ÉTICA DOCENTE Unidad I
ÉTICA DOCENTE Unidad I
ÉTICA DOCENTE Unidad I
MÓDULO
Ética Docente
EstudiantE:…………………………………………………………
2020
Educación Universitaria a
Distancia
Guía Didáctica de
ETICA DOCENTE
INTRODUCCIÓN
Ética Docente tiene como fin, el desenvolvimiento del estudiantado a percibir y
saber sobrellevar los conflictos que se nos presenta en la labor cotidiana de la
vida así como también en lo personal.
Ética Docente quiere que las personas sean susceptibles de por sí, que tengan
la mentalidad de “YO PUEDO”, es así como se dice “Querer es Poder”, y cuando
nos proponemos a ser mejores es una satisfacción el haber logrado una meta.
OBJETIVOS
*Realizar un análisis crítico sobre la existencia de distintas concepciones y
fundamentos del comportamiento ético y moral.
TEXTOS CONSULTADOS
INDICE
UNIDAD I:
UNIDAD III:
UNIDAD IV:
UNIDAD V:
➢ La ética profesional.
• El profesional y la ética.
El valor moral último.
• Los principios éticos.
Las normas éticas básicas.
Juicio ético de la práctica profesional.
Fundamento antropológico para una ética solidaria.
UNIDAD I
1. INTRODUCCIÓN A LA REFLEXIÓN ÉTICA.
Dostoievski aseguraba que sin Dios todo está permitido, ahora parece afirmarse
que sin unos principios éticos universales estamos perdidos. Aunque esto fuera
cierto no prueba que se den efectivamente estos principios.
Autores que no permiten que se cuele sin justificar cualquier valor, más capaces
de soportar la duda y la inseguridad. Pero no deja de ser sorprendente que en
nombre de la desfundamentación y de la crítica radical del pensamiento ético
encontremos a menudo una nueva moral o la defensa resuelta del orden vigente.
El principio no puede ser más alentador, los problemas sobre el mundo actual y
el modo de presentarlos consiguen interesarnos por el tema y hacernos ver la
rotunda necesidad de una reflexión ética pero luego hay una adscripción somera
a alguna corriente filosófica con algún aderezo y de allí ya se pasa a las
respuestas. Se nos escamotea precisamente la discusión más importante, el
problema de la fundamentación, el lugar donde se juega la partida. Lo esencial,
que la reflexión filosófica debería discutir, se da por supuesto.
Luego hay que contar con el recelo más que fundado de que la filosofía moral es
una fuga y una abstracción de los conflictos reales.
Más en Latinoamérica que en Europa, se tenderá a pensar que una filosofía
interesada por cuestiones últimas o de fundamentación que no sea directamente
política o que no sirva para la resolución inmediata de los problemas, refleja un
prejuicio de clase o euro céntrico.
Parece inmoral, ilegítimo, oscuro, inútil, una reflexión fundamental sobre la ética
en un contexto asediado por la violencia y la miseria de muchos y sin embargo,
si es verdad que un grano de verdad es preferible a toda una cosecha de
ilusiones, esta reflexión puede ser una forma de compromiso radical con todos
aquellos que revelan la mentira de los valores vigentes en sus cuerpos
demacrados.
Por último no es menos grave la objeción de que ante una razón cínica la filosofía
moral parece inerme e ingenua. Como dirá J. Muguerza lo mínimo que a uno se
le ocurre preguntar a la ética es lo de las películas: "¿Qué hace una chica como
tú en un sitio como este?".
Pero aun admitiendo que una investigación filosófica pudiera mostrar que más
allá de la utilización de la ética por uno u otro interés particular hay algo universal
que todos deben tener en cuenta, ¿cómo puede la ética filosófica tener alguna
operatividad, alguna influencia en un mundo lastrado por el poder, las urgencias
y un stress que nos imposibilita a menudo una reflexión mínima? No hay ya,
como presuponía la crítica de las ideologías moderna, un velo de inocencia que
nos cubra a todos.
La filosofía y las ciencias sociales podrán ejercer todo lo que quieran su función
crítica y sacar a la luz las causas del mal y del sufrimiento. Los intelectuales
podrán abandonar su ejercicio académico y poner el grito en el cielo ante las
injusticias del presente. No importa. Con ello apenas si desmoronarán la
justificación de aquellos que se sienten más o menos cómodos en el orden
vigente.
La filosofía será quizás una pasión desmesurada por la verdad donde los
problemas -como dirá J. Ortega y Gasset- no entran como los leones en la pista
de circo con un cierto grado de morfinización sino con todo su pavoroso brío.
Pero aún siendo por su inutilidad, altanería y desmesura una tarea en perpetuo
fracaso "está perfectamente justificada como humana ocupación por qué la
fuerza de la filosofía, a diferencia de los otros modos de conocimiento, no se
funda en el acierto de sus soluciones sino en la inevitabilidad de sus problemas.
La filosofía es el único conocimiento que para ser lo que tiene que ser no necesita
lograr la solución de sus problemas, no necesita tener éxito en la empresa." Esta
es toda la grandeza y toda la miseria de la verdad filosófica.
Bacon busca librarnos así de los prejuicios de la especie, del individuo, del
lenguaje y de las escuelas u opiniones filosóficas. R. Descartes expresará pocos
años después con contundencia que solamente con una voluntad de justificación
radical se puede hacer filosofía auténtica. Y el proyecto de ambos goza a mi
modo de ver de una gran actualidad y vigencia.
De hecho piensa que son muy pocas las personas dispuestas a semejante
ejercicio pues sobretodo en filosofía, a diferencia de las demás ciencias,
"creyendo cada cual que todas sus proposiciones son problemáticas, pocos se
dedican a buscar la verdad, e incluso muchos, por adquirir reputación de
ingeniosos, se aplican sólo a combatir con arrogancia las verdades más
patentes.".
No se trata de decir que la filosofía sea el saber más importante, más útil o más
urgente ni de mantener ningún tipo de arrogancia ante los demás saberes. La
filosofía tampoco es primera por una prioridad cronológica como si se tuviera que
hacerse filosofía antes de entregarse a cualquier otro saber.
Podría pensarse con razón que hablar de ética primera es una contradicción en
los términos, que estaríamos traicionando ya de entrada el proyecto de una
filosofía primera libre de presupuestos al introducir en ella sin más lo que casi
siempre se ha considerado como un capítulo, consecuencia o conclusión de un
análisis filosófico previo.
En la mayoría de los autores que han dedicado esfuerzos a una filosofía primera
se descuelga una cierta acidez moral y la consideración de la ética como una
filosofía segunda.
Desde un principio, la ética del discurso fue concebida -al menos en el caso de
la pragmática trascendental- como macro-ética referida al planeta. De ninguna
manera, ni antes, ni ahora, está orientada hacia el problema intra-académico de
la fundamentación última como refutación del escéptico, sino se orienta, desde
un principio, hacia la cuestión de cómo superar las consecuencias a nivel mundial
de la ciencia y técnica contemporáneas por ejemplo la crisis ecológica- a través
de una ética de responsabilidad de validez universal.
En los dos frentes del análisis con el escéptico como oponente posible, no de
manera inmediata, pero sí en última instancia. Resulta que el escéptico es, desde
los tiempos antiguos, el interlocutor decisivo en las indagaciones de las
condiciones de posibilidad de una filosofía intersubjetivamente válida, no
importando su motivación a su ubicación histórico-geográfica.
Las normas morales básicas. Son aquellas prescripciones de carácter ético que
establecen qué acciones de una cierta clase deben o no deben hacerse para
concretar en la realidad, a los principios o a los valores estimados como válidos.
Las normas pueden ser de carácter fundamental o de carácter particular.
En cambio se trata de un juicio valorativo particular aquel que emite la razón del
hombre cuando -teniendo en cuenta los datos que le proporcionan las ciencias y
su experiencia espontánea confrontada intersubjetivamente, llega a juzgar que:
"el aborto es matar a un inocente" o "es una mentira decirle a un desahuciado
que se va a curar".
Los juicios éticos son el punto final de todo razonamiento ético. Cada individuo
al tomar una decisión ética busca que el ideal moral pase a la práctica. Para eso,
debe ponderar las circunstancias, superar los impedimentos, -tanto teóricos
como prácticos- para poder actuar en el sentido del valor ético buscado.
Saber de ética no sólo implica ser consciente de cual es el ideal moral a perseguir
sino aprender a “ser prudente” es decir, decidir en cada circunstancia
acercándose lo más posible al ideal moral
1. valores éticos
2. principios
3. normas éticas
4. juicios particulares
1. Explica con tus propios términos: ¿Qué se entiende por: Ética, Moral, Ética
Filosófica, Ética Profesional y la Reflexión de la Ética? 5p.