Sexualidad 1

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TEMA:

Trastornos de la conducta sexual


GRUPO # 12

Integrantes: GRUPO 12
 Grace Cedeño Castro
 Domenica Diaz Aguilar
 Anggie Polo Acosta

Curso:
‘’D’’

Asignatura:
Psicopatología
TRASTRONOS SEXUALES

INTRODUCCIÓN

La sexualidad constituye una dimensión fundamental de la persona humana que


no puede ser vista como una conducta meramente instintiva. En verdad, la
sexualidad humana encierra varias configuraciones. Ella es el resultado de
vertientes integradoras de orden biológico, psicológico, social, cultural y
antropológico. Para Ricoeur, la sexualidad es "el lugar de todas las dificultades, de
todas las dudas, de los peligros y de los impases, del fracaso y de la alegría".

La preocupación por los enigmas de la sexualidad ha existido en todos los lugares


y todos los tiempos, pero es verdad que sólo recientemente esta interrogación
fundamental intenta adquirir el perfil de un discurso científico. Entre los pioneros
hay que citar a Krafft Ebing (1840-1939), Havelock Ellis (1859-1939) y Sigmund
Freud (1856-1939). Pero es Alfred Kinsey quien sienta las bases de la sexología
científica al publicar (1949) su famoso informe, que constituye un análisis objetivo
del comportamiento sexual de grandes grupos humanos en Estados Unidos.
Posteriormente, W. Masters y V. Johnson, al estudiar la respuesta sexual humana
en condiciones experimentales, establecen los fundamentos de la sexoterapia y de
ulteriores desarrollos.

En nuestro medio, C. A. Seguín y H. Rotondo fomentaron el interés de los


profesionales de la salud en el dominio de la sexualidad humana, y en la década
presente han surgido cursos universitarios, principalmente en los programas de
medicina y psicología, que abordan el tema desde una perspectiva
multidisciplinaria.
HORMONAS SEXUALES

Las hormonas sexuales son sustancias producidas por los órganos sexuales, es


decir: los ovarios en el caso de la mujer y los testículos en el del hombre. Aunque
se crean en estas partes del cuerpo, es el cerebro quien se encarga de controlar
su liberación. Las hormonas sexuales residen en nuestro cuerpo desde la infancia,
pero no es hasta la pubertad cuando éstas alcanzan su mayor producción.
Dependiendo del sexo, las hormonas reciben un nombre y función diferente:
- En la mujer
Los estrógenos y la progesterona son secretados por los ovarios. El aumento de
su índice en la sangre comporta el desarrollo de la vellosidad (pubis, axilas…), el
crecimiento de los pechos y el ensanchamiento de las caderas. También influyen
en la construcción del esqueleto, en el desarrollo del sistema cardiovascular y en
el tejido adiposo.

En el hombre:
Hablamos de andrógenos (de los que la testosterona es el principal
representante), y son producidos por los testículos. La testosterona hace crecer el
vello, aumenta la masa muscular y el tamaño de los órganos sexuales, y hace
cambiar la voz.
CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS SEXUALES

Se consideran tres grupos en esta categoría diagnóstica:

 Trastornos de la identidad sexual

 Parafilias

 Disfunciones sexuales

TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL

En este trastorno lo fundamental es la incongruencia entre el sexo anatómico y la


identidad sexual.

La identidad sexual es la conciencia de "ser un hombre" o "ser una mujer". Es el


correlato intrapsíquico del rol sexual, que puede ser definido, a su vez, como todo
aquello que el individuo dice o hace para demostrar a los otros y a sí mismo que
inviste la condición de niño u hombre, de niña o mujer, respectivamente.

La CIE 10 considera tres trastornos diferentes en este grupo: el trastorno de la


identidad sexual en la infancia, el travestismo no fetichista y el transexualismo. En
cambio, en el DSM-IV, estas tres entidades están reunidas en una misma
categoría denominada trastorno de la identidad sexual.

Trastorno de la Identidad Sexual

Para este diagnóstico se requiere cuatro subgrupos de criterios:

Criterio A.- Debe evidenciarse que el individuo se identifica de un modo intenso y


persistente con el otro sexo.

En los niños, el trastorno se manifiesta por cuatro o más de los siguientes rasgos :

a) Deseos repetidos de ser, o insistencia en que uno es, del otro sexo.

b) En las niñas, insistencia en ponerse solamente ropa masculina; en los niños,


preferencia por vestirse con ropa de niña o mujer.

c) Preferencia intensa y persistente por el papel del otro sexo o fantasías


recurrentes de pertenecer al otro sexo.

d) Atracción intensa de participar en los juegos y pasatiempos propios del otro


sexo.

e) Marcada preferencia por compañías del otro sexo.


En los adolescentes y adultos, el trastorno se manifiesta por síntomas tales como:

a) Un deseo intenso de pertenecer al otro sexo, lo que se revela por un afán de


adoptar el rol del otro sexo o de adquirir su aspecto físico, mediante tratamiento
hormonal o quirúrgico.

b) Un deseo firme de ser considerado como del otro sexo, para lo cual adoptan el
comportamiento, la vestimenta y los movimientos contrarios a su sexo anatómico.

c) Un deseo de vivir o ser tratado como si fuese del otro sexo.

d) La convicción de que ellos experimentan las reacciones y las sensaciones


propias del otro sexo.

Criterio B.- Deben existir pruebas de malestar persistente por el sexo asignado o
un sentimiento de inadecuación en el desempeño del rol sexual. En los niños este
malestar se pone en evidencia merced a los siguientes rasgos:

En los varones, sentimientos de que el pene o los testículos son horribles o van a
desaparecer; que sería mejor no tener pene; o sentimientos de rechazo a los
juguetes, juegos y actividades propios de los niños.

En las niñas, rechazo a orinar en posición sentada; sentimientos de tener o


presentar en el futuro un pene; el anhelo de no querer poseer senos ni tener la
menstruación; aversión hacia la ropa femenina.

Criterio C.- Este diagnóstico no se hará si el sujeto presenta simultáneamente una


enfermedad intersexual (por ejemplo, el síndrome de insensibilidad a los
andrógenos o una hiperplasia suprarrenal congénita).

Criterio D.- El trastorno debe producir un sentimiento de malestar clínicamente


significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de su
actividad.

En función de la edad del individuo, el diagnóstico será clasificado como trastorno


de la identidad sexual en niños, o trastorno de la identidad sexual en adolescentes
o adultos. Y, en el caso de individuos sexualmente maduros, especificar si son
atraídos sexualmente por hombres, por mujeres, por ambos o por ninguno.

Síntomas y trastornos asociados

Muchos pacientes con este trastorno se aíslan socialmente, experimentan una


merma de su autoestima y pueden presentar síntomas de ansiedad y depresión.
Algunos de ellos se dedican a la prostitución, exponiéndose a diversos riesgos,
principalmente a contraer el SIDA. Son también frecuentes los intentos de suicidio
y los trastornos por abuso de sustancias psicoactivas.
Curso y pronóstico

Este trastorno es muy raro, siendo más frecuente en hombres que en mujeres. El
problema se inicia casi siempre en la infancia, se mantiene en secreto por años y
se hace evidente al final de la adolescencia o en los comienzos de la vida adulta.
El 75% de los muchachos que muestran síntomas de travestismo empezó el
trastorno antes de los cuatro años. En ambos sexos, la homosexualidad se
desarrolla entre el 30 y el 60% de todos los casos. El transexualismo caracterizado
por el deseo de reasignación quirúrgica del sexo– se da en el 10% de los casos
aproximadamente.

Tratamiento

El tratamiento de este trastorno es difícil y pocas veces se ve coronado por el éxito


si es que la meta es que la persona afectada reasuma su identidad y el rol sexual
que le corresponde. Sin embargo, se puede aliviar los síntomas concomitantes y
ayudar a los pacientes a que se sientan mejor con el rol sexual que adopten. Los
diferentes afrontes psicoterapéuticos: psicodinámico, cognitivo-conductual, familiar
sistémico, entre otros, pueden ser útiles. Igualmente, en función de cada caso, se
emplearán la psicofarmacoterapia, el tratamiento hormonal y la reasignación
quirúrgica. En lo referente a esta última, en pacientes cuidadosamente
seleccionados y preparados, los resultados satisfactorios oscilan entre el 70 y el
80% (Kaplan, H., 1994) a pesar de lo cual sigue siendo una medida controvertida.

Trastorno de la identidad sexual no especificado

Incluyen para aquellos casos que no han podido ser clasificados como un
trastorno de la identidad sexual específico. Ejemplos:

a) Enfermedades intersexuales (por ejemplo, el síndrome de insensibilidad a los


andrógenos) y disforia sexual concomitante.

b) Conducta travestista transitoria relacionada con el estrés.

c) Preocupación continua por la castración o la penectomía, sin deseo de adquirir


las características sexuales del otro sexo.

PARAFILIAS

Las parafilias, antiguamente denominadas desviaciones o perversiones sexuales


términos dejados de lado por su connotación peyorativa- se definen por que la
imaginación o los actos inusuales o extravagantes son necesarios para la
excitación sexual. Tales imágenes o actos, que tienden a ser insistentes e
involuntariamente repetitivos, implican:
a) La preferencia por el uso de objetos sexuales no humanos para alcanzar la
excitación sexual.

b) Actividad sexual repetitiva con personas, pero en la que se da sufrimiento o


humillación real, no simulada.

c) Actividad sexual repetitiva con niños o personas que no consienten.

Dado que una cierta imaginación parafílica forma parte de la conducta sexual
normal, sólo ingresan en la categoría de parafílicos aquellos que la requieran
como condición indispensable para obtener la excitación sexual. Por otro lado, en
la medida que muchos de estos trastornos implican el no consentimiento de la
pareja, ellos pueden, frecuentemente, asociarse a problemas legales y sociales.

Por lo general, los parafílicos no experimentan su conducta como patológica,


considerando que su problema es la "incomprensión" de los demás. Otros
experimentan sentimientos de vergüenza y culpa y presentan sintomatología
ansiosa y depresiva asociada. A menudo los parafílicos presentan disfunciones
psicosexuales y es frecuente hallar entre ellos marcada inmadurez emocional. Son
también comunes los problemas conyugales, de adaptación social y aquellos de
naturaleza legal. El exhibicionismo representa un tercio de todos los delitos
sexuales denunciados, seguido por la paidofilia.

El DSM-IV considera ocho parafilias, más una categoría residual. Veamos en qué
consisten:

Exhibicionismo. La sintomatología esencial de este trastorno consiste en


necesidades sexuales y fantasías sexualmente excitantes, intensas y recurrentes
de por lo menos seis meses de duración, ligadas a la exposición de los propios
genitales a una persona extraña, sin que se pretenda luego tener relaciones
sexuales con el desconocido, aunque muchas veces el exhibicionista se masturba
al tiempo que se muestra (o cuando se imagina que se expone). Este trastorno se
presenta, aparentemente, sólo en hombres y las víctimas son mujeres y niños. Las
consecuencias médico legales de esta conducta son frecuentes y no son pocos
los arrestos por tal causa.

Fetichismo. Lo esencial de este trastorno consiste en el uso de objetos no


vivientes (fetiches) como método preferido, a veces exclusivo, para conseguir
excitación sexual. Los fetiches tienden a ser artículos de vestir (ropa interior
femenina, zapatos) o, menos frecuentemente, partes del cuerpo humano (por
ejemplo, cabellos). Se excluyen aquellos objetos diseñados especialmente con
fines de provocar la excitación sexual, como el caso de los vibradores.

Frotteurismo. Lo esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades


sexuales recurrentes, así como fantasías sexualmente excitantes, que implican el
contacto y el roce con una persona desconocida que no consiente. Es el contacto
y no la naturaleza coercitiva del acto lo que resulta excitante para el individuo.
Paidofilia. Lo distintivo de esta alteración es que el individuo, durante un período
de por lo menos seis meses, experimenta necesidades sexuales intensas y
recurrentes así como fantasías sexualmente excitantes que implican actividad
sexual con niños pre-púberes (generalmente de 13 años o menos). La edad del
paciente se sitúa arbitrariamente en 16 años o más y debe ser por lo menos cinco
años mayor que el niño.

Debe especificarse si el paciente se siente atraído por el sexo masculino, el


femenino o ambos; si el trastorno está limitado al incesto o si se trata, o no, del
tipo exclusivo, es decir únicamente atraído por niños, o del tipo no exclusivo.

El trastorno empieza por lo general en la adolescencia. Frecuentemente son los


varones de 30 a 40 años de edad los que prefieren la actividad sexual con niños
del sexo opuesto. La atracción hacia las niñas parece dos veces más frecuente
que la atracción hacia los niños. Cerca del 11% de los paidofílicos son extraños
para sus víctimas, mientras que en un 15% se trata de relaciones incestuosas.

Masoquismo Sexual. El masoquista consigue la excitación sexual a través del


sufrimiento, es decir, siendo humillado, golpeado o atormentado de cualquier
manera. El diagnóstico debe hacerse cuando el individuo realiza actos -hechos
reales, no simulados- que impliquen sufrimiento y no solamente cuando se entrega
a fantasías de tal género.

Sadismo Sexual. Lo esencial aquí es la imposición de sufrimiento físico o mental


real, no simulado a otra persona con el propósito de obtener la excitación sexual.
La pareja del sujeto sádico puede consentir o no este trato. En el segundo caso, la
actividad sádica puede determinar problemas legales. En casos severos los
sujetos llegan a violar, torturar o matar a sus víctimas.

Voyeurismo. Llamada también escoptofilia, se caracteriza por la observación


repetida y subrepticia a gente que está desnuda, desvistiéndose o realizando el
coito, pero sin que el voyeur busque ningún tipo de contacto sexual con la gente
observada. Esta conducta constituye el método preferido y en los casos más
graves, exclusivo, para conseguir la excitación sexual. A menudo el individuo se
masturba durante el acto o poco tiempo después, pero no busca tener relaciones
sexuales con las personas observadas.

Fetichismo travestista. Este trastorno implica necesidades sexuales y fantasías


sexualmente excitantes, intensas y recurrentes, de por lo menos seis meses de
duración, que involucran el uso de vestimentas del sexo opuesto (en un varón
heterosexual). El sujeto con este trastorno no desea cambiar de sexo. Debe
especificarse: con disforia sexual, si la persona no se siente bien con su identidad
o su rol sexual.

Parafilias no especificadas (o atípicas). Estas alteraciones no cumplen los


criterios para cualquiera de las categorías específicas citadas. Ejemplos:
escatología telefónica (llamadas obscenas) necrofilia (cadáveres) parcialismo
(atención centrada exclusivamente en una parte del cuerpo) zoofilia (animales)
coprofilia (heces) klismafilia (enemas) urofilia (orina).

Trastornos sexuales no especificados. Esta categoría incluye perturbaciones de


la sexualidad que no pueden considerarse parafilias ni disfunciones sexuales.
Tales alteraciones son ya sea poco frecuentes, escasamente estudiadas,
difícilmente clasificables o no descritas claramente en el DSM-IV. Ejemplos:
disforia post coital, problemas de pareja, matrimonio no consumado, donjuanismo,
ninfomanía y el persistente y acentuado malestar acerca de la orientación sexual.

 DISFUNCIONES SEXUALES

Las disfunciones sexuales se caracterizan por una perturbación del deseo, por los
cambios psicofisiológicos en alguna de las fases de la respuesta sexual y por el
sentimiento de malestar y las dificultades interpersonales que ellas generan.

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