La Pedagogia y La Educacion Hasta Nuestros Dias
La Pedagogia y La Educacion Hasta Nuestros Dias
La Pedagogia y La Educacion Hasta Nuestros Dias
EDUCACION
MAESTRIA EN PEDAGOGIA
La Pedagogía y la Educacion
0
1. INTRODUCCION
Tras las civilizaciones minoica y micénica, en los siglos oscuros (entre el XIII y
el XII a. C.) la fragmentación existente en la Hélade constituirá el marco en el
que se desarrollarán pequeños núcleos políticos organizados en ciudades, las
polis.
A lo largo del período arcaico (siglos VIII al V a. C.) y del clásico (siglo V a. C.),
las polis fueron la verdadera unidad política, con sus instituciones, costumbres
y sus leyes, y se constituyeron como el elemento identificador de una época.
En el período arcaico ya se perfiló el protagonismo de dos ciudades, Esparta y
Atenas, con modelos de organización política extremos entre el régimen
aristocrático y la democracia. La actividad de las polis hacia ultramar fue un
elemento importante de su propia existencia y dio lugar a luchas hegemónicas
entre ellas y al desarrollo de un proceso de expansión colonial por la cuenca
mediterránea. La decadencia de las polis favoreció su absorción por el reino de
Macedonia a mediados del siglo IV a. C. y el inicio de un período con unas
connotaciones nuevas, el helenístico, por el que la unificación de Grecia daría
paso con Alejandro Magno a la construcción de un Imperio, sometiendo al
Imperio aqueménida y al egipcio. En opinión de algunos especialistas, en esta
fase la historia de Grecia volvía a formar parte de la historia de Oriente y se
consumaría la síntesis entre el helenismo y el orientalismo.
La Época Arcaica (h.750-h.500 a. C.) sigue, mientras que los artistas creaban
esculturas en posturas estiradas con la «sonrisa arcaica» onírica. Se suele
considerar que la Época Arcaica termina al derrocar al último tirano de Atenas
en el año 510 a. C.
La Antigüedad tardía, hasta inicios del siglo VI, con el declive del politeísmo
romano frente al avance del cristianismo. El final de este período suele
simbolizarse con el cierre de la Academia de Atenas por parte de Justiniano I
bajo el edicto del año 529, que además prohibía el paganismo, el judaísmo y
cualquier religión no cristiana.
FuentesHay que tener cuidado con las fuentes de información cuando se trata
de la historia de la Antigua Grecia. La mayoría de los historiadores y escritores
políticos cuyas obras han sobrevivido ―principalmente Heródoto, Tucídides,
Jenofonte, Demóstenes, Platón y Aristóteles― eran o atenienses o pro-
atenienses. Por eso sabemos mucho más sobre la historia y la política de
Atenas que de cualquier otra ciudad griega. Además, estos escritores se
centran en la historia política, militar y diplomática; prestándole relativamente
poca importancia a la historia económica ni social.[3] Por tanto, las historias de
la Antigua Grecia tienen que enfrentarse a estas limitaciones.
Grecia insularLas islas del Egeo representaron los puntos de contacto del
mundo griego y actuaron como facilitadoras de las comunicaciones y el
comercio. Eubea, separada por un estrecho canal de las costas orientales de
Beocia y Ática (el estrecho de Euripo), se constituye de colinas onduladas con
un suelo fértil, apto para los cultivos agrícolas, las actividades ganaderas y la
extracción y el trabajo del cobre. Entre las islas Cícladas, por su parte, hay
algunas de características volcánicas y otras de suelo fértil aptas para el cultivo
de cítricos y vid. Algunas de ellas, como Paros, basaron su economía en la
producción de mármol; Sifnos, por su parte, fue un importante centro de
producción de plata en la época arcaica. Del archipiélago del Dodecaneso,
conjunto de islas del sudoeste de Anatolia, destacan Samos e Icaria que,
alternando terrenos montañosos con llanuras, propició la producción de
cereales en estas últimas, así como de olivo y vid en las laderas. La isla de
Rodas, del mismo archipiélago, fue escala obligada en las rutas comerciales
con Egipto y Oriente Medio, convirtiéndose en un importante centro comercial.
En todo caso, los terrenos del Dodecaneso son aún más fértiles que los de las
Cícladas, en buena parte debido al clima húmedo y a la abundancia de lluvias.
Al norte, entre las islas de Egeo oriental, destacan por su fertilidad agrícola
Quíos y Lesbos.[4]
La isla de Creta, límite sur del mar Egeo, se caracteriza por su orografía
accidentada, en ciertas zonas similares a la de la Grecia meridional europea. Al
norte, las extensas llanuras hicieron posible el desarrollo de la agricultura
mediterránea; sus bahías, constituyeron lugares idóneos para la navegación y
el desarrollo comercial, así como para la pesca, otra de las actividades
primarias de su subsistencia. El terreno montañoso existente más al sur, y los
bosques en él existentes, propiciaron la producción de madera, mientras que
sus montes bajos hicieron de terreno ideal para el ejercicio de la ganadería
extensiva y la caza (esta última fue decisiva en la economía de las
civilizaciones neolíticas). En conjunto, la extensión de la isla, su variedad de
recursos (mineros, agrícolas, ganaderos y pesqueros) y su localización
comercial estratégica, hicieron posible que se desarrollase en ella una
civilización propia de la isla.[4]
Se cree que las tribus que se convertirían en los griegos emigraron hacia el sur
a los Balcanes en varias oleadas comenzando a mediados de la Edad del
Bronce (alrededor de 2000 a. C.).[8] Otras fuentes indican un proceso
migratorio ya en el quinto milenio a. C., proveniente de Mesopotamia y Siria.
Según éstas, los primeros inmigrantes encontraron habitantes nativos que
dejaron a los recién llegados una gran cantidad de tradiciones; mientras que
éstos llevaron a la zona la cultura de la alfarería, agricultura y una primera
deidad de la fertilidad (que más tarde sería Deméter).[9] Esta última versión, de
ser exacta, negaría la existencia de un período neolítico en los pueblos
autóctonos con anterioridad a la inmigración extranjera, situándolos en un
período cultural más cercano al mesolítico.
Copa de oro micénica (circa 1500 a. C.).El idioma protogriego se fecharía hacia
el período que inmediatamente precedió a estas migraciones, ya sea a los
finales del III milenio a. C. o a más tardar al siglo XVII a. C. La civilización de
los protogriegos de la Edad del Bronce es generalmente conocida como
heládica y precedió a lo que es conocido como «Antigua Grecia».
Ruinas del palacio de Cnosos; según la leyenda, era la residencia del rey
Minos.Durante el período en que la Grecia peninsular todavía resplandecía
bajo la impresionante cultura micénica, en la isla de Creta se producía el
florecimiento de la civilización minoica cretense con capital en Cnosos (1600-
1250 a. C.).[11] Esta civilización debe su nombre al semilegendario rey Minos.
Los cretenses comerciaban por todo el Mediterráneo y exportaban cerámica,
tejidos, objetos de bronce y orfebrería. Es probable, por su parte, que la cultura
micénica se viera influida por la minoica, particularmente en el período de
mayor esplendor de esta última.[7] La sensación de poderío de los reyes de
Creta era tal que las ciudades, palacios y templos cretenses ni siquiera estaban
rodeados por murallas.[11] Las excavaciones han encontrado maravillosas
evidencias del auge y avance tecnológico del que gozaban los minoicos en ese
entonces: lujosos lavabos, instalaciones de ventilación, pozos higiénicos, filtros,
elaboradas pinturas y escudos de armas. En esa época era frecuente que los
hijos de príncipes extranjeros fueran enviados a luchar con un toro en forma de
sacrificio, y en tal sentido son interpretadas las representaciones pictóricas de
jóvenes de ambos sexos bailando alrededor de un toro o luchando con él.[11]
Por su parte, esta práctica tiene su claro punto de contacto mitológico con la
leyenda del Minotauro, «toro de Minos», que recibía periódicamente el tributo
de varios jóvenes atenienses para sacrificio.
En el siglo VIII a. C., Grecia empezó a salir de la Edad Oscura que siguió a la
caída de la civilización micénica. Al pueblo le faltaba alfabetización y se había
olvidado el sistema de escritura micénico, Lineal B. Pero los griegos adoptaron
el alfabeto fenicio y lo modificaron para crear el alfabeto griego.[16] [17] A partir
del siglo IX a. C.[18] ―según algunos autores, específicamente en el VIII a.
C.―[19] empezaron a aparecer escritos. Grecia se dividió en muchas
comunidades autónomas pequeñas. Esta pauta fue impuesta en gran parte por
la geografía griega, donde cada isla, valle y llanura se aísla de las demás por el
mar o las sierras.[20] Como producto directo de las migraciones previas, dichas
comunidades mostraban un carácter étnico: durante el siglo VII surgió Argos,
habitada por dorios, como una de las ciudadades principales del Peloponeso.
[21] Dicha ciudad fue cediendo gradualmente influencia a su rival Esparta,
también dórica.[21] Por su parte, Atenas se convirtió en la residencia principal
de los jonios en los Balcanes.[22]
En la primera mitad del siglo VII surgió una clase mercantil y, en el correr del
siglo VI, se comenzó a utilizar monedas (probablemente por imitación a los
lidios), aunque serían necesarios siglos para el desarrollo de una economía
monetaria plena.[17] Parece haberse gestado tensión en muchas ciudades-
estado. Los régimenes aristocráticos que por lo general gobernaban las
llamadas polis se sentían amenazados por la nueva riqueza de los
comerciantes, que a su vez deseaban poder político. A partir de 650 a. C., las
aristocracias tenían que luchar para evitar ser derrocadas y reemplazadas por
tiranos populistas. La palabra se deriva de la palabra griega no peyorativa
τύραννος tyrannos, que significa «soberano ilegítimo», aunque se podía aplicar
tanto a buenos como malos líderes.[23] [24]
Atenas, por su parte, sufrió falta de tierras y una crisis agraria a finales del siglo
VII, también resultando en conflictos civiles. El arconte (magistrado) Dracón
promulgó reformas severas en 621 a. C. (de ahí la palabra moderna
«draconiano»), pero estas no pudieron acallar el conflicto. Al final las reformas
moderadas de Solón (594 a. C.) le dieron a Atenas cierta estabilidad,
mejorando la vida de los pobres aún cuando afianzaron a la aristocracia en el
poder.
En la segunda mitad del siglo VI, Atenas cayó bajo la tiranía de Pisístrato, y
luego de sus herederos Hipias e Hiparco. Sin embargo, en 510 a. C., por
pedido del aristócrata Clístenes de Atenas, el rey espartano Cleómenes I ayudó
a los atenienses a derrocar la tiranía. Poco después, empero, Esparta y Atenas
iniciaron relaciones hostiles, y Cleómenes I instauró a Iságoras como arconte
pro-espartano. Con el objetivo de evitar que Atenas se convirtiera en un
«gobierno de paja» bajo el reinado espartano, Clístenes propuso a sus
conciudadanos atenienses que Atenas sufriera una revolución política, que
todos los ciudadanos compartieran el poder independientemente de su estatus,
que Atenas se volviera una «democracia». Los atenienses abrazaron esta idea
con tantas ganas que después de derrocar a Iságoras e implementar las
reformas de Clístenes, pudieron repeler fácilmente una invasión a tres frentes
que los espartanos condujeron para reinstaurar a Iságoras.[26] La llegada de la
democracia resolvió muchos de los problemas de Atenas, dando inicio a una
«edad de oro» para los atenienses.
Atenas y Esparta pronto tendrían que aliarse ante la mayor amenaza a la que
la Antigua Grecia se enfrentaría hasta la conquista romana. Después de
aplastar la revuelta jónica, una rebelión de las ciudades griegas de Jonia, Darío
I de Persia, rey de los reyes de la Dinastía aqueménida, decidió subyugar
Grecia. Su invasión en el 490 a. C. fue sofocada por la heroica victoria
ateniense en la batalla de Maratón bajo Milcíades el Joven. Jerjes I de Persia,
heredero de Darío I, intentó su propia invasión diez años después. Pero a
pesar del número abrumador de soldados en su ejército, Jerjes I fue derrotado
después de la batalla de retaguardia famosa de las Termópilas y las victorias
por los griegos aliados en las batallas de Salamina y Platea. Las Guerras
Médicas continuaron hasta 449 a. C., conducidas por los atenienses y su
Confederación de Delos, durante las que Macedonia, Tracia, las Islas del Egeo
y Jonia fueron liberadas de la influencia de Persia.
El período helenístico duró desde 323 a. C., cuando terminaron las guerras de
Alejandro Magno, hasta la anexión de Grecia por la república romana en el 146
a. C. Aunque el establecimiento del reinado romano no rompió la prolongada
continuidad en la sociedad y la cultura helenísticas –que se mantendrían en la
misma forma básica hasta la llegada del cristianismo– sí señaló el final de la
independencia política griega.
Los mayores dominios helenísticos: el Reino Ptolemaico (azul oscuro), el
Imperio seléucida (amarillo), Macedonia (verde) y Epiro (rosa).Durante el
período helenístico, la importancia de «la misma Grecia» (es decir, el territorio
de la actual Grecia) se reducía bruscamente por el mundo grecoparlante. Los
grandes centros de la cultura helenística eran Alejandría y Antioquía, las
capitales de Egipto ptolemaico y Siria seléucida respectivamente.[28]
Aunque Grecia siguió siendo parte de la relativamente unificada mitad este del
Imperio romano, durante el reino de Constantino el centro del Oriente se
desplazó a Constantinopla y Anatolia. Atenas, Esparta y las otras ciudades
griegas perdieron su importancia y muchas de sus estatuas y otras
manifestaciones artísticas fueron llevadas a Constantinopla.
Las rarezas del sistema griego son más evidentes en las colonias que los
griegos establecieron alrededor del Mar Mediterráneo. Aunque cada una podía
considerar cierto polis griego como su «madre» (y mantenerse amable o parcial
a ella), era enteramente independiente de la ciudad que la fundó.
Inevitablemente, las polis menores podían ser dominados por sus mayores
vecinos, pero las conquistas y los reinados directos fueron bastante raros. Al
contrario, las polis se organizaban en ligas, cuyos afiliados estaban en un
estado constante de cambio. Después, en el período clásico, el número de
ligas decrecía y las ligas se hacían mayores. Cada una era dominada por una
única ciudad (por ejemplo Atenas, Esparta o Tebas), y muchas veces una polis
era obligada a afiliarse a una liga bajo la amenaza de la guerra (o bajo las
condiciones de un tratado de paz). Aún después de que Filipo II de Macedonia
«conquistó» los centros de la Antigua Grecia, no trató de anexionar el territorio
ni lo unificó en una provincia nueva; simplemente obligó a la mayoría de las
polis a unirse a su propia Liga de Corinto.
Atenas cayó bajo una tiranía en la segunda mitad del siglo VI a. C. Cuando
esta tiranía terminó, se propuso una reforma radical para que la aristocracia no
recobrara el poder: los atenienses fundaron la primera democracia del mundo.
Una asamblea de ciudadanos para la discusión de la política municipal (la
Ekklesía) había existido desde las reformas de Dracón en el 621 a. C., y a
todos los ciudadanos se les permitía que asistieran según las reformas de
Solón (principios del siglo VI a. C.); pero los ciudadanos más pobres no podían
hablar ante la asamblea o postularse como candidatos, excepto en el caso de
ciertos cargos públicos cuya elección era aleatoria.[39] Al establecer la
democracia, la asamblea se convirtió en el mecanismo de iure del gobierno;
todos los ciudadanos entonces tuvieron igualdad de derechos (isopoliteia) en la
asamblea. Sin embargo, los que no eran ciudadanos ―los metecos
(extranjeros que vivían en Atenas) y los esclavos― no gozaban de ningún
derecho político en absoluto.
Esparta tenía un tipo especial de esclavo llamado hilota. Los hilotas eran
cautivos griegos de la guerra que pertenecían al estado y eran asignados a
familias en cuyo hogar eran obligados a quedarse. Los hilotas cultivaban
alimentos y hacían tareas domésticas para que las mujeres pudieran centrarse
en criar hijos fuertes mientras los hombres se dedicaban a entrenarse para ser
hoplitas. Sus amos los maltrataban y los hilotas muchas veces se rebelaban,
como sucedió en el monte Itome.
Los niños entraban en la escuela al cumplir siete años, o iban a los barracones
si vivían en Esparta. Los tres tipos de enseñanzas eran: grammatistes para la
aritmética, kitharistes para la música, y paedotribae para los deportes.
Un niño de una familia adinerada que asistía una escuela privada era cuidado
por un paidagogos, un esclavo doméstico designado para esta tarea que
acompañaba el chico todo el día. Las clases se impartían en las casas privadas
de los maestros e incluían aritmética, lectura, escritura, canto y ejecución de
instrumentos musicales como la lira y la flauta. Al cumplir el joven doce años de
edad, a los estudios se agregaban deportes como la lucha, carrera,
lanzamiento de disco y de jabalina. En Atenas, algunos jóvenes mayores
asistían a una academia para las disciplinas más finas como la cultura, las
ciencias, la música y las artes. Un muchacho terminaba sus estudios al cumplir
18 años, luego empezaba su entrenamiento militar en el ejército por uno o dos
años.[41]
Una minoría de niños continuaban su educación después de la niñez, como en
la agogé espartana. Una parte crucial de la educación de un muchacho rico era
un aprendizaje con un mayor, que podían incluir el amor pederástico. El
muchacho aprendía por mirar a su mentor mientras hablaba de la política en el
ágora, ayudándolo a rendir sus deberes públicos, haciendo ejercicios con él en
el gimnasio y asistiendo a simposios con él. Los estudiantes más ricos
proseguían su educación estudiando con maestros famosos. Algunas de las
mayores escuelas eran el Liceo (la llamada escuela peripatética fundada por
Aristóteles de Estagira) y la Academia platónica (fundada por Platón de
Atenas). El sistema educacional de los antiguos griegos ricos también se llama
paideia.
Alfred North Whitehead una vez pretendió que toda la filosofía no es más que
una nota a pie de página a Platón. El mundo de pensamiento griego era de tal
alcance que muchas ideas que discutimos hoy en día ya se debatían por los
escritores antiguos.
La astronomía fue estudiada por los griegos desde tiempos antiguos. Ésta se
suele dividir en dos períodos: Grecia Clásica y Helenística. Recibió importantes
influencias de otras civilizaciones de la Antigüedad, las que ejercieron mayor
influencia fueron la provenientes de India y Babilonia. Durante la época
helenística y el Imperio romano, muchos astrónomos trabajaron en el estudio
de las tradiciones astronómicas clásicas, en la Biblioteca de Alejandría y en el
Museion. Los calendarios de los antiguos griegos estaban basados en los
ciclos lunares y solares. El calendario helénico incorporó esos ciclos. Un
calendario lunisolar basado en ambos ciclos es difícil de aplicar, por lo que
muchos astrónomos se dedicaron a la elaboración de un calendario basado en
los eclipses.
Arte
Las obras artísticas que se hacían más frecuentemente eran las esculturas.
Entre los escultores clásicos más destacados se encuentran Mirón y Fidias.
Zeus: el dios del cielo y el trueno; el de mayor rango y el más poderoso, regidor
del monte Olimpo, hermano de Poseidón y Hades.
Hefesto: el dios del fuego, la fragua, el trabajo manual, los artesanos y las
armas.
Hades: el dios del inframundo y de los muertos sobre los que el reina, hermano
de Poseidón y Zeus.
Dioniso: el dios más joven del panteón, y el dios del vino, la naturaleza en
estado salvaje y la sexualidad abierta.
Los padres de Zeus eran Crono y Rea que también eran los padres de
Poseidón, Hades, Hera, Hestia y Deméter.
Véase también Portal:Antigua Grecia. Contenido relacionado con Antigua
Grecia.
Polis
Magna Grecia
Historia de Grecia
Paz olímpica
Arte griego
Filosofía griega
Cultura de Grecia
Ir a ↑ Grant, Michael (1995). «Too little economic and social history». Greek and
Roman historians: information and misinformation. Routledge, 1995. ISBN
9780415117708. http://books.google.com/books?id=IUNxvi0kbd8C&dq=.
↑ Saltar a: a b c d Sealey, Raphael (1976). A history of the Greek city states, ca.
700-338 B.C. University of California Press. p. 11-12. ISBN 9780631226673.
http://books.google.com/books?id=kAvbhZrv4gUC&dq=.
Ir a ↑ Beye, Charles Rowan (1987). Ancient Greek Literature and Society (2.ª
edición). Ithaca, Nueva York: Cornell University Press. ISBN ISBN 0-8014-
1874-7. «Sabemos poquísimo sobre el período entre la llegada de los griegos a
su tierra histórica y los principios de su historia registrada en los siglos VIII y VII
a. C. Parece que entraron a la actual Grecia hacia el fin del tercer milenio,
bajando a la península balcánica desde las actuales Albania y Yugoslavia.»
Ir a ↑ Hall, Jonathan M. (2007). A history of the archaic Greek world, ca. 1200-
479 BCE. Wiley-Blackwell. p. 57. ISBN 9780631226673.
http://books.google.com/books?id=WGNH-oxXiAUC&dq=.
Ir a ↑ W. Schieder: «Real slave prices and the relative cost of slave labor in the
greco-roman world», en Ancient Society, vol. 35, Peeters Publishers, 2005.
Enlaces externos