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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES:

SUS INMUNIDADES Y PRIVILEGIOS

SUMARIO: . .

Planteamiento.—Derecho internacional y Derecho administrativo internacional.


Los funcionarios internacionales y el Derecho administrativo internacional.—
Naturaleza jurídica de la relación entre la administración y los funcionarios
internacionales.—Nombramiento.—Derechos y deberes.—Inmunidades y pri-
vilegios, su fundamentaron.—Bibliografía general.

PLANTEAMIENTO

L fA misma tendencia natural que induce a la formación de la fa-


milia y de la sociedad civil, induce a la de una sociedad de Estados,
.aunque condicionada por especiales circunstancias históricas, no ha
logrado hasta la fecha resultados definitivos. • •
Siempre ha habido cierta conciencia de solidaridad humana
fundada en la comunidad de naturaleza y ciertos principios de justicia
espontáneamente reconocidos y respetados por la generalidad de los
pueblos, aunque, en lo puramente temporal, no haya habido hasta
estos últimos tiempos organismos representativos del orbe, ni siquie-
ra del orbe civilizado y dotados de autoridad suprema acatada por
todos los Estados. Pero, en los últimos cincuenta años, se han hecho
notables progresos en esta dirección. La facilidad de comunicación,
la conciencia en cada pueblo de su propia insuficiencia, la aparición
de problemas afectantes a todos los Estados y, consiguientemente, • la
necesidad de organismos internacionales que los resuelvan, han-.in-

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SANCHO VARIAS ROMEROSO

tensificado el deseo de unión y han fomentado una conciencia de dar


al Derecho Internacional una estabilidad suficiente de permanencia y
acatamiento a sus normas, base precisa para dar a este Mundo in-
quieto la estabilidad necesaria, donde campee la justicia y la com-
prensión de los Estados.
Los principios del aislamiento nacional revelan no sólo un pro-
fundo egoísmo, sino también, una desmesurada soberbia. Si bien es-
cierto qué los Estados son y deben ser independientes, ello no puede
desligarlos de sus obligaciones, pues, como afirma Gonella «La liber-
tad de un Estado no es la ausencia de obligaciones para con los otros
Estados». Pero a la inversa, la interdependencia no puede llevar a
la supresión de los Estados.
El Código Social de Malinas sostiene que la interdependencia de
las naciones se manifiesta por diversos hechos, tales como la existen-
cia del comercio internacional, la Unión Postal, asambleas y congre-
sos internacionales, tratados internacionales, etc., y que ello demues-
tra que existe una sociedad natural entre las naciones. Por su parte,
el Código de Moral Internacional, establece que los Estados deben
cesar en su pretensión a una independencia absoluta que la naturale-
za nos les ha conferido nunca y que ellos no han poseído de hecho.
«Sus derechos se miden más exactamente por la misión de protección
y de asistencia que les incumbe con respecto a sus ciudadanos. Y
esta misión no la podrían cumplir eficazmente por sus solos medios,
fuera del cuadro de la sociedad internacional y sin su ayuda.»
El objeto de esta comunidad jurídica internacional —como ex-
pone el Código de Moral Internacional— es el mantenimiento del
orden internacional, a influjo del cual cada Estado, en plena posesión
de sus derechos, podrá cumplir pacíficamente la ejecución de sus ta-
reas sociales y el progreso de la civilización por el cambio y comu-
nicación de los bienes materiales y espirituales.
Lo que persigue esta comunidad internacional es el bien común,
es decir, se aplica en este caso el mismo concepto que rige dentro
de cada Estado. «El bien común —dice Santo Tomás de Aquino—
constituye en la sociedad interestatal, un principio de orden y de
obligación.» Este bien común se traduce en la asistencia y seguridad
recíprocos que se deben los Estados. Son éstos, sin duda, principios

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

de elevada categoría jurídica y moral, discordes desde luego, con la


realidad actual.
El cristianismo —dice Guido de Cornelia— es un factor esencial
de unidad entre los pueblos. El universalismo cristiano no es el vago
humanitarismo laico, ni el internacionalismo de quien reniega de la
comunidad con los vecinos, es decir, con los miembros de la patria a
la cual todo hombre pertenece.
Dentro de las naturales diferencias de cada Estado, puede elabo-
rarse un ideal común al de los otros pueblos, única manera de llegar
con el tiempo a la auténtica solidaridad universal.

DERECHO INTERNACIONAL Y DERECHO ADMINISTRATIVO


INTERNACIONAL

En nuestros días, los Estados no solamente se relacionan por ra>.


zón«de sus intereses políticos, sino también para tutelar los intereses
sociales de las distintas poblaciones. Para lograr este fin, los Estados,
a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se hicieron recíprocamen'
te importantes concesiones y establecieron todo un conjunto de normas
que, por su carácter propio y por su objeto, han venido a constituir
una importantísima parte del Derecho Internacional. Esta parte del
Derecho Internacional, que es un campo extraño a los intereses políti'
eos, nace de una especie de cooperación entre los Estados, tiene por
objeto materias concernientes ya al Derecho penal, ya al Derecho pri--
vado, ya al Deercho administrativo (i).
Existe, en efecto, una organización administrativa internacional
y, por consiguiente, una actividad desarrollada por entidades supra-
estatales; y, de otra parte, una organización administrativa estatal
para los asuntos internacionales. Aquel primer aspecto al Derecho
Internacional; el segundo al Derecho interno y, por consiguiente, al
Derecho administrativo. Al Derecho internacional administrativo, par'
te del Derecho internacional público, corresponde la ordenación jurí-

(i) José GASCÓN Y MARÍN: Tmnsformation du Droit administratif inter-


nationed. Recueil des Cours de TAcadémie. 1930, IV; pág. 7.

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SANCHO VARIAS ROMEROSO

dica de la actividad administrativa de los organismos internacionales;


y al Derecho administrativo internacional, modalidad del Derecho
administrativo, pertenece el condicionamiento jurídico de la función
administrativa del Estado, ejercida más allá de las fronteras nació-
nales (2).
La doctrina no ha llegado a un acuerdo definitivo sobre el Derecho
administrativo internacional. Para Federico Martens, que fue uno dé
los iniciadores de esta rama, la administración internacional es la
acción que los Estados ejercen libremente en el dominio de la comu-
nidad general, para satisfacer sus intereses esenciales, respetando los
límites trazados, por el Derecho internacional. En su sentir, la admi'
nistración de esta última clase tiene por objeto el conjunto de todas
las medidas administrativas o jurídicas cuyo efecto se extiende más
allá de las fronteras. Afirma su carácter contractual y la subordina,
no sólo a los medios materiales y morales de que disponen los Esta-
dos, sino a la observancia de ciertas condiciones jurídicas que tienen
un carácter general y que resultan de los hechos, de los derechos aje-
nos, de las leyes, de los principios del Derecho internacional y de las
bases de la comunidad' (3).
Para Kazanscky la administración internacional no es otra cosa
que la actividad de los Estados, de las Sociedades internacionales, de
sus órganos y de los órganos internacionales, con el fin de proteger
los' intereses sociales internacionales (4). Poco difiere del autor citado
la tesis mantenida por Paul S. Reinsch, que define el Derecho ad-
ministrativo internacional como el conjunto de reglas y leyes creados
por la acción de las comisiones y conferencias internacionales, que
regulan las relaciones y actividades de agencias nacionales e interna-

(2) Predomina esc criterio en algunos destacados autores, principalmente


JULIO BORSI en su obra Caratteri ed oggeto del Diritto amministrativo ínter'
nazionale, publicado en la «Revista de Diritto internazionale». Roma, 1912,
páginas ¿7 y sigs.
(3) FEDERICO MARTENS: Derecho Internacional Público. Prólogo y notas
de don Joaquín Fernández Prida. «La España Moderna». Madrid, 1920, t. 2. 0 ;
páginas 5, 10 y 12.
(4) PlERRE KAZANSKY: Théorie de VAdminisiration internabiondle, "en «Rev.
Genérale de Droit Int. Public». Tomo 90; págs. 361 y sigs.

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

cionales respecto de los intereses materiales e intelectuales que han


recibido autorizadamente una organización internacional (5).
Junto a esas posiciones citadas, se destaca otra basada también en
la idea de los intereses, pero las aventaja por su mayor precisión y
por las ideas que añade, la definición de Catellam que celebra jus-
tificadamente Isidoro Ruiz Moreno, y para quien el Derecho Admi-
nistrativo Internacional trata de los derechos individuales que no son
de naturaleza privada y de los intereses colectivos que no tienen ca-
rácter político (6).
Esa alusión continua a los intereses, no debe aceptarse. En primer
lugar, el simple interés no es un factor de derecho, sino en cuanto
su generalidad y su justificación lo elevan a lo que pudiera llamarse
paradójicamente la categoría del desinterés.
Autores como Adolfo Posada, evitan cuidadosamente el escollo
de limitar el Derecho administrativo internacional a los organismos
constituidos colectivamente. Afirma que? en efecto, dado que hay
una actividad en el Estado de carácter internacional, que encarna en
instituciones, su administración surge necesariamente; administración
que, por los motivos generales que explican el carácter jurídico de
toda actividad del Estado, reviste las formas del derecho {7).
Gascón y Marín expuso en la Academia de Derecho Internacional
dé La 'Haya, la diversidad de corrientes existentes. Unos —dice Gas-
cón y Marín— toman como base de la vida administrativa la noción
de gestión económica, que es de un contenido extraordinariamente
limitado. Otros, ligan la idea de administración al Poder Ejecutivo,
confundiendo formalmente administración y gobierno. Otros, hablan
de una función especial de la actividad del Estado, función de con-
servación del organismo, refiriéndose a la vida colectiva del Estado,
pero solamente en la esfera de conservación de dicho organismo.
Otros escritores tienen una concepción más amplia: toda actividad

(5) P. REINSCH : International Administrative Law, en «American Journal


o£ Int. Law». Tomo 30; pág. 5. '
(6)' ISIDORO ' Ruiz MORENO : La teoría de la administración intematíonal.
Buenos Aires, 1929; págs. 4 y sigs.
(7) A DOLFO POSADA : Tratado de Derecho Administrativo. Tomo 2.0, Ma-
drid, 1931; pág. 460.

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SANCHO VARIAS ROMEROSO

no constitucional del Estado para el cumplimiento de sus fines, es


de naturaleza administrativa. Buscando la noción jurídica, otros auto-
res, examinan las relaciones entre los poderes públicos y los adminis-
trados, o limitan todavía más el contenido de la administración a las
manifestaciones de la voluntad para crear manifestaciones del dere-
cho subjetivo. Por el contrario, toda la manifestación de las necesida-
des públicas, toda gestión de los servicios públicos, constituye la ad-
ministración para ciertos autores (8).
Es el bien de las personas jurídicas internacionales en sus rela-
ciones mutuas y la satisfacción más perfecta posible de sus necesi-
dades legítimas y de sus fines justos, lo que tiene que perseguirse y
prepararse. Ninguna de ellas puede ser juez exclusivo de eso y su
legislación particular no constituye Derecho administrativo interna-
cional ; pero ningún grupo de las mismas puede imponer determina-
das normas de conducta administrativa a las que no quieran acep-
tarlas. El origen colectivo dé las disposiciones, que asegura á los tra-
tados casi un monopolio como fuente del Derecho administrativo
internacional, debe acentuarse desde su definición, que además con-
viene referir a los fines perseguidos, en primer lugar consistentes en
el pleno desenvolvimiento de las actividades externas legítimas de
las personas jurídicas internacionales y, en segundo lugar, inspiradas
en el bienestar de las personas individuales y privadas que las cons-
tituyen. En tal sentido, podríamos decir que el Derecho administra-
tivo internacional es el conjunto de principios que reglamentan colec-
tivamente el Derecho constitucional de la Comunidad jurídica inter-
nacional y los medios de que dentro de ello se satisfagan las necesi-
dades públicas y legítimas de dicha Comunidad' y las exigencias jus-
tificadas, también en la esfera pública, de las personas jurídicas'inter-
nacionales para su vida colectiva y social.
De la definición citada, se prejuzga la cuestión del contenido del
Derecho administrativo internacional; concretándose en tres grupos
distintos. Figura en primer lugar el conjunto de reglas contractuales
que las personas jurídicas internacionales han establecido y aceptado
para sus relaciones mutuas en la esfera del Derecho público, quedando

(8) JOSÉ GASOÓN Y MARÍN. Ob. cit., págs. 6 y 7.

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

cada una encargada de su observancia y de su imposición en su propio


territorio o fuera de toda soberanía nacional. Constituye el segundo
grupo aquella sene que se liga, bien para atestiguar su cumplimiento,
o bien para asegurarlo a un organismo internacional, creado por las
naciones interesadas y cuyas atribuciones han variado a impulso de
corrientes diversas o de la naturaleza de sus funciones. Y al tercero,
que circunstancias particulares más que exigencias metódicas nos lie-
van a considerar aparte, el de esas mismas reglas y organizaciones
•que arrancan de la O. N. U. o están con ella en íntimo contacto
jurídico.

LOS FUNCIONARIOS INTERNACIONALES. Y EL DERECHO


ADMINISTRATIVO INTERNACIONAL

La administración internacional es la acción que los Estados ejer^


cen libremente, en el dominio de la comunidad general, para satisfa'
cer sus intereses esenciales, respetando los límites trazados por el
Derecho Internacional. En su sentir, la administración de esta última
clase tiene por objeto el conjunto de todas las medidas administrad'
vas o jurídicas cuyo efecto se extiende más allá de las fronteras.
Afirma su carácter contractual y la subordina, no sólo a los medios
materiales y morales de que disponen los Estados, sino a la observan'
cia de ciertas condiciones jurídicas que tienen un carácter general y
que resultan de los hechos, de los derechos ajenos, de las leyes, de
los principios de Derecho internacional y de las bases de la comunidad.
Diena profundiza más en el Derecho administrativo internacio'
nal y -lo considera como conjunto de normas de derecho positivo
•que resultan de una especie de cooperación entre los Estados a fin
de proveer, por lo que se refiere a sus funciones de orden adminis-
trativo, a la tutela y al desenvolvimiento de los intereses sociales,
económicos, morales e intelectuales (9).
Para Catellani, la idea del Derecho administrativo internacional

(9) JULIO DIENA: Derecho Internacional Público. Trad; por JOSÉ MARÍA
TRÍAS DE BES. Editorial Bosch. Barcelona, 1941; pág. 325.
SANCHO VARIAS ROMEROSO

se localiza en los derechos individuales que no son de naturaleza;


Drivada y en los intereses colectivos que no tienen carácter políti^
co (io). Precisa es la definición de Catellani, que en su brevedad
llega a penetrar en el sentido más hondo del Derecho administrativo-
internacional. • .
Creemos que al igual que el objeto del Derecho internacional' es--
triba en lograr la organización jurídica de la vida interestatal, el fin.
que se persigue con el sometimiento al Derecho de las actividades
administrativas internacionales no es otro que obtener un funciona-
miento regular de las mismas, mediante su debida organización y
coordinación, a cuyo efecto resulta imprescindible la existencia deun-
orden jurídico que presida y alcance la administración internacional (i i).
La base de la organización administrativa internacional radica en
el acuerdo de los Estados. Reglamentándose por convenciones o tra-
tados normativos que tienen por fin servir a la satisfacción de los
intereses internacionales, creándose al efecto servicios públicos inter-
nacionales.' Pero el servicio público es una institución, es decir, una
organización sometida a una idea de interés general que debe satis-
facer y que manifiesta su voluntad o su actividad, por medio de
instrumentos constituidos por personas físicas.
Cuando se quiere organizar un servicio público provisto de atri'
buciones, de poderes, de competencias determinadas, a fin de satis-
facer un interés general; se comienza por agrupar sus atribuciones,
sus poderes y su competencia. Este agrupamiento viene a constituir
una organización institucional, teniendo la denominación de funcio'
nes públicas. Las funciones públicas son clasificadas por orden de sub-
ordinación jerárquica. Ciertas funciones están destinadas a crear actos
jurídicos, es decir, manifestaciones de voluntad que tienden a pro-
ducir efectos jurídicos; otras son destinadas a preparar todo lo que
es necesario para la confección de esos actos, es decir, realizar los

(10) ENRICO CATELLANI: Le Droit internatíonal au commencement du XXC


siécle, en «Rev. Genérale de Droit international public», 1901; pág. 399.
(11) ANDREA RAPISARDI MlRABELLI: II diritto internazionaU ammmisirativo.
Cedam. Padova, 1939; pág. 260 y sigs.
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

estudios preparatorios necesarios; otras, en fin, tienen por misión


ejecutar los actos jurídicos.
Las funciones públicas en la organización administrativa interna'
cional tienen para Negulesco (12) les siguientes caracteres:
a) Son titulares de poderes o atribuciones, tales como han sido
conferidas por el acto de creación, salvo modificaciones posteriores.
b) Son permanentes y exclusivas, es decir, que el titular de
una función internacional no puede pertenecr al mismo tiempo a los
cuadros de la Administración activa de un Estado particular.
c) Son creadas por un Tratado colectivo o por una decisión de la
Asamblea general de la Institución.
d) Son creadas para cumplir un interés general.
e) Están jerarquizadas, es decir, que las funciones de un servicio
internacional están clasificadas según un orden de superposición.
f) Tienen una esfera de competencia determinada.
g) A cada función le está asignada un número de derechos
agrupados al titular de la función: derecho a un sueldo determinado,
al ascenso, y á las inmunidades y privilegios diplomáticos.
Las funciones públicas están destinadas a hacer de los actos jurí-
dicos y de los actos materiales, manifestaciones de voluntad y activi-
dad, que tienen por titular personas físicas, necesarias para ejercer los
poderes atribuidos a la función en los límites de la competencia
determinada.
La Administración, personal y moral, tiene necesidad de personas
físicas que pongan su actividad al servicio del cumplimiento de sus
fines, de sus actividades. La función supone la existencia de un fun-
cionario. El funcionario será según esta idea, la persona física que
cumple una función pública. Desde luego se percibe que la función,
supone una prestación de actividad por parte de individuos deter-
minados.
Hay quien supone que la actividad ha de prestarla el funcio-
nario, especialmente el funcionario empleado, de un modo permanen-

- (12) PAUL NEGULESCO: Principes du droit internatianal administratif. Re-


cueil des Cours de l'Académic de Droit International de La Haye. Tomo 51.
1935; Págs. 597 Y sigs-

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SANCHO VARIAS ROMEROSO

te; pero según nuestro modo de ver, no es ésta nota de la perma-


nencia, precisa para caracterizar el concepto. Basta sencillamente que
se haga algo, teniendo la vista puesta en el interés público y lo que
se haga, por muy circunscrito que aparezca, por el tiempo, será una
función. pública y la persona que la realice un funcionario de la
misma condición. La temporalidad no priva a los individuos del ca-
rácter de funcionarios. Santa. María de Paredes define al funcionario
público, a todo el que por disposición inmediata de la ley o por elec-
ción popular o por nombramiento de autoridad competente, parti'
cipa del ejercicio de funciones públicas (13).
Las personas físicas regularmente designadas por la autoridad com'
pétente para ejercer una función de carácter internacional ¿pueden
ser consideradas como funcionarios internacionales? ¿Cómo definir
al funcionario internacional? ¿Cuáles son los caracteres que les per-
mite diferenciar de otros funcionarios?
El Estatuto del Personal que se adoptó en Ginebra el 1 de julio
de i926 {14) comienza diciendo en su primer artículo que los
individuos que componen el Secretariado de la Sociedad de las Na-
ciones son funcionarios internacionales, responsables del cumplimiento
de sus funciones sólo ante el Secretario General y que no pueden
pedir-ni recibir instrucciones de ninguna otra autoridad. En la me-
dida en que gozan de privilegios e inmunidades diplomáticas, tienen
el deber de cumplir escrupulosamente sus obligaciones privadas y de
observar las leyes y reglamentos de policía vigentes.
¿Cómo distinguir nosotros aquellos funcionarios que, cumpliendo
una función de carácter internacional, no tienen la categoría de ver-
daderos funcionarios internacionales?
Siguiendo a Gascón y Marín (15) diremos que, para que un par-
ticular sea funcionario de un Estado, es necesario que su nombramien-
to sea hecho por la autoridad de ese Estado, que su actividad sea

(13) VICENTE SANTA MARÍA DE PAREDES: Curso de Derecho Administrativo.


Victoriano Suárez. Madrid, 1912, pág. 265.
(14) Réglement sur les estatuís du personnel du Secrétariat de la Société des
Nations. Geneve, pág. 19.
(15) JOSÉ GASCÓN MARÍN: Fonctionnaires intemationaux.«Recueil des Cours
de l'Académie de Droit International». París, 1931, tomo 41, n i ; pág. 737.

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

realizada al servicio público de ese mismo Estado y en la mayoría de


los casos, que el titular de la función sea ciudadano de ese Estado;
el funcionario así calificado será considerado como funcionario nacio-
nal. Por el contrario, si el nombramiento está realizado por órganos
de organismos internacionales, si la actividad de la persona nombra-
da tiene'por misión la realización de servicios de naturaleza interna-
cional, si la condición de nacionalidad no juega un papel preponderan-
te para el desempeño de la función, nos encontramos entonces en
presencia de un funcionario internacional.
No es suficiente para calificar a una persona como funcionario in-
ternacional, que ésta preste sus servicios en las oficinas de un Organis-
mo internacional; puede ello ocurrir, en efecto, cuando la relación
jurídica no sea enteramente internacional, así, por ejemplo, un acuerdo
internacional designa a ciertos Estados, para que por medio de sus fun-
cionarios desempeñen funciones, cuya finalidad no se encuadran entera-
mente en un verdadero servicio internacional. No es suficiente tam-
poco que su nombramiento sea obra de órganos internacionales, para
que el funcionario' tenga tal carácter. Es preciso la unión • de los dis-
tintos elementos, mencionados anteriormente.
Quien, a mi juicio, llegó a definir mejor a los funcionarios in-
ternacionales, condensando en una breve definición todos sus ele-
mentos integradores fue Suzanne Basdevant. El funcionario interna-
cional, según Basdevant (16) se define como «el individuo encargado
por los representantes de varios Estados o por un organismo que
procede en su nombre, después de un acuerdo entre Estados y bajo
el control de unos o de otros, de ejercer, en tanto estén sometidos a
reglas jurídicas especiales, de un modo continuo y exclusivo, funcio-
nes que tengan como base el interés general de los Estados en
cuestión.»
Descomponiendo la definición de Basdevant, fácilmente penetra-
mos en el verdadero sentido del funcionario internacional. Aquel in-
dividuo, o aquellos individuos que nombrados por un organismo in-
ternacional, desempeñan su función, con miras al interés general,
es decir, al interés de la comunidad internacional. Toda aquella fun-

(16) Les Fonctionnaires internationaux. París, 1951; pág. 27.

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SANCHO VARIAS ROMEROSO.

ción internacional no supeditada al interés de todos los Estados o de


la mayoría de ellos, no puede encuadrar a su titular en el calificativo
de funcionario internacional.
Rapisardi Mirabelli concreta su definición sobre funcionarios Ínter-
nacionales de la siguiente forma: «Diciamo «funzicnario (o «agente»)
internazionale» nel senso piü lato ogni individuo, che per contó di
un'Unione di Stati o di altra entitá internazionale esercita una qualche
funzione' inerente alio scopo dell'entita anzidetta, dipendendone diret'
tamente, cioe sottostando al Diritto «internazionale interno» di essa,
secondo il quale viene regolato il suo reclutamento, il complesso dei
soui diritti e doveri, delle sue reponsabilitá e delle sue eventuali garan-
zie» (17). El célebre profesor de la Universidad de Siena tiene un
concepto del funcionario internacional de carácter amplio; considera
agentes diplomáticos y consulares son nombrados por su Estado, sin
como requisito fundamental, al igual que hemos visto en Basdevant y
en Gascón y Marín, limitar la función al interés general de la comuni'
dad internacional y prescindir de toda aquella actuación que por su
nacionalidad pueda quedar influida.
También se habla de funcionario internacional, con la amplitud
y precisión de lo que en sí encierra ese término, en el proyecto inglés
presentado el 16 de julio de 1937, ' a reunión plenaria del Comité de
los veintisiete Estados firmantes del pacto de no intervención en la
guerra civil española, con motivo del control realizado en los puertos
españoles, por agentes encargados de cumplir el acuerdo de Londres.
Algunos autores, quizás basados en las funciones de carácter in'
ternacional que realizan los agentes diplomáticos y consulares, han
calificado el desempeño de sus funciones como verdaderas funciones
internacionales. Pero un detenido examen de la cuestión nos lleva a
resultados negativos. Verdaderamente el agente diplomático y consu-
lar desenvuelve su actividad en el campo internacional, pero el móvil
de su actuación se canaliza por unas directrices trazadas ya por su
Estado correspondiente, realizando una misión particularista, aun cuan^
do ésta se traduzca en un bienestar de carácter internacional. Los
agentes diplomáticos y consulares son nombrados por su Estado sin

(17) Ob. cit., pág. 261.

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

necesitar el consentimiento multilateral de ciertos Estados, ni el


sentimiento de órganos internacionales. Su labor se particulariza a
fines determinados, sin encauzarse a fines propiamente internacionales.
Al puntualizar las conclusiones definitivas sobre • los funcionarios
internacionales, queremos resaltar una vez más el carácter eminente-
mente internacional de su actuación, sin depender para nada en su
actividad funcional de rutas trazadas por el Estado de su nacionalidad.
Creemos que la teoría mantenida por Básdevant al definir los funcio-
narios internacionales, es la que mejor se adapta a lo que es en sí,
el funcionario internacional (18).

NATURALEZA JURÍDICA DE LA RELACIÓN ENTRE LA ADMINISTRACIÓN


Y LOS FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

Es muy controvertida la determinación de la naturaleza jurídica


de la relación que liga al funcionario con el Estado. Existen muchas
doctrinas en torno al problema. Unos consideran a esa relación como
un contrato privado, otros, como una relación unilateral; otros como
una relación bilateral; otros de carácter contractual y reglamentaria, y
otros, en fin, como un contrato público.
La primera doctrina tiene pocos defensores. La relación de con-
trato privado fue defendida en el siglo pasado en pro de la ínamovili-
d'ad de los funcionarios. Aquellos que califican la relación entre la
Administración y el funcionario como una relación de carácter unila-
teral, confiesan todos los derechos a la Administración. Los mantene-
dores de que la relación jurídica tiene un carácter bilateral, razonan
de que no existe una doble obligación, sino que en realidad existe un
doble consentimiento y una doble obligación, y así, pues, se trata de
un acto bilateral y contractual. Los partidarios de la posición contrac-
tual y reglamentaria, califican a la relación de carácter mixto: regla-
mentaria y contractual. Bonnard sostiene que los poderes y deberes
del funcionario se fijan por leyes y reglamentos, es decir, de un modo

(18) Ob. cit., pág. 27 y sigs.

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SANCHO VARIAS ROMEROSO

unilateral por la autoridad legislativa o administrativa, y por vía ge^


neral e impersonal (i9).
Junto a esa breve exposición de doctrinas que califican la relación
entre la Administración y el funcionario requisito previo para aden-
trarnos en el fondo de la cuestión, quiero señalar, recogiendo la po-
sición admitida por el ilustre tratadista de Derecho Administrativo
Alvarez Gendin, que la relación existente entre el funcionario y la
Administración tiene el carácter de contrato público. Existe la coinci-
dencia de dos voluntades, pero a la vez se aparta de la corriente ca-
racterística del contrato, cayendo en la esfera del Derecho público,
porque existen unas normas legales o reglamentarias que lo regulan
que es el Estatuto de la relación jurídica con el funcionario. Así, la
figura del contrato es sut genens, participa de la relación contractual,
si bien más inestimable que el contrato privado, por eso su naturaleza
es de carácter público (20).
Hechas esas breves consideraciones sobre la relación existente en-
tre la Administración y el funcionario; toca ahora señalar en el te-
rreno del Derecho Administrativo Internacional cómo se desenvuelve
o, mejor dicho, cómo calificamos la relación existente entre la Admi- .
nistración internacional y el funcionario de carácter internacional.
Para ello precisamos señalar la existencia de diversas clases y catego-
rías de funcionarios, ya que su situación no es la misma para todos, ni
el derecho aplicable. La situación de los funcionarios honorarios —dice
Gascón y Marín— es diferente de la de los funcionarios propiamente
dichos; la situación de funcionarios de un servicio internacional de
una Unión, nombrados por uno sólo de los miembros de la mencio-
nada Unión y sometido a su Gobierno, es muy diferente de la situa-
ción de aquellos funcionarios nombrados por los órganos internacio-
nales, y sometidos a las reglas nacidas de un acuerdo internacional,
por ejemplo, de la Sociedad de las Naciones, de la O. N. U., de la

(19) JULIO ALVAREZ GENDIN: Tratado de Derecho Administrativo español.


Editorial Bosch. Barcelona, 1954; pág. 406 y sigs.
(20) Ob. cit., pág. 408.
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

Oficina Internacional del Trabajo, del Instituto de Agricultura de


Roma (21).
Si examinamos el Estatuto del personal de los funcionarios de la
Sociedad de las Naciones, de la O. N . U. y de otros organismos inter-
nacionales, sin profundizar en el sentido de los términos en que están
redactados, fácilmente se desprende que la situación de esos funciona-
nos internacionales tiene carácter contractual.
En efecto, en el Estatuto del personal de la Sociedad de Nació-
nes, se dice en el art. 13 que los funcionarios recibirán el nobramien-
to con la firma del Secretario General o del Subsecretario encar-
gado de la Administración interior, autorizado para estos casos. La
recepción de la carta dé nombramiento viene a constituir un consenti-
miento tácito por parte del funcionario; calificándose la aceptación
como un contrato. En el nombramiento se estipula, entre otras con-
diciones, la naturaleza del compromiso, la fecha de entrada en la
función y la duración del compromiso.
Se habla de contrato en las numerosas reglamentaciones del per-
sonal existente. Todo ello viene a confirmar la idea, ya enunciada
anteriormente, que la relación existente entre la Administración inter-
nacional con el funcionario, se perfila en la idea del contrato. En el
consentimiento de ambas partes descansa la idea de relación. Pero
ese contrato, por el interés eminentemente público de la función que
crea, al regular intereses que escapan de la esfera privada y desenvol-
verse en la esfera de comunidad internacional, tiende a calificar a
esa relación de contractual, como un contrato eminentemente público.
Tesis ésta aceptada por la inmensa mayoría de los tratadistas de De-
recho administrativo internacional {22). Las personas que cumplen fun-
ciones definidas en la naturaleza pública de la relación son verdaderos
funcionarios, son particulares que jurídicamente son titulares de un
empleo, en el cual ellos cumplen funciones de naturaleza diversa, pero

(21) Fonctionnaires intemationaux. Tomo 41, 1932; pág. 746.


(22) GASCÓN Y MARÍN, BASDEVANT, NEGULESCO, RAPISARDI MIRABELLI, son
los autores más destacados; coincidiendo todos ellos y otros más en la valo-
ración jurídica existente entre la Administración internacional y el funcionario,
de carácter contractual.

79
SANCHO VARIAS ROMEROSO

siempre esas funciones tienen el carácter de funciones públicas, pero


de naturaleza internacional. Su actividad no es una actividad privada,
ellos proceden como órganos de una administración, en virtud de un
poder que no está basado en el derecho interno, sino por el contrario,
creado en virtud del Pacto.

NOMBRAMIENTO DE LOS FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

No existe una regla uniforme sobre nombramiento de funcionarios


internacionales, caracterizándose por su gran diversidad en cuanto a
los requisitos de forma. Cada órgano internacional tiene una forma es-
pecial, coincidiendo en todos ellos la sustancialidad de calificar a los
funcionarios internacionales. Por' ello, precisamos de una base lógica,
que se desenvuelva teniendo como puntos de mira la diversidad de
los órganos y la diversidad de las funciones a realizar.
Existen en la administración internacional funcionarios de autori-
dad, personas que realizan los mandatos, de su Gobierno, y verdaderos
funcionarios que cumplen las funciones técnicas, burocráticas, en el
seno de los diversos organismos, de'los agentes de autoridades interna-
cionales.
Gascón y Marín hace notar la diferencia esencial entre el procedi-
miento de nombramiento reglamentado por una convención interna-
cional, y. el procedimiento seguido en virtud de reglamentos de admi-
nistración internacional, que no tienen el carácter de un derecho con-
vencional. También establece una distinción entre el sistema de nom-
bramiento en virtud del cual un Estado da el mandato p poder de
operar el nombramiento del funcionario para los servicios internacio-
nales y el sistema que confiere a un órgano de naturaleza internacional
el derecho a realizar ciertos nombramientos de funcionarios. Existen
casos también en los cuales el nombramiento es hecho por la misma
convención internacional, tal fue el caso de nombramiento del primer
Secretario general de la Sociedad de las Naciones, y el del Secretario ge-
neral de la O.-N, U. (23).

(23) Ob. cit., pág. 760.

80
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

Pero los casos más interesantes son aquellos nombramientos hechos


en el seno de un organismo administrativo internacional, que funcio-
nan de modo permanente. Tales son los nombramientos hechos por
el Consejo de la Sociedad de las Naciones, por la Asamblea General de
la O. N. U., de personas que vienen a desempeñar funciones en las
mencionadas instituciones. Citaremos los nombramientos de funcio-
narios para la Alta Comisaría de la ciudad libre de Dantzig, los nom-
bramientos para la Comisión del Gobierno del Sarre, para la Alta Co-
misaría para refugiados; para ciertos Comités de organización técnica
de la Sociedad de las Naciones y de la O. N. U.; los nombramientos
para el Comité financiero, los cuales no representan a sus Gobiernos
respectivos, ni son portadores de ninguna política oficial, ya que ellos
actúan dentro del cauce de la política general, que patrocina la lla-
mada Sociedad Internacional. Lo mismo diremos de otros organismos
internacionales: Oficina Internacional del Trabajo, Comités de Higie-
ne, Comisión permanente de Mandatos y de Fideicomisos internacio-
nales, etc.
Existen también otros organismos internacionales donde el nom-
bramiento de sus funcionarios siguen modalidades distintas. Así po-
demos citar algunos Comités, como el Comité de trata de blancas, pro-
tección a la infancia, de estupefacientes, etc.; donde sus miembros
son nombrados por sus Gobiernos respectivos, sobre invitación hecha
por el Consejo para designar a sus representantes.
• Hemos repetido en varias ocasiones que el nombramiento de los
funcionarios internacionales no obedece a reglas predeterminadas, sino,
que ellas varían según los casos, revistiendo formas muy partiulares.
Así, el Consejo de Administración de la Oficina Internacional del
Trabajo tiene un carácter especial en lo que se refiere al nombramiento
de Director. Ese Consejo de Administración no se compone solamente
de personas nombradas por el Gobierno de los Estados miembros,
sino también por representantes patronales y obreros. He aquí un nom-
bramiento donde no se sigue al pie de la letra la regla general, es decir,
la decisión unánime de los Estados, sino que órganos colegiados, pero
de naturaleza internacional, son los que vienen a intervenir en la elec-
ción. •
En el Derecho interno, el nombramiento de funcionarios se reali-

81
5ANCH0 VARIAS ROMEROSO

za, bien en virtud de deposiciones legales, bien por vía de elección,


o bien por decisión de las autoridades competentes.
En el orden internacional igualmente existen diferentes medios de
realizar los nombramientos de funcionarios. Así el nombramiento pue-
de ser hecho por el acuerdo institucional mismo del Órgano, tal fue
la designación de Secretario General de la Sociedad de las Naciones,
realizado en el anexo del Pacto. El nombramiento puede realizarse en
otros casos, por vía de elección, tal sucede con la designación de los
jueces del Tribunal Permanente de fusticia Internacional y del Tri-
bunal Internacional de Justicia. Otra modalidad' se patentiza en el
nombramiento para jueces del Tribunal Permanente de Arbitraje.. En
otros casos, se suele usar un sistema mixto; ciertos miembros son ele-
gidos, bien por elección o por nombramiento de un Estado determi'
nado y el resto por órganos de verdadera naturaleza internacional.
Precisamos hacer notar que el término amplio de funcionario in-
ternacional cubre también para esa categoría de agentes de ciertos or-
ganismos, que por su carácter técnico desempeñan los titulares • del
mismo una función de naturaleza pública, en un medio internacional.
Otra cuestión ligada. al nombramiento de los funcionarios inter-
nacionales es la cuestión de la nacionalidad. En ciertos casos se exige:
determinada nacionalidad para el desempeño del mismo.
La nacionalidad como vínculo político-jurídico que liga al indivi-
duo con su Estado, viene a producir una serie de consecuencias no sólo
en la esfera interna, sino en la internacional. La nacionalidad juega un
papel importante para la designación de los funcionarios internacio-
nales y no puede quedar al margen en toda reglamentación del perso-
nal de los Órganos internacionales. En numerosos casos se exige una
determinada nacionalidad para ocupar un cargo determinado, así, por
ejemplo, para la presidencia del Consejo del Puerto de Dantzig, se
exigía que el titular del mismo tuviese la nacionalidad suiza.
El Estatuto del personal, que se adoptó en Ginebra en julio de
1926, entre otras cosas dice lo siguiente: la clasificación de los fun-
cionarios se hará por categorías; el personal se nombra por el Secre-
tario General, exigiéndose la aprobación del Consejo si el sueldo ex-
cede de ocho mil francos suizos anuales. El Secretario General se ase-
sora, para todo lo relativo a los funcionarios, de un Comité de nom- '

82
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

bramientos y estos últimos deben tener una serie de formalidades. Se


nombran por concurso, estableciéndose que todos los puestos del Se-
cretariado son accesibles por igual a los hombres y a las mujeres, con-
forme al artículo y." del Pacto de la Sociedad de las Naciones.
Las cuestiones de nacionalidad tenidas en cuenta para la designa-
ción de los funcionarios internacionales, tienen por objeto evitar que
los funcionarios de los Órganos internacionales, encargados del cum-
plimiento de funciones que incumben a una Administración interna-
cional, no se transformen en representantes de los intereses nacionales
en1 el seno de esos organismos. Ya Balfour, en el informe enviado al
• Secretario General de la Sociedad de las Naciones, decía: que los
miembros del Secretariado, una vez nombrados, no se encuentran al
servicio de su país de origen, sino que temporal y exclusivamente están
vinculados por entero a las funciones de la Sociedad de las Naciones.
La finalidad propuesta en la elección del personal de los Organis-
mos internacionales, es puramente selectiva. Designar aquellos que
por su capacidad y preparación puedan rendir una labor efectiva y
práctica para los intereses de la comunidad internacional. Por ello, un
criterio objetivo de selección es el que predomina sin tener para nada
en cuenta los intereses puramente políticos, y sí en cambio, la prepa-
ración técnica suficiente para auxiliar a la labor propuesta trazada por
los órganos internacionales.
Otra cuestión que precisamos aclarar en lo que respecta al nombra-
miento de los funcionarios internacionales, es la posición del Estado
de origen, sobre la autorización dada a sus nacionales para el desem-
peño de funciones internacionales. La autorización dada por el Es-
tado de origen ¿es de mera formalidad, o por el contrario especifica
una serie de requisitos que el candidato a un puesto internacional tie-
ne que llenar? Creemos que la autorización dada por el Estado de
origen es esencial y básica y no un mero trámite de carácter formula-
rio. Así, los Estatutos sobre funcionarios, tanto de la Sociedad de las
Naciones como de la O. N. U., especifican que ninguna propuesta a
candidato para funcionario internacional puede ser aprobada, sin te-
ner antes el beneplácito de su Estado. Pero tenemos que sentar previa-
mente que para el Estado de origen siempre constituye un alto honor
que uno de sus nacionales pueda desempeñar funciones de carácter

83
SANCHO VAKIAS ROMEROSO

internacional, y por ello suele designar o proponer aquellas personas


<jue por su preparación técnica y sus ideales políticos no comprometan
la marcha normal de la función internacional. Hoy, que tanto se mira
el ideal político para el desempeño de esas funciones, y tan intensa es
la presión ejercida por algunos Estados, que sólo miran su propio in-
terés obstaculizando todo ideal que se traduzca en beneficios genera-
les; tal es el caso de*Rusia: Estado que sólo tiene como meta política
la implantación como convivencia un ideal político encarnado en él y
supeditándolo todo a ese credo de difícil realización, vulnerando todo
principio de solidaridad internacional.

DERECHOS Y DEBERES DE LOS FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

El desempeño de toda función lleva consigo un conjunto de de-


Techos y deberes, amparadores de la función y de los derechos de los
particulares que ven así garantidos sus propios intereses. Si en la es-
fera de la Administración interna constituye un postulado fundamen-
tal, ese principio en la esfera internacional forma un elemento básico
que no puede desconocerse y menos menospreciarse.
El deber primario de todo funcionario es cumplir la función de-
signada. Este deber es general a toda Administración. Así, el art. 71
del Estatuto de la Oficina Internacional del Trabajo dice que la per-
manencia en la Organización Internacional del Trabajo tiene por con-
dición su buena conducta y el cumplimiento satisfactorio de sus fun-
ciones, y el art. 3.0, sobre el Estatuto del personal, dice que los fun-
•cionarios están obligados a observar la mayor discreción en todas las
cuestiones oficiales de carácter confidencial. No pueden publicar, mien-
tras lo sean, a título personal o en colaboración, libros, folletos, artícu-
los o discursos, o pronunciar conferencias o discursos relativos a la
actividad de la Sociedad de las Naciones o de la Organización Inter-
nacional del Trabajo, o comunicar informes no públicos de que hayan
tenido conocimiento por su situación en el Secretariado, salvo a título
oficial y con la autorización del Secretario General.
Lealtad, discreción y conciencia en las funciones asignadas, viene
a ser el credo funcional a todo empleado. He aquí encerrados los prin-

84
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

cipios de conducta a observar de los llamados funcionarios internacio-


nales. La transgresión a uno de ellos en el cometido de la función se
traduce en una conducta amoral, de grave responsabilidad por los in-
tereses a tutelar, que quedan violados. Por ello, en los Estatutos regu-
ladores de todo personal en la esfera administrativa internacional, se
especifican una serie de sanciones a las que queda sometido todo fun-
cionario al vulnerar aquellos principios tutelares de los intereses de
la comunidad internacional
El carácter especial del funcionario lleva consigo ciertas incompati'
bilidades, que tienen por fin mantener al funcionario su carácter in-
ternacional y su independencia ante su Estado, miembro o no del
Organismo internacional, de que se trate. Así, se propuso que ningún
miembro del Secretariado de la Sociedad de las Naciones, podría pre-
sentar su candidatura para puesto de carácter político en su país. Fue
tal la aceptación de los Estados integradores de la Comisión de perso-
nal que esa idea fue recogida como precepto reglamentario en el ar-
tículo 4.0 del Estatuto del personal de la Sociedad de las Naciones.
Con ello se quiere que la actuación del funcionario internacional se
desligue de todo compromiso de carácter político, con su país de ori-
gen. De esa forma la independencia de la función queda asegurada.
La existencia de un orden jerárquico en la Administración inter-
nacional, sobre todo en aquellos organismos de gran complejidad y
de número elevado de empleados, como ocurre en nuestros días con
los funcionarios de la O. N. U., supone una serie de deberes, ne-
cesarios para cumplir el fin encomendado, y también una postura de
subordinación con respecto a la situación de aquellos funcionarios de
rango inferior. Todo ello se mantiene en un plano de coordinación,
ya que" no es posible realizar una Administración internacional fructí-
fera si las relaciones no se desenvuelven en una coordinación estrecha.
Con ello se vienen a garantizar los intereses generales; con un prin-
cipio de autoridad básica, para hacer respetar las órdenes emanadas
de los órganos competentes. La labor se canaliza por los estrechos
moldes de una conducta vigilada; de esa forma, la puesta en marcha
de la Administración internacional la hace discurrir por senderos bien
trazados, donde nunca se encontrará un fallo o tropiezo que imposi-
bilite la realización del fin trazado.
SANCHO VARIAS ROMEROSO

La conducta del funcionario internacional en el desempeño de su


función, debe caracterizarse por su imparcialidad y objetividad. No
hacer declaraciones o manifestaciones, de voluntad en libros, folletos,
cartas, conferencias, ni publicar informaciones reservadas. Con ello sé
quiere evitar que el funcionario internacional se incline a miras par-
ticulares, dando a la función todo el empuje, la máxima seguridad y
garantía para el buen desempeño de la misión. El funcionario debe
rendir todo su esfuerzo para que resplandezca siempre la independen-
cia y la lealtad a los principios que aceptó al firmar su compromiso
•con el Organismo Internacional. Por ello se recomienda y se sanciona
que el funcionario internacional no acepte condecoraciones, ni distincio-
nes honoríficas, que puedan inclinar su voluntad.
Un principio esencial en la vida administrativa —dice Gascón y
Marín— es la existencia de una responsabilidad. Se conoce en el de-
recho interno la responsabilidad de los funcionarios y subsidiaria-
mente en ciertos casos la responsabilidad de la Administración misma.
En la esfera internacional existe también una responsabilidad del
funcionario. Los actos de éste no pueden quedar en la impunidad cuan-
do exista una violación de su mandato, o no cumpla fielmente los
reglamentos aprobados. Con ello se quiere dar a la Administración
internacional cierta estabilidad y recta dirección. La responsabilidad
del funcionario internacional se localiza ante sus superiores jerárquicos,
y en último extremo, ante un Tribunal de carácter administrativo,
donde toda reclamación será acogida y toda infracción será castigada.
No existe una regla uniforme en la Administración internacional
sobre la responsabilidad del funcionario internacional. Varía de un
Organismo a otro, de una función a otra, de una infracción a otra; es
decir, que la catalogación de la responsabilidad no se desenvuelve por
un cauce determinado, sino que va variando sin llegar a concretarse en
una postura definida. Esta variedad en cuanto a la consideración de
la infracción es general, se reconoce una responsabilidad que siempre
queda asegurada y mantenida. Por ello, nunca queda desamparado el
funcionario y mucho menos la Administración internacional.
Las sanciones son definidas por el Estatuto de los funcionarios in-
ternacionales de la siguiente forma: avertissement blame, reduction'
de traitement, retrogradaron, renvoi saut preavis renvoi sans preavis,

86
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

avec faculté pour le Directeur de pronoricer la dechéance prevue au


jéglement de la Caisse des pensions (art. 72).
En general —dice Gascón y Marín— esas sanciones son aplicadas
en el orden de graduación, que establece el artículo 72 del Reglamento
-del funcionario internacional, pero en caso de falta grave ellas pueden
ser proporcionadas a la gravedad particular de la falta. Entendiendo
por falta grave, no sólo aquella realizada en el ejercicio de la función,
sino fuera de la misma; por ejemplo, que menoscabe la reputación
pública del Organismo y en particular todo uso o toda tentativa de
uso, de funciones oficiales, a fin de obtener ciertas ventajas de carác-
ter pecuniario.
El primer derecho de toda persona nombrada para el desempeño
de una función o empleo, es realizar fielmente la función en los lími-
tes previstos en los estatutos. Este derecho lleva consigo una remunera-
ción, un sueldo compensatorio del esfuerzo material, prestado a la
función. Todo funcionario internacional tiene derecho a una com-
pensación económica, compensación que, junto al desempeño de la
función propiamente dicha, vienen a caracterizar al funcionario. La
cuantía varía según los reglamentos y según el puesto, pero todos ellos
tienen que percibir las compensaciones asignadas, salvo aquellos fun-
cionarios que realizan su misión de forma honorífica.
La revocación de nombramiento del funcionario internacional está
sometida a la reglamentación general de los mismos. Mientras para al-
gunos funcionarios, aquellos que ocupan la escala suprema en la orga-
nización administrativa internacional, se requiere la partición de algu-
nos órganos (Asamblea general y Consejo de Seguridad); para otros,
-de escala inferior, sólo se someten a la competencia del superior je-
rárquico, para el cese de las funciones, sin intervenir para nada el
•órgano internacional propiamente dicho.
El funcionario internacional se siente protegido en sus derechos y
•deberes, haciendo valer sus garantías ante un órgano de carácter ad-
ministrativo, donde se examina toda intervención abusiva por parte de.
la Administración internacional, y donde son sancionadas las faltas
graves que en el desempeño de la función pueda incurrir el funcio-
nario internacional.
Dada la multiplicidad de esferas que la nueva organización inter-

87
SANCHO VARIAS ROMEROSO

nacional lleva consigo, y pafa la mejor efectividad' de sus funciones,


se generaliza en todos los Estados la idea de que los funcionarios in-
ternacionales posean una preparación técnica suficiente, con el objeto-
del mejor aprovechamiento de su actividad; traduciéndose en un ple-
no rendimiento del obrar y rapidez en el servicio administrativo inter'
nacional. Por ello, en todos los Estados se van creando escuelas de
capacitación para los funcionarios internacionales, formando a indivi-
duos en aquellas materias que serán básicas para el desempeño de su
función. Poco a poco se va generalizando aquella idea, y en nuestros
días viene a constituir una realidad, digna de ser citada, la interven-
ción de la O. N. U. en la formación de sus funcionarios, penetrando'
también esta idea en algunas instituciones jurídicas., como el Instituto
Hispano-Luso Americano de Derecho Internacional, que en la última
reunión del Consejo Directivo, celebrada en diciembre de 1954, acor-
dó proponer a los Estados integradores de la Comunidad Hispano-
Luso-Americana la creación de una escuela de formación para los fun-
cionarios internacionales. Con estas medidas y otras más que se pue-
den citar, se viene a patentizar el hecho necesario y sentido en nues-
tros días de que el funcionario internacional posea una formación eco-
nómica y jurídica, que-le facilite la tarea en cualquier momento de su
actividad.

INMUNIDADES Y PRIVILEGIOS DE LOS FUNCIONARIOS INTERNACIONALES :


SU FUNDAMENTACIÓN

En virtud de una costumbre muy antigua, se reconoce a los Em-


bajadores y a los miembros de las misiones diplomáticas acreditadas
en el Estado donde ejercen su actividad diplomática, un cierto número
de privilegios e inmunidades que se comprenden bajo el nombre de.
inmunidad diplomática, necesarias para garantir la independencia de
su función.
Estos privilegios vinculados a los agentes diplomáticos hizo que a
finales del siglo XIX fuese extendido a una serie de personas que por
su actividad requerían una serie de garantías e independencia funcio-
nal, básicas para el buen cumplimiento de la función que tenían que

88
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

realizar. Tales fueron los privilegios que empezaron a gozar algunos


funcionarios internacionales en los Órganos surgidos a finales del si-
glo XIX. Pero a medida que las realizaciones de los Estados fueron
más estrechas y un intercambio más intenso se hizo necesario, surgie-
ron nuevos problemas y nuevas soluciones. Este desarrollo fue incre-
mentándose después de la guerra 1914-18, con el nuevo ajuste que
tomó la Sociedad internacional debido al Pacto de la Sociedad de las
Naciones, llegando a su puntó álgido en la nueva estructuración que
el mundo de nuestros días vive intensamente, con la Carta de las N a '
ciones Unidas.
Teda la estructuración política surgida en i9i4 vino a traducirse
en una sene febril de organismos internacionales", oficinas, comisiones,
tribunales, etc. Llevó consigo todo ello un aumento del personal ads'
crito a esos nuevos órganos, con derechos y obligaciones, con privi-
legios e inmunidades.
Los autores de Derecho internacional anteriores a i9i4, guardan
silencio sobre las inmunidades diplomáticas a los funcionarios interna'
cionales. El Instituto de Derecho Internacional elabora en Cambridge,
en 1895, y en Venecia, en i896, un Reglamento sobre inmunidades
diplomáticas y consulares, extendiendo estos privilegios solamente a
los miembros del cuerpo diplomático y consular. Autores ya más re-
cientes se ocupan de la cuestión. Así, Fauchille, en su Tratado de
Derecho Internacional Público (24) plantea la cuestión, pero sin llegar
a discutirla. Secretan en un estudio interesantísimo sobre los agentes
de la Sociedad de las. Naciones {25) preconiza la unificación por una
convención internacional de los privilegios e inmunidades aplicables
a los agentes diplomáticos y a los funcionarios internacionales, y es-
tima que la reglamentación elaborada por el Instituto de Derecho
Internacional, en las sesiones de Hamburgo y Cambridge, puede ser-
vir de base a esa convención.
El Instituto de Derecho Internacional vuelve de nuevo en la sesión

(24) PAUL FAUCHILLE: Traite de Droit International Public. Tomo 1.


París, 1921; pág. 60.
(25) JEAN SECRETAN : Inmunidad sobre los Agentes de la Sociedad de las
Naciones, en la «Revista de Derecho Internacional Privado», 1925.

89
SANCHO VARIAS ROMEROSO

•de Bruselas de 1923 a plantear la cuestión de las inmunidades diplo-


máticas, extendiéndolas ahora a los miembros del Secretariado de la
Sociedad de las Naciones.
En la sesión de Bruselas de 1923, el Instituto de Derecho Interna-
cional decidió sobre proposición de sir Cecil Hurst, poner en estu-
dio la cuestión de las inmunidades diplomáticas, de los miembros del
Secretariado de la Sociedad de las Naciones. Esta cuestión fue discu-
tida en la sesión de Viena de i9¿4, al comentar el art. 7, párrafo 4.0
-del pacto de la Sociedad de las Naciones, que dice: que los agentes
•de la Sociedad de las Naciones se beneficiarán de los privilegios e. in-
munidades diplomáticas en el ejercicio de sus funciones.
La Sociedad de las- Naciones planteó directamente la cuestión, nom-
brando al efecto un Comité de expertos para la codificación progresiva
del Derecho Internacional, que, entre otras cuestiones, discutió los
privilegios e inmunidades diplomáticas de los agentes de la Sociedad
-de Las Naciones. El Comité de expertos presentó en enero de i926 un"
•cuestionario de materias para su codificación. Regulándose en el apar-
tado B los privilegios e inmunidades diplomáticas, para los represen-
tantes de la Sociedad de las Naciones y de sus agentes, en el ejercicio
de sus funciones; para los jueces y el personal del Tribunal Perma-
nente de Justicia internacional; para los representantes destacados a
título permanente ante la Sociedad de las Naciones por diversos Esta-
dos; para los miembros de las Comisiones y de las oficinas interna-
cionales a los cuales no se le han conferido por tratado los privilegios
e inmunidades diplomáticas (26).
En el campo doctrinal se nota una fuerte tendencia a vigorizar
la posición de los funcionarios internacionales y, para ello, rodean al
funcionario de una serie de garantías y de privilegios que si no llegan
a una asimilación completa con los agentes diplomáticos, reciben gran
parte de los privilegios que éstos gozan (27).
La O. N. U., creando nuevos órganos, dio origen a un aumento

(26) SOCIETÉ DE NATIONS : Comité d'experts pour la cadification progres'


sive du dróit internationdl des Nations. Geneve, 1927; pág. 85.
(27) La doctrina se muestra favorable en otorgar a los funcionarios inter-
nacionales los privilegios e inmunidades suficientes para garantir el desempeño
de su función internacional.

9o
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

•considerable de las personas adscritas a los mismos. Así, en 1^51, dice


Rousseau (28), la O. N. U. cuenta 3.3% funcionarios, donde 1.156 tie-
nen un contrato permanente, y 2.234 titulares de contrato temporal
(i.9o2 con duración indeterminada y 332 con duración determinada).
En 1946 existían 2.400 funcionarios, pasando en 1948 a 2.944, Y e n
¡950 a 3.801 ; cuatro veces más que en la Sociedad de las Naciones.
Más de la mitad del personal es de nacionalidad americana.
El Secretarlo General y los secretarios generales adjuntos, y en mer
:nor escala el personal superior, se benefician de un cierto número de
inmunidades (29); precisándose en diversos instrumentos jurídicos in-
ternacionales (Convención de 13 de febrero de 1946 sobre privilegios
•e inmunidades de las Naciones Unidas. Acuerdo de 26 de junio de
1947 entre la O. N. U. y los Estados Unidos sobre inmunidad fiscal
•de la sede permanente de las Naciones Unidas, resolución adoptada
por la Asamblea el 8 de diciembre de 1948).
Según el artículo 105 de la Carta de las Naciones Unidas: «la
•organización gozará sobre el territorio de cada uno de sus miembros,
•de privilegios e inmunidades que le son necesarios para atender a
su fin» (30). .
Las inmunidades diplomáticas tradicionales han sido reconocidas
.al Secretario general y a los secretarios adjuntos. Los funcionarios
.superiores del Secretariado se benefician solamente de la inmunidad
de jurisdicción por los actos realizados en calidad oficial y de inmuni-
dad fiscal. No se conoce, por el contrario, ninguna inmunidad de ju-
risdicción, cuando realizan una conducta extrafuncional, como, por
por ejemplo, un delito de espionaje.
Los privilegios e inmunidades que gozan los funcionarios interna-

(28) CHARLES ROUSEAU: Droit International Public. Recueil Sirey. París,


.1953, pág. 203.
(29) Sobre esta cuestión son muy interesantes los trabajos de PREUSS en
el American Journal de 1937, págs. 555-578; y los de YuEN-iLl-LlANG publi-
cado también en el American Journal en 1947, págs. 445-447.
(30) DAVID JAYNE H I L L : Immunités diplomatiques et consulaires et immuni-
tés a reconnaitre aux personnes investies de fonctions d'intérét international.
Informe presentado en el Instituto de Derecho Internacional, en la reunión de
jLausanne en 1927.

9i
SANCHO VARIAS ROMEROSO

cionales en la nueva Administración internacional, proceden de una


parte de la Carta de las Naciones Unidas y de reglas constitucionales
de las instituciones especializadas o de organismos internacionales, de
otra parte, de un sistema de convenciones concluidas entre la organi-
zación internacional considerada y los Estados miembros de esa orga-
nización y, en particular, entre una organización internacional con
el Estado donde radica la sede del Órgano Internacional (31).
En ese orden de ideas se pueden citar las disposiciones de la con-
vención sobre los privilegios e inmunidades de las Naciones Unidas
aprobadas por la Asamblea General de 13 de febrero de 1946 y la
Convención multilateral de Nueva York de 31 de noviembre de 1947.
La primera Convención General se refiere a los privilegios e inmuni-
dades de los funcionarios de la O. N. U. (capítulos VI y VII); la se-
gunda se refiere a los privilegios e inmunidades de los funcionarios de
las instituciones especializadas (O. I.T., F. A. O., U. N. E. S. C. O.,
O. A. C. I., etc.).
La Convención general de 13 de febrero de 1946 establece una
diferencia entre los privilegios e inmunidades entre el Secretario ge-
neral y sus.adjuntos, de una parte, y el resto del personal internacio-
nal, de otra. Los primeros, lo mismo que sus familiares, se benefician
de aquellos .privilegios que gozan los agentes diplomáticos. No ocurre
igual con el resto del personal internacional. Esta distinción significa,
en el terreno práctico que mientras los funcionarios internacionales-
gozan en principio de privilegios e inmunidades mientras desempañan
una misión oficial, el Secretario general y sus adjuntos gozan de esos
privilegios e inmunidades independientes del ejercicio de toda misión.
En otros términos, mientras que el conjunto del personal no se bene-
ficia de los privilegios diplomáticos a título personal, ya que éstos
se fundamentan en el desempeño de la función, en los que no se tiene
en cuenta el interés de la persona, sino el de la organización inter-
nacional que ellos sirven; el Secretario general y sus adjuntos, por el

(31) Art. 105 de la Carta de las Naciones Unidas; art. 40, párrafo 2." de
la constitución de la O. I. C. de 9 de octubre de 1946; art. 12 de la consti-
tución de la U. N. E. S. C. O.; art. 4.0 de la constitución de la F. A. O. de
16 de octubre de 1945; art. 9.0 del acuerdo relativo al Fondo Internacional, y el
artículo 7.0 relativo al Banco Internacional.

92
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

contrario, se benefician de los privilegios e inmunidades a título per-


sonal, lo mismo mientras desempeñen la función que fuera de la mis-
ma (32). Los privilegios e inmunidades protegen al Secretario General,
sus adjuntos y familiares, lo mismo cuando se escuentren en el país de
origen que fuera de él. Esta cláusula ha sido dictada por uri senti-
miento de prudencia justificada por los sucesos dé la crisis de 1939-41;
se trata de proteger a los jefes de la Administración internacional
contra los abusos posibles, por ejemplo en tiempos de guerra (33).
Por el contrario, la aplicación de privilegios e inmunidades sobre
el territorio del Estado de origen en favor de sus nacionales da origen
a un problema grave y complejo. La opinión más extendida es que
para aceptar una limitación al ejercicio del Derecho de soberanía con
respecto a lo nacional, debe prevalecer una disposición expresa de ca-
rácter excepcional. Carente de un acuerdo, en términos expresos, es
-difícil admitir que un funcionario internacional pueda efectivamente
gozar de privilegios e inmunidades en su Estado de origen. La prác-
tica es que en este sentido no se suelen presentar con frecuencia con-
flictos entre las inmunidades de los funcionarios internacionales, con
los derechos de soberanía del país de origen.
La doctrina no suele aceptar una postura uniforme sobre inmuni-
dades y privilegios de sus nacionales, como funcionarios internaciona-
les, en el Estado de origen. Van Karnebeck, por ejemplo, delegado de
Holanda en la Conferencia de La Haya de i899, sostuvo que la so-
beranía nacional debe estar por encima sobre todo privilegio. Por el
contrario, el intemacionalista polaco Ludwik Ehrhch (34) sostiene que
todo Estado puede por un acto de voluntad, reconocer a sus propios
nacionales ciertos privilegios; ya que tales hechos'no se oponen al
principio de soberanía ni a cualquier otro principio de Derecho inter-
nacional. Argumenta el intemacionalista polaco que los organismos co-
munes son siempre creados para el interés común de los Estados inte-

(32) Art. 12 de la Convención General de 13 de febrero de 1946; arts. 7 y


3.1 de la Carta de las Naciones Unidas.
(33) Un principio análogo, en cuanto a los privilegios o inmunidades di-
plomáticas, se encuentra también la sección 18 de la Convención relativa a
las instituciones especializadas de 21 de noviembre de 1947.
(34) Droit des gens, Manuel 3. a ed., Gracovie, 1947; pág. 265.

93
SANCHO VARIAS ROMEROSO

resados, concediendo el Estado tales privilegios en interés de todos.


El Instituto de Derecho Internacional ha resuelto la cuestión en.
favor de la independencia de los funcionarios en el ejercicio de su mi--
sión, sin distinción de territorio, es decir, en los mismos límites espe-
ciales del Estado de origen. Pero, simultáneamente, el Instituto de De-
recho Internacional sugiere una solución factible: que los funcionarios
internacionales no ejerzan sus funciones en el Estado de origen.
La Convención relativa a los Órganos especializados de la O. N. U.,
de 21 de noviembre de 1947, da reglas generales válidas para el con-
junto de esas instituciones, en lo que se refiere a su personal.
El Secretario General de la O. N. U. y los directores generales de
las instituciones especializadas, según las dos 'Convenciones citadas,
son competentes para determinar las categorías de funcionarios inter-
nacionales, sometiendo la lista nominativa de esos funcionarios a la
Asamblea general y a los Estados miembros, para su aprobación (35);
Pasando ahora al examen de los privilegios e inmunidades dé Ios-
funcionarios internacionales, diremos que la técnica de la codificación,
de esos privilegios es imperfecta y unificada. Se pueden distinguir cua-
tro métodos diferentes. El primero de esos métodos consiste en una.
enumeración expresa y taxativa (36). El segundo se limita a recoger
otros acuerdos internacionales concluidos o por concluir (37). El tercer
método se limita a recoger el derecho consuetudinario concerniente
a las inmunidades diplomáticas en general (38). Y en cuarto lugar ci-

(35) Diversos Estados conceden a sus nacionales, funcionarios internaciora-


les, pasaportes diplomáticos nacionales, aun cuando no estén obligados; de e¿a.
forma les aseguran una protección diplomática entre Estados, independiente de
h que resulta de las Convenciones internacionales.
(36) Convención General de 13 de febrero de 1946, acuerdo con Suiza de
11 de junio de 1946, acuerdo relativo al Fondo Internacional y al Banco Inter-
nacional de Bretón Woods de 22 de julio de 1944. Convención relativa a las-
inmunidades de instituciones especializadas de 21 de noviembre de ¿947.
(37) Artículo 105 de la Carta de Organización de los Estados Americanos
de Bogotá de 30 de abril de 1946. Art. 68 de la Constitución de la O. M. S.
de 1946.
(38) Artículo 7, párrafo 4. del Pacto de la Sociedad de las Naciones de 28
de junio de 1919, ciertas disposiciones de la Convención general de 13 de fe-
brero de 1946, relativa al Secretario General y sus adjuntos.
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

tamos el método de la cláusula general fundado sobre una base teo'


lógica. El primero, el tercero y el cuarto métodos en numerosos casos
han sido combinados. El método cuarto está fundado sobre el respeto
de la regla de la buena fe en el Derecho internacional, y es frecuente'
mente combinado con la formulación en un mismo texto de un mí'
nimo de inmunidades enumeradas a título de ejemplo.
En todos esos casos, los privilegios y las inmunidades son otorga-
das a los funcionarios internacionales independientes de su naciona-
lidad. En aplicación de diversas reglas convencionales, la organiación
internacional debe cooperar con las autoridades nacionales en interés
de lá justicia, velando para que su personal se amolde a las prescrip-
ciones de policía, no tolerando abusos en sus dominios.
La primera inmunidad y la principal otorgada a los funcionarios
internacionales es la inviolabilidad. Con ella se asegura su indepen-
dencia. No puede ser molestado ni por las autoridades públicas, ni
por las particulares, y su persona debe estar al abrigo de toda violen^
cía; es más, también sus efectos personales, correspondencia, etc.
Por lo que se refiere a la extraterritorialidad del funcionario inter-
nacional, diremos que, basándonos en la función que ocupa, ya sea de
modo permanente, ya sea a título temporal, y como no es funcionario
del Estado donde es nacional, no conserva su domicilio en su país,
pero sí en el lugar donde presta sus funciones; resultando el pleno so-
metimiento a las leyes de su domicilio con el mismo título que los
extranjeros de permanencia en el país de su residencia.
La inviolabilidad de domicilio del funcionario internacional no'
goza de pleno reconocimiento por parte de la doctrina y de la práctici
internacional. Sólo goza de plena inviolabilidad la sede del órgano in-
ternacional, lugar donde se guardan los archivos y la correspondencia
oficial. Puede ocurrir que un funcionario de ese órgano habite en la
misma sede, entonces la inviolabilidad del mismo cubre la inviolabi-
lidad de las habitaciones del funcionario.
Manifestación clara de la posición privilegiada que el funcionario-
internacional goza dentro de la vida administrativa de los Órganos
internacionales se canaliza entre otros efectos, por el uso de un pasa-
porte diplomático; pero a los efectos prácticos vienen a garantizar
la función administrativa internacional.
SANCHO VARIAS ROMEROSO

La Conferencia sobre pasaportes celebrada en octubre de i92o,


aprueba la siguiente disposición: la introducción de un pasaporte es-
pecial destinado a los agentes de la Sociedad de Naciones, que tiene
el valor de un pasaporte diplomático en el territorio de los Estados
miembros, y que facilita a los poseedores del mismo obtener de las
autoridades de los Estados miembros visados diplomáticos.
La Asamblea General de la O. N. U., siguiendo al pie de la letra
la marcha iniciada por la Sociedad de las Naciones, otorgó a sus fun-
cionarios un pasaporté especial, siguiendo las reglas generales trazadas
en la Conferencia de Ginebra de i92o. El pasaporte especial, otorgado
al funcionario internacional, viene a constituir un privilegio más para
los mismos, y una independencia en la función asignada. El pasaporte
patentiza la realidad de una función que sale de las miras particulares
del funcionario nacional, para desenvolverse dentro del cauce general
que toda función internacional tienda a desarrollar. El pasaporte del
funcionario internacional indica ya la clase de función desempeñada,
el nombre del interesado y la permanencia asignada en su carácter
de permanente o eventual. Será visado por los Estados de la O. N. U.
cuando el funcionario tenga que prestar sus funciones en alguno de
los Estados signatarios. Para los países que no formen parte de la
O. N .U., el funcionario internacional acreditará su pasaporte inter-
nacional con las mismas garantías y seguridades que disfruta el agente
diplomático. El cese del funcionario internacional como tal, llevará
consigo la retirada del pasaporte. El pasaporte del funcionario inter-
nacional llevará la firma del Secretario general de la O. N. U., dando
así validez jurídico al mismo.
En materia de impuestos se reconoce generalmente que los agen-
tes diplomáticos sean dispensados del pago de impuestos personales
-directos y de las tasas, impuestos generales sobre la renta, aduana,
impuestos de guerra, etc. Deben pagar, por el contrario, los impuestos
reales, impuestos indirectos y las tasas que represeríten la renumera-
ción de un servicio prestado. Los funcionarios internacionales gozan
en este sentido de los mismos privilegios de los agentes diplomáticos.
¿La inmunidad de jurisdicción debe ser reconocida a los funcio-
narios internacionales? La cuestión fue resuelta en el art. 7, párrafo 4.0
.del Pacto de la Sociedad de las Naciones al reconocer a sus agentes

96
FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

los privilegios e inmunidades diplomáticas. En el acuerdo concluido


entre el Gobierno federal suizo y el Secretario general de la Sociedad
de Naciones, se resolvió que los agentes considerados en la primera
categoría estaban exentos de la.jurisdicción civil y criminal suiza. Igual
postura adoptó la O. N. U. con los Estados Unidos.
La doctrina manifiesta una postura conciliadora. No quiere pres-
cindir de la inmunidad de jurisdicción del funcionario internacional,
ya que ello atentaría contra la misma función, quitando la independen-
cia y la libertad en el cometido. Pero, mirando la cuestión con dete-
nimiento, creemos que los funcionarios internacionales deben estar so-
metidos a la jurisdicción civil cuando se ventilen intereses eminente-
mente privados; pero fuera de ese caso, debe estar' exento de toda
jurisdicción civil.
Se puede invocar en favor del sistema que sostenemos la distin-
ción que hace el Instituto de Derecho Internacional en su reglamento
aprobado en Venecia de i896 sobre inmunidades consulares entre los
actos realizados por los cónsules que en calidad oficial y dentro de
los límites de su competencia, sólo están exentos de la jurisdicción de
los tribunales locales, quedando sometidos al derecho común los res-
tantes actos.
En cuanto a la jurisdicción penal está plenamente reconocida, a
no ser que la jerarquía administrativa del' órgano lo considere como un
atentado contra la seguridad general.
El Instituto de Derecho Internacional mantuvo su solución que
ha prevalecido: los agentes que desempeñen funciones de carácter
internacional deben, en el ejercicio de sus funciones, ser independien-
tes del Estado, donde ellos son nacionales, beneficiándose en su pro-
pio país de las inmunidades.
En cuanto a los agentes de gestión, por el hecho de pertenecer a
organismos internacionales no les da derecho para reivindicar los pri-
vilegios e. inmunidades diplomáticas, pero se le permite el goce de
ciertos privilegios sobre el territorio del Estado donde ejercen sus fun-
ciones. La exención de impuestos es reconocida por el Estado por
deferencia al organismo al cual pertenecen pudiendo el Estado reti-
rar dicha exención a su propia voluntad.
Los agentes internacionales de simple gestión, no están sometidos
SANCHO VAKIAS ROMEROSO

a la legislación restrictiva sobre derechos de extranjeros en el Estado-


que residen, con todas sus consecuencias; no pueden ser expulsados,
no pueden quedar, sujetos a los impuestos de permanencia o permiso,
cuando así lo establezcan las leyes, etc.,
El cese del funcionario internacional en el desempeño de sus fun-
ciones, da origen a la pérdida inmediata de sus privilegios e inmuni-
dades, generalizados en la exposición del presente trabajo. Las causas
del cese (39) vienen a constituir a juicio de la Administración interna-
cional, el medio legal justificativo para que el arbitrio no sea el arma
poderosa que venga a legalizar la separación del funcionario interna-
cional en el desempeño de su misión. Con ello la seguridad del
funcionario queda garantizada, y el desenvolvimiento administrativo
internacional se conduce por una zona de seguridad' tan intensa, que
es un auxiliar poderoso para que los servicios administrativos Ínter-
nacionales rindan a máxima presión, en consonancia con la vida ac-
tiva que en el campo del Derecho administrativo internacional se
siente en nuestros días.
El cese de todo funcionario administrativo lleva consigo una remu-
neración fijada ya de antemano en el Reglamento de los funcionarios
internacionales, elaborado por la O. N. U. en el año de 1947 (40).
Hemos querido resaltar a lo largo de la presente exposición sobre
funcionarios internacionales, ' un hecho de primordial importancia:
reconocer una serie de atributos a los titulares de una función interna-
cional. Este reconocimiento patentiza un ideal de colaboración y de
interdependencia, sentido en la comunidad internacional de nuestros
días y pone de manifiesto el campo de acción tan intenso que el De-
recho administrativo internacional nos ofrece.
Pero, al concretar esa vieja cuestión sobre privilegios e inmunida-

(39) Las causas justificativas del cese de todo funcionario internacional, se-
gún se desprende del Reglamento de 1947, elaborado por la O. N . U., se ex-
pecifican así: dimisión, jubilación, por medida disciplinaria, realización de la
misión asignada, supresión del puesto, reducción de los efectivos económicos
asignados a la función y por incompetencia material del funcionario interna^
cíonal. Convention relative aux immunités des fonctionnaires internationáux spé-
cialisés de 21 de noviembre de 1947.
(40) Convención de la O. N. U. de 21 de noviembre de 1947.

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FUNCIONARIOS INTERNACIONALES

des de los funcionarios internacionales, de importancia considerable


en tiempos de crisis, tiene de hecho en la actividad administrativa
cotidiana de la organización internacional menos interés que se le
atribuye en teoría. La experiencia nos confirma que se trata más bien
de una cuestión simbólica y decorativa, que práctica. El respeto de
v
la inmunidad efectiva de los funcionarios internacionales está en jue-
go en función de la buena voluntad cíe los Estados. Si las convencio-
nes toman a este respecto precauciones, en razón de la previsión
de crisis posibles, de hecho, en tiempos de crisis, la eficacia de los
privilegios e inmunidades están condicionados por la buena voluntad
de los Estados, como lo prueba' el ejemplo de la última guerra mundial.
Podemos señalar un constante progreso en el respeto de las in-
munidades otorgadas a la función pública internacional desde los orí-
genes de la Sociedad de las Naciones. ,
La importancia de ese progreso será sini embargo otro si los Estados
aceptan respetar la inmunidad de sus propios nacionales, cuando és-
tos sean funcionarios internacionales. Solamente entonces la protec-
ción legal particular resultante de privilegios e inmunidades adquirirá
una plena objetividad, siendo purificada de todo elemento subjetivo,
tanto desde el punto de vista de la organización internacional como
de los Estados con sus nacionales.

SANCHO VARIAS ROMEROSO.

A N E X O

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