Ensayo de Sherry B. Ortner titulado "¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza con respecto a la cultura?", tomado del libro "Antropología y feminismo" de Olivia Harris y Kate Young.
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Ensayo de Sherry B. Ortner titulado "¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza con respecto a la cultura?", tomado del libro "Antropología y feminismo" de Olivia Harris y Kate Young.
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, .
Olivia Harris y Kate Young
Antropologia y feminismo
EDITORIAL ANAGRAMA BARCELONA
j_.
Traduccion:
Celia Novoa (texto de Harris/Young), Angels Martinez Castells (textos de Lin. ton y Strathern), M.' Jesus Izquierdo (texto de Rohrlich-Leavitt), Nuria Pubill (texto de Bamberger), Fabian Prieto (textos de Webster/Newton, O'Laughlin y Sacks), Antonio Desmonts (textos de Ortner y Slade), Lora Barruti (texto de Rosaldo) y Ricardo Pochtar (textos de Edholm y Young)
La rnujer recolectora: sesgos machistas en antropologia .
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Ruby Rohrlich-Leavitt, Barbara Sykes y Elizabeth Weatherford La mujer aborigen: el hombre y la mujer. Perspectivas antropologicas
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EL DEBATE SOBRE EL MATRIARCADO
Joan Bamberger
EI mito del matriarcado: iPor que gobiernan los hombres en
las sociedades primitivas? . 63
Paula Webster y Esther Newton
Matriarcado: enigma y paradigma 83
APROXIMACIONES DUALlSTAS
Sherry Ortner
iEs la mujer con respecto al hombre 10 que la naturaleza con respecto a la cultura? .
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Marilyn Strathern
Una perspectiva antropo16gica
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....... --~=~~-~-------
SHERRY B. ORTNER
iES LA MUJER CON RESPECTO AL HOMBRE LO QUE LA NATURALEZA CON RESPECTO A LA CULTURA? *
Buena parte de la creatividad de 1a antropologia procede de la tension entre dos conjuntos de exigencias: explicar los universales humanos y explicar las concreciones culturales. Segun este canon, la mujer nos plantea uno de los problemas mas desafiantes. E1 status secundario de 1a mujer dentro de la sociedad constituye un verdaclero universal, un hecho pancultural. Sin embargo, dentro de ese heche universal, las simbo1izaciones y concepciones culturales concretas son extraordinariamente variadas e incluso contradictorias unas con otras. Ademas, la consideracion concreta de las mujeres y de su aportacion y poder relativos varia mucho de una cultura a otra S tarnbien entre los distintos periodos historicos de una misma tradicion cultural. Ambos aspectos -eJ hecho universal y las variaciones cultura-
! Ies- constituyen un problema que debe ser exp1icado.
Desde luego, mi interes por este problema es algo mas que academico: deseo ver como se produce un cambio genuine, como surge un orden social y cultural en e1 que to do el abanico de las posibilidades humanas sea tan accesible a las mujeres como a los hombres. La universalidad de la subordinacion femenina, el hecho de que ocurra dentro de todos los tipos de organizacion social y econornica, y can independencia del grado de cornplejidad de las sociedades, me indica que nos enfrentamos a algo muy profundo, muy inflexible,
* La primera version de este articulo fue leida en una conferencia, en octubre de 1972, en el curse de "Mujeres : mito y realidad", en Sarah Lawrence College. Recibi Miles cornentarios de los alumnos y de las profesoras del curse, Joan Kelly Gadol, Eva Kollisch y Gerda Lerner. Un breve resumen se present6 en las sesioncs de la American Anthropological Association en Toronto, noviembre de 1972. Entretanto, recibi excelentes comentarios criticos de Karen Blu, Robert Paul, Michelle Rosaldo, David Schneider y Terence Turner, y la presente version del articulo, en la que se ha cambiado sustancialmente el meollo de la argurnentacion, fue escrita en respuesta a tales comentarios. Por supuesto, sigo siendo la responsable de su forma definitive. EI articulo esta dedicado a Simone de Bcauvoir, cuyo libro El segundo sexo (1953), primera edicion francesa en 1949, sigue siendo en rni opinion Ia mejor explicacion global escrita per una sola persona del "problema de Ia mujer".
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algo que no se puede extirpar mediante la simple. reestructu~acior: de unas cuantas tareas y funciones dentro del sistema social, TIl siquiera reordenando toda la estructura econornica. En este articulo trato de presentar la logica subyacente al pensarniento cultural que pres up one 121 inferioridad de las mujeres; trato de rnostrar la gran capacidad persuasiva de esa logica, pues si no fuera tan convincente la gente no seguiria escribiendola, Pero tarnbien trato de mostrar las fuentes sociales y culturales de tal logica, para sefialar donde radica la posibilidad de cambiarla.
Es importante distinguir los niveles del problema. La confusion puede ser asombrosa. Asi, por ejernplo, segun cual sea el aspecto que observemos de la cultura china, podemos extrapolar suposiciones absolutamente distintas sobre la situacion de la mujer en ese pais. En la ideologia taoist a, el yin, el principio fernenino, y el yang, el principio masculine, tienen igual peso; «Ia oposicion, alternancia e interaccion de estas dos fuerzas da lugar a todos los Ienomenos del universe. (Siu, 1.968: 2). A partir de ahi podriamos suponer que 10 masculino y 10 femenino son valorados por -igual en la ideologia general de la cultura china.' No obstante, al observar la estructura social vernos con cuanta fuerza se subraya el principio patrilineal en la filiacion (descent), la importancia de los hijos varories y la absoluta autoridad del padre de familia. POl' tanto, podriamos concluir que la sociedad china es el arquetipo de la sociedad patriarcal. Luego, observando los verdaderos roles que se desernpefian, el poder y la influencia que se detentan, y las aportaciones materiales de las mujeres en Ia sociedad china -todo 10 cual, segun vernos, es de gran importancia->, podrfamos decir que las mujeres ocupan dentro del sistema una situacion de gran importancia (no explicita). Ahora bien, tambien podriamos centrarnos en el hecho de que una diosa, Kuan Yin, sea la deidad central (la mas venerada y representada) del budismo chino, y en tal caso podriamos sentir la tentacion de afirrnar. como han heche muchos con respecto a las culturas que adoran diosas, sea en sociedades protohistoricas 0 prehistoricas, que en realidad China es una especie de matriarcado. En resumen, debemos tener perfectamente claro que vamos a intentar explicar antes de explicarlo.
Se pueden distinguir tres niveles del problema:
1. El heche universal de que en todas las sociedades se asigna a Ia mujer un status de segunda clase. Dos cuesticnes importantes hay aqui. En primer lugar, (. que queremos decir con esto y cuales son las pruebas de que se trata de un hecho universal? Y, en segundo lugar, (c6mo vamos a explicar este heche, una vez 10 hayamos esta-
blecido? .
2. Las ideologias, simbolizaciones y ordenaciones socioestructurales concretas relativos a la mujer, que tanto varian de una cultura
a otra. En este nivel, el problema consiste en explicar cualquier complejo cultural concreto en funcion de los factores especificos de ese grupo, en el nivel habitual del analisis antropologico.
3. Los detalles observables sobre el terreno de las actividades, aportaciones, poder, influencia, etc. de las mujeres, que suelen variar de acuerdo con la ideolcgia cultural (aunque siempre constrefiidos dentro del supuesto de que las rnujeres nunca pueden ser prominentes en el sistema global). Este es el nivel de Ia observaci6n directa, que ahora adoptan muchas veces los antropologos de orientacion feminista.
Este articulo se ocupa sobre todo del primero de los tres niveles, el problema de la desvalo rizacion universal de las mujeres. No es, pues, un analisis de datos culturales especificos, sino un analisis de la «cultural) entendida genericamente como una clase especial de manipulacion del mundo. EI tratamiento del segundo nivel, el problema de la diversidad intercultural en cuanto a concepcion y val ora cion relativa de las mujeres, entrafiaria una mas extensa investigacion intercultural y debe posponerse para otra ocasion. En cuanto al tercer nivel, mi perspectiva pondra en evidencia que considero un esfuerzo mal orientado ccntrarse unicarnente en los poderes reales peroculturalmente no reconocidos y desvalorizados de las mujeres en cualquier sociedad concreta, sin haber cornprendido antes la ideologia abarcadora y los supuestos mas profundos de la cultura, que convierten tales poderes en trivialidades.
La universalidad de la subordinacion [emenina
(Que quiero decir cuando afirmo que en todas partes, en todas las culturas conocidas, las mujeres son consideradas de alguna manera inferiores a los hombres? Antes que nada, debo resaltar que estoy hablando de valoraciones culiurales, digo que todas las culturas, a su manera y en sus propios terrninos. hacen esta valoraci6n. Pero (cuales' podrian ser las pruebas de que una cultura en concepto considera inferiores a las mujeres?
Tres tipos de datos bastaran: 1) elementos de la ideologia cultural y decJaraciones de los informadores que expliciiamente desvalorizan a las mujeres coricediendoles, a ellas, a sus funciones, a sus tareas, a sus productos y a sus medios scciales, menos prestigio que el concedido a los hombres y a sus correlates masculinos; 2) artificios simbolicos, como el atribuirles una cualidad contarninante, que debe interpretarse can el contenido implicito de una afirmaci6n de inferioridad; y 3) los ordenamientos socioestructurales que excluyen a la rnujer de participar 0 tener contacto con determinadas esferas donde se supone que residen los poderes sociales.' Estos tres tip os
1. Desde luego, es cierto que el yil1, el principio ternenino, tiene una valencia negativa. Sin embargo, en el taoismo hay una absoluta complementaridad del yil1 y el yang, un reconocimiento de que el mundo exige por igual cl funcionamiento e interacci6n de ambos principios para poder sobrevivir.
2. Algunos antropologos podrian considerar que esta clase de pruebas (ordenamientos socioestructurales que, explicitamente 0 de facto, excluyen a Ia mujer de determinados grupos, roles 0 status) constituye un subtipo del segundo tipo de pruebas (formulaciones simb61icas de inferioridad). No discrepo
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de datos pueden estar, desde luego, interrelaeionados en eualquier sistema concreto, aunque no es necesario que 10 esten, Ademas, cualquiera de ellos bastaria para dejar sentada la inferioridad de la mujer en una cultura concreta. Evidentemente, la exclusion de las mujeres de los ritos mas sagrados 0 del organo politico supremo constituye una prueba de por si sufieiente. Evidentemente, la ideologia cultural explicit a que desvaloriza a las mujeres (y sus tareas, funciones, produetos, etc.) es una prueba de por si sufieiente. Los indicadores simbolicos, como la cualidad contaminante, suelen ser suficientes, aunque en algunos pocos easos en que el hombre y la mujer son igual y mutuamente contaminantes, se precise de otro indicador, del eual siempre se dispone, hasta donde he podido comprobar en mis investigaciones.
Por cualquiera de estas razones, pues, afirmaria llanamente que encontramos a las mujeres subordinadas a los hombres en todas las sociedades conocidas. La busqueda de un igualitarismo genuino, dejando de lado el matriarcado, ha resultado infructuosa. A este respecto bas tara un ejemplo de sociedad que tradicionalmente se ha clasificado en el debe de esta contabilidad. Entre los matriline ales indios cuervos, como sefiala Lowie (1956), «las mujeres ... ocupan puestos muy honorificos en 1a Danza del Sol; pueden llegar a ser directores en la Ceremonia del Tabaco y desernpefiar. incluso, un papel mas notable que los hombres; a veces hacen de huesped en el Festival de la Carne Guisada; no tenian prohibido los trabajos pesados ni ejercer de curanderas ni recurrir a visiones» (p. 61). Sin embargo, «antiguamente las mujeres montaban en caballos inferiores [durante la rnenstruacion] y, sin duda, esta era tenida por una fuente de coritaminacion, pues no se les permitia acercarse a los hombres heridos ni a los que iban a ernprender una expedicion belica, Aim perrnanece el tabu a acercarse en estas epccas a los objetos sagrados» (p. 44). Ademas, antes de enumerar los derechos de las mujeres a participar en los distintos ritos arriba resefiados, Lowie menciona un envoltorio concreto, la Mufieca de Ia Danza del Sol, que no debia ser deshecho por rna no de mujer (p. 60). Continuando este rastro, encontramos: «Segun todos los informadores de la Hierba de la Logia y otros muchos, la rnufieca propiedad de Cararrugada no solo tenia precedencia sobre todas las dernas mufiecas, sino sobre todas las dernas medicinas de los cuervos ... Esta mufieca concreta no podia ser manejada per las mujeres» (p. 229).3
En suma, que probablemente los indios cuervos son un caso muy tipico. Si, las mujeres tenian ciertos poderes y ciertos derechos, que en este caso concreto las situaba en una posicion muy elevada, Sin
embargo, en ultimo terrnino se traza una linea: Ia rnenstruacion es una amenaza para la guerra, una de las instituciones mas preciadas de la tribu, una institucion central para su autodefinicion: y el objeto mas sagrado de la tribu es tabu para la vision directa y el tacto de las mujeres.
Los ejemplos sirnilares podrian multiplicarse ad infinitum, pero creo que ya no estarnos obligados a demostrar que la subordinacion femenina es un heche universal: quienes deben presentar ejemplos a su favor son quienes defiendan 10 contrario. Considerate como un heche dado el universal status secundario de las mujeres y partire de ahi.
Naturaleza y cultura 4
(. C6mo varnos a explicar la desvalorizacion universal de las mujeres? Desde luego, podriamos asentar la cuestiori en el determinismo biologico, El macho de las distintas especies tiene algo geneticamente inherente -como argumentaria el determinista biologico->, que hacen que sea de modo natural el sexo dominante; las hernbras carecen de esc «algo. y, en consecuencia, las mujeres no solo estan naturalmente subordinadas, sino' en general muy satisfechas de su situacion, dado que les ofrece proteccion y la posibilidad de maximizar los placeres maternales, que constituyen para ellas las experiencias mas satisfactorias de la vida. Sin entrar en una detallada refutacion de esta postura, creo que basta con decir que no se ha conseguido demostrarla a satisfaccion de casi nadie vinculado a la antropologia acadernica. Con 10 cual no se quiere decir que los hechos 'biologicos sean irrelevantes ni que hombres y mujeres no sean distintos, sino que estos hechos y diferencias solo adoptan la significa-
cion de superior /inferior dentro del entrarnado culturalmente definido del sistema de valores.
Si nos sentimos reacios a atribuir el problema al determinismo genetico, me parece que solo tenemos una via de proseguir. Debemos. tratar de interpretar la subordinacion fernenina a la luz de los demas universales, los factores ineorporados a la estructura de la situacion mas general en que, cualquiera que sea la cultura, se encuentran los seres humanos. Por ejernplo, todos los seres humanos tienen un cuerpo material y la percepcion de un entendimiento no material. forman parte de una sociedad compuesta de otros individuos, y son herederos de una tradicion cultural, y para sobrevivir deben rnantener algunas relaciones, por mediatizadas que sean, con la «naturaleza» 0 esfera de 10 no humano. Todos los seres humanos nacen (de una madre) y finalmente mueren; se supcne que todos tienen interes en la supervivencia personal, y la sociedadjeultura tiene un interes (0 al menos tiende a tenerlo) por Ia continuidad y la superviveneia que trasciende las vidas y las muertes de los individuos concretos.
de este punta de vista, aunque la mayor parte de los antrop61ogos distinguirian probablernente dos tipos.
3. Mientras somos objeto de toda cJase de injusticias, podriamos serialar que Lowie compr6 en secreto esta rnufieca, cl objeto mas sagrado del repertorio tribal, a su custodio, la viuda de Cararrugada, Ella pedia 400 $, pero ese precio estaba "rnucho mas alia de los posibles" (de Lowie), y al fin la consigui6 par 80 $ (p. 300).
4. Con el debido respeto a Levi-Strauss (1969a, b y passim).
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Y asi sucesivamente. En la esfera de tales universales de la condici6n hurnana es donde debemos buscar una explicacion al hecho universal de la desvalorizacion de la mujer.
Traduzco el problema, con otras palabras, a la siguiente pregunta simple. (, Que puede haber en la estructura general y en las condiciones de la existencia cornunes a todas las culturas que conduzca, en todas las culturas, a conceder un valor inferior a las mujeres? Cone cretarnente, mi tesis es que la mujer ha sido identificada con -0, si se prefiere, parece ser el simbolo de- algo que todas las culturas desvalorizan, algo que todas las culturas entienden que pertenece a un orden de existencia inferior a la suya. Ahora bien, al parecer solo hay una cosa que corresponda a esta descripciori, y es la «naturaleza» en su sentido mas general. Toda cultura 0 bien la «cultura», genericarnente Iiablando. esta empefiada en el proceso de generar y mantener sistemas de formas significativas (simbolos, artefactos, etc.) mediante los cuales la humanidad trasciende las condiciones de la existencia natural, las doblega a sus propositbs y las control a de acuerdo a sus intereses. Asi, pues, podemos igualar aproximadamente la cultura con la nocion de conciencia humana 0 con los productos de la conciencia humana (es decir, con los sistemas de pensamiento y la tecnologia) mediante los cuales la humanidad intenta asegurarse su control sobre la naturaleza.
Ahora bien, las categorias de «naturaleza» y «cultura» son, claro esta, categorias ccnceptuales: en el mundo real no se encuentra una delirnitacion entre ambos estados 0 esferas de existericia. Y es in discutible que deterrninadas culturas articulan una oposicion mucho mas fuerte que otras entre estas dos categorias; incluso se ha defendido que los pueblos primitivos (aJgunos 0 todos) no ven ni intuyen ninguna distincion entre eJ estado de cultura humana y el estado de naturaleza. No obstante, yo sostendre que la universalidad de los rituales demuestra que en todas las culturas humanas hay una afirmaciori de la capacidad, especificamente humana, para actuar y regular, y no para ser pasivamente movida por -0 moverse conlas condiciones de la existencia natural. En el ritual -la consciente m~nipulacion de unas formas dadas para la regulacion y manteni: rmento del orden- todas las culturas afirman que las relaciones correctas entre la existencia hurnana y las fuerzas naturales dependen de como la cultura utilice sus poderes especiales para regular los procesos glob ales del mundo y de la vida.
.una esfera del pensamiento cultural donde estes aspectos suelen articularse es la de los conceptos de pureza y corrupcion, Virtualmente, todas las culturas tienen tales creencias, 10 que en buena medida (aunque, desde luego, no absolutamente) parece tener conexion con las relacions entre cultura y naturaleza (vease Ortner 1973 s'. ,t.). ,un aspecto bien conocido de las creencias sobre pmeza/c~rrup: clO.n mterculturales es el del «contagio» natural de la corrupci6n; dejada a sus propias fuerzas, la corrupcion (en este sentido mas 0 menos igualada al funcionamiento no regula do de las energias naturales) se extiende y subyuga a cuanto entra en contacto con ella.
De ahi la inquietante cuestion: si la corrupcwn es tan pcderosa, (como se pueden purificar las cosas? (Por que no se corrompe el propio agente purificador? La respuesta, ateniendcnos a la presente linea argument al, es que la purificacion se efectue en un contexte ritual; el ritual de la purificacion, como actividad intencional que pone a luchar la accion autoconsciente (sirnbolica) contra las fuerzas de la naturaleza, es mas poderoso que esas fuerzas,
En cualquier case, 10 que me importa es simplemente que toda cultura reconoce y afirma implicitarnente una diferencia entre el Iuncionarniento de la naturaleza y el funcionamiento de la cultura (la conciencia humana y sus productos); y, aun mas, que la diferenciacion de la cultura radica precisarnente en el hecho de que en muchas circunstancias puede trascender las condiciones naturales y dirigirlas hacia sus propios fines. De modo que la cultura (es decir, todas las culturas) en algun nivel consciente, afirma de sf misma no solo que es distinta de la naturaleza sino que es superior, y ese sentido de diferenciacion y de superioridad se basa precisamente en la capacidad de transformar -«socializan> y «culturizars-vIa naturaleza,
Volviendo ahora al tema de las mujeres, su status pancultural de segunda clase podria explicarse, de forma muy sencilla, postulando que las mujeres han sido identificadas 0 simbolicarnente asociadas con la naturaleza, en oposicion.a los hombres, que se identifican con la cultura. Dado que el proyecto de la cultura es siempre subsumir y trascender la naturaleza, si se considera que las mujeres forman parte de esta, entonces la cultura encontraria «natural» subordinarlas, por no decir oprimirlas. Pero aunque puede demostrarse que este argurnento tiene una considerable fuerza, sin embargo parece una excesiva simplificacion del problema. La forrnulacion que me gustaria defender y elaborar a 10 largo de la seccion siguiente, pues, consiste en que las mujeres son consideradas «simplernente. mas proximas a la naturaleza que los hombres. Es decir, la cultura (todavia equiparada de forma comparativamente poco ambigua a los hombres) reconoce que las muj eres toman parte activa en sus procesos especiales, pero al mismo tiernpo las ve como mas enraizadas en la naturaleza 0 teniendo una afinidad mas directa con la naturaleza,
La rnatizacion puede parecer de poca importancia 0 incluso trivial, pero yo creo que es una versi6n mas exacta de los supuestos culturales. Ademas, planteado en estos terrninos, el argumento tiene varias ventajas analiticas sobre la formulaci6n mas simple; mas adelante hablare de esto. Tan solo quiero subrayar aqui que la argumentacion matizada sigue siendo una explicacion de la desvalorizacion pancultural de las mujeres, pues, aunque no se equipara las mujeres a la naturaleza, no obstante se consider a que representan un orden inferior de la existencia, al haber trascendido a la naturaleza menos que los hombres. La siguiente tarea de este articulo, pues, consiste en examinar por que han po dido ser consideradas de este modo.
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cPor que se considera a la mujer mas proxima a la naturaleza?
terrumpe la rutina de la mujer, colocandola en una situaci6n estigmatizada que implica divers as restricciones en sus actividades y contactos sociales. En la prefiez, muchos de los recursos vitaminicos y minerales de la mujer se canalizan hacia la alirnentacion del feto, a costa de las propias fuerzas y energias. Y, por ultimo, el mismo parto es doloroso y peligroso (pp. 24-27 passim). En surna, Beauvoir llega a la conclusion de que la hembra «esta mas esclavizada a la especie que el macho, su animalidad es mas manifiesta» (p. 239).
En Ia medida en que el libro de la Beauvoir es ideologico, su investigacion de las situaciones fisiologicas de la mujer parece justa y exacta. Porque es un hecho que, en proporci6n, una mayor parte del cuerpo fernenino, durante un mayor periodo de su vida, y con un cierto ~a veces gran~ costa de su salud personal, fuerzas y estabilidad general, se ocupa de los procesos naturales relativos a la reprcduccion de la especie.
Beauvoir prosigue ocupandcse de las implicaciones n,egativas del «esclavizarniento a la especie» de la mujer en relacion con proyectos de que se ocupan los seres humanos, proyectos mediante los cuales se genera y define la cultura. De este modo llega al punto crucial de su argumentaci6n (pp. 58-59):
Por supuesto, todo cornienza con el cuerpo y las naturales funciones procreadoras especificas de las mujeres. Podemos distinguir tres niveles en que este hecho fisiologico absoluto tiene significaci6n para nuestro analisis: 1) e1 cuerpo y las [unciones de Ia mujer, irnplicados durante mas tiempo en la «vida de la especie», parecen situarla en mayor proximidad a la naturaleza en cornparacion con la fisiologia del hombre, que 10 deja libre en mayor medida para emprender los planes de la cultura; 2) el euerpo de la mujer y sus funciones la sinian en roles sociales que a su vez se eonsideran situados por debajo de los del hombre en el proceso cultural; y 3) los roles sociales tradicionales de la rnujer, impuestos como consecueneia de su cuerpo y de sus funciones, dan lugar a su vez a una estructura psiquica diferente que, al iguaJ que su naturaleza Iisiologica y sus roles sociales, se considera mas proxima a la naturaleza. Me ocupare sucesivamente de cada uno de estos puntos, demostrando en primer lugar como, en cada caso, determinados factores tienden fuertemente a alinear a la mujer junto a la .naturaleza, sefiala~do luego otros faetores que demuestran su absoluta alineacion junto a la cultura, faetores estos que, combinados, la situan globalmente en una problernatica posicion intermedia. A 10 largo del analisis quedara claro por que, en cornparacion, los hombres parecen menos interrnedios, mas puramente «culturales» que las mujeres. Y reitero que me muevo solo en el nivel de los universa1es eulturales y hurnanos. Estos argumentos pretenden ser aplicables a la humanidad en general; surgen de la condicion humana, tal como Ia humanidad la ha vivido y afrontado hasta el momento presente.
Aqui tenemos Ia clave de todo el misterio. En el plano bio- 16gico, una especie solo se mantiene creandose de nuevo; pero esta creacion s610 se produce mediante la repeticion de la misma Vida en mas individuos. Pero el ser humano asegura la repeticion de la Vida mientras traseiende Ia Vida mediante Ja Existeneia [es decir, mediante la aeci6n significativa, orientada a fines]; mediante esta traseendencia ere a los valores que impiden la pura repeticion de todo valor. En el animal, la libertad y la diversidad de las aetividades del macho son vanas, porque no contienen ningun proyecto. Exeeptuando sus servieios a la especie, 10 que hace es inmaterial. En cambio, al servir a la especie, el macho humane tambien remodela la faz de la tierra, crea nuevos instrurnentos, inventa. conforma el futuro.
1. La psicologia de la mujer parece estar mas proxima a la nat~:aleza. Esta p~rte de mi argurnentacion ha sido antieipada con sutilidad, ~oherenCla y gran cantidad de datos exactos por Simone de Beauvoir (1953). Beauvoir pasa revista a la estructura fisio16gica, el d~~arrollo y las funciones de la hembra humana y llega a la eonc~uslOn de que «Ia hernbra, en mayor medida que el macho, es la victirna de la especie» (p. 60). Sefiala que muchas zonas e import~~tes procesos del euerpo de la mujer no tienen ninguna funcion vl~lble para l~ salud y la estabilidad del individuo: por el contrario, rmentras realizan sus funeiones organicas especificas suelen ser fuent: de ineomodidad, dolor y peligro. Los pechos carecen de importancia para la sa~ud personal;. pueden ser extirpados en cualquier memento d~ ~a Vida ,de la rnujer. «Muchas secreciones ovaricas operan en. ben:flclO del ovule. su rnaduracion y adaptando el utero a sus exigencias: con respecto al conjunto del organismo, mas bien colaboran. al desequilibrio que a la regulacion: la mujer se adapta a las necesldade.s del ovule mas que a sus propias exigencias» (p. 24). La n:ens.truaclon suele ser inc6moda y a veces dolorosa; con frecuenCIa tiene .c~rre1atos emocionales negativos y en cualquier caso eonlIeva fastidiosas tareas de limpieza y dispositivo para las perdidas: y -punto que no meneiona de Beauvoir~ en muchas eulturas in-
En otraspalabras, el euerpo de la mujer pareee eondenarla a la mera reproduccion de 1a vida; el macho, por e1 comrario, al carecer de funciones naturales creativas, debe (0 tiene la posibilidad de) afirmar su creatividad de modo exterior, «artificialrnente», a traves del medio formado por la teenologia y los simbolos. Y, al hacerlo, crea objetos rel at iva mente duraderos, eternos y trascendentes, mientras que la mujer s6lo crea algo perecedero, seres humanos.
Esta forrnulacion pone al descubierto cierto numero de percepciones importantes. Se rernite, por ejernplo, al gran rompeeabezas de por que las aetividades de los maehos que implican la destrucei6n de la vida (la eaza y la guerra) suelen tener mas prestigio que la capacidad de la hernbra para crear vida, para reproducirse. Dentro del entramado de Ia Beauvoir, eomprendemos que rnatar no es el as-
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pecto significativo y valorado de la caza y de la guerra; mas bien 10 es la naturalezatrascendente (social y cultural) de estas actividades, por cposicion a la naturalidad del proceso de nacer: «Pues no es el heche de dar la vida sino el de arriesgar la vida 10 que eleva al hombre por encima del animal; esa es Ia razon de que la hum anidad no hay a concedido la superioridad al sexo que pare sino al que mata» (ibid).
Por eso si, Como estoy sugiriendo, en todas partes el macho se asocia (inconscientemente) con la cultura y la hernbra parece mas proxima a la naturaleza, no es muy dificil comprender las razones de tales asociaciones tenierido en cuenta, tan solo, las implicaciones que suponen las dlferencias fisiologicas entre hombres y mujeres. Y al mismo tiempo, sin embargo, la rnujer no puede ser totalmente relegada a Ia categorfa de naturaleza, pues es absolutamente evidente que es un ser humano maduro y dotado de conciencia humana en la misma medida que el hombre; es la mitad de la especie humana, sin cuya cooperaci6n se arruinarian todos los empenos de esta. Puede parecer que este mas poseida que el hombre por la naturaleza, pero, al tener conciencia, piensa y habla; genera, comunica y manipula sfrnbolos, categorias y valores. Participa en los dialogos humanos, no solo con otras mujeres,sino tarnbien con los hombres. Como dice LeviStrauss: "La mujer nunca puede 'convertirse en un signo y nada mas, puesto que incluso en el rnundo de los hombres sigue siendo una persona, y, por 10 tanto, en la rnedida en que es definida como signo, debe [tarnbien] ser reconocida como generadora de signos» (1969a: 496) .
. En realidad, el hecho de que la rnujer tenga completa concienCIa humana, su absoluta participaci6n y compromiso con el proyecto cultural de trascender la naturaleza, puede explicar irontcamente otro de los grandes embrollos del «problema de 1a rnujer»: la casi universal aceptaci6n', sin resistencia, de su propia desvalorizaci6n. Parece como si, en tanto que ser humano consciente y miembro de una cultura, hubiera seguidola logica de los argumentos culturales y hubiera llegado a tales conclusiones culturales junto con los hombres. En palabras de la Beauvoir (p. 59):
acepta su propia desvalorizaci6n y adopta el punto de vista de la cultura.
He intentado mostrar aqui una parte de la Iogica de. tal ~~nt.o de vista, la parte que nace directamente de las. dif~renclas hSlO16- gicas entre hombres y mujeres. Puesto que la rnujer tl~ne una mayor implicaci6n corporal en las funciones naturales relacionadas con la reproduccion, se considera que forma parte d~ la naturaleza en mayor medida que el hombre. Sin embargo, deb~do en parte a su conciencia y a su participacion en el dialogo social de los humanos, se le reconoce que participa en la cultura. Por eso aparece como al~o intermedio entre la cultura y 1a naturaleza, alga situado por debajo del hombre en 1a escala de la trascendencia,
2. El rol social de la mujer se considera mas proximo a la naturaieza. Las funciones fisio16gicas de la mujer, sobre las que acabo de argumentar, pueden motivar 5 de por S1 una concep:~6n de la mujer como mas proxima a la naturaleza, u,na concepcion con la que ella misma, en cuanto observadora de si y del ~und?, puede estar de acuerdo. La mujer crea naturalmente desde el.lI1tenor de s~ propio ser, mientras que el hombre e.s libre de -:0 bien se ve obligada a- crear artificialmente, es decir, p,or m~dlOs culturales, y de tal modo que mantenga la cultura. Ademas, qurero ah?ra de~ostrar como las funciones fisiologicas de la mujer han tendido, universalmente, a limitar su movilidad social y a confinarla, univ~rsalment,e, en deterrninados contextos sociales que, a su vez, se consideran mas pr6ximos a la naturaleza, Es decir, no 5610 los p~ocesos corporales sino tarnbien la situacion social donde se localizan sus proce~os corporales pueden transportar esta significaci6n. Y en la medida ~n que esta constantemente asociada (a ojos d.e ,la cultura) a ~s~os medios sociales, estos medios afiaden peso. (qUlz~S l~ par~e. decisiva de la carga) a la concepcion de que la mujer esta mas p~oxlma a la naturaleza. Me estoy refiriendo, claro esta, al conf~naml.ento de l~ mujer en el contexto de la ~amilia dome~tica, confinamiento motivado, sin duda, por sus funciones en 1a cnanza.
El cuerpo de la mujer, al igual que el de todas las hernbras rnamiferas, segrega leche durante y despues d.e .la ~renez para alimentar al recien nacido. El nino no puede sobrevivir _sm la lec~e de los. pechos 0 alguna cornposicion similar en este primer estadio de la .vIda. Puesto que el cuerpo de la madre pas a por este proceso de cnanza como consecuencia directa de la prefiez de un hijo concr.~to, la relacion que durante la crianza se establece entre ,madre e hijo s~ considera un lazo natural, considerandose las demas formas de alirnen-
5. La teoria semantics utiliza el concepto ~e motivacio~ del sentido, que abarca las distintas formas en que puede aSlgnar.se. sentido ';- un simbolo como consecuencia de deterrninadas propiedades ObJ~tlvas del slmbolo: en Iu-
ar de ser de una asociacion arbitraria. En este sent:do: todo este artl~ulo es ~na investigacion de la motivacion del sentido de la rnujer e? cuan!o ~l~b<:l,o, que se pregunta por que se asigna inconscientemente a la ~~}er la sl~lflCacJOn de estar mas proxima a la naturaleza. Para una exposicion concisa de IDs distintos tipos de motivacion del sentido, vease Ullman (1963).
Puesto que ella tarnbien tiene existencia, siente la urgencia de superarse y su proyecto no es mera repetici6n, sino trascendencia hacia un futuro distinto; en el fondo de su corazon encuentra la confirmaci6n de las pretensiones masculinas. Se suma a los hombres en las fiestas que celebran los exitos y victorias de los varones. Su desgracia es estar biologicamsn. te destinadaa reproducir Ia Vida cuando, incluso desde su propio punto de vista, la Vida no contiene en sf misma sus razones para existir, razones que son mas importantes que la propia vida.
En otras palabras, la conciencia de 1a mujer -su pertenencia como si dijeramos, a la cultura- se evidencia en el hecho de que
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"tacion como antinaturales y substitutivas, en la mayor parte de los casos. Segun e1 razonamiento cultural, las mad res y sus hijos van unidos. Adernas, una vez pasada la infancia los nifios no tienen fuerzas para participar en grandes trabajos; sin embargo se rnueven, son indisciplinados y no cornprenden muchos de los peligros; requieren vigilancia y constantes cuidados. Resulta evidente que la madre es la persona que debe ocuparse de estas tareas, como una prolongacion de su lazo natural con los nifios durante la lactancia o bien debido a que tiene un nuevo bebe y, de todos modos, esta dedicada a actividades relativas a los nifios. De este modo, sus propias actividades quedan circunscritas por las limitaciones y los bajos niveles de fuerza y habilidad de sus hijos; 6 es confinada a1 grupo de la familia domestica: «el sitio de 1a mujer es su casa».
La asociaci6n de la mujer al circulo dornestico puede contribuir de varias formas a concebirla como mas proxima a la natura1eza. En primer lugar, la manifiesta y constante asociacion con los nifios desempefia un papel en esta cuesti6n; facil es, .. comprender por que los nifios pueden considerarse a sf mismos parte de la naturaleza. Los nifios pequefios son completamente humanos pero no estan en absoluto socializados; al igual que los animales, son incapaces de andar erguidos, excretan sin control, y no hablan. Resulta bastante evidente que inc1uso los nifios algo mayo res no estan completamente sometidos. ~l imperio de la cultura. No comprenden las obligaciones, responsabilidades y costumbres sociales; su vocabulario y su campo de conocimientos adquiridos son pequefios El reccnocimiento implicito de esta ascciacion entre nifios y naturaleza se encuentra en muchas practicas culturales. Por ejemplo, la mayor parte de las culturas tienen ritos de iniciaci6n para los adolescentes (sobre todo pa~a .los mu~hachos; mas adelante volvere sobre este punto), cuyo objetivo consiste en trasladar al nino de forma ritual desde el estado algo ~enos que totalmente humano a la completa participacion en la sociedad y en la cultura: muchas culturas no celeb ran ritos funerarios por, los nifios que mueren en edades tempranas, explicitamente debido a que no son seres sociales completos. Por tanto, es probable que los nifios se categoricen con la naturaleza, y la estrecha asociaci6n de las mujeres a los nifios puede considerarse acorde con su capacidad potencial para ser ellas seres mas proximos a Ia naturaleza. Resulta ironico que en rnuchas culturas la razon fundamental de los ritos de iniciacion de los rnuchachos sea que los nifios deben .ser purificados de 1a contaminacion acumulada por pasar tanto tiernpo con 1a madre y otras mujeres cuando, en rea1idad, la mayor parte de 1a suciedad de las mujeres debe pro ceder de tener tanto tiempo a los nifios alrededor.
La segunda consecuencia problernatica e importante de la estrecha asociacion de la mujer con e1 contexto dornestico pro cede de ciertos conf1ictos estructurales entre familia y sociedad, que se dan en 1a mayoria de los sistemas sociales. Las implicaciones de la oposici6n
6. Situacion que con frecuencia sirve para hacerla aun mas parecida a los nifios.
«publico / dornestico» en relacion con la situaci6n de las mujeres han sido coherentemente desarrolladas por Rosaldo (en este volumen) y yo sencillamente quiero mostrar su pertinencia para esta argumentacion, La idea de que la unidad dornestica -la familia bio- 16gica encargada de la reproducci6n y la socializaci6n de los nuevos miembros de 18. sociedad- se contrapone a Ia entidad publica -e1 impuesto entramado de alianzas y relaciones que constituye la sociedad- es tambien el fundamento de la argumentaci6n de Levi-Strauss en Las esiructuras element ales del parentesco (1969a), Levi-Strauss sostiene no solo que esta oposici6n esta presente en todos los sistemas socia1es sino, adernas, que tiene el sentido de la oposici6n entre naturaleza y cultura La prohibicion universal del incesto 7 y su secuela, la regla de la exogamia (matrimonio fuera del grupo) , aseguran que «queda definitivamente eliminado el peligro de que la familia biol6gica se convierta en un sistema cerrado; el grupo biologico ya no puede mantenerse aislado, y el lazo de la alianza con otra familia asegura el predominio de 10 social sobre 10 biologico, de 10 cultural sobre 10 natural» (p. 479). Y aunque DO todas las culturas articulen una contraposici6n radical entre 10 publico y 10 dornestico en cuanto tales, cuesta negar que 10 dornestico esta siempre subsumido en 10 publico; las unidades dornesticas se allan unas con otras mediante la promulgaci6n de un as reglas que, logicamente, ocupan un lugar superior al de las propias unidades; esto da lugar al surgimiento de una unidad -la sociedad- que 16gicamente ocupa un lugar mas elevado que las unidades domesticas de que se compone.
Ahora bien, dado que las mujeres estan asociadas al contexto dornestico, y de heche estan mas 0 menos encerradas en sus lirnites, son identificadas con este escalon inferior de la organizaci6n social/ cultural. G Cuales son las consecuencias de esto para la forma en que se concibe a las mujeres? En primer lugar, si se subraya la funcion especificamente biologica (reproductiva) de la familia, como en el planteamiento de Levi-Strauss, entonces la familia (y por tanto la mujer) representa un tipo de ocupaciones de nivel inferior, socialmente fragmentadoras y particularistas, en contraposicion a las relaciones interfamiliares que suponen un tipo de intereses de nivel superior, integradores y universalizantes. Dado que los hombres carecen de fundamento (la crianza, extendida al cuidado del nino) «natural» para su tendencia familiar, su esfera de actividad se define en el nivel de las relaciones interfamiliares. Y de ahi =-parece proseguir el razonamiento cultural- que los hombres sean los prcpietarios «naturales» de la religion, el ritual, la politica y otras esferas de la accion y del pensamiento cultural, don de se realizan declaraciones universalizadoras de la sintesis espiritual y social. De ahi que no solo se identifique a los hombres con la CUltUB, en el sentide de toda la creatividad humana, en cuanto opuesto a naturaleza; se identifican en concreto con la cultura en el sentido old-fashioned
7. David M. Schneider (comunicaci6n personal) esta dispuesto a defender que el tabu del incesto no es universal, basandose en un material procedente de Oceania. Digamos a este respecto, pues, que es virtualmente universal.
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de los aspectos mas elevados y delicados del pensamiento humane
(arte, religion, derecho, etc.). .'
De nuevo resulta claro y, superficialmente VISto, coactive e~ razonamiento que aline a a la mujer en un escalon de la cultura m!erior al del hombre. Al mismo tiempo, no puede colocarse a la mujer completamente en la naturaleza, pues hay aspectos de su situacion, incluso dentro del contexto domestico, que demuestran de modo innegable su participacion en el proceso cultural. No. ~ace fa.l~a decir, desde luego, que exceptuando la cnanza de los nmos recien nacidos (y los medios artificiales de lactancia pueden llegar a cortar este vinculo), no hay ninguna razon para que haya de ser la madre -en cuanto contrapuesta al padre 0 a. cualquier otra personaquien se encargue . del cui dado del nino. Pero aun suponi.endo ~ue otras razones practicas y emocionales mantengan a la mujer sujeta a esta tare a, se puede demostrar que sus actividades e~ el contexto domestico la situan Iogica y cabalmente en la categona de la cul-
tura. r
En primer Iugar, se debe sefialar que la mujer ,no solo alin:enta y limpia a los nifios ejerciendo una simple funcion de g~ardiana; en realidad es, ante todo, el agente fundamental de su primera socializacion. EUa es . quien transforma al recien nacido de simple organismo en ser humano.iensefiandole los modales y las fo_rmas adecuadas de conducta para convertirse plenamente en un. miembro. d~ la cultura. Partiendo tan solo de las bases de sus funciones sccializadoras, no puede ser mas representativa de la cultura. No obstante, virtualmente en todas las sociedades, hay un momento en que la socializaci6n de los muchachos se transfiere a manos de los hombres. De una u otra forma se considera que los muchachos no estan «realmente» socializados todavia; su entrada en la esfera del status humane (social y cultural) total es una tarea que solo pueden realizar los hombres. Esto 10 vemos aun en nuestras escuelas, donde se produce una gradual inversion de la proporcion de profesores masculinos y Iemeninos al ir ascendiendo los cursos: la mayor parte de los profesores de jardines de infancia son femeninos; la mayoria de los profesores universitarios ' son varones.'
o bien, tomemos la cocina. En una abrumadora mayoria de sociedades la cocina es el trabajo de la mujer. Sin duda, esto nace de consideraciones practicas: puesto que la mujer ha de estar en casa con el nino le conviene llevar a cabo las pequefias labores centradas en el hogar. Perosi fuera cierto, como ha sostenido Levi-Strauss (1969b), que transforrnar 10 crude en 10 cocido puede representar, en muchos sistemas de pensamiento, la transici6n de Ia naturaleza a la cultura, nos encontrariamos con que la mujer participa en este importante proceso culturalizador, 10 que faci:mente la situaria en la categoria de la cultura, triunfando por encirna de la naturaleza. Sin embargo, tambien es interesante sefialar que cuando una cul-
tura (p. e. Francia 0 China) desarrolla una tradicion de haute cuisine -la «verdadera» cocina, en contraposicion a 1a sencilla y trivial cocina casera- los 'grandes chefs casi siempre son hombres. De este modo, la pauta replica que, en el campo de la socializacion, las mujeres llevan a cabo conversiones de la naturaleza a la cultura, pero cuando la cultura se diferencia a un nivel superior de las mismas funciones, este nivel superior se restringe a los hombres.
En resumen, una vez mas en con tram os los mismos origenes a la apariencia que presenta la mujer de ocupar una posicion mas intermedia con respecto a la dicotomia naturalezajcultura. Su «natural» asociaci6n al contexte dornestico (motivado por sus funciones naturales de amamantamiento) tiende a corroborar su potencialidad para ser. vista como mas proxima a la naturaleza, debido a la natura1eza de los nifios, similar a la de los animales, y debido a la connotaci6n infrasocial del grupo dornestico en cuanto contrapuesto al resto de la sociedad. Sin embargo, al mismo tiempo, sus funciones socializadoras y culinarias transforman constantemente los productos naturales brutos en productos culturales, Perteneciendo a la cultura, pero teniendo en apariencia conexiones mas fuertes y directas con la naturaleza, una vez mas se la concibe situada entre ambos reinos.
3. La psi que [emenina se considera mas proxima a la naturcleza.
La idea de que la mujer no solo tiene un cuerpo y una localizacion social diferentes de la del hombre, sino tambien una estructura psiquica distinta, resulta de 10 mas discutible. Se argumentara que probablernente S1 que tiene una estructura psiquica diferente, pero yp me apoyare extensamcnte en el articulo de Chodorow (incluido en este volumen) para demostrar, en primer terrnino, que no es necesario asumir que la estructura psiquica de la mujer sea innata; esta puede explicarse, como Chodorow muestra de forma convincente, por los hechos de la experiencia de la socializacion femenina, que probablemente es universal. Sin embargo, si consideramos valida la percepcion de una «psique fernenina» casi universal, con deterrninadas caracteristicas especificas, estas caracteristicas afiadiran peso a la concepcion cultural de Ia mujer quela considera mas proxima a la naturaleza.
Es import ante especificar 10 que nosotros vemos como aspectos dominantes y universales de la psique femenina. Si postulamos Ia emocionalidad 0 la irracionalidad, nos enfrentamos a las tradiciones de distintas partes del mundo donde las mujeres son funcionalmente, y as! se consideran, mas practicas, pragmaticas y en este sentido mundanas que los hombres. Una dimension importante que, al parecer, se puede aplicar panculturalmente es e1 de la relativa concreci6n versus la relativa abstraccion: la personalidad femenina tiende hacia los sentimientos, cosas y personas concretos, mas bien hacia entidades abstractas; tiende hacia el personalismo y el particularismo. En segundo lugar, y estrechamente emparentada, otra dimension parece ser la relatrva subjetividad versus la re1ativa objetividad:
8. Recuerdo que tuve mi primer profcsor var6n en el quinto curso y recuerdo que eso me emociou6: era sefial de que me hacia mayor.
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Chodorow cita el estudio de Carlson (1971), que concluye que «los varones representan las experiencias del yo, de los demas, del espacio y del tiempo en formas individualistas, objetiv~s y. distanc~adas, mientras que las hernbras representan sus experiencias en terminos relativamente interpersonales, subjetivos e inrnediatos» (en este volumen, p. 56. citando a Carlson, p. 270). Aunque este y otros estudios han side realizados en sociedades occidentales, Chodorow considera que sus hallazgos sobre las diferencias entre la persona-. lidad masculina y fernenina -a grandes rasgos, que los hombres son mas objetivos e inclinados a relacionarse En terrninos de categorfas relativamente abstractas, y las mujeres mas subjetivas e inc1inadas a relacionarse en terrninos de fenornenos relativamente concretos- constituyen «diferencias generales y easi universales» (p. 43).
Pero el meollo del articulo de Chodorow, argumentado con tanta elegancia, es que tales diferencias no son innatas ni estan geneticsmente programadas; surgen de los rasgos cas'! universales de 1a estructura familiar, a saber, que «las mujeres son, universalmente, responsables en gran medida del cuidado de los nifios y de (por 10 menos) la posterior socializacion de las hernbras» (p. 43) Y que «la situacion estructural de los nifios, alirnentada y reforzada por la preparacion en el rol masculine y femenino, produce estas diferencias que reciben su replica en la estructura sociologies y sexual de la vida adulta» (p. 44). Chodorow sostiene que, dado que la madre es el primer agente socializador tanto del nino como de Ia nina, ambos desarrollan una «identificacion personal» con ella, es decir, una difusa identificacion con su personalidad general, sus rasgos de comportamiento, sus valores y actitudes (p. 51). Un hijo, no obstante, en ultimo terrnino debe pasar a identificarse can el rol masculino, 10 que conlleva la creacion de una identificacion con el padre. Puesto que casi siempre el padre es mas remoto que la madre (rara vez participa en el cuidado del nino y quizas trabaje lejos del hogar buena parte del dia), la creacion de la identificacion con el padre supone la «identificacion posicional», es decir, la identificacion con el rol masculino del padre en cuanto conjunto de elementos abstractos, en lugar de la iclentificaci6n personal con el padre como individuo real (p. 49). Ademas, conforme el muchacho entra en el mundo social mas amplio, descubre que, de hecho, esta organizado alrededor de criterios mas abstractos y universales (vease Rosaldo, pp. 28-29; Chodorow, p. 58), como ya he sefialado en la seccion anterior; de este modo, la prirnera socializacion 10 prepara para -y reforzara=- el futuro tipo de experiencia social adulta.
Para una chica joven, en contraposicion, la identificacion personal con la madre, que se creo en la primera infancia, puede perrnanecer mientras penetra en el proceso de aprendizaje de la identidad del rol femenino. Dado que la madre es inrnediata y esta presente mientras la hija aprende su rol identificador, aprender a ser mujer supone la continuidad y el desarrollo de las relaciones entre la chica y la madre, y mantiene la identificacion con esta en cuanto individuo;
no supone el aprendizaje de las caracteristicas de un rol externamente definido (Chodorow, p. 51). Esta pauta prepara a la chica para su posicion social.' al mismo tiempo que la refuerza: llegara a instalarse en el mundo de las mujeres, que se caracteriza por la poca diferenciacion del rol formal (Rosaldo, p. 29) Y que vuelve a presuponer, durante la maternidad, la «identificacion personal» con sus hijos. Y de este modo recomienza el ciclo
Chodorow demuestra satisfactoriamente, al menos para mi, que la personalidad feme nina, caracterizada por el personalismo y el particularismo, puede explicarse como generada por el ordenamiento socioestructural en lugar de por factores bio16gicos innatos. Este aspecto no precisa de mayor elaboracion. Pero, en la medida en que la «personalidad femenina» ha sido un hecho casi universal, puede argumentarse que sus caracteristicas han aportado su granite de arena a Ia concepcion de que las mujeres son menos culturales que los hombres. 0 sea, las mujeres tenderfan a establecer relaciones con el mundo que la cultura puede considerar mas «parecidas a la naturaleza. =-inmanentes e incrustadas en las cosas tal como son dadas- que «parecidas a la cultura», que trasciende y transforma las cosas mediante la imposicion de categorias abstractas y valores transpersonales. Las relaciones de las mujeres tienden a ser, como la naturaleza, relativamente inmediatas y mas directas, mientras que los hombres no solo tienden a relacionarse de forma mas mediata, sino que en ultimo terrnino, en realidad, suelen tener unas relaciones mas coherentes y fuertes con las categorias y las formas mediadoras que con los mismos objetos y personas.
Asi pues, no es dificil comprender que Ia personalidad fernenina preste apoyo a la concepcion de las mujeres ·como seres «mas proxirnos a la natura1eza». Sin embargo, a1 mismo tiempo, los modos de relacionarse caracteristicos de las mujeres desernpefian un indiscutible papel, poderoso e importante. en el proceso cultural. Pues si bien este tipo de relacion relativarnente sin mediaciones se situa, en un cierto sentido, en el extremo inferior del espectro de las funciones humanas espirituales, incrustado en la particularizacion y no en la trascendencia y la sintesis, ese mismo modo de relacion, sin embargo, aparece tambien en el extrema superior del espectro. Piensese en las relaciones madre-hijo. Las madres tienden a preocuparse de su hijo en cuanto individualidades, sin tener en cuenta el sexo, la edad, la belleza, la filiacion al clan ni ninguna otra categoria de que pueda participar el nino. Ahora bien. cualquier relacion que tenga estas cualidades -no precisamente la que hay entre madre e hijo, sino cualquier clase de compromiso muy personal y relativamente sin mediaciones- puede considerarse un desafio a la cultura y a Ia sociedad «desde abajo», en 1a rnedida en que representa la potencial fragmentacion de las lealtades individuales vis-a-vis Ia solidaridad del grupo. Pero tarnbien puede considerarse que lJeva en su interior el agente sintetizador de la cultura y la sociedad «desde arriba», en el sentido de que representa los valores humanos generales por encima y mas alla de las lealtades a las categorias sociales
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concretas. Toda sociedad debe tener categorfas sociales que trasciendan las lealtades persoriales, pero toda sociedad debe tambien generar un sentimiento de unidad moral ultima para todos sus miernbros, por encima y mas alla de tales categorias sociales. Por tanto, el modelo psiquico aparenternente tipico de la mujer, que tiende a no tener en cuenta las categorias y a buscar la «comunion» (Chodorow, p. 65, a partir de Bakan, 1966) directs y personal con los otros, aunque desde un punto de vista puede parecer infra cultural, esta al mismo tiempo asociado con el inivel mas alto del proceso cultural.
Implicaciones de la posicion interrnedia
Mi prop6sito fundamental en este articulo ha sido explicar el status secundario que universalmente tiene la mujer. Intelectual y personalmente, me siento muy afectada por este problema; me siento obligada a tratarlo antes de ernprender un analisis de la situacion de la mujer en cualquier sociedad concreta, Las variaciones locales, sean econ6micas, ecologicas, historicas, politicas 0 de la estructura social, de los valores 0 de la concepcion del mundo, pueden explicar las variaciones dentro de este universal, pero no explican el universal en si. Y si no querernos aceptar 1a ideologia del determinismo bio16gico, su explicacion, me parece ami, s6lo puede realizarse haciendo referencia a otros universales de la situacion cultural humana. Por eso, los rasgosgenerales de este tratamiento -aunque no, des de luego, la solucion concreta ofrecida=- fueron determinados por el mismo problema y no por ninguna predileccion mia por el analisis global, estructural y abstracto.
He sostenido que la desvalorizacion universal de las rnujeres puede explicarse afirrnando que las mujeres son consideradas mas proxirnas a la naturaleza que los hombres, considerandose que los hombres ocupan de forma mas inequrvoca los niveles superiores dela cultura. La distincion culturajnaturaleza es, de por si, un producto de la cultura, definiendose minimarnente la cultura como e1 trascender, por medio de sistemas de pensamiento y tecnologia, los hechos naturales de la existencia, Se trata, por supuesto, de una definici6n analitica, pero sostengo queen un cierto nivel toda cultura incorpora esta no cion de una u otra forma, aunque solo sea en la celebracion de los ritos que afirman la capacidad humana para rnanipular 10 dado. En cualquier caso, este articulo pretende fundamenta1mente mostrar por que las rnujeres pueden tender a ser consideradas, una y otra vez, en las mas divers as c1ases de concepciones del mundo y en las mas diversas culturas de todos los grados de cornplejidad, como mas proximas que los hombres a Ia naturaleza. La fisiologia de la mujer, que durante la mayor parte del tiempo se ocupa de la «naturaleza de 1a vida»; la asociacion de Ia mujer al contexto dornestico, estructuralmente subordinado, encargado de la crucial funcion de transforrnar los nifios que son pareciclos a los animales en seres cultura1es; la «psique de la mujer», adecuada para
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las funciones maternales por su propio proceso de socializ.vcion y que tiende hacia un mayor personalismo y hacia formas de relaci6n menos mediatizadas, todos estos factores hacen que la mujer parezca estar mas directa y profundamente enraizada en la naturaleza, Al mismo tiernpo, sin embargo, su «pertenencia» y su absolutamente necesaria participacion en la cultura son reconocidas por la cultura y no se pueden negar. Asi, pues, se considera que la mujer ocupa una posicion intermedia entre 1a naturaleza y la cultura.
Esta posici6n intermedia tiene divers as consecuencias para e1 analisis, segun como se interprete. En primer lugar, por supuesto, responde a mi pregunta basica de por que la mujer es considerada en todas partes inferior al hombre, pues aunque no sea vista como pura y simple naturaleza, sigue suponiendose que trasciende la naturaleza en menor medida que el hombre. Una posici6n interrnedia, en este caso, no significa ni mas ni menos que un «status medic» en la jerarquia de la existencia, que va desde la naturaleza a la cultura,
En segundo lugar, la posicion intermedia puede tener el significado de «rnediacion», es decir, de realizar alguna c1ase de sintesis o de conversion de funciones entre la naturaleza y Ia cultura, consideradas aqui (por la cultura) no como dos extremos de un continuo sino como dos c1ases radicalmente distintas de procesos. La unidad dornestica -yen consecuencia la mujer, que virtualrnente aparece en todos los casos como su representante fundamental- es uno de los organismos cruciales de la cultura para la conversi6n de la naturaleza en cultura, especialmente en 10 que se refiere a la socializaci6n de los nifios Toda la posible continuidad de una cultura depende de la adecuada socializaci6n de los individuos, que habran de ver el mundo en los terrninos de esa cultura y adherirse de modo mas 0 menos inequivoco a sus preceptos morales. Las funciones de la unidad domestics deben ser estrecharnente controladas con objeto de asegurar su producto; Ia estabilidad de la unidad dornestica en cuanto institucion debe colo carse tan fuera de toda duda como sea posible. (Algunos aspectos de la protecci6n de la integridad y estabilidad del grupo dornestico podemos verlos en los fuertes tabues contra el incesto, el matricidio, el patricidio y el fratricidio.") En la medida en que la mujer es universalmente el agente basico de la primera socializaci6n y virtualmente se considera la corporizacion de las funciones del grupo domestico, tended a someterse a las pesadas restricciones y limitaciones que rodean tal unidad, Su posicion intermedia (culturalmente definida) entre la naturaleza y la cu1tura, que aqui tiene el sentido de mediacion (es decir, que realiza funciones de conversion) entre la naturaleza y Ia cultura, no s6lo explicaria su status inferior, sino tambien la mayor parte de las restricciones que recaen sobre sus actividades. Virtualmente en todas las culturas sus actividades sexuales permitidas estan
9. A nadie parece importarle mucho el sorocidio, cuesti6n esta sabre Ia que habra que investigar,
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mas estrechamente circunscritas que las del hombre, se le ofrece un menor abanico para la eleccion de rol y se le concede acceso directo a un menor niimero de instituciones sociales. Adernas, es casi universalmente socializada de forma que tenga un conjunto de actitud~s . mas estrecho y generalmente de tono mas conservador, y los Iimitados contextos sociales de su vida adulta refuerzan tal situacion, EI conservadurismo y el tradicionalismo, socia1mente enzendrados, del pensamiento de la mujer es otra forma -quizas la p~or. y desde l~ego la mas insidiosa- de restricci6n social, y sin duda debe relacionarse con su funcion tradicional de producir miernbros del grupo convenientemente socializados.
Por ulti~o, la posicion intermedia de la mujer puede tener la consecuencia de una mayor ambigiiedad sirnbolica (vease tambien Rosaldo). Modificando nuestra imagen de las relaciones cultural naturaleza, pod~mos llegar a concebir la cultura como un pequefio calvero en medio del bosque que constituye el sistema natural mas amplio. Desde este punto de vista, aquello que es intermedio entre la cul~ura. y la naturaleza se situa en el continuo que constituye la periferia del calvero de la cultura; y aunque, por eso mismo, puede parecer situado tanto arriba como debajo (0 al lado) de la cultura, esta sencillamente fuera y alrededor. Entonces poclemos comenzar a comprender por que un unico sistema de pensamiento cultural suele aSl.gnaJ: a la mu~er significados comp1etamente polarizados y en apariencia contradictorios, puesto aue los ext rem os como dice. el dicho, se tocan. ~ue con tanta frecuencia la mujer rep;esenta la VIda y la muerte solo es el ejemplo mas simple que podemos mencionar.
Para =. pe.rspectiva sobre. el mismo tema, recordaremos que el modelo psiquico que se asocia a las mujeres suele situarse tanto en el fondo como en la cima de la esc ala de las formas humanas de relacion. Este modelo tiene tendencia a una irnplicacion mas directa con las personas en cuanto individuos y no en cuanto represe~tante~ de una U otra categoria social; tarnbien puede verse al m1sm~ tiempo que este modelo «ignora» (y par tanto subvierte) y «tras~lende». (y por t~nto alcanza su mas elevada sintesis) esas categonas .so~lales, segun sea el punto de vista que se adopte para caela objetivo concreto, De ahi que pcdamos explicar facilmente tant? lo_s, simbolos femeninos subversivos (brujas, malele ojo, cont~mll1aClOn menstrual, rnadres castracloras) como los simbolos femerunes .~rasc~ndentes (diosas maternales, piadosas dispensadoras de salva.cIOn, .slmbolos f~meninos de Ia justicia, y la fuerte presencia del s.lmbol_Ismo femen~no en el arte, la religion, el ritual y el derecho). El .slmbohsmo ~emenmo, con mucha mayor frecuencia que el simb?I:.smo masculine, tiene una manifiesta propension hacia la ambigiiedad polarizada, a veces con absoluta exaltacion a veces con absoluto rebajamiento, rara vez dentro del ambito normal de las posibilidades humanas.
Si la posicion intermedia de la mujer (culturalmente ccnsiderada) entre la cultura y la naturaleza tiene esta implicaciori de am-
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bigiiedad generalizada, caracteristica de los fenornenos marginales, entonces tarnbien estamos en mejor posicion para explicar aquellas «inversiones» culturales e historicas en que, de una u otra forma, se aline a a la mujer junto con Ia cultura y a los hombres junto con la naturaleza. Se me ocurren algunos ejemplos: los siriono de Brasil, para los que, segun Ingham (1978: 1098), «Ia naturaleza, 10 crudo y 10 masculine» se oponen a «la cultura, 10 cocido y 10 feme, nino»; lOla Alemania nazi, donde se de cia que las mujeres eran guardianas de la cultura y de la moral; el am or cortesano europeo, clonde el hombre se considera a si mismo bestia y la mujer es el objeto pristino y exaltado (pauta que persiste, por ejemplo, entre los actuales campesinos espaficles [vease Pitt-Rivers, 1961; Rosaldo j). Y, sin duda, hay otros casos de este tipo, incluyendo algunos aspectos de nuestra propia concepcion de la mujer. Cada uno de estos ejemplos de alineaci6n de la mujer con la cultura y no con la naturaleza requiere un detail ado analisis de los datos historicos y etnograficos concretos. Pero al indicar como Ia naturaleza en general, y en particular la forma femenina de las relaciones interpersonales, desde determinados punt os de vista pueden parecer situados ambos por encima y mas alla (pero en realidad simplemente fuera) de la esfera de la hegemonia de la cultura, hemos sentado por 10 menos los cimien tos para tales analisis,
En resumen, el postulado de que la mujer es tenida por mas proxima a la naturaleza que el hombre tienen diversas consecuencias para los posteriores analisis y puede interpretarse de muy distintas formas. Si simplemente se considera como una posicion media entre la cultura y la naturaleza, entonces se sigue considerando inferior a la cul tura y, de ese modo, se explica el supuesto pancultural de que la mujer es inferior al hombre en el orden de las cosas. Si se interpreta como un elemento rnediador en las relaciones naturaleza/ cultura, entonces puede explicar en parte la tendencia no a simplemente desvalorizar a las mujeres sino a circunscribir y restringir sus funciones, puesto que la cultura debe mantener el control sobre sus mecanismos -pragmaticos y simb6licos- de convertir la naturaleza en cultura. Y si se interpreta como un status ambiguo entre la 11aturaleza y 1a cultur a, pueden colaborar a hacer comprensible el heche de que, en sirnbolizaciones e ic1eologias cultura1es concretas, se alinee en ocasiones a la mujer junto a la cultura, y que en todas circunstancias suela asignarsele significados polarizados y contradictorios dentro de un mismo sistema simb61ico. Status medio, funciones mediadoras y significacion arnbigua son tres distintas interpretaciones para distintos objetivos coritextuales del ser de Ia mujer, considerado como interrnedio entre la naturaleza y la cultura.
10. El tratarniento de Ingham es bastante ambiguo, puesto que las mujeres tarnbien son asociadas con animales : "La contraposicion hombre/animal y hombrc/rnujer son evidentemente sirnilares ... la caza es el proceclimiento para adquirir mujer cs as) como animales" (p. 1095). Una cuidaclosa interpretacion de los datos indica que tanto hombres como rnujeres y anirnales son, en esta tradiciori, rnediadores entre la cultura y la naturaleza.
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s. - ANTROPOLOGIA v FEMINISMO
Conclusiones
POI' ultimo debemos volver a subrayar que to do este esquema es una construccion de b cultura y no un hecho de la naturaleza. La mujer no esta «en realidad» en absoluto mas proxima (0 mas alejada)· de la naturaleza que el hombre: ambos tienen conciencia. ambos son mortales. Pero sin duda hay razones para que la mujer aparezca de esta forma, y eso es 10 que he tratado de mostrar en este articulo. El resultado es un (tristemente) eficiente sistema de feedback: los distintos aspectos (fisicos, sociales, psicclogicos) de la situacion de la mujer colaboran a que sea vista como mas proxima a la naturaleza, mientras que la concepcion de ella como mas proxima a la naturaleza es a su vez incorporada en formas institucionales que reproducen su situacion, Las consecuencias para el cambio social son igualmente circulares: una concepcion cultural distinta solo puede surgir de una realidad social distinta; una realidad social distinta solo puede surgir de una concepcion cultural distinta.
Esta claro, pues, que la situacion debeser atacada por ambos flancos. Los esfuerzos dirigidos exclusivamente a cambiar las instituciones sociales -mediante el establecimiento de cuotas de empleo, por ejernplo, 0 mediante la aprobacion de Ieyes de igual-salario-paraigual-trabajo- no pueden tener efectos de largo alcance si la imagineria y el lenguaje cultural siguen suministrando una concepcion relativamente desvalorizada de 121 mujer. Pero, al mismo tiempo, los esfuerzos unicamente orientados a cambiar los supuestos culturales -mediante grupos masculines y Ierneninos de concienciacion, por
. ejernplo, 0 mediante la revision de las disciplinas educativas y de la imagineria de los mass-media= no pueden conseguir su objetivo a no ser que carnbie el fundamento institucional de la sociedad para apoyar y reforzar la modificada concepcion cultural. Finalmente, hombres y mujeres pueden y deben participar igualmente en los proyectos de creatividad y trascendencia. Solo entonces se considerara a las mujeres alineadas junto a la cultura, dentro de la dialectica entre cultura y naturaleza,
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