Uf2 Regular 2015
Uf2 Regular 2015
Uf2 Regular 2015
© De la presente edición:
Colección:
CUADERNOS DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Coordinación:
Viceministerio de Educación Superior de Formación
Profesional Viceministerio de Educación Regular
Dirección General de Formación de Maestros
Instituto de Investigaciones Pedagógicas Plurinacional
Unidad de Políticas Intraculturales, Interculturales y Plurilingue
Redacción y Dirección:
Equipo PROFOCOM
Diseño
Franklin Nina
Presentación............................................................................................................... 3
Introducción.........................................................................................................................5
Objetivo holístico de la unidad de formación.........................................................................5
Criterios de evaluación..........................................................................................................5
Uso de lenguas indígena originarias.......................................................................................6
Momentos del desarrollo de la unidad de formación..............................................................6
Producto de la unidad de formación.......................................................................................9
Tema 1
Ciencia, Cientificismo y Descolonización..........................................................................11
1.1. Cosmovisión, Conocimiento y Ciencia...........................................................................11
1.2. Cientificismo..................................................................................................................13
1.3. Descolonización de la Ciencia........................................................................................14
Lecturas complementarias....................................................................................................16
Tema 2
Los Saberes y Conocimientos Indígenas en el Debate Contemporáneo..........................25
Lecturas complementarias....................................................................................................28
Tema 3
Saberes y Conocimientos de las Naciones y Pueblos Indígena Originarios....................35
3.1. El carácter transformador de los saberes y conocimientos..............................................36
3.2. Criterios para la recuperación de los saberes y conocimientos para la transformación
de la realidad..................................................................................................................37
Lecturas complementarias....................................................................................................40
Tema 4
Producción de Conocimientos Propios y Pertinentes.......................................................47
4.1. Partir de la práctica para la construcción de conocimiento.............................................48
4.2. La relación con la teoría.................................................................................................49
4.3. La necesidad de la valoración en la producción de conocimientos.................................50
Lecturas complementarias....................................................................................................51
Bibliografía..........................................................................................................................67
3
Presentación
o“rmF ación Descolonizadora”, que busca a través del proceso formativo lidiar contra todo
tipo de discriminación étnica, racial, social, cultural, religiosa, lingüística, política y
económi- ca, para garantizar el acceso y permanencia de las y los bolivianos en el
sistema educativo, promoviendo igualdad de oportunidades y equiparación de
condiciones, a través del conoci- miento de la historia de los pueblos, de los procesos
liberadores de cambio y superación de
estructuras mentales coloniales, la revalorización y fortalecimiento de las identidades
propias y comunitarias, para la construcción de una nueva sociedad.
o“rmF ación Productiva”, orientada a la comprensión de la producción como recurso peda -
gógico para poner en práctica los saberes y conocimientos como un medio para
desarrollar cualidades y capacidades articuladas a las necesidades educativas institucionales
en complemen- tariedad con políticas estatales. La educación productiva territorial articula
a las instituciones educativas con las actividades económicas de la comunidad y el Plan
Nacional de Desarrollo. o“rmF ación Comunitaria”, como proceso de convivencia con
pertinencia y pertenencia al contexto histórico, social y cultural en que tiene lugar el
proceso educativo. Esta forma de educación mantiene el vínculo con la vida desde las
dimensiones material, afectiva y espiritual, generando prácticas educativas participativas e
inclusivas que se internalizan en capacidades y habilidades de acción para el beneficio
comunitario. Promueve y fortalece la constitución de Comunidades de Producción y
Transformación Educativa (CPTE), donde sus miembros asumen la responsabilidad y
corresponsabilidad de los procesos y resultados formativos.
o“rmF ación Intracultural, Intercultural y Plurilingüe”, que promueve la autoafirmación, el
reconocimiento, fortalecimiento, cohesión y desarrollo de la plurinacionalidad; asimismo,
la producción de saberes y conocimientos sin distinciones jerárquicas; y el
reconocimiento y desarrollo de las lenguas originarias que aporta a la intraculturalidad
como una forma de des- colonización y a la interculturalidad estableciendo relaciones
dialógicas, en el marco del diseño curricular base del Sistema Educativo Plurinacional, el
currículo regionalizado y el currículo diversificado.
Se espera que esta colección de Cuadernos, que ahora presentamos, puedan ser textos
de apoyo en los que, tanto facilitadores como participantes, puedan encontrar:
Si bien los Cuadernos serán referencia básica para el desarrollo de las Unidades de
Formación, cada equipo de facilitadores debe enriquecer, regionalizar y contextualizar los
contenidos y las actividades propuestas de acuerdo a su experiencia y a las necesidades
específicas de las maes- tras y maestros.
Roberto Aguilar Gómez
MINISTRO DE EDUCACIÓN
Introducción
Criterios de evaluación
SER: Fortalecemos los valores de complementariedad y reciprocidad en espacios de participación
activa y comunitaria:
La sesión presencial cuenta con dos partes: 4 horas de duración en la mañana y 4 por la
pasos:
¿Qué saberes y conocimientos indígenas hemos aprendido y hemos utilizado en nuestra familia?
Paso 2: Discusión y diálogo sobre la base de preguntas problematizadoras
Preguntas
Temas Lecturas
Problematizadoras
Ciencia, Cienti- ¿En tu formación, cómo explicaban el origen de tu disciplina o Raimon Panikkar,
ficismo y Des- área de especialización (dónde había surgido, cómo surgió, en “Emanciparse de la
colonización qué lugar se ciencia”
desarrolló y en qué lugar se desarrolla de manera más avanzada
Emmanuel Lizcano,
actual- mente)?
Imaginario Colec-
¿Cómo te explicaron las razones por las cuales existe un desarrollo tivo y Creación
de la especialidad en que te formaste en algunos países y no en Matemática
otros?
¿Los contenidos de tu disciplina cómo fueron contrastados con
los conocimientos desarrollados en Bolivia?
Saberes y co- ¿En el proceso de nuestra formación en las ESFM cómo nos han José Illescas, Medi-
nocimientos de enseñado sobre los saberes y conocimientos de los Pueblos cina Andina.
los pueblos y Indígena Originarios?
naciones indíge-
¿Cómo clasificaban, explicaban o valoraban los saberes y
na originarios
conocimientos indígena originarios en nuestra formación?
¿Consideraban tus docentes en las ESFM que los saberes y
conocimien- tos deberían ser incorporados al proceso educativo
y/o al desarrollo curricular?
Producción ¿Cómo fue nuestra formación metodológica en investigación? Fals Borda,
de Saberes y Una sociología
¿Cuál fue la utilidad de la metodología y la teoría en el trabajo de
conocimientos sen-
inves- tigación?
propios y per- tipensante
tinentes para ¿En qué medida el conocimiento previo de los sujetos de estudio para América
la vida fue- ron más pertinentes y aproximados a la realidad que el latina
conocimiento que produjo nuestra investigación?
Hugo Zemelman,
¿En qué medida en nuestras investigaciones hicimos participar a la Conocimiento y
co- munidad? sujetos sociales
¿En qué medida la metodología de investigación que hemos utilizado
ha contribuido a cambiar nuestra práctica educativa?
¿Los resultados de nuestra investigación han incidido en la realidad de
la unidad educativa y/o comunidad?, ¿de qué manera?
Cada grupo socializará lo comprendido en torno a los temas que generaron mayor
discusión. La o el facilitador podrá tomar nota de los aspectos más relevantes. Sobre los
temas clave iden- tificados se abre diálogo y discusión en plenaria. El paso 1 tiene una
duración de 120 minutos.
Entrevistas semiestructuradas
Recopilación de testimonios
1. Que se hable de visión puede ser problemático, de hecho en algunos contextos lo central no es la visión sino la escucha. Así
Lenkersdorf habla para el contexto Maya de una cosmoaudición: “No se trata solamente de la cosmovisión. Estamos
enfatizando la habilidad de hablar y escuchar, porque así de veras vamos a comunicarnos…” (Cf. Lenkersdorf, 2001: 23).
Otros como Illescas hablan para referirse del mundo Andino de Cosmovivencia (Cf. Illescas y Gonzales, 2002: 8). Para nuestro
caso usaremos la palabra cosmovisión en su sentido amplio y genérico.
2. Por Mito no nos referimos a algo falso, sino a la explicación y a la creencia del origen de las cosas según una determinada
cultura. Esas explicaciones y creencias están en el marco de la cosmovisión de cada cultura, por tanto la cosmovisión es una
dimensión real del ser humano. La cosmovisión de los pueblos indígenas tienen elementos implícitos (el vivir bien, ñandereko,
el ivimaraei, son algunas formas de denominarlo) y un lado explícito, constituido por aquello que podemos explicitar,
reflexionar o sistematizar como una visión comunitaria, complementaria, recíproca, holística de la realidad expresada en las
categorías de cada pueblo indígena.
Ambas posturas tanto las Modernas como las Posmodernos jugaron y aún juegan un papel
impor- tante en la compresión del conocimiento, sin embargo nuestra postura no se identifica
con ninguna de las dos. Desde nuestra perspectiva, en la realidad existen cosas comunes y
diferentes a la vez y por tanto ambas siempre se complementan. De ahí que hablemos de
complementariedad entre lo común y lo diferente y no de una oposición; lo propio vale en
este caso para los conocimientos.
Muchos conocimientos de nuestras culturas han sido conservados, pero muchos otros
fueron eliminados o, por lo menos, fragmentados, durante el largo proceso colonial. Así
se empieza a negar el carácter válido y pertinente al conocimiento anterior y a los
conocimientos distintos, ya que se establecen criterios rígidos que cierran lo que puede
considerarse científico donde los demás conocimientos pasaron a ser considerados
“saberes”, con un estatuto inferior.
Este asunto tiene que ser visto históricamente, pues sólo en la época moderna la ciencia
adquiere el carácter paradigmático y su forma de conocer se vuelve hegemónica respecto
a los otros tipos de conocimientos, además de que su uso y aplicación se torna
preferentemente tecnológico en función de la experimentación metódicamente
organizada desde los principios de una razón instrumental que busca el dominio del ser
humano y de la naturaleza.
1.2. Cientificismo
Lo que podemos denominar cientificismo surge como un fenómeno que se expande en
la modernidad, en el tránsito realizado desde la concepción medieval de la realidad a
una más secularizada (que fue un suceso exclusivo europeo, que no se puede
generalizar), es decir, en el tránsito donde la vida europea estaba permeada por la
idea de Dios, lo que definía los sentidos de vida y el lugar del ser humano dentro
de ese horizonte de comprensión, hacia una realidad donde la ciencia experimental
toma el lugar predominante en la defini- ción de los sentidos de vida, invirtiendo toda
la concepción de vida que se sustentaba en la idea de Dios.
Todo el debate teológico, que se refuerza de manera mucho más acelerada con la
explotación y conquista colonial de nuestro continente3, desemboca en un auge de la
ciencia experimental. No es casualidad que muchos hayan pensado en los alquimistas
como los predecesores de los “científicos” modernos experimentales4, ya que ellos estaban
viviendo una transición civilizatoria que en los manuales se los conoce como “la
ilustración”.
Este pasaje, sin embargo, mantuvo, más que rupturas, continuidades, porque frente al
creci- miento acelerado del racionalismo y a lo que otros llaman “secularización”, donde
la pérdida de lo “misterioso” de la vida da paso poco a poco a explicaciones racionales,
la hipótesis de Dios que permitía explicar a los europeos casi todo de su realidad es
abandonada, pero en el mismo proceso se pasa a una divinización de las leyes de la
naturaleza y las leyes matemáticas. Por esta razón, muchos grandes científicos
reconocidos históricamente decían que Dios creó el universo con el lenguaje de las
matemática “quien domina la matemática conoce el universo y tiene acceso a la
verdad”.
3. Ejemplo de ello en las ciencias humanas es la reconceptualización de las categorías de la ciencia política propiciadas por
Bartolomé de las Casas y Francisco Suárez; y jurídica, iniciada por Francisco de Vitoria que esbozarían tanto en el nivel de
fun- damentación así como de discusión los temas desarrollados por la ciencia política del siglo XVI como las de John Locke o
David Hume, o los argumentos que permitieron a los criollos-mestizos incorporarse a la lucha de independencia. Este
movimiento sólo fue posible pensado el problema de la justificación de la conquista, esto es la discusión respecto a la
legitimidad del dominio del uno sobre el otro posibilita la reflexión de categorías y problemáticas en las ciencias políticas y
jurídicas desde el siglo XVI hasta la mitad del siglo XX. Para una ampliación del tema: Dussel, Enrique (2008): “Alteridad y
Modernidad (Las Casas, Vitoria y Suárez: 1514-1617)” en: Ibíd. 1492: El encubrimiento del otro. Hacia el origen del “Mito
de la modernidad”. La Paz: Vicepre- sidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, 1ª ed. corregida y aumentada, pp.209-236.
4. El pensamiento de Paracelso (1493-1541) fue una “mezcla de mística, magia, de alquimia. Muy bella, sin embargo, porque
representa un esfuerzo sincero de ver en el mundo en Dios, a Dios en el mundo y ver al hombre participando de los dos y
“com- prendiendo” a los dos (…) Por tanto, el hombre ocupa en realidad una posición de privilegio; según la Escritura, ha sido
creado a “imagen y semejanza” de la divinidad; y también ha sido creado a imagen y semejanza del mundo. [En ese sentido] El
hombre actual representa al universo actual (…) No había más que echar mano del venerable principio del razonamiento por
analogía en un sentido vitalista para, procediendo como en una buena lógica se debe hacer, de lo conocido a lo desconocido
(…) no había más que volver a tomar desde este punto de vista la doctrina clásica del hombre, imagen y semejanza de Dios
para formarse, razonando por analogía, una imagen coherente del universo, cuerpo visible de espíritu invisible, expresión
tangible de fuerzas inmateriales”. (Koyré, Alexandre (1981): Místicos, espirituales y alquimistas del siglo XVI alemán. Trad.
Fernando Alonso. Madrid: Akal, 1ª ed.)
Nos interesa de esta parte el tipo de transformación que se está gestando y cómo ésta
poco a poco logra ser el asidero de la nueva comprensión del mundo, es decir la
posibilidad de explicar toda la realidad desde la ciencia experimental. El auge del
progreso científico tecnológico no deja de estar preñado de su relación con la inversión
hecha a la hipótesis de Dios de la época medieval europea, ya que el hombre se libera de
las ataduras del mundo y ahora, apoyándose en la ciencia experimental, puede conocer
las leyes de la naturaleza y por tanto puede dominarla.
Y esto es importante de resaltar, porque ahí se asienta de manera más fuerte esa
suerte de “ideología cientificista” o lo que hemos denominado Cientificismo. Es decir, al
hecho de creer que desde la ciencia experimental moderna se puede responder a todos
los problemas que la humanidad atraviesa, donde se dogmatiza la ciencia y se convierte
en un saber que expresa en sí mismo y por sí mismo la verdad.
1.3.1. El Eurocentrismo
Por teleología historicista nosotros entendemos que desde que se desarrolla la ciencia, y
sobre todo la ciencia aplicada y la tecnología, la forma de distinguir conocimientos
científicos de los no científicos se basan en una clasificación, donde por un lado, muchas
formas de conocer, se
5. Bacon es el primero que inaugura esta cosmovisión “Las consecuencias del pecado original fueron la pérdida de la inocencia
y del dominio sobre el reino de la naturaleza. A la primera subviene la fe; a la segunda, las artes y las ciencias. El saber
práctico, al elevar el nivel de vida material de la humanidad es una vía de redención. Por ella podemos, hasta cierto punto,
recuperar el estado anterior al pecado original. No es el placer de la curiosidad, ni el elevamiento del espíritu, ni la victoria de
la inteligencia, ni la ambición del honor o de la fama, ni la capacitación para los negocios lo que constituye el fin verdadero del
conocimiento. Este fin es la restitución y reposición (en gran parte) del hombre en la soberanía y poder que tuvo en el primer
estado de la crea- ción (cuando pueda llamar a las creaturas por su nombre verdadero podrá imperar sobre ellas de nuevo).”
Bacon, Francis (2006): Nueva Atlántida. Madrid: Akal, 1ª ed., pp. 81-82.
consideran inferiores a la ciencia y por el otro, esta misma forma de distinción sirve para
leer el proceso histórico en el que los conocimientos fueron desarrollados por las
diversas culturas del mundo, y así, conocimientos como de los maya-aztecas o de otras
culturas no son científicas sino “pre-científicas”.
La cosmovisión antropocéntrica que afirma que el ser humano es el centro del universo
sos- tiene al cientificismo como ideología, es decir, expresa su carácter monocultural y
por lo tanto debemos problematizar este monoculturalismo que la ciencia porta.
Si algo ha generado la ciencia con gran éxito es justamente la dominación eficaz del ser
humano sobre la naturaleza y sobre sí mismo. El éxito de esa doble dominación genera
una forma de realidad que es muy difícil de romper, por ello se genera la ilusión de que
el desarrollo producido por la ciencia es el mejor o el único que promueve el
despliegue del conocimiento.
Lecturas Complementarias
“Emanciparse de la ciencia”
Raimon Panikkar. La interpretación del
mundo. Cuestiones para el tercer milenio. Barcelona: Anthropos,
2006, p. 54-56.
Pensar la ciencia es una cuestión hermosa y sospechosa al mismo tiempo.Y aunque yo no
prac- tico “la hermenéutica de la sospecha”, me pregunto qué puede significar; ¿La
expresión quiere decir dominar la ciencia o más bien, jugando con la etimología latina de
la palabra “pensar”, buscar la armonía cósmica de la realidad en la que la ciencia se
inserta? Pensar es “pensar” el amor que tiene cada cosa para encontrarse bien, para ir a
su sitio, allí donde no sufre violencia,
y corresponde a lo que los filósofos llaman verdad, que es el lugar donde la cosa puede
repo- sar. Pensar la ciencia significaría entonces “pesar” todos aquellos elementos de los
que trata la ciencia y dejarlos depositar en su sitio, adonde tienden y van. En este
sentido pensar es mucho más femenino y pasivo; es más un escuchar que un variable
manipular o un arrojarse de cabeza a la violencia del experimento.
El contexto
El contexto queda delineado por la situación del momento presente, pero subrayando que
hay una diferencia entre las cosas urgentes y aquellas importantes. La situación actual es a la
vez urgente, ya que no hay tiempo que perder debido a los ritmos acelerados de nuestra
sociedad, y al mismo tiempo importante, ya que nos confronta con los problemas decisivos
de la condición humana.
Esta es la fuerza del mythos: lo creemos de tal manera que ni siquiera somos
conscientes de ello, lo damos por descontado, no parece “evidente”. Cuando
afirmamos, por ejemplo, un solo Dios, una sola verdad, es natural que entendamos
Dios o verdad según nuestra perspectiva.
Tenemos además una palabra que ha sido engullida menos críticamente incluso por parte
de quienes quisieran frenarla: la globalización. Se dice que somos un único mundo, una
sola aldea, donde naturalmente uno sobre cien va a la universidad, el 20% de la
población consume el 82% de los recursos disponibles y el 20% de los “ricos” consumen 30
veces más que aquellos que no tienen ni siquiera la posibilidad de “desarrollarse”. Son
estadísticas bien conocidas, pero parece que no es “elegante” mencionarlas demasiado a
menudo. En una aldea real esto no sería tolera- ble. Evidentemente no existe una única
aldea, sino por lo menos tantas como culturas humanas
– y el gran problema es cómo encontrar una armonía.
El gran desafío para la cultura que lleva las de ganar en el momento actual es adecuarse
a la au- tonomía de lo real. Occidente siempre ha oscilado entre la heteronomía del
cesaropapismo, de la monarquía absoluta, del dominio del más fuerte o de la mayoría y
la autonomía del individuo que le gustaría hacer lo que él quiere. Esta última actitud
representa la caída en el individualis-
mo más feroz y se expresa en la dictadura del número (de individuos). El término que
expresa la conexión entre las diversas dimensiones de la realidad sería la ontonomía, o
sea el nomos, la regularidad, la tendencia, el nisus del on, de los seres, de las cosas, que
violenta. No digo que la naturaleza sea siempre buena, digo que el nomos y la physis
forman una polaridad y que toca al hombre gestionarla armónicamente. Una huella
lingüística de este permanece en español (al igual que en italiano): quien dirige una
mesa redonda no se llama, en efecto, presidente sino moderador, porque sabe moderar
las cosas para llegar a una cierta armonía, que no quiere decir unidad. La armonía implica
una superación de la razón, ya que incluye dentro del pensar también el amor. Entonces se
descubre la polaridad de lo real que es la gran intuición de la trinidad radical.
Quizá sí. Los científicos por supuesto que aman la ciencia, sin embargo esta última no se
sos- tiene sobre el amor; sino sobre el método. Pensar el sentido de “sopesar” supera la
dicotomía entre conocimiento y amor: no se puede conocer sin amar, no se puede amar
sin conocer.“Pen- sar la ciencia” es un gran título: y un desafío. Ontonomía sería la
unión entre estas dos grandes facultades del hombre: activa la de conocer, pasiva la de
amar, activa la de experimentar, pasiva la de tener experiencia.
El texto
Cuando me pregunto por qué ha tenido la ciencia tanto éxito, entreveo algunas posibles
expli- caciones. En primer lugar, en la época moderna, por su alianza con la tecnología,
que ha traído indudablemente ventajas innegables a una pequeña minoría de personas que
representan, más o menos, el 25 % de la humanidad. En segundo lugar, más
profundamente, por una razón más escondida; en el hombre hay un anhelo de felicidad,
de divinidad; el hombre aspira al cielo, a la felicidad, al conocimiento… y la ciencia se ha
presentado, también por el fracaso de otros aspectos de la vida humana, sobre todo, de
la religión institucionalizada, como el camino que nos ha de llevar a la felicidad, a la
abundancia, al progreso. Ha representado, en una palabra, el sustituto del cielo. La
auténtica ciencia no quiere ser el mesías, por la civilización judeo–cristiana que todavía lo
espera así lo ha creído.Y, ya que este “mesías” no aparecía por ninguna otra parte, la
gente lo buscó en la ciencia. Ésta no nos ofrece una visión del mundo no pretende
hacerlo, pero dado que no podemos vivir sin cosmología, hemos tomado la única realidad
que tenemos a mano, o sea, la imponente construcción científica y hemos hecho de ella
una visión total y om-
nicomprensiva. Después de algunos siglos empezamos a darnos cuenta de que las
expectativas no se han realizado. Quizá debido a un método violento frente a la
naturaleza, quizá porque la observación ha convertido todo en objetivable o porque se
han infravalorado los fenómenos irrepetibles. Los encuentros entre personas no se
pueden repetir de nuevo del mismo modo que los experimentos científicos; y estos
encuentros humanos son los más importantes; si no vivimos auténticamente en cada
momento quedamos atrapados en la provisionalidad. La muer- te nos asusta porque es un
acontecimiento irrepetible; en cambio; la ciencia nos acostumbra a privilegiar la
repetición como un disco que recorre la misma pista. Sin contemplación no es posible
vivir humanamente, sin ser felices. Demasiado a menudo nos afanamos esperando algo
mejor, esperando a Godot.
Una tercera razón por la cual la ciencia ha tenido tanto éxito es la lujuria del poder,
lujuria en el sentido más noble de la palabra: me siento poderoso porque tengo
conocimientos que me dan poder: No hablo del abuso de la ciencia, sino de poder: El
vínculo entre ciencia y poder siempre ha sido bien sólido. A principios del siglo pasado el
primer ministro británico Gladsto- ne fue donde el rey para presentarle un gran progreso
científico. El rey le escuchó durante un rato, más tarde le preguntó si el descubrimiento
tenía alguna utilidad práctica.“Podríais recaudar más impuestos de vuestros súbditos”,
respondió Gladstone. Recuerdo aún los esfuerzos de un gran médico francés para sacar
adelante una medicina contra la lepra descubierta por él y que costaba muy poco. No lo
consiguió porque el fármaco no era rentable. El vínculo entre ciencia y capital no es
esencial, pero hoy en día es “existencial”: la ciencia moderna lo necesita. No vale decir
que teóricamente el vínculo entre ciencia y tecnología no es esencial, ya que aquí como
en otros lugares teoría y praxis no coinciden.
El pretexto
Ello indica un cambio mucho más radical que solo la interculturalidad puede ayudarnos a
con- seguir (...) Pongo sólo un ejemplo para no complicar más las cosas.Yo no puedo
decir:“amigo comprendo que no te comprendo”, ya que en tal caso no comprendo nada.
En cambio, puedo decir:“Soy consciente de que no te comprendo”, ya que el terreno de
la conciencia es mucho más amplio que el de la racionalidad. Este otro campo lo hemos
casi olvidado o relegado sólo sentimiento, a pesar de que es fuente de conocimiento al
igual que el conocimiento racional. No podemos reducir la vida al monopolio de la
razón, ni la razón a la sola racionalidad.
El pretexto, como hemos señalado al inicio, no está constituido únicamente por el hecho
de que “otro mundo es posible”, según el conocido eslogan, sino por el hecho de que este
mundo es im- posible; no tiene futuro, se autodestruye. No se trata de reformar un poco
el texto prolongando la agonía de un sistema que ha perdido la homeostasis. De este modo
nos encaminamos a la escucha de otras culturas y formas de vida, no para imitarlas como
si tuvieran solución, sino para llegar a una mutua fecundación de la cual pueda surgir algo
nuevo. No es una reforma lo que la situación requiere, sino una verdadera transformación,
que comienza con una nueva manera de pensar.
Pensar la ciencia alcanza entonces un sentido nuevo, tan nuevo que no hay paradigmas.
Emanciparse de la ciencia
La emancipación de las ciencias es una tarea que toca a todos, no solo a los
científicos o a aquellos que desean una ciencia mejor, más humana, o a los que les
gustaría utilizarla para fines más nobles. Cada invento científico se actualiza, es solo
cuestión de tiempo. Como la ciencia progresa con la prueba experimental, nos céntimos
autorizados a practicar cualquier tipo de experimento dado que tenemos las mejores
intenciones y así, en la práctica, nos auto justifica- mos siempre. Emanciparse de la
ciencia es un desafío para cada ser humano y no solo para los que se encargan de estos
trabajos. El problema de la ciencia no es solo hacer una ciencia mejor, sino liberarse de
su monopolio sobre la ciencia en una cosmología que llevaría a la salvación.
Vivimos ahora ya en un mundo donde hay bien poco de natural. Ni siquiera nosotros
somos naturales, empezando por todas las pastillas que nos tragamos, el alimento
genéticamente mo- dificado, las pequeñas formas de cortesía que no nos salen de dentro,
sin olvidar con todo que la naturaleza del hombre está también conformada por la
cultura. Deberíamos estar atentos a lo que verdaderamente somos, seres que tenemos
que completarnos, a nosotros nos toca, ya que Dios ha dejado al hombre incompleto
como ya decía Pico della Mirandola, y como nos recuerdan tres grandes palabras de los
sabios de la antigua Grecia: Meletè to pan, cultica, (melos es música, cultivo, arte) el todo,
no el análisis de las partes. Pensar la ciencia requiere también pensar el todo. Ghignoske
kairon, conoce el kairos, que no es sólo la oportunidad, sino el aspec-
to no divisible del tiempo, el momento invisible de este instante. Finalmente la última
línea de la última carta de Platón. También aquí dos palabras: esthe su, sé tú mismo.Y
cuando podamos ser de verdad nosotros mismos, entonces tendremos el sentido de la
dignidad y comenzara la emancipación de todas las jaulas en las que estamos aprisionados,
que nos han supuesto muchos privilegios y ventajas, pero a un precio demasiado alto.
La situación actual nos hace ser consientes de este desafío, es un gran momento de
esperanza; hace un siglo este discurso no se habría podido hacer ni en oriente ni en
occidente. Ahora es posible, no hemos llegado todavía a la meta, pero somos consientes
de que pensar la ciencia es mucho más importante de lo que parece: pensando los
límites de la ciencia podemos llegar incluso a descubrir los límites del pensamiento
mismo. El hombre es mucho más que un Roseau pensant, como decía Pascal. Ahora el
pensamiento no se supera con el pensamiento, sería una contradicción. Necesitamos una
cosmología tripartita (cuerpo, alma, espíritu), que solo puedo señalar en relación con
nuestro problema.
Toda conclusión queda determinada por los pre-supuestos de los que parte una
investigación, por lo que –de algún modo– está ya implícita en ellos. Si ésta era una de
las principales hipóte- sis que nos proponíamos contrastar en un ámbito que se suele
suponer tan poco permeable a presupuestos externos como es el de la investigación
matemática, justo es que la reconozcamos satisfecha también en nuestra misma
investigación. Así, estas conclusiones no pueden sino pro- longar las hipótesis que en un
comienzo esbozamos.
ac)adEanuno de los tres ámbitos culturales seleccionados (el de Grecia clásica, el de China de
los Han y el del último alejandrismo), los respectivos imaginarios sociales orientan
maneras de hacer matemáticas que son irreductibles entre si y llegan a determinar
radicalmente los propios contenidos del trabajo matemático. Sólo desde un imaginario
como el moderno imaginario ilustrado puede, por tanto, hablarse de sucesivos grados
de progreso en el descu- brimiento o construcción de unos objetos matemáticos –como
los supuestos ‘números ne- gativos’, el ‘cero’ o el espacio de representación– que
gozaran de alguna suerte de identidad previa o exterior. Hay tantas matemáticas
como formas de pensar y de hablar en las que los diferentes imaginarios sociales se
expresan y se comprenden a sí mismos.
bla) cEhnina ya anterior a los Han, la negatividad emerge en términos de oposiciones res
- pecto de un centro o hueco; y encontramos diversas formalizaciones suyas
proliferando, de un modo natural, tanto en la práctica matemática como en
construcciones cosmogónicas, explicaciones míticas o técnicas adivinatorias. Estas
negatividades formales (no todas es- trictamente matemáticas) se manifiestan
determinadas por: i) ciertos complejos simbólicos, como el que se anuda entorno a la
terna yin/yang/dao, que dispone a su razón a operar en términos de oposiciones que
pivotan sobre un ‘hueco’ que actúa como ‘quicio’ o ‘centro’ en torno al cual las
oposiciones se equilibran; ii) una concepción cualitativa y simbólica del es-
pacio de representación, que distingue lugares (lugares que así significan) y se hace
solidario con el tiempo: iii) ciertos procesos de racionalización asociados a la singularidad
de su lengua (evocación frente a definición, simetría e inversión frente a linealidad…) y las
connotaciones que los términos técnicos arrastran de su significado en el lenguaje
ordinario; iv) un modo de pensar que descansa en los criterios pre-lógicos ‘de
oposición’ y de ‘equivalencia’.
ce)l eExntremo opuesto, en la Grecia clásica, cuantos caminos posibles para una construcción
de la negatividad hemos escrutado resultan bloquear su emergencia; ésta nunca llega
a ad- quirir la suficiente entidad como para siquiera ser susceptible de ser rechazada.
Aquí no es un criterio básico de oposición sino uno de ‘determinación’ el que orienta
el pensamiento. En el ámbito de la oposición, la primacía de oposiciones del tipo ‘ser/no
ser’ o ‘determinado/ indeterminado’ subsumirá lo que en China son determinaciones
negativas en el caos indis- tinto de la indeterminación: lo vacío como no-ser dibuja en
Grecia la frontera de lo impen- sable, mientras que para la episteme –y la
matemática– china juega el papel de gozne que articula las determinaciones opuestas.
Otros dos factores que contribuyen a conducir esta matemática por desarrollos ajenos a
una forma propia de negatividad son: uno, una reflexión teórica sobre el número, en
términos de ‘multitud determinada de unidades’, que exigirá na- turalmente un espacio de
representación concebido como extensión delimitada; el otro, una manera de pensar
fundada en procesos de abstracción e imbricación de géneros y especies (diferencia
específica). La diferencia de un sustrato del que sustraer o diferenciar pondrá así en la
sustracción o diferencia el límite griego para la negatividad, como en China la
exigencia de oposición lo que ponía era un punto de arranque.
dan) tTo en un caso como en otro, lo que se decide como posible o imposible goza de una
estabilidad que le viene dada por la estabilidad de sus respectivos paradigmas de
conoci- miento y estructuras socioculturales. Muy diferente es la situación social e
intelectual del alejandrinismo tardío en que se hacen las matemáticas de Diofanto.
Aquí nos encontramos con un imaginario mestizo e inestable, en el que el saber –y en
particular, la negatividad– se construye a tientas, y se rechaza en cierto sentido lo que
se asume en otros. La matemática alejandrina –y, en particular, la de Diofanto– construye
la que podríamos llamar propiamente primera forma occidental de negatividad.Y lo hace
en un momento de decadencia del ideal matemático aristotélico-euclídeo y de
incorporación ecléctica de otras tradiciones matemá- ticas relegadas (egipcia, babilónica,
pitagórica, logística). Su construcción de la negatividad en ese momento singular, tanto
le permite emerger contra el anterior modelo dominante como le obliga a hacerlo
desde él: antes que de la formalización, como en China, de un juego de oposiciones,
surge de tratar de pensar matemáticamente una ‘ausencia’ (casi impensable en la
tradición clásica) que no se deja sustantivar ni en los datos ni en los resultados de los
proble- mas, sino tan sólo –casi como lapsus– en el efímero discurrir de las operaciones
intermedias.
fr)azLóan de estas diferencias radicales la encontramos en las que observamos entre sus res
- pectivos modos de pensar (construir conceptos, razonamientos, métodos y técnicas),
que a su vez arraigan en sus respectivos imaginarios sociales: ese entramado de nudos
simbólicos, articulaciones lingüísticas, recursos instrumentales y esquemas pre-
conceptuales que en cada cultura resultan convocados al focalizar un problema para el
que sus saberes instituidos –y, en particular, su matemática– aún no tienen
respuesta.
hex) iLstaencia de un estudio global, siquiera fuera meramente descriptivo, sobre la historia
de los ‘números negativos’ o ‘imaginarios’, si bien nos ha obligado a empezar por el
principio (reconstrucción de los ‘hechos’, indagaciones infructuosas…) también nos ha
brindado la ocasión de empezar por el principio: ir directamente a los textos, carecer
de una elemental
pre-visión de lo que pudiera esperarse de ellos, extraviarnos en divagaciones
directamente inútiles pero que, al cabo, daban en aportar otras perspectivas y
sentidos… Muchos factores han tenido que ir quedando al margen o meramente
apuntados: sean las conexiones co- incidentes con los estudiados (en particular,
algunos saberes sobre la naturaleza y ciertos aspectos de las construcciones lógicas
respectivas), sea el análisis comparativo con otros ámbitos culturales (en especial, el
tratamiento de la negatividad en la India y, dentro de la tra- dición europea, en el
manierismo pos-renacentista, en el racionalismo y en la ilustración). De haberse podido
extender a ellos esta investigación, seguramente algunas de estas conclusio- nes se habrían
visto reformuladas; entiéndase, pues, como unas conclusiones necesariamente
inconclusas.
mitEol de la razón enterró la razón de los mitos.Al cabo, el propio mito de la razón ha dado
en devorarse a sí mismo destruyendo los ilusorios refugios que él había erigido. En
nuestros días, tan sólo las matemáticas parecen resistir al general descrédito. En su
pretendida pureza, necesidad y universalidad se alberga la última posibilidad de un
saber absoluto, digno de fe: saber de salvación. Entre nosotros, las matemáticas son el
último nombre del destino de lo que necesariamente ha de ser y no puede ser de otra
manera. Contra esta postrera creencia de la modernidad se ha levantado este libro.A
través del estudio minucioso de las matemáti- cas –irreductibles entre sí– de tres
culturas distintas (la china antigua, la griega clásica y la del alejandrismo tardío), hemos
querido mostrar cómo tampoco las matemáticas están por en- cima de las gentes
concretas, de sus diferentes prejuicios, tabúes y ensoñaciones.A la postre, las
matemáticas hunden sus raíces en los mismos magmas simbólicos en que se alimentan
los mitos que aspiraba a desplazar. Cada matemática echa sus raíces en los distintos
imaginarios colectivos y se construye al hilo de los conflictos que se desatan entre los
varios modos de representar/inventar esa ilusión que cada cultura llama realidad. La
desmitificación de las ma- temáticas que ha animado estas páginas niega así los nuevos
nombres del destino, al tiempo que afirma otros modos posibles de realidad.
Tema 2
Los Saberes y Conocimientos Indígenas
en el Debate Contemporáneo
En este período de tiempo encontramos desde la historia de la ciencia, que en los países
conside- rados de mayor desarrollo se genera una primera distinción entre ciencia y
saberes. Los saberes serían todos los conocimientos desplazados marginales que no se
encuadran en los métodos defendidos y validados por los propios centros de investigación
y/o centros del saber científico; por lo tanto, su jerarquía termina siendo menor a la
ciencia.
Sólo el desarrollo de las ciencias humanas o las humanidades, que introducen las
limitaciones del contexto histórico y las variables políticas, historizando el proceso de
construcción de conocimien- to científico, lograron ya a finales del siglo XX relativizar la
hegemonía de la concepción científica
centrada en el método como principal criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo
que no1. Como consecuencia se modificará la jerarquía entre ciencia y saber, en la medida
en que la historia de la ciencia y los estudios sobre los procesos de investigación mostraron
las limitaciones de la racionalidad científica en términos del uso del método científico
sistemático como la única manera de acceder al conocimiento. Así, los saberes desplazados
por el conocimiento científico comienzan a ser revalorizados, hecho que le costará al
método científico su relativización.A este movimiento cuestionador respecto a la hegemonía
de la ciencia (que significa, en otras palabras, a la certeza de una verdad única, de un
conocimiento fiable y universal) se denominó posmodernidad2.
Los saberes y conocimientos de las Naciones y Pueblos Indígena Originarios guardan una
distancia muy grande respecto a los fundamentos y lógica de la tradición hegemónica de
construcción de conocimiento.
1. Cuando la Historia empieza a descubrir cómo se desarrollan los conocimientos científicos, demuestra que los métodos son
relativos. Incluso el propio Einstein decía que la única manera de conocer las cosas es rompiendo la propia metodología,
porque si se sigue la propia metodología solo se va a descubrir lo que ya se sabe. Entonces en el momento en el que la historia
ingresa en la ciencia, muestra lo relativo que es el conocimiento científico que depende de la racionalidad del método. Por otro
lado viene el auge de las ciencias sociales, cuando la antropología con Levy Strauss, encuentra las relaciones entre el
pensamiento del hombre salvaje y el pensamiento del hombre moderno, es decir sus similitudes y no sus diferencias, él muestra
que la racionalidad cien- tífica del hombre moderno también es relativo, que no es superior a la racionalidad de los hombres
“primitivos” o no modernos. Entonces, cuando las ciencias humanas entran y tienen su auge en la crítica a la ciencia, se
relativiza el concepto de verdad, el concepto de objetividad y el concepto de realidad.
2. Por otro lado, se desarrollaron las teorías de la complejidad con las que hay que establecer también una distancia. La
perspec- tiva de la complejidad en la ciencia plantea una articulación o una síntesis de las ciencias. Por ello, la lógica de la
complejidad está relacionada con lo que se ha denominado lo interdisciplinar, o un tipo de investigación que articule la
investigación de dos o más ámbitos de la realidad. La perspectiva de la complejidad surgió como un tipo de razonamiento a
raíz de los nuevos plan- teamientos de las ciencias en el siglo XX, para tratar de explicar fenómenos y sistemas que no podían
ser entendidos desde la ciencia clásica. Así se generaron propuestas teóricas para entender fenómenos o sistemas señalados por
su no-linealidad, auto organización, emergencia, disipación, inestabilidades, fluctuaciones, es decir, fenómenos caracterizados
por cambios súbitos, irreversibles y sorpresivos (Maldonado, 2011). No hay que olvidar que esta perspectiva de la
complejidad, en principio, como recalca González Casanova, surgió como el “pensamiento dominante más profundo y eficaz”
(2004: 289) y que tuvo un papel central en el desarrollo del capitalismo global. Por ello, no es tan sencillo simplemente adoptar
la perspectiva de la complejidad en nuestro proceso educativo sin antes considerar la articulación de este tipo de
planteamientos científicos con el poder domi- nante, y cómo resignificarlos o replantearlos desde una postura crítica y sobre
todo en diálogo con los saberes y conocimientos de las naciones y pueblos indígena originarios que plantean una visión distinta
de la complejidad. De hecho, muchos físicos que desarrollaron los novedosos planteamientos complejos, holísticos, cuánticos,
como ha mostrado por ejemplo Frifjob Capra, co- nocieron la relación mística con la realidad desarrollada por las culturas
milenarias de la India o China y pudieron inspirarse en esto para desarrollar tales planteamientos. Por ejemplo la influencia que
tuvo la filosofía oriental en la generación de las nuevas categorías de la física contemporánea.
El cientificismo basa su despliegue en una limitada concepción de la realidad (lo que
define el tipo de conocimiento que produce y la relación que el mismo mantiene con
el entorno), la cual se limita a lo “objetivable”. Desde esta visión, la realidad es
concebida separada del ser humano y lo que se conoce aparece como objeto, ya que
todo lo real tiene que pasar por el discernimiento de la razón. Lo objetivo se entiende
como el único elemento de la realidad. Esta manera de relacionarse con el mundo
representa una de las limitaciones más visibles de la ciencia y sobre todo de la
tecnología, ya que, aunque sus avances sean notorios y el “éxito” de sus propósitos
puedan ser sorprendentes, aun (la ciencia y la tecnología) no pueden controlar todas las
consecuencias de sus acciones, por lo tanto hay niveles de la realidad que escapan a su
comprensión.
Así las Naciones y Pueblos Indígena Originarios contribuyen al debate sobre la ciencia
y la producción de conocimiento a partir de su cosmovisión que presenta otra
jerarquización de la realidad, donde hay espacio para la ciencia y los saberes de manera
complementaria y recíproca. Además, desde esta perspectiva, todo este cúmulo de
conocimiento está orientado a la Vida, es un saber para la Vida y no un mero método a
ser aplicado.
Ahí la ciencia aparece en un estatuto distinto, hay una jerarquía diferente entre la ciencia y
la vida, en la medida en que el conocimiento científico se limita a producir conocimiento
para repro- ducir las condiciones del ser humano, los saberes y los conocimientos de los
Pueblos Indígena Originarios amplían esta visión al entender que la construcción de
conocimiento está relacionada con la vida del ser humano, de la Madre Tierra y de
todos los seres.
Hoy en día son ya muchas y muy fuertes las señales que apuntan a que el modelo de
racionalidad científica que acabo de describir en sus líneas principales atraviesa una
profunda crisis. En esta sección defenderé: primero, que esa crisis no es sólo profunda
sino irreversible; segundo, que estamos en un periodo de revolución científica que se
inició con Einstein y la mecánica cuántica y no se sabe aún cuando acabará; tercero, que
las señales nos permiten tan solo especular acerca del paradigma que emergerá de este
periodo revolucionario, pero que, desde este momento, puede afirmarse con seguridad
que colapsará las distinciones básicas en que se asienta el para- digma dominante a que
más arriba aludí.
El carácter local de las mediciones y, por tanto, del rigor del conocimiento que se
obtiene con base en ellas, va a inspirar el surgimiento de la segunda condición teórica de la
crisis del paradig- ma dominante, la mecánica cuántica. Si Einstein relativizó el rigor de
las leyes de Newton en el dominio de la astrofísica, la mecánica cuántica lo hizo en el
dominio de la microfísica. Heiserberg y Bohr demuestran que no es posible observar o
medir un objeto sin interferir en él, sin alte- rarlo, hasta tal punto que el objeto que
surge de un proceso de medición que no es el mismo que el que entró. Como ilustra
Wigner,“la medición de la curvatura del espacio causada por una partícula no puede ser
realizada sin crear nuevos campos que son mil millones de veces mayores que el campo
bajo investigación” (1970: 7).
El rigor de la medición puesto en peligro por la mecánica cuántica será aún más
profundamente sacudido si se cuestionara el rigor del vehículo formal en que la medición
se expresa, o sea, el rigor de la matemática. Esto sucede con las investigaciones de Gödel,
las cuales, por dicha razón, considero que serán la tercera condición de la crisis del
paradigma. El teorema de la incomple- tud y los teoremas sobre la imposibilidad, en
ciertas circunstancias, de encontrar dentro de un sistema formal dado la prueba de su
consistencia, demuestran que, incluso siguiendo de cerca las reglas de la lógica
matemática, es posible formular proporciones indecibles, proporciones que no se pueden
demostrar ni refutar, ya que una de las mismas es precisamente la que postula el
carácter no contradictorio del sistema. Si las leyes de la naturaleza fundamentan su rigor
en el rigor de las formalizaciones matemáticas en que se expresan, las investigaciones de
Gödel demuestran que el rigor de la matemática carece él mismo de fundamento. A
partir de aquí es posible no sólo cuestionar el rigor de la matemática, sino también
redefinirlo en cuanto forma
de rigor que se opone a otras formas de rigor alternativas, una forma de rigor cuyas
condiciones de éxito en la ciencia moderna no pueden seguir siendo consideradas como
naturales y obvias. La propia filosofía de la matemática ha problematizado
creativamente estos temas y hoy reco- noce que el rigor matemático, como cualquier
otra forma de rigor, se asienta en un criterio de selectividad y que, como tal tiene un
lado constructivo y otro destructivo.
Sin embargo, lo más importante de esta teoría está en que ella no es un fenómeno
aislado. Forma parte de un movimiento convergente, pujante sobre todo a partir de las
dos últimas décadas, que atraviesa las diferentes ciencias de la naturaleza e, incluso, las
ciencias sociales, un movimiento con vocación transdisciplinar que Jantsch (1980)
denomina como paradigma de auto-organización, y que aflora, entre otras, en la teoría de
Prigogine, en la sinergética de Haken (1977; 1985: 205 y ss.), en el concepto de hiperciclo
y en la teoría del origen de la vida de Eigen (Eigen y P. Schuster, 1979), en el concepto
de autopoiesis de Maturana y Varela (1973), en la teo- ría de las catástrofes de Thom
(1985), en la teoría de la evolución de Jantsch (1981: 83 y ss), en la teoría del “orden
implicado” de David Bohm (1984; Bateson, 1985) o en la teoría de la matriz de Geoffrey
Chew y en la filosofía de “booststrap” que le subyace. Este movimiento científico y las
otras innovaciones teóricas que más arriba definí como otras condiciones teóricas de la
crisis del paradigma dominante, han propiciado una profunda reflexión epistemológica sobre
el conocimiento científico, de tal modo rica y diversificada que, mejor que cualquiera otra
circuns- tancia, caracteriza ejemplarmente la situación intelectual del tiempo
presente.
Critica de la Razón Mítica
Franz Hinkelammert. La Paz: Palabra Comprometida, 2008, p. 148-151.
Objetividad
La objetividad del mundo no es una experiencia del mundo, sino una conclusión teórica a
partir de la experiencia. Lo que experimentamos es la resistencia de las cosas. Si choco
con el muro, me provoco una abolladura en mi cabeza. Esta es una experiencia.
Probablemente eso también lo experimenta el animal. Como la experiencia no es
solamente una vez, concluimos que hay que cuidarse. Pero eso es toda la experiencia
del mundo exterior.
Por eso, no podemos demostrar empíricamente que el mundo no es un sueño. Por eso,
con el inicio de las ciencias empíricas modernas se intensifica tanto la pregunta por esta
objetividad del mundo y la sospecha de que sea un sueño o un engaño de parte de algún
demonio. Calderón de la Barca escribe su drama “El mundo es un sueño” y Descartes se
dedica a la prueba de que el mundo no puede ser un engaño de parte de un demonio
maligno. Pero para comprobarlo, Des- cartes recurre hasta a Dios como garantía de la
existencia objetiva del mundo. Todavía Hilary Putnam sigue este argumento,
secularizándolo. Quiere comprobar, que no somos un invento de un cirujano maligno, que
tiene nuestros cerebros en la retorta de su laboratorio y nos produce la ilusión de un
mundo objetivo.
Brecht escribe una parábola irónica: Alguna vez el emperador de China confinó a
todos los filósofos del país en un castillo solitario, para que solucionaran de una vez por
todas la pregunta de si el mundo es objetivo o solamente un sueño. Discutieron y
discutieron sin poder llegar a un resultado. El emperador juró que no los liberaría antes
de llegar a una conclusión. Sin embargo, las sesiones terminaron cuando se produjo una
gran catástrofe natural que destruyó el castillo e inundó toda la zona. Todos se dieron a
la fuga, muchos murieron, y aquellos que se salvaron, se perdieron en diversas partes.Y
Brecht concluye:A consecuencia de esta desgracia, quedó sin resolver la cuestión de si
el mundo es efectivamente objetivo o solamente un sueño.
Efectivamente, la solución está en que el mundo es subjetivo y su existencia objetiva es
una conclusión teórica que resulta de la abstracción de la subjetividad de la experiencia
de las cosas.
Pero una vez llegado a esta conclusión, se vive con la tesis de la objetividad del mundo
como se vive con el principio de la causalidad. No son falsos, pero son productos
teóricos.Valen, pero no les corresponde ninguna sustancia.
Por eso los animales tienen un mundo objetivo, porque no tienen un mundo bajo el
principio de la causalidad. Se manejan con la experiencia de las cosas que se resisten a
su voluntad y con las regularidades de su entorno. Pero eso no es vivir en un mundo
objetivo regido por el principio de la causalidad. Solamente los seres humanos viven
en tal mundo.
El mundo se vuelve mágico. Las cosas se mueven, el hombre es arrastrado. Las cosas
tienen un alma, tienen amor en sus entrañas.A esta magia Marx la llama fetichismo.También
antes las cosas tenían alma mágica. Pero era el alma del valor de uso. Esta alma ha sido
eliminada. En su lugar adquieren alma las cosas del mundo objetivo y por supuesto las
mercancías. Es el mundo obje- tivo producido por la abstracción de vida y muerte que
ahora aparece con alma. Es un mundo enajenado, es decir, un mundo que se nos ha
enajenado, que se nos ha robado. Pero los ladrones somos nosotros mismos.
Se trata de una inversión del mundo y este mundo invertido creemos que es el mundo
verdade- ro. Es una imposición al mundo real, que es sustituido por la empiria. Lo es
tanto, que nos choca la tesis de que la objetividad del mundo es subjetiva. Si vemos un
avión en el aire, nos cuesta un esfuerzo mental aceptar que se trata de un piloto volando
por medio de un avión y que trans- porta por este medio centenares de pasajeros.
Popper o Bunge nos sirven muy poco en este discernimiento por ser completamente
ingenuos frente a lo que suponemos como mundo objetivo.
“En la forma del pez y en la forma del ojo son imitadas las leyes naturales de la
hidrodinámica o de la óptica”
¿El muro es duro porque al chocar con el me lastimo, o me lastimo porque el muro
es duro? Las dos afirmaciones difieren en su significado. En la primera la dureza es
subjetiva. En la se- gunda se presupone el mundo como sustancia, independiente de la
experiencia. El muro es duro.
Es la inversión del mundo que la reflexión teórica hace. De ella nace la ciencia empírica,
que supone un mundo-sustancia, independientemente de cómo lo experimentamos. También
inde- pendientemente de que alguien lo experimente. Las rocas siguen duras, aunque no
haya vida en el planeta.
Pero si no hay seres vivos, para los cuales las rocas son duras, no hay rocas duras. Lo
que en- tonces hay, si se puede determinar, es tobubawuho. Y tobubawoho no es simple
caos. Para un pensamiento concreto no puede haber duda. Es a la vez el pensamiento
mítico en sus orígenes. Cuando se pasa a la objetividad independiente de la experiencia,
aparece con la antigüedad tar- día y la Edad Media temprana la creación de la nada. En la
tradición bíblica no existe (Dios no crea de la nada, sino ordena el tobubawuho) tampoco
en los otros mitos arcaicos de la creación o de los orígenes. Prevalece la experiencia
de la realidad como fundamento del mundo.
Hay un paralelo entre esta objetivación del mundo y la comercialización de este mismo
mundo por las relaciones mercantiles. (Es el paralelo que Hume establece entre la ley de
la causalidad en el mundo y la propiedad sobre el mundo.) La abstracción de vida y
muerte origina a los dos mundos superpuestos. Por eso, históricamente, se
desarrollan juntos.
35
Hay que entender por ello, que los conocimientos y saberes de los Pueblos Indígenas que
afirma- mos en la actualidad, fueron un día conocimientos sistemáticos que alimentaban la
reproducción de un sentido de vida específico, pero que fueron interrumpidos por el
colonialismo. Entonces se debe tender a restituirles su condición de conocimientos
pertinentes para responder a las problemáticas que nos afectan en el presente sin perder
el marco donde tenían sentido como conocimientos, es decir, su cosmovisión.
Aquí encontramos una distinción válida para nuestras reflexiones sobre la relación entre
los saberes, el conocimiento y la ciencia, y es que al partir de una concepción de realidad
relacional, y no de objetos separados, el conocimiento adquiere otro sentido. En una
cosmovisión donde la realidad está formada por objetos separados, es más fácil que el
conocimiento esté dirigido a la manipulación, mientras que en una cosmovisión donde la
realidad es relacional, el sentido del conocimiento ya no es la manipulación, sino es la Vida.
Esta diferencia debe ser comprendida a la hora de encarar la producción de los saberes y
conocimientos propios y pertinentes.
Si no nos consideramos indígenas, igual nos tenemos que posicionar en las culturas
propias, para desde aquí relacionarnos con los saberes y conocimientos. El(la) maestro(a)
que no se conside- ra indígena va a tener una relación distinta con los saberes y
conocimientos indígenas, ya que para ese maestro(a) su relación no va a ser
intracultural, sino intercultural, pero igual tiene que ser transformador porque este
profesor igual tiene que responder a problemas con los que se enfrenta en el presente
desde los saberes y conocimientos propios.
Pero la descolocación implica también una nueva ubicación, es decir, el lugar desde donde
vamos a comenzar a construir conocimiento y realidad. La ubicación tiene que ver con
una forma de relacionarse con la cosmovisión propia: con cómo uno entiende la Vida y la
relación con la Vida, ya que desde ahí se empieza a producir realidad, o sea producir
historia. Eso no es solamente un problema técnico o existencial, sino también es un
problema espiritual ya que tiene que ver con los sentidos de vida que generan las
culturas.
Cuando nos relacionamos con los saberes y conocimientos como con objetos que
simplemente hay que desempolvar, se cosifica la cultura; y la actividad creativa, productiva
de uno mismo queda relegada, y simplemente se vuelve una escenificación artificial de las
expresiones de la cultura pasada; así el resultado se remite a una simple sobre
ideologización de la misma cultura.
Cuando reafirmamos la cultura sobre ideologizándola, se corre el riesgo de evaluarla bajo los
mismos parámetros que la ciencia ha desarrollado y la ha convertido en hegemónica,donde el
criterio de evalua- ción del conocimiento es la explicación causal de los fenómenos y la eficacia
para controlar la realidad.
Desde nuestra posición, lo importante es ampliar los criterios bajo los cuales evaluamos y
pro- ducimos conocimiento. El conocimiento indígena nos muestra cómo tratar una
enfermedad de manera más integral, tomando en cuenta varias dimensiones de la realidad,
porque la curación, -por ejemplo de la pérdida del ánimo o el Kari-Kari, se da por un
conjunto de elementos relacionados: la relación con la familia, con el entorno (con las culpas,
las deudas), la salud esspiritual. Existen dispositivos que no reducen todo al resultado
eficiente frente a la enfermedad.
Lecturas Complementarias
La medicina andina en su teoría y práctica trascendente donde el Uno está ligado al Todo
y el Uno es activo, encuentra que todo y cada “cosa” o elemento del Todo está
vinculado, que nada está aislado y que en sus peculiares estados propios de evolución
nada está inmóvil, sino que todo está en movimiento dilecto y mecánico sin dejar en
ningún instante la necesaria y suficien- te dinámica de dialectos en interacción e
interrelación.
A partir del reconocimiento de la identidad del Uno con el Todo, de que a su vez el Todo
es Uno, que el Uno es Activo y está ligado al Todo y con Todos los elementos del todo
hallamos una concepción y el punto de partida así como el punto de llegada de un
quehacer médico trascen- dente que supera a cualquier práctica médica que considere al
enfermo, al médico, a la medicina y a su praxis como un compartimento estanco o una
realidad únicamente médica que aislada por sí misma no reconoce la necesidad de
dialogar con el Todo global natural y cósmico. Una medicina así, realiza una práctica
inmediatista que por su naturaleza es inmanente, que considera al hombre un “Todo por sí
mismo” aislándolo del auténtico marco donde el Todo o la globalidad palpita, y se vincula
o relaciona al hombre aunque éste no quiera reconocerlo. La práctica de la medicina
andina es trascendente no por autodenominación, sino por praxis y teoría; y viceversa, otras
prácticas médicas son unilaterales en tanto no ven el conjunto, su interacción en el todo
y son inmanentes en tanto por su inmediatismo y coyuntura no ven más allá o no
transcienden al reconocimiento y vivencia de una realidad innegable en la cual
nacimos,“vivimos” y “dejamos de existir” en tanto esa realidad es el lugar de donde
venimos, en dónde estamos y a dónde
volvemos. La medicina andina, pues, se responde a las preguntas ¿De dónde venimos?,
¿Dónde estamos?, ¿A dónde vamos?. He aquí su trascendencia. (…)
La medicina andina tiene interacción con éstas y cualquier otro sistema médico no
enunciado y la in- tersección se da en el manejo de leyes y principios que son justamente
los de intersección. Mas estos principios y leyes no son los de la intersección entendida
como conciliación o transacción, sino que por lo general son realmente las leyes y principios
del equilibrio en la Pacha. En esta “intersección” con todos los sistemas médicos la
medicina andina es una Medicina de Síntesis, no excluye a ningún sistema, pero tampoco
“incluye a todos los sistemas”; tan sólo emplea sus propios principios y leyes, muchos de los
cuales son usados por los sistemas enunciados y no enunciados La medicina andina tiene su
propia identidad y ella es la que ha alimentado a las otras escuelas o sistemas. En la
práctica, todos los sistemas médicos están contenidos en la medicina andina, no por
autocalificación sino na- turalmente por su carácter trascendente, donde se practica la
Unidad de la Naturaleza y del Cosmos o Pacha donde el Uno esTodo y elTodo es Uno. He allí
su trascendencia, sus diferencias y semejanzas.
Conocimiento del tiempo. Los ciclos de movimiento migratorio estaban guiados por sus
co- nocimientos de manejo territorial, que a su vez permitían la recolección, la caza y la
pesca. La caza y la recolección están muy relacionados, porque cuando es tiempo de
frutas, saben que los animales están gordos, porque ellos también están consumiendo
fruta del bosque y es buen momento para la cacería; ‘…cuando es tiempo de flor nueva o de
la hoja nueva, ahí sabemos que están engordando los animales…’, y conocen qué fruto comen
los animales, como el jochi come el fruto del motacú, entonces se va a cazar cerca a la
planta de motacú.
El cuidado de los árboles del monte era primordial debido a que de los mismos se
obtenían frutas, semillas y otros. Por otro lado, la reforestación se suscitaba de manera
natural a través de los frutos consumidos cuyas semillas desparramadas permitían la
existencia de nuevos arbustos.
Elaboración de la chicha de frutos silvestres. La preparación de las bebidas, dependiendo
del fruto, consistía en sacarles la cáscara y ponerlas en algún recipiente donde le agregaban
miel de abejas para hacerla más dulce y acelerar el proceso de fermentación, que se
daba en aproxima- damente tres días. Por ejemplo: el ocoró, cuando están fuertes lo guardan
para que se vuelvan rojitos y se vuelvan dulces; también se podía utilizar el jugo de la caña
para mezclar con la fruta.
Vestimenta y utensilios
Los hombres enseñan a los niños a través de la experiencia propia las actividades que
ellos rea- lizan: se enseña a fabricar instrumentos y herramientas de caza, técnicas para las
actividades de recolección de miel, la agricultura tradicional y la pesca. Se les enseña, así
mismo, las actividades relacionadas al manejo de ganado menor, a la caza de animales
menores del bosque y todas las actividades productivas.
Las mujeres, por su parte, enseñan a las niñas al procesamiento y fabricación de tejidos y
la incor- poración del tinte, actividades relacionadas a la cerámica. Otras actividades que se
enseñan están relacionadas con el conocimiento y uso de las plantas y sus diferentes usos
medicinales y curativos.
“Los tapiete antiguos consideraban que la educación era aprender a vivir, a luchar, a defenderse,
tanto de situaciones de la vida que puedan ocurrir, aprendían a cazar, a pescar, a recolectar frutas
silvestres, aquellos que tenían unos cuantos animalitos, tenían que aprender a cuidar. Los
conocimientos estaban relacionados a estos aprendizajes”.
Para los tapiete el conocimiento era una noción vinculada con el idioma de los saberes,
des- trezas y capacidades para el dominio del medio ambiente y el establecimiento de la
relación armónica con la naturaleza y los seres vivos. El conocimiento no estaba
restringido a una deter- minada élite o grupo de personas, sino que era un patrimonio de
toda la comunidad, un bien al que podían acceder todos sin restricción alguna.
Fermín Vallejos fue un agricultor que caminaba y aprendió mucho, no solamente sobre el origen
de la explotación de los pueblos indígenas. Aprendió la gran ciencia del manejo andino de los
recursos y la medicina andina.
En Raqaypampa, mientras aún podía caminar por sus propios pies, aplicaba ejemplarmente ese
manejo, a base de sus conocimientos de la predicción climática.
A partir del 1 de agosto, él comenzaba a leer en las nubes durante 12 días, cada día
repre- sentaba un cambio de luna durante el año y durante cada día podía advertir qué
iba a ocurrir durante el transcurso del mes. Esa habilidad la combinaba, como todos los
demás viejos sabios agricultores, con la lectura de signos en la vegetación, en los vientos, en
los pájaros y otros ani- males. Él transmitió esos conocimientos en los últimos años a
través de la radio, del periódico y de seminarios que la subcentral y CENDA organizaron a
nivel regional para hacer conocer a los jóvenes.
Según estoy viendo el tiempo, para mí no está nada bien; si están cortando árboles,
quemando montes y lomas, ¿de qué va a llover? De la tierra se levanta la humedad y
sube al cielo, ahí se for- man nubes y llueve, pero si todo lo destruimos nosotros mismos
quemando montes, cortando árboles, entonces hay poca lluvia y de año en año
disminuye más.
Si en el suelo hay sólo lomas peladas, piedras, ¿de dónde va a haber lluvia? Cuando
quemamos un monte o una leña ahí ya no sale pasto y mucho menos árboles, y la
consecuencia de eso sufren los animales y nosotros. Los animales cosechan el pasto y
comen, para ellos la loma con su pasto es su troja; nosotros le quitamos eso a los
animales, ahora los animales sufren, y no saben con qué llenar su estómago, tampoco
hay agua. Por todo esto ya no se multiplican nuestros animales y tenemos cada vez
menos.
Debemos ver cómo podemos cosechar nuestros granos como antes. Ahora estamos
haciendo tierra sólo lo fácil. Aquí nosotros tenemos guano disponible, pero nosotros
queremos usar siempre abono químico y para esto estamos juntando plata más y más.
Pero, hermanos, nosotros no estamos aprovechando el guano que la tierra misma nos
ofrece.
El abono químico endurece las tierras, ahora ya no es como antes, blandita, sino que es
árida. Ustedes se han dado cuenta. Como sabemos, el trigo produce abono para provecho
de noso- tros, eso he visto yo desde antes.
Hay que cortar el trigo al ras de la tierra, así juntamos harta paja. Yo lo hago así, y
cuando es tiempo de lluvia, llevo poco a poco al corral. Tengo 26 ovejas nomás y
recojo 100 cargas de guano y burros también les hago dormir en el corral.Tengo 4
burros, de ellos he cosechado 10 bolsas de guano, en total he sacado 110 bolsas de
guano.
La forma de recoger el guano es: en la medida que se reúne en el corral, hay que
raspar con azadón y arrinconar en el mismo corral. Después hay qué seguir poniendo
poco a poco la paja de trigo en capas; cuando el corral está barro, entonces la paja se
mezcla con el orín.Así incluso las ovejas se benefician ya que su corral no está
permanentemente húmedo ni barro, su lana también está limpia. Este guano que
recogemos es para que sembremos papa.
Si sembramos con este abono vegetal, dura 4 años y produce la papa durante 4 años.
Yo con fertilizante también he experimentado (o sea con el químico) para hacer la
prueba; he visto que sólo ese año que ponemos produce bien, él próximo año ya no
quiere dar.
Este guano ablanda la tierra, lo vuelve suave, y en esta clase de tierra la papa y el trigo
también crecen bien y la raíz entra y se agarra bien. Pero si la tierra es de color
amarillo, con las lluvias
nuestro trabajo se vuelve de color negro, el agua dentro de la tierra se pudre y se
agria y eso favorece a la tierra y la mejora.
Fueron las palabras de Don Fermín Vallejos en el seminario del 17 y 18 de marzo de 1990 de
la Sub Central Raqaypampa (pág. 46 al 48)
Don Fermín Vallejos nos contaba las señas que él reconoce para saber cómo se ha de portar
el tiem- po.
Cuando ese pájaro, el wayqhu, trina, siempre es para que llueva, aunque el sol esté radiante
y no haya nubes en el cielo, pero si el wayqhu trina siempre llueve; ellos también saben,
nos comuni- can los animalitos. A veces también trina para avisarnos que ya se está
acercando el tiempo de lluvias.
Llora siempre en este mes de agosto; si llora completa y bien nítida es buen año, y
si llora la mitad es mal año. Como estas fechas siempre llora, cada agosto es su
devoción y eso nos estará avisando.
Ahora, según mi parecer, los árboles saben, por eso yo voy a los montes a ver a los
tarcos, chi- llijchis y a los ch’illkas; ellos saben.
Los duraznos muestran cómo en un árbol un sólo lado florece lindo y el otro lado está sin
flor, eso quiere decir que el tiempo no estará en algunos lugares. Si el año va a ser malo
e irregular con lugares que van a ser lluviosos y otras temporadas secas, y cuando en
algunos lugares los cultivos ya están bien crecidos y en otros ni siquiera han nacido
todavía, para esta clase de años las ramas un lado del duraznero ya han florecido o están
produciendo, mientras el otro lado de las ramas recién están floreciendo.
Si empieza a florecer abajo, es buen tiempo para los de abajo, es buen año para que
llueva, y si empieza de arriba es bueno para los de arriba, eso nos avisa, y si florece por
igual, todos por todo lado, igual produce arriba y abajo. Eso a la gente ignorante nos está
avisando para fijarnos, y si florece en una rama y la otra del otro lado no florece, otra
rama ya está reverdeciendo, ya ha recuperado y los otros recién están floreciendo,
eso no es bueno. (pág. 52)
Producción de Conocimientos
Propios y Pertinentes Tema 4
Producir conocimientos propios y pertinentes para la vida implica una manera distinta de
en- tender la investigación porque no se limita sólo a una lógica explicadora de la
realidad, más bien forma parte de la perspectiva descolonizadora que pretende ayudar a
transformar la realidad que estamos viviendo.
Cuando se nos enseña a aplicar una metodología para construir conocimiento, cualquiera
sea ésta, nosotros no somos conscientes del proceso de producción del conocimiento. Así
resulta evidente que una cosa es aprender a aplicar y otra cosa es aprender el proceso
de producción de conocimientos mismo, pues cuando se aprende el proceso, se construye
una disposición subjetiva a la creación e innovación. Cuando uno aprende únicamente el
proceso de aplicación, entonces sólo se esperan recetas dadas, es decir, que de alguna
manera nos disponemos como sujetos consumidores de cosas para aplicarlas. En Bolivia y
en gran parte de Latinoamérica predomina una educación centrada en la aplicación de
metodologías y teorías y muy poco en el proceso de construcción del conocimiento. Esta
manera de proceder además de detener la capacidad de producción del conocimiento ha
encubierto la realidad, porque en el fondo ninguna teoría es universal; las teorías son
siempre locales en tanto se producen en un lugar concreto. El conoci- miento siempre
está situado.
Otro elemento importante que se suele olvidar, es el hecho de que si queremos vincular a
los sujetos con la realidad, necesitamos que los conocimientos construidos por ellos,
formen parte de una realidad viva, no de una realidad muerta. En la tradición clásica de
la investigación hay una separación entre sujeto y objeto, separación que tiene su origen
en una tradición medieval teológica. Descartes es quien hablaba del ojo de Dios, porque
sólo el ojo de Dios puede ver el mundo sin estar en el mundo, y cuando la ciencia
seculariza eso, mantiene una continuidad con el razonamiento medieval europeo, porque
de la misma manera se asume ahora que el investi- gador tiene que ser un sujeto neutro,
capaz de ver la realidad como si él estuviera por encima de la misma, asumiendo que no
es parte de la realidad que describe. Este enfoque solamente se puede dar cuando uno
tiene una pretensión explicativa de la realidad. Si sólo queremos explicar, nos separamos
del objeto y lo explicamos desde fuera.
Es importante conocer como dato histórico que la relación sujeto-objeto es típica de una
época en la que los científicos empezaban a escudriñar lo vivo matándolo, en otras palabras
siempre que la realidad aparezca como objeto, estamos trabajando con cadáveres, porque
cuando la realidad que estamos investigando la volvemos solamente objeto esa realidad
deja de ser viva y es como si estuviéramos trabajando con objetos muertos, entonces la
metodología que hemos utilizado
es una metodología que nos obliga a ver la realidad como si estuviera muerta; sólo
muerta la objetivamos y solo objetivándola la podemos diseccionar explicar y
descomponer.
Para que el conocimiento pueda transformar, se tiene que cambiar la relación entre la
realidad y el investigador. Tiene que haber una relación de sujeto a sujeto; si no existe
una relación de sujeto a sujeto no puede haber un proceso de investigación que transforme
la realidad; entonces
¿qué quiere decir la relación sujeto-sujeto en la investigación? Sólo puede haber una
relación sujeto-sujeto en la medida en que nosotros investiguemos algo que nos
involucre a nosotros y a lo que estamos investigando, si no hay esa relación no puede
haber relación sujeto-sujeto.
Desde ahí es que tiene que articularse toda la investigación, pero con algo que interpele
a los propios sujetos investigadores y la realidad circundante; de esa manera nos
encontramos con lo vivo, no con lo muerto; por eso partimos de la experiencia o de
la vivencia propia, ya que ahí está la parte viva de la realidad. Si conectamos la
vivencia con el conocimiento, hacemos que el conocimiento que se vaya a producir,
responda a las necesidades y carencias de la ex- periencia y/o vivencia. Entonces ahí
surge el compromiso con la realidad porque parte de lo que uno vive. Imaginemos
nuestras vidas en función de nuestras familias, el compromiso que se tiene con la familia
es para que mejore y nunca se abandona eso, y en la medida en que eso no se
abandona, es parte de esa realidad; y en la medida que se es parte de esa realidad,
se produce conocimiento para responder a esa realidad que se está viviendo y a la que
nunca se dejó de pertenecer.
El nivel teórico no necesariamente significa producir una nueva teoría, sino producir y
descubrir la pertinencia de las teorías, a las cuales se resignifica desde la experiencia,
cambiándole el sentido y el contenido desde la exigencia de los problemas que
estamos abordando.
Nos han enseñado que la investigación tiene poco que ver con los valores y que para
investigar uno tiene que ser neutral. Nosotros necesitamos tener un conjunto de valores,
y sobre ellos empezar a producir conocimiento que esté ligado a la Vida; así los valores
resultan ser funda- mentales, sobre todo aquellos considerados valores
sociocomunitarios.
Nuestra propuesta parte sin embargo de otro sentido del conocimiento, no niega la
ciencia, la tecnología, ni el conocimiento que se ha producido de esa manera, del cual
también todas y todos, en algún momento, disponemos de él, sino que simplemente lo va
a articular y armonizar con un conocimiento que sirva también para la Vida. Aquí está la
diferencia fundamental de nuestro enfo- que, ya que no hablamos de un conocimiento para
controlar y dominar, sino de un conocimiento para la Vida. Cambia la perspectiva del
conocimiento, cambia el para qué y el por qué queremos investigar. Este es un criterio
importante de la producción de conocimientos propios y pertinentes.
Lecturas Complementarias
Para evitar discusiones innecesarias, conviene establecer desde el principio las bases
gnoseológicas del presente trabajo, que pueden resumirse de la siguiente manera:
Sobre la causalidad: Estas reglas son las que en su día le había transferido Durkheim de
las ciencias experimentales, y que había popularizado Pearson (y más recientemente Popper)
den- tro de esquemas fijos de acumulación científica: validez, confiabilidad, inducción y
deducción. Las principales perplejidades que fueron rompiendo el paradigma normal
conocido surgieron del estudio de los movimientos sociales (p. 256 - 258).Toda esta
problemática de la causalidad fue llevando a cuestionar la orientación del trabajo regional y
las herramientas analíticas disponibles.
Además, tales técnicas “neutrales” dejaban a las comunidades estudiadas como víctimas de la
explotación científica. Como una posible alternativa, desde antes se había propuesto la
“inserción en el proceso social”.
Las técnicas quedaban subordinadas a las lealtades a los grupos actuantes y a las
necesidades del proceso: resultó importante tener conciencia de “para quién” se trabajaba.
Así, obviamente las técnicas desarrolladas por las ciencias sociales tradicionales no todas
resultan de rechazar (como algunos pretendieron), sino que pueden utilizarse,
perfeccionarse y convertirse en armas de politización y educación de las masas.
Sobre la realidad objetiva: Las pautas positivistas habían exigido “cortes seccionales”
como aproximaciones a la realidad, de nuevo en ilógica imitación de las técnicas de
muestreo muy desarrolladas en las ciencias exactas. Así se derivaban “hechos”
mensurables con los cuales se reconstruía mentalmente, pedazo a pedazo, el mosaico de la
sociedad. Sin negar la importancia de la mensura en lo social cuando ésta se justifica, en
el terreno pudo verse cómo estos “hechos” quedaban amputados de su dimensión
temporal y procesal.
Sobre los conceptos: Con frecuencia tendemos a absolutizar las leyes y los
conceptos, y a convertir las definiciones en dogmas, esto es, a hacer de la teoría un
“fetiche” como objeto de culto supersticioso y excesivo.Así ocurrió en las experiencias
descritas, con el resultado de que se oscurecía o deformaba la realidad. Pero no estamos
constatando aquí nada nuevo: en efecto, los conceptos, las definiciones y las leyes, aunque
necesarios para ligar la realidad observada con la articulación intelectual, es decir, para
fundamentar las representaciones de la realidad, tienen un valor limitado y circunscrito a
contextos determinados para explicar eventos y procesos.
Sobre la conciencia social crítica: Reconfirmamos por enésima vez que, en lo social, no
puede haber realidad sin historia: los “hechos” deben completarse con “tendencias”, aunque
éstas sean categorías distintas en la lógica. En las regiones estudiadas se sentía la
necesidad de contar con una sociología que fuese ante todo una ciencia social inspirada
en los intereses de las clases trabajadoras y explotadas; se necesitaba de una “ciencia
popular”, como se definió al comienzo del trabajo, que fuera de mayor utilidad en el
análisis de las luchas de clases que se advertían en el terreno, así como en la acción
política y proyección futura de las clases trabajadoras como actores en la historia.
La praxis y el conocimiento: Pero la idea central alrededor de la cual cristalizó lo que
pudiera considerarse como base del paradigma alterno fue la posibilidad de crear y poseer
conocimiento científico en la propia acción de las masas trabajadoras: que la
investigación social y la acción política, con ella, pueden sintetizarse e influirse
mutuamente para aumentar tanto el nivel de eficacia de la acción como el
entendimiento de la realidad. De allí que pueda sostener-se otra vez que la praxis tiene
fuerza definitoria, y que vincular en nuestro medio la teoría a la práctica en el ámbito
del cambio radical o revolucionario no es ni tan difícil ni tan complejo como parece.
En los casos colombianos, el problema radicaba en cómo llegar a las bases, no con simple
infor- mación periodística o educacional (con lo que podían ya estar suficientemente
bombardeadas) sino con conocimiento científico de la realidad que les creara conciencia de
clase revolucionaria y disolviera la alienación que les impedía entender la realidad y articular
su lucha y defensa colec- tiva. Pero la principal dificultad en el manejo e interpretación de
estos elementos de educación, comunicación y politización parece que estribó en olvidar
parcialmente el proceso dialéctico que la praxis implica, para llevar a las bases populares
principios ideológicos y conocimientos orde- nadores de su propia experiencia que les
permitieran avanzar en la transformación de su mundo.
En general, la experiencia colombiana dejó entrever que es posible que este tipo de
estudio- acción sea realizado por investigadores aislados cuando van en función de
intereses objetivos de las bases o de sus gremios, pero que, obviamente, su efecto
político cae en el vacío cuando el trabajo no es convergente con los de partidos u
organizaciones políticas, o cuando no está directamente auspiciado e impulsado por
éstas con sus investigadores militantes.
Introducción
Es, por el momento, sólo el inicio de una labor que pretende alcanzar, en el futuro,
formula- ciones más precisas. Las proposiciones que fundamentan nuestro texto han sido
desarrolladas en un trabajo intitulado Uso crítico de la teoría, actualmente en fase final de
elaboración. Las partes relacionadas con la propuesta de diagnóstico se originan en
trabajos monográficos referentes a cada una de las áreas temáticas aquí consideradas.
Dichos trabajos han sido transformados por nosotros; asumimos, por lo tanto, la
responsabilidad de la forma en que se les presenta.
Por último, es necesario señalar que este trabajo es parte de una investigación más
amplia, re- lacionada con la problemática de los indicadores de desarrollo, que dirigimos
en el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, para lo cual hemos
contado con el apoyo de la Universidad de las Naciones Unidas. Esta investigación ha
cristalizado, además del mencionado uso crítico de la teoría, en otro trabajo relativo a la
crítica epistemológica de los indicadores, que lleva como título este mismo enunciado. En
conjunto, los tres trabajos pretenden avanzar en la fundamentación de un modo de
observar la realidad y estructurar un conocimiento apropiado para lo que hemos
denominado análisis del presente. De ahí que hayamos subtitulado nuestro texto,
Contribución al estudio del presente.
Nuestro propósito es recuperar una de las funciones específicas de las ciencias sociales:
conocer el presente del devenir social, el cual constituye el plano propio de la praxis,
mediante la cual el ser humano transforma la realidad. Para lograrlo, nuestro intento ha
partido del concepto de totalidad concreta como enfoque epistemológico, esto es, como una
forma de organización del razonamiento abierta a la complejidad de lo real y,
fundamentalmente, crítica, para evitar toda clase de reduccionismo.
El presente
Hemos afirmado que este libro intenta describir un método de observación de la realidad
en un momento: el presente. Su propósito es contribuir a reconocer opciones que
permitan al indivi- duo la transformación de la realidad. Con esta finalidad, proponemos
un conjunto de criterios metodológicos.
Este modo de razonar consiste en abrirse a la realidad para reconocer aquellas opciones
objeti- vas que permitan dar una dirección al desarrollo, mediante la definición y práctica de
proyectos que respondan a intereses sociales definidos. En este sentido, el
reconocimiento de opciones determina el contexto en el que se especifica el contenido
de un proyecto y contribuye a hacerlo objetivamente posible.
Cabe preguntarse, ¿cómo formar sujetos que posean un conocimiento que amplíe su horizonte?,
¿cómo generar y organizar tal conocimiento y hacer que un amplio espectro de la
población ad- quiera la habilidad de desarrollar de manera coherente visiones de la realidad
susceptibles de ser llevadas a la práctica? Al establecer un círculo entre la visión y las
prácticas de un proyecto, nuestra intención es impedir que la concepción de futuro se
reduzca a una práctica imposible o mágica.
El conocimiento del presente no puede ser organizado sólo en función de las exigencias
de un proyecto en particular, ya que el presente contiene muchas potencialidades que
diversos sujetos sociales pueden activar. Un proyecto representa sólo una dirección posible,
de manera que antes de elegir un proyecto es necesario reconocer el campo de opciones y
determinar la posibilidad objetiva de éstas.
La lógica que debe guiar el establecimiento de las relaciones posibles no es, sin embargo,
unívoca. En efecto, la idea de articulación supone que un fenómeno concreto, por
ejemplo, la produc- tividad, requiere ser analizada desde diversos ángulos de enfoque y
no, digamos, sólo desde el económico o tecnológico, puesto que, por formar parte de una
realidad compleja e integrada, el fenómeno sintetiza, de una manera particular, las
diferentes dimensiones de la realidad cultural, política psicosocial.Así, las relaciones posibles
de los fenómenos deben plantearse desde la lógica de la articulación, lo cual daría como
resultado una lectura articulada. Ésta, al dar preeminencia a las relaciones posibles por
encima de las relaciones teóricas, exige considerar de forma abierta y crítica cada aspecto
de la realidad, así como su relación con los demás aspectos que la integran; esto es,
observarla y describirla sin pretender encuadrarla dentro de un esquema teórico que
suponga relaciones a priori. Esto es lo que llamamos reconstrucción articulada y constituye,
desde nuestra perspectiva, el núcleo del modo de observación de la realidad en un momento
específico.
3.El propósito es descubrir bases sólidas de teorización, más que aplicar una teoría
particular. Esto se manifiesta en el criterio de descomposición de los corpus teóricos en
sus componentes conceptuales, a los cuales se les denomina conceptos ordenadores, y
que cumplen la función de instrumentos de diagnóstico para delimitar las distintas áreas
de la realidad, así como sus rela- ciones posibles. En consecuencia, la segmentación debe
efectuarse sin subordinar esta operación al establecimiento de una jerarquía de
elementos de la realidad.
4.Es necesario distinguir los observables de acuerdo con las escalas de tiempo y espacio,
con el fin de posibilitar la diferenciación entre micro y macroespacios; se intenta
establecer así las relaciones posibles entre el espacio y el tiempo de los procesos
estructurales, tanto como los de las prácticas de los sujetos sociales.
Estos movimientos han forjado una vasta corriente de opinión que cuestiona el “pongueaje
polí- tico” por parte de los gobiernos de turno, al igual que la manipulación interesada
de los grupos de izquierda, que niegan la problemática étnica o la combaten
abiertamente, acusando a sus portavoces de “racismo”. La autonomía de su discurso
ideológico se nutre de la recuperación de horizontes “cortos” y “largos” de memoria
histórica, que remiten a las luchas anticoloniales del siglo XVIII, tanto como a la fase de
mayor autonomía y movilización democrática de la revolución nacional de 1952. (Rivera,
1984). los símbolos y temáticas del movimiento se manifiestan en una doble demanda crítica
hacia la sociedad q’ara dominante: la lucha por la ciudadanía -permanen- temente
escamoteada por la vigencia de mecanismos de discriminación y exclusión- y la lucha por
el respeto a la autonomía cultural y territorial india enarbolada con firmeza como fuente
de autodeterminación política.
Es en este contexto que surgen los proyectos de historia oral del THOA, como un
intento de poner en práctica las exigencias de recuperación histórica de los movimientos
indios. Los propios aymaras sondean vínculos con intelectuales no-aymaras, eligen sus
potenciales aliados e invierten así una larga tendencia de manipulación entre indios y
criollos. La selección se basa no sólo en los discursos explícitos de los sectores criollos:
sobre todo se evalúan los comportamientos y prácticas cotidianas, conscientes de la brecha
entre lo que se dice y lo que se hace es rasgo central del accionar político q’ara. Obviamente,
un requisito básico exigido al intelectual no-indio es su total desvinculación de la política
partidista.Así surge el trabajo con los comunarios de Ilata y los familiares y escribanos del
cacique-apoderado Santos Marka T’ula, que cuenta con la aceptación de los organismos
sindicales locales y regionales. Cristalizan equipos mixtos, bajo conducción aymara, que
se sujetan a las exigencias éticas de los comunarios de base, con quienes se definen las
metas, tareas y formatos de investigación.
La recolección de testimonios por hablantes nativos del aymara permite superar las
brechas de comunicación habituales, pero además, la devolución sistemática de resultados
permite que la “fidelidad” de la información recogida sea evaluada en términos de los
intereses y percepciones internas de los comunarios y dirigentes aymaras. Las discusiones
generan un proceso permanente
de refinamiento metodológico: en él se resaltan los aspectos interaccionales y éticos del
proceso de comunicación que se genera en las entrevistas, y se desarrollan instancias de
consulta, tanto con las comunidades como con las organizaciones e instituciones aymaras
de base urbana.
Por otra parte, la reconstrucción histórica comienza a presentar más atención a las
percepciones internas de los comunarios: su visión de la historia, de la sociedad y el estado
q’aras: estas percep- ciones contrastan radicalmente con la versión que genera el mundo
criollo sobre la resistencias india. De este modo no sólo se fundamenta una posición
crítica frente a la historiografía oficial, sino que se descubre la existencia de racionalidades
históricas diversas, que cumplen funciones legitimadoras de las respectivas posiciones en
conflicto.
Otro aspecto fundamental del trabajo es la atención que se presta a la historia mítica –
cate- goría fundamental del pensamiento histórico indio (cf. Mamani, 1986). El mito
funciona como mecanismo interpretativo de las situaciones históricas, sobre las cuales vierte
sanciones éticas que contribuyen a reforzar la conciencia de legitimidad de la lucha india.
Interesa, por lo tanto, no sólo reconstruir la historia “tal como fue”, sino también,
fundamentalmente, comprender la forma cómo las sociedades indias piensan e interpretan su
experiencia histórica (Rivera, 1982a). En este proceso, puede darse incluso una contradicción
entre temporalidades y lógicas históricas: si la historia documental presenta una sucesión
lineal de eventos, la historia mítica –y las valo- raciones ética que implica- nos remite a
tiempos largos, a ritmos lentos y a conceptualizaciones relativamente inmutables ,
donde lo que importa no es tanto “lo que pasó”, sino por qué pasó y quién tenía razón en
los sucesos: es decir, la valoración de lo acontecido en términos de la justicia de la causa.
En este sentido, la historia oral india en un espacio privilegiado para descubrir las
percepciones profundas sobre el orden colonial, y la requisitoria moral que de ellas
emana: a pesar de los cambios de gobierno, de los mecanismos diversos de dominación y
neutralización, se descubren las constantes históricas de larga duración, encarnadas en
el hecho colonial, que moldean tanto el proceso de opresión y alienación que pesa sobre
la sociedad colonizada, como la renovación de su identidad diferenciada.
Historia cíclica e historia mítica permiten aún otro descubrimiento: la interacción entre
el pasado y el presente corre por diversos caminos en una sociedad como la nuestra.
Cada seg- mento de ella –la casta dominante, la sociedad india colonizada, pasando por
toda una cadena de me-diaciones basada en el mestizaje cultural- razona históricamente
de distinta manera. Tenemos, entonces, no historia, sino historias, todas ellas de diversa
profundidad.A veces, una movilización social concreta conjuga horizontes históricos
diversos, y los articula en formas ideológicas complejas –tal, por ejemplo, el caso de la
combinación entre los temas referidos a la igualdad ciudadana, y aquellos vinculados a la
diferenciación y autonomía étnicas, que se presentan en la mayoría de movimientos
indios contemporáneos. Pero la existencia de estos horizontes no forma una sucesión
lineal que permanentemente se supera a sí misma y avanza hacia un destino”: son
referentes inherentemente conflictivos, parcelas vivas del pasado que habitan el presente
y bloquean la generación de mecanismos de totalización y homogenización. Por lo tanto, no
son intercambiables, y exigen un proceso de autentica y simétrica “traducción”. La
inteligibilidad y convivencia social bolivianas son entonces fenómenos en los que no sólo
se reúnen diversas y conflictivas identidades lingüísticas y regionales: en el presente
coexisten seres intrínsecamente no-contemporáneos, cuyas contradicciones entre sí están
más enraizadas en la diacronía, que en la esfera sincrónica del modo de producción o
de las clases sociales. Además de las implicaciones de este fenómeno para los
procesos de comunicación de los resultados de la investigación histórica, ellos supone,
a mi juicio, una radical crítica frente a todas las conceptualizaciones generadas a partir
de paradigmas basados en la homogeneidad de la sociedad.
Otro aspecto conexo, que emana de estas reflexiones, se refiere a la conexión entre
historia oral e historia “estructural”. La coexistencia de múltiples historias no configura un
universo des- organizado y errático de “sociedades” que habitan un mismo espacio como
compartimientos estancos.Todas ellas están organizadas de acuerdo al eje colonial, que
configuran una cadena de gradaciones y eslabonamientos de unos grupos sobre otros. En
tal sentido, la cuestión colonial apunta a fenómenos estructurales muy profundos y
oblicuos, que van desde los comportamien- tos cotidianos y esferas de “micro-poder”,
hasta la estructura y organización del poder estatal y político de la sociedad global.
Para finalizar, vamos a señalar algunas de las implementaciones epistemológicas que entraña
la práctica de la historia oral en un contexto de opresión colonial. Si la estructura oculta,
sub- yacente de la sociedad es el orden colonial, los investigadores occidentalizados
están siendo
reproductores inconscientes de este orden por el sólo hecho de centrar sus
inquietudes conceptuales en las teorías dominantes de la homogeneidad social. Al
pensar en términos homogéneos y sincrónicos, homogeneízan; al pensar en los indios
como “campesinos” están negando activamente su “otredad” y contribuyendo a reforzar
la opresión colonial y racional ajeno y adverso.Todas sus invocaciones de nacionalismo y
“antiimperialismo” están pues asen- tadas cobre fundamentos de arena, pues –ya lo dijo
el Inca Yupanqui- un pueblo que oprime a otro no puede ser libre.
La historia oral en este contexto es por eso mucho más que una metodología
“participativa” o de “acción” (donde el investigador es quién decide la orientación de la
acción y las modali- dades de la participación): en un ejercicio colectivo de desalienación,
tanto para el investigador como para el interlocutor. Si en este proceso se conjugan
esfuerzos de interacción consciente entre distintos sectores: y si la base del ejercicio es
el mutuo reconocimieno y la honestidad en cuanto al lugar que se ocupa en la “cadena
colonial”, los resultados serán tanto más ricos en este sentido.
La ciencia es la verdad
¿Qué es la verdad?/La verdad es la vida
¿Qué es la vida?/La vida es el hombre
¿Qué es el hombre?/El hombre es tierra
Tierra que piensa
Fausto
Reinaga
Introducción
¿Por qué una ciencia crítica descolonizada? y ¿hacia dónde apunta una ciencia crítica tal?
Estas preguntas suponen cambiar y hacer un giro a la ciencia social porque de lo que se
trata es de modificar su sentido mismo. Esta pretensión no es otra que reconstruir el
sentido de la ciencia, no como búsqueda de verdad u objetividad, sino hacia una ciencia
crítica descolonizada: una ciencia para la vida1.
¿Qué significa una ciencia para la vida? Significa que el conocimiento nos involucra y nos
juga- mos la vida en la producción del conocimiento, y éste, a diferencia de un momento
donde la objetividad identifica pensamiento y realidad y, por tanto, el compromiso es con la
objetivación de la realidad, se involucra a sí mismo pero como posibilidad de
transformación de la realidad. No es lo mismo construir conocimiento cuando
enfrentamos la posibilidad de perder la vida; entonces, más allá de la objetividad
“nihilista” se necesita desplegar una ciencia que nos permita vivir porque justamente ahora
la vida no es posible. Se trata de recuperar la vida en la ciencia descolonizándola.
1. Fausto Reinaga lo planteó de la siguiente manera: “la ciencia puede y debe: mover cerebros y mover corazones de los
hombres del planeta Tierra, para que los hombres no mientan, no maten. Para que los hombres sean la verdad y la vida”. 1983,
p. 80. Se trata de ver también que ir al re-encuentro entre vida y conocimiento es también otro momento de la transformación y
la desco- lonización entendida aquí como la recuperación de las “dimensiones de la realidad” (Panikkar), donde ser humano y
naturaleza se encuentran, luego de la separación provocada por la modernidad.
es el momento en que la ideologización de la ciencia da paso a la colonización del
conocimiento, y por tanto de la realidad, y en este sentido se pierde también el principio
de realidad, es decir: la relación entre conocimiento y despliegue de la vida.
Desde un punto de vista “existencial2” podemos decir que esta dimensión del
conocimiento desaparece de nuestra vista, deja de ser percibida, y solo se da lugar a su
expresión colonizada; de ahí que la relación entre el conocimiento y el despliegue de la
vida en principio puede ser percibido desde la toma de conciencia del carácter colonial
del conocimiento, cuando éste se muestra insuficiente para desplegar nuestra vida. En
otras palabras, aquí la descolonización del conocimiento supone encontrar nuevamente
el vínculo entre despliegue de la vida y co- nocimiento.
Aquí aparece el tema de “lo pertinente”, como lo plantea Zemelman, que emerge de las
posi- bilidades inscritas en lo histórico y que no se deducen de la teoría. Una objetividad
pertinente que se ancla en un suelo histórico político es también una forma de articular
reproducción de la vida y conocimiento. Realidad, aquí, es reproducción de la vida a
través de la resolución de problemas dentro de ella. Este también es otro “principio” de
realidad que hay que recuperar para descolonizar el conocimiento.
2. Por existencial no solo se entiende el carácter de mundo concreto más allá de lo objetivo, sino también la experiencia que es
la que se vive en presente y que la transformación toma como recuadro más importante.
3. En sus inicios, los más notables estudiosos europeos parece que fueron más elocuentes al respecto, como por ejemplo
cuando Ernest Renan quiere dilucidar la confusión entre nación y raza, entonces muestra su objetivo: “Lo que vamos a hacer
aquí es delicado; se trata casi de una vivisección: vamos a tratar a los vivos como se acostumbra a tratar a los muertos y lo
haremos con frialdad, con la imparcialidad más absoluta”(2006; p. 17 y 19, subrayados nuestros). Más de 100 años después
aun las reflexiones más críticas de la ciencia siguen bajo este mismo presupuesto, aunque ya no se lo diga en voz alta, ¡incluso
tratan de objetivarse a sí mismos como sujetos investigadores!
4. Aquí nos referimos a la diferencia entre revolución y transformación asumiendo que, por un lado, la conciencia revolucio-
naria es siempre dialéctica, y una conciencia de la transformación es intercultural (no dualista, como sostiene Panikkar, 2006),
la revolución se focaliza en un futuro mejor, la transformación en el presente de la vida. Esta definición tiene una infinidad de
consecuencias para nuestro trabajo, aspecto que esperamos establecer en otro lugar; aquí se trata de ver las conexiones con el
conocimiento y el despliegue de la vida.
5. La pregunta fundamental explícita de una formalidad entre ser y nada puede encontrase en Hegel.
Recuperar la vida en la construcción del conocimiento significa también, que ya no será
solo la pretensión objetivante, devolver al conocimiento su capacidad holística desde el
despliegue de la vida, y dejar de lado la mera abstracción de la ciencia (la barbarie de la
especialización)6, en la que el conocimiento se define sólo búsqueda de la objetividad.
Hay entonces pues una fuerte “pretensión de verdad” en nuestro intento, y esa fuerte
pretensión de verdad no es un mero nombrar, no es un mero evidenciar relativista, es ya
una comprensión del horizonte histórico que nos afecta. Desde éste es posible posicionar
la construcción del co- nocimiento que transforme la realidad, pero siempre buscando su
ángulo de articulación dentro del movimiento de la realidad en tanto direccionalidad
de transformación.
Los valores siempre forman parte de la ciencia cuando se trata del fin del conocimiento.
Esto sería verdad si solo habláramos aquí de utilidad del conocimiento, como
instrumento. A fin de cuentas, todo puede ser un instrumento, pero de lo que se trata no
es solo de la “utilidad” del conocimiento sino de la posibilidad de la transformación (en
nuestro caso descolonización). El conocimiento nos constituye, no es un simple
instrumento, si no que lo integramos como una parte de nuestra posibilidad de vida, y por
tanto re-constituyéndonos y des-constituyéndonos para forjar una transformación de la
realidad. Claro que eso no significa que la vida solo sea posible con el conocimiento; en
todo caso, la descolonización del conocimiento para el despliegue de la vida es solo un
momento, puesto que: “El conocimiento sin amor es cálculo” (Panikkar), éste sigue siendo un
tema pendiente aún, es decir, hasta qué punto la vida solo depende del conocimiento tal
como la modernidad supone.
Sólo si producimos conocimiento eludimos la vieja aporía entre teoría y praxis que la vieja
heren- cia europea del pensamiento nos ha dejado, pero no olvidemos que se trata aquí
de desplegar la vida y generar realidad, que desde un ángulo de la transformación significa la
reproducción de la vida inmediata de los sujetos. Entonces, entendemos que se trata de una
realidad “trascendente”
6. “La abstracción a la que procede la ciencia es pues doble. En primer lugar es la abstracción que define al mundo científico
en cuanto tal –en la medida en que pone fuera de juego en el ser de la naturaleza a las cualidades sensibles y a los predicados
afec- tivos que le pertenecen a priori, para retener de él tan sólo las formas susceptibles de prestarse a una determinación ideal–
(…). No puede escapársele, en efecto, que el apartar las propiedades sensibles y afectivas del mundo presupone apartar le vida
misma, es decir, lo que constituye la humanidad del hombre. Se encuentra aquí la segunda abstracción de la que procede la
ciencia en el sentido que damos hoy a este término: la abstracción de la Vida, es decir, de lo único que verdaderamente
importa” (Michel Henry, 1997; 33). Michel Henry asume el tema de la vida como “autodonación”, ella no presupone nada,
pero este tema de la vida no ocupa este ensayo, deberemos continuar esto en otro momento, incluso el hecho de que aquí Henry
llame barbarie a esta abstracción científica, está muy cerca del carácter de “asesina” que define Reinaga para la ciencia en
Occidente, pero éste es otro tema que aquí no será tocado.
porque se piensa en relación con el Cosmos, e “inmanente” en tanto modo de realidad
humana. La relación con el Cosmos no es la nada ni el vacío (el nihilismo occidental), es
el “hombre que es tierra que piensa”. Se trata entonces de razonar explícitamente y
desplegar aquello en que consisten las exigencias de la descolonización7 a la ciencia
misma.
7. Por exigencias de descolonización no debemos entender volver a ningún núcleo puro ni predefinido, como a veces se suele
querer hacer entender a lo indígena, que más que una propuesta de los indígenas, es de los intelectuales que se reclaman no-
indígenas y que achacan esos esencialismos para simplemente descalificar cualquier reflexión con ese sentido, indígena. La
des- colonización encara lo nuevo desde las fuentes indígenas, respondiendo a los problemas generados en un sociedad
dependiente y moderna. Respondiendo desde nuestra “fuente” indígena a los problemas de la modernidad capitalista en crisis.
Esto quiere decir que la conciencia “intercultural” debe generar lo nuevo. El Occidente como tal parece haber agotado ya las
respuestas para los problemas que él mismo creó, solo nos espera que las repita, señal indudable de la entropía del sistema
actual.
Bibliografía
Samanamud Ávila, Jiovanny (s/f): Esbozo de una ciencia “social” crítica “descolonizada”,
Documento inédito.
Sousa Santos, Boaventura de (2003): Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de
la expe- riencia. Bilbao-España: Desclée de Brouwer, 1ª ed.
Zemelman, Hugo (2011): Conocimiento y sujetos sociales. Contribución al estudio del
presente. La Paz:Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, 1ª ed.