Triduo A La Virgen Del Perpetuo Socorro 2019
Triduo A La Virgen Del Perpetuo Socorro 2019
Triduo A La Virgen Del Perpetuo Socorro 2019
ACTO DE CONTRICCION
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
creador y redentor mío, por ser vos quien sois y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón de haberos ofendido propongo
firmemente nunca más pecar; confesarme y cumplir
la penitencia, que me fuera impuesta; os ofrezco mi
vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados. Confió en vuestra bondad y misericordia
infinita, me los perdonéis por los méritos de vuestra
preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis
gracia para enmendarme y para perseverar en
vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
OFRECIMIENTO
Rezaremos el Santo Rosario en honra y gloria de la
Santísima Virgen María, madre de dios y madre
nuestra para que se digne admitirnos bajo su
poderosa protección, nos alcance paz en la iglesia,
sosiego en la conciencia, tranquilidad en la
república de los bienes temporales que hubiéramos
de menester, alivio a las benditas almas del
purgatorio y a todos la vida eterna. Amén
LUMINOSOS (jueves)
1.- El Bautismo de Jesús en el Jordán
2.- La Autorrevelación del Señor en las bodas
de Canaán
3.- El Anuncio del Reino de Dios
4.- La Transfiguración del Señor
5.- La Institución de la Eucaristía
• Se reza el padrenuestro…
ACTO DE CONTRICCION
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador Padre y Redentor mío, he aquí a vuestros
pies a un pobre pecador, que tanto ha entristecido
vuestro amante corazón. ¡Ay! amable Jesús, ¿cómo
he podido ofenderos y llenar de amargura ese
corazón que me ama tanto y nada ha perdonado
para conseguir mi amor? ¡Cuán grande ha sido mi
ingratitud! – Mas, o Salvador mío, consolaos,
consolaos, os diré, que ahora me hallo arrepentido:
tanta pena experimento por los disgustos que os he
causado, que quisiera morir de puro dolor y
contrición, – O mi Jesús, ¡quién me, diera llorar el
pecado como Vos lo habéis llorado en vuestra vida
mortal! Me pesa el alma de haberos ofendido. –
Padre eterno, en satisfacción de mis culpas, os
ofrezco la pena y el dolor que por ellas ha sentido el
Corazón de vuestro divino Hijo. – Y Vos, o amoroso
Jesús, dadme tal horror del pecado que en adelante
me haga evitar aún las faltas más ligeras. Lejos de
mi corazón, afectos terrenales: ya no quiero amar
sino a mi bondadoso Redentor. ¡O Jesús mío!
ayudadme, fortalecedme y perdonadme. Madre mía
del Perpetuo Socorro, interceded por mí y
alcanzadme el perdón de mis pecados. Amen.
DIA PRIMERO
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Aquí tenéis a
vuestros pies a un miserable pecador que a Vos
acude y en Vos confía. Madre de misericordia,
tened piedad de mí. Oigo que todos os llaman
Refugio y Esperanza de los pecadores; sed, pues,
el refugio y la esperanza mía. Socorredme por amor
de Jesucristo, tended la mano a un miserable caído
que a Vos se encomienda y se consagra por
vuestro siervo perpetuo. Bendigo y doy gracias a
Dios que por su misericordia me ha concedido esta
confianza en Vos, que yo miro como una prenda de
mi salvación. ¡Ah, infeliz de mí! En el tiempo
pasado he caído en la culpa por no haber acudido a
Vos; y tengo por cierto que si a Vos me
encomiendo me ayudaréis y saldré victorioso; pero
este es mi temor; que en las ocasiones de pecar
deje de llamaros en mi ayuda y así me pierda.
Concededme, pues, esta gracia que ardientemente
os pido; alcanzadme que en los asaltos del infierno
recurra a Vos diciendo; María, ayudadme; Virgen
del Perpetuo Socorro, no permitas que pierda a mi
Dios. Así sea.
Rezar cinco Avemarías. Hacer la petición del favor
que se desea obtener con este triduo. Terminar con
la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO
¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! Concededme la
gracia de que pueda siempre invocar vuestro
poderosísimo nombre, ya que él es el socorro del
que vive y la salvación del que muere. ¡Ah, María
dulcísima, María purísima! haced que vuestro
nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi
vida. Cada vez que os llame, Señora mía,
apresuraos a socorrerme, pues en todas mis
necesidades propongo no dejar de invocaros,
diciendo y repitiendo: ¡María, María!... ¡Oh qué
aliento, qué dulzura, qué confianza, qué ternura no
siente mi alma con solo repetir vuestro nombre y
pensar en Vos! Doy gracias a Dios, que os ha dado
para bien mío ese nombre tan dulce, tan amable y
tan poderoso! Más no me contento con pronunciar
vuestro bendito nombre; quiero pronunciarlo por
amor, quiero que el amor me recuerde que siempre
debo llamaros: Madre del Perpetuo Socorro. Así
sea.
DÍA TERCERO
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Vos sois la
dispensadora de todas las gracias que Dios nos
concede a nosotros pecadores; y si os ha hecho tan
poderosa, tan rica y tan benigna, es para que nos
socorráis en nuestras miserias. Vos sois la abogada
de los reos más abominables y desamparados que
a Vos recurren; socorredme también a mí, que a
Vos me encomiendo, en vuestras manos pongo mi
eterna salvación y a Vos entrego mi alma;
contadme en el número de vuestros más especiales
siervos; acogedme bajo vuestra protección, y eso
me basta. Sí, porque si Vos me protegéis ya nada
temeré; no temeré mis pecados, porque Vos me
alcanzaréis perdón de ellos; no a los demonios,
porque Vos sois más poderosa que todo el Infierno;
no temeré a mi propio Juez, Jesucristo, porque con
una súplica vuestra Él se aplaca. Solo temo que por
mi descuido deje de encomendarme a Vos, y así
me pierda. Obtenedme, Señora mía, el perdón de
mis pecados, el amor a Jesucristo, la perseverancia
final y la gracia de acudir siempre a Vos, ¡oh Madre
del Perpetuo Socorro! Así sea.
ORACIÓN
Oh Santa Virgen María, que para infundirnos una
confianza ilimitada, has estado complacida de
tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo
Socorro, yo (Mencionar tu nombre) te imploro que
vengas en mi ayuda siempre y en todas partes; en
mis tentaciones; después de mis caídas; en mis
dificultades; en todas las miserias de la vida, y
sobre todo, en la hora de mi muerte. Dame,
amorosa madre, el deseo, y del mismo modo, el
hábito de tener siempre recursos para ti. Me siento
seguro de que si te invoco con fidelidad serás fiel y
vendrás en mi ayuda. Alcánzame la gracia de orar a
ti sin cesar, y con la confianza de un niño, para que
en virtud de esta fiel oración pueda garantizar tu
Perpetuo Socorro y mi perseverancia final.
Bendíceme, Madre amorosa y siempre servicial, y
reza por mí ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
Santísima Virgen María, que para inspirarme con la
más plena confianza, has estado dispuesta a tomar
el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro.
Reconozco que mis pecados me hacen indigno de
ser admitido entre el número de tus privilegiados
hijos. Sin embargo, deseoso de disfrutar de tu
misericordioso favor, me arrodillo a tus pies y
humildemente postrado ante ti, yo (mencionar tu
nombre) te consagro mi entendimiento, para que
siempre pueda pensar en consagrarte mi corazón
para que, después de Dios, pueda amarte sobre
todas las cosas. Oh mi Soberana Señora, dígnate
en recibirme entre el número de tus hijos
favorecidos, tómame bajo tu protección, ayúdame
en todos mis deseos espirituales y temporales, pero
especialmente a la hora de mi muerte. Oh, Madre
del Perpetuo Socorro, sé que me amas más de lo
que puedo amarme a mí, confío todos mis intereses
a tu cuidado: dispón de mí y de todo lo que me
pertenece según tu agrado. Oh Madre, bendíceme,
y por tu poderosa intercesión, apóyame en la
debilidad, de manera que, después de haberte sido
fiel en el servicio durante esta vida, pueda alabarte
durante, amarte y agradecerte eternamente en la
próxima. Amén.
ORACION FINAL
Oh Dios, que has querido que la Madre de tu Hijo
unigénito sea la Señora del Perpetuo Socorro de
todos los cristianos en la tierra, concédenos la
gracia de invocarla con confianza en todas nuestras
necesidades de alma y cuerpo, para que, salvadas
a través de su protección y ayuda, podamos ser
llevados a la visión eterna de Tu Gloria en el cielo:
a través de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
FINAL
Ave María Purísima
Sin pecado concebida (3)
SALUTACION
Buenas noches virgencita
Te venimos a cantar
Cantando estos lindos versos
Ante tu bendito altar
Dirígenos tu mirada
Y danos tu protección.
Recibe mi corazón
Madrecita como ofrenda
Y dame tu luz divina
Para alumbrar mi existencia
Y colma de bendiciones
A los que hacen tu novena.
CINCUENTA ROSAS
Cincuenta rosas,
Ofrezco todos los días,
Y mis problemas
Los pongo sobre tu altar,
Cincuenta rosas,
Son el total de mi rosario,
Que ofrezco con fervor,
Con todo el corazón,
A la madre de dios.
OH VIRGEN SANTA
CUANTAS VECES
Cuantas veces siendo niño te recé,
Con mis besos te decía que te amaba, poco a poco
con el tiempo, fui alejándome de ti, por caminos que
se alejan te perdí.
JUNTO A TI MARÍA
Junto a ti maría, como un niño quiero estar,
tómame en tus manos, guíame en tu caminar.
Quiero que me ayudes, que me enseñes a orar,
hazme transparente, lléname de paz.
GOZOS
Socorro sois perpetuo:
Venid pues, os imploro,
Venid a mi socorro,
Oh Madre de Bondad.
Al alma descuidada
Librad de la tibieza,
Y dadle con presteza
Fervor en la piedad.
En este triste valle,
Del padecer cansado,
Os pido, desdichado,
Consuelo celestial.
Si ruge la tormenta,
Si mi virtud declina,
Estrella matutina,
Mis fuerzas alentad.
A mi voluble pecho
Librad de la flaqueza;
Prestadle fortaleza,
Que viva sin pecar.
En la postrera lucha,
Con la terrible muerte,
Feliz será mi suerte
Si logro yo exclamar.
En la prisión del fuego,
Sed dulce Redentora:
Mis penas, gran Señora,
Dignaos aliviar.
Me sea permitido
O madre tan querida,
Por tierna despedida,
Cantaros sin cesar.
En la dicha y en la aflicción,
En mi vida y en mi agonía,
Mírame con compasión...
¡No me dejes, Madre mía! Amen.
De tu divino rostro,
La belleza al dejar,
Permíteme que vuelva
Tus plantas a besar.
A dejarte oh María,
No acierta el corazón,
Te lo entrego señora,
Dame tu bendición.