2 - Ponencia - Bello MUNDO TOTONACO
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Doctor en Historia y Estudios Regionales. Profesor Investigador Titular B, adscrito a la Dirección de la
Universidad Veracruzana Intercultural Sede Totonacapan, Espinal, Veracruz. Correos: [email protected],
[email protected]
1
El objetivo es reflexionar desde la experiencia de los participantes, sujetos interesados en el
inter-aprendizaje de sus derechos, en torno a sus valores desde su cosmovisión y lengua
materna, para compararlos con los de la democracia y ciudadanía liberal, e incorporarlos
como contenidos para la formación ciudadana intercultural.
El problema de investigación
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Ver Principales resultados por localidad del Censo 2010, consultado en
www.inegi.org.mx/sistemaa/inter/consultar=info.aspx recuperado el 4 de mayo de 2016
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captar los “contenidos indígenas verbalmente implícitos” (significados indígenas) y los
“contenidos vivenciales” implícitos en la cotidianidad, para identificar “los rasgos
genéricos y positivos de las sociedades indígenas” (Bertely, 2007).
[…] talleres de inter-aprendizaje sobre ciudadanía intercultural entre líderes reales y/o
potenciales de nuestros pueblos indígenas, y estudiantes y profesores de las universidades
concernidas. Estos talleres fueron espacios privilegiados de investigación-acción. Espacios de
intercomprensión mutua que nos permitieron, desde los saberes previos de los participantes,
construir los contenidos temáticos de los materiales de educación ciudadana intercultural que
se han desarrollado en casa país (Tubino, 10; en Bertely, 2007:10).
3
El curso-taller “Uso de costumbres para cargar la comunidad: normas y reglas comunitarias” impartido en la
comunidad tepehua de San Pedro Tziltzacuapan a sus autoridades: agente municipal, subagente, juez auxiliar,
y a quienes ocupan cargos en los distintos comités de gestión y trabajo comunitario, de noviembre 2011-
marzo 2012 durante 10 sesiones; véase BELLO LÓPEZ, Daniel (2014). "Una experiencia de promoción de
los derechos indígenas mediante la educación no formal para favorecer la interculturalidad”.
En: Salvador Martí y Gunther Dietz (Coords). pp. 143-161. Y la implementación del Taller “Semillas de
ciudadanía” entre el Instituto Federal Electoral y la UVI en 2011-2012 en la Sede Huasteca.
4
Realizado por la Red Internacional de Estudios Interculturales (RIDEI) en 2004 implementado en Bolivia,
México, Nicaragua y Perú. Para el caso de México se realizó en Los Altos de Chiapas, la Región Norte y la
Selva Lacandona de Chiapas coordinado por María Bertely (2007) del CIESAS, teniendo como contraparte al
movimiento pedagógico intercultural bilingüe y comunidades tzeltales, tsotsiles y ch’oles.
3
La diferencia entre una educación para la democracia activa liberal promovida por el
Instituto Nacional Electoral y la democracia activa solidaria, radica en que la primera hace
énfasis en la competencias cívicas5 sobre todo para elegir gobernantes, el ejercicio de los
derechos humanos y la construcción de oportunidades para la igualdad. Aun cuando
considera la democracia como un modo de vida, impulsa como otra competencia cívica: “El
reconocimiento de la ciudadanía, como la identidad política individual y colectiva”,6 en un
plano de igualdad y sin distinción alguna, que si bien iguala a todas las personas ante la ley
y previene la discriminación, no reconoce la diversidad cultural existente y característica de
México.
La apuesta es contribuir a una formación ciudadana con pertinencia cultural que promueva
“contenidos con significado” para las comunidades y la reflexión con actores, líderes y
autoridades comunitarias sobre la viabilidad de la participación comunitaria autónoma en
5
Ruíz Ramírez, María Teresa (S/F). Desarrollo de Competencias desde la Teoría Constructivista. Lecturas
Complementarias Archivo PDF CD Interactivo. IFE/Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y
Educación Cívica.
6
El objetivo general del Modelo de Educación para la Participación Democrática(MEPD): “Favorecer el
desarrollo de competencias cívicas que promuevan la formación de ciudadanos y ciudadanas capaces de
participar democráticamente en los asuntos públicos”. El MEPD pretende fortalecer dos competencias
básicas fundamentales: a) El reconocimiento de la ciudadanía, como la identidad política individual y
colectiva que iguala a todas las personas en derechos, sin distinción por motivos de género, pertenencia
étnica, posición social u otra condición, y b) La comprensión y apropiación de las reglas y procedimientos
democráticos fundamentales que permiten al ciudadano(a) exigir a las autoridades el cumplimiento de
derechos a través de su participación en el ámbito público. Véase Modelo de Educación para la Participación
Democrática Archivo Flash Player CD Interactivo IFE Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y
Educación Cívica.
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torno a los derechos indígenas desde una perspectiva del reconocimiento -y no sólo la
redistribución-, desde sus principios y valores “propios” y aspiraciones que dialogan y se
“configuran” en interacción con los hegemónicos. En el contexto de comunidades
altamente diferenciadas social y políticamente, con experiencias de participación política
formal en situaciones de competitividad y alternancia municipal, como las del
Totonacapan.
5
En síntesis, un proceso de formación ciudadana implica que el individuo desarrolle
competencias para la participación y convivencia democrática, la exigibilidad de derechos,
pero también el cumplimiento de sus obligaciones y responsabilidad social como
ciudadano, entre ellas, el respeto al derecho de los demás.
6
las capacidades y competencias necesarias (cognitivas, valorales, sociales, afectivas y
prácticas) para ejercer esos derechos [ciudadanos], así como las responsabilidades
asociadas a ellos, en su calidad de miembros de una comunidad política determinada”
(González Luna, 2010:35-36).
Entonces la formación ciudadana debe pugnar por una ampliación de la ciudadanía que
genere la inclusión a través de políticas públicas compensatorias protegidas por derechos
sociales, que no condicionen a quiénes están en desventaja a que “se adapten” o modifiquen
sus hábitos y maneras de ser, para integrarse a la sociedad nacional, se les debe permitir el
desarrollo de sus derechos culturales para ampliar su ciudadanía: “Así, el construir
ciudadanía intercultural en una realidad multicultural supone favorecer la participación de
las diversas culturas en los espacios públicos” (Ansion, 2007:58).
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Pero la educación en derechos no puede ser “intelectualista”, promotora del conocimiento
de los derechos, para una supuesta mayor exigibilidad, debe ser más bien asociada con la
sensibilidad y afectividad, para fortalecer la identidad de la persona:
María Bertely luego de revisar los valores y rasgos genéricos de la sociedad indígena
define la educación ciudadana intercultural como aquella que promueve la democracia
activa y solidaria:
En consecuencia, la educación para una democracia activa y solidaria por una parte se
esfuerza por contrariar las relaciones de dominación y sumisión, mediante la explicitación de
un tipo de relación liberadora y democrática y, por la otra, busca encarnar mediante la
actividad una visión positiva de la justicia y de la igualdad: una praxis (Bertely, 2007:42).
Interculturalidad y Democracia
8
La interculturalidad es una relación entre personas que portan culturas diferentes y
establecen relaciones “realmente existentes”, no a futuro en un plano deseable; que se
convierte en una “interculturalidad de hecho”, y debe ser abordada desde un “sentido
descriptivo” (Ansion, 2007:41-42), en situaciones de conflicto que generan relaciones de
desigualdad y opresión. Las cuales deben transformarse, creando condiciones para el
reconocimiento entre diferentes y el establecimiento de relaciones más equitativas, a partir
del aprendizaje recíproco para “influirse mutuamente” donde las personas “diferentes” se
exponen a “influencias externas”.
Recordando que la interculturalidad se refiere, en primer lugar, a una situación de hecho, es
importante saber que para construir ciudadanía en una perspectiva intercultural debe partirse
de reconocer y analizar las múltiples influencias que se han forjado entre nuestros grupos
culturales y étnicos. Y, para ello, recordar que, aunque a veces lo querramos negar, estas
influencias nunca son de un solo sentido. Solo sobre la base de ese reconocimiento es posible
construir desarrollo y una ciudadanía amplia (Ansion, 2007:60).
Para todo ello, es importante una formación ciudadana, que los actores sociales, los líderes,
los ciudadanos que conviven en contextos multiculturales, interioricen la importancia de
mantener sus “modo de” y “maneras de”: organizarse, de entender y acercarse a la realidad,
de discutir en la diversidad y aceptar las diferencias culturales.
El sistema de valores que funda la democracia solidaria no supone tampoco reciprocar sólo
bienes materiales y simbólicos, sino la vigencia de normas sociales también compartidas, que
regulan, premian y sancionan determinados comportamientos, de tal modo que el gusto o la
mezquindad asociados con el compartir, reciprocar y concelebrar expresan el nivel de apego a
dicho sistema de valores (Bertely, 2007: 39).
De ahí la necesidad de contrastar valores y principios entre las culturas de los participantes
en interacción y diálogo, para construir una ciudadanía intercultural y diferenciada que sea
asumida por indígenas y no indígenas al interior de las comunidades y los territorios de los
pueblos originarios, pero reconocida por el Estado y la sociedad nacional.
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se reconocen: “[…] identificando con ellos los rasgos específicos de su experiencia
particular en determinado pueblo” (Gasché, 2008a:368).
Según Gaché (2008a: 379-381) controlar hace alusión a una conducta que se opone de
manera “congruente” a la dominación/sumisión capaz de contrariarlas de manera
propositiva. Controlar es oponerse proactivamente, al “encarnar” (representar) una visión
que recupere la confianza en la justicia y la igualdad, el derecho y las obligaciones; para
luchar por ellos.
11
y ceremonial (fiesta y mayordomía: compartir y ayudar); donde sobresale la reciprocidad,
la cual debe entenderse como el dar para recibir a futuro.
Aspectos metodológicos
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ignora pero necesita adquirir. A su vez, reconocer la necesidad y llevar a cabo
intencionalmente la dinámica de esta adquisición (aprendizaje) a través del método inductivo
intercultural arriba mencionado; crea las condiciones de un diálogo más igualitario entre
docentes no indígenas y alumnos indígenas y, por implicar la valoración del saber indígena,
abre la vía hacia la superación de las relaciones de dominación/sumisión (Gasché, 2008b:
346).
Resultados preliminares
Durante la actual etapa de puesta en marcha del proyecto, se planteó realizar un taller de
sensibilización sobre etnicidad para conocer la autoestima étnica y la adscripción a su
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identidad.; además de socializar los derechos de los pueblos indígenas. Siguiendo la
recomendación de Fidel Tubino (Cfr. Cita pág. 3) en el sentido de que la educación en
derechos debe fortalecer la identidad propia del individuo y comunitaria, para de ahí
construir la identidad ciudadana a partir del auto-reconocimiento de quienes han sido
discriminados como ciudadanos sujetos de derecho.
A la fecha, se han desarrollado dos talleres. El primero sobre los derechos “Atribuciones y
funciones de las autoridades y derechos indígenas”, y el segundo: “Autoestima étnica,
sentimiento de pertenencia y derecho a la autoadscripción”7.
Entre las necesidades que la planta tiene para crecer identificaron: Agua para que se pueda
desarrollar, darle mantenimiento para que este “limpia” todo el tiempo, de ser cultivada
bien para que se desarrolle, fertilizada y requiere de calor, darle lluvia y tener aire. Ante la
pregunta ¿qué necesitan las piedras para crecer? La respuesta generalizada fue que las
piedras no crecen, que más bien, las piedras se parten para aprovecharlas y construir.
7
Agradezco a la Lic. en Comunicación Bani Ruano Mora colaboradora del proyecto, su apoyo para el diseño
y facilitación del taller, realizado el sábado 5 de noviembre en Buenavista, Espinal, Ver.
8
Ver Relatoría de taller: “Atribuciones y funciones de las autoridades y derechos indígenas” realizado el 8 de
octubre de 2016 en Buenavista, Ver.
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Respecto a los derechos que consideran tienen, a continuación se mencionan9 respetando el
orden por ellos otorgado:
Derecho a ser libres, a la libertad. Derecho a manifestarnos libremente, expresando las ideas
ante cualquier persona.
Derecho a que se respeten nuestros DERECHOS, pero están conscientes de que deben
Respetar los derechos nosotros mismos, pero que los de deben respetar las autoridades.
No se debe maltratar o agredir verbalmente a una persona: Derecho a ser respetado. A no ser
atropellado en nuestros derechos
El derecho al agua. El agua se necesita consumir potable, para extraerla del manantial y
llevarla entubada, por eso también se pide a la autoridad porque escasea.
Resulta interesante el tipo de derechos conocidos por los participantes, al enlistar en primer
orden a los de carácter político, luego, aquellos que dan acceso a la seguridad jurídica, y
los últimos en mencionar fueron los derechos humanos, destacando los derechos al agua y a
la vida. Durante el ejercicio no se logró identificar plenamente, la necesidad con el derecho
que la satisface, incluso a éste primero, lo consideran como el acceso a servicios,
identificados con aquellas prerrogativas que la constitución establece como garantías
individuales. Y solo en algunos casos logran asociar, la necesidad con el derecho que
conocen y lo enuncian como tal, por ser un derecho humano reconocido por el gobierno.
En el taller sobre autoestima étnica se les pidió a los asistentes que pensaran en una palabra
o valor que los describiera como son, que los identifica10. Las palabras mencionadas
fueron: Optimista, serio, danzante, puntual, alegre. A partir de ellas, se reflexionó como es
9
Ver Relatoría de taller antes citado.
10
Dinámica inspirada y adaptada de un ejercicio realizado durante un taller para reforzar la autoestima,
durante el taller “Responsabilidades, funciones y compromisos” con productores de vainilla del municipio de
Zozocolco de Hidalgo, retomado de Silvia del Amo et. Al. (S/F: 3 y 6).
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que esas palabras pueden representar valores que nos sirven para actuar, pensar y que
incluso esos valores nos ayudan a trabajar, danzar y producir. A la pregunta 11 ¿qué
necesitamos para danzar? Contestaron que “Tenemos que ser serios, optimistas, puntuales y
trabajadores para hacer una buena danza”.
Luego de la proyección del videoclip de la canción “Yo estoy muy orgulloso” que hace
referencia a la convivencia en la diversidad, al respeto a ser diferente; se abordaron
cuestiones sobre la diversidad y el orgullo en relación a su pertenencia étnica que
relacionan con el uso de su lengua materna: “Yo me siento orgulloso de hablar totonaco. Ya
no todos lo hablamos. Estamos orgullosos de hablar, entender el totonaco, como no lo
enseñan desde chicos, ya no lo entienden bien, algunos ya no lo hablan. Como nuestros
padres lo hablaban en la casa, sí aprendimos”.
Las respuestas se relacionan en parte con las palabras asociadas a valores o formas de ser,
que escogieron para identificarse. Orgullo de ser danzante que se asocia con el optimismo,
el ser alegre. Orgullo por servir a su pueblo, lo que sin duda se gana con seriedad y
puntualidad para ganarse la confianza mutua, mediante la práctica de la honradez y el
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A continuación, las respuestas y testimonios citados provienen de los registros en papelógrafos que
resumen las ideas centrales de los participantes en el taller, o la respuesta de los equipos de trabajo a
preguntas formuladas para reflexionar; con ello, se pretende incorporar la “visión” de los participantes para
sustentar nuestras aseveraciones y supuestos. Véase Relatoría del Taller “Autoestima étnica, sentimiento de
pertenencia y derecho a la autoadscripción” realizado el 5 de noviembre de 2016 en Buenavista, Ver.
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respeto a la gente del pueblo, y como al sentirse apoyados, ser correspondidos en
reciprocidad, al ver, “a los compañeros que me apoyan”, pueden desplegar solidaridad en
el cumplimiento de las responsabilidades comunitarias.
A la pregunta, ¿Se debe ser o sentirse totonaco? Lo común es ligarlo con una identidad
lingüística: “Para sentirme totonaco debo hablar totonaco. Yo creo que debe uno sentirse
totonaco. Se siente uno orgulloso porque habla uno el totonaco”.
Sin embargo, entre los mismos asistentes, se da la reflexión en torno a que si dejar de vestir
la indumentaria tradicional les hacer ser menos o dejar de ser, totonacos.
En una ocasión me fui a vender elotes a otro lado, cerca de Coxquihui, como yo no me visto
como ellos, pero hablo totonaco, les ofrecía elotes en español y no me contestaban. Ellos se
hablaban en totonaco, yo escuchaba lo que decían, en eso salió una señora y les habló, dijo
que yo era un luwan, les decía que no me hablaran, que no me dijeran cosas en totonaco
porque no entendía; yo no les decía nada; porque si no me visto, no quiere decir que no
hable totonaco.
Como no, nos inculcaron a usar la ropa, no la usamos. En las escuelas no se nos pedía y nos
quitaron la manera de vestir, nos pedían que pusiéramos pantalón; desde la primaria nos los
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quitaron, nos empezaron a transformar de la ropa, pero el dialecto si lo hablamos. Ahora ya
les piden en las escuelas que se pongan sus trajes.
Mis papás me prohibían hablar totonaco, porque se trataba de mejorar, de aprender bien el
español para irse a la ciudad a trabajar. En la casa no querían que lo hablara, lo aprendí en
la calle con los amigos.
No sólo se es o siente uno totonaco por hablar la lengua, sino porque practicamos las
costumbres que hay aquí, somos danzantes. Nosotros fuimos danzantes y ellos son la nueva
generación que danza (refiriéndose a los jóvenes presentes).
Deben conocer la raíz de la danza que practican, deben mejorar su práctica, que sientan la
danza, la emoción, no es nada más de bailarla. Uno va con emoción, piensas como te van a
recibir, como te van a aplaudir para darte ánimos.
La danza sigue siendo una manifestación cultural que no solo venera y acompaña la
religiosidad totonaca, sino también sigue como una actividad cultural ligada a las
expresiones artísticas. Aunque el ser danzante ligado al desempeño de un cargo, ha perdido
vigencia dentro de la organización comunitaria, en especial en Buenavista, tal vez porque la
danza se ha “rescatado” desde la escuela, ha perdido incidencia dentro de la organización
festiva, pero su expresión como arte distintivo sigue vigente.
Hasta hace algunos años este sistema jerárquico de cargos [de las mayordomías] se cumplía
de tal manera que todos los miembros de la comunidad pasaban por los distintos escalones.
Los danzantes son parte de este sistema religioso. Antiguamente todos los jóvenes mayores
de diesiocho años cumplidos tenían que cumplir una promesa de cuatro años participando en
alguna danza, pudiendo llegar a ser caporal jefe de un grupo de danza.
Así la danza sigue ligada a la organización del sistema de fiestas, más que a la organización
social, que en efecto, dentro del sistema de fiestas: “… se mantiene como un instrumento
cohesionador de la comunidad o de un sector de la comunidad que sería el que aún se siente
totonaca; rescatador de una identidad y una cultura” (Guadarrama, 1987: 345).
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¿Qué se siente ser totonaco?
Hay quien sí se avergüenza de hablar totonaco, pero siendo mexicanos todos somos indios,
somos totonacos. Les da pena porque les pueden decir nacos, indio. Hay unos que sienten
orgullo, otros que les da pena, se desprecian así mismos. Si uno tiene orgullo por hablar la
lengua, se siente uno todo el tiempo totonaco.
En un entorno que dota de recursos y buenas cosechas a los totonacos, lo cual, le hace no
depender de la venta de su fuerza de trabajo, donde los ingresos por trabajar al jornal son
complementarios. Los totonacos destaca “como hombres trabajadores y respetuosos pero de
ninguna manera serviles” (Urías, 1987:30), que luchan por lo suyo, para mantenerse como
“hombres libres” cuyo espíritu le hace inconformarse:
Posiblemente los jornaleros mantenían relaciones estrechas con sus comunidades de origen
en la forma en que lo hacen en la actualidad y a pesar de vincularse a la vida productiva
mercantil y capitalista, se transforman sin mestizarse ni material ni espiritualmente; su
consciencia del ser totonacos permanece (Urías, 1987: 31).
Las aportaciones del proyecto son incipientes, más enfocadas a la importancia que la danza
mantiene como un marcador de identidad étnica, por ser un “instrumento cohesionador de
la comunidad” que preserva “una identidad y una cultura”, con cuya práctica los totonacos
de Buenavista se ven identificados y reflejados en sus valores, ahora más como
manifestación cultural, expresión artística, que como parte de la organización festiva. Sin
embargo, esta persistió por su anterior reproducción normada por los sistemas comunitarios
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e incorporación al sistema de cargos, la que si bien se ha dejado de regular, pareciera que la
práctica voluntaria como expresión artística asociada a su importancia como patrimonio
cultural de los totonacos, en la medida que se incorpore a la organización socio-comunitaria
podría recuperar su eje dinamizador de la organización sociocultural dentro del sistema de
fiestas, sobre todo, ahí donde la religiosidad popular está arraigada.
En cuanto a la autoestima, la muestra no permite aún generalizar, pero indica un renacer del
orgullo de ser totonaca, derivado de la revaloración de sus prácticas culturales y de la
lengua tutunaku desde la escuela, institución que antes impulso su aculturación y
subordinación sociocultural. Ello por la resistencia sociocultural y lingüística que desde el
ámbito comunitario se mantuvo. Pero sin duda, es un elemento que permitirá construir las
bases para una formación ciudadana que fortalezca la identidad individual y comunitaria,
para contribuir al auto-reconocimiento de sujetos de derecho en el ejercicio de una
ciudadanía diferenciada.
Bibliografía
ANSIÓN, Juan (2007). “La interculturalidad y los desafíos de una nueva forma de
ciudadanía”. En: Fidel Tubino y Juan Ansión (Eds). Educar en ciudadanía
intercultural. Experiencias y retos en la formación de estudiantes universitarios
indígenas. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú/
Universidad de la Frontera (Chile)/Red Internacional de Estudios Interculturales de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 37-62
BELLO LÓPEZ, Daniel (2014). "Una experiencia de promoción de los derechos indígenas
mediante la educación no formal para favorecer la interculturalidad”.
En: Salvador Martí y Gunther Dietz (Coords). Empoderamiento y educación
superior en contextos interculturales en México. Barcelona: Edicions Bellaterra, pp.
143-161
20
de Chiapas. México, D.F.: CIESAS/Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica
del Perú.
Gasché, Jorge (2008a). “La motivación política de la educación intercultural indígena y sus
exigencias pedagógicas. ¿Hasta dónde abarca la interculturalidad?”. En María
Bertely, Jorge Gasché y Rossana Podestá (Coords.). Educando en la diversidad
cultural. Investigaciones y experiencias educativas interculturales y bilingües. Quito,
Ecuador: Ediciones Abya-Yala/ Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social (CIESAS)/ Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana
(IIAP), pp. 367-397
21
GUADARRAMA OLIVERA, Mercedes (1987). “Ritos y Fiestas”. En Margarita Urías
Hermosillo (Coord.). Coxquihui, Chumatlán y Zozocolco de Hidalgo: Tres
municipios totonacos del Estado de Veracruz. (Historia y realidad actual: 1821-
1987). Xalapa, Veracruz: Coordinadora Estatal de Veracruz, Instituto Nacional
Indigenista. Mimeografiado, pp. 318-400
IFE (S/F). Modelo de Educación para la Participación Democrática. Archivo Flash Player
CD Interactivo. Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica.