Dislexia
Dislexia
Dislexia
La dislexia (del latín científico dyslexia, y este del griego δυσ- dys-: ‘dis-’ —prefijo que
significa ‘dificultad’ o ‘anomalía’—, y -λεξία -lexía: ‘habla’ o ‘dicción’) es la dificultad
de aprendizaje que afecta a la lectoescritura. Tiene un carácter específico y persistente.
Se da en personas que no presentan ninguna discapacidad motriz, visual ni de cualquier
otro tipo. Asimismo, las personas con dislexia tienen un desarrollo cognitivo normal.
Erróneamente el término se aplica a la dificultad para una correcta escritura, en este
caso el término médico apropiado es el de disortografía. En términos más técnicos, en
psicología y psiquiatría se define la dislexia como una discrepancia entre el potencial de
aprendizaje y el nivel de rendimiento de una persona, sin que exista ningún tipo de
problema, ya sea sensorial, físico, motor ni deficiencia educativa (según el DSM-IV).
La dislexia es una discapacidad del aprendizaje en lectura. Las personas con dislexia
tienen dificultad para leer con fluidez y sin errores. También pueden tener dificultades
con la comprensión lectora, la ortografía y la escritura. Estas dificultades no están
relacionadas con la inteligencia del individuo.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que supone la dificultad para leer a raíz de
problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se
relacionan con las letras y las palabras (decodificación). La dislexia, que también se
denomina «dificultad de lectura», afecta zonas del cerebro que procesan el lenguaje.
Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también una
visión normal. La mayor parte de los niños con dislexia puede tener éxito en la escuela
con la ayuda de un tutor o de un programa de enseñanza especializado. El apoyo
emocional también juega un papel importante.
Algunos expertos creen que entre el 5% y el 10% de la población la tiene. Otros dicen
que el 17% de las personas muestran señales de problemas con la lectura.
existen enfoques de enseñanza y estrategias que pueden ayudar a mejorar las
habilidades lectoras. Personas de cualquier edad pueden ser evaluadas para la dislexia,
aunque las pruebas para adultos son diferentes que las de los niños.
Las personas con dislexia suelen tener problemas para leer con fluidez, leen despacio y
con errores. Eso puede afectar la comprensión de lo que leen. Sin embargo, no tienen
problemas para entender el texto cuando otras personas se los leen.
Comprensión de la lectura
Ortografía
Escritura
Matemáticas
A veces las personas creen que la dislexia es un problema de visión que causa que se
inviertan letras. La dislexia es un problema con el lenguaje.
Es importante saber que, aunque la dislexia afecta el aprendizaje, no tiene que ver con la
inteligencia. Las personas con dislexia son tan inteligentes como sus compañeros.
Existen innumerables historias de personas con dislexia que son exitosas, incluyendo
actores, emprendedores y políticos.
Profundice
Pruebe una simulación para ver la dislexia a través de los ojos de un niño.
Desmienta mitos comunes sobre la dislexia.
Revise una colección de historias exitosas de personas con dislexia.
Síntomas
La dislexia afecta a las personas de diferentes maneras, por ello los síntomas pueden
variar.
Una señal clave de la dislexia es dificultad para decodificar las palabras, es decir
dificultad para conectar las palabras con los sonidos que producen. Los niños también
pueden tener dificultad con una habilidad más básica llamada conciencia fonémica: la
capacidad para reconocer los sonidos de las palabras. Los problemas con la conciencia
fonémica pueden aparecer a partir del preescolar.
Los signos de la dislexia pueden ser difíciles de reconocer antes de que tu hijo comience
a ir a la escuela, pero hay algunas señales tempranas que pueden indicar un problema.
Una vez que el niño alcanza la edad escolar, es posible que el maestro de tu hijo sea el
primero en notar el problema. La gravedad varía, pero la afección suele volverse más
evidente cuando el niño comienza a aprender a leer.
A veces la dislexia es detectada cuando las personas tienen dificultades con habilidades
más complejas como la gramática, la comprensión lectora, la fluidez lectora, la
estructura de las oraciones y la escritura más elaborada.
Algunas de las señales de la dislexia tienen que ver con las emociones y la conducta.
Las personas con dislexia podrían evitar leer, tanto en voz alta como en silencio, e
incluso sentirse ansiosas o frustradas al leer. Esto puede ocurrir incluso una vez que
dominan lo básico para leer.
Problemas en la lateralidad.
Nociones espaciales y temporales alteradas.
Confundir palabras con pronunciación similar.
Dificultad para articular o pronunciar palabras.
Trasponer las letras, cambiar el orden e invertir números.
Lectura con errores y muy laboriosa.
Problemas de concentración en la lectura o escritura.
Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas.
Problemas en el equilibrio.
Problemas de memoria a corto plazo.
Dificultades para organizar sus pensamientos.
Problemas para mantener la atención.
Dificultades en matemáticas.
En algunos casos, y más en aquellos mal manejados se presenta la dificultad en
el habla.
Dificultades en matemáticas.
Dificultades para seguir instrucciones y secuencias complejas de tareas.
Problemas de comprensión de textos escritos.
Fluctuaciones muy significativas de capacidad.
A veces, pueden darse según el tipo de dislexia o de como esta haya afectado a la
persona:
En la escuela
Los signos que indican que un niño pequeño podría estar en riesgo de tener dislexia
comprenden:
Edad escolar
Una vez que tu hijo esté en la escuela, es posible que los signos y síntomas de la
dislexia se hagan más visibles, entre ellos:
Un nivel de lectura muy por debajo del que se espera para la edad
Problemas para procesar y comprender lo que escucha
Dificultad para encontrar la palabra correcta o formular respuestas a preguntas
Problemas para recordar secuencias de cosas
Dificultad para ver (y ocasionalmente escuchar) similitudes y diferencias entre
letras y palabras
Incapacidad para pronunciar una palabra desconocida
Dificultad para deletrear
Tardar más tiempo del habitual en completar tareas que conllevan leer o escribir
Evitar actividades que conllevan leer
Adolescentes y adultos
Los signos de la dislexia en adolescentes y adultos son similares a los de los niños.
Algunos de los signos y síntomas frecuentes de la dislexia en adolescentes y adultos
son:
Las señales de la dislexia pueden lucir diferentes dependiendo de la edad. Estos son
algunos ejemplos de lo que podría observar:
Preescolar
Primaria
Escuela media
Bachillerato
Si bien la mayoría de los niños están listos para aprender a leer en la etapa del jardín de
infantes o primer grado, con frecuencia, los niños con dislexia no pueden comprender
los conceptos básicos necesarios para esa actividad en esta etapa. Habla con el médico
si el nivel de lectura de tu hijo está por debajo de lo que se espera para su edad o si
notas otros signos de dislexia.
Cuando no se diagnostica ni se trata este trastorno, las dificultades para leer que se
presentaron en la infancia continuarán en la edad adulta.
Causas
La dislexia tiende a ser hereditaria. Parece estar relacionada con ciertos genes que
afectan la forma en la que el cerebro procesa la lectura y el lenguaje, y con factores de
riesgo presentes en el entorno.
Los investigadores aún no han identificado con exactitud las causas de la dislexia, pero
saben que los genes y el cerebro juegan un papel. Estas son algunas de las posibles
causas:
Factores de riesgo
Complicaciones
Problemas para aprender. Debido a que la lectura es una habilidad básica para
muchas de los otros materiales escolares, un niño con dislexia se encuentra en
desventaja en la mayoría de las clases y es posible que le sea difícil seguirles el
ritmo a sus compañeros.
Problemas sociales. Si no se trata, la dislexia puede causar baja autoestima,
problemas de conducta, ansiedad, agresión y retraimiento hacia amigos, padres y
maestros.
Problemas en la adultez. Un niño puede verse impedido de alcanzar su potencial
cuando crezca si no puede leer ni comprender. Esto puede tener consecuencias
educativas, sociales y económicas a largo plazo.
Los niños que tienen dislexia están expuestos a un mayor riesgo de sufrir
trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y viceversa. El
trastorno de déficit de atención con hiperactividad puede causar dificultad para
mantener la atención como también hiperactividad y conducta compulsiva, lo
que puede hacer que sea más difícil tratar la dislexia.
Existen diferentes tipos de profesionales que pueden evaluar si una persona tiene
dislexia, incluyendo a los psicólogos escolares, psicólogos clínicos y neuropsicólogos.
Un evaluador realizará una serie de pruebas para la dislexia, así como también pruebas
en otras áreas para determinar con exactitud cuáles son las fortalezas y los retos del
individuo.
Las evaluaciones realizadas en la escuela son gratuitas, pero las privadas pueden ser
muy costosas (en algunos casos se pueden obtener gratis o a bajo costo). Las
universidades que ofrecen programas en psicología suelen tener centros donde las
realizan estudiantes que se están entrenando.
Tipos de dislexia
Para hacer una clasificación de la dislexia, deberíamos hablar de dos tipos: adquirida y
evolutiva.
Asimismo, otra posible clasificación según los síntomas predominantes del paciente es:
Tratamiento
Tiempo atrás el tratamiento de la dislexia se anclaba en la idea del refuerzo del área de
lateralidad, la orientación espacial, la grafo motricidad, la orientación temporal y las
seriaciones. Sin embargo, actualmente este tipo de tratamientos están prácticamente
abandonados.
Una máxima que debe guiar el tratamiento es el «sobre aprendizaje». Es decir, volver a
aprender la lecto-escritura, pero adecuando el ritmo a las posibilidades del niño.
También hemos de tener en cuenta que, tanto en la escuela como en casa, para un niño
disléxico las tareas escolares le van a ocupar más tiempo y esfuerzo que a otro niño
cualquiera, lo que las convierte a veces en un trabajo arduo y pesado, y, por tanto, una
tarea que causa frustración y rechazo.
Según la edad
En la infancia será fundamental incidir de manera preventiva; y por tanto sobre todos
los niños; en los requisitos de la lectura. Entre todos ellos será clave el aumento de la
conciencia fonológica. Para ello se utilizarán materiales orales (aún no se ha comenzado
la lectura), en los que los niños deberán crear rimas, derivar palabras, dividir palabras en
sílabas, etc.
Entre los 7 y los 10 años los objetivos serán por un lado aumentar la conciencia
fonológica; tanto oral como escrita; y por otro mejorar la automatización de la mecánica
lectora. Para lo primero se utilizarán recursos similares a los de la etapa anterior; para lo
segundo se tratará de lograr que el niño practique lo más posible la lectura en voz alta.
Tanto en este momento, como en los posteriores, es fundamental que el sujeto lea lo
más posible como forma de mejorar sus habilidades. Sin embargo, esto no es tarea fácil,
ya que al niño o adulto con dislexia el leer puede resultarle una tarea agotadora y poco
grata.
Por tanto, será fundamental encontrar textos adecuados a la edad e intereses del sujeto y
motivarle de forma que leer le resulte una actividad atractiva. En esta misma línea
también será fundamental concienciar a los padres y profesores de estas edades de las
dificultades del niño, de forma que no se le exija por encima de sus posibilidades ni se
sienta inferior a sus compañeros.
Estrategias de compensación
Será en la última etapa (a partir de los 10 años) cuando sea interesante plantear
estrategias de compensación de los déficits, como complemento a la rehabilitación. Las
estrategias de compensación son todas aquellas que sin modificar las capacidades
deficitarias del sujeto le facilitan su adaptación a la vida diaria apoyándose en sus
puntos fuertes.
Algunos instrumentos de ayuda pueden ser las calculadoras, grabaciones de voz, tablas
de datos o la presencia de un adulto ayudándole con la lectura oral del material de
estudio.
Terapias de controversia
Existen multitud de terapias que aseguran curas rápidas o casi milagrosas; que gozan de
gran difusión en el mundo; y que sin embargo no tienen estudios que respalden
suficientemente su utilidad o que incluso estén desaconsejados.
Bibliografía