Esquema Reflexiones Vol 2

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EJERCICIOS ESPIRITUALES

AGUSTINIANOS

Volumen II

Esquemas de las Reflexiones


Obras pictóricas

Carátula:

Fernando Álvarez de Sotomayor, San Agustín, 1949,


Real Colegio Alfonso XII, San Lorenzo de El Escorial.
SUMARIO

I. Un viaje al interior 5

II. El encuentro con Cristo 15

III. Mendigos de Dios 25

IV. El deseo de Dios 35

V. Trascende et teipsum 45
Ejercicios Espirituales Agustinianos
4
I. Un Viaje al Interior
Lc 15, 11-20

William Etty, El Hijo Pródigo, Londres.

1. Introducción c. El tercer momento sería el de


descubrir la persona de Cristo, su
a. San Agustín experimentó en misericordia y amor, y cómo Cristo
su vida la realidad del pecado y del habita en el corazón de cada ser
alejamiento de Dios, perdiéndose humano y le invita a huir de la dis-
en la región de la desemejanza (re- persión para unificar toda sus po-
gione dissimilitudinis)1. tencias y orientarlas hacia Dios3.
b. Un segundo momento es la 2. Dispersión
toma de consciencia de la situa-
ción en la que se encontraba, y el a. El proceso vital agustiniano
comenzar a recorrer, con la ayuda puede ser parangonado con el
de la gracia de Dios, el camino que proceso interior del mismo Hijo
conduce de nuevo al encuentro pródigo que nos narra el evange-
con el Señor2. lio según san Lucas (Lc 15, 11-20).
1
Cf. conf. 7, 16.
2
Cf. conf. 3, 7. 3
Cf. conf. 7, 13.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


5
Yo no sabía nada entonces de Yo me alejé de ti y anduve erran-
estas realidades; y así amaba las te, Dios mío, muy fuera del camino
hermosuras inferiores, y caminaba de tu estabilidad allá en mi adoles-
hacia el abismo, y decía a mis ami- cencia y llegué a ser para mí región
gos: «¿Amamos por ventura algo de miseria6.
fuera de lo hermoso? ¿Y qué es lo
hermoso? ¿Qué es la belleza? ¿Qué 3. Lejos de Dios sólo hay mi-
es lo que nos atrae y aficiona a las seria
cosas que amamos? Porque cier- a. San Agustín, como el Hijo
tamente que si no hubiera en ellas pródigo, experimenta la pobreza y
alguna gracia y hermosura, de nin- miseria que existe lejos de Dios (Lc
gún modo nos atraerían hacia sí».4.  15, 14-16). Precisamente esa este-
b. Lo que san Agustín buscaba rilidad y miseria es a la que se re-
era la felicidad, la vida plena, la fiere san Agustín cuando habla de
realización, en una palabra, busca- los habitantes de la ciudad de este
ba a Dios. Se perdía entre las rea- mundo en contraposición con los
lidades exteriores, mientras que habitantes de la ciudad de Dios:
Dios estaba en su interior aguar- son como los árboles plantados
dándolo: en los bordes de los canales de Ba-
bilonia, árboles estériles y egoístas
¡Tarde te amé, belleza tan anti- que no dan fruto:
gua y tan nueva, tarde te amé! (sero
te amavi...). Y he aquí que tú esta- Pero quienes (…) son perversos,
bas dentro de mí y yo fuera, y por se hallan en medio de Babilonia y
fuera te andaba buscando; y defor- son árboles estériles, como sauces
me como era, me lanzaba sobre las de Babilonia. Cuando los vemos y
bellezas de tus criaturas. Tú estabas los encontramos tan estériles que
conmigo, pero yo no estaba conti- difícilmente se ve en ellos algo por
go. Me retenían alejado de ti aque- donde podamos conducirlos a la
llas realidades que, si no estuviesen verdadera fe, o a las buenas cos-
en ti, no serían5. tumbres, o a la esperanza del siglo
futuro, o al deseo de la liberación
c. Como el Hijo pródigo, no re- de la cautividad de la muerte, aún
capacita sino que todo lo despilfa- cuando conocemos la Escritura que
rra (Lc 15, 13). Se vuelca en las cria- hemos de enseñarles, como no en-
turas y en ellas se dispersa, empu- contramos en ellos fruto alguno por
jado por la fuerza de sus propias donde podamos comenzar, aparta-
pasiones, por la concupiscentia o mos de ellos nuestro rostro (…)7
amor que aleja de Dios:
4
conf. 4, 20. 6
conf. 2, 18.
5
conf. 10, 38. 7
en. Ps. 136, 6.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


6
b. En la existencia de todo el pecado original, lleva consigo
hombre puede haber dos amores la consecuencia de que la concu-
que guíen su vida. Por una parte piscentia tenga más fuerza que el
está el amor de Dios, la caritas (di- mismo amor:
lectio-agápe) y la concupiscentia
(eros), que es lo que empuja al ser Como la concupiscencia es la
humano a buscarse a sí mismo y a raíz de todos los males, así también
alejarse de Dios: el amor es la raíz de todos los bie-
nes10.
Amad, pero pensad qué cosa
amáis. El amor de Dios y el amor del b. Y junto con la concupsicen-
prójimo se llama caridad; el amor tia, san Agustín nos recuerda otras
del mundo y el amor de este siglo dos consecuencias del pecado ori-
se denomina concupiscencia. Refré- ginal, la ignorancia y la dificultad11:
nese la concupiscencia; excítese la
caridad8. E indagué qué cosa era la iniqui-
dad, y no hallé que fuera sustancia,
c. San Agustín, como el hijo sino la perversidad de una voluntad
pródigo, reflexiona sobre su vida que se aparta de la suma sustancia,
(Lc 15, 17) y se da cuenta que ha que eres tú, ¡oh Dios!, y se inclina a
vivido disperso, gastando los do- las cosas ínfimas, y arroja sus intimi-
nes de Dios en sus concupiscen- dades, y se hincha por de fuera12.
cias:
c. San Agustín descubre que la
Mas no te ofrecía por ellos [por la fuerza esencial del ser humano es
inteligencia y el entendimiento] sa- el amor13, pero que hay que distin-
crificio alguno, y así no me servían guir entre buenos y malos amores:
tanto de provecho como de daño,
pues tan buena parte de mi hacien- Amad y no améis; amad unas
da cuidé mucho de tenerla en mi cosas y no améis otras. Hay, en efec-
poder, mas no así de guardar mi for- to, cosas cuyo amor es provechoso
taleza para ti; antes, apartándome y cosas cuyo amor es un estorbo.
de ti, me marché a una región leja- No ames lo que te es un estorbo si
na para, disiparla entre las rameras no quieres encontrarte con un tor-
de mis concupiscencias9. mento. Lo que amas de la tierra es
un estorbo...14
4. La herida del pecado origi-
nal 10
S. 350, 1.
a. El ser humano, herido por 11
Cf. perseu. 29.
12
conf. 7, 22.
8
en. Ps. 31, 2, 5. 13
Cf. conf. 3, 1.
9
conf. 4, 30. 14
s. 311, 4.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


7
d. El amor transforma al aman- fundo del abismo. Que este mi cora-
te en el amado15: zón te diga qué era lo que allí busca-
ba para ser malo de balde y que mi
Cada uno es tal cual es su amor. maldad no tuviese más causa que la
¿Amas la tierra? Serás tierra. ¿Amas maldad. Fea era, y yo la amé;(…)18
a Dios? ¿Diré que serás Dios? No me
atrevo a decirlo como cosa mía; oi- f. San Agustín no es pesimista
gamos la Escritura: “Yo dije: Todos sino realista.
sois dioses e hijos del Altísimo”16
g. La experiencia de san Agus-
e. El ser humano experimenta tín puede ser muy rica para el
en su interior una gran dificultad hombre contemporáneo que vive
para hacer el bien, para realizar disperso y volcado hacia las cosas
obras buenas. Tiene una nece- mundanas. No obstante, la bús-
sidad absoluta de la gracia para queda y la vida del ser humano
poder hacer el bien (Jn 15, 5b)17. contemporáneo se parecen a la
El acontecimiento del robo de las del Hijo pródigo. La falsa felicidad
peras es para san Agustín, una pa- lo lleva a olvidar la fragilidad de
rábola del pecado original, pues su propia vida y de las felicidades
cometieron el mal solo por el gus- efímeras de las que disfruta (Lc 15,
to de hacer mal: 13).
He aquí, Señor, mi corazón; he Sólo cuando agotó sus bienes
aquí mi corazón, del cual tuviste mi- y comenzó a pasar necesidad, fue
sericordia cuando estaba en lo pro- cuando pudo reflexionar en su es-
tado de miseria y de postración, y
15
Const. 9: “El conocimiento y el amor de Dios, sin así cambiar su vida (Lc 15, 17).
otra recompensa que el mismo amor, constituyen
el ejercicio del amor castus, de la contemplación, 5. El pecado me hace ser me-
que es el principal cuidado del religioso en esta
vida, y que se convertirá en felicidad perfecta en nos humano
el reino celestial”.
16
ep. Io. tr. 2, 14. a. San Agustín nos señala en las
17
Cf. corrept. 1, 2: “Se ha de confesar, pues, que Confesiones que el proceso de dis-
poseemos el libre albedrío para el mal y para el persión y del pecado, llevan al ser
bien; mas para hacer el mal, uno se aparta de humano no solo a alejarse de Dios,
la justicia y sirve al pecado, mientras nadie es
libre para hacer el bien, si no es libertado por sino a ser cada vez menos huma-
el que dijo: Si el Hijo de Dios os librare, entonces no. El pecado hace que el ser hu-
seréis verdaderamente libres. Lo cual no significa mano se vaya “asilvestrando” cada
tampoco que, una vez conseguida la libertad
de la tiranía del pecado, deja de necesitar el au-
vez más. Y así, el pecado lo vuelve
xilio del Libertador; antes bien, oyendo lo que insensible ante las necesidades de
Él dice: Sin mi nada podéis hacer, debe respon- los demás y esclavo de sí mismo. El
derle el libertado:  Sé tú mi socorredor y no me
abandones”. 18
conf. 2, 9.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


8
Hijo pródigo llegó a esta situación con una misérrima y furiosísima
teniendo que apacentar incluso locuacidad devastaba (…) Por eso
los animales más impuros para los prediqué que Dios por su gracia no
judíos, como son los cerdos (Lc 15, sólo convierte las voluntades de los
15): hombres apartados de la recta fe,
sino también las voluntades de los
Pero ¿dónde estabas entonces hombres contrarias a la misma21.
para mí? ¡Oh, y qué lejos, sí, y qué le-
jos peregrinaba fuera de ti, privado b. Así pues, tanto el Hijo pródi-
hasta de las bellotas de los puercos go, como san Agustín, recapacitan
que yo apacentaba con ellas!19 y regresan a su interior (Lc 15, 17),
para, en ese lugar de intimidad,
b. Por la dispersión, su escuchar la voz del Padre que los
alma se había vuelto una sel- invita a regresar. Mientras el ser
va de concupiscencias y se veía humano no haga ese alto en su
afeada por el mismo pecado vida, como lo hizo el Hijo pródigo
y las pasiones desordenadas: y el mismo san Agustín, su vida se-
Porque hubo un tiempo de mi guirá dispersa, esclava del pecado
adolescencia en que ardí en de- y abocada finalmente al fracaso y
seos de hartarme de las cosas más a la muerte, pues lejos de Dios no
bajas, y osé ensilvecerme con va- hay vida: “Buscad lo que buscáis,
rios y sombríos amores, y se mar- pero sabed que no está donde
chitó mi hermosura, y me volví
lo buscáis. Buscáis la vida en la
podredumbre ante tus ojos por
región de la muerte: no está allí.
agradarme a mí y desear agradar a
¿Cómo hallar vida bienaventurada
los ojos de los hombres20.
donde no hay vida siquiera?”22.
6. El auxilio de la gracia de
7. La dinámica espiritual de
Dios
la interioridad
a. Pero Dios no abandona
A. Noli foras ire
al hombre. San Agustín se dará
cuenta de que aquello que le hizo a. San Agustín pues, al igual
volver a su interior y recapacitar que el Hijo pródigo, recapacita, re-
para evitar la dispersión, fue preci- gresa a su interior (Lc 15, 17) (Tolle
samente la gracia de Dios: Lege)23. Por eso señala san Agustín,
Y también en ese libro [las Con- en el De Vera Religione le presenta
fesiones] lo que narré de mi conver- a Romaniano, el proceso de la in-
sión, pues era Dios el que me estaba terioridad agustiniana.
convirtiendo a la misma fe, que yo, 21
perseu. 53.
19
conf. 3, 11. 22
conf. 4, 18.
20
conf. 2, 1. 23
CF. conf. 8, 29.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


9
b. Lo invita en primer lugar a hombre interior habita Cristo, y en
que no salga fuera de sí mismo: el hombre interior serás renovado
Noli foras ire: la tentación que tie- según la imagen de Dios (…)”27
ne el ser humano de abandonar
su interior y de volcarse hacia las B. In interiore hominem habi-
cosas materiales24. tat veritas

c. Lo invita a que regrese a sí a. El regreso al corazón tiene


mismo: in teipsum redi. No basta la finalidad de encontrarnos con
no estar dispersos; es preciso re- Cristo, quien es el único que pue-
gresar al propio ser, es preciso re- de renovar la vida de una persona:
gresar al interior, al corazón. “en el interior del hombre habita
la verdad” y quien es la Verdad; es
d. San Agustín y el texto de los decir, Jesucristo. Se inspira en el
LXX de Is 46, 8: texto de Ef 3, 16-17: “En el hombre
interior habita Cristo”. Es preciso
Regresad, prevaricadores, al co- dejar al hombre exterior, apega-
razón. ¡Regresad al corazón!  ¿Por do a las cosas sensibles y volver al
qué os vais de vosotros y perecéis hombre interior.
por vosotros? ¿Por qué vais por
caminos solitarios? Erráis vagan- b. Se regresa al corazón para un
do; ¡regresad! ¿A dónde? Al Señor25. encuentro con Dios, no para hallar
una “paz abstracta”. El solo hecho
e. El corazón es el recinto más de entrar en el interior no es ha-
interior del ser humano, lugar de cer oración. La oración siempre
encuentro con Dios y consigo mis- es encuentro con Cristo y es una
mo: “Vuelve primero al corazón; gracia no fruto del esfuerzo, pues
como en un destierro andas erran- el hombre es un mendigo:
te fuera de ti (…) Vuelve, vuelve al
corazón26. Es mendigo todo aquel que, sin
atribuirse nada a sí, lo espera todo
f. El regreso al interior no tiene de la misericordia de Dios y llama
una función intelectual o filosófi- cotidianamente a la puerta del
ca, sino que tiene una razón afec- Señor...28
tiva y de encuentro con Alguien
que nos ama: c. Dios no está fuera, sino en lo
más íntimo de su propia interiori-
“Vuelve al corazón; mira allí qué dad: “Tú estabas dentro de mí, más
es lo que tal vez sientes de Dios: interior que lo más íntimo mío y más
allí está la imagen de Dios. En este elevado que lo más alto mío”29. Ahí
24
Cf. Const. 11. 27
Io. eu. tr. 18, 10.
25
Io. eu. tr. 18, 10. 28
en. Ps. 106, 14.
26
Io.eu. tr. 18,10. 29
conf. 3, 11.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


10
en lo más profundo del ser humano Sólo con la ayuda de Cristo, me-
está Dios, y aguarda al ser humano diante la purificación por la humil-
a que este rompa con la dispersión y dad, puede el hombre recogerse y
regrese al interior para encontrarse entrar otra vez en sí mismo, donde
con él: “Tú que me eres más interior comienza a buscar los valores eter-
que mis cosas más íntimas; tú den- nos, reencuentra a Cristo y reconoce
tro, en mi corazón, (...)”30. a los hermanos. Ésta es la interio-
rización trascendida agustiniana,
d. Este encuentro con Dios solo principio de toda piedad. Este es el
puede darse cuando el ser huma- recogimiento o recolección de la
no ha unificado sus potencias, ha Forma de vivir, camino que lleva de-
ordenado sus amores: rechamente a la contemplación, a
Este será el que tenga el amor or- la comunidad y al apostolado33.
denado de suerte que ni ame lo que b. El proceso de regresar al co-
no debe amarse, ni deje de amar lo razón y de interioridad exige una
que debe ser amado, ni ame más lo conversión continua34. No puede
que se debe amar menos, ni ame contemplar a Dios quien no pu-
con igualdad lo que exige más o rifica su corazón, pues solo el ojo
menos amor, ni ame, por fin, menos del corazón purificado puede con-
o más lo que por igual debe amar- templar a Dios35.
se31.
C. Trascende et teipsum
Textos bíblicos: Lc 15, 11-20)
a. El proceso de interioridad no
termina aquí en el encuentro con Texto de san Agustín: Io. eu. tr.
Dios, sino que invita a la apertura 18, 10
hacia los demás:
Vuelve al corazón; mira allí qué
Si amáis a Dios, arrebatad al es lo que tal vez sientes de Dios:
amor de Dios (rapite omnes ad allí está la imagen de Dios. En este
amorem Dei) a todos los que con hombre interior habita Cristo, y en
vosotros están unidos y a todos los el hombre interior serás renovado
que se hallan en vuestra casa. (…) según la imagen de Dios (…).
arrebatadlos a gozar y decidles: En-
grandeced conmigo al Señor”32. Texto de las Constituciones
(11)
Nuestras Constituciones tam-
bién lo señalan con claridad: 33
Const. 11.
34
Cf. Const. 12.
30
en. Ps. 118, 22, 6. 35
trin 1, 12, 27: “Contemplando por la fe al que
31
doctr. chr. 1, 27, 28. es igual al Padre, podemos purificar nuestros co-
32
en. Ps. 33, 2, 6. razones”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


11
Sólo con la ayuda de Cristo, me- las amarguras que sufre cuando no
diante la purificación por la humil- está con Él. ¿Cuándo compren­derá
dad, puede el hombre recogerse y que tiene que estar siempre con Él,
entrar otra vez en sí mismo, donde so pena de sufrir? Y de aquí se dedu-
comienza a buscar los valores eter- ce que, si alguna vez se separa de Él
nos, reencuentra a Cristo y reconoce
y lo deja solo, el remedio es volver
a los hermanos. Ésta es la interio-
rización trascendida agustiniana, a Él humilladita, pero confiada, al
principio de toda piedad. Este es el mismo tiempo, en que no la ha de
recogimiento o recolección de la rechazar.
Forma de vivir, camino que lleva de- Vuelva, pues, a la celda cuanto
rechamente a la contemplación, a antes, y en ella encontrará luz, con-
la comunidad y al apostolado. suelo y valor, porque Jesús lo es todo
cuando se le busca sin­ceramente y,
Texto del Magisterio (Gau-
sobre todo, cuando se le busca de
dium et Spes 14)
modo que Él, con su mirada divina,
“No se equivoca el hombre al vea que se le busca de veras y que
afirmar su superioridad sobre el uni- no se quiere otra cosa que a Él.
verso material y al considerarse no San Ezequiel Moreno (1848-
ya como partícula de la naturaleza 1906), Pasto, 28 de octubre de
o como elemento anónimo de la 1900.
ciudad humana. Por su interioridad
es, en efecto, superior al universo Preguntas:
entero; a esta profunda interioridad
retorna cuando entra dentro de su 1. ¿Cuál es el amor que está hoy
corazón, donde Dios le aguarda, es- sosteniendo mi vida?
crutador de los corazones, y donde
él, personalmente, bajo la mirada 2. ¿Puedes soportar momentos
de Dios, decide su propio destino”. largos de silencio o vives tan
disperso que necesitas siempre
Texto recoleto del ruido?
Veo por su carta que ha dejado
a Jesús solito en la celda y que se ha 3. ¿Qué semejanza ves entre tu
echado a andar y correr por fuera, y propio itinerario existencial y
que, como es natu­ral, le va malísi- del san Agustín y el Hijo pródi-
mamente en esas correrías, porque go?
le falta la dulce y buena compa- 4. ¿Has experimentado en tu in-
ñía del único que puede llenar sus terior la fuerza de la gracia de
aspiracio­nes, y que, por otra parte, le Dios que te llama a la conver-
hace palpar y sentir esa verdad con sión?
Ejercicios Espirituales Agustinianos
12
5. ¿Qué significa y a qué te com-
promete el reclamo agustinia-
no de “Regresa al corazón”?
6. ¿Qué o quién es realmente lo
que buscas cuando oras?
7. ¿Qué cosas tienes que cambiar
en tu vida para poder orar?

Ejercicios Espirituales Agustinianos


13
Ejercicios Espirituales Agustinianos
14
El Encuentro con Cristo
Mc 10, 46-52

Nicolás Poussin, Jesús cura al ciego de Jericó,


Museo de Louvre, Paris.

1. Introducción b. Todo hombre tiene en su in-


terior un profundo deseo de Dios:
a. Dios ama tanto al hombre, “Nos hiciste Señor para ti y nuestro
que lo busca y le sale al encuentro corazón está inquieto hasta que
de muchas maneras para invitarlo descanse en ti”3.
a vivir una relación de amor con
Él1. No es que el hombre sea el que c. San Agustín, en su itinerario
busca a Dios, sino que es más bien existencial, busca a Dios. La lectu-
Dios quien busca al hombre2. ra del Hortensio de Cicerón:
De repente apareció a mis ojos
1
trin. 4, 1, 2: Ante todo se nos tendría que conven-
cer del gran amor que Dios nos tiene, para no caer
vil toda esperanza vana, y con in-
en la desesperación sin atrevernos a subir hacia creíble ardor de mi corazón suspi-
él. Es conveniente que se ponga de manifiesto raba por la inmortalidad de la sabi-
cuáles éramos cuando nos amó, a fin de no sen- duría, y comencé a levantarme para
tir el tumor de la soberbia por nuestros méritos
(…) cuánto nos amó para que no desesperemos
volver a ti4.
y cuáles éramos, para humillar nuestro orgullo. 3
conf. 1, 1.
2
Cf. Const. 14. 4
conf. 3, 7.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


15
Pero esa sabiduría tenía un c. El proceso interior tiene un
nombre, y que no era una realidad objetivo muy concreto, el encuen-
abstracta, sino que la Sabiduría tro con Cristo.
era el mismo Cristo, hecho carne
(Jn 1, 14): d. El encuentro con Cristo me
debe llevar a un encuentro con los
El camino verdadero y seguro hermanos. Así lo señalan también
hacia el cielo lo prepara la humil- nuestras Constituciones:
dad, elevando el corazón hacia el
Señor, no contra el Señor5. La contemplación, experiencia
íntima y personal del hombre con
d. La búsqueda de san Agustín su Creador, no convierte al religioso
no es una búsqueda sin objeto. en un solitario. Al contrario, como
Encuentra para buscar, pues Dios cada uno se siente referido y busca
es una realidad infinita e inaferra- a Dios, todos se encuentran en el co-
ble: “Si puedes comprehenderlo, no nocimiento y en el amor de Él10.
es Dios”6.
e. El elemento que debe sobre-
e. La búsqueda y el encuentro coger a todo ser humano es saber
con Dios deben llevarnos siempre que Dios lo ha amado (1 Jn 4, 19),
más allá, no dejarnos nunca con- y lo ama hasta tal punto de haber-
formes: nos dado a su propio Hijo (Rm 8,
“Busco para encontrar y en- 32) quien no sólo se hizo carne,
cuentro para seguir buscando más sino que también murió en la cruz
ávidamente”7. (Fil 2, 8ss).

2. ¡Oh, cuánto nos amaste! f. Lo que mueve la conversión


de san Agustín es el amor; el en-
a. El proceso de interioridad, cuentro profundo de san Agustín
de regreso al corazón8, no tiene con Cristo, que por amor se hizo
un aspecto de huida del mundo. hombre para salvar al hombre.
Poder entrar en el interior implica,
desde la perspectiva de san Agus- g. El encuentro con Cristo es lo
tín, particularmente tres cosas. que lo lleva a san Agustín a rom-
per con su vida de pecado (Rm 13,
b. Es un proceso animado y 13):
movido por la gracia9.
  ¡Oh, cómo nos amaste, Padre
bueno, que no perdonaste a tu Hijo
5
ciu. 16, 4 único, sino que le entregaste por no-
6
S. 117, 3, 5.
sotros, impíos! ¡Oh cómo nos amas-
7
trin. 15, 2.
te, haciéndose por nosotros,  quien
8
Cf. Io. eu. tr. 18, 10.
9
Cf. Const. 11. 10
Const. 14.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


16
no tenía por usurpación ser igual fuego vivo14, es “fuego devorador”
a ti, obediente hasta la muerte de (Dt 4, 24):
cruz,(…)11.
Él es el fuego devorador. El amor
h. Es fundamental recordarle a divino consume la vida antigua y re-
todo hombre que es amado por nueva al hombre de forma que Dios,
Dios. La grandeza infinita de ese en cuanto fuego devorador, hace
amor de Dios, y la gratuidad del que le amemos, y en cuanto celoso
mismo: nos ama él. No temáis, pues, el fue-
go que es Dios; temed más bien el
Era menester probar al hombre fuego que él ha preparado para los
cuánto nos amó Dios, y cuáles éra- herejes15.
mos cuando nos amó: cuánto, para
que no desesperemos; cuáles, para k. La interioridad, ¿me lleva a
humillar nuestro orgullo12.  un encuentro verdadero con Dios,
o sigo acompañado por mis tibie-
i. Este encuentro profundo y zas y mediocridades?
amoroso con Dios es el que nos
hace dar un giro completo en l. La oración16 no es un simple
nuestra vida: proceso psicológico de consuelo,
de búsqueda de “meditaciones
Ahora te amo a ti sólo, a ti sólo trascendentales” que nos llevan a
sigo y busco, a ti sólo estoy dispues- experimentar una paz artificial; ni
to a servir, porque tú solo justamen- tampoco de devociones que se
te señoreas; quiero pertenecer a tu quedan y apelan sólo a los senti-
jurisdicción. Manda y ordena, te mientos. Para san Agustín, se trata
ruego, lo que quieras, pero sana mis de entrar en el corazón, en el pro-
oídos para oír tu voz; sana y abre pio interior, para tener una expe-
mis ojos para ver tus signos; destie- riencia a pie descalzo de Dios. De
rra de mí toda ignorancia para que aquí que san Agustín nos presente
te reconozca a ti13. la imagen de Cristo médico, que
j. No hay nada más fuerte que cura al hombre de sus pecados, y
el amor (Ct 8, 6). El amor es fue- sobre todo de su soberbia:
go vivo que desea hacer arder Es para curar la causa de todas
en su amor a todos aquellos que las enfermedades, que es la sober-
se acercan a Dios. Un verdadero bia, por lo que bajó y se hizo humil-
proceso interior debe llevar a esta
experiencia fuerte de Dios que es 14
Const. 155: La experiencia del encuentro con el
Maestro y la llamada gratuita de éste son el ori-
gen de toda vocación a la vida de seguimiento de
11
Conf. 10. 69. Jesús, que exige apertura y fidelidad a la Palabra.
12
trin. 4, 1, 2. 15
c. Adim. 13.
13
sol. 1, 1, 5. 16
Cf. Const. 11.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


17
de el Hijo de Dios. ¿Por qué te enso- También la multitud se agolpa
berbeces tú, ¿Oh hombre? Dios se en tor­no a él, pero no lo roza con el
humilló por ti17. toque personal de la fe, que recono-
ce su misterio, el misterio del Hijo
m. En el encuentro con Dios se que manifiesta al Padre20.
da el asombro, por el infinito amor
con que nos ha amado y nos ama. Y, Que nuestra oración no sea
por otra parte, el terror, por la gran sólo un “apretujar a Jesús” (Mc 5,
diferencia entre Dios y nosotros: 31); un mero estar en su presencia
Y reverberaste la debilidad de mi pero sin tocarle verdaderamente
vista, dirigiendo tus rayos con fuer- con fe, ni dejarnos tocar por él. El
za sobre mí; y me estremecí de amor elemento subrayado sería, pues,
y de horror. Y advertí que me halla- la fe como señala lapidariamente
ba lejos de ti en la región de la dese- san Agustín en la bella frase que
mejanza, como si oyera tu voz de lo incluso el Papa Francisco ha reco-
alto: «Manjar soy de grandes: crece gido en su encíclica Lumen fidei21:
y me comerás. Ni tú me mudarás en
ti como al manjar de tu carne, sino Tocar con el corazón: he aquí
tú te mudarás en mí»18. en qué consiste el creer. En efecto,
también aquella mujer que tocó la
3. Tocar con el corazón y de- orla lo tocó con el corazón, porque
jarse tocar por Cristo creyó. Además, él sintió a la que lo
tocaba y no sentía a la multitud que
a. La experiencia de la interiori- lo apretujaba. Alguien me ha toca-
dad y de la oración debe llevar a la do -dice el Señor-; me tocó, creyó en
persona a un encuentro con Cristo mí. Y los discípulos, al no entender
que sea un encuentro que transfi- lo que significaba ese me tocó, le
gure su vida19. dijeron: La multitud te apretuja y
b. La hemorroísa (Mc 5, 25-34). dices: ¿Quién me ha tocado? ¿No sé
Había gastado toda su fortuna en yo lo que digo con estas palabras:
manos de los médicos sin que su Alguien me ha tocado? La multitud
salud mejorara, (Mc 5, 26). Por eso apretuja, la fe toca22.
se decide a tocar a Jesús (Mc 5, 28). c. La oración es, también, tocar
No obstante, su tocar es diferente el misterio de Dios con la mano
al apretujar de la multitud (Mc 5, del corazón; tener una profunda
31). En la encíclica Lumen Fidei, el experiencia de Dios que marque
Papa hace la diferencia entre tocar nuestra vida y nos transforme in-
con fe y apretujar a Cristo: teriormente; que nos sane, como
17
Io. eu. tr. 25, 16. 20
LF 31.
18
conf. 7, 16. 21
LF 31.
19
Cf. Const. 84. 22
s. 229L, 2.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


18
a la hemorroísa, de todos nuestros Pablo, pues la mayor parte de su
males (Mc 5, 34). Las hemorragias actividad apostólica la desarrolló
(Mc 5, 25) simbolizan los deseos entre los gentiles. La orla del vestido
carnales que desgastan al hom- del Señor es, pues, el apóstol Pablo,
bre23 y que el único que puede sal- el enviado a los gentiles, porque él
varnos es Cristo. fue el último de los Apóstoles. ¿No
es la orla la franja última y mínima
d. La oración no sólo es tocar
de un vestido? Una y otra cosa dice
con fe y amor a Cristo sino tam-
bién, como señala san Agustín, de- de sí mismo el Apóstol: Mas yo soy
jarnos tocar por la mano de Cristo: el último de los Apóstoles, y yo soy
el menor de los Apóstoles. Él es el
La tocó el Señor y quedó sana. último, él el menor. Tal es la orla del
Toquemos también nosotros, es vestido26.
decir, creamos, para poder ser sana-
dos24. e. El ciego Bartimeo (Mc 10, 46-
52), cuya figura nos sirve para la
Para san Agustín, la orla del lectio divina de esta reflexión.
vestido representa al Apóstol san
Pablo y a sus escritos, invitándo- San Agustín al comentar el pa-
nos a hacer una lectio divina viva saje evangélico, mezcla los textos
con el corpus paulino25, y a dejar- del evangelio según san Mateo
nos tocar por Cristo en el corazón con el del evangelio según san
meditando su palabra, particular- Marcos, pues no habla de un cie-
mente las cartas de san Pablo, que go sino de dos, como lo hace el
tanto tocaron y encendieron en el evangelista Mateo (Mt 9, 27). Pero
amor de Dios a san Agustín: todos los demás detalles son los
del evangelio según san Marcos
«Tocaré su orla». La tocó y fue (Mc 10, 46-52), texto que nos sirve
curada. Investiguemos qué es la de lectio divina.
orla del vestido. Esté atenta vuestra
caridad. Se entiende que el vestido f. Conocemos cómo el ciego
del Señor son los Apóstoles que se Bartimeo, reconociendo por la fe
adhieren a él. Averiguad qué Após- que Cristo era su salvación, co-
tol fue enviado a los gentiles. Ha- menzó a gritar sin dejarse intimi-
llaréis que el enviado fue el apóstol dar por aquellos que lo rodeaban,
ya que lo increpaban para que se
23
s. 63A, 3.
24
s. 63A, 3
callara (Mc 10, 48). Por esta cons-
25
Const. 76: “A imitación de san Agustín, tomen tancia y fe, Cristo se compadece
«en sus manos todos los días las sagradas Escritu- de él y le devuelve la vista (Mc 10,
ras», de modo que la lectura de la palabra divina 52; Mt 9, 29-30).
constituya la principal fuente de piedad y el ali-
mento de la oración”. 26
s. 63A, 3.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


19
g. Cuando san Agustín comen- terior al pasar él, es decir, al dispen-
ta este pasaje, señala que el pasar sarnos los sacramentos temporales
de Cristo significa que Cristo reali- con los que se nos invita a adquirir
za obras transitorias. En primer lu- los eternos? (s. 88, 12).
gar, que Cristo realizó la obra de la
redención en un espacio y tiempo i. Los que buscan desalentar-
concreto: nos son los tibios y desencanta-
dos o bien, la opinión pública, la
¿Qué significa pasar? Hacer moda:
obras transitorias, como ya dijimos.
Nuestra fe se edifica en la confor- Clamen ellos, no se cansen ni se
midad con estas obras transitorias. dejen como arrastrar por la autori-
Creemos, en efecto, en el Hijo de dad de la masa; no imiten siquiera a
Dios, (…) Mas al obrar obras tran- los que, siendo cristianos desde an-
sitorias, es decir, al humillarse, ha- tiguo, viven mal y sienten envidia de
ciéndose obediente hasta la muerte las buenas obras. No digan: «Viva-
y muerte de cruz, gritaron los dos mos como vive tan gran multitud».
ciegos: Ten compasión de nosotros, ¿Por qué no como ordena el Evan-
hijo de David. El hecho mismo de gelio? ¿Por qué quieres vivir confor-
que el señor y creador de David qui- me a la reprensión de la turba que
siera ser también hijo suyo, lo reali- le impide gritar y no conforme a las
zó en el tiempo, lo hizo al pasar27. huellas de Cristo que pasa?29.
h. En segundo lugar, Cristo j. Temo a Jesús en cuanto pasa y
pasa, pues sigue realizando obras en cuanto permanece, y por eso no
salvífica dentro de la historia de puedo callar30.
todo creyente por medio de los
sacramentos. El creyente como el Como predicador, no puede
ciego Bartimeo, debe reconocer callar aquello que sabe de Cristo
en Cristo su salvación, sin dejarse como fuente de la gracia por me-
intimidar de las multitudes que los dio de sus sacramentos y también
invitan a que se calle. San Agustín como juez y Dios, que siempre
nos invitaría a orar con insistencia, permanece. Su temor nace de de-
a clamar con el corazón28, sabien- jarse intimidar por la multitud.
do que solo en él podemos en-
contrar la salud de todos nuestros k. Por otra parte este Cristo
males interiores: que pasa y que permanece haría
alusión también a los aspectos
¿Quién es el que gritaba a Cristo, necesarios para la salvación. Los
para que expulsase su ceguera in-
27
s. 88, 11. 29
s. 88, 13.
28
conf. 10, 2, 2. 30
s. 88, 13.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


20
sacramentos y la oración31, que y hacer, de un amante de la tierra,
quedarían representado por el un amante de la vida celestial; por
Cristo que pasa. Los sacramentos nosotros se hizo hombre quien nos
y la oración, por sí mismos, sin fe, hizo hombres; Dios asumió al hom-
no sirven de nada, pues hace falta bre para convertir los hombres en
la fe en el Cristo que permanece, dioses34.
en Cristo como Dios:
4. La fecundidad del amor
Del mismo modo que por la fe
experimentamos a Cristo que pasa a. El encuentro con Cristo en la
en el tiempo de esta dispensación oración nos debe transformar, lla-
mar a la conversión. No podemos
(dispensatione) temporal, así he-
seguir por caminos de egoísmo
mos de comprender a Cristo que se
y de indiferencia; estamos llama-
detiene en la eternidad inmutable.
dos a dar frutos (Jn 15, 16), pues el
El ojo recibe su curación cuando
amor es siempre fecundo.
comprende que Cristo es Dios32.
Si en la oración nuestra expe-
l. Orar es contemplar a Cristo
riencia de Dios nos lleva a amar
con los ojos del corazón y tener cada vez más a Cristo, esto implica
este ojo sano, para poder ver las que debemos amar cada vez más
cosas como Dios las ve: “Y vio que a nuestros hermanos.
todo era bueno” (Gn 1, 18). San
Agustín nos señala con pocas pa- b. La oración es un momento
labras cuál es la mayor desgracia de ponernos delante de Cristo en
del hombre: un encuentro amoroso, en donde
recibimos el amor que después
¡Cuán poca gente conoce la des- debemos compartir con nuestros
gracia del hombre que tiene ciego el hermanos. No somos fuentes, sino
corazón!33. sólo cántaros:
m. En la oración hay que dejar Si, en cambio, todos los hombres
que el amor nos transforme inte- reciben de su plenitud, él es la fuen-
riormente: te, ellos los que beben. Quienes be-
ben de la fuente, pueden tanto tener
Cristo vino a transformar el amor
sed cuanto beber; la fuente nunca
31
Const. 44: “Los hermanos, avanzando por el tiene sed, la fuente no se necesita a
arduo camino del amor casto y consagrado, no sí misma. Los hombres necesitan la
confíen en sus propias fuerzas, sino en la palabra fuente35.
y ayuda del Señor. Sean asiduos en la oración; fre-
cuenten la celebración de los sacramentos de la c. La oración manifiesta su ri-
eucaristía y de la reconciliación”.
queza en la vida y nos hace ser
32
s. 88, 14.
33
en. Ps. 68, 2, 10.
34
s. 344, 1.
35
Io. eu. tr. 13, 8.
Ejercicios Espirituales Agustinianos
21
fecundos. Cuando san Agustín co- para volverse a encender en el
menta el salmo 136, que nos dice amor a Cristo:
que: “junto a los canales de Babi-
lonia nos sentábamos a llorar con Que el fuego de la caridad infla-
nostalgia de Sión y en los sauces me vuestro espíritu... Uno es ardien-
de sus orillas colgábamos nuestras te, otro frío: que el ardiente encien-
da al frío y el que arde poco que de-
cítaras” (Salmo 136, 1-2), hace un
see arder más y suplique ayuda. El
interesante comentario. Esos ár-
Señor está dispuesto a concederla;
boles no tiene la raíz del amor y nosotros, con el corazón dilatado,
por ello son estériles, no dan fruto: deseemos recibirla40.
(…) Los sauces son árboles sin
fruto, (…) árboles estériles que na-
cen junto a los ríos de Babilonia. Textos bíblicos: Mc 10, 46-52
Estos árboles se riegan con los ríos
de Babilonia y no llevan fruto. Así Texto de san Agustín (s. 229L,
como hay hombres ansiosos, avaros 2)
y estériles de toda obra buena, así Tocar con el corazón: he aquí
los ciudadanos de Babilonia, como en qué consiste el creer. En efecto,
árboles propios de aquella región, también aquella mujer que tocó la
se alimentan de los placeres de las orla lo tocó con el corazón, porque
cosas mundanas, como regados creyó. Además, él sintió a la que lo
por los ríos de Babilonia. Buscas en tocaba y no sentía a la multitud que
ellos frutos, y jamás lo encuentras36. lo apretujaba. Alguien me ha toca-
do -dice el Señor-; me tocó, creyó en
d. La oración, por tanto, nos re- mí. Y los discípulos, al no entender
cuerda que la raíz de nuestra vida lo que significaba ese me tocó, le
es el amor37. Cuando una persona dijeron: La multitud te apretuja y
deja de orar, se enfría, su corazón dices: ¿Quién me ha tocado? ¿No sé
se queda silencioso: “El frío de la yo lo que digo con estas palabras:
caridad es el silencio del corazón, Alguien me ha tocado? La multitud
y el fuego del amor, el clamor del apretuja, la fe toca.
corazón”38.
Texto de las Constituciones
Esta persona necesita el fuego (14a)
de la caridad39, el fuego de Dios
La contemplación, experiencia
36
en. Ps. 136, 6. íntima y personal del hombre con
37
en. Ps. 36, 1, 3: “La raíz se halla profundamente su Creador, no convierte al religioso
afianzada en tierra; en donde está nuestra raíz,
allí está nuestra vida, allí está nuestro amor”.
en un solitario. Al contrario, como
38
en. Ps. 37, 14.
cada uno se siente referido y busca
39
Cf. Const. 170. 40
s. 234, 3.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


22
a Dios, todos se encuentran en el co- Nada pu­rifica tanto como el fue-
nocimiento y en el amor de Él go y nada tampoco como el amor,
que es, según frase de los libros san-
Texto del Magisterio (Lumen
tos: un fuego consumidor. No hay
Fidei 31)
ca­mino más corto para llegar a la
Con la fe, no­sotros podemos to- perfección que el de la perfecta ca-
carlo, y recibir la fuerza de su gracia. ridad, porque quien santifica a las
San Agustín, comentando el pasaje almas es el amor divino, y la medi-
de la hemorroísa que toca a Jesús da del mérito de cada una de ellas
para curarse (cf. Lc 8,45-46), afirma: es el amor. No ambi­ciono fundar
« Tocar con el corazón, esto es creer muchas casas, ni reunir un capital,
». También la multitud se agolpa en ni contar a las re­ligiosas por cientos,
tor­no a él, pero no lo roza con el to- sólo desearía que a la hora de mi
que personal de la fe, que reconoce
muerte pu­diera decir con verdad:
su misterio, el misterio del Hijo que
«¡Oh Padre Santo!, guarda en tu
manifiesta al Padre. Cuando esta-
mos configurados con Jesús, recibi- nombre a éstas que me has dado, a
mos ojos adecua­dos para verlo. fin de que sean una misma cosa por
la ca­ridad. Guardado he todas las
Texto recoleto que Tú me diste, y ninguna de ellas
se ha perdido».
¿Queremos ser santas? ¿An-
siamos la vida de unión con Dios? Esperanza Ayerbe (1890-1967),
Tengamos caridad, puesto que Dios fundadora de las Misio­neras Agus-
es caridad y el que está en caridad tinas Recoletas: Bogotá, 8 de di-
está en Dios y Dios en él (1 Jn 4, 7). ciembre de 1947.
¡Qué tranquilidad saber que verda-
deramente amamos a Dios si ama- Preguntas:
mos al prójimo con todo corazón! 1. ¿Vivo mi oración como un mo-
Seamos santas, hermanas mías, y mento de gracia?
si amamos a Dios y al prójimo, no
duden que lo seremos. No hay nada 2. ¿Qué implica para mí el hecho
que puri­fique tanto el alma como de ser amado infinitamente
el amor. Jesús dijo un día: Muchos por Dios?
peca­dos se le han perdonado por- 3. La interioridad, ¿me lleva a
que ha amado mucho (Lc 7, 47). No un encuentro con Dios o sigo
dijo: «porque ha ayunado mucho», acompañado por mis tibiezas y
o «porque se ha disciplinado hasta mediocridades?
derramar sangre», sino porque ha
amado mucho. 4. ¿Qué busco en mi oración?
Ejercicios Espirituales Agustinianos
23
5. ¿Me dejo tocar por Cristo en la 7. ¿Qué lugar ocupa la palabra de
oración? Dios en mi oración de todos los
días?
6. ¿Me dejo intimidar por la
moda, la opinión de los demás
o soy como el ciego Bartimeo
que deja todo de lado para ir al
encuentro con Cristo?

Ejercicios Espirituales Agustinianos


24
3. Mendigos de Dios1
Jn 15, 1-8

Jesús, la Vid Verdadera con los Doce Apóstoles, icono


bizantino, f. S. XVI, Atenas.

1. Introducción Lo único que el hombre puede


llamar suyo son sus pecados, todo
a. El viaje que san Agustín1 rea- lo demás procede de Dios:
liza al interior es ante todo es una
gracia, es un don de Dios. El ser A él le debemos lo que somos,
humano es tan pobre que no pue- que vivimos, que podemos enten-
de hacer nada sin la ayuda de Dios der, que somos hombres, que vivi-
(Jn 15, 5). mos bien, que entendemos correc-
b. La “tercera conversión” (Be- tamente, no tenemos nada nuestro,
nedicto XVI) al mundo de la gra- fuera de nuestros pecados 3.
cia2. 1 Cor 4, 7: “¿Qué tienes que no c. En el De praedestinatione
hayas recibido?”
sanctorum, repite una frase de san
Cipriano, (glosa del texto de 1 Cor
1
Homo mendicus dei: en. s. 56, 9; s. 61, 4.
2
Benedicto XVI, Homilía, 22-IV-2007. 3
s. 176, 6.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


25
4, 7): “no podemos gloriarnos de ga su gracia a los humildes (1 Pe
nada porque nada es nuestro”4: 5, 5):
Nadie se arrogue nada. Nadie Nadie atribuya a su sabiduría el
tiene algo bueno si no lo hubiere re- convertirse a tí, Señor, o a sus fuer-
cibido de Aquel que únicamente es zas el haber venido a ti, puesto que
bueno5. con mayor fuerza será repelido de ti,
ya que tú resistes a los soberbios8.
2. La necesaria conversión
del fariseo en publicano 3. Sin Dios nada, con Dios
todo…9
a. La condición previa para orar
es la humildad. a. Toda la vitalidad del cristiano
le viene de Dios y que por sí mis-
b. El fariseo y el publicano, (Lc mo no tiene nada. Es más, no pue-
18, 9-14). Quien bajó justificado de producir frutos si no es unido a
no fue el fariseo, sino el publicano, la vid (Jn 15, 5). San Agustín señala
pues con humildad reconocía sus que esta alegoría es una bella ima-
faltas y pedía humilde y sincera- gen de la gracia de Dios:
mente perdón (Lc 18, 13)6. El fari-
Por eso añade y dice:  Como el
seo no le pidió nada a Dios, sino
sarmiento no puede por sí mismo
que solo se alabó a sí mismo, y de dar fruto si no permaneciere en la
paso, despreció al publicano: vid, así tampoco vosotros si no per-
¿Qué pidió a Dios? Examina sus maneciereis en mí. ¡Gran encomio
palabras y encontrarás que nada. de la gracia, hermanos míos: ins-
Subió a orar, pero no quiso rogar a truye los corazones de los humildes,
Dios, sino alabarse a sí mismo. Poco cierra las bocas de los soberbios!10.
es no rogar a Dios, y alabarse a sí b. Sólo unidos a Cristo, que es
mismo; más aún, subió a insultar al la verdadera Vid (Jn 15, 1), se pue-
que rogaba7.  de producir fruto. No se puede
orar si falta la gracia de Dios, si la
c. Para orar es necesaria la con- persona no vive en comunión ínti-
versión del fariseo en publicano. ma con Cristo:
Dios resiste a los soberbios y otor-
Para que nadie supusiera que
4
praed. 7.
5
en. Ps. 126, 4.
por sí mismo puede el sarmiento
6
Const. 48: “El verdadero pobre es humilde, y, por
dar algún fruto, pequeño al me-
eso, la pobreza consagrada tiene relación íntima
8
en. Ps. 18, 1, 15.
con la humildad, y se opone a la soberbia y al 9
en. Ps. 30, 2, 1, 4: “Señor, nada sin ti, todo en ti.
egoísmo, que es ansia de poseer con exclusión de Él puede mucho, todo sin nosotros, nosotros no
los demás”. podemos hacer nada sin Él”
7
s. 115, 2. 10
Io. eu. tr. 81, 2.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


26
nos, tras haber dicho: «Éste da mu- razón del creyente que le impulsa
cho fruto», no asevera: «Porque sin a amar a Dios13.
mí  poco  podéis hacer», sino:  Nada
podéis hacer. Sin ese, pues,  sin  el b. Hay muchos métodos o for-
que nada puede hacerse, no puede mas para orar, pero la oración será
hacerse ni poco ni mucho (…) Al siempre don, gracia, regalo de
sarmiento se ajusta una de dos co- Dios.
sas, la vid o el fuego: si en la vid no c. El Espíritu es el que debe ilu-
está, en el fuego estará; para que, minar los ojos de nuestro corazón,
pues, en el fuego no esté, en la vid
elevarnos hacia Dios y es el que
esté 11.
debe hacernos arder en el fuego
c. Todo es don y gracia. La ora- del amor de Dios, tres efectos ex-
ción particularmente es una gracia presados por san Agustín:
de Dios. Nadie puede entrar en su
Luego para que tú ames a Dios
interior, dejando las cosas y tenta-
es necesario que more Dios en ti,
ciones externas, y encontrarse con
que su amor te venga de él y se
Dios en su corazón, si Dios mismo
vuelva de ti a él; o sea, que recibas
no se lo otorga. Nosotros no sabe-
su moción, ponga en ti su fuego, te
mos orar como conviene (Rm 8,
ilumine y levante a su amor14.
26), pero es el Espíritu Santo, por
quien Dios ha derramado su amor d. Un primer efecto es de tener
en nuestros corazones (Rm 5, 5), en nosotros el amor de Dios. Nece-
es quien viene en nuestra ayuda sito recibir el don del Espíritu San-
con gemidos inefables: to que se derrame en su corazón
No es pequeña cosa la que nos (Rm 5, 5) para poder correspon-
enseña el Espíritu Santo. Nos insi- der al amor de Dios con su propio
núa que somos peregrinos y nos amor.
enseña a suspirar por la patria, y e. El hombre es esencialmente
los gemidos son esos mismos suspi- un mendigo, todo lo tiene recibi-
ros12. do y todo lo tiene que pedir a Dios:
4. El fuego del Espíritu ¿De dónde, ¡oh mendigo!, te vino
a. Para san Agustín, la gracia de ese amor de Dios derramado en tu
Dios no es otra cosa que la presen- corazón? ¿Cómo ha podido este
cia viva del Espíritu Santo en el co- amor divino ser derramado en el co-
11
Io. eu. tr. 81, 3. 13
Cf. en. Ps. 118, 10, 6.
12
Io. eu. tr. 6, 2. 14
s. 128, 4.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


27
razón del hombre? Tenemos, dijo el ciegos los ojos del corazón”18. Orar
Apóstol, el tesoro en vasos de barro es ver las cosas como Dios las ve:
(2 Cor 4, 7) 15. Los ojos de la carne buscan la luz
del sol; los del corazón buscan otra
f. Un segundo efecto de la ac- luz. ¿Quieres ver la luz que se divisa
ción del Espíritu Santo es el ser ilu- con los ojos del corazón? Dios es tal
minados para ver las cosas como luz19.
Dios las ve, sub specie aeternitatis,
bajo la luz de la vida eterna, ahí h. Orar para poder verdadera-
todo adquiere su sentido16. La me- mente sabatizar20, es decir verlo
táfora del mosaico agustiniana: todo a la luz de la vida eterna:
Pero este modo de mirar las co- Dios es eterno, y el que ahora
sas se asemeja al del que restrin- perdona a los malvados, es para
giendo el campo visual y abarcan- inducirlos a la conversión; castiga a
do con sus ojos sólo el módulo de los buenos enseñándoles a poner la
un azulejo de un mosaico, censura- vista en el reino de los cielos. No hay
ra al artífice, como ignorante de la maldad en él. ¡No temas!  (…)No
ordenación y composición de tales pierdas, pues, la paz por estas cosas
obras; creería que no hay orden en temporales. ¡Estate tranquilo! saba-
la combinación de las teselas, por tiza, y proclama: el Señor es recto, y
no considerar ni examinar el con- no hay en él maldad alguna21.
junto de todos los adornos que con-
curren a la formación de un rostro i. Un tercer efecto es que nos
hermoso17. eleve al amor de Dios. El hom-
bre se encuentra en la región de
g. Cuando no oramos, esta- la desemejanza22. Dios mismo se
mos ciegos ante las realidades del tiene que acercar al hombre para
mundo y de nuestra propia vida: poder elevarlo. Es preciso levantar
“no hay peor desgracia que tener el corazón. San Agustín aprovecha
el diálogo litúrgico del prefacio
para hacer una reflexión sobre el
15
s. 128, 4. movimiento espiritual esencial del
16
Const. 162: “A la llamada de Dios sigue la res- creyente:
puesta individual y libre del hombre. Éste es in-
vitado a experimentar el amor de Dios Padre; a
tener los mismos pensamientos, sentimientos y
¡Arriba los corazones!. Levante-
modo de actuar de Cristo; y a abrirse a las inspira- mos el corazón hacia arriba para
ciones y regalos del Espíritu Santo, el Espíritu de la que no se corrompa en la tierra,
verdad, que ilumina y guía hasta la verdad plena. 18
en. Ps. 68, 2, 10.
El hombre, al disponerse para recibir la gracia e
inspiración de Dios, es capacitado para aceptar
19
en. Ps. 26, 2, 15.
con conciencia y amor la responsabilidad de su
20
adu. Iud. 3.
formación personal y de su crecimiento”. 21
en. Ps. 91, 14.
17
ord. 1, 1, 2. 22
conf. 7, 16.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


28
puesto que nos agrada lo que allí A. Un pez, un huevo y un pan
hacen los ángeles23.
a. San Agustín contrapone tres
5. Orando con tres verbos: parejas: el pez a la serpiente; el
pedir, buscar, llamar (Mt 7, 7-8) huevo con el escorpión y el pan a
la piedra26. Oramos para que Dios
a. Hay tres verbos (Mt 7, 7-8):
“Pedid y se os dará; buscad y encon- nos otorgue el pez, que represen-
traréis; llamad y se os abrirá. Porque ta para san Agustín la fe:
todo el que pide recibe; el que bus- La fe es dada entender en el pez,
ca, encuentra; y al que llama, se le
a causa del agua del bautismo o
abrirá ”.
porque en medio de los vaivenes de
San Agustín comienza a co- esta era está íntegra27.
mentar este texto evangélico con
estas palabras: Al pescado se contrapone la
serpiente, que le recuerda a san
Sé mendigo de Dios, quien Agustín, la serpiente del jardín del
hace poco, mediante las palabras Edén. Oramos con la confianza
del Evangelio, te exhortaba a que que nos veremos libres de los en-
pidieras, a que buscaras, a que gaños del maligno (Gn 3, 1-6):
llamaras”24. “Él sabía –sigue di-
ciendo san Agustín- que eras su (…) contraria al pez es la ser-
mendigo, y como padre de familia, piente, que con venenoso fraude
enormemente rico en riquezas es- persuadió a que no se creyera en
pirituales y eternas, te exhorta y te Dios28.
dice: pide, busca, llama25.
b. La segunda pareja: El huevo
b. El primer verbo, “pedir”, es y el escorpión. San Agustín inter-
una invitación a la humildad; a sa- preta el huevo como la esperanza,
ber que son muchas las cosas que ya que el pollo se encuentra ya
necesitamos, y que Dios como es dentro del huevo, pero es preciso
generoso, nos las va a conceder. Y
aguardar a que termine su gesta-
así como los padres de la tierra sa-
ben dar cosas buenas a sus hijos, ción para poderlo ver:
nuestro Padre del cielo ciertamen- La esperanza es dada a entender
te nos dará cosas mejores, y nos en el huevo, porque la vida del po-
concederá, el mismo Espíritu San- llo no existe aún, pero va a existir, ni
to (Lc 11, 13).
se ve ya, pero se espera aún, pues la
23
en. Ps. 148, 5. 26
qu. eu. 2, 22; s. 105, 6; ep. 130, 16.
24
s. 61, 4-6. 27
ep. 130, 16; Cf. s. 105, 6
25
s. 61, 6. 28
ep. 130, 6; Cf. s. 105, 6.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


29
esperanza que se ve, no es esperan- (…) contrario [al pan] es la pie-
za29. dra, porque los corazones duros re-
chazan la caridad34.
San Agustín interpreta el escor-
pión como el hecho de mirar hacia d. Así pues las tres virtudes teo-
atrás (tiene el veneno en la cola) y logales están representadas en los
no hacia adelante, con esperanza: tres elementos que los padres de
la tierra le dan a sus hijos. Las tres
(…) contrario a la esperanza es virtudes teologales se conjuntan
el escorpión, porque quien espera la para orar, ya que la oración no es
vida eterna, al cual le es nocivo mi- otra cosa que un ejercicio de fe,
rar atrás, olvida lo que está detrás y esperanza y amor.
se lanza a lo de delante; en cambio
B. Una petición esencial
hay que evitar al escorpión en razón
de la parte envenenada y aguzada a. San Agustín, al comentar el
que tiene atrás30. Salmo 26, dirá que lo que siempre
tenemos que pedir es la vida eter-
c. La tercera pareja el pan y la na. Dirá San Agustín: “Pide a Dios
piedra. San Agustín interpreta el vivir siempre con Él, pide a Dios la
pan como la caridad. Oramos para Vida Eterna”. Ser digno de alcanzar
que nunca nos falte el amor en la Vida Eterna, y pedir para que to-
nuestras vidas. Sin pan “es escasa dos los hombres puedan alcanzar
una mesa”31: esa vida de Dios35.
La caridad es dada a entender C. Llamad y se os abrirá
en el pan pues la mayor de éstas es
la caridad y, evidentemente, entre a. El segundo verbo es “llamar”.
Se llama a la puerta de Dios con la
los alimentos, supera a los demás la
mano de la fe. Detrás de la puerta
utilidad del pan (…)32.
se encuentra Dios, que es Padre y
La piedra, que es interpretada que tiene deseos de dar y otorgar
por san Agustín como símbolo de todos sus dones, pero que desea
la dureza, “contraria a la caridad”33, prepararnos para que los pode-
mos recibir:
de los corazones que rechazan la
caridad y el amor: 34
ep. 130, 16.
35
Const. 10: “El Dios a quien busca el religioso
agustino recoleto es el Dios revelado en la histo-
29
ep. 130, 16. ria de la salvación, el Padre de nuestro Señor Jesu-
cristo. La plenitud infinita y eterna del Padre es, al
30
Idem.
mismo tiempo, fuente y término de la contempla-
31
qu. eu. 2, 22. ción; por ésta, la Verdad inmutable y el Bien sumo
32
ep. 130, 16. se reflejan y se hacen presentes en la intimidad de
33
s. 105, 6. la conciencia”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


30
Dios sabía que eras su mendigo, mi purificación ¿Por ventura brilla el
y como padre de familia, enorme- oro en el horno del platero? Brillará
mente rico en riqueza espiritual y en el collar, brillará en el adorno. So-
eterna, te exhorta y te dice: pide, porta el fuego, para que purificado
busca, llama”36. de las impurezas, adquiera el brillo
38
.
b. El motor de toda la oración
agustiniana es la caridad. El amor, D. Buscar y encontrar
que nos hace mantenernos a la ex-
pectativa de Dios, de ese Dios que a. El tercer verbo es “buscar”.
ante todo y sobre todas las cosas, San Agustín fue el buscador de
nos ama. Dios, el buscador de la verdad, el
buscador del amor en Dios39.
c. Es preciso llamar con insis-
tencia en la puerta de Dios sabien- b. San Agustín en el De Trinita-
do que se abrirá. Lo importante es te, dice: “Te busco para encontrarte
la constancia y la perseverancia en y te encuentro para seguirte bus-
la oración. cando con mayor ardor”40. Los fal-
sos buscadores de Dios.
Y es preciso llamar con insis-
tencia, para superar la tentación c. San Agustín busca a Dios, por-
de abandonar la oración37. Un que Dios tocó primero su corazón:
abandono explícito o un abando- “Llamaste y clamaste y rompiste mi
no implícito. sordera; brillaste y resplandeciste, e
hiciste huir a mi ceguera; exhalaste
d. Dios nos prueba, permite en tu perfume y respiré, y suspiro por ti;
nuestras vidas diferentes tentacio- gusté de ti y siento hambre y sed; me
nes, no porque quiera que noso- tocaste y me abrasé en tu paz”41.
tros nos hundamos, sino porque
quiere que seamos mejores: “La
plata en el crisol, el oro en el hor-
no; los corazones, los prueba Yahvé” Textos bíblicos: Jn 15, 1-8.
(Prov 17, 3). Es decir, el oro, para Texto de san Agustín (Io. eu. tr.
quitarle toda la escoria, para qui- 81, 2)
tarle todas las impurezas, se mete
en fuego. Y en ese fuego, el oro 38
en. Ps. 61, 11.
tiene que fundirse; pero esa es la 39
Const. 14: “La contemplación, experiencia ín-
manera como el oro se purifica: tima y personal del hombre con su Creador, no
convierte al religioso en un solitario. Al contrario,
Se ofrece la tribulación, llegará como cada uno se siente referido y busca a Dios,
todos se encuentran en el conocimiento y en el
36
s. 61, 6. amor de Él”.
37
Const. 76: “Entréguense los hermanos a la ora-
40
trin. 15, 2, 2.
ción mental, al menos durante una hora diaria”. 41
conf. 10, 38.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


31
Por eso añade y dice:  Como el de esperanza, la misión apostólica
sarmiento no puede por sí mismo y caritativa degenera en una activi-
dar fruto si no permaneciere en la dad dispersiva.
vid, así tampoco vosotros si no per-
Texto recoleto
maneciereis en mí. ¡Gran encomio
de la gracia, hermanos míos: ins- No podemos dejar de admirar
truye los corazones de los humildes, cómo en una criatura como María
cierra las bocas de los soberbios! cupo tanta gracia y sobre esta gra-
cia, por añadidura, la inmensidad
Texto de las Constituciones de Dios. Pues, sobre tanta inmensi-
(10) dad de gracia y tanta plenitud ‑llena
de gracia (Lc 1, 28)‑ ¿cómo después
El Dios a quien busca el religioso de este lleno cupo más Dios, pues
agustino recoleto es el Dios revela- se le dice que el Espíritu Santo ven-
do en la historia de la salvación, el drá sobre ti (Lc 1, 35)? Un lleno no
Padre de nuestro Señor Jesucristo. es capaz de admitir en sí cosa nue­
La plenitud infinita y eterna del Pa- vamente y, si la admite, hemos de
dre es, al mismo tiempo, fuente y decir que no estaba lleno. Llena es-
término de la contemplación; por taba María de gracia, como lo dijo
ésta, la Verdad inmutable y el Bien el ángel. Pues ¿cómo este inmenso
sumo se reflejan y se hacen presen- se dilató y extendió para recibir en
tes en la intimidad de la conciencia sí nuevas creces y aumentos? No es
difícil de entender en el discurso que
Texto del Magisterio (Cami- vamos si­guiendo. Descendió María
nar desde Cristo 25) a la mayor humildad que se vio ja-
más en criatura. Esclava humilde se
La oración y la contempla- propuso. Entonces, pues, hizo lu­gar
ción son el lugar de la acogida de la para admitir, sobre tanta gracia, a
Palabra de Dios y, a la vez, ellas mis- la inmensidad de Dios pues en aquel
mas surgen de la escucha de la Pa- instante se obró la encarnación del
labra. Sin una vida interior de amor Verbo. De suerte que la humildad
que atrae a sí al Verbo, al Padre, al hizo lugar a la grandeza infinita de
dios en el alma de María.
Espíritu (cf. Jn 14, 23) no puede ha-
ber mirada de fe; en consecuencia, Pedro de San José (1596-1651),
la propia vida pierde gradualmente agustino recoleto, orador sagrado:
el sentido, el rostro de los hermanos sobre la Anunciación: en Glorias
se hace opaco y es imposible descu- de María Santísima, Huesca, 1644,
brir en ellos el rostro de Cristo, los 119‑123.
acontecimientos de la historia que-
dan ambiguos cuando no privados

Ejercicios Espirituales Agustinianos


32
Preguntas: 5. ¿Qué frutos has sacado de los
momentos de “poda” o de “es-
1. ¿Te sientes realmente mendigo tar en el crisol” de Dios?
de Dios?
6. ¿Dejas que las cosas de la vida
2. ¿Qué frutos concretos en tu presente hagan mella en ti
vida da la unión con Cristo vid? o contemplas todo desde la
3. ¿Cómo está la salud de los ojos perspectiva de la eternidad?
de tu corazón? 7. ¿Eres realmente un buscador
4. ¿En algún momento de tu vida de Dios? ¿Qué elementos te
has abandonado la oración o distinguen?
te has cansado de llamar ante
la puerta de Dios?

Ejercicios Espirituales Agustinianos


33
Ejercicios Espirituales Agustinianos
34
IV. El Deseo de Dios
Salmo 41

Detalle del Triunfo de la Cruz, S. XII, Basílica de San Clemente, Roma.

1. Introducción c. Los deseos profundos del ser


humano appetitus: appetitus de
a. El ser humano se mueve felicidad, hay también otros appe-
atraído por sus propios deseos titus que mueven al ser humano.
y gustos.: “trahit sua quemque Siguiendo el texto de 1 Jn 2, 16,
uoluptas”1, (a cada cual le arrastra señala tres, junto con tres vicios:
su propio gusto).
1. El deseo de conocer la ver-
b. Todo ser humano lleva en dad, al que se contrapone la vana
su interior un “rumor de infinito”, curiosidad como vicio.
un deseo de Dios: “Nos hiciste Se-
ñor para ti y nuestro corazón está 2. El appetitus o deseo de con-
inquieto hasta que descanse en ti”2. servarse en el propio ser, con el vi-
cio de la concupiscentia, o búsque-
1
Cf. ep. 17, 3; Io. eu. tr. 26, 4; Virgilio, ecl, 2, 65. da egoísta del propio bien.
2
conf. 1, 1; Const. 123: “Su misma Regla nos esti-
mula a perseverar en la oración y a adelantar en 3. El deseo de poder superar to-
la perfección, manteniendo siempre el corazón das las dificultades, al que se con-
inquieto hacia el Señor, para que, viendo cada trapone el vicio de la soberbia.
uno lo que le falta, se arrepienta de lo pasado y
esté prevenido para lo venidero”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


35
d. San Agustín nos invitaría a San Agustín juega con el nom-
hacer un examen de nuestros pro- bre de dos mártires cartaginenses:
pios appetitus o deseos más pro- Perpetua y Felicidad.
fundos, para darnos cuenta de si
realmente amamos a Dios, o más Si con el ejemplo de su glorioso
bien nos amamos a nosotros mis- combate nos invitan a seguirlas, de
mos. idéntica manera atestiguan con sus
nombres el don inseparable que he-
2. La perpetua felicidad mos de recibir. ¡Que ambas se inclu-
yan mutuamente y se mantengan
a. En el De Beata vita, sobre la siempre unidas! No esperamos a la
vida feliz, san Agustín dice que una sin la otra, pues no nos sirve
todo ser humano lo que desea en ninguna cosa perpetua si no es la
el fondo de su ser es alcanzar la fe- felicidad, y la felicidad deja de serlo
licidad3: si no es perpetua6. 
Si se pregunta a dos individuos 3. La pedagogía del deseo
si quieren ser militares, tal vez uno
de ellos responda que quiere y el a. El deseo profundo de felici-
otro que no quiere, y, en cambio, si dad solo podrá ser saciado en la
se les pregunta a ambos si quieren vida eterna con Dios7. Existe el pe-
ser felices, uno y otro al punto y sin ligro de buscar saciar el deseo de
vacilación alguna responden que lo felicidad en los bienes materiales
quieren y que no por otro fin que por y efímeros.
ser felices quiere el uno la milicia y el
otro no la quiere4. La oración, para san Agustín, es
un ejercicio del deseo, una exerci-
Así pues, todo ser humano tatio animi, un ejercicio espiritual
quiere ser feliz5. Pero ¿de qué sir- o del alma, en donde se busca
ve la felicidad si no hay una vida educar, encauzar, identificar y
que dure para siempre, en la que engrandecer el deseo santo:
se pueda disfrutar de la felicidad?
Y por otra parte uno se podría Como ahora no podéis ver, sea
preguntar, ¿de qué sirve vivir para vuestro ejercicio el deseo. Toda la
siempre, si no se va a ser feliz? 6
s. 282, 1.
3
beata u. 10. 7
Const. 10: “El conocimiento y el amor de Dios, sin
4
conf. 10, 31. otra recompensa que el mismo amor, constituyen
5
trin. 13, 20, 25: “Todos los hombres quieren ser el ejercicio del amor castus, de la contemplación,
felices; sin embargo, no todos poseen la fe, que que es el principal cuidado del religioso en esta
purifica los corazones y conduce a la bienaven- vida, y que se convertirá en felicidad perfecta en
turanza”. el reino celestial”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


36
vida del hombre cristiano es un san- c. Encauza el deseo del ser
to deseo8. humano hacia Dios. La oración
nos recuerda, que la meta hacia la
b. Educar el deseo. El deseo de cual nos dirigimos es Dios. Si el ser
Dios, purifica mediante la fe, los humano se orienta hacia las cosas
ojos del corazón para que el ser materiales y no hacia Dios, frustra
humano se oriente hacia Dios9 y su propia existencia y no es capaz
descubra la caducidad de las cosas de alcanzar la felicidad para la que
de la tierra. Hay dos puertas por fue creado:
las que entra Satanás en la vida de Todo el que ha hallado a Dios y
una persona: los deseos desorde- lo tiene propicio, es dichoso; todo el
nados y el temor. que busca a Dios, lo tiene propicio,
pero no es dichoso aún; y todo el
El deseo abre la puerta a las insi- que vive alejado de Dios por sus vi-
dias del diablo. Lo amonesta a que cios y pecados, no sólo no es dicho-
alcance lo que ve que desea. Entra so, sino que tampoco tiene propicio
en el hombre por estas dos puertas: a Dios12.
la del deseo y la del temor10.
d. Identificar el deseo: es un
Cuando no hay una pedagogía deseo de algo eterno e infinito, así
del deseo, la persona se deja arras- como de cuál es la propia identi-
trar por sus propias concupiscen- dad del que ora, es peregrino de
cias, por su propio deseo de vana la ciudad de Dios. Debe avanzar
felicidad o placer, y olvida que lo todos los días, con la ayuda de
esencial es desear a Dios. La ora- Dios, con los pies del amor, de los
ción es un ejercicio de deseo de afectos13, progresando más cada
Dios, su vida, felicidad, su paz y su día, haciendo que el deseo vaya
reino: creciendo por su propio ejercicio
cotidiano:
¿Es pequeño mal para el corazón
del hombre el no desear la com- El deseo de este mundo, incita-
pañía de los santos, el no desear el dor al mal, disminuye a medida que
reino de los cielos? Si no siente tales crece el amor de Dios, y desaparece
deseos, la pena le viene de la mal- cuando el amor de Dios alcanza la
dad; pero, si los siente, la pena le perfección14.
viene del amor defraudado11.

8
Io. eu. tr. 4, 6. 12
beata u. 3, 21.
9
ep. 120, 1, 3: “La fe purifica el corazón para que 13
Io. eu. tr. 32, 1: “Si tenemos sed, vayamos a Él,
capte y soporte la luz de la gran razón” no con los pies, sino con los afectos; no yendo
10
s. 32, 11. de un lugar a otro, sino amando”.
11
s. 294, 6.
14
ep. 2*, 6.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


37
4. La oración: canto de pere- continua, cual es el deseo. Cualquier
grinos cosa que hagas, si deseas aquel sá-
bado, no interrumpes la oración.
a. La peregrinatio, la peregri- Si no quieres dejar de orar, no inte-
nación. El creyente se encuentra rrumpas el deseo; tu deseo continuo
desterrado en la Babilonia de este es tu voz, o sea tu oración conti-
mundo y debe suspirar por la pa- nua18.
tria eterna, que no es otra que la
Jerusalén del cielo, la ciudad de 5. Las jaculatorias y el deseo:
Dios. La voz de su añoranza y de Un whatsapp para Dios
sus gemidos es su propia oración:
a. San Agustín nos enseña el
No es pequeña cosa la que nos valor de las jaculatorias dentro de
enseña el Espíritu Santo. Nos insi- la oración continua, que hay que
núa que somos peregrinos y nos hacer para que no se enfríe el de-
enseña a suspirar por la patria, y seo de Dios a causa de las activi-
los gemidos son esos mismos suspi- dades cotidianas19. San Agustín
ros15. cita el ejemplo de los monjes de
Egipto:
b. El olvido de Dios es el peca-
do, es el mezclarse e involucrarse Se dice que los hermanos de
en los asuntos de la Babilonia de Egipto se ejercitan en oraciones fre-
esta tierra, y dejar de lado a Dios16. cuentes, pero muy breves y como
En medio de los afanes cotidianos, lanzadas en un abrir y cerrar de ojos,
el creyente está llamado a renovar para que la atención se mantenga
su pertenencia a la ciudad de Dios vigilante y alerta y no se fatigue ni
por medio del deseo. Cada vez embote con la prolijidad, pues es
que el corazón se eleva encendido tan necesaria para orar20. 
de amor hacia Dios por el deseo
de su reino, de su paz eterna, el b. San Agustín también nos in-
corazón está orando17: vitaría a hacer de la jaculatoria un
Existe otra oración interior y medio para dirigirnos a Dios, evi-
tando la palabrería vana:
15
Io. eu. tr. 6, 2, 18
en. Ps. 37, 14.
16
Cf. en. Ps. 136, 12. 19
ep. 130, 9, 18: “Pero a ciertas horas substrae-
17
Const. 28: “Como la Iglesia de Cristo «avanza mos la atención a las preocupaciones y nego-
peregrinando entre las persecuciones del mundo cios, que nos entibian en cierto modo el deseo,
y los consuelos de Dios», y busca y saborea los bie- y nos entregamos al negocio de orar; y nos ex-
nes celestiales, así también la comunidad, entre citamos con las mismas palabras de la oración
las angustias y tentaciones de este siglo, aspira a a atender mejor al bien que deseamos, no sea
aquella futura Jerusalén, a aquella muy ordena- que lo que comenzó a entibiarse se enfríe del
da y concorde sociedad en la que los hermanos todo y se extinga por no renovar el fervor con
gozarán de Dios y mutuamente se gozarán en él frecuencia”.
(…)”. 20
ep. 130, 20.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


38
El mucho hablar es tratar en la verancia y fervorosa súplica una
oración un asunto necesario con cierta viudez a Dios, su defensor22.
palabras superfluas. En cambio,
6. Duc in altum!
la súplica sostenida es llamar con
una sostenida y piadosa excitación a. La oración ayuda a engran-
del corazón a la puerta de aquel a decer el deseo. San Agustín se da
quien oramos21.  cuenta de que el ser humano, en
muchas ocasiones, tiende confor-
c. Detrás de la oración conti- marse con cosas pequeñas y sin
nua, por medio del deseo y de las importancia, y a poner en ellas su
jaculatorias, se encuentra la cues- corazón: Duc in altum (Lc 5, 49).
tión planteada por el texto de 1
Tes 5, 17, donde san Pablo nos in- Debemos aspirar siempre a las
vita a orar sin interrupción (“Orad cosas celestes, a las cosas de Dios,
constantemente”). como señala el mismo san Pablo,
que dice: “Si habéis resucitado con
La respuesta agustiniana será Cristo buscad las cosas de arriba,
el deseo. Nadie tendría pretexto donde está Cristo sentado a la dies-
para no orar. Todo ser humano es tra de Dios. Aspirad a las cosas de
un ser de deseos. Por ello, puede arriba, no a las de la tierra” (Col 3,
dirigir su deseo más profundo 1-2).
hacia Dios, independientemente
b. La oración hace crecer este
de su propia circunstancia y situa-
deseo. San Agustín nos invita a de-
ción. sear siempre mucho y de manera
d. El sentimiento de desolación; superlativa. La oración nos educa,
de saber que nada puede hacer fe- a ampliar los linderos de nuestra
liz al ser humano fuera de Dios; de tienda interior (Is 54, 2), de nuestro
sentirse abandonado y decepcio- propio corazón, para que amplia-
nado por los placeres mundanos y da, pueda acoger a Cristo y, junto
buscando sólo en Dios la verdade- con Cristo Cabeza, a Cristo cuerpo,
ra felicidad. Es un sentimiento de a nuestros hermanos:
una cierta “viudez espiritual”: Debemos comprender que el Se-
Y ¿qué es lo que ha mirado en ñor y Dios nuestro no busca que le
las viudas al tratarse de la empresa mostremos nuestra voluntad, que
de orar, sino su desamparo y deso- ya conoce; lo que quiere es que en
lación? Por lo tanto, el alma que en la oración ejercitemos el deseo, y así
este mundo se siente desamparada nos hagamos capaces de recibir lo
y desolada, mientras peregrina lejos que nos va a dar”23.
del Señor, manifiesta con su perse- 22
ep. 130, 30.
21
ep. 130, 10, 20. 23
ep. 130, 17.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


39
7. El deseo de Dios como la curas en su mente, es decir, porque
cierva no entienden, andan a ciegas; y por
tanto, los que entienden, son ilumi-
a. Cuando san Agustín comen- nados25. 
ta el salmo 41, señala que el deseo
que siente el creyente, no es solo c. La oración debe dinamizar
de las aguas bautismales, sino que toda nuestra vida, de tal forma
es directamente un deseo de Dios, que nos dirijamos hacia Dios con
de su vida: presteza y alegría, como lo hace el
Ánimo, hermanos, tratad de ciervo26:
comprender mi anhelo, haceos par- Corre hacia la fuente, suspira
tícipes conmigo de este mi deseo; por la fuente; pero no de cualquier
tengamos juntos este amor, juntos modo, no corras como cualquier
tengamos esta sed ardiente, corra- animal: corre como el ciervo. ¿Qué
mos juntos a la fuente para com- significa como el ciervo? No lo ha-
prender. Suspiremos como el ciervo
gas con lentitud; corre veloz, anhela
por la fuente, pero no la fuente del
con prontitud la fuente. Bien sabe-
bautismo, que los catecúmenos de-
mos que el ciervo tiene una singular
sean para alcanzar el perdón de sus
pecados, sino como ya bautizados, velocidad27.
suspiremos por la otra fuente de d. Señala san Agustín que, aun-
que habla la Escritura: Porque en ti que acudamos como el ciervo a
está la fuente de la vida. Sí, él es la la fuente para saciar el deseo de
fuente, él es la luz24. Dios, éste nunca puede ser satisfe-
b. Este deseo de Dios nos debe cho, porque Dios es una realidad
distinguir de aquellos que no co- eterna e infinita y se provoca más
nocen a Dios, y viven por lo tanto sed:
ciegos y en las tinieblas del peca-
do: En Dios está la fuente de la vida,
una fuente inagotable; y su luz es
Por eso el Apóstol, a los que an- una luz que nunca se oscurece. Sus-
helan esta fuente de vida, y algo pira por esta luz, por esa fuente y esa
perciben de ella, les dirige la pala- luz que tus ojos no conocen. Cuan-
bra el Apóstol con esta recomen- do se ve con esta luz, se habilita tu
dación:  No viváis ya más como los 25
en. Ps. 41, 2.
paganos, que tienen la mente vacía, 26
Const. 43: “Los hermanos siéntanse tanto más
a oscuras en sus pensamientos, aje- robustecidos para vivir con alegría su consagra-
nos a la vida de Dios, por la ignoran- ción, cuanto más «reine en ellos la verdadera ca-
cia que hay en ellos, por la ceguera ridad fraterna en la vida común», pues la caridad
de su corazón.  Si éstos están a os- es el guardián de la virginidad, y la morada de la
caridad es la humildad”.
24
en. Ps. 41, 2. 27
. en. Ps. 41, 2

Ejercicios Espirituales Agustinianos


40
ojo interior; cuando bebes de esta Los ciervos, cuando atraviesan un
fuente, la sed interior se inflama28.  río, los unos van apoyando su ca-
beza en el lomo de los otros. Orar
8. Orar es compromiso de significa comprometernos con los
conversión y comunión hermanos y estar dispuestos a lle-
a. San Agustín señala que el var las cargas los unos de los otros
ciervo por su camino mata a las (Gal 6, 2):
serpientes, elemento interpretado (…) se cuenta, digo, que los
como los malos deseos. Orar por ciervos cuando van en rebaño, o
lo tanto, implica para san Agustín, cuando se dirigen nadando a otras
un proceso de conversión: tierras, descansan sus cabezas po-
Pero quizá la Escritura no ha niéndolas unos sobre otros, de for-
querido que nos fijemos solamente ma que uno va delante y le siguen
en este aspecto del ciervo, sino tam- los que detrás van poniendo uno
bién en algún otro. Mira qué más sobre el otro su cabeza, hasta termi-
cosas hay en el ciervo. A las serpien- nar la recua. Cuando el primero se
tes las mata, y tras la muerte de las ha cansado, pasa al final, para que
serpientes, arde en una mayor sed; otro le suplante y siga con el mismo
tras haber eliminado a las serpien- peso que él llevaba; de esta forma
tes, corre más apasionadamente a él descansa recostando su cabeza
las fuentes. Las serpientes son tus como los demás.(…) ¿No se refiere
vicios; elimina las serpientes del a una especie de ciervos el apóstol,
pecado: y suspirarás entonces con cuando dice:  Llevad mutuamente
más intensidad por las fuentes de la las cargas unos de otros, y así cum-
verdad29. pliréis la ley de Cristo?

b. ¿Cuáles son nuestras ser- 9. Orar es escuchar “el rumor


pientes, es decir, cuáles son las de fiesta de la eternidad”
cosas o las pasiones desordena- a. El ciervo anhela las aguas y
das que no nos permiten desear a que no se sacia en ellas mientras
Dios, que nos impiden orar? va de camino, sino que se podrá
c. La figura del ciervo nos hace saciar de ellas cuando haya llega-
ver la dimensión comunitaria que do a la meta a su destino30. De esto
debe tener el deseo de Dios; es es de lo que verdaderamente tiene
decir, la oración. Para san Agustín sed el creyente: de ver a Dios. San
la oración no es sólo un acto inti- Agustín vincula el texto del salmo
mista, sino que la oración la une al 30
Const. 28, citando: ciu. 22, 30: “Allí
Cuerpo de Cristo, a la comunidad. descansaremos y contemplaremos;
28
Idem. contemplaremos y amaremos; amare-
29
en. Ps. 41, 3. mos y alabaremos”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


41
41 con el del salmo 26, 4, para se- en su propio interior el sonido de
ñalar que en la oración de petición esta fiesta. Con ello se superan las
lo principal que debemos pedir es tristezas y desesperanzas:
lo que el mismo salmo nos reco-
mienda: “Una cosa pido al Señor, En la casa de Dios la fiesta es
eso buscaré, habitar en la casa del eterna. Allí no se celebra algo transi-
Señor por los días de mi vida, gozar torio. La fiesta del coro de los ánge-
de la dulzura del Señor contemplan- les es sin fin; la presencia del rostro
do su templo” (salmo 26, 4): de Dios produce una alegría sin lí-
De esto es de lo que tengo sed: de mites. Allí el día de fiesta es sin aper-
llegar y estar en su presencia. Tengo tura inicial, y sin final, sin clausura.
sed en mi peregrinación, tengo sed De aquella perpetua y eterna fiesta
durante el camino. Quedaré sacia- perciben un no sé qué melodioso y
do cuando llegue. Pero ¿cuándo lle- dulce los oídos interiores, pero sólo
garé? Porque lo que es pronto para si se silencia el estrépito del mundo.
Dios, es lento para el deseo. ¿Cuán- Al que va caminando por esta tien-
do llegaré a ver el rostro de Dios? da, y medita en las maravillas de
De este anhelo brota la exclama- Dios para la redención de los fieles,
ción expresada en otro pasaje: Una le acaricia el oído la música de esta
cosa pido al Señor, eso buscaré: festividad, y arrebata el ciervo hacia
habitar en la casa del Señor por to- las fuentes de agua32.
dos los días de mi vida. ¿Y esto para
qué? Para contemplar la dulzura del c. Pero, orar es un don, es una
Señor, cuando llegue a ver el rostro gracia, que debemos desconfiar
de Dios31. de nosotros mismos, para confiar
solo en Dios, reconociendo con
b. San Agustín señala que orar humildad que todo proviene de
es, también, ser capaces de guar- Dios:
dar silencio en nuestro interior
para poder escuchar el rumor de la A ti, Señor, levanto mi alma. Es-
fiesta del Reino de los Cielos. Para cucha esto mismo con más clari-
dad. No esperes nada de ti, sino de
san Agustín, en el Reino de los Cie-
tu Dios. Porque si tu esperanza se
los, en la ciudad de Dios, se vive
apoya en ti, tu alma se turbará en
una perpetua fiesta de alabanza a ti; porque aún no encuentra cómo
Dios, donde los ángeles sin cesar apoyarse en ti. Por tanto, (…) ¿qué
alaban con cántico a Dios. Por ello, es lo que falta, sino la humildad,
quien ora y es capaz de cerrar sus para que el alma no presuma de sí
oídos interiores a los ruidos exte- misma? ¿Qué le falta, sino tenerse
riores del mundo, puede escuchar por la última, humillarse, para me-
31
en. Ps. 41, 5. 32
en. Ps. 41, 9.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


42
recer ser exaltada? Que no se atribu- que nos sa­tisface únicamente en la
ya nada, para que el Señor le dé lo medida en que quera­mos hacernos
que conviene33. una ilusión. O bien se reduce a un
sentimiento hermoso, que consue-
la y entusias­ma, pero dependiendo
Texto bíblico: Salmo 41 de los cambios en nuestro estado de
ánimo o de la situación de los tiem-
Texto de san Agustín (en. Ps.
pos, e incapaz de dar continuidad
41, 2)
al camino de la vida. Si la fe fuese
En Dios está la fuente de la vida, eso, el rey Acaz tendría razón en no
una fuente inagotable; y su luz es jugarse su vida y la integridad de su
una luz que nunca se oscurece. Sus- reino por una emoción. En cambio,
pira por esta luz, por esa fuente y esa gracias a su unión intrín­seca con la
luz que tus ojos no conocen. Cuan- verdad, la fe es capaz de ofrecer una
do se ve con esta luz, se habilita tu
luz nueva, superior a los cálculos
ojo interior; cuando bebes de esta
fuente, la sed interior se inflama. del rey, porque ve más allá, porque
comprende la actuación de Dios,
Texto de las Constituciones que es fiel a su alianza y a sus pro-
(28) mesas.
Como la Iglesia de Cristo «avan- Texto recoleto
za peregrinando entre las persecu-
ciones del mundo y los consuelos de No hay sino tomar con muy
Dios», y busca y saborea los bienes buen ánimo y resolución el se­guir
celestiales, así también la comuni- a Cristo, nuestro bien, obedecien-
dad, entre las angustias y tentacio- do su mandato de coger cada uno
nuestra cruz (cf. Mt 10, 38. 39), e
nes de este siglo, aspira a aquella
imitándole en todo lo que nos fuere
futura Jerusalén, a aquella muy or-
posible mortificando nuestro gusto
denada y concorde sociedad en la
incansablemente. Y, si se quebra-
que los hermanos gozarán de Dios y re el hilo, volverlo a atar llamando
mutuamente se gozarán en él (…)” siempre a las puertas de la miseri-
Texto del Magisterio (Lumen cordia de este Señor, que prometido
Fidei 24) nos tiene que nos las abrirá (cf. Mt
7, 7‑8). en esta confianza hemos de
La fe, sin verdad, no salva, no da permanecer siempre, pues no es el
seguridad a nuestros pasos. Se que- amor de su divina Majestad limita-
da en una bella fábula, proyección do como el nuestro, sino que, como
de nuestros deseos de felicidad, algo es infinito, siempre nos está llaman-
do y diciendo: Venid a mí todos los
33
en. Ps. 41, 12.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


43
que estáis fatigados y yo os daré Preguntas:
descanso (Mt 11, 28).
1. ¿Cuáles son tus deseos más
Y a todos llama, y en particular a profundos?
los que sa­ben trabajar en vencerse
por darle gusto sin perder ocasión 2. ¿Te has dejado arrastrar por los
de esta labor; y así, experimenta- deseos mundanos, materiales
rán los consuelos que da a los que y terrenales?
de ver­dad le siguen. ¡Oh, hermanas 3. ¿Qué señales claras hay en tu
mías!, corramos sin parar por el ca- vida de que eres un peregrino
mino de la perfección en donde nos de la ciudad de Dios?
puso el día que nos trajo a la reli-
gión, y verán y gustarán de la lluvia 4. ¿Te acuerdas de Dios y deseas
de estos preciosísimos ungüentos. su Reino a lo largo del día?
Del testamento espiritual 5. ¿Aspiras y deseas las cosas de
de la madre Mariana de San José arriba (Duc in altum)?
(1568‑1638), fundadora de las
monjas agustinas recoletas: en Re- 6. ¿Encuentras en Cristo, como el
collectio 6 (1983) 178‑179. ciervo, la fuente de tu gozo, de
tu alegría?
7. ¿Tu vida de oración te compro-
mete a convertirte, a “pisar las
serpientes” como el ciervo que
va a la fuente? ¿Cuáles son los
signos de esa conversión?

Ejercicios Espirituales Agustinianos


44
5. Trascende et Teipsum1
Mt 25, 31-45

Michelangelo Buonarotti, El Juicio Final (detalle), 1532, Capilla Sixtina, Vaticano.

1. Introducción b. El proceso espiritual agusti-


niano no termina en la misma per-
a. San Agustín1 fue un hombre sona. El imperativo de “noli foras
que amó siempre la comunidad. ire”, nos lleva al “in te ipsum redi”, y
La oración tiene un aspecto comu- este a su vez implica un encuentro
nitario y eclesial. Todos estamos con Cristo Verdad en lo íntimo del
unidos en el Cuerpo de Cristo, los corazón (“in interiore homine ha-
vivos y los muertos2. bitat veritas”). Este encuentro con
1
uera rel. 72. Cristo en la intimidad nos debe lle-
2
uera rel. 55, 108: “Dejemos el culto divino de
los difuntos, pues si vivieron piadosamente, no
var a un encuentro con Cristo en
se complacen con tales honores, antes quie- los hermanos3.
ren que adoremos al que los baña con su luz y
alegría y de vernos a nosotros asociados a sus tuamente se gozarán en él, y donde vivirán en
méritos”. Const. 28: “Como la Iglesia de Cristo comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo
«avanza peregrinando entre las persecuciones en el Espíritu Santo”.
del mundo y los consuelos de Dios», y busca 3
Const. 11: “Sólo con la ayuda de Cristo, me-
y saborea los bienes celestiales, así también la diante la purificación por la humildad, puede
comunidad, entre las angustias y tentaciones el hombre recogerse y entrar otra vez en sí
de este siglo, aspira a aquella futura Jerusalén, mismo, donde comienza a buscar los valores
a aquella muy ordenada y concorde sociedad eternos, reencuentra a Cristo y reconoce a los
en la que los hermanos gozarán de Dios y mu- hermanos. Ésta es la interiorización trascendida

Ejercicios Espirituales Agustinianos


45
c. El texto de Mt 25, 31-45 so- de sino decir: “¡Señor, qué bueno es
bre el juicio final, debe invitarnos estar aquí. Si quieres haré aquí tres
a examinar nuestra propia vida. tiendas, una para ti, otra para Moi-
La oración nos capacita para amar sés y otra para Elías” (Mt 17, 4).
más a los hermanos. Quien se en-
cuentra verdaderamente con Cris- Uno de los grandes peligros de
to en el silencio de la oración, po- la vida espiritual es el querer que-
drá descubrir su rostro en el her- darse en el Tabor con Jesús.
mano: “Quien guarda en su corazón La diferencia entre la teología
a Cristo, no dice lo que Caín: Soy yo oriental y occidental frente a la
acaso el guardián de mi hermano?’ transfiguración:
”4
Desciende, Pedro. Querías des-
De este modo, cuando ayuda- cansar en la montaña: desciende,
mos a alguien o damos algo, no predica la palabra, insta a tiempo
hacemos sino devolver a Dios lo y a destiempo, arguye, exhorta, re-
que él nos dio y entregárselo al prende con toda longanimidad y
mismo Cristo presente en el po- doctrina. Fatígate, suda, sufre al-
bre: gunos tormentos para poseer en la
Cuando lo hicisteis con uno de caridad, por la blancura y la belleza
estos mis pequeñuelos, conmigo de las buenas obras, lo simbolizado
lo hicisteis. Quiso sentir hambre en en las blancas vestiduras del Señor5.
los pobres el que es rico y está en el b. La transfiguración no es un
cielo. ¡Y tú, hombre, dudas en dar al momento que se pueda prolongar
hombre, sabiendo que dando lo que indefinidamente. Pedro debe ba-
das, se lo das a Cristo, de quien reci- jar; no puede quedarse en lo her-
biste todo lo que das! “ moso de la experiencia espiritual6:
2. San Pedro, constructor Desciende a fatigarte en la tie-
frustrado rra, a servir en la tierra, a ser despre-
a. El comentario de san Agus- ciado, a ser crucificado en la tierra.
tín al texto de la transfiguración. Descendió la vida para encontrar
Después de la experiencia que la muerte; bajó el pan para sentir
tienen Pedro, Santiago y Juan en hambre; bajó el camino para can-
el monte Tabor contemplando la 5
s. 78, 6.
gloria de Cristo, así como su con- 6
Const. 14: “Así, la contemplación tiene fuerza
versación con Moisés y Elías (Mt de unión y es, de por sí, comunitaria: hace a los
17, 1-9), Pedro extasiado no pue- hombres amadores de la Verdad, y reúne los
corazones y las almas en Dios. Cristo, Verdad
y Bien encarnados, congrega a los dispersos,
agustiniana, principio de toda piedad” y los hace ser hermanos por la comunión de
4
c. Faust. 12, 10. caridad”.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


46
sarse en el trayecto; descendió el que deslinde y separe Cristo Cabe-
manantial para tener sed, y ¿rehú- za, de Cristo cuerpo9.
sas fatigarte tú? No busques tus co-
sas. Ten caridad, predica la verdad; e. El documento Vita Consecra-
entonces llegarás a la eternidad, ta (VC 14): el icono central de la
donde encontrarás seguridad7. vida religiosa es precisamente el
de la transfiguración, pues la vida
c. La mejor comprobación de la consagrada se mueve entre esos
autenticidad de la oración de una dos momentos: el encuentro con
persona es precisamente la vida Cristo Cabeza en la oración per-
comunitaria. Así se lo hacía ver a sonal, y el encuentro con Cristo
san Agustín a una dama “muy es- cuerpo en el trato cotidiano con
piritual” llamada Ecdicia en su car- los hermanos.
ta 262.
[La vida consagrada] implica
d. Por otro lado, San Agustín un «subir al monte» y un «bajar del
explica el peligro de desvincular monte»: los discípulos que han go-
la oración con la vida de todos los zado de la intimidad del Maestro,
días: envueltos momentáneamente por
el esplendor de la vida trinitaria y
¿De qué te sirve creer en Él, si le de la comunión de los santos, como
llenas de afrentas? Le adoras en su arrebatados en el horizonte de la
cabeza, le injurias en su cuerpo. Él eternidad, vuelven de repente a la
ama a su cuerpo. Si tú te has sepa- realidad cotidiana, donde no ven
rado del cuerpo, la Cabeza no se se- más que a «Jesús solo» en la hu-
para del suyo. «En vano me tributas mildad de la naturaleza humana, y
honor», le grita la Cabeza desde el son invitados a descender para vivir
cielo, «en vano me tributas honor». con Él las exigencias del designio de
Es como si alguien quisiera besarte Dios y emprender con valor el cami-
la cabeza y, a la vez, pisarte los pies. no de la cruz10.
Quizá machaca tus pies con los cla-
vos de sus cáligas al querer sujetar 3. Lo que importa es amar
tu cabeza para besártela. ¿No in-
terrumpirías las palabras de quien a. La oración debe purificar los
pretende honrarte, para gritarle: 9
Const. 14: “El Espíritu Santo, que penetra has-
«¡Qué haces, hombre! Me estás ta las profundidades de Dios, introduce por el
pisando»?8 . amor fraterno a la comunidad en el conoci-
miento y en la verdad de Cristo, que se desa-
Por ello san Agustín nos invi- rrollan hasta la contemplación del Padre. De ahí
que la búsqueda y contemplación pasan por la
taría a no vivir una espiritualidad experiencia y adoración de Dios en los herma-
nos. Dios, Verdad suprema, se revela especial-
7
s. 78, 6. mente en el ejercicio del amor fraterno”.
8
ep. Io. tr. 10, 8. 10
VC 14.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


47
ojos de nuestro corazón11, de tal deros hermanos, pacientísimo entre
forma que seamos capaces de re- los falsos14.
conocer en aquellas personas que
nos rodean el rostro de Cristo: De aquí también el fuerte com-
promiso que señalan nuestras
Tuve hambre y me disteis de co- Constituciones:
mer. Y al replicarle ellos: ¿Cuándo te
vimos hambriento? para mostrarse De ahí que nuestras comunida-
él garante de los pobres, fiador de des pueden y deben ser centros de
todos sus miembros, puesto que él oración, recogimiento y diálogo
es la cabeza y ellos los miembros, personal y comunitario con Dios,
es la cabeza la que recibe:  Lo que ofreciendo generosamente iniciati-
hicisteis,  dice,  con uno de mis más vas y servicios concretos en la línea
humildes, a mí me lo hicisteis12. de lo contemplativo y comunitario,
para que el pueblo de Dios encuen-
b. Quien ora debe crecer en el tre en nosotros verdaderos maestros
amor, de tal manera que pueda re- de oración y agentes de comunión y
conocer a Cristo en todos aquellos de paz en la Iglesia y en el mundo15.
que le rodean, y pueda ser rico en
caridad, pues sin el amor, el rico es 4. Un cuadro en el Monaste-
pobre, y con él, el pobre es rico13: rio de la Encarnación

Por tanto, hermanos, perseguid a. Este amor que se atesora en


el amor, el dulce y saludable víncu- el corazón de quien ora se con-
lo de las mentes, sin el que el rico es vierte en el vestido nupcial que le
pobre y con el que el pobre es rico. El permite al creyente permanecer
amor da resistencia en las adversi- en el banquete del reino de los
dades y moderación en la prosperi- cielos. (Mt 22, 1-14).
dad; es fuerte en las pruebas duras,
b. ¿Cómo es posible que esta
alegre en las buenas obras; confia-
do en la tentación, generoso en la persona estuviera vestida de fiesta
hospitalidad; alegre entre los verda- si venía de la calle, si era un hom-
bre que había sido convocado de
11
trin. 1, 12, 27. los caminos, y que los criados le
12
en. Ps. 36, 3, 6. invitaron a la fiesta? Aquí, los exe-
13
Const. 6: “El carisma agustiniano se getas nos dicen que este vestido
resume en el amor a Dios sin condición, de bodas significa un vestido lim-
que une las almas y los corazones en pio16, relacionando el texto de Mt
convivencia comunitaria de hermanos, 14
s. 350, 3.
y que se difunde hacia todos los hom- 15
Const. 279.
bres para ganarlos y unirlos en Cristo 16
Cf. J. Jeremias, Las parábolas de Jesús, Estella,
dentro de su Iglesia”. Verbo Divino, 1974, p.33 y p. 223;

Ejercicios Espirituales Agustinianos


48
22, 1-14, con los del Ap. 22,14 y 19, como miembros de Cristo, oramos
8. a nuestra Cabeza y él ora también
con nosotros al Padre, para pre-
c. San Agustín nos dirá que ese sentar las diversas necesidades
vestido de fiesta puede represen- de la Iglesia, que es el Cuerpo de
tar dos cosas. En primer lugar, el Cristo.
deseo de la conversión. En segun-
do lugar, el amor17. No podemos b. San Agustín le relata a su
pertenecer al Reino de los Cielos amigo Alipio, destinatario de la
si no amamos, si estamos vestidos carta 29, cómo los monjes anima-
con las ropas del egoísmo: ron el rezo cantado los salmos jun-
to con el pueblo fiel:
¿Cuál es pues, aquel vestido
nupcial? Es este: el fin del manda- Después de aducir en este sen-
miento, dice el Apóstol, es el amor tido todo lo que el Señor se dignó
que procede de un corazón puro, sugerirme en tal coyuntura, di por
de la conciencia recta y de la fe no terminada la habitual función ves-
fingida. Este es el vestido nupcial. pertina, y me retiré con el obispo.
No cualquier amor (…) sino el amor Los religiosos entonaron entretanto
que procede un corazón puro, de algunos himnos, y un no pequeño
una conciencia recta y de una fe no concurso de ambos sexos se quedó
fingida. Tal amor es el vestido nup-
con ellos a cantar salmos hasta que
cial.18”
el día fue oscureciendo19.
d. De esta impactante parábo-
c. Al rezar los salmos, san Agus-
la, hay un hermoso cuadro conser-
tín nos recuerda la importancia de
vado en la sacristía del Monasterio
agustino recoleto de la Encarna- reconocer quién está hablando en
ción de Madrid. el salmo. En la voz que habla en el
salmo hay que reconocer una de
5. La Liturgia de las Horas estas tres voces: uox Ecclesiae (la
voz de la Iglesia que se dirige a la
a. La Liturgia de las Horas, es la Cabeza); uox de Christo (la voz que
oración oficial de la Iglesia. En ella, habla acerca de Cristo Cabeza); uox
Christi (la voz del Cristo total, Cabe-
17
Const. 14: “Los hermanos en la comunidad
ámense como hijos de Dios y hermanos de Cristo, za y cuerpo).
honrando recíprocamente al Espíritu Santo, de
quien son templos vivos; entréguense a sí mismos a. Vox Ecclesiae (la voz de la
y todo lo suyo al servicio del amor; sopórtense y Iglesia, del Cuerpo que se dirige
perdónense mutuamente; practiquen con delica- a la Cabeza)
deza la corrección fraterna y recíbanla con humil-
dad, y ayúdense unos a otros con sus oraciones
ante Dios”.
San Agustín es consciente de
18
s. 90, 6; Cf. s. 95, 7. 19
ep. 29, 11.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


49
que en muchos salmos resuena pecíficamente hablan de Cristo en
la voz de los creyentes, los cuales, algún versículo, por ejemplo, Sal
como cuerpo de Cristo, se dirigen 18, 6 (“sale como el esposo de su al-
a su Cabeza. Por eso, invita a los coba, contento como un héroe para
lectores a reconocer en la voz del recorrer su camino”), y dice que
salmo su propia voz, que se dirige este versillo “se canta de Cristo”23; o
a Cristo, y a hacer nuestro el sen- bien, san Agustín nos invita a dar-
timiento o petición de la Iglesia: nos cuenta de que todo un salmo
“Díganlo en la Iglesia y constituidos habla sobre Cristo, como es el caso
en el cuerpo de Cristo, díganlo con del salmo 109:
la Iglesia”20.
En virtud de estas promesas se
Quien reza la Liturgia de las presenta este salmo profetizando
Horas presta su voz precisamente sin ambages y claramente a nuestro
a los que no tienen voz, a aque- Señor y Salvador Jesucristo, de suer-
llos miembros de la Iglesia que se te que de ningún modo podemos
encuentran en alguna dificultad o dudar que se anuncia en este salmo
tribulación y quisieran orar, pero a Cristo. Ya somos cristianos y cree-
no pueden: mos al Evangelio. En este salmo se
anuncia a Cristo24; 
(…) es nuestra voz, si somos
Cuerpo de Cristo21. c. Vox Christi
Por ello, san Agustín exhorta a Los salmos, según los interpre-
unir la propia voz con la de la Igle- ta san Agustín, son la voz de Cristo
sia, de forma que las oraciones del pero, la del Cristo total, tanto Ca-
creyente, se hagan en la Iglesia y beza como cuerpo. Él se perca-
con la Iglesia, cuerpo de Cristo: ta de que en los salmos, a veces,
“Díganlo en la Iglesia y constituidos quien habla es Cristo como Cabe-
en el cuerpo de Cristo, díganlo con za, y en ocasiones es el cuerpo de
la Iglesia”22. Cristo el que está hablando:
b. Vox de Christo (la voz que Con razón decimos que su voz es
habla sobre Cristo Cabeza) también la nuestra, y la nuestra es
también su voz”25.
San Agustín invita a quien reza
los salmos a darse cuenta de que Pero Cristo también es el sacer-
ellos hay una voz que nos habla dote que intercede por los hom-
sobre Cristo y sus misterios. Por bres26, por todo su cuerpo, pre-
eso, señala algunos salmos que es- 23
en. Ps. 18, 2, 2.
20
en. Ps. 143, 13. 24
Cf. en. Ps. 109, 3
21
en. Ps. 143, 3 25
en. Ps. 62, 2.
22
en. Ps. 143, 13. 26
Cf. conf. 10, 69: “Por nosotros se hizo ante ti

Ejercicios Espirituales Agustinianos


50
sentando al Padre las súplicas de b. San Agustín en la Regla dice:
ellos, de su propio cuerpo: “Sentid en el corazón lo decís con la
boca”29. Darle vida al clamor del
… y cuando ruega el cuerpo del alma, que nuestra voz exprese
Hijo, no aparta de sí a su cabeza; realmente el sentimiento propio
y así es el Hijo de Dios, nuestro Se- del corazón cuando rezamos en la
ñor Jesucristo, el único salvador de oración vocal.
su cuerpo, el cual pide también por
Por eso San Agustín nos in-
nosotros y en nosotros; y también
vitaría a hacer nuestra oración
oramos nosotros. Ora por nosotros (especialmente la oración vocal)
como sacerdote nuestro; ora en con toda la fuerza y el clamor de
nosotros como nuestra cabeza; y nuestro corazón30, levantando el
nosotros oramos a él como nuestro corazón31: “Levantad el corazón. No
Dios. Reconozcamos en él nuestra lo tengáis en el suelo; el corazón se
voz y su voz en nosotros27. pudre al contacto con la tierra; le-
vantadlo hacia el cielo”32.
6. Orar con los labios y el co-
razón b. Dice San Agustín: “Si tiene
lugar en el corazón, aunque per-
a. San Agustín señala que cuan- manezca en silencio la voz corporal,
do se reza algún texto o salmo, si puede estar oculta a los hombres,
no se pone en ello el corazón, la no a Dios” 33. Dios escucha el cla-
oración es vana: mor del corazón.

“Nadie dudará de que es vano el c. “Cuando oramos a Dios, ya


clamor que se eleva a Dios por los con la boca, cuando sea necesario,
ya en silencio, siempre ha de cla-
que oran, si se ejecuta por el sonido
marse con el corazón” 34. La oración
de la voz corporal sin estar elevado que hacemos, (Liturgia de las Ho-
el corazón a Dios”28. ras, o la recitación de oraciones
Es decir, es un grito que queda vocales), tenemos que tener el co-
razón levantado hacia Dios.
vacío, cuando no hemos elevado
el corazón hacia Dios. 7. ¿Y el canto?
a. A San Agustín el canto de los
vencedor y víctima, y por eso vencedor, por ser 29
Regla 2, 3
víctima; por nosotros sacerdote y sacrificio ante
ti, y por eso sacerdote, por ser sacrificio, hacién-
30
Cf. conf. 10, 2
donos para ti de esclavos hijos, y naciendo de ti
31
en. Ps. 148, 5.
para servirnos a nosotros”. 32
s. 229 A, 3 (Guelf. 7, 3).
27
en. Ps. 85, 1 33
en. Ps. 118, 29, 1.
28
en. Ps. 118, 29, 1. 34
Idem.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


51
salmos lo hacía llorar, y que esas d. En la Iglesia de Hipona los
lágrimas le hacían mucho bien35. salmos se cantaban. Un solista
cantaba las diversas estrofas y el
b. No obstante también nos re-
cuerda que lo importante es que pueblo respondía cantando una
el corazón se eleve hacia Dios y frase o respuesta, tal y como se
que no se quede en el simple can- hace en la actualidad38.
to o en la preocupación de cantar
bien: e. De la lectura de la Regla de
san Agustín, particularmente del
Con todo, cuando recuerdo las capítulo segundo, pueden surgir
lágrimas que derramé con los cán- algunas dudas:
ticos de la iglesia en los comienzos
de mi conversión, y lo que ahora me Y no deseéis cantar sino aquello
conmuevo, no con el canto, sino con que está mandado que se cante;
las cosas que se cantan, cuando se pero lo que no está escrito para ser
cantan con voz clara y una modula- cantado, que no se cante39.
ción muy adecuada, reconozco de
nuevo la gran utilidad de esta cos- Lo que pide san Agustín es
tumbre36. que quienes rezan cantando los
salmos, lo hagan en base a la ver-
c. La costumbre de san Atana-
sio, que procuraba cantar los sal- sión escrita de los mismos, y que
mos de una manera semitonada, no canten los salmos según la ver-
de tal forma que pareciera más sión popular, que posiblemente
que el cantor los estaba recitando los monjes sabían de memoria.
y no cantando: Por eso hay que cantar lo que está
mandado (un texto escrito) y lo
(…) algunas veces, que quisiera que no está escrito para ser can-
apartar de mis oídos y de la misma
tado (el texto popular), que no se
iglesia toda melodía de los cánti-
cos suaves con que se suele cantar cante.
el Salterio de David, pareciéndome f. A fin de cuentas lo que pide
más seguro lo que recuerdo haber
san Agustín es que haya unidad en
oído decir muchas veces del obispo
de Alejandría, Atanasio, quien hacía el canto de los salmos, y la unidad
que el lector cantase los salmos con se logra por medio de la fidelidad
tan débil inflexión de voz que pare- al texto escrito y consiguiendo
ciese más recitarlos que cantarlos37. que los monjes olviden sus pro-
pias tradiciones populares sobre
los salmos.
35
Cf. conf. 9, 14.
36
conf. 10, 50. 38
Cf. en. Ps. 18, 2, 1, et al.
37
Idem. 39
reg. 2, 12.

Ejercicios Espirituales Agustinianos


52
g. Lo que importa en una co- camos, pues, en Él nuestras propias
munidad es la unidad, fruto de la voces y reconozcamos también su
caridad. voz en nosotros»
h. En el rezo de la Liturgia de Texto del Magisterio (Euan-
las Horas dentro de la comunidad, gelii Gaudium 10, citando Apa-
lo fundamental, por encima de rec.)
todo, es la caridad que debe dar-
nos unidad como comunidad. “La vida se acrecienta dándola
y se debilita en el aislamiento y la
comodidad. De hecho, los que más
disfrutan de la vida son los que de-
Texto bíblico: Mt 25, 31-45. jan la seguridad de la orilla y se apa-
Texto de san Agustín (s. 78, 6) sionan en la misión de comunicar
vida a los demás”.
Desciende, Pedro. Querías des-
cansar en la montaña: desciende, Texto recoleto
predica la palabra, insta a tiempo Es un error manifiesto pensar
y a destiempo, arguye, exhorta, re- que solamente nosotros, los que
prende con toda longanimidad y abandonamos nuestras casas por
doctrina. Fatígate, suda, sufre al- el interior de países infieles, somos
gunos tormentos para poseer en la misioneros. Misionero puede ser
caridad, por la blancura y la belleza todo aquel que sienta su es­píritu
de las buenas obras, lo simbolizado abrasado por esa llama divina, des-
en las blancas vestiduras del Señor. cendida de lo alto, que se llama celo
Texto de las Constituciones por las cosas de Dios. Misionero es
(71) el que desde su puesto, hogar, ofici-
na, tribunal, escuela, se acuerda de
La oración de Cristo es continua- los que, redimidos con la sangre de
da incesantemente por la Iglesia. La nuestro Señor Jesucristo, le desco-
comunidad, unida al cuerpo místico nocen por completo. Misioneros son
de Cristo, se realiza fielmente en la los que, en cualquier parte y en cua­
oración pública de la Iglesia, admi- lesquiera circunstancias, elevan al
rable cántico de alabanza, en la que cielo una plegaria por la con­versión
Cristo «ora por nosotros, ora en no- de los infieles que, unida a los méri-
sotros y es invocado por nosotros. tos de nuestro Señor Je­sucristo, es
Ora por nosotros como sacerdote de un valor infinito. Misionera, fe-
nuestro, ora en nosotros por ser cunda madre de mu­chos paganos,
nuestra cabeza, es invocado por no- fue santa Teresita del Niño Jesús,
sotros como Dios nuestro. Reconoz- que no pisó, como san Francisco Ja-
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vier, las tierras de Indias y de Japón; to y la vo­luntad se sentirán movidos
y misionero puedes serlo tú, lector a una, y la conversión de las mismas
amable, si, como ella, tratas desde será una realidad.
hoy de hacer algo por la salvación
de las almas. Mariano Alegría (1899-1945),
misionero en Honan (China), en
(…) Los que tomaron el hato y, la presentación de la revista Todos
calzados con humilde sandalia, se misioneros 1 (1928) 5‑8.
dieron a recorrer por vocación di-
vina las tierras de la infidelidad no Preguntas:
fueron los únicos misione­ros que 1. ¿Tu oración te lleva a reconocer
produjo la Iglesia. Los que les ayu- el rostro de Cristo en los her-
daron desde el silencio con la ora- manos?
ción humilde y recogida también se
hicieron acreedores a las promesas 2. ¿Has experimentado la tenta-
del Salvador. Y eso es lo que viene a ción de quedarte en el Tabor y
significar la revista que, con el título no bajar a tu vida de todos los
¡Todos misioneros!, sale hoy a la luz días?
pú­blica.
3. ¿Tu oración y vida espiritual te
Sí, ¡todos misioneros!, grandes o lleva a ser más paciente y pru-
pequeños, ricos o pobres, señoras o dente con aquellas personas
caballeros. Para ello basta tener un con las que convives?
poco de buena volun­tad y amor a
las almas redimidas por nuestro Se- 4. ¿Tienes tu corazón vestido con
ñor Jesucristo. Los misioneros que el traje del amor para poder
podíamos llamar en activo, pueden permanecer en el banquete del
a veces muy poco sin vuestra ayu- reino de los cielos?
da. Ponerse en contacto con ellos,
animarles con vuestros aplausos, 5. Cuando rezas la Liturgia de las
ayudarles con vuestras oraciones, Horas, ¿prestas tu voz y tu cora-
consolar­les con vuestro cariño, he zón a las necesidades e inten-
ahí el género de apostolado que os ciones de la Iglesia?
está reservado y que tan óptimos 6. En tu oración vocal, ¿realmen-
frutos suele producir. te sientes en el corazón lo que
Si el misionero disputa y discute van pronunciando tus labios?
por disipar las nubes del error en las 7. ¿Es para ti la Liturgia de las Ho-
almas, podrá suceder que convenza ras sólo una obligación pesada
al entendimiento. Pero si rogáis por o una rutina que debes cum-
esas mismas almas, el entendimien- plir?
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