QUIMERA Definitivo PDF
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Dadme
del cáliz de las historias
la mirada inasible
de lo humano y lo ajeno
son
las que
respiran en mí
/ya nadie sabe ser feliz Byron/ no estuvo nunca tan solo/ como esta
a costa del despojo/ anciana sentada en la farmacia,/ un sábado a
las cuatro de la tarde,/ esperando la inyección.
tus ojos Jorge Aulicino
hacen mejor el mundo
ojos
en el fondo de las cosas
¿era soleado el sábado, Jorge?
prestame la quimera ¿en qué mano el bastón? ¿y la pierna?
invitame a tu mirada Esta anciana,
de tierra roja tan tuya tan ajena
palmeras Tan sola
¿Ve nublado
a sentir en celeste opaco?
la brisa del mar No me dejes así
a soñar sin saber si el sol iluminó
la tarde triste
los años veinte siempre de lo invisible
fueron felices
Olimpo moderno
Colonia Valdense que habitan
Turismo y Exchange
En tu mano panteón divino
puntitos y letras de vacuidad y alienación
y esa sonrisa contagiosa.
Olimpo
Me mostrás fotos de que has hecho espacio
Josué para hertz airbus y
que va a ser lo que apátridas hotel y taxi
no pudieron los otros
y del padre, que se ahorcó que nos consiente ver
para no caer adentro otra vez y juzgar y condenar
y de la abuela sin entender
que ya
-tan lejos, tan cerca-
regaló del perfume Oh, nuevos dioses
el frasco vacío otra vez déspotas
e irracionales
/Podría decir lluvia y que llover sólo fuera eso/
Sandra Pasquini
y no la delgada desolación
en hebras plateadas /los peces se asustan creyendo ahogarse/
bultos abandonados
en una playa Ni el hilo
irresponsable ni el hambre
el sueño al párpado
Sirenas
guarden ese candor No alcanza el fin al mes
en la espuma el frio a la estufa
no alcanza la quietud
Volverá Ulises el desprecio
a buscarlo
Obituario a las tres
como el trigo
que va a ser
pan
podés
cambiar de hemisferio
de país
podés creer
que algo cambia
/primavera, Termini/ No se entierra al muerto para no verlo más
Si no para seguir mirándolo
podés Florencia Lobo
sentir que tu tiempo
es finito
y
spread the word
comunidad / socialismo la tierra se niega a cubrir
lo que lluvia y flores
podés la vida entera siguiendo encima
y ninguna
ni una
de las quince esta incertidumbre de barcaza
servía, bien, nunca aprender de
para decir samovar, calma, terruño
o nieve sucia saciedad
o el vientito que sopla de Siberia en primavera Este vagar,
sin sosiego,
ninguna este fénix
de todas las lenguas me lo tenía que olvidar pero
dibujaba en su piel
como ésa
del morocho Gabino,
escalofríos
/vos encajas en mí
como un anzuelo en un ojo/
Margaret Atwood
Por qué me torques bárbara tan mente
Lope de Vega