La Casa de Asterión (Cuento)

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15.

Ejercitación
 
Texto 1 (1- 6)  
 
LA CASA DE ASTERIÓN  
Jorge Luis Borges  
 
1. Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales
acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no
salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito)
están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que
quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero
sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de
la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis
detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es
que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada,
añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle;
si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la
plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el
sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que
me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban
al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se
ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con
el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
 
2. El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros
hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la
escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que
está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y
otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A
veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
 
3. Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro
por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de
un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde
las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar
dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo
realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de
tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y
que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la
encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te
gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás
cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
 
4. No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las
partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un

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aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce (son infinitos) los pesebres,
abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el
mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías
de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar.
Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son
catorce (son infinitos) los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce
veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el
intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme
casa, pero ya no me acuerdo.
 
5. Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo
mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro
alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin
que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan
a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos
profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde
entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se
levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría
sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo
será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro
con cara de hombre? ¿O será como yo?
 
6. El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio
de sangre.
-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.  

 
1. En el texto anterior encontramos un mundo de tipo:  
 
A) realista.
B) maravilloso.
C) fantástico.
D) ciencia ficción.
E) mítico.
 
2. Se deduce que Asterión es:  
 
A) un misántropo
B) un minotauro
C) Teseo
D) un hombre cualquiera
E) un toro

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3. ¿Qué significación tiene la muerte para el protagonista del cuento?:  
 
A) Algo terrible que lo alejará por siempre de su hogar.
B) La forma de deshacerse de los nueve hombres.
C) La única forma de conseguir la verdadera libertad con respecto a los males.
D) Una ceremonia de pocos minutos.
E) No se toca el tema de la muerte en este cuento.
 
4. La idea principal del primer párrafo es:  
 
A) narrar las distintas distracciones que posee el protagonista para no aburrirse.
B) describir su casa, y afirmar que no es un prisionero, dadas las condiciones que esta
presenta.
C) expresar el temor y respeto que siente la gente hacia Asterión.
D) describir la personalidad del minotauro.
E) destacar el origen noble del protagonista.
 
5. El último párrafo del cuento nos da a entender que:  
 
A) Asterión era un cobarde porque no se defendió.
B) Teseo le contaba la historia del minotauro a Ariadna.
C) no tiene sentido, puesto que es un distractor que usa el autor para confundir al lector.
D) el minotauro se deja matar por Teseo para lograr su libertad verdadera.
E) Ariadna y Teseo son parte de los nueve hombres enviados al laberinto.
 
6. ¿En qué momento cambia la vida del Minotauro?:  
 
A) Al principio, cuando la gente se espanta del protagonista.
B) Cuando llegan nueve hombres para que el minotauro se divierta.
C) Cuando el protagonista inventa otro Asterión para jugar.
D) En el momento en que el protagonista se da cuenta de que su casa no posee puertas ni
ventanas.
E) Cuando uno de los hombres profetiza que alguna vez llegará su redentor.
 
Ejercicios  
 
1. El protagonista de una obra dramática es aquel que:  
 
I. Representa un poder sobrenatural  
II. Defiende un interés personal y egoísta  
III. Representa la fuerza central que vive el conflicto.  
 
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo III
D) I y II
E) II y III

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