñan en hablar de las excelencias de sus PRODUCTOS a
los clientes menos idóneos y sin haber realizado una clasificación de
clientes previa.

NECESIDAD
Es importante que comprendas esto:

El cliente no compra nada por lógica


La lógica sirve para reafirmar la venta después de haberla hecho. Una vez
que el cliente ha dicho SI emocionalmente, se vuelve al terreno de la lógica
para reafirmar la decisión tomada. Si comprásemos por lógica, viviríamos
como los salvajes, ya que sólo adquiriríamos aquello que nos fuese
necesario para sobrevivir.
La lógica sirve para reafirmar la venta después

de haberla hecho. CLIC PARA TUITEAR

¿Por qué compran los Clientes?


La respuesta a esta pregunta creo que ha quedado perfectamente aclarada
cuando tratábamos los temas de las necesidades y las motivaciones. De
hecho, cuando hacemos una auditoría comercial sabemos de primera mano
los motivos por los que la gente compra.
Para poder realizar una clasificación de clientes adecuadamente debes
despejar algunas incógnitas más. Veamos alguna:
¿Quién utiliza el producto?. En ocasiones no coincide la persona que va
a utilizar el Producto y la que decide la compra (Autoridad de decisión). Un
caso típico puede ser la compra de un ordenador. El Gerente delega en su
Secretaria la elección del modelo, aunque no sea ella quien vaya a pagarla
sin tenga las características del tipo de cliente final.
¿Cuánto puede comprar y con qué periodicidad?. Has de saber qué
capacidad de compra posee el tipo de Cliente y la rotación que puede darle
al Producto.
¿Cuándo va a comprar?. Debes averiguar también para cuándo va a
necesitar el PRODUCTO o cuándo se tomará la decisión de compra
¿Dónde lo va a colocar?. Una situación adecuada de tus PRODUCTOS
dentro del espacio destinado a la venta puede ser de gran importancia para
la rotación del mismo, beneficiando doblemente al Cliente y a ti.
¿Cómo lo va a utilizar?. Hay productos que dependiendo de la forma de
utilizarlos se obtendrá unos resultados u otros. En ocasiones es necesario
“enseñar” al Cliente el uso correcto del mismo.
Una vez que has finalizado la clasificación de tu Cliente, has de tener la
capacidad de poder visualizar cuál es el PRODUCTO que él necesita. No
mezcles nunca los siguientes conceptos:
Lo que el Cliente “quiere” comprar.
Lo que el Cliente “necesita” comprar.
Lo que tú. “quieres” vender.
Lo que tú. “comprarías”.
Uno de los grandes fallos que he observado entre los vendedores es el
hecho de querer vender al Cliente lo que a ellos les gustaría comprar.
Recuerda que uno de los fines de la venta es el de satisfacer las
necesidades de los diferentes tipos de clientes, no las tuyas.
Si tu Cliente ha salvado satisfactoriamente todas estas cuestiones, tienes la
obligación de venderle, si no lo haces, no te engañes a tí mismo
calificándolo de “Cliente estúpido”, reconoce que has sido ineficaz con tu
trabajo.

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