Cómo Reaccionar Ante La Adversidad

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Cómo reaccionar ante la adversidad

PASAJE CLAVE: 2 Corintios 12.7-10


LECTURAS DE APOYO: Josué 1.9 | Juan 14.2, 3 | 1 Corintios 1.2
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la vida tomamos muchas decisiones, pero algo que nunca
decidiremos escoger es la adversidad.
Sin embargo, todos estamos expuestos a vivir momentos de adversidad, pues
vivimos en un mundo lleno de pecado y maldad. La adversidad es un estado
de sufrimiento y dificultad, el cual puede incluir angustia, problemas, pruebas
y decepciones. De ser posible, trataremos de evitar todo aquello que cause
dolor, pero al hacerlo nos perdemos grandes bendiciones.
DESARROLLO DEL SERMÓN
La Biblia nos da muchos ejemplos de personas que enfrentaron adversidades
y que descubrieron que Dios las usó para bendecirlas. Todas estas personas
nos hubieran podido decir que valió la pena sufrir con tal de recibir lo que se
les dio como resultado.
Ejemplos de las Sagradas Escrituras
José sufrió traición, esclavitud y prisión antes de venir a ocupar el lugar más
importante en Egipto después de Faraón.
Moisés estuvo fugitivo en el desierto antes de que Dios le llamara para que
guiara a su pueblo Israel fuera de Egipto.
David pasó muchos años huyendo de Saúl antes de llegar a ser el rey más
prominente del Antiguo Testamento.
Ester fue una exiliada judía hasta que Dios la elevó a la posición de reina de
Persia y la usó para salvar a su pueblo.
Daniel estuvo cautivo en Babilonia, pero fue promovido por el rey a una alta
posición en el gobierno. n Los discípulos de Jesús sufrieron persecución, pero
Dios usó esa adversidad para diseminar el cristianismo a lo largo del mundo
romano.
María y Marta sufrieron la pérdida de su hermano antes de que Jesús le
resucitara.
El ejemplo de Pablo
La adversidad puede venir a ser una bendición de Dios si reaccionamos de la
misma manera que Pablo en 2 Corintios 12.7-10. Como consecuencia de las
grandes revelaciones que recibió del Señor, también se le dio un “aguijón en
la carne” para que se mantuviera humilde. El apóstol le pidió a Dios en tres
ocasiones que esto fuera quitado de su vida, pero Él le respondió: “Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (v.9). A lo que
Pablo respondió: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (v.9).
Dos respuestas ante la adversidad
En medio de la aflicción, las personas reaccionan de dos maneras
completamente diferentes.
Se alejan de Dios. Si el Señor no llena sus expectativas, algunos se sienten
decepcionados y reaccionan de las siguientes maneras:
Dudan de la existencia del Señor. Como ven que ha permitido que la
adversidad suceda, se preguntan si Él es tal como la Biblia lo describe.
Culpan a Dios. Como no evitó que el motivo de dolor sucediera, deciden
culpar a Dios.
Se alejan del Señor para siempre. Hay algunos que no pueden tolerar las
dificultades y se enojan tanto con Dios que nunca regresan a Él.
Rechazan la Biblia. Cuando las personas desconocen las enseñanzas de la
Palabra de Dios y sus expectativas no son llenadas, llegan a pensar que el
Señor no cumple sus promesas. Pero el problema no radica en la fidelidad de
Dios, sino en la interpretación que han dado a su Palabra.
Cultivan odio y enojo. El resultado de esa reacción es una ira mucho más
grande, la cual lleva a las personas a la amargura. Y es esa amargura la que
puede envenenar cada aspecto de sus vidas y traer miseria a los que les
rodean.
Desperdician su vida. Aquellos que se alejan de Dios y de su Palabra
renuncian al plan que Él tiene para ellos. La adversidad que fue diseñada para
acercarlos al Señor ha sido desperdiciada al igual que sus vidas.
Avanzan hacia una comunión más profunda con Dios. En vez de alejarse del
Señor, la mejor opción es acercarnos más a su presencia en medio de la
adversidad. Esta opción trae como resultado lo siguiente:
Fe inconmovible. En medio de nuestro dolor, el Señor ha demostrado ser fiel,
al no hacer lo que deseábamos, sino al cumplir sus promesas y estar con
nosotros durante el sufrimiento.
Paciencia incansable. Es al comprender que Dios está con nosotros y que
tiene un propósito para permitir la adversidad, que recibimos de Él la
paciencia necesaria para esperar por su tiempo. Podemos confiar en que no
prolongará nuestro sufrimiento más allá de lo que sea necesario.
Valentía inquebrantable. Dios exhortó a Josué a esforzarse y a ser valiente,
pues Él le acompañaría en todo momento (Jos 1.9). Y lo mismo nos dice a
nosotros en la actualidad. Cada vez que confiamos en el Señor recibimos la
valentía que necesitamos para perseverar y enfrentar el próximo desafío con
fe.
Pureza creciente. La adversidad nos impulsa a examinar nuestra vida.
Cuando venimos ante el Señor, en medio del dolor y las dificultades, Él revela
nuestros pecados y errores. De esa forma podemos arrepentirnos, ser
purificados y vivir en santidad. Esa es una de las formas en las que somos
hechos conforme a la imagen de Jesucristo. Es así también como cambian
nuestros deseos para que no anhelemos nada que no esté de acuerdo con la
voluntad de Dios. La Biblia nos llama santos, y esa es la manera en la que
debemos vivir (1 Co 1.2). En medio de la adversidad, la santidad deja de ser
una palabra, y se convierte en un estilo de vida. El Señor no espera que
llevemos una vida exenta de pecados, sino una que esté completamente
comprometida con Él.
Gran amor por la Palabra de Dios. Nuestra primera reacción ante la
adversidad debe ser leer la Biblia, para así preguntarle al Señor lo que desea
mostrarnos. La Palabra de Dios es nuestra posesión más valiosa, pues el
Señor nos habla por medio de ella, nos anima, guía, consuela y reprende. Es
al enfrentar la adversidad con una voluntad sometida a Dios, con una
determinación a seguirle y con una fe firme en su Palabra, que podremos
aceptar la prueba que llegue a nuestra vida. Es de esa manera que
reconoceremos que la meta del Señor es transformarnos de acuerdo a su
propósito y podremos dar un mejor testimonio ante las demás personas.
Puede que no tengamos la opción de elegir en relación con la aflicción, pero
cuando llegue a nuestra vida, podremos decidir cómo reaccionaremos ante
ella. Se nos da la opción de rendirnos ante la voluntad de Dios, pues sabemos
que Él usará cada prueba para nuestro bien o podemos alejarnos del Señor,
vivir en rebelión y desperdiciar nuestra vida.
REFLEXIÓN
Piense en las consecuencias de vivir dentro de la voluntad de Dios en medio
de la adversidad. ¿Qué cambios debe hacer usted en su vida para que el
Señor produzca tales cosas?
Piense en personas que se han alejado de Dios. ¿Ha permitido usted que la
decepción le lleve a imitarlas? ¿Cuáles fueron las consecuencias en su vida?
¿De qué manera ha moldeado la Biblia su actitud en cuanto a la adversidad?
¿Qué pasajes o personajes bíblicos le han servido de ejemplo y le han
animado en medio del sufrimiento y la dificultad?

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