Teología Liberal
Teología Liberal
Teología Liberal
Supuestos generales
Tanto Baur, como la Escuela de Tubinga, dependen filosóficamente de las contribuciones de Hegel y, en general,
del historicismo decimonónico. Tan radical como Baur fue su principal discípulo, David Friedrich Strauß (1808-
1874). En su Leben Jesu (1835), Cristo es presentado como la misma encarnación de la idea de Cristo.
Para Strauß, el dogma no es ninguna verdad revelada divinamente, sino que ha surgido históricamente y por tanto
debe ser, de la misma forma, investigado por medio del método histórico y crítico. En este respecto, según reza la
afamada citación de Strauß, «la verdadera crítica del dogma no es más que su historia» (Die wahre Kritik des
Dogmas ist seine Geschichte).
El influjo de Strauß es bastante ingente, tomando en cuenta que puede ser considerado el fundador de la
investigación de la búsqueda del Jesús histórico (Leben-Jesu-Forschung). Para teólogos posteriores que trabajaron
bajo el embrujo de Strauß, una investigación verdaderamente histórica de la vida de Jesús no podía derivarse
solamente del estudio de los evangelios. Así pensaron Franz Overbeck (1837-1905), William Wrede (1859-
1960), Rudolf Bultmann (1884-1976) y Albert Schweitzer (1875-1965), para quienes una comprensión adecuada de
los textos bíblicos implicaba de suyo una familiarización con otros textos antiguos.
La crítica histórica del dogma y de los textos bíblicos permaneció como la dirección dominante dentro de la teología
liberal hasta mitad del siglo XIX.
Contribuciones histórico-exegéticas
Ya en las obras de Troeltsch y de Schweitzer se había anunciado la crisis de la teología liberal. Pero hubo incluso
críticas más tempranas; críticas que podrían llamarse intempestivas como las de Overbeck, D. F. Strauß y Jakob
Burckhardt, tanto como las críticas de espíritus radicales como Bruno Bauer (1809-1882).
Desde el punto de vista de la historia del siglo XX, las consecuencias de la primera guerra mundial fueron fatales
para la teología liberal, sobre todo por sus presupuestos optimistas apegados a la idea del progreso de la
humanidad. El optimismo y la creencia en el progreso se mostraron materialmente como insostenibles.
En el siglo XX, la teología liberal fue devastadoramente criticada desde la teología dialéctica, denominada
también neoortodoxia, llevada a cabo especialmente (y con matices que deberían distinguirse claramente) por Karl
Barth, Rudolf Bultmann y Friedrich Gogarten.
Aunque es cierto que en la actualidad ni la secularización de los contenidos de la fe, ni los propósitos ulteriores
perseguidos por la teología liberal parecen resultar aceptables, lo cierto es que se han quedado para siempre sus
aportes a la investigación crítica, histórico-filológica, de los textos bíblicos. Los prejuicios liberales que concebían
a Jesús como un hombre enteramente moderno, es decir, el afán por acercar la antigua fe y actualizarla, ya no
resultan aceptables a estas alturas de la historia. Pero la estricta aplicación y disciplina en la investigación y la
actitud desmitologizadora de la teología liberal, son aportaciones que cambiaron la investigación exegética para
siempre.
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