El Texto Expositivo
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Pasaje. Cura Brochero 189 - Elena – Dpto. Río Cuarto – Pcia. de Córdoba
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EL TEXTO EXPOSITIVO
Esta unidad, como dice el título, se llama “Texto Expositivo”. Es uno de los muchos tipos
textuales con los que nos vamos a encontrar. La particularidad de este tipo textual es que es
uno de los más comunes en el ámbito académico. Por eso, es muy útil saber algunas de sus
características (la estructura, los recursos, los ámbitos de circulación, etc.)
Hablar de “textos” es introducirnos en una pequeñísima parte de una ciencia que se llama
Lingüística y que se encarga del estudio del lenguaje humano. Como ya vimos, hay distintos
niveles que se ocupan de diferentes dimensiones del estudio del lenguaje. Hay muchas
disciplinas que se ocupan de los textos, por ahora, nosotros la llamaremos “pragmática”
puesto que los textos siempre cumplen funciones.
Actividad N°1:
Enuncia qué función cumplen los siguientes textos:
Como en toda ciencia, hay personas que hacen estudios científicos de un objeto o un
acontecimiento. Hay dos autores de apellidos Slater y Graves que se han ocupado
precisamente de este objeto: “el texto expositivo”. Estos autores han estudiado el texto
expositivo y consecuentemente dieron una definición, tomando cuatro rasgos que consideran
característicos de los mismos y que deberían aparecer en los buenos textos expositivos.
Otras características que no diferencian al texto expositivo de otros pero que nos importantes
también son:
Los nombres comunes permiten nombrar a todas las personas, animales o cosas de la misma clase o
especie, sin particularizar su significado como hombre, caballo, casa. Agrupan los objetos que
denominan por sus características, sin expresar rasgos distintivos. Por eso, se consideran sustantivos
genéricos.
Los nombres propios identifican e individualizan a un ser para diferenciarlo de otros de una misma clase.
Dentro de los nombres propios se encuentran los antropónimos, que son los nombres y los apodos de
las personas, como por ejemplo Ramón, Carmen y Lola, y los topónimos, que son los nombres de lugares
geográficos, como por ejemplo Aguadulce y Almería. Tienen referencia única y carecen de significado
lingüístico. En idioma español, los nombres propios se escriben con letra inicial mayúscula.
Los nombres concretos designan seres que se perciben por los sentidos, pero no quiere decir que
existan en la realidad, como sucede por ejemplo con las hadas o los unicornios, que son seres
imaginarios representados mediante imágenes.
Los nombres abstractos designan conceptos que se puede percibir solamente por la mente y no por los
sentidos, en forma de ideas, como ocurre por ejemplo con el miedo y la belleza. En idioma español,
estas palabras generalmente no tienen plural, y cuando pluralizan tienen un matiz de significado
ligeramente distinto, más concreto.
Abstractos de fenómeno: Están relacionados con sustantivos que designan acciones, estados o
sus efectos, por ejemplo lectura, caminata, causa.
Abstractos de cualidad: Están relacionados con adjetivos y designan cualidades o propiedades
de los objetos o de los seres, por ejemplo belleza, maldad.
Abstractos de números o cuantitativos: Cuantifican tanto de forma precisa como de forma
imprecisa, por ejemplo cantidad, montón.
Nombres contables y nombres incontables
Los Sustantivos contables señalan entes que se pueden contar, por ejemplo cinco niños, tres rocas, trece
euros. Los sustantivos contables se combinan con cuantificadores plurales sin alterarse semánticamente.
1. ¿Cuál es la información que te brinda el texto? ¿Conocías todo lo que decía el texto?
¿Qué hubiese pasado si todo lo que dijera el texto te fuese conocido? ¿Te aburriría? ¿Lo leerías
a todo? ¿Te interesaría?
2. ¿Qué es una explicación? No se vale utilizar para decir lo que es la palabra “explicar” o
“explicación”. Buscá, si no conocés el término en el diccionario y anotalo en un lugar
que lo recordés fácilmente, como por ejemplo, en tu carpeta. ¿Qué es lo que explica?
¿Cómo te das cuenta? ¿Qué te ayuda a notarlo? ¿Hay muchas explicaciones?
3. ¿Sentiste que alguien o algo te mandaba a leer de determinada forma el texto? ¿Qué
pudo haber sido? ¿El título, los subtítulos, las clasificaciones te predispusieron a leerlo
de determinada manera o no? ¿Te sirvieron esos elementos? ¿Te distrajeron?
Un texto: todos los textos
¿Nunca te pareció que hay textos demasiado largos o tan complejos que creerías que nunca
serías capaz de resolverlos: leerlos, entenderlos, analizarlos y ser capaz de explicarlos? Para
tranquilidad de todos, los textos expositivos no son tan distintos entre sí. Con el paso del
tiempo, veremos que hay una especie de “esqueleto” común al que responden los textos…
todos…y si podemos descubrirlo y reconocerlo, entender los múltiples textos no sería tan
complejo.
El texto expositivo se caracteriza, aparte de lo que ya mencionamos, por una especie de forma
o molde particular que ayuda a reconocerlo como tal. Ese molde se llama “superestructura”.
Consideramos a la superestructura como un esquema abstracto, virtual, conformado por
categorías y reglas que explicitan el formato de textos concretos 1. Aunque puedan existir
alteraciones, variaciones o modificaciones en la superestructura de un texto, la básica y
canónica (la más tradicional) de un texto expositivo consta de:
1
Ester Castro de Castillo y Hilda Puiatti de Gómez, “La exposición” en Liliana Cubo de Severino (coord.)
Leo pero no comprendo, Comunicarte, Córdoba, 2005 p. 106
Instituto “La Asunción de María”
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da casi toda la información que por lo general debe ser no conocida por
el lector, de lo contrario podría pasar por aburrido o no generar interés. Existen
muchas formas para organizar esa información para que el lector no se “pierda”.
conclusión: exposición de consecuencias y nuevas informaciones, resultantes
de la revisión de los temas o problemas desarrollados para resumir las ideas más
importantes y rever la información proporcionada 2. En otras palabras, se trata de un
resumen de lo más importante. La conclusión nunca agrega información nueva.
¿Nunca te pasó?
¿Nunca te pasó que no sabías bien el nombre de una cosa y dijiste una palabra que no es
precisamente el nombre específico pero que igualmente sirve y es válido para mencionarlo?
Habrán notado alguna vez que hay veces que usamos palabras “generales”. Existen palabras
muy generales o comodines como “eso”, “cosa”, “objeto” con las que denominamos muchos
elementos que nos rodean. ¿Pero qué pasa cuando utilizamos por ejemplo: “Herramientas”?
Una palabra como “herramienta” o “muebles” o “vertebrados” pueden englobar muchas otras
palabras como martillo, destornillador, pinza, tenaza... o silla, sillón, cama, mesa… o león,
humano, ballena, tigre, halcón...
Existen dos tipos de palabras: los hiperónimos y los hipónimos.
Pensamos:
Pensemos un poco: Ambas palabras tienen algo en común y algo diferentes: ambas tienen la
misma terminación “-ónimo”: que significa “nombre”. ¿y qué significarán “hiper”- e “hipo-“?
Anotá palabras que comiencen con hiper-:
Ahora observá qué tienen en común las palabras de un grupo y del otro. Una pista: está
relacionado al tamaño.
Hiper significa:…………………………………………………………………………………………………………………………
Hipo significa:………………………………………………………………………………………………………………………….
¿Cuál te resultó más fácil definir? ¿Todas las palabras que anotaste en el segundo grupo
significan que es “pequeño”
La información en este tipo de textos no se presenta siempre del mismo modo sino que
observaremos distintas formas de organización discursiva. Estas organizaciones pueden ser:
3) Causalidad: expone las razones o fundamentos por los cuales se produce la sucesión
de ideas. La organización causal (o de causa-consecuencia) ordena dos o más hechos
en un tiempo determinado. Hay una causa que lleva a varias consecuencias o viarias
causas que se integran en una única consecuencia.