Analisis Cloracion

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CLORACIÓN DE AGUA POTABLE

CLORACIÓN DE AGUA POTABLE

Índice
1. Introducción 3

1.1 Agua de consumo humano 3


2. Cloración 7
2.1. El cloro y sus derivados 7
2.2. Química del cloro 7
2.3. Demanda de cloro 10
2.4. Cloración: dosis y contacto 12
2.5. Metodología analítica 14
2.6. Determinación de cloro en continuo 16
2.6.1. Colorimetría 16
2.6.2. Amperometría 17
2.7. Protocolo de cloración 18
3. Equipos de cloración 19
3.1. Pre-cloración 22
3.2. Almacenaje-mantenimiento 23
3.3. Post-cloración 25

1
1. INTRODUCCIÓN

El agua potable es un bien necesario pero escaso. A pesar de que el agua es


la sustancia más abundante y común en nuestro planeta -ya que cubre el 71%
de su superficie- el 97.3% de ésta se encuentra contenida en los océanos. Del
2.7% restante, aproximadamente el 2.1% se halla en los casquetes polares y
en glaciares y sólo el 0.61% es agua dulce líquida. De ésta última, alrededor
del 0.60% se encuentra en acuíferos subterráneos, de difícil acceso mientras
que sólo el 0.009% constituye agua dulce superficial (ríos y lagos). Aún más,
solamente el 0.003% del total es agua dulce disponible para ser usada con
fines domésticos. Es decir, si el total del agua de la Tierra fuera un recipiente
de 100 litros, solamente media cucharadita de agua sería apta para consumo
humano.

Origen del agua Volumen del agua en Porcentaje de


kilómetros cúbicos agua total
Océanos 1,321,000,000 97.24%
Capas de hielo, Glaciares 29,200,000 2.14%
Agua subterránea 8,340,000 0.61%
Lagos de agua dulce 125,000 0.009%
Mares tierra adentro 104,000 0.008%
Humedad de la tierra 66,700 0.005%
Atmósfera 12,900 0.001%
Ríos 1,250 0.0001%
Volumen total de agua 1,360,000,000 100%
Fuente: Nace, Encuesta Geológica de los Estados Unidos, 1967 y
El Ciclo Hidrológico (Panfleto), U.S. Geological Survey, 1984

De lo expuesto se extrae que el agua potable es un bien muy preciado y


escaso y que se ha de consumir y administrar concienzudamente. Es primordial
minimizar su gasto e intentar, en la medida de lo posible, reutilizarla
adecuadamente.

1.1 AGUA DE CONSUMO HUMANO

El abastecimiento de agua a la población se puede realizar a partir de dos


fuentes de características bien diferenciadas:

Aguas superficiales: lagos, ríos, embalses,…Están expuestas al


medioambiente y por tal causa son susceptibles de
contaminación. Por este motivo es necesario un tratamiento
exhaustivo antes de ser aptas para consumo humano. Éste suele
realizarse por parte de las instituciones encargadas de la
explotación de los recursos hídricos.

3
Aguas subterráneas: pozos, manantiales,… Son fuentes de más
difícil explotación, al no hallarse tan accesibles como las aguas
superficiales. Su origen es el agua superficial que por infiltración
natural a través de diferentes capas terrestres pasa al acuífero.
Este sistema de filtración natural permite la purificación del agua.
No obstante, para considerarse potables han de cumplir ciertas
características físicas, químicas y microbiológicas. Además, a
largo plazo los acuíferos también se pueden contaminar y por
ello, a menudo es necesario un tratamiento de esta agua (no tan
intensivo como en el caso de las aguas superficiales).

Las fuentes de contaminación del agua pueden ser naturales (lluvia, materia
vegetal en descomposición, erosión del suelo,…) o antropogénicas (actividad
ganadera, subproductos de actividad industrial, aguas domésticas,…), pero
ambas dan lugar a un agua que no cumple con los requisitos necesarios para
asegurar su potabilidad.

Los procesos básicos de tratamiento de agua incluyen varias etapas:


coagulación, floculación, separación de partículas (sedimentación/flotación),
filtración y desinfección (cloración/ozonización). En muchas de estas etapas se
realiza la incorporación de productos químicos al caudal de agua a tratar y es
aquí donde I.T.C. S.L. puede ayudarles a su correcta dosificación y control con
su amplia gama de bombas y accesorios.

En los casos de aguas cuya calidad se ha comprobado y se consideran aptas


para ser susceptibles de consumo humano, como pueden ser muchas aguas
subterráneas y aquéllas superficiales que cumplan las características incluidas
en el Anexo II de la Orden Ministerial de 11 de mayo de 1998 sobre
características básicas de calidad que deben ser mantenidas en las corrientes
de agua superficiales cuando sean destinadas a la producción de agua potable
para ser clasificadas como Tipo A1, su tratamiento previo al consumo humano
consiste en un tratamiento físico simple (como podría ser la filtración) seguido
de un proceso de desinfección. En el caso de Tipo A2, es necesario un
tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección. Para el Tipo A3
se requiere tratamientos físico y químico intensivos, afino y desinfección.

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ANEXO II
Parámetro Unidad Tipo A1 Tipo A2 Tipo A3
pH - (6.5-8.5) (5.5-9.0) (5.5-9.0)
Color Escala Pt 20 100 200
Sólidos en suspensión mg/l (25) - -
Temperatura ºC 25 25 25
Conductividad (20ºC) (1000) (1000) (1000)
-
S/cm

Nitratos (*) mg/l NO3 50 50 50


Fluoruros mg/l F 1.5 (1.7) (1.7)
Hierro disuelto mg/l Fe 0.3 2 (1)
Manganeso mg/l Mn (0.05) (0.1) (1)
Cobre mg/l Cu 0.05 (0.05) (1)
Zinc mg/l Zn 3 5 5
Boro mg/l B (1) (1) (1)
Arsénico mg/l As 0.05 0.05 0.1
Cadmio mg/l Cd 0.005 0.005 0.005
Cromo total mg/l Cr 0.05 0.05 0.05
Plomo mg/l Pb 0.05 0.05 0.05
Selenio mg/l Se 0.01 0.01 0.01
Mercurio mg/l Hg 0.001 0.001 0.001
Bario mg/l Ba 0.1 1 1
-
Cianuros mg/l CN 0.05 0.05 0.05
2-
Sulfatos (**) mg/l SO4 250 250 250
Cloruros (**) mg/l Cl (200) (200) (200)
Detergentes mg/l (0.2) (0.2) (0.5)
Fosfatos (*) laurilsulfato (0.4) (0.7) (0.7)
mg/l P2O5
Fenoles mg/l fenol 0.001 0.005 0.1
Hidrocarburos disueltos o mg/l 0.05 0.2 1
emulsionados
(tras extracción en éter de petróleo) 0.001
PAH mg/l 0.0002 0.0002 0.005
Plaguicidas totales mg/l 0.001 0.0025 (30)
DQO mg/l O2 - - (30)
Oxígeno disuelto % saturación (70) (50) (7)
DBO5 mg/l O2 (3) (5) (3)
Nitrógeno Kjeldahl mg/l N (1) (2) 4
+
Amoniaco mg/l NH4 (0.05) 1.5 (0.5)
Sustancias extraíbles mg/l seco (0.1) (0.2)
con cloroformo (50000)
Coliformes totales (37ºC) u/100ml (50) (5000) (20000)
Coliformes fecales u/100ml (20) (2000) (10000)
Estreptococos fecales u/100ml (20) (1000) -
Salmonellas - Ausente Ausente
en 5 l en 1l
( En lagos poco profundos de lenta renovación
( Salvo que no existan aguas más aptas para el consumo.
Las cifras entre paréntesis se tomarán como valores indicativos deseables con carácter provisional

5
De todos los tratamientos citados anteriormente, en este documento nos
centraremos en la desinfección. En este proceso se intenta destruir o inactivar
los organismos patógenos presentes en el agua, principalmente bacterias, virus
y protozoos. Estos organismos, en el caso de aguas de Tipo A2 o Tipo A3, son
eliminados en gran parte durante las operaciones de tratamiento físico-químico,
pero éstas no son suficientes para asegurar una inocuidad total del agua.

Los tratamientos de desinfección pueden ser físicos (radiación gamma, rayos


X, radiación ultravioleta, esterilización térmica,…) o químicos (metales
pesados, ácidos o bases, halógenos, ozono, permanganato,…) siendo estos
últimos los más habituales. De entre los reactivos químicos, el cloro y sus
compuestos derivados son los agentes desinfectantes más utilizados a nivel
mundial y por ello los estudiaremos de forma más detallada.

Los valores de cloro residual están regulados por muchos organismos y


dependen del uso final del agua. Así pues, para aguas potables, se recomienda
que el cloro libre residual esté entre 0.5 y 1 ppm, mientras que en el caso de
piscinas y balnearios, debe mantenerse entre 1.5-3.0 ppm. No obstante, estos
valores son generales y cada organismo competente ha determinado los suyos
propios. Así, la Generalitat de Catalunya especifica que el valor de cloro
residual ha de estar entre 0.2 y 0.8 ppm en todos los puntos de la red de
suministro.

6
2. CLORACIÓN

2.1 EL CLORO Y SUS DERIVADOS

El uso del cloro como agente desinfectante empezó a principios del siglo XX y
pasó a completar el proceso de filtración, que ya era ampliamente utilizado.

Los productos de la familia del cloro más habituales para realizar la


desinfección del agua son: cloro gaseoso, hipoclorito sódico, hipoclorito cálcico.

El cloro (Cl2) es un gas tóxico, más denso que el aire, de color verde
amarillento. Es un producto muy oxidante que reacciona con muchísimos
compuestos. En presencia de humedad es extremadamente corrosivo y por ello
los conductos y los materiales en contacto con él han de ser de aleaciones
especiales. El vapor de cloro es irritante por inhalación y puede causar heridas
graves en caso de exposición a altas concentraciones. El manejo de cloro se
ha de realizar pues, por parte de personal especializado y son necesarios
sistemas de control y de alarma muy efectivos. Por estos motivos, es preferible
la utilización de hipocloritos en solución o en forma sólida.

El hipoclorito sódico (NaClO) en solución es un desinfectante que se utiliza


desde el siglo XVIII y que popularmente se conoce como lejía. A nivel industrial
se obtiene por reacción del cloro gas con una solución de hidróxido de sodio.
Tras la reacción, se obtienen soluciones acuosas de color amarillo verdoso,
que tienen una concentración determinada de cloro activo por litro. Se
comercializa en disoluciones de concentraciones entre 3 y 15% en peso. El
hipoclorito sódico es un oxidante muy potente e inestable, tanto, que una
solución de 100 gramos de cloro activo por litro, después de ser almacenada
durante 3 meses, puede contener 90 gramos o incluso menos.

El hipoclorito cálcico (Ca(ClO)2) es un sólido blanco con contenido entre el 20 y


el 70% de cloro activo. Es muy corrosivo y que puede inflamarse al entrar en
contacto con ciertos materiales ácidos. Sin embargo, presenta dos ventajas
respecto al hipoclorito sódico: su mayor contenido en cloro y su mayor
estabilidad. Para ser utilizado, se diluye con agua para obtener una solución de
concentración más manejable, por ejemplo, 2%.

2.2 QUÍMICA DEL CLORO

Cuando el Cl2 se disuelve en agua, se hidroliza rápidamente para generar


ácido hipocloroso y ácido clorhídrico.

Cl2 + H2O HClO + HCl

En el caso de los hipocloritos, se produce la disociación de ambas sales de


acuerdo a las ecuaciones:

NaClO + H2O NaOH + HClO

7
Ca(ClO)2 + 2H2O Ca(OH)2 + 2HClO
Así pues, en cualquiera de los casos: cloro, hipoclorito sódico e hipoclorito
cálcico, se acaba formando ácido hipocloroso, que es realmente la especie
desinfectante. No obstante, éste se disocia según el siguiente equilibrio:
+ -
HClO H + ClO

Este equilibrio está regido por la siguiente constante:


Ka H ClO

HClO

-8
cuyo valor aproximado es 3.2 ·10 .

Si realizamos el menos logaritmo de la expresión,


ClO
log K alog H log

HClO
Teniendo en cuenta que el –logX se conoce como pX, la expresión resulta ser:
ClO
pK pH log
a HClO

En la gráfica siguiente se puede observar la distribución de cada una de las


especies en función del pH.

100
90
80
70
%

60 % HClO
50
40 %ClO-
30
20
10
0
4 5 6 7 8 9 10 11
pH

Se aprecia claramente en el gráfico que entre pH 6 y pH 9, ambas especies


coexisten, mientras que a pH inferiores a 6 y superiores a 9 se considera la
existencia de una única especie. A valor de pH igual al pK a del ácido

8
-
hipocloroso (pKa≈7.5), se observa que las concentraciones de HClO y ClO son
iguales, hecho fácilmente deducible de la expresión anterior.

El ácido hipocloroso es un desinfectante mucho más eficaz que el ión


hipoclorito, este hecho podría estar relacionado con la inexistencia de carga en
la molécula de ácido hipocloroso. Al ser una molécula neutra, le sería más fácil
penetrar la pared bacteriana con la consiguiente actividad bactericida. A partir
de este hecho, y teniendo en cuenta lo visto hasta ahora, es fácil entender la
diferente actividad del hipoclorito como agente bactericida a diferentes valores
de pH. Así, a pH por debajo de 7.5 la cantidad de hipoclorito para desinfectar
un agua es mucho menor que la necesaria para esa misma agua a pH superior
a 7.5.

Además de su aplicación como desinfectante, el cloro y sus derivados han


demostrado ser útiles también en:
- Control de olores y sabores
- Prevención de crecimiento de algas
- Eliminación de hierro y manganeso
- Destrucción de ácido sulfhídrico
- Eliminación de colorantes orgánicos
- Mejoras en la coagulación por sílica
- …

En la tabla siguiente se muestra, de forma resumida, algunos de estos usos y


sus dosis típicas.

Aplicación Dosis pH óptimo Tiempo de Efectividad


reacción
Hierro 0.62 mg/mg 7.0 < 1h Bien
Fe
Manganeso 0.77 mg/mg 7-8 1-3 h Cinética
Mn 9.5 minutos lenta

Crecimiento 1-2 mg/l 6-8 Bien


biológico

Olor/sabor Variable 6-8 Variable Variable


Eliminación de Variable 4-6.8 Minutos Bien
color

Mejillones 2-5 mg/l Nivel de shock Bien


cebra 0.2-0.5 mg/l Nivel residual

Almejas 0.3-0.5 mg/l Continuo Bien


asiáticas

Una de las desventajas del uso de cloro y derivados es que reacciona con
mucha materia orgánica y da lugar a trihalometanos (THM) muchos de los

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cuales se ha demostrado son tóxicos o carcinogénicos. Otro inconveniente es
la formación de clorofenoles en aguas que contienen fenoles, lo que daría lugar
a malos olores.
El cloro también reacciona con el amoniaco disuelto en el agua para formar
cloraminas. Estos productos también tienen cierto poder desinfectante, aunque
son aproximadamente 25 veces menos eficaces que el cloro libre. No obstante,
su tiempo de permanencia en el agua es largo y por ello a veces se han usado
como reserva de cloro residual. Presentan dos grandes inconvenientes: pueden
dar lugar a olores y sabores y son potencialmente tóxicas de forma crónica.
NH4+ + HClO NH2Cl + H2O + H+
monocloramina

NH2Cl+ HClO NHCl2 + H2O


dicloramina

NHCl2+ HClO NCl3 + H2O + H+


tricloramina

Otro derivado del cloro que se utiliza como desinfectante es el dióxido de cloro
(ClO2). Éste es igual de efectivo que el cloro/hipoclorito y menos sensible a los
cambios de pH por lo que respecta a su actividad desinfectante. Además no se
combina con el amoniaco ni con mucha materia orgánica, con lo cual se evita la
aparición de cloraminas y otros compuestos de sabores y olores
desagradables. No obstante, es un gas 10 veces más tóxico que el cloro gas y
explosivo al aire en concentraciones 8-12%. Asimismo, como producto de
reacción da lugar a clorito, cuyo riesgo para la salud humana es incierto.

2.3 DEMANDA DE CLORO

De todo lo expuesto anteriormente, se puede deducir que el cloro (y derivados)


además de reaccionar con los microorganismos, también lo hace con otra
materia disuelta en el medio: materia orgánica, hierro, manganeso,... Por este
motivo, para tener un cierto nivel de cloro residual, la cantidad necesaria que se
ha de añadir es bastante superior al residual obtenido.

Por todo ello, antes de decidir la dosis de cloro que se ha de utilizar para
desinfectar, se ha de determinar la demanda de cloro, es decir, la cantidad de
cloro que se consume hasta la aparición del residual.

En la figura de la página siguiente se muestra la variación de la cantidad de


cloro residual en función del cloro añadido para un caso hipotético general.

En una primera etapa, se produce la oxidación de substancias


2+ 2+
reductoras, principalmente inorgánicas: Fe , Mn , H2S,… Todo el
hipoclorito que se añade se consume, con lo cual no hay cloro
disponible.
Una vez destruidas estas substancias, se iniciaría una etapa en la que
se formarían compuestos clorados, principalmente cloraminas, que

10
actuarían como cloro residual, otorgando un cierto carácter desinfectante
al sistema.

Destrucción de reductores:
2+ 2+
Fe , Mn , H2S,... Formación de cloraminas Destrucción de cloraminas Cloro libre

ppm cloro combinado


ppm cloro libre
Cloro ppm cloro residual
residual
(mg/l)

Punto de ruptura

Cloro añadido (mg/l)

Cuando todo el amoniaco y las aminas orgánicas ha reaccionado con el


cloro, después del máximo de la curva, se inicia una etapa de
destrucción de estos compuestos clorados formados en la etapa
anterior. A pesar de añadir más cloro, no se observa un aumento de la
cantidad de cloro disponible sino una disminución, ya que se consume
tanto el cloro residual que se había formado, como el hipoclorito que se
añade. En la ecuación siguiente se puede observar este efecto:

2 NH2Cl + HClO N2 + H2O + 3 HCl

La capacidad desinfectante del sistema, pues, disminuye en esta etapa.

Después del punto de ruptura (breakpoint), todo el cloro que se añade


se mantiene como cloro libre. Así pues, se considera que a partir de este
punto tanto la desinfección como la eliminación de materia orgánica
oxidable por cloro, se ha llevado a cabo y el agua tiene un cierto valor de
cloro libre residual.

La demanda de cloro es la diferencia existente entre la cantidad de cloro


aplicada al agua y la de cloro disponible libre. Así pues, podemos considerar
que la demanda de cloro aproximadamente coincide con la dosis a la que se
alcanza el punto de ruptura.
-
El cloro libre residual puede presentarse en forma de Cl 2, HClO y/o ClO ,
dependiendo del pH de trabajo y por lo tanto corresponde a la suma de estas
tres especies.

11
2.4 CLORACIÓN: DOSIS Y CONTACTO

Con todo lo expuesto hasta ahora, tenemos ya las bases para poder discutir un
poco más en profundidad sobre qué parámetros nos permiten decidir que un
agua está correctamente tratada. Como hemos visto, la cloración es correcta
siempre que nos encontremos en valores de cloro residual superiores a los del
punto de ruptura (que coinciden aproximadamente con los valores de cloro
residual libre) . Las cantidades de máximas de cloro libre residual
recomendadas por los organismos competentes para aguas potables oscilan
entre 0.5 y 1.0 ppm y entre 1.5 y 3.0 ppm para piscinas.

No obstante, se trata de cloro libre, es decir, esta cantidad no es el cloro


añadido, puesto que parte de éste se ha consumido por substancias presentes
en el agua (demanda de cloro).

Hasta este momento no hemos tenido en cuenta en ningún momento la


velocidad de reacción del cloro (hipoclorito) con los microorganismos. En este
aspecto, conviene definir el concepto Ct, que es el producto de la
concentración de hipoclorito dosificada por el tiempo de contacto entre el cloro
y el microorganismo, para asegurar la desinfección deseada. El valor de Ct
depende del microorganismo en cuestión y la temperatura del agua. Además,
tal y como se ha podido ver anteriormente, la actividad del hipoclorito está muy
influenciada por el pH; es decir, en términos de desinfección no es lo mismo
tener 5ppm a pH 7 que tenerlos a pH 8. Por este motivo, Ct también depende
del pH del agua. En la tabla siguiente se muestra un ejemplo de Ct. Se puede
observar que estos valores también dependen de la concentración de cloro
disponible.

El producto Ct se expresa como mg·min/l, es decir, tiene dimensiones de


concentración por tiempo.

Inactivación de Giardia Cysts a 20ºC


Concentración pH 6.5 pH 7.5 pH 8.5
Cloro (mg/l)

90% 99% 99.9% 90% 99% 99.9% 90% 99% 99.9%


0.6 15 30 45 21 43 64 31 61 92
1.0 16 31 47 22 45 67 33 65 98
1.4 16 33 49 23 47 70 34 69 103
1.8 17 34 51 25 49 74 36 72 108
2.2 18 35 53 26 51 77 38 75 113
2.6 18 37 55 27 53 80 39 78 117
3.0 19 38 57 28 55 83 41 81 122

12
Ejemplo 1
Agua a 20ºC
pH 7.5
Inactivación 99%
Dosis deseada 1 mg/l

Inactivación de Giardia Cysts a 20ºC


Concentración pH 6.5 pH 7.5 pH 8.5
Cloro (mg/l)

90% 99% 99.9% 90% 99% 99.9% 90% 99% 99.9%


0.6 15 30 45 21 43 64 31 61 92
1.0 16 31 47 22 45 67 33 65 98
1.4 16 33 49 23 47 70 34 69 103
1.8 17 34 51 25 49 74 36 72 108
2.2 18 35 53 26 51 77 38 75 113
2.6 18 37 55 27 53 80 39 78 117
3.0 19 38 57 28 55 83 41 81 122

Así, Ct = 45 mg·min/l

Y por tanto, el tiempo de contacto recomendado resulta de dividir este valor por
la concentración

tcontacto = 45/1 = 45 min.

Ejemplo 2

Se ha de tratar la misma agua del ejemplo anterior, pero se utiliza una dosis de
cloro de 3 mg/l.

En este caso Ct = 55, un valor superior al anterior, pero

tcontacto = 55/3 = 18.3 min.

Ejemplo 3

Se ha de tratar la misma agua del Ejemplo 1, pero ahora el pH del agua es 8.5.

En este caso Ct = 65, un valor superior al anterior y

tcontacto = 65/1 = 65 min.

13
Como se ha podido ver en los ejemplos anteriores, el tiempo de desinfección
depende de muchos parámetros y, el hecho de tener una determinada
concentración de cloro libre no asegura una adecuada desinfección si no se
mantiene un estricto control tanto del tiempo de contacto como de todos los
otros factores: pH, temperatura,…

2.5 METODOLOGÍA ANALÍTICA

Habitualmente la determinación de cloro residual en aguas se realiza por


reacción con o-toluidina o bien N,N-dietil-p -fenilendiamina (DPD, N,N-diethyl-
p-phenylen-diamine). La primera de ellas se realiza de forma simple, pero
presenta el inconveniente de que no permite una buena diferenciación entre el
cloro residual libre y el combinado. La o-toluidina reacciona rápidamente con el
cloro libre, pero a partir de los 5 segundos también reacciona con el
combinado, de forma que no se puede cuantificar ambos por separado, ya que
es casi imposible realizar el análisis por separado en una escala tan corta de
tiempo. Al no poder determinar si realmente existe cloro libre (y en qué
cantidad), podemos tener un agua mal clorada: alto contenido en cloro
combinado, pero ausencia de cloro libre (es decir, estaríamos clorando por
debajo del punto de ruptura). Además, la o-toluidina es un producto tóxico
potencialmente cancerígeno.

Por lo anteriormente expuesto, es más recomendable el uso de DPD, que sí


permite distinguir entre cloro libre y combinado. La DPD, a pH entre 6.2 y 6.5
da lugar a una coloración rojiza que es proporcional a la cantidad de cloro libre
presente en el medio. Por comparación con una escala de color se puede
determinar la cantidad de cloro libre. Sobre la misma muestra, se añade yoduro
potásico, que libera el cloro combinado y hace que éste reaccione con la DPD,
con lo que finalmente tenemos la lectura de cloro residual total. Por diferencia
entre ambos valores, podemos determinar el cloro residual combinado.

Tampón fosfato
KI

Agua
DPD

Cloro residual libre Cloro residual total

Esta reacción se puede monitorizar de forma sencilla en forma de kits de


reacción, suministrados por multitud de proveedores. Una forma más precisa
de realizar esta determinación es utilizando un fotómetro, que es un
instrumento que realiza la lectura de la intensidad de color y permite
relacionarla directamente con la concentración de los productos. La
determinación colorimétrica de cloro por reacción con DPD está reconocido
como el método estándar de la EPA 4500-Cl G. En el mercado existen

14
dispositivos que permiten la realización de estas reacciones en línea, pero su
coste y complejidad no los hacen muy habituales.

Al tratarse el cloro y sus derivados de sustancias oxidantes, su presencia en el


medio da lugar a una variación en el valor del potencial redox del agua, (ORP,
oxidation-reduction potential). Mantener un valor de ORP dentro del rango
asignado nos asegura que la cantidad de oxidante es adecuada para garantizar
el proceso de desinfección. Si embargo, no hay una relación directa entre el
valor de ORP y la concentración de cloro. Es decir, aguas de diferentes
naturalezas con diferentes concentraciones de cloro pueden tener el mismo
valor de ORP. La Organización Mundial de la Salud adoptó en 1972 un valor de
650mV como adecuado para agua purificada. La German Standards Agency
adoptó un valor de 750mV para la desinfección de piscinas públicas, mientras
que el National Swimming Pool Institute propuso un valor de 650mV para spas
públicos.

El potencial redox del medio es fácilmente mesurable mediante electrodos que


permiten incluso realizar lecturas en continuo en el caudal de agua tratada.
Además, son elementos muy económicos. Todo ello hace muy atractivo el
control de la cloración mediante el potencial redox. No obstante, hay que ser
conscientes de que la medida de ORP sólo puede tomarse como sistema
orientativo. Cualquier cambio en la naturaleza del agua (aun manteniendo el
nivel de cloro constante) provoca un cambio en la lectura de potencial redox.
En general no se recomienda la utilización del ORP como sistema de
monitorización del cloro libre a menos que el agua que se trata no cambie sus
características, ni composición, ni pH, ni temperatura. Tampoco sería un
sistema adecuado en las instalaciones en que el nivel exacto de cloro presente
en el agua sea importante, como la cloración de agua potable.

Otro sistema de determinación de cloro es el método amperométrico. En él, se


introduce un sensor en el seno de la solución en uno de cuyos electrodos se
produce la reducción del cloro presente en el agua, lo que genera una
intensidad de corriente que es proporcional a la concentración de cloro. Existen
varias versiones para determinar sólo cloro libre o para determinar cloro total
con características bien diferenciadas que se discutirán en el apartado 2.6. La
gran ventaja de este método es la posibilidad de realizar lecturas en continuo lo
que permite un control en línea de la cloración con lecturas reales de los
valores de cloro en la muestra.

15
2.6 DETERMINACIÓN DE CLORO EN CONTINUO

Anteriormente se ha expuesto las metodologías analíticas más habituales en la


determinación de cloro libre. A día de hoy, las únicas recomendables para las
medidas en continuo son el método colorimétrico con DPD y el método
amperométrico. A continuación se discuten cada una de estas técnicas.

2.6.1 Colorimetría

La base del método colorimétrico es la adición de reactivos que den lugar a un


desarrollo de color. La aplicabilidad de este método a nivel de laboratorio o
como medida puntual es indiscutible puesto que la adición secuencial de
reactivos se realiza sobre una muestra estática que siempre es la misma. No
obstante, en sistemas en continuo la alícuota que se ha de analizar cambia
continuamente.

Los sistemas colorimétricos de lectura en continuo se basan en un muestreo


termporizado de agua y es en cada una de estas muestras de agua donde se
añaden todos los reactivos. Así pues, lo que tenemos son lecturas puntuales
distribuidas en el tiempo que nos da una idea de la evolución del sistema pero
no la lectura en cada uno de los momentos. Este hecho se agrava aún más si
tenemos en cuenta que la adición y mezcla de los reactivos y el desarrollo del
color toma cierto tiempo, disminuyendo así la frecuencia de muestreo. Otro de
los problemas relacionados con la cinética es que la velocidad de la reacción
depende de la salinidad del medio. Así, en sistemas con variaciones
considerables de salinidad podría ocurrir que para el tiempo establecido de
reacción en unos casos se desarrollara el color y en otros no.

Por todo ello, los equipos colorimétricos para determinaciones en continuo son
bastante complejos. Incorporan electroválvulas para hacer el muestreo y
bombas para la adición de cada uno de los reactivos. La automatización de
estos componentes es también una cuestión importante ya que la exactitud de
la lectura depende de la buena coordinación de ellos. Además, el buen
mantenimiento de cada uno de estos componentes y evitar las obstrucciones
de los circuitos hidráulicos del equipo son primordiales para garantizar lecturas
correctas. Es una obviedad, pero es necesario remarcar que hay un consumo
continuo de reactivos que se ha de ir reponiendo con una determinada
frecuencia y cuyo agotamiento daría lugar a la ausencia de lectura.

Este método se considera destructivo, en cuanto las muestras de agua que han
sido analizadas no pueden ser aprovechadas de nuevo puesto que se les ha
adicionado los reactivos que desarrollan el color. Este detalle es importante en
el caso de aguas potables.

Finalmente, conviene destacar que este sistema no puede ser utilizado con
sistemas que trabajen con presión puesto que ésta podría llevar a dañar la
parte óptica que es la parte más delicada.

16
Como resumen, podríamos concluir que el sistema colorimétrico constituye el
sistema de referencia, pero que su adaptación a los sistemas de lectura en
continuo no está bien solucionada.

2.6.2 Amperometría

El sistema amperométrico de medida, a pesar de ser más complejo


conceptualmente, es mucho más simple en su instalación que el sistema
colorimétrico. Sencillamente, se trata de un sensor compuesto de varios
electrodos en cuya superficie reacciona el cloro dando lugar a una intensidad
de corriente. Existen varias tecnologías aplicadas a este tipo de medidas, que
detallamos a continuación.

Sensor galvanométrico
Sistema electródico formado por dos electrodos Cu y Pt (Au) entre los cuales
se crea una diferencia de potencial adecuada para la reducción del cloro. De
hecho, sería el equivalente a una pila galvánica que da lugar a un voltaje que
se corresponde al del cloro. Así, se trata de un voltaje generado
espontáneamente y como tal, totalmente incontrolado. Cualquier tipo de cambio
en el entorno electródico: pH, conductividad, composición de la muestra,…
puede provocar cambios en el voltaje generado con el consiguiente cambio en
la respuesta eléctrica obtenida. Dado que la superficie del electrodo de cobre
está siendo oxidada continuamente, los cambios en su composición también
provocarían la modificación del voltaje generado. Por este motivo, es muy
importante mantener siempre la superficie limpia y, de forma habitual, se
utilizan sistemas abrasivos de limpieza (cepillos o bolas de vidrio aceleradas
por la velocidad del agua) que no siempre son efectivos 100%.
A causa de este modo de funcionamiento, se produce una pérdida continua de
masa del electrodo dando lugar a la necesidad de su reposición después del
desgaste. De forma adicional, son frecuentes los casos de descalibración de
equipos puesto que no se puede garantizar que el sistema electródico esté
siempre trabajando en óptimas condiciones.

Sensor potenciostático de celda cerrada


Con el fin de tener control sobre el voltaje de trabajo, es decir, trabajar a
potencial constante (=potenciostático) se requiere utilizar un electrodo de
referencia que nos permita ajustar el voltaje aplicado, dependiendo de los
cambios observados en el medio. La medida es así mucho más estable que en
el caso del sensor galvanométrico.

Para evitar que los electrodos de trabajo se ensucien, todo el sistema


electródico está separado del medio de lectura mediante una membrana
selectiva que permite de este modo discriminar entre diferentes tipos de
analitos con el mismo sistema de lectura. La celda en que están sumergidos los
electrodos contiene un electrolito soporte que permite la difusión del cloro
desde el agua hasta los electrodos. La composición de dicho electrolito va
cambiando continuamente, debido al flujo continuo de materia hacia su interior
y por ello es necesario remplazarlo con cierta frecuencia.

17
Un problema asociado a la utilización de membranas es su colmatación. Si la
membrana se obtura, el analito no puede alcanzar el sistema electródico y no
se obtendrá la respuesta correcta. Por este motivo la utilización de este tipo de
sensores en aguas sucias no está recomendada.

Por otro lado, la resistencia a la presión y la depresión de este tipo de


membranas es baja y es frecuente su rotura.

Sensor amperométrico de celda abierta


Con el fin de solventar las limitaciones anteriormente descritas, se han
desarrollado sensores de última tecnología que permiten trabajar en
condiciones especialmente complejas.

Este tipo de sensores no están protegidos por una membrana y por tanto se
evitan todos los problemas derivados de su uso, principalmente de
mantenimiento. En contrapartida, los electrodos de trabajo están expuestos al
medio en todo momento y por ello son susceptibles a su ensuciamiento. No
obstante, el uso de un sistema de limpieza electroquímico, durante el cual se
cambia el potencial de trabajo para producir una reacción electroquímica,
permite devolver la superficie electródica a su estado original.

ITC ha desarrollado su propio sensor basado en esta tecnología para la


determinación de cloro libre en todo tipo de aguas, tanto potables como de
proceso con una concentración máxima de 3 mg/l y un pH de trabajo entre 6.5
y 9.0.

18
2.7 PROTOCOLO DE CLORACIÓN

A modo general, se puede establecer un protocolo de cloración que consta de


varias etapas:

1. Estimación de la demanda de cloro o punto de ruptura. Esto nos


permitirá determinar la dosis de cloro que se ha suministrar para
conseguir una completa desinfección del agua.

2. Establecimiento del valor de Ct a que necesitamos trabajar. Esto


permitirá ajustar el tiempo de contacto entre el hipoclorito y los
microorganismos de forma que obtengamos un agua desinfectada.
Habitualmente, la dosificación de desinfectante se realiza en un depósito
en la red de distribución para permitir la máxima homogeneización del
agua. El dimensionado de tanques de tratamiento ha de tener en cuenta
el parámetro Ct para permitir un tiempo de permanencia adecuado al
tratamiento. En general, se considera que a pH inferior a 8, un tiempo de
contacto de 30 minutos es suficiente. Se recomienda que el tiempo de
permanencia del agua en el tanque sea inferior a 48 horas.
Si el tanque ya estaba en funcionamiento antes de iniciar la cloración y
estaba infradimensionado, podría ocurrir que el tiempo de permanencia
del agua no fuera suficiente, lo que daría lugar a una mala desinfección.
En estos casos, para mantener el parámetro Ct sería necesario
incrementar la dosis de tratamiento.

3. Una vez desinfectada el agua, se ha de comprobar, mediante un kit de


determinación de cloro, que la cantidad de cloro residual en el punto
más alejado de la red de suministro está dentro de lo estipulado por las
autoridades competentes. En caso de ser demasiado bajo, se tendría
que aumentar la dosis de cloro suministrada, con posterioridad a la
desinfección. Por el contrario, si la dosis es demasiado elevada- como
ocurriría en el caso de un tanque infradimensionado-, la adición de un
reductor (como el bisulfito sódico o el metabisulfito) permitiría la
eliminación del cloro residual hasta el nivel necesario.

Este procedimiento aquí descrito es meramente orientativo y en ningún caso


constituye una receta exacta a seguir. En caso de duda, se recomienda pedir
asesoramiento a los organismos competentes en materia de Salud Pública.

19
3. EQUIPOS DE CLORACIÓN

En el proceso de desinfección del agua de consumo, se pueden diferenciar tres


etapas, en las cuales es necesario aplicar procedimientos diferenciados:

A. Pre-cloración: En esta etapa, se añade la cantidad de cloro necesaria


para sobrepasar el punto de ruptura. De esta forma se garantiza que el
nivel de cloro residual sea el adecuado para la posterior desinfección.
Habitualmente, la dosificación del cloro se realiza de forma proporcional
al caudal de agua que ha de ser tratada.

B. Desinfección-almacenaje-mantenimiento: Esta etapa tiene lugar


dentro del depósito y constituye el momento en que tiene lugar la
desinfección propiamente dicha. Si el tiempo de permanencia es
elevado, es necesario mantener un nivel residual de cloro que garantice
que no ha habido una posible nueva contaminación microbiológica. Para
realizar el correspondiente aporte de cloro, es necesario un sistema de
monitorización y dosificación en el tanque La misma metodología de
trabajo se aplicaría a tanques que actúan como pulmón y que reciben
agua que ya ha sido previamente tratada o en un sistema cerrado como
una piscina.

C. Post-cloración: Una vez que el agua ha salido del tanque y se


distribuye para su uso puede ocurrir que sea necesario un aporte
adicional de cloro para garantizar que los niveles de cloro residual son
los requeridos en los puntos de consumo. Se trata de estaciones de
recloración en amplias redes de distribución. En este caso, el equipo de
control en línea tiene gran importancia puesto que será el responsable
final de mantener el nivel de cloro

A continuación describiremos la naturaleza de los equipos que se utilizarían en


cada etapa.

20
DESINFECCIÓN-MANTENIMIENTO
21

PRE-CLORACIÓN
POST-CLORACIÓN
3.1 PRE-CLORACIÓN

El objetivo principal de esta etapa es la adición de la cantidad de cloro


necesaria para garantizar que se ha superado el punto de ruptura.
Habitualmente, constituye la etapa del proceso de cloración en que mayor
cantidad de cloro es necesaria y por ello se utilizarían bombas de tamaño
relativamente grande.

La cloración se suele realizar en la línea de aporte de agua, antes de su


entrada en el depósito de desinfección. Por este motivo, la forma como el agua
llegue marcará dos metodologías de trabajo diferenciadas, con la finalidad de
mantener la misma proporción de cloro en el agua.

1.- Entrada de agua a caudal constante: En este caso, para mantener una
proporcionalidad entre el agua de entrada y el cloro no es necesario más que
mantener un caudal constante de dosificación. En el momento que se produzca
la entrada de agua, también se ha de poner en marcha la bomba dosificadora.
Dependiendo de las necesidades de cloro del sistema, existen dos modelos de
bomba adecuados: DOSITEC MD (para caudales hasta 9l/h) y DOSTEC (para
caudales superiores).

2.- Entrada de agua a caudal variable: Si el caudal de agua no es


constante, es necesario un sistema de monitorización del mismo que nos
permita ajustar el caudal dosificado de acuerdo a esta variable. En este caso, el
sistema es más complejo que el anterior puesto que son necesarios más
elementos. Así, para caudales de cloro inferiores a 9l/h se puede utilizar un
contador de agua que envíe pulsos a una bomba DOSITEC Q que trabajaría
de forma proporcional a estos pulsos. Por el contrario, para caudales mayores,
el sistema estaría compuesto de un caudalímetro cuyas lecturas se
gestionarían por un controlador WTRpro Q que modificaría la regulación de la
bomba DOSTEC a fin de mantener la proporcionalidad previamente fijada.

Para una correcta cloración en esta etapa, es necesario que la demanda de


cloro (punto de ruptura) de la muestra de agua se haya determinado
correctamente. En instalaciones donde el aporte de agua se realiza desde un
único origen cuya naturaleza no varía (como podría ser un pozo o una fuente),
este parámetro está claramente definido. Sin embargo, si la composición del
agua de aporte pudiera ser variable (mezcla de diferentes orígenes, por
ejemplo), será necesario conocer las necesidades de cada una de las muestras
de agua y realizar la cloración a unos niveles que superen el punto de ruptura
de cada unas de las muestras. En caso contrario, podría ocurrir que el nivel de
cloro residual fuera inferior al necesario si el agua de aporte es rica en agua
con alto nivel de demanda de cloro.

Otro factor a tener en cuenta en la definición de la cantidad de cloro que se ha


de añadir es el tamaño del depósito de desinfección/almacenaje y el parámetro
C·t puesto que determinará el nivel de cloro residual necesario para la correcta
desinfección.

22
Así, se puede establecer una fórmula general para calcular el dimensionado de
la bomba dosificadora:
QH O D C
QCl 2

10 %

Donde:
QCl es el caudal de hipoclorito expresado en l/h
3
QH2O es el caudal de agua a tratar en m /h
D es la demanda de cloro de la muestra de agua, expresada en ppm (mg/l)
C es el nivel de cloro residual de acuerdo al parámetro C·t, expresado en ppm
% es el porcentaje de pureza del hipoclorito comercial

Ejemplo

Se necesita clorar un agua de manantial con un caudal de entrada en la cuba


3
de tratamiento de entre 50 y 250 m /h. La demanda de cloro de la muestra es
de 10 mg/l y de acuerdo a tiempo de permanencia en el depósito (y según las
tablas C·t) es necesario un residual de cloro de 1 mg/l. El producto que se
pretende inyectar es un producto comercial con una riqueza del 5% en cloro
activo.
Dado que el caudal de agua es variable, es necesario hacer la estimación del
caudal de bomba necesario en las condiciones extremas.
3
Así, cuando el caudal de agua es de 50 m /h, el cálculo sería
50 (10 1)
Q 11 l / h
Cl 10 5
3
Y para 250 m /h
250 (10 1)
Q 55 l / h
Cl 10 5

Por tanto, para poder garantizar la correcta cloración en esta etapa, sería
necesaria una bomba de la gama DOSTEC capaz de dosificar los 55l/h, junto
con un sistema WTRpro Q. Esta gama de bombas pueden ser reguladas hasta
el 10% de su caudal nominal, de forma que se cubriría las necesidades en los
dos casos extremos.

3.2 ALMACENAJE- MANTENIMIENTO

Una vez transcurrido el tiempo mínimo de contacto necesario, se puede


considerar que el agua ha sido debidamente clorada y por tanto está
desinfectada. Garantía de ello es la presencia de un nivel de cloro residual en
el agua almacenada en el depósito. No obstante, si el tiempo de permanencia
es demasiado elevado, se pueden producir pérdidas de cloro que pongan en
peligro la desinfección de la misma. Por este motivo, es necesario mantener un
nivel residual de cloro no solo durante la desinfección, sino durante el

23
almacenamiento. El proceso de cloración se lleva a cabo, en esta etapa, de
acuerdo a una consigna de cloro libre residual. Es decir, se monitoriza de forma
continua el contenido de cloro dentro del depósito y se realizan adiciones de
producto químico para mantener los niveles requeridos.

Esta aproximación es similar a la gestión de un depósito de agua que actúa


como pulmón con la finalidad de poder hacer suministro en los momentos de
alta demanda, como en hoteles, fábricas,… En este caso, el agua que alimenta
el depósito es agua de consumo debidamente clorada, pero durante su
almacenamiento el cloro presente puede desaparecer y es necesario hacer
aportes suplementarios que mantengan su nivel de acuerdo a la normativa
vigente para aguas de consumo humano.

También se utilizaría el mismo equipo para el mantenimiento del nivel de cloro


en una piscina o en cualquier otra instalación consistente en un depósito (más
o menos grande) que contenga agua previamente clorada y donde sea
necesario mantener un nivel determinado de cloro libre.

El material necesario incluiría un equipo de monitorización y control de cloro


libre WTRpro pH-Cl con los correspondientes sensores de cloro y pH y una
bomba dosificadora DOSTEC o DOSITEC dependiendo del caudal que sea
necesario aportar.

El equipo WTRpro pH-Cl realizaría la medida de la cantidad de cloro presente


en el agua en todo momento. Dado que la lectura de los sensores de cloro
depende del pH de la muestra en que se mida, es necesario realizar una
corrección de la misma teniendo en cuenta el valor del pH. Una vez realizada la
lectura de cloro, se el valor obtenido es inferior a la consigna requerida, el

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equipo WTRpro pondría en marcha la bomba dosificadora hasta el momento
en que se alcance. El aporte adicional de cloro se controlaría de forma
proporcional a la diferencia entre la lectura real y la consigna. Así, la cantidad
añadida sería menor a medida que nos acercáramos a la consigna, con el fin
de minimizar la sobredosificación. La salida de control puede ser un relé
proporcional o una señal analógica 4-20mA. El primero nos permitiría controlar
una bomba DOSITEC MD, mientras que para controlar una bomba DOSTEC
sería necesario utilizar señal 4-20mA.

Dado que los aportes de cloro se realizan siempre sobre la misma muestra de
agua, es importante garantizar una apropiada homogeneización de la misma
para evitar lecturas erróneas y actuaciones equivocadas que podrían dar lugar
a sobredosificaciones.

3.3 POST-CLORACIÓN

En determinadas ocasiones es posible que sea necesario realizar un aporte


adicional de cloro en la propia conducción. Sería el caso, por ejemplo, de una
estación de bombeo y re-cloración en la línea principal de distribución de agua.

El material necesario para el control y ajuste de la cantidad de cloro libre en un


sistema en línea es exactamente el mismo que en el caso de la dosificación
dentro de un depósito: un equipo de monitorización y control de cloro libre
WTRpro pH-Cl con los correspondientes sensores de cloro y pH y una
bomba dosificadora DOSTEC o DOSITEC dependiendo del caudal que sea
necesario aportar; pero en su puesta en marcha ha de ser configurado de
forma diferente.

Al dosificar en línea, la cantidad de cloro añadido se mezcla con una porción


concreta de agua, puesto que ésta fluye de forma continua. No existe el efecto

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acumulativo de las adiciones sucesivas dentro de un depósito. Así pues, para
alcanzar la consigna no se puede utilizar la aproximación proporcional, como
en el caso de un depósito, ya que cada porción de agua que se trata pasa una
única vez por el punto de tratamiento. En estas situaciones se utiliza un
algorítmico matemático proporcional-integral (PI), que es capaz de realizar
ajustes en línea.

La aproximación proporcional-integral se basa en el análisis continuo del efecto


de cada una de las adiciones de producto químico. Por ello, en este caso la
lectura del contenido de cloro se hace después de la inyección. De este modo,
el equipo de control es capaz de analizar cuál ha sido el efecto en el nivel de
cloro libre de la última adición de cloro y en función de ésta reajusta la cantidad
que se ha de añadir en la próxima inyección de cloro. Para que un proceso PI
tenga éxito es necesario que todos los otros parámetros que afectan a la
lectura (pH, caudal de agua,…) permanezcan constantes puesto que en caso
contrario, cambios en la lectura de cloro debidos a esos otros parámetros
serían atribuidos erróneamente a los cambios en la cantidad dosificada.

En muchos casos de post-cloración en línea, la cantidad de agua que pasa por


la tubería es variable puesto que depende del consumo instantáneo de agua.
Por ejemplo, el consumo de agua durante la madrugada es muchísimo más
bajo que a primera hora de la mañana. Si los cambios de caudal de agua son
frecuentes se podría dar el caso de que en ningún momento se llegara a la
consigna. Para evitar este tipo de problemática, ITC ha desarrollado unos
equipos especiales de control WTRpro PIQ que además de las entradas
habituales para pH y cloro incluyen también un punto de conexión de un
caudalímetro. De esta forma es posible hacer una lectura continua del caudal
instantáneo y corregir de forma inmediata de la cantidad de cloro dosificada.
3
Supongamos el caso de una instalación con un caudal de 10m /h, donde la
consiga de cloro libre es 1mg/l y que ésta se obtiene cuando la bomba
dosificadora está trabajando al 20% de su capacidad. En un momento
determinado el caudal que circula por la instalación pasa de forma instantánea
3
a 20m /h. Si el equipo de control es un WTRpro pH-Cl no se detecta que hay
un cambio de caudal y la bomba dosificadora continúa trabajando en las
mismas condiciones y dado que el caudal circulante se ha duplicado, la
cantidad de cloro presente pasa a ser 0.5mg/l. A partir de este momento el
controlador volvería a poner en marcha el proceso de aproximación a la
consigna hasta que se llegara de nuevo a ésta. No obstante, si el equipo
instalado hubiera sido un WTRpro PIQ, el cambio de caudal se habría
detectado de forma inmediata y el controlador habría modificado la regulación
de la bomba dosificadora de acuerdo a éste. Así, en el ejemplo anterior, la
bomba habría pasado de forma automática al 40% de forma que la consiga se
mantendría en 1mg/l durante todo el tiempo.

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