Pretensión
Pretensión
Pretensión
Es el objeto de todo proceso judicial, que se funda en un derecho de accionar concedido por la ley
y que se materializa en la demanda que formula el actor ante el correspondiente órgano
jurisdiccional. La pretensión es una declaración de voluntad reclamando la actuación del tribunal
frente a una persona determinada y distinta del actor. Toda vez que la protección jurídica se
proyecta casi siempre sobre intereses valorables en dinero, el actor delimitará el valor de lo que
reclama, con lo que facilitará la determinación de la competencia del órgano jurisdiccional y la
idoneidad del procedimiento. A tal fin, las reglas procesales regulan el cálculo de la reclamación,
de prestaciones periódicas y de servidumbres, entre otras.
Pretensión de cognición
Pretensión de ejecución
Pretensión jurídica
Todo derecho subjetivo, al otorgar una o más facultades a una persona frente a otra u otras,
concede al titular del referido derecho una posibilidad de exigir un acto o una omisión; esta
posibilidad se denomina pretensión que, en muchos casos, puede canalizarse en una determinada
acción a plantear ante un tribunal. La pretensión permite poner en marcha un derecho subjetivo
por la vía de una acción judicial determinada o no. Frente a la pretensión esgrimida por un
reclamante o actor, pueden oponerse excepciones o contraderechos. El actor ha de probar los
hechos específicamente constitutivos de su derecho y que justifican la acción o pretensión
ejercitada. El reclamado o demandado ha de probar los hechos en que se basa su excepción, así
como los que sirven de fundamento a los derechos que alegue como propios y que neutralizan los
alegados por el actor; de ahí el nombre de contraderechos con que se conoce a tales derechos.
Pretensión procesal
A) la podemos definir como el acto en cuya virtud se reclama ante un órgano judicial (o
eventualmente arbitral), y frente a una persona distinta, la resolución de un conflicto suscitado
entre dicha persona
extingue.
Concebida, pues, la pretensión como objeto del proceso(contencioso), y admitiendo que la acción
sea un derecho cívico (Carnelutti), O una de las especies en que se manifiesta el derecho
constitucional de peticionar ante las autoridades (Couture), resulta claro que esta última no es
otra cosa que el poder de hacer valer una pretensión y que constituye, por lo tanto, un supuesto
de actividad procesal.
Sin embargo, conviene aclarar que la acción es supuesto de la actividad de cada una de las partes y
que, por lo tanto, no
constituye un derecho privativo de quien deduce la pretensión, pues también la actividad del
demandado, sea que se traduzca en un pedido de rechazo de aquélla o e n una admisión de sus
fundamentos, tiene sustento en un derecho cívico de petición, análogo al ejercicio por el actor.
Es preciso aclarar, también que las precedentes observaciones son aplicables al proceso
voluntario, con la sola diferencia de que en éste no se trata de pretensión sino de petición
extracontenciosa, pero son ajenas, en cambio, al proceso arbitral. Con respecto a éste último es
más adecuada la expresión "derecho al arbitraje", que difiere del derecho de acción tal como lo
hemos definido y que puede ser utilizada en dos sentidos diversos: 1) como contenido de la
pretensión procesal que se dirige a la constitución del tribunal arbitral: y 2) como derecho de las
partes que han celebrado el compromiso contra el árbitro o árbitros que no cumplen con su
cometido.
En cambio, si se concibe esta última como objeto del proceso, adquiere un significado específico
que la distingue de la acción y de la demanda. Ya hemos explicado que la acción no puede
confundirse con la pretensión, pues aquella no es otra cosa que el derecho en cuya virtud la
pretensión puede ser llevada a la consideración de un órgano judicial.
De la definición que hemos enunciado de la pretención procesal cabe extraer las siguientes
conclusiones:
1) no constituye un derecho, como la acción, sino un acto que puede caracterizarse como una
declaración de voluntad petitoria.
2) debe necesariamente deducirse frente a una persona distinta del autor de la reclamación, pues
en su base se encuentra siempre un conflicto que enfrenta, por lo menos, a dos protagonistas.
3) finalmente, la configuración jurídica de la pretensión procesal sólo requiere que esta contenga
una afirmación de derecho o de consecuencia jurídica derivada de determinada situación de
hecho, con prescindencia de que tal afirmación coincida o no con el ordenamiento normativo
vigente. La pretensión, en otras palabras, puede ser fundada o infundada.
C) elementos de la pretensión. 1) está integrada por un elemento subjetivo (sujetos) y por dos
elementos objetivos (objeto y causa), e involucra, necesariamente, por otro lado, una determinada
actividad (lugar, tiempo y forma).
2) toda pretensión consta de tres sujetos: la persona que la fórmula, la persona frente a quien se
fórmula y la persona ante quien se fórmula. Las dos primeras son los sujetos activo y pasivo de la
pretensión (actor-demandado, o ejecutante-ejecutado, según el caso), y la tercera esta
representada por un órgano que reviste el carácter de destinatario de la pretensión, y que tiene el
deber de satisfacerla, ya sea acogiéndola o rechazándola.
3) el objeto de la pretensión (petitium) es el efecto jurídico que mediante ella persigue y puede ser
considerado desde dos aspectos: el inmediato y el mediato. El primero es la clase de
procedimiento que se reclama (condena, declaración, ejecución, etcétera) y el segundo, el bien de
la vida sobre el cual debe recaer el pronunciamiento pedido (Ver Gr., La suma de dinero o el
inmueble cuya restitución se solicita; el hecho que el demandado
debe realizar; la relación jurídica cuya existencia o inexistencia debe declararse, etcétera).
propiedad invocada por el actor sobre la cosa, por el hecho de haber sido desposeído de ella por el
demandado, por las circunstancias en que la desposesión se produjo, etcétera. No debe
confundirse la causa con los simples argumentos expuestos por el actor, ni mucho menos, con la
norma o normas jurídicas invocadas, pues no son éstas las que individualizan la pretensión, sino
los hechos afirmados, en la medida de su idoneidad para producir un determinado efecto jurídico.
De manera que, por ejemplo, si en la pretensión por indemnización de daños y perjuicios se ha
invocado la culpa aquiliana, la sentencia que la acoja podrá fundarse en el régimen de la
responsabilidad contractual, porque, en tal hipótesis, la causa de la pretensión esta representada
por el hecho dañoso y no por la calificación jurídica efectuada por el actor.
de fundabilidad.
Es fundada, en cambio, cuando en razón de su contenido resulta apropiada para obtener una
decisión favorable a quien la ha planteado.
En consecuencia, el examen de los requisitos de admisibilidad es previo al de la fundabilidad, pues
la inexistencia de los primeros excluye la necesidad de una sentencia sobre el mérito de la
pretensión.
El siguiente cuadro ilustra acerca de las subclasificaciones que corresponden a esos dos tipos de
requisitos:
I) admisibilidad: