1) El documento analiza los aportes de Piaget y Vigotsky al concepto de reacción circular social. 2) Según Rivière, las primeras interacciones del bebé con adultos generan reacciones circulares sociales que sientan las bases para la comunicación. 3) Tanto Piaget como Vigotsky veían el conocimiento como un proceso de construcción a través de la interacción con el entorno, enfoque que informa la teoría de Rivière.
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1) El documento analiza los aportes de Piaget y Vigotsky al concepto de reacción circular social. 2) Según Rivière, las primeras interacciones del bebé con adultos generan reacciones circulares sociales que sientan las bases para la comunicación. 3) Tanto Piaget como Vigotsky veían el conocimiento como un proceso de construcción a través de la interacción con el entorno, enfoque que informa la teoría de Rivière.
1) El documento analiza los aportes de Piaget y Vigotsky al concepto de reacción circular social. 2) Según Rivière, las primeras interacciones del bebé con adultos generan reacciones circulares sociales que sientan las bases para la comunicación. 3) Tanto Piaget como Vigotsky veían el conocimiento como un proceso de construcción a través de la interacción con el entorno, enfoque que informa la teoría de Rivière.
1) El documento analiza los aportes de Piaget y Vigotsky al concepto de reacción circular social. 2) Según Rivière, las primeras interacciones del bebé con adultos generan reacciones circulares sociales que sientan las bases para la comunicación. 3) Tanto Piaget como Vigotsky veían el conocimiento como un proceso de construcción a través de la interacción con el entorno, enfoque que informa la teoría de Rivière.
"¿Qué aportes de la teoría de Piaget y Vigotsky se retoman al formular el concepto de reacción circular social y por qué puede ser pensado, a su vez, como un aporte a la teoría de ambos autores?" Según Ángel Riviére, en el comienzo de la vida, la reacción circular es la manera fundamental de instalar una relación con el mundo. Se trata de la repetición de un ciclo adquirido cuyo objetivo es mantener o redescubrir un resultado novedoso. Riviére introduce la noción de reacción circular social a partir de la distinción que hace Jean Piaget entre la reacción circular primaria, secundaria y terciaria. Para Piaget en el segundo estadio del desarrollo sensoriomotor, la unidad funcional es la reacción circular primaria, en la que el bebé reproduce resultados interesantes, descubiertos casualmente, a partir de su cuerpo. Las reacciones circulares secundarias -repetición de resultados llamativos que se reciben cuando la acción recae en el medio externo- emergen en el tercer estadio. Las reacciones circulares terciarias –repetición de conductas casuales que introducen modificaciones en la acción- en el estadio quinto del desarrollo sensorio-motor. Rivière agrega que, aún antes de la aparición de las relaciones circulares secundarias, cuando todavía no se pueden controlar objetos físicos, los adultos dan respuestas temporalmente contingentes a las acciones del bebé. Tales respuestas -gestos o comentarios- que siguen a las expresiones y movimientos del bebé generan en el mismo un aumento de sus conductas sociales que motorizan, también, más respuestas del adulto, promoviéndose así reacciones circulares sociales. Estas constituyen para Rivière el marco genético que sostiene enteramente toda la comunicación posterior. Con esos estímulos repetidos y contingentes que el adulto entrega al bebé, se establecen las bases de la predictibilidad y las posibilidades de anticipación indispensables para el desarrollo de la comunicación intencional. De inicio solo hay este mecanismo de reacción circular y una predisposición a la detección de contingencias, que permiten la interacción social y el proceso de construcción de intenciones. En función de ello la experiencia tiene en Rivière un valor fundamental, pero no la concibe operando sobre “la nada” sino entramada con un complejo estado inicial y predisposiciones que trae consigo el recién nacido. Luego, es preciso notar lo que la concepción rivièreana le debe a los desarrollos de Vygotski. Importa particularmente retomar su abordaje del gesto de señalar, que ejemplifica con claridad la construcción de la intención comunicativa sobre la base de acciones intencionadas en el escenario de situaciones de interacción: “Al principio, el gesto indicativo no era más que un movimiento de apresamiento fracasado que orientado hacia el objeto, señalaba la acción apetecida. El niño intenta asir el objeto alejado de él, tiende sus manos en dirección al objeto, pero no lo alcanza, sus manos cuelgan en el aire y los dedos hacen movimientos indicativos. Se trata de una situación inicial que tiene ulterior desarrollo (...). Cuando la madre acude en ayuda del hijo e interpreta su movimiento como una indicación, la situación cambia radicalmente. El gesto indicativo se convierte en gesto para otros. En respuesta al fracasado intento de asir el objeto se produce una reacción, pero no del objeto sino por parte de otra persona. Son otras las personas que confieren un primer sentido al fracasado movimiento del niño. Tan sólo más tarde, debido a que el niño relaciona su fracasado movimiento con toda la situación objetiva, él mismo empieza a considerar su movimiento como una indicación.”(Vygotski, 1931/ 2000, p. 149). Se ve aquí la construcción de un gesto a partir de una acción intencionada fallida del niño en el encuentro con la respuesta del adulto que, no sólo completa la acción del niño, sino que con su intervención enseña al niño a intercalar esquemas de acciones dirigidos a objetos y esquemas de acciones dirigidos a personas, de modo de lograr acciones intencionadamente comunicativas. Riviere propone un modelo de semiosis evolutiva, que puede analogarse con el pensamiento constructivista de Piaget y Vygotsky, quienes consideraban al conocimiento como un proceso, no como un estadío. Riviére se pregunta cómo logra el bebé realizar intencionadamente acciones significativas, es decir, cómo logra producir intencionadamente signos. El desarrollo conduce desde un primer momento de semiosis no intencionada, pasando por un tiempo de semiosis intencionada preverbal -primeros gestos intencionados-, hasta la producción de significados mediante el uso del lenguaje. Los primeros signos de los bebés, sus primeros llantos, por ejemplo, no suponen una intención comunicativa; pero sus signos no nacen en el vacío sino en un mundo de seres interpretantes: adultos que les otorgan sentido e intención, promoviendo la capacidad de generar intencionadamente signos y significados. Piaget sostenía que el conocimiento es una forma de adaptación equivalente a la evolución orgánica, una construcción progresiva amparada por un principio de continuidad funcional. Afirmaba que desde los rudimentos más elementales del instinto hasta las operaciones más complejas, operan las mismas leyes, siguiendo una marcha progresiva en la que la asimilación y la acomodación juegan un papel primordial en el intercambio entre el sujeto y el entorno. Vygotsky, por su parte, reformuló la psicología desde los presupuestos marxistas sosteniendo que para entender al individuo primero deben comprenderse las relaciones sociales en que aquél se desenvuelve, destacando también la importancia de la interacción intersubjetiva. Por lo demás, postulaba una continua interacción entre las condiciones sociales -que son mutables- y la base biológica del comportamiento humano: el desarrollo sigue desde su origen dos líneas diferentes: un proceso elemental de base biológica y un proceso superior de origen sociocultural.
*Imp lenguaje: Uno de los conceptos fundamentales su teoría es la mediación: proceso
de intervención de un elemento intermediario en una relación. En ese sentido, el lenguaje es el principal mediador en la formación y en el desarrollo de las PPS. La mediación constituye un sistema simbólico, elaborado en el curso de la historia social, que organiza los signos en estructuras complejas. Vygotsky consideraba que la adquisición del lenguaje constituye el momento más significativo en el desarrollo cognitivo. El lenguaje media la relación con los demás y con uno mismo. Tiene una naturaleza social. (vygot) .
En las primeras acciones comunicativas del niño se intercala un caso especial de
esquemas de acción dirigidos a las personas: la búsqueda de contacto ocular; se intercala también un fenómeno que ya implica una primitiva triangulación entre el niño el objeto y el adulto: el fenómeno de atención conjunta. El juego de miradas que transita del contacto ocular a la atención conjunta nos lleva directamente a la otra cara de la semiosis humana: la intersubjetividad.
Esta especificidad de la interacción humana hace que la distinción, que señalamos
al inicio, entre una semiosis de la significación -en la que la intención de significar no existe o no se considera pertinente o posible especular acerca de ella- y una semiótica de la comunicación -en la que la intención define al acto semiótico- sea un instrumento poco sensible. Entre ambas existe un hueco que una semiótica humana evolutiva no puede ignorar.
Entre el mero intercambio de información y la comunicación intencionada, en su más
estricto sentido, existen modos diversos de estar con el otro. No se trata sólo de que los primeros gestos producidos por los niños se modelen en un contexto de intersubjetividad, sean interpretados en ese contexto y que, cuando comiencen a ser intencionadamente dirigidos, lo hagan a interpretantes que son conocidos y definidos mediante experiencias de intersubjetividad. Se trata de que en las interacciones que preceden a la comunicación gestual existen modos de estar con el otro que permiten compartir signos aunque éstos no sean intencionadamente dirigidos; y de que, en el proceso de formación de los gestos parecen presentarse formaciones intermedias, no intencionadamente comunicativas aún, en las cuales los estados de intersubjetividad cumplen un papel crucial. Pero hay algo más, la variedad de modos de estar con los otros que no son estrictamente comunicativos no se limita a formas previas a la aparición de la comunicación intencionada; incluso cuando ésta se ha establecido, otros modos subsisten. Nos estamos refiriendo a las cualidades de producciones sígnicas que comienzan a manifestarse en momentos posteriores del desarrollo.
El niño construye, además, símbolos en soledad. Pero en una soledad en la que él
mismo es emisor e interpretante de sus propios signos; en un espacio psíquico en que la interacción ha sido internalizada. Sólo una semiótica que contemple la cualidad intersubjetiva de la relación entre emisor y receptor puede acercarse a la comprensión de los gestos dirigidos a sí mismos, de los gestos generados en espacios compartidos que no parecen estar intencionadamente dirigidos a otros, de aquellas producciones sígnicas que presentan variedades de intencionalidad por estar tejidas en una red de intersubjetividades.
En el pensamiento psicológico de tradición piagetiana, en cambio, el carácter
simbólico de un signo no está determinado por la modalidad arbitraria de relación que se establece entre el signo y su objeto sino por su modo de producción y función; por su capacidad de representar lo ausente, capacidad que implica la distinción significante-significado. Rivière retoma la idea piagetiana de función simbólica como la capacidad de evocar significados ausentes mediante el empleo de significantes claramente diferenciados de sus significados y orienta su trabajo hacia el análisis del proceso de selección de significantes motivados e idiosincrásicos.
En 1997, en el artículo Teoría della mente e metarappresentazione, Ángel Rivière
presenta por primera vez una teoría del desarrollo semiótico cuyo rasgo más llamativo es, tal vez, la propuesta de un mismo mecanismo de producción de significado - la suspensión- como generador de formas de semiosis muy diferentes y de diverso grado de complejidad.
El rasgo más llamativo del modelo es que, en él, la capacidad de construir
intencionadamente signos, de generar semiosis, se explica como el resultado de la aplicación de un único mecanismo denominado mecanismo de suspensión. “Suspender es, en el sentido que nosotros lo decimos, “dejar algo sin efecto”. Hacer que una acción, una representación del mundo o una estructura simbólica dejen de tener los efectos normales que tendrían sobre el mundo real o mental. Suspender es hacer que deje de regir algo: bien los efectos materiales de las acciones, o las propiedades literales del mundo, o el significado aparente de un enunciado o de una representación simbólica.” (Rivière y Español, 2002, p.2, citado por el original en castellano). De acuerdo con el modelo, modos diversos de producción de significado tienen lugar en el vacío que deja la suspensión. El análisis de la evolución de este modo peculiar de semiosis se realiza en términos ontogenéticos y filogenéticos. Las formas de producción de significado basadas en el mecanismo de suspensión se elaboran y complican a lo largo de la ontogénesis humana. El modelo describe cuatro niveles, ordenados genéticamente, que corresponden a formas semióticas particulares: los gestos deícticos, los símbolos enactivos, el juego de ficción y la alusión metafórica. Asimismo, una idea básica del modelo es que el mecanismo que subyace a todos ellos se deriva de uno más primitivo que se pone en juego en pautas de semiosis animal, lejanas filogenéticamente de las formas más elaboradas de suspensión representacional o simbólica que se encuentran en el hombre. Al puntualizar los niveles que lo componen, el modelo indica claramente que no pretende dar cuenta de la extensa producción sígnica humana: los signos que segrega la suspensión como mecanismo de creación semiótica son específicos y particulares.
. El tratamiento que da a las reacciones circulares está directamente vinculado con su
convicción, de entonces, de que la psicología no podía abandonar sus pocos bien logrados cuerpos teóricos como el piagetiano y vigotskiano (por lo que la explicación psicogenética debía incluir la interacción como factor formante) pero que no bastaba con recuperarlos sino que era preciso combinarlos y reformularlos a la luz de los datos provistos por la psicología cognitiva del desarrollo. Cierta precaución ante las propuestas innatistas, a veces rápidas y temerarias, provenientes de la psicología cognitiva del desarrollo (aunque también de otros ámbitos) completaba su visión.
Triada: un signo, su objeto y su interpretante. El
La semiótica peirceana se muestra como el marco adecuado para el estudio de la interacción y que ésta, además de poder contener los fenómenos semióticos en los cuales se evidencia una intención comunicativa, puede extenderse hasta abarcar tanto los intercambios de información que existen en el mundo animal - en los cuales no se aprecia una intención comunicativa ni desde el punto de vista del emisor ni del receptor del signo- como las interacciones entre el adulto y el niño aun cuando éstas carezcan de una intención comunicativa, al menos por parte del niño. Sin embargo, en la semiosis humana, las interacciones de la díada constituyen el escenario en el cual se despliegan dos habilidades o cualidades: intención e intersubjetividad. Bibliografía consultada [18:49, 19/6/2020] Cata: Español, S. (2004) Cómo hacer cosas sin palabras: gesto y ficción en la infancia temprana. Introducción. A. Machado: Madrid. [18:49, 19/6/2020] Cata: Español, S. (2010). Interazione precoce. Una prospettiva vygotskiana a partire dagli schemi di Piaget, 25 anni dopo. Metis, 17 (1) 67-92. [18:49, 19/6/2020] Cata: • Baquero, R. (1997). Vygotsky y el aprendizaje escolar (Cap. 2. Ideas centrales de la teoría Socio-histórica). Buenos Aires: Aiqué. • Vygotsky, L. S. (1933/2000). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores [Cap. 3. Dominio de la Memoria y el Pensamiento]. Barcelona: Crítica. • Vygotsky, L. S. (1933/2000). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores [Cap. 4. Internalización de las funciones psicológicas superiores]. Barcelona: Crítica. • Wertsch, J. (1988). Vygotsky y la formación social de la mente (Cap. 3 Los orígenes sociales de las funciones psicológicas superiores). Buenos Aires: Paidós. • Wertsch, J. (1988). Vygotsky y la formación social de la mente (Cap. 2 El método de Vygotsky). Buenos Aires: Paidós. [18:50, 19/6/2020] Cata: • Castorina, J. A. (2012). Psicología y Epistemología Genéticas. Buenos Aires: Lugar. • Ferreiro, E. (1984). Piaget. Los hombres de la historia, 7, (pp.1-28). Buenos Aires: Centro editorial de América Latina. • Lenzi, A., Borzi, S., & Tau, R. (2010). El concepto de desarrollo en Psicología: entre la evolución y la emergencia. Revista Fundamentos en Humanidades, 11(22), (pp.139-163). Piaget, J. (1971). Psicología y Epistemología. [Cap. 1. La epistemología genética]. Madrid: Emecé. • Castorina, J. A. (2012). Psicología y Epistemología Genéticas. [Clase 2. Conocimiento y acción]. Buenos Aires: Ed Lugar. • Piaget, J. (1967/1983). Biología y Conocimiento [Cap. 1. Planteamiento del problema]. México: Siglo XXI. • Piaget, J. (1936/1994). El nacimiento de la inteligencia en el niño [Introducción]. Grijalbo: México. • Wolman, S. (2003). Características de los esquemas de acción y su significado en la teoría psicogenética. Ficha de cátedra. Buenos Aires: Publicaciones de Facultad de Psicología, UBA. • Castorina, J. A. (2012). Psicología y Epistemología Genéticas Buenos Aires: Ed Lugar. [Clase 6 La equilibración de los sistemas de conocimiento. El funcionamiento. Los procesos funcionales y las tesis básicas de la equilibración] (pp. 119 a 126). Buenos Aires: Lugar editorial. • Coll, C. (1983). La construcción de esquemas de conocimiento en el proceso de enseñanza/aprendizaje. En Coll, C. (Comp.) Psicología Genética y aprendizajes escolares (pp.183-202). Madrid: Siglo XXI.