Teología Liberal

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Teología liberal

La teología liberal (liberale Theologie, también theologischer Liberalismus o liberalismo teológico) es un movimiento


de investigación surgido en el seno de la teología protestanteque se desarrolló principalmente en Alemania durante
el siglo XIX. Al lado de la teología restaurativa (restaurative Theologie) y la teología de la
mediación (Vermittlungstheologie), la teología liberal constituye la tercera corriente teológica decimonónica con
más incidencia. Se podría decir incluso que en lo que atañe a la teología, el siglo XIX fue liberal. Con raíces que se
hunden en el espíritu de una época marcada por la ilustración y el historicismo, la irrupción de la teología liberal
supuso una serie de contribuciones importantes a la exégesis bíblica, a la crítica histórica del dogma y, con ello,
dejó programáticamente establecida la agenda de la discusión teológica contemporánea.

Supuestos generales

En su Glaubenslehre (1821), en efecto, Schleiermacher había definido la religión como «el sentimiento de


dependencia incondicional» (Gefühl der schlechthinnigen Abhängigkeit); definición que, sin duda, significa un
cambio bastante marcado de dirección en comparación con la dogmática tradicional, puesto que las proposiciones
doctrinales pretendidamente objetivas del saber teológico se convierten ahora en proferencias de fe que son del
dominio exclusivo de la experiencia religiosa. Así, la influencia de Schleiermacher, como lo demuestra su
designación de "Padre de la Iglesia del siglo XIX" (pace Karl Barth), es enorme. El último defensor de
esta teología del sentimiento fue el teólogo de la Universidad de Marburgo, Wilhelm Herrmann (1846-1922), quien
también fuera uno de los profesores de Rudolf Bultmann y de Karl Barth.
No obstante, ni Schleiermacher ni los teólogos influenciados por Hegel se llamaban a sí mismos teólogos liberales.
La voz 'teología liberal' llegó entrado el siglo XIX de la mano de los racionalistas tardíos, que también entretuvieron
ideas políticas de naturaleza más liberal. Por ello, es dable pensar que la teología liberal pertenece a un espectro
de ideas más amplio: aquel que buscaba un protestantismo cultural (Kulturprotestantismus) más acorde con los
tiempos, de la misma forma que con la idea de una nueva nación. En este respecto, la teología liberal obedece al
ideal de secularizar la religión; algo que, según las pretensiones de la época, coadyuvaría con la secularización del
mismo estado.

Fases de la teología liberal

Crítica bíblica y crítica del dogma

Tanto Baur, como la Escuela de Tubinga, dependen filosóficamente de las contribuciones de Hegel y, en general,
del historicismo decimonónico. Tan radical como Baur fue su principal discípulo, David Friedrich Strauß (1808-
1874). En su Leben Jesu (1835), Cristo es presentado como la misma encarnación de la idea de Cristo.
Para Strauß, el dogma no es ninguna verdad revelada divinamente, sino que ha surgido históricamente y por tanto
debe ser, de la misma forma, investigado por medio del método histórico y crítico. En este respecto, según reza la
afamada citación de Strauß, «la verdadera crítica del dogma no es más que su historia» (Die wahre Kritik des
Dogmas ist seine Geschichte).
El influjo de Strauß es bastante ingente, tomando en cuenta que puede ser considerado el fundador de la
investigación de la búsqueda del Jesús histórico (Leben-Jesu-Forschung). Para teólogos posteriores que trabajaron
bajo el embrujo de Strauß, una investigación verdaderamente histórica de la vida de Jesús no podía derivarse
solamente del estudio de los evangelios. Así pensaron Franz Overbeck (1837-1905), William Wrede (1859-
1960), Rudolf Bultmann (1884-1976) y Albert Schweitzer (1875-1965), para quienes una comprensión adecuada de
los textos bíblicos implicaba de suyo una familiarización con otros textos antiguos.
La crítica histórica del dogma y de los textos bíblicos permaneció como la dirección dominante dentro de la teología
liberal hasta mitad del siglo XIX.

Wilhelm Herrmann (1846-1926), aunque tuvo acentuaciones y acuñaciones propias, siguió expandiendo la


influencia de Ritschl. En especial, porque en su teología, Cristo era descrito como un caso ejemplar de moralidad, y
porque los efectos de la fe deberían reflejarse de la misma forma en la moralidad de la sociedad. Rudolf Butlmann,
un estudiante de Herrmann y luego famoso profesor en Marburgo, muestra cierta influencia herrmanniana en
su teología kerigmática (Kerygma-Theologie), por lo cual, y con razón, suele categorizarse a Bultmann bajo el
marbete de teólogo neoliberal. Para Bultmann, el encuentro con Dios no aporta ninguna mostración del 'Jesús
histórico', sino sólo un encuentro con la proclamación de Jesús, la cual provee una nueva comprensión de lo que
significa liberarse del mundo (Entweltlichung)). En cualquier caso, se trata siempre de reinterpretar el evangelio a la
luz de la inmanencia e historización modernas.

Contribuciones histórico-exegéticas

La búsqueda del Jesús histórico


En cualquier caso, estas investigaciones enriquecieron grandemente el acervo del conocimiento bíblico, pero
condujeron a consecuencias negativas para la fe cristiana aún aferrada a creencias premodernas. La consecuencia
más sentida fue quizá la que aportó el proyecto de investigación del Jesús histórico: la denominada búsqueda del
Jesús histórico(Leben-Jesu-Forschung). Dicho proyecto encuentra sus inicios en la ilustración, en personajes
como Hermann Samuel Reimarus y su discípulo Gotthold Ephraim Lessing. A decir verdad, si bien el proyecto inicia
con las suposiciones de Reimarus que cuestionan la verdad histórica de lo que dicen los evangelios de Jesús de
Nazaret, se extiende hasta bien entrado el siglo XX. Se trataba de optar por métodos creíbles, esto es,
básicamente científicos para reconstruir la verdadera vida de Jesús y, consecuentemente, desconfiar de los
escritos bíblicos que - se suponía -, no sólo habían sido puestos en cuestión por teorías como la documental y la de
las formas, sino que no admitían credibilidad por su carácter sesgado. Es decir, de los textos bíblicos no se puede
decir que se trate de documentos estrictamente históricos, sino que obedecen a la intención de promover un cierto
mensaje religioso. Tal como Albert Schweitzer definió la búsqueda del Jesús histórico, el proyecto puede
comprender la transición que abarca desde Reimarus en el siglo XVIII y que llega hasta los aportes de William
Wrede en el siglo XIX.
La progresión argumentativa suele dividirse en etapas y es bastante compleja, pero puede reseñarse como
sigue: Reimarus escribió un tratado rechazando los milagros como historias inventadas y no
creíbles. Lessing publicó los fragmentos de Reimarus. La biografía de Jesús llevada a cabo por D. F. Strauß, puso
en curso la crítica bíblica de los evangelios en su acepción moderna. Esto puesto que Strauß explicó los eventos
sobrenaturales y milagrosos de los evangelios como hechos naturales que fueron malentendidos por los
testigos. Ernest Renan fue el primer escritor que tuvo el coraje de representar a Jesús como un personaje
meramente humano. Albrecht Ritschl mantuvo reservas respecto del proyecto, pero sus aportes constituyen un
punto central de toda la teología liberal. Martin Kähler protestó al respecto, argumentando que el
verdadero Cristo es aquel de quien se habla en toda la Biblia y no ninguna hipótesis histórica. William
Wrede cuestionó la fidelidad histórica del evangelio de Marcos. Albert Schweitzer demostró cómo todas las
biografías de Jesús eran explicaciones sesgadas, pues no era extraño encontrar un Jesús romántico o
un Jesús kantiano, incluso uno hegeliano. Y por último, cabría recordar que la teología dialéctica de Karl
Barth, Rudolf Bultmann y Friedrich Gogarten repudió el optimismo epistemológico de la teología liberal y la
desfiguración de la fe cristiana que tuvo lugar durante todo el período de su dominio. Conclusiones que parecen
retrotraerse de alguna forma a los pensamientos de Franz Overbeck, quien, como su amigo Nietzsche, también
desconfiaba de la falta de sesgos de la empresa científica y del optimismo del esclarecimiento.

Crisis y agotamiento de la teología liberal

Ya en las obras de Troeltsch y de Schweitzer se había anunciado la crisis de la teología liberal. Pero hubo incluso
críticas más tempranas; críticas que podrían llamarse intempestivas como las de Overbeck, D. F. Strauß y Jakob
Burckhardt, tanto como las críticas de espíritus radicales como Bruno Bauer (1809-1882).
Desde el punto de vista de la historia del siglo XX, las consecuencias de la primera guerra mundial fueron fatales
para la teología liberal, sobre todo por sus presupuestos optimistas apegados a la idea del progreso de la
humanidad. El optimismo y la creencia en el progreso se mostraron materialmente como insostenibles.
En el siglo XX, la teología liberal fue devastadoramente criticada desde la teología dialéctica, denominada
también neoortodoxia, llevada a cabo especialmente (y con matices que deberían distinguirse claramente) por Karl
Barth, Rudolf Bultmann y Friedrich Gogarten.
Aunque es cierto que en la actualidad ni la secularización de los contenidos de la fe, ni los propósitos ulteriores
perseguidos por la teología liberal parecen resultar aceptables, lo cierto es que se han quedado para siempre sus
aportes a la investigación crítica, histórico-filológica, de los textos bíblicos. Los prejuicios liberales que concebían
a Jesús como un hombre enteramente moderno, es decir, el afán por acercar la antigua fe y actualizarla, ya no
resultan aceptables a estas alturas de la historia. Pero la estricta aplicación y disciplina en la investigación y la
actitud desmitologizadora de la teología liberal, son aportaciones que cambiaron la investigación exegética para
siempre.

https://es.wikipedia.org/wiki/Teologià_liberal

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