Kraus

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

Artículos

KARL KRAUS (AUSTRIA, 1874–1936)

libres
Marco Antonio Camacho Crispín*
CCH Vallejo, UNAM

Recibido: 17-octubre-2012
Resumen: Karl Kraus fue ante todo un importante y admirable pensador. Su Aprobado: 7-diciembre-2012

compleja labor intelectual quedó manifestada en sus respectivas apariciones


e intervenciones como periodista, ensayista, poeta y dramaturgo. Con Karl
Kraus, nos enfrentamos precisamente a un auténtico escritor cuyo máximo
combate quedó registrado en la publicación contundente de Die Fackel (La
Antorcha). Publicación literaria a través de la cual supo Karl Kraus imponerse
como uno de los más talentosos escritores satíricos del s. XX. Talento que,
de una u otra manera, nos invita siempre –a todos sus posibles lectores– a
revisar tanto las formas de lenguaje que empleamos como su correspondiente
conducta en la vida.
Palabras clave: Karl Kraus, literatura, Viena, sátira, polémica, lenguaje,
moralidad.

Abstract:Karl Kraus was primarily an important and admirable thinker. His


complex intellectual work was manifested in their appearances and pre-
sentations as a journalist, essayist, poet and playwright. With Karl Kraus,
we face a real writer precisely whose greatest battle was recorded in the
blunt publication of Die Fackel (The Torch). Literary publication through
which Karl Kraus learned to become one of the most talented satirists of
s. XX. Talent, in one way or another, we always invited to all-possible-
readers to review both forms of language we use and the corresponding
behavior in life.
Key words: Karl Kraus, literature, Vienna, satire, controversial, language,
morality.

K arl Kraus fue un periodista, ensayis-


ta, poeta y dramaturgo, o bien, en
una palabra, fue un escritor en toda la
diario satírico Die Fackel (La Antorcha),
alcanzando una edición, hasta 1935, de
novecientos números. Sus obras más fa-
extensión de la palabra. Nació en Jicin, mosas son Los últimos días de la huma-
* Doctor en Filosofía por
Bohemia. Fue el noveno de los hijos de nidad (1919) y La tercera noche de Wal- la FFyL, UNAM. Profesor
una familia que se mudó a Viena para purgis (1933), además de contar a su vez Asignatura “A” Definitivo,
establecer ahí su definitiva residencia. En con innumerables aforismos, poemas y CCH Vallejo. Correo
electrónico: markolex@
1899 comienza la edición periódica del miles y miles de páginas de un alto nivel hotmail.com

46| Mayo 2013


crítico y literario. Por ello, Karl Kraus se a través del contenido de múltiples pu-
presenta como uno de los más talento- blicaciones que ostentaban una llamativa
sos escritores satíricos del s. XX, cuya e inconfundible carátula roja, realizadas
profunda visión le concedió desvelar por con el cansancio y sudor de una, en apa-
anticipado la terrible barbarie moderna riencia, infatigable espalda. El contenido
que se iba gestando poco a poco a través explosivo de tales publicaciones, emitía
de los abusos del lenguaje y de una total directamente una denuncia mortal, la
falta de amor por la lengua originaria. cual, quedaba enclavada sin titubeo al-
Falta grave, cuyas consecuencias como guno en el centro medular de aquella
ya hemos visto, alcanzaron las zonas más gran cuidad, y cuya respetable autoría,
profundas de una Humanidad que, al pa- era indudablemente atribuida al mérito y
recer, quedaba sin remedio sumergida en esfuerzo reconocidos de una sola persona
la terrible fatalidad de sus últimos días. y pluma: el escritor Karl Kraus.
La prolífica fecundidad de esta sim-
biótica creatividad, gestada y desarrolla-
Sátira y polémica en la vida
da a lo largo de incontables horas noc-
de un escritor turnas, trajo consigo momentos de una
expresiva teatralidad que fue ejecutada
Karl Kraus no era propiamente un filó- al unísono de una muda gesticulación
sofo, era un escritor: una forma de vida manual, conmovedoramente conservada
desplegada a todo lo largo del intrincado en el conjunto de aforismos que cons-
y complejo ámbito de la escritura. En él, tituyen gran parte de su obra. Además,
el esplendor de la vida concuerda con el bajo el arrullo silencioso de la noche,
misterio de la obra. En ésta, el espacio la aparición periódica de su poderosa,
imaginario entre las letras resguarda el voluminosa e influyente
secreto testimonio que las palabras no literatura, dio como resul-
son capaces de mantener por sí mismas. tado no sólo el cometido
U secreto resguardado con el sello con- original de la misma, es
sumado de un silencio inquebrantable.
Los puntos y las comas son confidentes
decir, la aparición de una Karl Kraus se
antorcha que iluminara y
inseparables, exigencias indiscutibles de fuera capaz de producir
presenta como
un arduo trabajo concebido bajo el tenue un incendio cultural, sino uno de los más
resplandor emitido gratuitamente por las que su obra fue capaz de talentosos escritores
estrellas y la luna. Dentro de una habita-
ción transformada en universo literario,
producir un resultado aún satíricos del s. XX”
mucho mayor, ya que una
la fantasía y el cansancio dieron paso al sorprendente erupción
danzante cumplimiento de la creatividad. culturalmente volcánica
Actividad creadora acompañada por mi- dejó en claro que su obra había quedado
les de suspiros que de forma intermina- superada aun ante sus propias e iniciales
ble recorrieron las paredes de una habita- dimensiones. Todo aquello que era alcan-
ción establecida en el corazón de Viena, zado por su obra literaria, así fuera un
una Viena que, en aquel momento, quedó artista, un intelectual, un dirigente políti-
descrita y desenmascarada gradualmente co, un poeta, una obra estética cualquiera

Murmullos filosóficos 4 |47


y, sobre todo, un usuario de la palabra Además de su gran dedicación y entrega,
encubierto con el título de periodista, su- aspectos nítidamente reflejados en el alto
cumbía irremediablemente ante el peso nivel literario que poseen sus escritos,
demoledor que ejercía la presencia inne- nivel que incluso exigía dedicar cuatro
gable del veredicto emitido por el escri- horas continuas para determinar el lugar
tor. El contenido de sus comentarios era que debía ocupar una coma dentro de un
devastador para el contrincante, ya que, cierto escrito, éstos están impregnados de
además de ser un juicio literariamente un alto compromiso y elevado sentido de
impecable, poseía un efecto moralizador la seriedad moral, aunque, siguiendo a
capaz de dejar en total descrédito a todo Edward Timms, cabe reconocer que «la
aquel personaje que fuera abordado den- seriedad moral no es suficiente», tratán-
tro de su producción críticamente crea- dose de este escritor vienés.3
tiva. «En manos de Kraus, la polémica y De hecho, el poder de su obra se
la sátira se volvieron armas con las que incrementa considerablemente al ser ésta
llevar a los hombres fuera de la superfi- complementada con, además de los sen-
cialidad, la corrupción y lo deshumani- timientos personales de Kraus, es decir,
zador que hay en el pensamiento y acción su seriedad moral, con una visualización
humanos, las armas con las que reinte- que identifica en tal obra un aspecto fun-
grarlos al «origen» de todos los valores, y, damental e inseparable de la misma, esto
por consiguiente, a cumplir, de un modo es, el estilo que adoptada el autor. Estilo
efectivo, una regeneración de la cultura o «efectividad de formulación», según
en su conjunto»1. palabras de Edward Timms, que puede
El autor de Die Fackel (La Antor- ser identificado y cabalmente abarcado
cha), emitió los estruendos sonoros de bajo dos aspectos fundamentales, a sa-
su respetuosa y temida voz a través del ber, como sátira y polémica. La sátira y la
conjunto de su obra. La singularidad polémica conjugan ciertamente el talento
de sus escritos, reside justamente en la de su expresión.
unión inseparable que prevalece entre El talento vigoroso y elegante de la
ésta y el hombre creador. Kraus como prosa de Karl Kraus, talento equipara-
escritor, refleja una íntima colaboración ble al de su admirado Schopenhauer, así
entre el ser que es derramado sobre tinta, como, la pulcritud y finura satírica de
y la tinta que adopta una forma peculiar sus aforismos, describen en gran medi-
de ser. Una evaluación apresurada de su da su genio literario. Genio desplegado
obra, conduce a calificar la misma como en un método creativo equiparable al
resultado sorprendente de unas excep- más excepcional de los procesos artísti- Edward Timms, Karl
Kraus, satírico
cionales cualidades morales. Evaluación cos conocidos. Genio donde el dualismo
apocalíptico, p.
que no es del todo errónea, pero que hombre-obra, se ve complementado con 183.
deja minimizada la dimensión real del
complejo método creativo de Karl Kraus.2 simplista» a aquella que reduce la explicación
de su obra únicamente a la presencia de
dichas cualidades morales calificadas de
1 Allan Janik y Stephen Toulmin, La Viena de extraordinarias, como hacen Allan Janik y
Wittgenstein, p. 86. Stephen Toulmin en su libro La Viena de
2 Edward Timms, en su libro Karl Kraus, Wittgenstein. Cfr. o.c., p. 183.
satírico apocalíptico, califica de «visión 3 ?????

48| Mayo 2013


la intervención del proceso creativo del
escritor, encarnado en el estilo literaria-
mente perpetuado. El carácter enigmá-
tico de éste auténtico escritor, hablando
en sentido weiningeriano, dependió en
gran medida de su estilo. Estilo cuyo
compromiso primordial consistió en
establecer una eterna polémica con el
ambiente natal que le había gestado,
alcanzando incluso una dimensión tal,
que la discusión involucraba una po-
lémica frontal con toda la cultura en
general, entendida esta última como
manifestación específica de la vida en
su conjunto, concretamente expresada y
manifestada en el tipo de lenguaje uti-
lizado e identificado como propio de la El mundo no abstracto es, para
época, esto es, en lo que Kraus identifi- Karl Kraus, la escena cultural en la cual
ca bajo el término de fraseología: lugar es posible edificar y dirigir una crítica
propicio para llevar a cabo la magistral satírica y polémica más amplia, basada
ejecución y aplicación de su poderoso en un vigoroso estilo literario capaz de
talento satírico y polémico. demoler, con una formidable actuación
Así, pues, la crítica de la cultura histriónica, la degradación de dicha
que lleva a cabo el autor de Die Fac- puesta en escena, es decir, capaz de des-
kel, más que como filósofo, Karl Kraus integrar el ambiente cultural en que fue
la asume en plenitud como escritor. Su posible representar con una gran teatra-
escritura desconoce un mundo estéril, lidad aquella representación que ponía
inerte, mudo, científicamente objetiva- al descubierto la corrupción de la vida
do. El flujo de la vida y la indiscutible en su conjunto. Por eso, la «verdadera
presencia de contrastes en el mundo es, máscara» del escritor satírico, esto es,
para el autor de Los últimos días de la su naturaleza propia, consiste en llevar
humanidad, tema indiscutible y propicio puesta una identidad existencial cuya
para desplegar todas sus potencialidades ejecución requiere llevar a cabo, con to-
literarias histriónicamente consumadas. tal naturalidad, la representación de su
La periodicidad de sus publicaciones, propio papel. La naturaleza histriónica de
delataba la frescura del asunto a tratar, su obra literaria, esto es, la naturalidad
pues el mundo quedaba retratado de del conjunto de publicaciones periódicas
acuerdo a la novedad y seriedad que exi- en que fue apareciendo Die Fackel, co-
gía la aparición de los últimos aconteci- rresponde con el cometido satírico que
mientos periodísticamente conservados. asume el autor de dicha obra en su propia
La pluma del escritor satírico estaba al vida, a través de la polémica establecida.
día, y con ella, el mundo recuperaba su Cuando Viena parecía colorearse con el
obsoleta actualidad. llamativo rojo que ostentaba cada por-

Murmullos filosóficos 4 |49


tada de un nuevo número de Die Fac- ger, es principio creador y fecundo, base
kel, esta «verdadera máscara» creaba un de todo tipo de progreso cultural, ya que
impacto sorprendente. Impacto que se posee una clarificación plena con respec-
atribuía a la absoluta certeza que anun- to a su propio cometido, al tratarse, se-
ciaba que el escritor, es decir, éste «sumo gún este joven vienés, de un pensamiento
sacerdote de la verdad»4, tenía aún algo acabado y maduro, y cuya «clarificación
importante que decir. se extiende sobre toda la historia de la
El escritor satírico Karl Kraus, em- humanidad».5 En tal historia, es decir, en
prende su propio ataque polémico a par- el arte, la ciencia y la filosofía, se confirma
tir del joven vienés que escandalizara a entonces el avance o progreso atribuido
Viena con la publicación de su obra Sexo al principio masculino. Por su parte, el
y carácter en 1903. Para Weininger, dicho principio femenino, se limita únicamente
a grandes rasgos, Hombre y Mujer cons- a permanecer fiel a su limitante e infe-
tituyen arquetipos idealmente concebi- cunda naturaleza sexual. El principio fe-
dos o prototipos ideales originarios. La menino es puro sentimiento, no razón. El
polémica central de Karl Kraus, adopta principio femenino «sólo conoce la emo-
como punto de partida tal planteamien- ción, no la conmoción»6. Su inclinación
to, aunque cabe adelantar que su pers- pensante jamás alcanza una maduración
pectiva final toma distancia con respec- completa. Este principio jamás llega a ser
to a las conclusiones sostenidas por su pensamiento, y queda reducido a puro
compatriota vienés, y reconoce en dicho sentimiento y apremio sexual.
planteamiento, la posibilidad de llevar a En síntesis, el principio masculino
cabo una reivindicación tanto de la cul- es pensamiento y creación, progreso ac-
tura en general como de la humanidad tivo, mientras que el principio femenino,
en su conjunto. al ser siempre inmaduración o hénide
Según Weininger, los conceptos (estado inicial o de inmaduración del
de masculino y femenino constituyen la pensamiento, según Weininger), es ne-
dualidad antitética a partir de la cual se gación por sí mismo, o bien, es entonces
establece el predominio del carácter so- no-pensamiento, o puro sentimiento, o
bre la total ausencia del mismo. En otras nada, al fin y al cabo. De tal manera, Wei-
palabras, los tipos ideales de Hombre y ninger abre una irreconciliable dualidad,
Mujer, forman la base que explica el com- a saber, la incomunicación y total dis-
portamiento humano entendido como tanciamiento entre razón y sentimiento,
afirmación del carácter, lo masculino, que entre principio masculino y principio fe-
representa la supremacía o afirmación del menino, hombre y mujer, creación y fan-
ser, y su total ausencia o falta de carácter, tasía. Karl Kraus aceptaba con Weininger
identificado en este caso con lo femenino. la existencia de una diferencia enorme
El principio masculino, sostiene Weinin- entre la naturaleza masculina y la natura-

4 El título se lo puso el poeta Georg Trakl. 5 Otto Weininger, Sexo y carácter, traducción
Citado por Adan Kovacsics, “Karl Kraus y del alemán de Felipe Jiménez de Asúa,
el teatro” en Karl Kraus y su época, Bernd prólogo de Carlos Castilla del Pino, Barcelona:
Marizzi y Jacobo Muñoz (Eds.), Madrid: Trotta, Ediciones Península, 1985, p. 105.
1998, p. 139. 6 Otto Weininger, o. c., p. 108.

50| Mayo 2013


leza femenina. Aceptaba «que “masculi- le señala la dirección»10. Esto explica por
no” y “femenino” son categorías caracte- qué la unidad entre sentimiento y razón,
riológicas distintas»7, e incluso aceptaba lo masculino y lo femenino, constituye
que la racionalidad era una característica para el creador de Die Fackel, la fuente
propia y distintiva de lo masculino, y que de la verdad moral o estética.
la emoción tenía que ser remitida a lo El escritor Karl Kraus se asume asi-
femenino. Pero las coincidencias con el mismo como razón fecundada por la fan-
autor de Sexo y carácter no llegaban más tasía, es decir, fuente de una verdad moral
allá. De hecho, para Karl Kraus, la fuente estéticamente producida bajo la unidad
auténtica de la verdad moral y estética, es de una inmensa obra literaria. De hecho,
decir, del proceso creativo en su conjun- una de las principales denuncias de este
to, dependía de llevar a cabo la unión o escritor austriaco consistía en aquella que
unidad plena entre sentimiento y razón. ponía al descubierto que el mundo mo-
Unión que el joven Weininger ni siquiera derno ataca por todos lados la presencia
planteaba como remota posibilidad.8 efectiva de la fantasía, llegando incluso a
«Para Kraus, el encuentro del hom- reducirla a una inaceptable inexistencia.
bre con la mujer fue el origen en que la La visión de Kraus consideraba que el
razón quedó fecundada por los manan- apego a la razón meramente científica,
tiales de la fantasía»9. El origen fecundo impide tanto la recuperación como el
que propone Karl Kraus no depende de aprovechamiento óptimo de esta fecunda
una separación, sino de la íntima unión presencia. Pero, el proceso creativo origi-
del principio masculino y femenino como nario, es decir, aquel que involucra am-
unidad sustancial necesaria para confor- bos aspectos de manera inseparable, era
mar el proceso creativo. En dicho proceso, capaz, creía Kraus, de retornar al origen
la fantasía, es decir, la presencia viva de mismo del encuentro fundamental entre
la mujer originaria que inspira y cuya ambos aspectos. Origen cuya naturaleza
presencia es siempre fecunda, representa no era de índole científica, sino, moral-
la eterna fuente que produce la inspira- mente estética, al quedar constituido a
ción necesaria a partir de la cual se gesta partir de la unión fecunda entre senti-
la creatividad de la razón masculina. De miento y razón. La obra creativa necesita
hecho, la presencia efectiva de la fantasía del manantial fecundo que le otorga a la
femenina, vitaliza la razón masculina y la razón su naturaleza propiamente estéti-
conduce justamente hacia una dirección ca. La razón necesita del anhelo emoti-
de tipo estético o moral. «La fantasía fe- vo para elevarse aún por encima de su
menina fecunda a la razón masculina y propia naturaleza ordenada. El encuentro
entre razón y fantasía, lo masculino y lo
7 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p. 91. femenino, emoción femenina y sobriedad
8 Para una descripción del papel que
juega la naturaleza femenina dentro de la masculina, tuvo como resultado princi-
creatividad artística, así como, un panorama pal, según este escritor, la aparición de la
argumentativo de dicho tópico asumido como
una exploración del mito de la mujer que
creatividad artística como tal, así como,
Kraus lleva a cabo, véase, Edward Timms, la adopción de la integridad moral que
“Pandora y la Prostituta” en Karl Kraus.
Satírico apocalíptico, pp. 79–107.
9 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p. 93. 10 Ibídem., p. 92.

Murmullos filosóficos 4 |51


una persona es capaz de expresar y sos- La integridad del artista, específica-
tener en su propia obra. mente en este caso, del auténtico escritor,
consistía en mantener una pulcritud per-
sonal que fuera impecable, y que quedara,
asimismo, conservada y reflejada nítida-
mente en el conjunto de la obra escrita.
Karl Kraus veía Por eso, la personalidad o integridad de
el arte de un aquel que acudía a la escritura para darse
hombre como a conocer, se convertía para Kraus, en el
objetivo principal a ser duramente critica-
algo que estaba do a través de una contundente polémica
íntimamente que sometía a duras pruebas examinato-
conectado a su rias dicha personalidad, justamente para
carácter moral” lograr poner al descubierto aquella falta
de integridad que podía quedar encubierta
detrás de las palabras, o bien, quedar en-
cubierta y prácticamente eliminada, bajo
De hecho, la integridad caracterís- el sutil disfraz de las frases artificialmente
ticamente distintiva de todo cuanto es construidas. De ahí que, para Karl Kraus,
moral y artístico dependía, según Karl «“Escribir bien”, pero sin personalidad,
Kraus, de la singularidad que lograba al- puede ser suficiente para el periodismo.
canzar aquel que ha hallado el verdadero O a lo sumo para la ciencia. Nunca para
origen en el que la fantasía se compenetra la literatura»11. La literatura de Karl Kraus
con la razón, en una mutua cooperación es una literatura con personalidad.
fecundamente productiva. De ahí, que Dentro de su polémica, a Kraus no
sea el artista el único que logre alcanzar le interesaba precisamente criticar las
el origen auténtico donde la vida y la llamadas «escuelas» o «corrientes esté-
obra se confunden en una única unidad ticas», sino delatar la falta de seriedad
sólidamente consolidada y productiva, moral que podía imperar en cada uno
unidad que, por otra parte, representa de sus compatriotas vieneses, quienes re-
la meta genuina a la que aspira llegar gularmente hacían gala públicamente de
este vienés. «La característica distintiva sus dotes literarias. De hecho, este era el
de todo cuanto es moral y artístico era, punto fundamental que a él le interesaba
para Kraus, la integridad». Integridad que poner de manifiesto. «Integridad era lo
resumía básicamente la personalidad de que les faltaba, según pensaba Kraus, a
aquel que había producido la obra. En- tantos de sus contemporáneos, y era esta
tonces, dicha personalidad, representaba falta la que les hacía merecedores de sus
el núcleo fundamental, a partir del cual, ataques»12
tendría que ser elaborada una dura polé-
11 Karl Kraus, Dichos y contradichos, traducción
mica que sería equivalente a poner al des- y notas de Adan Kovacsics, Posfacio de Sigurd
cubierto todos aquellos defectos morales Paul Scheichl, Barcelona: Editorial Minúscula,
2003, VI, p. 122.
que empañaban la aparente claridad y ca-
12 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p. 100.
lidad estética de una determinada obra. El subrayado es mío.

52| Mayo 2013


Por otra parte, Karl Kraus veía el a su peculiar estilo satírico.13 Quizá el
arte de un hombre como algo que esta- aspecto que más impresionara a Kraus
ba íntimamente conectado a su carác- fuera aquel que, en palabras de Claudio
ter moral. Para él, criticar una obra de Magris, representaba una «fantasía muy
arte era determinar si expresaba o no vivaz», una fantasía que reflejaba «una
verdaderamente al artista. La obra final excepcional capacidad de observación
debía reflejar fielmente el carácter de su realista de la vida»14. Visión que no de-
creador. Y si no era así, si la falta de ex- jaba de lado la asombrosa comicidad in-
presión genuina del artista predominaba herente a cada uno de los retratos de la
en la obra estética, Kraus encontraba un vida que eran literariamente esbozados.
motivo más que suficiente para empren- La sarcástica reflexión que Nestroy reali-
der un ataque certero que fuera capaz de zaba sobre el hombre, lo llevaba a poner
poner al descubierto la total ausencia de al descubierto los peores defectos de la
compromiso y seriedad moral, es decir, gente, así como, a mantener una concep-
de integridad, presente de manera directa ción de la humanidad que resultaba, por
en el responsable de la obra. Dicha falta lo demás, incorregible, pero sin perder
de compromiso y seriedad moral, invo- de vista las magistrales posibilidades
lucraba hasta los aspectos que a primera estéticas que la literatura ofrecía, como
vista pudieran parecer más insignifican- medio para explorar a fondo la situación
tes para la configuración de una manifes- literariamente abordada, aunque siempre
tación estética literaria, tales como, una desde un punto de vista lingüísticamente
coma puesta en un lugar inadecuado, innovador. En síntesis, «la sátira de Nes-
una palabra empleada incorrectamente, troy», al igual que la de Karl Kraus, «no
o simplemente una idea que careciera perdona nada»15.
por completo de la fuerza expresiva que A partir de las construcciones lin-
toda creación literaria debía ostentar. güísticas de peso moral y estético, al muy
Este es justamente el núcleo primordial peculiar estilo de un Nestroy, el escritor
que fomentaba la aparición de la polémi- satírico Karl Kraus, llevó a cabo una
ca krausiana: la carencia de compromiso distinción fundamental que le permitió
rotundo con la obra emprendida, tradu- contemplar, por separado, tanto el ám-
cida en la desvinculación de autor y obra bito discursivo de los hechos, como la
que la creatividad auténtica sí exige, y esfera propiamente estética. En esta «se-
que no era asumida con toda entrega. En paración creadora», él identifica la esfera
síntesis, la ausencia de seriedad moral, de los hechos y la esfera de los valores,
constituye el punto medular que explica como base propicia para llevar a cabo su
la ardua y demoledora tarea polémica fecunda polémica bajo una forma pode-
encarnada por este satírico escritor.
El otro aspecto fundamental que 13 Para un recorrido interesante en la detalles
configura la vida del escritor Karl Kraus, literarios de la obra del escritor austriaco
Johann Nestroy, véase, Claudio Magris, El
es la sátira. Johann Nestroy, representa mito habsbúrgico en la literatura austriaca
la fuente inspirativa que éste adoptaría, moderna, pp. 139–146, de la edición que
aparece en la bibliografía.
literariamente hablando, para dar forma 14 Claudio Magris, o. c., p. 139.
15 Claudio Magris, o. c., p. 140.

Murmullos filosóficos 4 |53


rosamente satírica. Para Kraus, siguiendo co como reflejado en su lenguaje»19. De
de cerca los planteamientos estéticos de acuerdo con el autor de Die Fackel, la
Oscar Wilde, quien dijera en pleno si- forma estética y el contenido moral de
glo XIX que «no existen libros morales o la obra literaria, es decir, su valor, queda
inmorales», y que «los libros están bien nítidamente reflejado en el lenguaje que
o mal escritos. Eso es todo»16, Kraus re- es empleado en la obra. De hecho, a este
conocía que «los hombres, no las ideas, último aspecto, Kraus lo identifica direc-
son morales o inmorales»17. Tal «sepa- tamente con la verdad. De tal manera,
ración creadora» lo condujo a expresar Kraus siguió una mística del lenguaje en
una convicción muy profunda cuyas la que se implicaba que la sátira perfecta
consecuencias eran igualmente equipa- es una obra que en modo alguno cam-
rables en profundidad, a saber: que la bia las declaraciones que son satirizadas,
esfera de los valores es completamente sino que se limita a mostrarlas con una
distinta a la esfera de los hechos y, por nueva luz que ilumina su hipocresía in-
ende, la identificación de ambas esferas herente. La obra literaria de Karl Kraus,
como elementos constitutivos de un mis- esto es, su revista Die Fackel, ese «diario
mo aspecto, había conducido a aceptar personal publicado de forma periódica»20
la estética de cualquier escrito como si es, en tal sentido, una creación literaria
se tratara de una responsabilidad moral satírica, exigentemente polémica y, sobre
indiscutible. La autoridad o responsabi- todo, sobriamente aforística.
lidad moral que era atribuida a la prensa Aforismo y método indirecto:
austriaca de aquel entonces, era resultado
justamente de tal confusión o, al menos, el porte de la verdad
eso creía plenamente el escritor satírico.
Confusión que únicamente podía haber «El aforismo nunca coincide con la
sido aceptada en «una época de cerebro verdad: o es media verdad o verdad y
estrecho» que aceptaba y ostentaba una media»21. He aquí la naturaleza propia
insoportable «manía por las frases hechas del aforismo que fuera concebida por
y la hipocresía»18. Karl Kraus. Él mismo adoptó el aforis-
«Desde el comienzo de su carrera, mo como forma expositiva para expo-
Kraus identificó absolutamente la forma ner gran parte de su vida-pensamiento.
estética y el contenido moral de la obra El dominio perfecto que tuviera Kraus
literaria, viendo su valor moral y estéti- de la lengua alemana, salta a la vista
precisamente al leer algunos de sus es-
critos y, principalmente, algunos de sus
16 Oscar Wilde, “Prefacio” en El retrato de
poderosos aforismos. Su apego y afecto
Dorian Gray, traducción de José Luis López
Muñoz, Madrid: Alianza de bolsillo, 2002, p. 7. al aforismo, proviene, por una parte, de
Para un análisis de la influencia que ejerciera Schopenhauer, gracias a la influencia,
este escritor inglés sobre Karl Kraus, véase
el Capítulo 10 que lleva por nombre “Wilde, talento y fuerza literaria de la escritura
Nietzsche y el papel de artista” en Edward aforística de éste filósofo; y, por otra, de
Timms, Karl Kraus. Satírico apocalíptico, pp.
201–219.
17 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p. 109. 19 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p. 111.
18 Karl Kraus, «Criminalidad y moralidad» en 20 Edward Timms, o. c., p. 184.
Escritos, p. 17. 21 Karl Kraus, Dichos y contradichos, p. 159.

54| Mayo 2013


la obra literaria de Lichtenberg, cuyo es- y refleja la integridad personal del pro-
tilo plenamente aforístico era bastante pio escritor. En el aforismo debe quedar
reconocido y ensalzado en aquella épo- reflejada su propia personalidad. Como
ca, estilo que Kraus conociera y admirara dice Kraus, «“Escribir bien”, pero sin per-
profundamente. sonalidad, puede ser suficiente para el
El aforismo está desnudo. El afo- periodismo. O a lo sumo para la ciencia.
rismo involucra y envuelve no sólo su Nunca para la literatura»25. El estilo será
verdad, sino al lector. Donde aparece al reflejo de la personalidad del escritor, es
aforismo, la verdad asoma. Aforismo es, decir, testimonio del compromiso indiso-
en una palabra, compromiso, integridad. luble que asume su integridad personal,
En fin, Karl Kraus comprendió a la per- el todo de su persona con su escritura. El
fección esto, pues su integridad, que no estilo de Karl Kraus buscó, en efecto, tal
presentaba fisura alguna, y su exigente compromiso. Uno de sus propios aforis-
carga personal, renovada día con día, mos lo afirma: «Hay escritores capaces de
así lo hicieron ver. Sus penetrantes e in- expresar en sólo veinte páginas aquello
geniosos aforismos, en sí mismos, son para lo que a veces incluso necesito dos
prueba viviente de ello. «Un aforismo no líneas».
ha de decir la verdad, sino superarla. Con Y, con respecto a su estilo dice lo
una sola frase ha de ir más allá de ella»22, siguiente: «Para acercarse a mis escri-
anuncia éste «sacerdote de la verdad». tos, confiesa abiertamente Kraus, hay
Ya Lichtenberg se había quejado de que leerlos dos veces. Pero tampoco me
«todos los grandes escritores superficia- opongo a que sean tres. De hecho, prefie-
les de nuestro tiempo»23, es decir, aque- ro que no se lean a que sean leídos apenas
llos escritores que con una sola frase no una vez. No quiero hacerme responsable
quieren ir más allá y, por supuesto, tam- de las congestiones de un estúpido que no
poco lo logran a través de una volumino- tiene tiempo»26. La producción literaria,
sa elaboración de frases como aparición al ser concebida entonces como un com-
inconexa de regadas ideas. «Que la suma promiso de integridad personal, exige
de ideas de un ensayo literario, advierte una lectura atenta y detenida, sin prisas
Kraus, sea el resultado de una multipli- y con una compenetración total con lo
cación, no de una adición»24. El escritor ahí expresado. El escritor auténtico no
debe ser fecundo, no repetitivo. El es- utiliza ornamentos en su forma expre-
critor debe formular cada frase utilizada siva, o se es o no se es escritor: «Hay dos
con verdadero esmero y cuidado, hasta tipos de escritores. Aquellos que lo son y
pulir cada idea contenida en dicha frase aquellos que no lo son. En los primeros,
a su forma última: el aforismo, entendido el contenido y la forma van juntos como
entonces como ejemplo que compromete el alma y el cuerpo; en los segundos, ha-
cen juego como el cuerpo y el vestido»27.
22 Karl Kraus, Dichos y contradichos, VI, p., El escritor auténtico no se esconde tras
115.
23 G. Ch. Lichtenberg, Aforismos, edición,
las palabras: encarna en ellas.
traducción, introducción y notas de Juan del
Solar, Barcelona: Edhasa, 2002. 2ª. Edición., 25 Karl Kraus, o. c., VI, p. 122.
[F-769], p. 230. 26 Ibid.
24 Karl Kraus, o. c., VI, p. 114. 27 Karl Kraus, o. c., p. VI, 109.

Murmullos filosóficos 4 |55


Como hemos visto, el aforismo no
agota la verdad: la anuncia justamente al
hacer patente su inadecuación al propio
aforismo («o es media verdad o verdad y
media»). El aforismo obliga a presentar
una determinada cuestión de una manera
tal que obligue al lector a pensar más a
fondo, y por sí mismo, el asunto presen-
tado bajo el estilo aforístico. En tal sen-
tido, el método, muestra el camino. En
otras palabras, la integridad personal,
esmero y perseverancia, deber personal
de cualquier individuo, lector o escritor,
refleja su propia condición moral. Este
giro dado por Karl Kraus es sumamente
importante, justo para visualizar más a fuente originaria del origen creativo, esto
fondo de qué manera quedó concentrada es, en contra de la lengua con su falta de
la responsabilidad moral de un individuo integridad, no cabría más que decir como
a partir justamente de lo que dicho indi- Kraus, «¡Perdónalos, Señor, porque saben
viduo hacía y decía o escribía.28 lo que hacen!»30. Y qué es justamente lo
En otras palabras, Karl Kraus coloca que hacían a ojos de este escritor vienés
en el centro de la mira al individuo par- la mayoría de sus compatriotas, pues
tiendo no ya de sus condiciones trascen- asesinar la fuente originaria de la cual
dentales, sino, de su responsabilidad lin- emana la creatividad artística, es decir,
güística. Para Kraus, «los hombres, no las matar la fantasía o unión de sentimiento
ideas, son morales o inmorales»29. Para él, y razón, como elemento originario o uni-
la palabra es ahora, y para siempre, deber dad primordial que produce la mágica
y responsabilidad, y su uso, es un sínto- aparición de la creación artística. Dicho
ma indiscutible de la naturaleza moral de de otra manera, ellos, sin piedad alguna,
aquel que acude a ella. La palabra usada «matan de hambre a la imaginación»31.
sin responsabilidad alguna es, a partir del «Los hipócritas morales no resultan
autor de Die Fackel, y para toda la Viena odiosos por hacer algo distinto de lo que
finisecular, un crimen no sólo contra la profesan, sino por profesar algo distinto
lengua misma, sino contra la humanidad de lo que hacen. Quien condena la hipo-
entera. Crimen que únicamente podía ser cresía moral ha de guardarse muy mucho
comprendido si se apelaba al método de que se lo tomen por un amigo de la
polémico y satírico, ya que de aquellos moral que aquellos traicionan aunque
que cometían tal crimen en contra de la sea de tapadillo. Lo condenable no es la
traición a la moral, sino la moral. Ella en
sí es hipócrita. Lo que hay que revelar
28 Karl Kraus decía, «nadie imagina lo difícil
que suele ser transformar un acto en un
pensamiento», Dichos y contradichos, IX, p. 30 Karl Kraus, o. c., p. IX, 161.
160. 31 Karl Kraus, «Nuestra experiencia histórica»
29 Allan Janik y Stephen Toulmin, o. c., p., 109. en Escritos, p. 136.

56| Mayo 2013


no es que beben vino, sino que predican día y promulgaba la conservación de la
agua. Siempre resulta delicado demos- prístina pureza de la lengua originaria. Su
trar contradicciones entre la teoría y la lucha diaria fue asumida desde la trinche-
práctica. ¿Significa algo el acto de todos ra inconmovible del escritor polémico y
en comparación con el pensamiento de satírico, aunque solitario. La Antorcha,
uno solo? El moralista podría tomarse en aquella luz con la cual pretendía promo-
serio la lucha contra una inmoralidad a la ver un inapagable incendio cultural, fue
que ha sucumbido. Y si alguien predica alzada con una sola mano: la suya pro-
vino, hasta puede perdonársele que beba pia. Como afirma Josep Casals, «Kraus es,
agua. Se contradice, sí, pero consigue que ante todo, una individualidad enfrentada
se beba más vino en este mundo».32 La al mundo»34.Una individualidad que se
cita anterior, aunque larga, muestra cla- enfrentó, ante todo, a sí mismo, y que en
ramente el tipo de satírica polémica que tal enfrentamiento, jamás cedió algún te-
entablaba Karl Kraus a través de la apli- rreno o concesión ante su propio combate.
cación de su método indirecto, método Para Karl Kraus, «las buenas opi-
que tenía como objetivo principal poner niones carecen de valor. Lo que vale es
al descubierto así fuera la más mínima quién las tiene»35. Kraus no concibe se-
falta de integridad personal por parte del paración alguna entre lo que un hombre
usuario del lenguaje y que, como tal, es es y lo que éste hombre dice, ni entre lo
decir, como usuario, era entonces visua- que dice y la forma que emplea para de-
lizado bajo todo tipo de sospechas para cirlo. El compromiso moral está enraiza-
poder ser asumido y finalmente enjuicia- do en la propia condición del individuo
do como un criminal que se hacía pasar con respecto al empleo que éste hace
por un inofensivo portador de la lengua de las palabras. Si una persona emplea
que, en realidad, según Kraus, debía ser deficientemente las palabras utilizadas,
puesto al descubierto con el título que le es decir, sin responsabilidad alguna, las
correspondía: asesino. consecuencias que de ello se desprenden
atentan directamente en perjuicio de su
propia condición humana. «Para Karl
Lengua y origen: integridad
Kraus, las metáforas fallidas y las oracio-
del individuo nes mal construidas constituían la prue-
ba de una ética deficiente»36. El carácter
«El castillo de la lengua que se alza en el de una persona quedaba reflejado en el
aire es el único que jamás agota la fuerza tipo de oraciones que tal persona cons-
de su tentación, lo inagotable en que la truía. Un caso muy especial, según Kraus,
vida no se empobrece. ¡Que aprenda el estaba dado en las publicaciones perio-
hombre a ponerse a su servicio!»33. Karl dísticas. Las publicaciones apresuradas,
Kraus puso su vida al servicio de la len- sin el más mínimo apego a la naturaleza
gua – y exigía a los demás que hicieran
lo mismo. Su apasionada postura, defen- 34 Josep Casals, Afinidades vienesas, p. 85.
35 Karl Kraus, Contra los periodistas y otros
contras, edición y traducción de Jesús
32 Ibídem. Aguirre, Madrid: Taurus: 1992, II, p. 51.
33 Karl Kraus, La Lengua en Escritos, Cap. 31, 36 Gerald Krieghofer, “Karl Kraus, luchador y
p. 181. poeta” en Karl Kraus y su época, p. 65.

Murmullos filosóficos 4 |57


propia de la lengua, la habían corrompido La lucha krausiana consistía básica-
y prostituido más allá de lo meramente mente en desenmascarar las pretensiones
imaginable. Lo que él veía en ese tipo de subyacentes a todo tipo de expresión lin-
publicaciones no era otra cosa más que, güística, y la prensa o «folletín», le pro-
por una parte, falsedad, espacios relle- porcionaba material más que suficiente
nos sin mayor apego a la verdad, cuya para llevar a cabo su labor. La respuesta
finalidad quedaba relegada justamente de Kraus a la prensa, consistió en extraer
a llenar esos espacios vacíos y, por otra de ella misma, una pequeña cantidad de
parte, veía una total falta de compromiso su producción escrita. La «citación» em-
e integridad por parte de todos aquellos pleada por Kraus cumplía con esa fun-
que concebían esos espacios como pre- ción. «La cita, dice António Sousa Ribero
textos óptimos, o bien, como una exce- al hablar de la respuesta de Kraus, se torna
lente oportunidad para justificar y llevar para él una forma de hablar mostrando»38.
a cabo un crimen en contra de la lengua. El desenmascaramiento de una determi-
Un encabezado de cualquier periódico nada frase, más que poner al descubierto
podía llegar a constituir un verdadero la falta de dotes literarias de los redacto-
conflicto, y una noticia mal redactada, res periodísticos, exhibía algo más impor-
era convertida en una bomba de tiempo tante: la terrible corrupción de aquella
que esperaba el más mínimo detonador sociedad, manifestada precisamente en
para poder estallar. En un ambiente cul- el uso irresponsable de la lengua, y eso
tural tan enardecido y vulnerable como era justamente lo más importante de ser
lo era la Viena finisecular, una frase podía mostrado. La falta de integridad detectaba
llegar a provocar un daño equiparable al por Kraus, saltaba a la vista al hojear sin
que produce cualquier escándalo social. mucho detenimiento cualquier periódico.
Las palabras aparecidas en los periódicos Este escritor satírico detectó el poder ne-
vieneses de aquel entonces, eran balas in- gativamente demoledor que puede llegar
visibles que causaban un daño no menor a adquirir incluso una, en apariencia, sim-
al que produce la herida en el cuerpo, ya ple frase escrita pero sin responsabilidad
que estos proyectiles daban en el blanco alguna. La brutalidad en el empleo de la
más delicado del ser humano, impactan- lengua no manifestaba otra cosa, a los ojos
do directamente en su integridad perso- de Kraus, que no fuera un completo cri-
nal y, por ende, los estragos producidos men contra la verdad.
eran ya de índole moral, afectando la Tal crimen tenía raíces profundas.
constitución primaria de todo ser hu- Para Karl Kraus, si el lenguaje cambia,
mano. En tal sentido, Kraus detectó con
bastante anticipación, el poder corruptor autoridad que poseían los periódicos en la
que envolvía a todo tipo de frases mal Viena «de fin de siglo», véase, Stefan Zweig,
El mundo de ayer. Memorias de un europeo,
construidas y mal intencionadas. Por tal traducción de J. Fontcuberta y A. Orzeszek,
motivo, su lucha polémica de denuncia se Barcelona: El Acantilado, 2002 pp. 136–139.
El «Folletín», era comparado con un «templo
concentró, en gran medida, en aquel tipo sagrado», un «santuario singular», un
de publicaciones.37 «incuestionable tribunal lleno de autoridad»,
según palabras del propio autor.
38 Antonio Sousa Ribeiro, “Karl Kraus y la
37 Para hacerse una ligera idea del tipo de modernidad” en Karl Kraus y su época, p. 115.

58| Mayo 2013


la vida también lo hace. El compromiso Por ello, para Kraus al igual que
moral recae, dentro de tal perspectiva, en para Weininger, «todo error es una
el empleo del lenguaje.39 La devaluación culpa». La fraseología no es más que
de la cultura, estaba entonces reflejada el comercio de ideas repartido por
justamente en el maquillaje que le ador- doquier, el envoltorio que pretende
naba descaradamente, y que era ostentado ocultar la terrible decadencia de los
bajo el inaceptable conjunto de las frases hombres, el uso y abuso del todo falto
hechas («fraseología», diría él), exhibidas de responsabilidad. En una palabra, la
tanto en los encabezados como en el inte- fraseología refleja la falta de carácter
rior de los folletines, es decir, en las publi- no ya de un solo individuo, sino, de
caciones periodísticas que eran ofrecidas toda una época. El mejor disfraz ético,
orgullosamente como fuente responsable el engaño que se ha hecho pasar por
de la capacidad informativa de esa gran integridad personal era, para Kraus,
época40. En lugar de buscar la pureza ori- aquello llamado y reconocido en aquel
ginaria de la lengua, se le utilizaba par- tiempo como prestigio. Dicho prestigio
cialmente únicamente con fines ajenos a se obtenía a partir de llevar a cabo una
toda reconstitución originaria del propio publicación en cualquier reconocido
ser humano – así fueran fines políticos, periódico. El prestigio, en aquella época,
partidistas, ideológicos, económicos, o dependía entonces de ser maestro de la
bien, incluso bélicos, como fue el caso al fraseología, no de la verdad. La citación
inicio de la Primera Guerra Mundial, e in- krausiana pone énfasis en la falsedad
cluso para la conformación de la Segunda y el vacío en la que descansa dicho
Guerra Mundial. Kraus, al emplear la cita- prestigio, y ponía bajo sospecha a todos
ción como desenmascaramiento, arrancó los prestigiosos fabricantes y supuestos
no sólo la propia máscara, sino la carne escritores de meras frases. Los dueños
refugiada detrás de ella, llegando hasta los de la fraseología jamás escaparon a sus
huesos o, mejor dicho, a la ausencia de ataques satíricos. Su denuncia, por tanto,
carne, de lengua-pureza-origen como tal. no critica a las frases por sí solas, sino
Puras frases y nada de verdad. La «fraseo- que las regresa o expone directamente
logía», ya desde entonces, había inundado sobre todos aquellos que las producen.
los cimientos de la lengua. En suma, la tarea de Kraus consistió
en redimir al lenguaje de su estado
39 Kraus distingue entre «lengua» y «lenguaje» prostituido, hasta alcanzar su pureza
en el siguiente sentido: la «lengua» es madre
de todo, origen y pureza, y a tal condición originaria. La pureza de la lengua es,
primigenia quiere Kraus retornar, es decir, a según Kraus, el origen. Buscar de nuevo
la pureza de la lengua; dicha lengua, supone
todos aquellos usos parciales que se llevan que cada palabra comparezca en absoluta
a cabo con ella, y estos usos parciales son armonía con las demás, era el objetivo
precisamente lo que Kraus identifica como
«lenguaje». Cf. Marta M. Fernández, “Sobre la que él pretendía alcanzar. Si el lenguaje
concepción de la lengua en Karl Kraus” en cambia, la vida debe cambiar también.
Karl Kraus y su época, p. 124.
40 Véase, por ejemplo, el tono que emplea
De hecho, su compromiso moral parte
Kraus para definir esa «gran época» que le precisamente de la unión indisoluble
tocó vivir en su escrito que lleva por título
entre vida y lenguaje: unidad creativa de
precisamente, “En esta gran época” en
Escritos, 16, pp. 113–124. una basta producción literaria.

Murmullos filosóficos 4 |59


El retorno míticamente concebido al pureza de la vida y del lenguaje, bajo un
lugar originario, era justamente la tarea mismo aspecto.42
literaria primordial que el escritor debía Desde sus inicios intelectuales, Karl
asumir. Vida y lenguaje debían coincidir Kraus se comprometió, a pesar de todo, a
en un encuentro fantástico donde que- mantener su propia veracidad a toda cos-
dara establecida la unión perfecta que ta. Como dice Gerald Krieghofer de él,
sólo es posible alcanzar a través de la que «en realidad se mantuvo alejado de
«actividad creadora». La consumación cualquier intento de definir la verdad. Le
de dicha actividad, dependía justamente bastaba con la veracidad como ideal»43.
de este encuentro de míticas resonancias, La veracidad en él, al igual que en Ludwig
es decir, de lograr alcanzar el origen anhe- Wittgenstein, en quien por cierto ejercie-
lado. El artista o, mejor dicho, el escritor, ra una muy importante influencia, es una
concretamente el poeta, por ser el que postura ante la vida, un compromiso vital
recurre directamente a sumergirse por con la existencia propia que no pretende
completo en la fuente primigenia de la minimizar el esplendor incomprensible de
creación estética, el lenguaje, resulta ser la misma.
el mejor exponente de aquella majestuo- En la esfera de los valores, separa-
sa fantasía que es capaz de crearlo todo. da del ámbito de los hechos, Karl Kraus
Creación que al poder romper con los identificó forma estética y contenido
límites de la razón, desborda el ámbito moral en una misma manifestación: la
de lo masculino, hasta desplegarse caute- obra literaria. ¿Por qué? Porque el valor
losamente con aquella sutil y mágica deli- moral y estético de una obra literaria
cadeza, que sólo lo femenino es capaz de quedaba reflejado en su lenguaje, es de-
alcanzar bajo el nombre míticamente in- cir, en su integridad total con respecto
concebible de todo aquello que desprende al empleo de la lengua. Por tal motivo,
el inconfundible aroma a Poesía. De ahí puede entenderse aún más por qué diri-
que, «el maestro de la burla venenosa»41, giera sus esfuerzos más rotundos contra
concibiera que «el origen es la meta». todos aquellos que, como él, se mostra-
No obstante, el origen del que habla Karl ban abiertamente a través del uso de la
Kraus es, ciertamente, problemático. Su palabra. «Yo gobierno el lenguaje de los
crítica al lenguaje como desenmascara- otros. El mío hace conmigo lo que quie-
miento social, anuncia un origen que no re», dirá Kraus44. No hubo escritor de
se reduce al mero ámbito de los hechos aquella época que no desfilara en la pasa-
y, que por tanto, constituye el origen po- rela del conjunto de críticas implacables
sitivo de todos los valores. La fantasía de éste satírico polemista. Cada palabra
creadora, la integridad, la verdad, el arte publicada donde fuera, y más si ésta era
y lo moral, en suma, radican y forman publicada en los muy respetables folleti-
parte íntegra justamente de aquel origen. nes de la época, Karl Kraus la sometía a
En una palabra, ese origen esta represen-
42 Cf. Jacobo Muñoz, “Finis Austriae: Kraus y
tado por esa integridad que represente la Musil en la cultura postnietzscheana en Karl
Kraus” en Karl Kraus y su época, pp. 60 – 61.
43 Gerald Krieghofer, “Karl Kraus, luchador y
41 El título es de Stefan Zweig, véase El mundo poeta” en Karl Kraus y su época, p., 70.
de ayer, p. 141. 44 Citado por Janik y Toulmin, p. 109.

60| Mayo 2013


una tortura realmente incesante, y con son perpetuadas en la eterna fantasía o
ella, también sometía principalmente genuina creación literaria. El poeta ofre-
al autor de la misma. Torturaba cada ce en cada una de sus poesías una amplia
frase escrita hasta que ésta denunciara gama de posibilidades en
su hipocresía, su falsedad, su escritura las que la palabra no que-
apresurada y sin compromiso. Y, todavía da desgastada, en las que
había un caso que era aún mucho peor, ella no se agota, sino que,
a saber, cuando la frase provenía de una antes bien, queda, por así La veracidad debe
producción descaradamente imitativa, es decirlo, renovada en su imperar en todos
ese caso, simplemente no tenía perdón infinita naturaleza crea-
alguno. «Cuando la integridad personal tiva siempre renovada. Y
los seres humanos,
es la medida de la virtud, entonces la imi- es justamente la fantasía ya que todos somos
tación es el vicio capital»45. la que proporciona tal fe- usuarios asimismo
Para él, la vida, en todas y cada una cundidad y apertura a la de la lengua”
de sus facetas, debe romper con la duali- palabra.
dad persistente entre realidad y aparien- La veracidad debe
cia. De hecho, como hizo notar Edward imperar en todos los seres
Timms, al referirse a Kraus, él mismo humanos, ya que todos somos usuarios
rompía con tal dualidad, ya que «detrás asimismo de la lengua. Todos debemos
de la ferocidad de la figura pública se es- ser éticos, aunque pocos sean los artistas
condía una persona delicada y llena de y, siguiendo a Weininger, aún menos
encanto»46. Dicho rompimiento, depende sean los que son filósofos. El mundo
entonces de la veracidad asumida como de la moderna civilización, aquella
factor que asegura lo primero, es decir, civilización del arduo s.XX basada en
la autonomía de la realidad, y la imagina- el triunfo implacable del Progreso y de
ción como factor que fecunda lo segun- la obtención enceguecedora de éxito
do, esto es, la fantasía. Ética y estética, a cualquier precio, y justamente en «el
dentro de la obra literaria, son por ello Progreso que fabrica portamonedas
manifestaciones indisolubles de un mis- con piel humana»47, y el apego de dicha
mo valor, de una misma unidad. Cuando civilización a favor de la ganancia y de
nacen de nuevo las viejas palabras, nacen la técnica, ha propiciado que se pierda
también nuevos mundos. Y el lenguaje, de vista aquel inagotable y maravilloso
en tanto poder creativo inagotable, po- mundo de la palabra originaria. La
der y conjunto de posibilidades infinitas, fantasía, la creatividad estética fecunda,
también queda sustentado y emparenta- además de haber sido sometida a un
do con la imaginación, esa imaginación régimen insoportable de inanición que
que logra fecundar cada palabra hasta procuraba matarla de hambre, como el
darle una dimensión siempre nueva y propio Kraus dijera, quedaba además
diferente, una frescura y renovación que sofocada por el ambiente insoportable
en el que se impedía por todos los
45 Allan Janik y Stephen Toulmin, p. 108.
46 Edward Timms, o. c., p. 187. Aquí se 47 Karl Kraus, “Apéndices” en Escritos, p. 196.
encuentra el dualismo que persiste detrás del La frase es del año 1909, y demuestra la
hombre-obra Karl Kraus. profunda visión estética de éste pensador.

Murmullos filosóficos 4 |61


medios evitar que se esparciera su bella el estado deteriorado de la propia condi-
y aromática fragancia poética. ción humana. Si la falta de integridad es
Karl Kraus, por medio de la crítica lo predominante, ¿qué podemos esperar
y la sátira aplicadas a las palabras, inten- entonces de todo lo demás? Kraus vio
tó retornar a ese estado primigenio de la claramente la debilidad y barbarie en la
lengua, a ese horizonte que se disemina- que se comenzaba a sumir la humanidad,
ba cada vez más lejano como una meta llegando a anunciar incluso el terrible fi-
añoradamente inalcanzable. Una meta nal de sus días.48 Hasta el último momen-
que lenta e inevitablemente iba desapa- to, él defendió ese origen puro de la len-
reciendo clandestinamente, y de manera gua al que había de retornar como lugar
agonizante, en el aterrador abismo de lo de encuentro de todo lo que aún había
imposible. Antes del irremediable ocaso, de venir, es decir, encontrar ese fantás-
el optó por la vida genuina, es decir, por tico arribo al desconocido por-venir. Y
la vida que debía quedar inmersa plena- jamás perdió su más íntima esperanza:
mente en la integridad consigo mismo, el retorno a la palabra originaria, a ese
justamente como la vía vitalmente salva- origen que debía brillar con el esplendor
dora. Adoptó su propia vida-obra como inconfundible de una mítica fantasía. Fi-
el último refugio al que poder recurrir. nalmente, Karl Kraus buscó aquella pala-
Su mano entonces se confundía con la bra que reivindicara el valor genuino del
pluma que desplegaba lentamente toda silencio. Y él, al final, también tuvo que
su escritura, convirtiéndose en un arma silenciar su sonora palabra en el cobijo
poderosa y polémica que la literatura de una muda escritura. «Alguien dijo
pocas veces ha podido conocer y utilizar que yo había intentado aplastarlo contra
con tal precisión. Con todo su ser, quiso la pared. No es verdad. Simplemente lo
detener los atentados cometidos contra la conseguí»49.Y, «en caso de duda decídase
lengua, y con ello, quiso también detener por lo correcto»50.

48 Su monumental obra de teatro que


fuera concebida intencionalmente con una
imposibilidad propia de representación, lleva
por título justamente Los últimos días de la
Humanidad.
49 Karl Kraus, o. c., VIII, p. 154.
50 Karl Kraus, Dichos y contradichos, VIII, p.
150.

62| Mayo 2013

También podría gustarte