Trabajo Final TEODICEA JUSTIFICACION DE DIOS
Trabajo Final TEODICEA JUSTIFICACION DE DIOS
Trabajo Final TEODICEA JUSTIFICACION DE DIOS
ESTUDIANTES
LUIS ALFONSO MEN DOZA MUÑOZ
ADRIÁN MONCADA
DIRECTOR
PBRO. JORGE ORLANDO ROMERO ACOSTA
SINTESIS TEOLOGICA
BOGOTA
2020
CONTENIDO
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Vida divina:...................................................................................................................15
Las Cinco Vías Tomistas Para La Demostración De La Existencia De Dios.......................15
Primera vía:....................................................................................................................15
Segunda vía:...................................................................................................................15
Tercera vía:....................................................................................................................16
Cuarta vía:......................................................................................................................16
Quinta vía:.....................................................................................................................16
Confesión de Fe de grandes científicos.............................................................................16
El Mal................................................................................................................................18
El problema del mal y del dolor:...................................................................................21
El dolor en la vida del hombre:......................................................................................21
¿Qué sentido tiene el dolor en la vida del hombre?:......................................................21
Las Verdaderas Causas del Mal............................................................................................21
Males físicos y morales causados por el hombre..............................................................21
Males físicos y morales no causados por el hombre.........................................................22
Jesucristo ilumina el misterio del dolor.............................................................................22
El dolor camino para identificarnos con Cristo:............................................................22
El verdadero mal: el pecado:.........................................................................................22
El límite del mal:...........................................................................................................22
Juan Pablo II y el límite del mal:...................................................................................23
BIBLIOGRAFIA..................................................................................................................24
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INTRODUCCIÓN
El problema de Dios: El hombre busca lo absoluto , porque sólo el absoluto puede dar
sentido a nuestro ser, y buscando el absoluto es como vamos a encontrar el sentido de
nuestra inserción en el mundo... ¿cuál es mi función?. El hombre pregunta por una razón de
todo lo existente, por tanto el hombre queriéndolo o no, está buscando al absoluto. Jaspers
decía: “si suprimo algo que es absoluto para mi, automáticamente otro absoluto ocupa su
puesto”. El hombre busca la felicidad y busca la bienaventuranza, es decir, busca a Dios .
¿Por qué hablar hoy de Dios? Vivimos en una época de vertiginoso avance científico, al
desarrollo muestra la autosuficiencia humana, por lo cual, parece que ya no necesitamos de
Dios, parece, porque el progreso científico no colma los anhelos más profundos del
hombre, hablar de Dios es una necesidad del hombre que no se puede suprimir. Todo
hombre experimenta el deseo de orientarse hacia algo trascendente, fama, poder, riqueza,
saber,… pero todo eso deja un vacío existencial. “como anhela la cierva corrientes de
aguas, así te anhela mi alma, ¡Oh Dios! Mi alma está sedienta de Dios, de Dios vivo:
¿cuándo iré y veré la faz de Dios?” (Sal. 41 / 42, 2-3). En una cultura y en una sociedad
donde Dios ha muerto, la humanidad no puede vivir de verdad, en numerosas partes del
mundo existe hoy un extraño olvido de Dios, parece que todo marcha igualmente sin él,
pero, al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de
todo y de todos, dan ganas de exclamar: ¡no es posible que la vida sea así! Verdaderamente
no, el hombre que ya no cree en Dios está dispuesto a creer cualquier cosa.Hoy sabemos,
vemos, desempeñamos nuestro ministerio en un mundo en el que a menudo se excluye a
Dios, en un mundo en el que el hombre pretende ser la fuente y la medida de su felicidad .
Todos los filósofos han afrontado el problema de Dios, algunos aceptándolo, otros
rechazándolo; Dios es un tema central en la filosofía; mientras el hombre sea hombre, el
problema de Dios seguirá existiendo. La actitud ante Dios, en aceptarlo o negarlo, afecta
nuestra vida. Zubiri decía: “en medio de las agitaciones de nuestro tiempo, puede
afirmarse sin miedo a errar, que por afirmaciones o por negaciones, o por positivas
abstenciones, nuestra época queriéndolo o sin quererlo, o hasta queriendo todo lo
contrario, es quizá una de las épocas que más substancialmente viven del problema de
Dios”.
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La Tradición Cultural y Filosófica presenta a Dios como el eterno necesario. En los últimos
cincuenta años, la pregunta por Dios como fundamento de todo se ha hecho irrelevante.
Dice Heidegger: “quien haya experimentado cuáles han sido los orígenes de la teología
tanto de la fe cristiana como de la filosofía, preferiría hoy, en el ámbito del pensar sobre
Dios, guardar silencio”.Dice Juan Alfaro: “Si Dios no estuviera presente a priori en el
espíritu del hombre, el hombre no podría encontrarlo”.
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TEODICEA – LA JUSTIFICACION DE DIOS
Qué es Teodicea
La palabra teodicea se deriva del griego ϑεός: dios, y δίκη: derecho, juaticia, razón por lo
cual se entiende por teodicea la “justificación de Dios”.
Cabe destacar que la teodicea forma parte de la teología natural, que es aquella que abarca
aspectos más generales como, descubrir la evidencia de Dios sin apoyarse en hechos
sobrenaturales.
Teodicea y Leibniz
El término teodicea fue creado en el siglo XVII y empleado por primera vez por el filósofo
alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su libro Ensayo de Teodicea. Acerca de la bondad de
Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, también conocido como Teodicea.
Sin embargo, tiempo después el filósofo francés Voltaire ironizó la teodicea de Leibniz con
la publicación de su novela satírica Cándido.
Ahora bien, en dicha teodicea Leibniz presentó su estudio racional sobre Dios, la libertad
del hombre y la existencia del mal. No obstante, ya San Agustín hacía mención de la
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teodicea mucho tiempo antes que Leibniz, quien conjuga una serie de conocimientos
filosóficos y religiosos a fin de justificar tanto la existencia de Dios como del mal.
Es decir, la teodicea recoge y trata de responder todas aquellas dudas que se relaciona con
la fe, la razón, lo espiritual, lo natural, el bien y el mal considerando, especialmente, que
todo fue creado por medio de la bondad de Dios.
De allí que, la maldad, incluso, justifica la existencia de Dios a fin de lograr la libertad del
hombre. Por tanto, Leibniz certifica que Dios creó el mejor mundo posible.
La finalidad del ensayo era mostrar que el mal en el mundo no está en conflicto con la
bondad de Dios, que, de hecho, no obstante sus muchos males, el mundo es el mejor de
todos los mundos posibles. El problema del mal ha absorbido desde las épocas más
antiguas la atención de los filósofos. El bien conocido escéptico Pierre Bayle ha negado en
su "Dictionnaire historique et critique” la bondad y omnipotencia de Dios por los
sufrimientos experimentados en esta vida terrena. La "Théodicée" de Leibniz se dirigía
principalmente contra Bayle. Imitando el ejemplo de Leibniz otros filósofos llamaron
entonces a sus tratados sobre el problema del mal “teodiceas”. Como en un tratamiento
completo de la cuestión las pruebas tanto de la existencia como de los atributos de Dios no
pueden ignorarse, todo nuestro conocimiento de Dios fue gradualmente introducido en el
dominio de la teodicea. Así la teodicea llegó a ser un sinónimo de teología natural, esto es,
la parte de la metafísica que presenta pruebas positivas de la existencia y atributos de Dios
y resuelve las dificultades que se le oponen. La teodicea, por tanto, puede definirse como la
ciencia que trata de Dios mediante el ejercicio de la sola razón. Es ciencia porque ordena
sistemáticamente el contenido de nuestro conocimiento sobre Dios y demuestra, en el
sentido estricto de la palabra, cada una de sus proposiciones. Pero apela a la naturaleza
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como única fuente de pruebas, mientras que la teología explica nuestro conocimiento de
Dios en cuanto sacado de las fuentes de la revelación sobrenatural.
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verdades religiosas. Según Schleiermacher, la religión consiste solamente en esta
percepción interior, y las doctrinas dogmáticas no son esenciales (Stöckl, loc. cit., 199 y
ss.). Casi todos los teólogos protestantes que aún no se han hundido en el ateísmo siguen
los pasos de Schleiermacher. Generalmente enseñan que la existencia de Dios no puede
demostrarse; la certeza sobre esta verdad sólo se nos suministra por experiencia interior,
sentimiento y percepción.
Como es bien sabido los modernistas también niegan que sea demostrable la existencia de
Dios. Según ellos sólo podemos conocer algo de Dios por medio de la inmanencia vital,
esto es, en circunstancias favorables la necesidad de lo Divino que duerme en nuestro
subconsciente se hace consciente y despierta ese sentimiento religioso o experiencia en la
que Dios se revela a nosotros. En condena de esta opinión, el juramento contra el
Modernismo formulado por Pío X dice: "Deum ... naturali rationis lumine per ea quae facta
sunt, hoc est per visibilia creationis opera, tanquam causam per effectus certo cognosci
adeoque demostrari etiam posse, profiteor", esto es, declaro que a la luz natural de la razón,
Dios puede ser ciertamente conocido y por tanto demostrada su existencia a través de las
cosas creadas, esto es, a través de las obras visibles de la creación, como la causa es
conocida por sus efectos.
Hay, sin embargo, otra clase de filósofos que afirman que las pruebas de la existencia de
Dios presentan en realidad una probabilidad bastante amplia, pero no certeza absoluta.
Siempre queda, dicen, un cierto número de puntos oscuros. Para vencer estas dificultades es
necesario o bien un acto de la voluntad, o una experiencia religiosa, o el discernimiento de
la miseria del mundo sin Dios, de tal modo que finalmente el corazón es el que toma la
decisión. Esta opinión es mantenida, entre otros, por el destacado estadista inglés Arthur
Balfour en su libro, muy leído, “Los fundamentos de la fe” (1895). Las opiniones
expresadas en esta obra fueron adoptadas en Francia por Brunetière, el editor de la “Revue
des Deux Mondes”. Muchos protestantes ortodoxos se expresan de la misma manera, como
por ejemplo, el Dr. E. Dennert, presidente de la Sociedad Kepler, en su obra "Ist Gott tot?"
(Stuttgart, 1908). Indudablemente debe concederse que para la percepción de las verdades
religiosas la actitud mental y la disposición son de gran importancia. Como las cuestiones
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aquí consideradas son de las que penetran profundamente en la vida práctica y sus
soluciones no son claramente evidentes, la voluntad puede adherirse a las dificultades que
se oponen y así impedir al entendimiento llegar a una reflexión objetiva y tranquila. Pero es
falso decir que el entendimiento no pueda eliminar toda duda razonable sobre la existencia
de Dios, o que la inclinación subjetiva del corazón es una garantía de la verdad, incluso
aunque no haya evidencia que se base en hechos objetivos. Esta última opinión abriría
ampliamente la puerta a la extravagancia religiosa. No es, por tanto, un exceso de
intelectualismo pedir que las verdades que sirvan como fundamento racional de la fe se
prueben de manera estricta.
Incluso en las épocas más antiguas hubo quienes negaban que la existencia de Dios pudiera
probarse de manera absoluta por el entendimiento solo, y buscaban refugio en la
Revelación. En su "Summa contra Gentiles" (I, c. xii), Santo Tomás se refiere a tales
razonadores. En una fecha posterior esta opinión fue encabezada por los nominalistas
Guillermo de Occam y Gabriel Biel, tanto como por los Reformistas; los Jansenistas
exigían la ayuda especial de la gracia. En el siglo XIX los tradicionalistas afirmaban que
sólo cuando algunos vestigios de la revelación original alcanzaban al hombre éste podía
deducir con certeza la existencia de Dios. El Dr. J. Kuhn, antiguo profesor en Tübingen
declara que el reconocimiento neto de la existencia de Dios requiere un alma pura sin
mancha de pecado. El Ontologismo se colocaba en el otro extremo y afirmaba el
conocimiento inmediato de Dios. San Anselmo ofreció una prueba a priori de la existencia
de Dios. Esto, sin embargo, se ha rechazado siempre y correctamente por la mayoría de los
filósofos católicos, pese a las modificaciones mediante las que Duns Scoto, Leibniz y
Descartes pretendieron salvarlo (cf. Dr. Otto Paschen, "Der ontologische Gottesbeweis in
der Scholastik", Aquisgrán, 1903; M. Esser, "Der ontologische Gottesbeweis und seine
Geschichte", Bonn, 1905). Con respecto a las diversas pruebas a posteriori de la existencia
de Dios.
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llegamos a Dios como la causa, el fundamento último de toda existencia, y así sigue
constantemente como guía el principio de razón suficiente. Pero el punto de partida de las
pruebas individuales varía. Santo Tomás las llama acertadamente (Summ. theol., I, Q. ii,
a.3), esto es, caminos para la aprehensión de Dios, que desembocan todos en la misma
carretera principal.
El mejor de los universos posibles: Filosóficamente lo que Leibniz puede decir es que
Dios eligió este mundo valiéndose del principio de lo mejor, que incluía el mal, el
sufrimiento y el error en su posibilidad.
1. La existencia de Dios.
2. Naturaleza y atributos de Dios.
3. El obrar de Dios
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Algunos pensamientos presocráticos:
Anaxímenes: El aire sería el principio de todo, siendo una especie de aire eterno y divino,
como aliento vital que hace del cosmos un animal viviente.
Los monistas estáticos: (Jenófanes y Parménides): Ambos creen en un ser inmutable, uno,
indivisible, eterno e inmóvil, niegan por tanto el movimiento y la pluralidad.
Empédocles: En su obra “El poema de las purificaciones”, habla de una especie de Dios de
la purificación. La presencia de lo divino en el mundo le parece una certeza inmediata, la
identifica incluso con la naturaleza misma.
Las mitologías antiguas, colocan casi siempre junto al Dios creador y principio del orden o
cosmos, un Dios secundario, pero poderoso, principio del desorden y caos, responsable del
mal. Leibniz al igual que el racionalismo Espinoziano, la Ilustración francesa, la Filosofía
alemana de los siglos XIX y XX y el Existencialismo, se plantearon también directamente
estas cuestiones:
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¿Si existe Dios y si tal Dios ha de ser necesariamente bueno, qué explicación se puede dar a
la existencia del mal? ¿No será más coherente negar la existencia de Dios y admitir el
absurdo del mundo y de la vida?. Leibniz muestra que la existencia de Dios ni su bondad
quedan afectadas por la existencia del mal.
Atributos Entitativos
1.- Los cuerpos materiales tienen como propiedad esencial la cantidad. En el caso de Dios
no tiene materia (=potencia/carencia).
2.- La esencia de Dios no se compone de materia ni forma, porque todos los entes tienen
esto y precisamente porque Dios es espiritual por eso en él no aplica.
3.- No hay composición de supuesto y naturaleza, porque en tosos los seres se distinguen
estos dos, pero en Dios no hay diferencia entre su ser y su obrar porque agota
completamente su naturaleza.
4.- Aquello que "saca" a la existencia una esencia es la causa eficiente; si Dios tuviera
causa eficiente ya no sería el fundante de los demás seres.
5.- En Dios no puede haber ningún accidente predicamental puesto que ello supone una
carencia respecto de otros.
6.- No hay composición de género y diferencia (específica). Ésta suele llamarse
composición metafísica toda vez que no hay algo difrente que se añada a la esencia de Dios
para
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Omniperfección y Bondad: Lo perfecto es aquello que no le falta nada lo que es debido,
lo que es óptimo en su modo. Por lo tanto, en la medida en que algo es perfecto se dice
bueno, podemos afirmar que Dios, el Ser supremo, es bondad suprema. La perfección se
mide por la plentiud del acto que excluye cualquier potencialidad. Dios como primera causa
eficiente debe ser máximamente en acto. Todas las perfecciones existen en Dios de modo
preeminente. Las perfecciones simples están en Dios formalmente. Las perfecciones mixtas
están en él virtualmente. La Bondad se refiere ontológicamente y no moralmente. Se llama
bueno aquello a lo que tiende una cosa como su fin y si Dios es la causa eficiente primera
poseedora de todas las perfecciones se constituye así en el fin al que tienden todas ellas.
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otro igual ni siquiera parecido, por lo tanto, es uno el Ser supremo. Dios es único: porque es
el único Ser que puede realizar las pefecciones anteriores. Si hubiera más seres que hicieran
esto, no existiría un Ser supremo. Además, la divinidad es inmultiplicable puesto que no
puede ser realizada por varios sujetos puesto que no es género al que pueda añadírsele
diferencia específica alguna.
Atributos Operativo
Voluntad divina: En todo ser inteligente hay voluntad que tiende siempre hacia el bien que
la inteligencia presenta. En Dios existe la voluntad por tratarse de una perfección pura.
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Aquí la voluntad se identifica no como potencia de querer sino como la posesión amorosa
del bien: Dios es Amor. Dios se quiere así mismo de modo perfecto y absoluto y a su vez
quiere a todas las creaturas porque el bien se difunde. Dios crea y obra no por necesidad
sino libremente pues la bondad de las cosas nada le añade a su Bondad. Con el objeto de
que haya orden en los seres para la perfección del universo, quiere que unas cosas se
produzcan necesariamente y otras contingentemente. Para ello vinculó unos efectos a
causas necesarias y otros a causas contingentes y defectibles.
Omnipotencia divina: Dios lo puede todo por ser perfecta y total potencia activa que es
infinita. Todo agente produce algo semejante a sí mismo, y siendo Dios potencia infinita,
ningún género de ser lo limita. Por ello es omnipotente. Lo único que no puede hacer Dios
es lo que carezca de razón de ente. Dios puede hacer todo cuanto no contenga
contradicción, y puede hacer cosas mejores de las que hay ahora.
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Providencia y gobierno divino del mundo: Es el cuidado que tiene Dios para que las
creaturas vayan a su fin, que es el mismo Dios, de tal forma que todo alcance su fin
particular y, al mismo tiempo, sea acorde con el fin general del universo. La providencia
divina es inmediata para todas las creaturas porque a casa una encomendó algún efecto y
las dotó de la actividad suficiente para producirlo. Les da a las causas segundas la
prerrogativa de causar en su nivel y grado. El mal físico no es propiamente mal, por la
composición de las creaturas. El único mal verdadero es el mal moral.
Tomas de Aquino 1225-1274 Dado que la fe afirma que Dios ha creado el mundo, es
razonable suponer que en los seres creados podemos encontrar una huella de la existencia
de Dios. Las cinco vías tienen antecedentes en otros filósofos, particularmente Aristóteles
Dos principios: De la nada no sale nada Todo lo que vemos tiene principio y fin Si todo
tiene un inicio hay un momento en el que no hay nada y si de la nada no sale nada ¿Cómo
existen las cosas?
Primera vía: Los sentidos nos muestran que en el mundo hay cosas que cambian. Todo lo
que se mueve es movido por otro. En la serie de motores que son movidos por otro no se
puede seguir indefinidamente pues no encontraríamos la razón del ser de dicho cambio.
Debe haber un Primer Motor no movido por nadie. Es el primer motor inmóvil que mueve
sin ser movido
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Segunda vía: La experiencia muestra que en el mundo sensible hay causas eficientes. No
hay nada que sea causa de sí mismo. En las causas eficientes no es posible proceder
indefinidamente . Debe existir una Causa Eficiente Primera.
Tercera vía: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir (son contingentes). Los
seres contingentes no tienen el principio de su existencia en sí mismos. No es posible la
serie indefinida de seres contigentes. Debe existir un Ser absolutamente Necesario. Por el
movimiento o cambio: exige un primer motor inmóvil.
Porque nada es causa de sí mismo: exige una causa incausada.
Porque todo es contingente: tuvo principio, por lo que recibió la existencia de un ser
absoluto (necesario por sí mismo).
Por el movimiento o cambio: exige un primer motor inmóvil
Porque nada es causa de sí mismo: exige una causa incausada
Porque todo es contingente: tuvo principio, por lo que recibió la existencia de un ser
absoluto (necesario por sí mismo)
Quinta vía: Hay cosas que no tienen conocimiento y sin embargo obran por un fin. Las
cosas que carecen de conocimiento solo puede buscar un fin si alguien con entendimiento
las dirige. Debe existir un Ser Inteligente que dirija a todas las cosas naturales.
Johannes Kepler 1571- 1630, uno de los mayores astrónomos: “Dios es grande, grande
es su poder, infinita su sabiduría. Alábenle, cielos y tierra, sol luna y estrellas con su propio
lenguaje. ¡Mi Señor y mi Creador! La magnificencia de tus obras quisiera yo anunciarla a
los hombres en la medida en que mi limitada inteligencia puede comprenderla “
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Copérnico (1473- 1543), fundador de la mundovisión moderna: “Quién que vive en
intimo contacto con el orden más consumado y la sabiduría divina, no se sentirá estimulado
a las aspiraciones más sublimes? ¿Quién no adorará al Arquitecto de todas estas cosas?
Newton (1643- 1727) fundador de la física teórica clásica: “Lo que sabemos es una gota,
lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo, no
ha podido sino salir del plan de un Ser omnisciente y omnipotente”
Linneo (1707- 1778) fundador de la botánica sistemática: “He visto pasar de cerca al
Dios eterno, infinito, omnisciente y omnipotente y me he postrado de hinojos en adoración”
Volta (1745- 1827), descubrió las nociones básicas de la electricidad: “Yo confieso la fe
santa, apostólica, católica y romana. Doy gracias a Dios que me ha concedido esta fe, en la
que tengo el firme propósito de vivir y de morir”
Cauchy (1789- 1857) insigne matemático: “Soy cristiano, o sea, creo en la divinidad de
Cristo, como todos los grandes astrónomos, todos los grandes matemáticos del pasado”
Gauss (1777- 1855), uno de los más grandes matemáticos y científicos alemanes:
“Cuando suene nuestra última hora, será grande e inefable nuestro gozo al ver a quien en
todo nuestro quehacer solo hemos podido vislumbrar”
Liebig (1803- 1873), célebre químico: “La grandeza e infinita sabiduría del Creador la
reconocerá realmente sólo el que se esfuerce por extraer sus ideas del gran libro que
llamamos la naturaleza”
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Robert Mayer (1814- 1878), científico naturalista (Ley de la Conservación de la
Energía) “Acabo mi vida con una convicción que brota de lo más hondo de mi
corazón: la verdadera ciencia y la verdadera filosofía no pueden ser otra cosa que una
propedéutica de la religión cristiana”
Secchi (1803- 1895), célebre astrónomo: “De contemplar el cielo a Dios hay un trecho
corto”
Edison (1847- 1931) , el inventor más fecundo, 1200 patentes: …Mi máximo respeto y
mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos: Dios”
Dios, Sabiduría infinita, es Autor tanto de las verdades científicas como de las verdades
religiosas: luego estos principios jamás pueden ser incompatibles entre sí. Cuando parezca
que hay incompatibilidad, se debe a los hombres que han rebasado o mal interpretados las
verdades de la Ciencia o de la Fe. Dice el Concilio Vaticano II “ Las realidades profanas y las
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El Mal
El mal es un resultado de la privación... San Agustín ya hizo valer este pensamiento, y San
Basilio algo aproximado dice en su Hexaémeron, homil. 2: "el vicio no es una substancia
viva y animada, sino una afección del alma contraria a la virtud, procedente del bien; de
manera que no hay necesidad de buscar un mal primitivo"... Tampoco hay necesidad de
buscar el origen del mal en la materia. Los que han creído en el caos, antes de que Dios
tomara mano en ello, han buscado en él el origen del desorden. Era ésta una opinión que
con- signó en su Timo. Aristóteles le criticó por ello (en su tercer libro Del Cielo, cap. 2°),
porque según esta doctrina el de- sorden sería originario y natural, y el orden aparecería
intro- ducido contra la naturaleza. Este inconveniente le evitó Anaxágoras, dejándo
descansar la materia hasta que Dios la ha puesto en movimiento; y Aristóteles le alaba en el
mismo pasaje. Según Plutarco (de Iside y Osíride, y Tr. de anima procreatione ex Timeo),
Platón reconocía en la materia una cierta alma o fuerza maléfica rebelde a Dios; era un iscio
real, un obstáculo a los proyectos de Dios. Los estoicos creyeron igualmente que la materia
era el origen de los defectos, como Justo Lipsio lo demostró en el primer libro de Fisiología
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de los estoicos. Aristóteles tuvo razón para desechar el caos; pero no es fácil siempre
discernir la opinión de Platón y me- nos la de algunos otros filósofos antiguos, cuyas obras
se han perdido." (Teodicea, 31 parte, N° 378 y sgtes.)
Los filósofos tratan las cuestiones de la necesidad, de la libertad y del origen del mal; y los
teólogos, junto con éstas, las del pecado original, la de la gracia y la de la predestinación.
La corrupción original del género humano, procedente del primer pecado, nos parece que
ha impuesto la necesidad natural de pecar, si falta el auxilio de la gracia divina; pero,
siendo la necesidad incompatible con el castigo, se inferiría de aquí que debió darse una
gracia sufi- ciente a todos los hombres; lo cual no parece muy conforme con la experiencia.
Pero la dificultad es grande, sobre todo con relación a lo dispuesto por Dios respecto de la
salvación de los hombres. Son pocos los salvados o elegidos; luego Dios no tiene la
voluntad de decretar que sean muchos. Y puesto que se reconoce que los elegidos no lo
merecen más que los que no lo son, ni son menos malos en el fondo, procediendo sólo de
Dios lo que tienen de bueno, la dificultad se aumenta y se agrava. ¿Dónde está, pues, la
bondad de Dios? La parcialidad o preferencia en favor de las personas es contraria a la
justicia, y el que limita su bondad sin motivo no puede suponerse que tenga mucha. Es
cierto que los que no son elegidos se pierden por su propia falta, porque carecen de buena
voluntad y de una fe viva, pero estas condiciones sólo de Dios pueden recibirlas. Es sabido
que además de la gracia interna, son las ocasiones externas las que de ordinario distinguen a
los hombres, y que la educación, la conversación y el ejemplo corrigen muchas veces o
corrompen la índole natural; quedará probado cómo el mal tiene otro origen que la voluntad
de Dios, y que hay por tanto razón para decir del mal culpable, que Dios no lo quiere, sino
que solamente lo permite. Además, y esto es lo más importante, se demostrará que Dios ha
podido permitir el pecado y la miseria y concurrir y contribuir a ella sin me- noscabo de su
santidad ni de su bondad supremas; aunque, absolutamente hablando, haya podido evitar
estos males. En cuanto a la materia de la gracia y de la predestina- ción, se justifican las
expresiones más singulares, como, por ejemplo: que nosotros sólo nos convertimos por la
gracia preveniente de Dios; que sólo podemos hacer el bien con su asistencia; que Dios
quiere la salvación de todos los hom- bres, y que sólo condena a los que tienen mala
voluntad; que da a todos una gracia suficiente, con tal que quieran aprove- charla; que
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siendo Jesucristo el principio y el centro de la elección, Dios ha decretado la salvación de
los elegidos, por- que ha previsto que seguirán la doctrina de Jesucristo con una fe viva;
aunque sea cierto que esta razón de la elección no es la razón última. Dios el más perfecto
de todos los mundos posibles, ha permitido por su sabiduría el mal ajeno al mismo, pero
que esto no obstaba a que, teniéndolo todo en cuenta y atendiendo al conjunto, fuese este
mundo el mejor que ha podido escogerse.
El problema del mal y del dolor: el mal es un tema central en la historia del pensamiento.
Si Dios ha hecho el mundo y es bueno, este mundo debería ser bueno. Para algunos la
existencia del mal y del dolor es una objeción a la existencia de Dios. Una explicación
completa del mundo exige explicar el mal...que es un misterio. Tema recurrente en la
literatura y cine moderno.
El dolor en la vida del hombre: todo hombre de toda época experimenta miedo,
inseguridad, dolor: son un componente de la vida. Ante un mismo hecho doloroso se dan
respuestas radicalmente distintas. Se supone que el progreso debería hacer desaparecer esta
angustia vital, pero no es así. Los métodos para evitar el sufrimiento tiene efectos
paradójicos: la evasión no sirve, las drogas matan y provocan una espiral de dolor, muerte e
injusticias.
¿Qué sentido tiene el dolor en la vida del hombre?: Nos purifica pues nos sirve para
comprender lo verdaderamente importante. El dolor y el sentido de la vida religiosa van
unidos: El dolor como altavoz de Dios. (C.S. Lewis). Todo ser humano se va a encontrar
con el dolor y el sufrimiento en su vida. Amar es sufrir, no amar es sufrir, sufrir es sufrir.
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Mal uso de la libertad: Dios respeta nuestra libertad. Cuando no se respetan las normas
morales: surgen problemas. Los mandamientos son señales de alarma para protección del
ser humano y su felicidad.
Los males naturales podrían ser el precio de mi existencia y libertad. Dios quiere un mundo
material en el que podamos desarrollar nuestra libertad. Y eso exige indeterminación: si no,
no seríamos. La ecología nos debe llevar a respetar a la Naturaleza.
Cristo nos da una “clave” de interpretación del dolor: el dolor tiene valor redentor
(readquiere lo que se había perdido). Valor de los sacrificios. “No es que un Dios cruel
exija algo infinito. Es justo lo contrario: Dios mismo se pone como lugar de reconciliación
y, en su Hijo, toma el sufrimiento sobre sí.” Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 270. «Si no
hubiera existido esa agonía en la cruz, la verdad de que Dios es amor estaría por demostrar»
Juan Pablo II.
El dolor camino para identificarnos con Cristo: Ante el dolor propio: sentirse como otro
Cristo: «Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado» Ante el dolor de otros: ver en
los que sufren a Cristo.
El límite del mal: ¿ Y qué tenemos que hacer al encontrarnos frente al mal y el dolor?,
¿Descubrirlo y denunciarlo es suficiente?: “No te dejes vencer por el mal; antes bien vence
al mal con el bien”. Rom 12,21. La Redención, victoria concedida al hombre como tarea:
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ahogar el mal en abundancia de bien. Ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de
campañas negativas, ni de ser antinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de
optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a
Cristo y a los que le abandonan o no le conocen. Pero comprensión no significa
abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad. San Josemaría, Surco 864.
Juan Pablo II y el límite del mal: La Redención es el límite divino impuesto al mal por la
simple razón de que en ella el mal es vencido radicalmente por el bien, el odio por el amor,
la muerte por la Resurrección Memoria e identidad.
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BIBLIOGRAFIA
AGUAYO, Enrique, La teodicea de Juan Pablo II, Ed. Basilio Núñez, S.A. de C.V.,
Madrid, 2004.
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BARBEDETTE, P. Teodicea o teología natural, México, Tradición 1974, (traducción).
BENEDICTO XVI, Luz del mundo, El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, una
conversación con Peter Seewald, Herder, México, 2010.
BIOLO Salvino, La presenza di Dio, Roma, Pontificia Universidad Gregoriana 1986.
BRENTANO Franz, Sobre la existencia de Dios, Madrid, Rialp 1979.
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DE SAHAGÚN Lucas Juan, Dios, horizonte del hombre, Madrid, Bac 1998.
ESTRADA Juan Antonio, La imposible teodicea, Madrid, Trotta 1997.
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