Revista de Postmoderno PDF
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CULTURAL
LA MONEDA
CENTRO DE DOCUMENTACiÓN
ARTES VISUALES
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial y/o total. Conforme a la ley
W 17.336 sobre Propiedad Intelectual de Chile.
Félix Guattari: filósofo y
psicoanalista francés. Coautor junto a
GiBes Deleuze de L'Anti-Oedipe
INDleE
(1972), Kafka, pour une litterature
mineure (1975), Mille Plateux (1980)
entre otras publicaciones.
La produ(dón de subjetividad
del Capitalismo Mundial Integrado
Néstor Perlongher: poeta, sociólogo Félix Guattari 5
y ensayista argentino residente en
Brasil. Ha publicado Elfantasma del
Sida (1988), O negocio do miche
Entrevista (on Félix Guattari JJ
(1988) y varios libros de poesia entre
los cuales Hule (1989) y Parque Los devenires minoritarios
Lezama (1990). Néstor Perlongher J3
Diamela Eltit: escritora chilena.
Autora de Lumpérica (1983), Por la Las batallas del Coronel Robles
Patria (1986), El cuarto mundo Diamela Eltit J9
(1988) y Padre mío (1989) .
Izquierda y músi(a popular
John Beverley: autor de Del
Lazarillo al sandinismo: estudios John Beverley 22
sobre la función ideológica de la
literatura española e Ni apo(alípti(os ni integrados
hispanoamericana (1987) y de 32
Martín Hopenhayn
Literature and Politics in the Central
American Revolution (1990) en
coautoría con Marc Zimmermann. Walter Benjamin y la modernidad
Enseña en la Universidad de Nicolás Casullo 35
pゥエウ「オイセィN@
Cristián Ferrer: ensayista y Distribuida en Australia, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra por Manic Ex-Poseur Pty Ltda.,
sociólogo argentino. Docente de P.O. Box 39, World Trade Center, Melbourne Vic 3005, Australia.
filosofía política y de historia de las Impresa en los talleres de Imprenta Cran, Cueto 741, teléfono 6817816, Santiago de Chile.
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ESTUDIOS PUNTO
PUBLICaS
UNA REVISTA EN LOS GRANDES
TEMAS DE NUESTRO TIEMPO
DE\J DIRECTORA:
• Ensayos, opiniones, estudios y
debates que lid eran la batalla d e
las ideas. BEATRIZ SARLO
• Una verdadera ventana de cultura"
y formación. SUSCRIPCIONES INTERNACIONAI .ES
lel
DE BUENOS AIRES
CENTRO CULTURAL
2
• HACIA UN NUEVO ORDEN ESTATAL EN AMERICA LATINA (edición chilena)
Fernando Calderón y Mario R. Dos Santos
• TEXTOS BÁSICOS (edición peruana)
José Carlos Mariátegui
LIBROS • LAs REGLAS DEL SECRETO (edición argentina)
DEL Silvina Ocampo
FONDO DE CULTURA • ANTOLOGíA DEL AIRE (edición chilena. en prensa)
ECONÓMICA Gonzalo Rojas
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Ultimas publicaciones
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Cartografías del deseo
Félix Guattari
Traducción de Miguel Denis Norambuena
FÉLIX GUATTARI
5
Se supone que hoy he venido a hablarles del Capitalismo Mundial
Integrado* y de la identidad nacionalitaria. No es un gran descu-
brimiento decir que el capitalismo es mundial, planetario. Diré
sólo algunas palabras al respecto para no repetir cosas que todos saben.
y pobres. No sólo yo lo digo,
también el Papa, que ha vuelto a
plantar la cuestión. Hay otra dimen-
sión de desadaptación del capitalismo
J セ@
Quizás lo más específico sea esta idea de integración subjetiva, e l intentar mundial y es el hecho de que vivimos en el se-
redefinir el capitalismo mundial de hoy co- no de una revo-
mo una instancia de poder que no se ejer- lución técnico-den-
ce en el plano de lo visible <le la economía, "Llamamos Capitalismo Mundial Integrado, CM!, tífica extraordinaria que
de las relaciones internacionales, etc- sino a esta figura del mando/ dominación que recoge y exaspe- tiene como resultado, en el
en primer lugar en el plano de la subjetivi- ra la unidad del mercado mundial sometiéndola a instru- caso particular de la revolución
dad y cuya finalidad fundamental no es el mentos de planificación productiva, de control moneta- informática, robótica, telemática que
control sino la producción de subjetividad. rio, de sugestión política, con características casi estatales. haya cada vez más cesan tía, zonas de pro-
Venir a San tiago y cuestionar de esta El Capitalismo Mundial integra en este proceso,junto a duccción tradicional devastadas, zonas
manera el capitalismo puede parecer un los países metropolitanosydirectamente dependientes, al culturales que han sido correlativamen-
poco absurdo, porque el capitalismo triun- conjunto de los países del socialismo real y dispone ade- te también devastadas. El sistema capita-
fa pordoqui<!r: ha logrado un éxitoextraor- más de los instrumentos de absorción de la economía de lista no es capaz de regular el aumento
dinario en los países del Este, el arbitraje numerosos países del Tercer Mundo, cuestionando laan- prodigioso de la capacidad de produc-
particular de los EEUU, con la violencia úgua posición de estos como de 'dependencia periférica'. ción de los medios actuales con un siste-
que ya conocemos, ha establecido un or- El mando/dominación estatal y los Estados nacionales es- ma de repartición salarial y de bienes.
den particular en el Golfo Pérsico. Tal vez tán sometidos así a una verdadera desterritorialización. El La paradoja es que no hay real-
yo sea un poco "retro", pero no me siento Capitalismo Mundial integrado no se obstina en recom- mente un problema ecológico o incluso
satisfecho con el capitalismo tal como exis- poner, de acuerdo a nuevas formas de unificación, los flu- demográfico que no tenga su solución
te actualmente en el planeta, en primer lu- jos y las jerarquías de los poderes estatales tradicionales. en el terreno técnico-<:ientífico. Pero pa-
gar, porque este capitalismo deja de lado Engendra funciones estatales suplementarias que se ex- reciera que este sistema viviera comple-
zonas en teras del planeta. presan a través de una red de organizaciones internacio- tamen te al margen de las finalidades fun-
El con tinen te africano está encami- nales, una estrategia planetaria de los medios de comuni- damentales de la humanidad. Entonces
nándose hacia un desastre alucinante y no cación de masas, una rigurosa toma de control del merca- tenemos pleno derecho de preguntar-
hay nada que indique que las cosas vayan a do, de las tecnologías, etcétera. nos ¿Acaso la humanidad está presa de
mejorar en el corto plazo puesto que sabe- Desde luego, conviene evitar cualquier visión inge- una pasión de muerte suicidaria o soy yo
mos que hay 30 millones de personas que nua y antropomórfica del CMI, que llevaría a describirlo quien dramatizo y bastaría con confiar
están en un estado de desnutrición total y como la obra de un Leviatan o como una macro-estructu- en la acción de la ONU, las ONGs? En
peligro de muerte. ¿Y qué hace el capitalis- ra unidimensional de tipo marcusiano. Su expansión pla- verdad, no soy tan idealista como parez-
mo ante eso? Ha disminuido en un 50% su neuria, así como su infiltración molecular, se operan a co. Si el capitalismo tuviera una política
ayuda para Africa, lo cual no es muy alenta- través de mecanismos que pueden ser sumamente elásti- consecuente yo aplaudiría este sistema.
dor. No creo que sea necesario hacerles (OS Y revestir inclu so una figura contractual". El capitalismo ha tenido a veces políticas
una exposición sobre la situación de los paí- Fé lix Guattari y Antonio Negri, Las nuevas Alianzas. coheren tes. Hemos conocido el N ew De-
ses de América Latina; los países del Este se al, el plan Marshall, toda la política de
desencan tan rápidamen te porque no hay una salida muy eviden te para in- Kennedy, que no dio tal vez muy buenos resultados, pero que era una po-
tegrarse en el sacrosanto mercado mundial. Cuando vemos la dificultad lítica, mientras que la política actual del capitalismo mundial es nula.
que tiene Alemania Federal, con todo su poder, para integrar al pequeño El punto hacia donde quiero llevarlos hoyes que, si bien es cierto que
país que es Alemania del Este a su economia nos preguntamos con justo se percibe un fracaso total del socialismo real y que los teóricos marxistas
temor qué va a suceder con el resto de los paises de esa región. parecen haber reflexionado fuera de nuestra época, no es menos cierto
El capitalismo triunfa sobre el planeta, ¿pero sobre qué planeta eco- que el fracaso potencial del capitalismo mundial es del mismo calibre. En-
lógico? Hay amenazas cada vez más evidentes que se ciernen sobre la su- tonces podemos decir que todo esto es muy lamentable y preguntamos
pervivencia de la biósfera y ustedes saben muy bien que la lucha contre la qué podemos hacer. Yo creo que justamente esta situación llama a una to-
polución no es un tema idealista. El planeta demográfico se dispara tam- ma de responsabilidad, exige un compromiso ético-político sin preceden-
bién en una carrera as- tes en la historia. Es
tronómica, exponencial. quizás la primera vez
"Hoy en día, e l CMI no posee un centro único de poder. Inclusive su rama norteamericana es
Todo lo que les he dicho en la historia que la
policéntrica. Los centros reales de decisión están repartidos por todo el planeta. Yno se trata solamen-
ya lo saben perfectamen- humanidad tiene en
te de estados mayores económicos 'de cumbre', sino también de engranajes de poder que se escalo-
te; pero puede que lo que sus manos su desti-
nan en todos los niveles de la pirámide social, desde el 'manager' al padre de familia. En cierto mo-
a ustedes les interese sea no, no sólo el suyo
do, el CM! instaura su propia democracia interna. No impone necesariamente decisiones que vayan
el anuncio por parte del propio sinoel de lo-
en el sentido de sus intereses inmediatos. Mediante mecanismos extremadamente complejos mantie-
presidente Aylwin de que das las especies vi-
ne 'interconsulta' con los otros centros de interés, con los demás segmentos con que debe componer.
el crecimiento económi- vas del planeta. Es-
Esta ' negociación' ya no es política a la manera antigua. Pone en juego sistemas de información y de
co del país podría ser de tamos, pues, frente
manipulación psicológica a gran escala, utilizando los medios de comunicación de masa".
5% anual. Mi pregunta a una tabla rasa que
Félix Guattari, El capitalisrruJ mundial integrado 'J la rrooluciJJn molecular.
es: ¿crecimiento de qué, podría transformar-
para qué, dentro de qué se en una época
marco? exaltante, que nos convida a replanteamos todos estos problemas, salir de
todos los esquemas rancios que vivimos como una polución mental.
rIJA SOCIAl r fQU"AM'fllrOS cOlEcr,vos El segundo tema sobre el que quisiera llamar vuestra atención es el
de la producción de subjetividad. Me parece que es en este punto en el que
El capitalismo organiza su planeta. Ylo hace en una tensión y con u- los movimien tos marxistas o progresistas se "partieron la cara". Elaboraron
na crueldad cada vez más marcadas, una tensión paroxísmica entre ricos su teoría a partir de una especie de pareja conceptual que yo considero
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maldi-
ta,quevuel-
ve como la gri-
pe, todos los años, a
saber, la pareja infraes-
tructura económica-superes-
tructura ideológica. Lo impor-
tan te es estar en lo real, en la mate-
ria, en lo sólido, en las relaciones de pro-
ducción económica. La ideología, la subjeti-
vidad es como la moda en los campos de carrera,
no tiene sino una importancia secundaria. Esta opo-
sición infraestructura-superestructura lo con tamina to-
do, incluso el psicoanálisis, porque ahí nos encontramos con
la pareja infraestructura pulsional y superestructura psíquica. En-
tonces trabajamos sobre la infraestructura pulsional y la sublimación
se transforma en un problema secundario. Esto nos sitúa completamen te
fuera de nuestra época porque justamen te si hay algo que las revoluciones
informáticas y telemáticas nos indican, así como la evolución de las artes, ta-
de la sensibilidad, del deseo individual y colectivo, es que. por ejemplo, la rio. Ya
información no es en absoluto una superestructura, sino algo que trab:ya sabemoscó-
en la energía misma. Esto no es una fantaSía del esquizoanálisis, es la ter- mo Stalin resol-
modinámica que lo señala. vió el problema de
Las referencias incorporales participan en igual medida de la infra- las nacionalidades me-
estructura. No hay oposición entre hardware y software; el programa com- diante deportaciones masi-
putacional forma parte del proceso productivo, al igual que la energía. vas y políticas de exterminio.
Desde el comienzo de la post-guerra deberíamos habemos dado cuenta de En realidad, la política de estos
este fenómeno, tal como el capitalismo lo hizo; éste nunca subestimó el ca- marxistaS respecto a otras formas de sub-
rácter subjetivo. Ustedes saben perfectamente que países como Alemania jetividad obreras se emparen taba finalmente
y Japón cuyas infraestrucuras fueron completamente devastadas por la con aquéllas correspondientes al colonialismo,
guerra se reconstruyeron gracias, en parte, a la ayuda de capitales ameri- colonialismo tomado en un sentido amplio. Porque
canos, pero sobre todo, gracias al capital de subjetividad representado por existen colonias como en el caso de algunos países africa-
los pueblos alemán yjaponés, no sólo en el plano del conocimiento tecno- nos, pero existen también fenómenos de auto-colonización
lógico, sino también en el plano del capital de socialidad, en el plano cul- dentro de las fronteras, que consisten en destruir las lenguas ver-
tural. Es así como observamos también la dificultad para implemen tar tec- náculas, las culturas regionales, culturas que fueron en su momento
nologías agrarias avanzadas en países africanos en los cuales la su bjetividad verdaderas 」オャエイセウ@ nacionales, como en el caso de Córcega y Bretaña. En
colectiva no está en absoluto dispuesta a adoptarlas. definitiva esta negación de las subjetividades nacionalitrias no resolvió nin-
Existen, pues, dos actitudes: por una parte, la del marxismo dogmá- gún problema; los planes quinquenales o las perspectivas de crecimiento
tico que desconoció completamente los problemas de subjetividad y que socialistaS no resolvieron los problemas nacionalitarios en las URSS; y final-
tuvo una actitud reduccionista al respecto. Hay que decir que en etapas di- mente tras la 2! Guerra Mundial el capitalismo mundial comprendió que
ferentes Marx y Lenin produjeron, inventaron una forma de subjetividad debía realizar un viraje y liberar una cierta cantidad de subjetividad, otor-
obrera, lo que yo llamaría una "máquina de guerra" subjetiva con sus con- gar un poco de independencia formal con tal de recolonizar en términos
ceptosde proletariado, de vanguardia del proletariado, partido, etc. Sobre económicos y culturales.
la base de esta subjetividad, que en virtud de una particular dialéctica his- Podemos, pues, decir que en este plano el capitalismo fue mucho
tórica particular ellos decretaron que sería el motor de la historia, relega- más inteligente que el socialismo. Buscó vías intermedias que permitian
ron a un segundo plano las otras formas de subjetividad: la subjetividad fe- dar satisfacciones parciales a las su bjetividades nacionalitarias a la vez que
minina, la subjetividad de tipo religioso, la subjetividad de tipo nacionali- reconquistaba los elementos económicos y geopolíticos estratégicos, esen-
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ciales para el desarrollo de su política planetaria. de sus factores de integración más poderosos son los medios de comuni-
Esta politicade comprorrtiso con lassubjetividadesnacionalitariasse cación de masas tomados en su sen tido amplio, porque no hay que ver los
combina con otra política mucho más conquistadora respecto a la produc- medios de comunicación de masas solamente en su perspectiva inmedia-
ción de subjetividad. Hay, a mijuicio dos ejes de producción de subjetivi- ta de consumo televisivo que es como una especie de droga hipnótica, un
dad capitalística. En primer lugar, el eje de los equipamientos colectivos en verdadero caso de lobotomía social en países como EE.UU y Francia don-
los que incluyo no sólo los equipamientos de infraestructura, lo que Alt- de alcanza tasas de 6 a7 horas diarias de audiencia.
husser llamaba los aparatos ideológicos de Estado, que para mí son más A través de los medios de comunicación de masas se vehiculan tam-
bien secundariamen te ideológicos, y que son en primer 1ugar prod uc tores bién muchas otras cosas aparte de las represen taciones narrativas o infor-
de subjetividad. La escuela enseña, el hospital trata al enfermo, el hábitat maciones. La verdad es que se produce un cierto tipo de subjetividad. El
supuestamente proporciona condiciones de vida; pero detrás de esos as.- personaje de la televisión en la farrtilia se ha vuelto más importante que el
pectos funcionales, está la producción de la vida, de la vida social e indivi- abuelo o la abuela, o incluso que el padre. Pareciera que en la sociedad
dual,que englobo en la produc-
ción de subjetividad. Con la ace-
leración de los medios de comuni-
cación, con la degeneración de los me-
dios de vecindad, de vida social colectiva, de
vida familiar, con la explosión demográfica, con
el crecirrtiento delirante de ciudades como México
que pron lO tendrá 40 millones de habitan tes, e 1rol de los
eqtti pamien tos colec tivos, en un sen tido amplio, -es decir, no
sólo equipamientos de represión, policía, cárcel, justicia, sino
también equipamientos de tipo trabajadores sociales, animadores
culturales, elC- supone un reticulamiento, una remodelización de la sub-
jetividad.
Cuando estuve en China en 1954, Pekín era aún una bella ciudad; era chi-
la época de la gran ola de proletarización del campesinado chino y los di- lena el
rigentes chinos nos explicaban que a los campesinos que hacían venir a la padre no
ciudad o a los emplazamientos industriales tenían que dejarloscirculardu- tiene el rrtismo
rante unos meses libremente para que tomaran conocimiento corporal de valor que en la so-
este entorno urbano e industrial. ciedad europea. En cual-
Cuando hablo de produccción de subjetividad lo digo en el sentido quier caso, hay una modeli-
más radical. Un niño aprende la serrtiótica de la cuidad, aprende sus rela- _ zación perceptiva en el niño que
ciones sociales, sus relaciones de intercambio al nivel más inconscien-:("- "- es muy poderosa y los medios te-
te, al nivel perceptivo. Por ello, creo que es interesante repensar los te- ._ @セ levisivos van a verse cada vez más lle-
mas de arquitectura, de urbanismo, de construcción de la vida social \=) セMO@ vados a hacer una conjunción con la tele-
de los equipamientos colectivos en primer lugar como instrumenlosde " ' mática y la informática. Yahí hay toda una cul-
producción de existencia yen segundo lugar en su carácter funcional.
y esto es algo que corresponde al poder del Estado, pero no tación subjetiva que comienza con los niños y
en una concepción de estado leninista, sino en una con- a la que estamos asistiendo. En los próximos a-
cepción de Estado mucho más amplia que yo llamaría ños, especialmente con el disco compacto interac-
"funciones de Estado". Le corresponde a ese tipo de ca- tivo vamos a medir el efecto de esta junción entre la te-
pitalismo de estado siempre laten te, incluso en las peo- lemática, la informática y la televisión.
res fórmulas del liberalismo, producir este tipo de sub-
jetividad social. En estas funciones de Estado debe in- FLUJOS SEM'ÓJlCOS y TERIITOIIOS EX'STEIIClALES
cluirse lossindicatos,y todos los demás instrumentos de
mediación social que son sistema de valorización regu- Todas estas consideraciones me llevan a volver al
lada mediante relaciones de fuerzas en el seno del po- punto de partida: ¿Acaso estamos asistiendo a fenómenos
der de Estado, por una instancia que podríamos llamar irreversibles? ¿Acaso tiene sentido seguir haciendo políti-
"mercados del Estado". ca actualmente? Porque tanto en Chile como en Francia
Yhago aquí un paréntesis dentro del paréntesis. resulta difícil discernir la diferencia en tre los programas de
Esta revisión del Estado que hay que hacer estallar como las diferen tes formaciones politicas. Constatamos un espe-
funciones múltiples del Estado sería correlativa de una re- cie de desin terés progresivo respecto a estas formaciones.
visión del concepto de mercado. Hemos caído en una es.- Sucede como si los poderes políticos tradicionales estuvie-
pecie de monoteísmo del mercado. En trar en el Mercado es como sen completamente fuera de las mutaciones sociales fundamenta-
entrar en el Edén, pero no sé ha pensado realmen te que ese mer- les que están ocurriendo y que en definitiva le hubieran delegado
cado no existe realmente, existe una multiplicidad de mercados, al capitalismo mundial integrado la tarea de administrar las ciuda-
que por cierto, a veces se superponen: el mercado de los petrodó- des, la subjetividad, las universidades, etc. Entonces, ¿ por qué con-
lares, el de las drogas, el mercado del arte, etc. Son mercados dife- fiar en ellos y aceptar esta delegación de poder al capitalismo mun-
rentes. Es totalmente absurdo pensar que estamos en un rrtismo te- dial integrado siend o que éste nos conduce hacia una verdadera ca-
rreno de equivalencias cuando hablamos de una operación que tástrofe? A los productores de automóviles no les importa nada que
compromete millones de dóleres entre multinacionales o de la eco- las personas se asfixien en Tokio u otros lugares. Si no hay un con tra-
nomía de las fabellas o poblaciones marginales. En una pura abstrac- poder ecológico para detenerlos llegará un momento en que no ha-
ción se puede traducir todo a dólares, pero eso carece de sentido. brá otra alternativa sino vivir con máscaras an ti-gas, lo cual instituirá un
El otro factor, el otro instrumento de producción de subjetivi- nuevo mercado: el de las máscaras anti-gas. Esto carece de sentido.
dad del cual se apoderó el capitalismo mundial integrado y que es und"-- .......- -.... Pienso que es posible que haya esferas de la opinión que tomen
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conciencia y creo que a este respecto hay que tener una noción crítica fren- de liceanos y enfermeras en Francia que desbordaron completamente lO-
te al concepto mismo de opinión. Hay que tener una mirada crítica sobre do arrastrando detrás de ellos al resto de la opinión pública hasta tal pun-
el Estado, el mercado, la opinión, etc., retomar un poco este trabajo. Por- to que los ministerios del rubro tuvieron que hacer algunas concesiones.
que se piensa que la opinión se expresa a través de la democracia tal como Pero lo curioso es que pese a estas concesiones los movimientos prosiguie-
existe, lo cual es cierto en cierta medida, aun cuando ésta se encuentra en ron. En las reuniones que tenían con el Ministro, éste les pregun taba: "¿Pe-
una permanente relación de retroalimentación con la política de sonde- ro qué quieren?" y ellos contestaban: "Que se nos respete". Se pueden ima-
os, encuestas, etc. Los polí ticos dicen que piensan lo que su asesores les di- ginar el efecto de estas palabras en la cabeza de un ministro ..
cen que la opinión piensa .. Hay que decir que en definitiva a la gente no Esto representa otro nivel que el nivel aceptado de la opinión. Hay
le importa nada lo que piensan los políticos. Van a votar porque experi- que desconfiar del carácter conservador, consumista, incluso racista de u-
mentan durante un corto tiempo la sensación de un partido de fútbol. na importante fracción de la opinión francesa porque finalmente se trata
¿Acaso esto significa que la gente es imbécil? No, simplemente tienen la sólo de una opinión. Pero respecto a otros agenciamientos de expresión,
lo que ocurre es totalmen te diferen te. Ypienso que algo por el estilo está
ocurriendo en Chile. Hubo valerosas polí tic as con tra la represión en los úl-
timos años, el papel de los partidos también ha sido admirable. Pero tam-
bién tuvo que producirse esta mutación molecular que hace que en un mo-
El ca italismo fue mu-, .... mento dado Pinochet provoque risas, pierda consistencia deseosa, deje de
dar satisfacciones parcia- tica no cayó por el efecto de luchas visibles; se derrumbó porque había per-
dido toda consistencia. Podría seguir este especie de foliaje de la subjeti-
les a las subjetividades na- vidad porque hay muchos otros niveles, niveles etológicos, niveles de terri-
torios existenciales en las vecindades, en la relación con los demás. Lo que
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polí .ca planetaria. se, reunirse, tomar juntos iniciativas se sintieron perteneciendo a algo que
iba más allá de su propio yo. Pero este ir más allá del yo, que implica un
trabajo de años en una institución psiquiátrica, no es sólo un subjetividad
que nace entre individuos como fenómeno microsocial de grupo; es algo
que compromete todo tipo de sistemas, dispositivos: dispositivos de inter-
cambioecónomico, dispositivos de disposición plástica en el espacio, aque-
llo que yo llamo "ritournelles", pequeños ritmos sociales.
Entonces, podemos decir que hay individuos, grupos, pero que hay
también máquinas sociales, tecnológicas y esto es lo que produce subjeti-
vidad. Por lo tan to, la subjetividad no es una especie de alma flotante situa-
da en la superestructura ideológica, sino algo que puede nacer como un
foco auto-poiético para retomar un término de vuestros compatriotas Ma-
turana yVarela, como si hubiese efectivamente un fenómeno de auto-con-
inteli- sistencia subjetiva que estuviese emergiendo. Y este fenómeno de auto-
gencia consistencia subjetiva compromete no solamente relaciones visibles, se-
comprender mióticamente articulables, sino también lo que llamo "universos de refe-
que no tiene senti- rencia incorporal". Entonces, en vez de definir la subjetividad en términos
do atribuirle un in terés de significante como estuvo .d e moda en la época dellacanismo, para dar
excesivo a una vida política cuenta de estos fenómenos de subjetividad contemporánea me parece e-
que no está anclada sobre algo. sencial cartografiar la subjetividad, no sólo a través de flujos semióticos
Los parlamen tarios franceses no tie- (flujos de lenguaje, flujos, no-verbales, de cuerpo, de espacio, etc.) sino
nen ninguna iniciativa, ni siquiera sobre también a través de territorios existenciales, cristalización de identidades
su propia agenda parlamentaria. Apenas hay a las cuales uno pertence porque de alguna manera se funde dentro de e-
que tomar una decisión importante se invoca el llas. Es como si se hiciese una inmersión caosmática en estos territorios e-
arúculo 49 y se interrumpe la discusión antes de que xistenciales "este soy yo, este es mi cuerpo, etc .. " Todos estos territorios e-
ésta haya comenzado. Por lo tanto habría que tener una xistenciales del cuerpo, de la definición personológica, de la relación con
visión multi-foliadade la subjetividad; hay una opinión que lla- el otro, el rostro del otro, del grupo, escomo si todo esto entrara en un pro-
mamos opinión pública, pero hay otras opiniones que no se ex- ceso de coagulación.
presan porque no tienen un micrófono para hacerlo o lo hacen de vez Este fenómeno de coagulación entre la subjetividad individual y la
en cuando provocando efectos de sorpresa totales, como los movimientos subjetividad colectiva tiene un poder extraordinario. Es esta fusión subje-
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tiva
entre lo
individual y
lo colectivo que
le dio todo su poder
al nazismo o al khomei-
nismo en Irán. Es una fusión
peligrosa, como la energía nucle-
ar. Pero al igual que esta última, pue-
de ser controlada. En vez de dejar al azar
la construcción de estos territorios existencia-
les, es posible trabajarlos, hacer un trabajo barro-
co sobre ellos. Ahí donde hay relaciones de violencia,
de vulgaridad, de falocraúsmo, de racismo, puede cons-
truirse otra cosa, así como las misma teclas de un piano sirven
para producir una cacofonía espantosa o una música admirable.
La subjetividad es algo de este orden. Con un centenar de enfermos
psicóticos se puede crear una atmósfera de infierno, de deseperanza ab-
soluta, pero también se puede crear una vida de calidez, de solidaridad, de
セエ・ャゥァョ」。L@ de creatividad increíble. cia-
Esto significa que hay prácticas micro-sociales posibles, pero hay que les en la
plantearse la pregunta si la vida urbana es algo evidente, si hay que confiar medida en
en los promotores inmobiliarios, en los inversionistas, en los especulado- que estamos in-
res, en los arquitectos poco conscientes. Si nosotros confiamos en ellos, va- mersos en un vaivén
mos a volver al salvajismo (aun cuando el salvajismo de antes era algo mu- permanente entre la po-
cho más estructurado) . sición de estos objetos com-
Por lo tanto la cuestión de la finalidad, la re-finalización de las pro- plejos y la posición de la existen-
duccionessociales se plantea a propósito de la construcción procesual, ar- cia en su finitud. El análisis a este ni-
úficial de nuevas formas de vivir en grupo, de nuevas formas de construir vel se define como capacidad de desha-
una escuela. Yo digo que lo ideal es que lleguemos un día a que no haya cerse del objeto en su complejidad, de fundir-
dos clases o dos escuelas iguales, que cada una tenga su historia, su perfil, se en la dimensión existencial de relación al mun-
su estilo. Pasamos así de paradigmas burocráticos o pseudo-cien úficos do, la caosmosis de la que hablaba, que es el equi-
a paradigmas de singularización que evocan el paradigma de creativi- valente de la regresión sobre el objeto parcial de los
dad estética. Cierro aquí el punto referido a la construcción de terito- k.leynianos, o el objeto (a) de los lacanianos, que fue una
rios existenciales. idea extraordinaria. Este especie de vaivén que hace que este-
La otra dimensión de producción de subjetividad es la de los u- ¡ ; mos atrapados en el proyecto colectivo, en la compl¡jidad y al mis-
niversos de referencia incorporal de los que hablaba hace un mo tiempo, en el mismo movimiento, en el mismo corto-circui-
momento. La finalidad de la vida, los valores, no son evi- to,estemos preguntándonos: quiénes somos, qué hacemos a-
dentes, cada vez caen menos del cielo. Implican prácti- quÍ. ., atrapados en un corto-circuito de sin-sentido absolu-
cas, mutaciones existenciales, compromisos éticos y esté- to.
ticos. Yprecisamente la finalidad última de estos territo- La función análitica a este nivel es algo que permiti-
rios existenciales que evocaba no es solamente una in- rá hacer un カゥセ・@ de ida yvuelta entre el sen tido y el sin-sen-
mersión caósmica en un "nosotros" colectivo sino vivir tido en todos los planos en que el sin-sentido trabaja. Por
esta experiencia extraordinaria que es la producción de ejemplo, en las formaciones discursivas, trabaja por do-
valores, de cadenas maquínicas a través de la ciencia y quier: que yo sea un dirigente político, un intelectual, u-
el arte. Es una finalidad que implica el contrario del a- na vedette de rock, hay momentos en que estoy cansado,
plastamiento de los valores, finalidad propia del capita- no creo en nada, o estoy enamorado y al mismo tiempo e-
lismo. La subjetividad capitalística lo homogeniza todo. xiste la amenaza de que el amor se disuelva como arena.
Una revolución molecular implicaría una heterogénesis ¿Cómo hacer este ir y venir permanen te que Freud
de los valores. descifró a través del sueño, el síntoma, la histeria, que lo fas-
Vuelvo a lo que dije antes acerca los mercados. Na- cinó tanto al punto que hizo del él una reconstrucción in-
die discute el hecho que existe un mercadode producción terpretativa extraordinaria? ¿Cómo enfren tar la finitud?
de materias primas pero, existe también un mercado específico ¿cómo no perder la finitud? Es un poco lo que los cristianos, yen
de la ciencia, del arte, de las relaciones sociales, de la construcción particular San Francisco de Asís, se planteaban como problema y
del entorno. Se trata de mercados heterogenéticos que no caerán que ha sido muy olvidado porque la subjetividad mass-mediática ha-
como lluvia sobre el mercado mundial y el dios<lólar. Esta hetero- ce precisamente lo imposible para hacernos olvidar la finitud, para
génesis es correlativa de una voluntad de resingularización perma- hacernos creer que somos eternos, que el amory la muerte jamás han
nente. Si uno viaja, no caer en los mismos hoteles en Hong-Kong, existido, que el dolor, la responsabilidad ética y el compromismo no
en Santiago, luchar contra aquello que Paul Virilio llama la polu- existen, que basta con apretar el botón y luego somnolear, dejando
ción dromosféric¡¡, el hecho que todos los espacios devienen idén- las imágenes solas correr hacia el abismo.
ticos, ya no hay necesidad incluso de viajar, basta con quedarse fren-
te al aparato televisivo.
La dimensión análitica - y con esto voy a concluir- es que no se
puede establecer estos universos de valores, estas finalidades ético-es-
téticas, no se puede construir arúficialmen te estos territorios ・クゥウエョMB[Gセ@ TRADUCCIÓ CRISTÓBAL SANTA CRUZ
10
N ELLY RICHARD --OCupaste en muchos de tus textos la referencia a Mayo 68 comofi-
gura de una cierta Nrevolución molecular" que habría sabido conju-
gar luchas de intereses y luchas de deseo, aunque también señalas-
te la posterior neutralización de su explosión de sentidos. Pese a su
desactivación histórica, ¿cuáles son los efectos de Mayo 68 que tú subrayarí-
as hoy como habiendo significativamente marcado el horízonte de las transfor-
lit
maciones sociales?
-A nivel de la visibilidad social, el período de Mayo 68 y de la contracul-
tura fue seguido por lo que llamé una glaciación cultural y social, subjetiva y es-
2:
tética, lo que me condujo a escribir un arúculo: "Les années d'ruver". Los años
80, para mí, marcan una retoma de control por las formaciones de poder. Es-
to fue vivido por muchos en la desesperación o el suicidio, la depresión, la dro-
ga, el abandono o bien la recuperación activa: es decir, los intelectuales pasan
¡
al servicio del poder y los artistas al servicio del mercado. Pero, para mí, la opi-
nión pública no es un hecho monolítico. Hay opiniones constituidas a escala
molar de las relaciones de fuerza y hay sensibilidad y mutaciones subjetivas a ni-
vel molecular. Aunque parezca paradojal o incluso algo voluntarista, para mí,
la revolución molecular siguió después y pese a la glaciación , mutaciones de
sensibilidad siguieron produciéndose en el campo de la condición femenina,
de la homosexualidad, de la creación arústica, del cuestion amíento de las cár-
lit
celes, de la psiquiauía, etcétera. Mayo 68 fue una especie de temblor subjetivo
que fragilizó las formaciones de poder.
-¿Crees que la Nizquierda" ha sabido retrabajar estas marcas para incor-
:s
pararlas creativa mente a un imaginario social y político?
-En mi opinión, sólo habrá repolarización progresista o renovación de
la izquierda (si insistes en llamarla así) bajo el paradigma estético que fue re-
activado las primeras semanas, los primeros días, las primeras horas de Mayo
68. Pero la izquierda se ha vuelto cada vez más dogmática, incapaz de estable-
cer conexiones con la vida social real. Quizás haya que marcar una excepción
'"
en el caso del pensamiento ecologista que representa un margen más vivo, pe-
ro ahí también habría mucho que cri ticar.
¡z
-Pasemos del registro intensivo y sobreexcitado de Mayo 68 al enfria-
miento y descompresión de lo político-ideológico con la caída del Muro de Ber-
lín. ¿Esa caída condensa, para ti, los signos de una época que se dice marca-
da por el relajamiento y descrispación de las ideologías?
-A los manifestantes de Leipzig, se les robó su Mayo 68 antes que alcan-
fI\
セ@
bajando en el sen tido de la su bjetividad capitalística y del modelo productivis-
ta del Oeste. Pero no excluyo que se revierta la situación en los países del Es-
te y en Unión Soviética. La "crisis de las ideologías" convoca la emergencia de
Q
nuevos relatos de emancipación. Menos fijos, más interactivos. Que tengan u-
n a pretensión menos cienúfica y más creativa, "performancial".
-Resulta siempre difícil coincidir con la famosa -y para nosotros casi obs-
cena- opinión de Baudrillard sobre "el fin de lo social". ¿Pero no habría algo
2:
que reconfirma espectacularmente sus tesis del "hiperrealismo de la simula-
ción", en cómo la retransmisión televisiva de la Guerra del Golfo Pérsico eva-
,
cuó "el drama de la guerra" (lo real-social) para reemplazarlo por el simula-
cro mass-mediático de su información-desinformación?
-El paroxismo de l simulacro, con los aspectos mass-mediáticos de la gue-
EL IX
rra, marca quizás un estado límite de la intoxicación de la subjetividad colec-
tiva. El ingreso a una era post-media me parece ineluctable. Por una parte, la
evolución de las tecnologias, la junción de los vectores audio-visuales con la in-
formática y la te lemática, la in teractividad (el nacimiento del Compact Disque
In teractivo), y por otra parte, la experimen tación colectiva de estos nuevos me-
dios en los campos del arte, de la pedagogía, de la democracia, etcétera, pue-
de conducir a una reorientación de las prácticas sociales en el con texto de las
tecnologias de nuestra época.
UATTARI
En todo caso, cuando Baudrillard habla de la pérdida de lo social, tiene
toda la razón , ¿pero de qué "social" se trata? De lo "social" de an tes. Esto noquie-
re decir que no haya una problemática de la recomposición de lo social, de la
reinvención de nuevas prácticas sociales. Baudrillard se encuentra en una po-
sición muy pesimista fren te a estas pregun taso
-A diferencia de lo que ocurría del tiempo de la guerra de Algeria o de
11
Vietnam, pareciera que muy pocos intelectuales comprometieron una opi- tencia del partido, o en todo caso exige redefinir su estructura?, ¿qué vi-
nión pública frente al conflicto del Golfo. Algunos ven esto como un sínto- talidad dane a la conexión "trans-sectorial" partido-movimiento?
ma más de demisión de la función crítica del intelectual. ¿Qué opinas? - El partido tradicional sólo se preocupa de las relaciones de po-
- Matizaría un poco lo que dices. Es cierto que muchos in telectuales der. Es incapaz de pensar la multiplicidad de los territorios existen ciales
permanecieron silenciosos como Derrida, Lyotard, y que otros tomaron en el seno de los cuales hay circulación del deseo. Todo el problema con-
parti-
do en fa-
vorde la inter-
vención. Pero tam-
bién hay gen te como
Edgard Morin o Deleuze
que marcaron posiciones muy
ní tidas con tra ese tipo de operacio-
nes de policía internacional. Hubo a-
demás toda un a vaga de críticas muy violen-
tas con tra la manipu lación de los media. Quizás
habrá m ás trazas críticas posteriores a lo ocurrido.
-¿Tú sigues creyendo en una cierta imagen del in-
telectual como agente subversivo capaz de hacer temblar el
discurso institucional del saber y del poder? ¿Cuáles serían "'1!n
tu opinión-Ias nuevas estrategias a imaginar para combatir los sis-
temas de autoridad, cuando las relaciones entre márgenes e instituciones
han sido reterritorializadas por maniobras cada vez más complejas y per-
suasivas de incorporación de lo alternativo al trazado hegemánico?
- En lugar de l Inte lectual con 1 mayúscula, creo en el desarrollo de s i ste
agen ciamientos inte lectuales colectivos. La intelectualidad y la sen sibili- en en con-
dad se desarrollan siempre más en el cuerpo social. Están llamados a tener trar un esta tu-
un lugar cada vez más importante. El tiempo del intelectual-faro y del in- to de c<>-existencia
telectual orgánico terminó, y está muy bien así. Ahora, vendrá el tiempo de en tre las instancias ana-
la in te lectualidad experimentadora, creadora, que tiene influencia por líticas institucionales
su eficacia real. No hay que temer aquí las recuperaciones. Las revolu- ',('-- que trabajan la textura mo-
ciones moleculares son siempre recuperadas, pero van siempre más a- . lecularde la subjetividad sinja-
delante . Lo alternativo, lo menor, lo disidente se reencuen tran constan- \=)
/
,.=.' / más cen tralizarla, jerarquizarla, y
temente en el interior de los procesos creativos. Los poderes recupera- máquin as de afirmación social vincula-
ron mucho el deseo, pero el deseo está en condición de fugar- das a las relaciones de fuenas mola-
se, siempre cuando dispositivos maquínicos le pemritan des- res. Me parece que éste es uno de los
plegar sus dimensiones ontológicas propias. desafíos mayores de las próximas déca-
-Una pregunta de actualidad en contextos de tran- das.
sición democrática; como repensar el tema de la relación -Tu experiencia de ciertos países de Amé- ,
intelectuales-institución ya no en el sentido oposicional de rica Latina, parece hacerte opinar que estos paísees
la estricta negatividad (el intelectual necesariamente con- tienen la capacidad de desbloquear perspectivas de
tra la institución y ésta siempre represiva), sino de las transformación social que estarían en otras partes corta-
condiciones de inserción crítica del intelectual en el ma- das o paralizadas. ¿Cuáles son las nuevas corrientes de
nejo institucional. ¿Cómo contribuir a que nuevos gestos mutaciones políticas, sociales o culturales, que tú valori-
flexibilicen la institución y la tornen más audaz y creati- zas en América Latina como siendo capaces de redefinir
va? nuevas problemáticas de identidades?
-Si disociamos la función colectiva de in telectuali- - Lo poco que conozco de América Latina me h ace
dad de la individ uación o personificación del intelectual, pensar que existen fuertes capacidades de resistencia a lo
es posible entonces, que éste vea su impacto pragmático es- q ue llamo el lamin ado capitalístico de las subj etividades.
calonarse en diferen tes niveles. El enseñan te, el investiga- \ Por tradición de lucha, por sobrevivencia étnica, por la
dor, el escritor, el artista, están siempre máso menos impiicados en enorm idad de los problemas ecológicos, demográficos, urba-
funcionamientos institucion ales. Pero más que serlo vergonzosa- n ísticos, etcétera. Me in teresé, por ejemplo, en seguir la expe-
men te, es preferible asumir esta implicación en un plano ético-po- rimentación de un a n ueva forma de organización en Brasil con el
lítico. El in telec tual no dispon e de ninguna preeminencia fren te a los Partido de los Trabajadores. No es algo perfec to, pero marca una
demás actores sociales o micro-sociales. Las instituciones son máqui- voluntad de repensar las relaciones en tre la acción política global
nas auto-consisten tes que tienen su lógica propia. ¿Cómo volverlas y los problemas locales; las relacion es en tre religión y laicidad,
in teligen tes y sensibles? ¿Cómo redirigir su acción en el sentido de en tre hombre/mujer, blanco/n egro, etcétera. Demasiado a me-
una ecología social y men tal liberada del lamin ado capitalístico? Es- nudo, los modelos ideológicos y de organización vinieron de Eu-
tas son preguntas que se plan tea "el análisis institucional" al que po- ropa. Quizás ahora deba invertirse la dirección. No en tiendo la
drá asociarse "el intelectual analítico". fascinación de muchos intelectuales latinoamericanos por la cu ltu-
.
-¿Hasta dónde la emergencia de los nuevos movimientos socia- ra del "Norte". Me parece que el laboratorio del fu turo está en Amé-
les, y su capacidad micropolítica de diversificar demandas en relación rica Latin a, y que es ahí donde se debe tratar de pensar y experimen-
a una pluralidad de conflictos de identidad, pone en cuestión la exis--....Mセ イN@
2
OS DEVENIRES
M Es la preocupación por las fu-
gas, por los márgenes, por las rup-
I
turas, lo que ha de guiar la exPlo-
ración cartográfica. Cartografiar
es viajar. En este caso, la cartogra-
fía del deseo deriva de un viaje re-
al, efectuado por el filósofo-mili-
tante-analista Félix Guattari y la
N
analista brasileña Suely Rolnik
por el agitado Brasil de 1982. Ca- O
R
bría preguntar, años después, en
qué medida ese Brasil -bullendo
de grupúsculos que hacían de la
"revolución molecular" no ape-
nas una invocación, sino una po-
I
r
sibilidad de práctica cotidiana-
no pasa a sonarnos casi como des-
conocido, como extraño.
A
(
R
I
O
CONDICIONES DE UNA CARTOGRAFíA DESEANTE
S
social se paraliza. No es esa la función de una "cartografía deseante"l. En
NÉSTOR PERLONGHER Este artícu lo fue escrito a propósito de una visita de Félix Guattari a Brasil y
publicado en El lenguaje libertario 2; filosofía de la protesta humana. Compila-
dor Cristián Ferrer. Editorial Nordan-Comunidad-1991-Montevideo , Uruguay
13
primer lugar, no se trata de reproducir a partir de un pun to fijo-el ojo cen- UNA CJlRTOGlAFíA DEl 'RASIL IIMENOR"
tral del déspota- sino de derivar: en esa deriva se captan los flujos de vida
que animan el territorio, a la manera de un surfista sobre las olas de un mar Es precisamente la preocupación por las fugas, por los márgenes,
libidinal. por las rupturas, lo que ha de guiar la exploración cartográfica. Cartogra-
Al mismo tiempo, la tarea del cartógrafo deseante no consiste en cap- fiar es viajar. En este caso, la cartografia del deseo deriva de un viaje real,
tarpara fijar, para anquilosar, para congelar aquello que explora, sino que efectuado por el filósofo-militan te-analista Félix Guattari y la analista bra-
se dispone a intensificar los propios flujos de vida en los que se envuelve, si leña Suely Rolnik por el agitado Brasil de 1982. Vale la pena contextua-
creando territorios a medida que se los recorre. El mapa resultante, lejos lizar un poco. La dictadura iniciada en 1964 (tal vez menos sangrien ta, pe-
de restringirse a las dimensiones fisicas, geográficas, espaciales (si bien las ro no menos autoritaria que la Argentina) daba sus últimos-aunque acera-
relaciones, aún míticas, remiten de suyo -como la "socialidad" maffesolia- dos- estertores. La "apertura", arrancada, junto con la amnisúa de perse-
na2_ a un suelo, a un locus,
que las nutre), ha de ser un
mapa de los efectos de superfi-
cie (no siendo la profundidad, con
Foucault', más que un pliegue y una a-
rruga de la superficie) o, como hacaJanice
Caiafa entre los punks cariocas, "un a cartografi-
a de los ejercicios concretos"' . Carta, si se quiere, de
navegación, kayak inestable sobre la turbulencia delto-
rrente por las vicisitudes de las peregrinaciones nómades, los
avatares de los impulsos de fuga, los (corto) circuitos de los afec-
--
tos desmelenados. Mapa que --condensa desde la antropología Silvei-
raJr.- "n o sería una mera copia del fenómeno sino el registro de su fun-
cionamiento en tanto práctica den tro de su propio movimiento ... ";. La co-
pia como forma de la arborescencia, del esquema "árbol-raíz"6 procedien- gui-
do "como mode lo y como caIco trascenden tes"; la carta, en cambio, una o- dores y
peración rizomática, fu ncion a como proceso inmanen te que da vuelta al persegui-
modelo. Reproducir (conforme a un modelo) vs. seguir, complicando las dos, hacia 1979,
volu tas en sus circunvoluciones, los rumbos de las fugas, según la máxima era en gran parte fru-
dele uziana: "En una sociedad todo huye". El postulado de inmanencia in- to de una multiplicidad
forma, asimismo, la positividad de las prácticas sociales, consideradas en la de estall idos sociales que
positividad de su funcionamiento y no juzgadas negativamente a partir de blandían los valores de la autono-
¡
una ley exterior, trascendente. mía y el derecho a la diferencia.
Características de esta canografia serían, en ton ces, la mul tiplici- Las expresiones más vocingleras de
dad y la simultaneidad; su forma , la del mon taje, una especie de engi- estas rebeldías pasaban (y, en medida me-
neering que participa de la calidad de "conjunción molecu lar" que De- I nor, todavía pasan) por los llamados "movi-
leuze y Guattari atribuyen al deseo. mien tos de minorías": feminista , negro, homose-
Habituados a la secuencia n arrativa ya lacen tralidad de xual , movimiento de radios libres, etcétera-y,
la argumentación, la multiplicidad resulta dificil de afron- más discreta y subterráneamente, por mutacio-
tar. ¿Cómo abrirse a todos los fluj os cuando el entram a- nes apreciables en el plano de las costumbres, de las
do institucional del imperio nos enseña a cerram os, a micropolí ticas cotidianas, de las "consistencias neotri-
centralizamos en un ego despótico, a no dejamos ir, a bales"lo. Cierto clima-diríase-de "revolución existencial",
controlamos? Las condiciones de esa multiplicidad, en- perceptible tanto en el "plano de la expresión " (prolifera-
tonces, no atañen sólo al modo de organización de los ción, por ejemplo, de pu blicaciones al ternativas y under-
textos, sino que afectan la propia producción del suje- ground") cuanto en el "orden de los cuerpos": agrupa-
to. Un sujeto -{J, mejor, un "punto de subjetivación"- mientosdionisíacosen las tinieblas lujuriosas de las urbes.
que no ha de medirse por el control localizado que ejer- Es en ese cuadro de agitación también preelectoral (dada
ce sobre sus deseos, sino valorizarse por la intensifica- esta última por la convocatoria de las primeras elecciones
ción de las conjunciones y encuentros de que sea capaz. democráticas para gobernadores) que se realiza la reso-
"Sujeto" sin centro; "ya no hay sujetos, sólo individuacio- nante gira de Guattari, entrevistándose, en varias ciudades,
nes dinámicas sin sujeto que constituyen los agencia- con todo tipo de disidencias "alternativas" autónomas, li-
mientos colectivos", dice Deleuze 7 : composiciones de
fuerza, afectos no subjetivados, individuaciones instan tá-
neas: esa tarde ... un clima.. ., ha de caracterizarse menos por una ¿ Qué sucedió, pues,
in terioridad llena de culpa y complejos y más por una exterioridad
abierta a las superficies de contacto, a los márgenes. con los movimientos de minorias
Cartografiar es, en fin , trazar líneas (líneas de fuerza del so-
cius, líneas de afectos grupales, líneas de fisuras o vacíos: "he visto -negros, homosexuales
a las mejores mentes de mi generación ...... No una sino muchas lí-
neas enmarañadas, imbricadas, en trecortadas, superpuestas: "tene- feministas, entre otros-
mos tantas líneas enmarañadas como una mano. Somos tan compli-
cados como una mano. Lo que nosotros denominamos de diversas que proliferaban
maneras -esquizoanálisis, micropolítica, pragmática, diagramati&-
mo, rizomática, cartografia- no tiene otro objeto que el estudio de es-
microscópicamente,
tas líneas, en los grupos o en los individuos"".
ao sul do Ecuador?
14
bertarias y, en fin, políticas -ya que la in legración de esas minorías al he- DE!fENIR E IDENTIDAD
leróclito y pujante PT (Partido de los Trabajadores) era por él impulsada.
Delinéase, del montaje de esos encuentros, el mapa de otro Brasil: No se trata de una pasión morbosa por lo exótico, ni de algún libe-
Brasil de devenires minoritarios --devenir negro, devenir mujer, devenir ralismo romántico o extremo sino, más bien, de pensar cuál es el interés
homosexual, devenir niño, eLCétera-, de procesos cie marginalización y mi- de esas IlÚnorías desde el punto de vista de la mutación de la existencia co-
norización, de movilizaciones de sujetos "no garantizados" (lo que clásica- lectiva. Ellas estarían indicando, lanzando, experimentando modos alter-
mente se llamaría de "no-integrados") en tentativas de fuga que recorren nativos, disiden tes, "contraculturales" de subjetivación 12. Su interés residi-
y agitan el cuerpo social. La mirada desean te no ha de ser estática, sino que ría, en tonces, en que abren "puntos de fuga " para la implosión de cierto
procederá a una suerte de "descripción ac tiva", diseñ ando las evol uciones paradigma normativo de personalidad social. Es que el tan mentado "sis-
de esos viajes capaces de llevar, si desgraciados, a formas de recaptura ins- tema" no se susten ta solamente por la fuerza de las armas ni por deternú-
nantes econóllÚcos; exige la producción de cierto modelo de sujeto "nor-
mal" que lo soporte. Es preciso, entre tanto, no confundir "devenir" con
"identidad".
Estos procesos de marginalización, de fuga, en diferentes grados,
sue ltan devenires (parúculas moleculares) que lanzan el sujeto a la deri-
va por los bordes del patrón de comportamiento convencional. "Devenir
--{fice en Mille Plateaux- es, a partir de las formas que se tiene, del sujeto
que se es, de los órganos que se posee o de las funciones que se ocupa, ex-
traer parúculas, entre las cuales se instauran relacion es de movimiento y
de reposo, de velocidad y de lentitud, bien próximas a lo que se está devi-
niendoy por las cuales se deviene. En ese sentido, el devenir es un proce-
so del deseo"". Devenir no es tranformarse en otro, sino entrar en alian-
za (aberrante), en con tagio, en inllÚstión con el (lo) diferente. El devenir
nova de un punto a otro, sino que entra en el "entre" del medio, es ese "en-
tre". Devenir animal no es volverse animal, sino tener los funcionamientos
del animal, "lo que puede un animal" (como en el caso de Hans-<:ievenir-
caballo)".
El devenir es molecular, moviliza parúculasen turbulencia extrayén-
dolas de las grandes oposiciones molares. Donde había sólo dos grandes
sexos molares (serás A o B, serás hombre o mujer), mil pequeños sexos mo-
leculares, en e l imperio de la sensación, en lo intensivo. De la mujer como
identidad molar" capturada en la oposición binaria d e los sexos "totales",
se desprende una suerte de "microfellÚneidad ": se trata de "producir en
nosotros mismos la mujer moiecular, crear la mujer molecular" (movi-
mien 1.0 y reposo, velocidades y len titudes). Devenir m ujer no pasa por imi-
tar a la mujer en tanto entidad dual, identitaria, ni tampoco por transfor-
marse en e lla. Sin embargo, advierten Deleuze y Guattari, "no se negará la
importancia de la imitación o de momentos de imitación, entre ciertos ho-
mosexuales masculinos; menos aún , la prodigiosa tentativa de transforma-
ción real de ciertos travestis". Pero, más que de imitar o de tomar la forma
femenina, de lo que se trataesde "emitirparúculas que entren en relación
de movimien to o de reposo, o en la zon a de vecindad de una IlÚcrofemi-
neidad"16.
Moleculares, minoritarios, "todos los devenires comienzan y pasan
porel devenir mujer", clave de otros devenires17 . ¿Por qué? Porque las mu-
jeres -"únicos depositarios autorizados para devenir cuerpo sexuado"lB-
ocupan una posición minoritaria con relación al paradigma de hombre
ti - mayoritario -machista, blanco, adul to, heterosexual, cuerdo, padre de fa-
milia, habitante de las ciudades .. .- . Hay, o puede haber, devenires del
hombre, pero no un "devenir hombre", ya que el hombre es el mayorita-
rio por excelencia, llÚentras que todo devenir es minoritario. Mayoría y mi-
muerte. noría no en tendidas por cálcu lo cuanti tativo, sino en tanto "calidad de do-
Si un mérito irre- minación": determinación de un patrón a partir del cual se miden las di-
cusable de la cartografia de- fere ncias; se trataría, en otras palabras, de un modo dominante de subje-
sean te de Guattari y Rolnik es su tivación .
capacidad de trazar el mapa de "o- El hecho de formar parte de una minoría, en el sen tido sociológico
tro" Brasil en los movidos idus del 82, ca- del término, si bien crea las condiciones, no desencadena automáticamen-
bría preguntar, años después (el libro fue pu- te un devenir. Devenir negro del banco, pero también devenir mujer de la
blicado recién en 1986) , en qué medida ese Bra- mujer. En el caso de la homosexualidad a despecho de todas las apropia-
sil-bullendo de grupúsculos que hacían de la "revo- ciones personológicas y edípicas, se esboza, detecta Guattari, un nivel "más
lución molecular" no apenas una invocación, sino una po- molecular" en el que ya no se distinguirían de la misma manera las catego-
sibilidad de práctica cotidiana- no pasa a sonarnos casi como rías, los agrupamientos, las "especialidades", en el que se renunciaría a las
desconocido, como extraño. ¿Qué sucedió, pues, con los movi- oposiciones estancas entre los géneros, en el que se buscarían, por el con-
mien tos de IlÚnorías -negros, homosexuales, feministas, en tre otros-- trario, los pun tos de pasaje en tre los homosexuales, los travestis, los droga-
que proliferaban, IlÚcroscópicamen te, ao sul do Ecuador? dictos, los sadomasoquistas, las prostitutas; entre las mujeres, los hombres,
15
los niños; enLre los psicóticos, los artistas, los revolucionarios'" La prácti- del SIDA, en una alianza directa con el poder médico. No es, en verdad,
ca homosexual, en el plano in tensivo de los cuerpos sexuados, sería inse- que las luchas se suspendan; parecen desplazarse , más bien, al interior de
parable de un devenir mujer. nuevos aparatos institucionales; cabe, de todos modos, constatar ese des-
Un "devenir homosexual", por ejemplo, tomará esa práctica corpo- plazamiento.
ral (la marginalización, la segregación, y sobre todo la diferenciación que
ella acarrea) como un modo de salida del "deber ser" imperan te; estará re- LA PERSONALIDAD MARGINAl
ferida a cierta axiomática de las conexiones enLre los cuerpos. En OLrO sen-
tido, puede pensarse que ella -sus interpretaciones, sus mixturas- mina o Es in teresan te constatar que la propia noción de iden tidad resul ta de
perturba la "organización jerárquica del organismo", que asigna funciones una suerte de "conLrabando ideológico" de las ciencias sociales sobre los
determinadas a los órganos20 grupos de minorías. Esbozar una especie de arqueología de la identi-
Algo similar podría de-...._ _ _....._ _ _ _ _- _.....- - - - -
cirse de un "devenir
16
los rechazos, característicos de las marginalidades heteróclitas. clásicos: por un lado, en e l plano de las acciones y las pasiones cotidianas,
El hecho de que los agentes englobados en la vasta "ascensión de lo una mu Itiplicidad de insurreccionesdesantes; por el otro, en el nivel de los
social" (asistentes sociales, psicólogos sociales, sociólogos, antropólogos discursos circulantes, cierto end urecimiento compensatorio que tiende a
sociales, etcétera) estén incidiendo de una manera u otra en la producción cortar los lazos con las experimentaciones mutantes y pasa a girar sobre sí
de modos artificiosos y serializados de subjetividad, hace que algunas de mismo, en e l confort de los enunciados oficiales u oficiosos. Doble fenó-
sus intervenciones (aparentemente neutras y voluntariosas) sean pasibles meno: salvajismo del desorden cotidiano; asepsia del orden discursivo.
de articularse con las máquinas abstractas de sobrecodificación "que efec- "Maconha e briga", como diría CIernen tina de Jesús, versus las virtudes cí-
túan el disciplinamien to de los sujetos en fu nción de las formas de l Esta- vicas de la moderación, la conciliación , el conformismo.
do modemo"2S. No obstante, ese "desconocimiento activo", ese esfuerzo Señales de ese desfasaje se vislumbran al tratarse de un fen ómeno del
de homogeneización y aplastamiento de las singularidades no consigue que prefiere hablarse, por si las moscas, poco, pero que ha sucedido innu-
merables veces a lo largo de la historia del Brasil: el temible "quebra-que-
bra" (saqueo; literalmente: "rompe-rompe"). Guattari comenta el estruen-
doso "q ue bra-q ue bra " de 1983 (en qu e las masas llegaron a arrancar las ver-
jas de la gobernación de San Pablo ) con otro gurú insurreccional, el italia-
no Toni Negri , y ambos loven como un anuncio, a largo plazo, de un "nue-
vo tipo de movimiento autónomo-comunista-anarquista".
Dejando de lado el catastrofismo apocalíptico, lo cierto es que estas
confrontaciones "salvajes", desterritorializantes, parecen proseguir bajo la
forma de una verdadera "guerra social" que devasta las calles del trópico,
--".. . .- -_....
\ .., ,...i cobrando semana a semana su m acabra cuota de adolescen tes negros. Es-
casa atención se les concede, empero, a los "impulsos de fuga" que animan
muchos de esos procesos de marginalización, fuga de la segregación y la
modelizac ión normativa que no por desesperada dejade serelocuen te. No
más que poetas como Roberto Piva se muestran capaces de ver -en versos
como "adolescentes maravillosos incendian reformatorios"'''- el conteni-
do desean te de esas fugas.
Algunas de esas tentativas saben arrojar resultados trágicos. Véase el
caso de l adolescente Naldinho, que se arroja a un raid homicida, al grito
de: "Para escaparme, mato al que se me ponga enfrente", donde parece de-
sencadenarse cierta "pasión de abolición" que toma la destrucción (y laau-
todestrucción) como objeto. Las vicisitud es marginales no se dejan redu-
cir a determinantes exclusivamente económicos. Estos procesos masivos
de margin alización no deberían ser considerados sólo en la negatividad de
su carencia (carencia de hogar, de trabajo, de "lugar social", e tcétera) , si-
no también en la afi rmatividad de su errancia, en su renuencia esquiva a
la disciplin a de la famili a y del trabajo. Algo así como "sociabilidades nó-
mades" que se entralazan en los in tcrsticios del tejido social.
Interesante es destacar que, muchas veces, la diside ncia se ejerce
también en el propio pl ano de los goces y las experie ncias corporales. A-
sí, un a inves tigación reciente sobre prostitución viri l en San Pabld'6 mues-
tra una íntima (e n el sentido literal) relación entre perversosymalandras,
conli mlando la sugerenci a de Bataill e27 , que leía una "exhuberancia eró-
tica ", evocadora de la animalidad, de los marginales ("no garantizados")
con relación al familiarismo de los trabaj adores "garantizados", domesti-
cados por la civi lización. 19ualmen te íntima resulta la contigüidad con o-
tras experimentacion es, manifiesta desde la toponimia: las "Bocas do Li-
xo" son tambié n "Bocas de Fumo"28.
Así, en el seno de las relaciones sociales concretas, muchos de los pro-
tagonistas de procesos de marginalización y minorización diferenciados
anular, ta- (el margen se defin e con relación al cen tro; un bando minoritario crea sus
les procesos mo- códigos de autorreterencia) se encuentran entre sí. La habilidad de cartó-
leculares, microscó- grafo deseante residirá en dar cuenta de esas con exiones de flujos múlti-
picos; lo que consigue, ples, que van en un sentido disruptivo con relación al engolado "caretaje"
quizás, es bloquear sus cana- facsimilar , para señalar puntos de pasaje, de articu lación, de intensifica-
les de expresión. ción.
MUDA PASiÓN
SUBJETlVAClÓN EN CRISIS
En otros términos, no creo que esa sucesión
de fugas y devenires, elocuentes en la primavera de la El vínculo entre la canografia y la micropolítica puede, a esta altura,
"apertura", hayan sido en verdad parados o anulados tras tomarse más preciso. Una micropolíti ca minoritaria pretenderá, en vezde
la restauración conservadora de la nueva República de Sar- conge lar las diferencias en paradigmas iden titarios estancos, en trelazarlas
ney. Lo que parece haber ocurrido es cierta "pérdida devoz" de las hacia la mutación de la subjetividad serializad a. Si la crisis no es sólo polí-
disidencias. Así se configura un cuadro que, si le hacemos caso a Tre- tica y económica, sino también una crisis de los modos de subjetivación, el
visan y su historia de la homosexualidad en el Brasi!''' tiene aires bastantes estallido del orden ha de implotar la propia sujeción de l sujeto que lo so-
17
porta y garante. Talla pragmática de la revolución molecular. guetizan te" de la identidad, acompañada por invocaciones rituales a la "so-
Pero no es un problema de "programa" político. Para poner esta má- lidaridad" con otros grupos minoritarios, ni por la reserva de un lugar (ge-
quina en movimiento, es preciso alimentarla con enunciados eficientes, neralmente secundario) en e l teatro de la representación política, con re-
con ceptos no "fijos" sino "nómades", capaces de indicar esa diversidad de sultados del tipo: el machismo es un problema de las mujeres, el racismo
derivasdf'sean tes. Deseo no pensado aquí como algo indiferenciado y f1ou, es un problema de los negros, la homofobia un problema de los homose-
a la espera de una sobrecodificación que lo "simbo lice" (operando, al de- xuales.
cir de Lyotard 29 , la conversión de "signos intensivos" en "signos in teligen- Sin rehusar dogmáticamente la importancia de la conquista de cier-
tes"). Deseo, an tes bie n, directamen te conectado a lo social, e n tanto pro- tos espacios jurídicos y legales, ni renegar de las experiencias vividas bajo
ducció n, articulación, montaje. Deseo que -<lice Paul Veyne'O- "es la co- el enunciado de la identificación,la crisis (o incluso la disolución) de es-
sa más obvia de 1m undo: .. .es e I hec ho de que los mecan ismos giran , de que tos movimientos, además de indicar la extenuación de la estrategia iden-
los agenciarrtien tos funcionan , de que las virtualidades ... se realizan: "todo titaria, podría quizás propiciar (¿optirrtismo del análisis social?) una de-
agenciamiento expresa y realiza un deseo construye ndo el plano que lo ha- manda de salida de los rrticrocircuitos fagocitan tes, una expansión exten-
ce posible" (Deleuze)". sa de las diferencias, no sólo entre los propios "minoritarios", sino abier-
¿Cómo interpretar la desconfiada reticencia de las "sociologías del ta al campo social. Al fin y al cabo,la radicalidad de experimentaciones re-
orden " con relación al deseo (que sería, argúyese, un problema de los psi- lacionales, sensuales, nómades, extáticas, delirantes, no debería servir ape-
coanalistas; éstos, por su parte, completarán la división de tareas, arrojan- nas para alimen tar la frialdad marmórea de los claustros.
do e l campo social por las he ndijas del diván)? ¿Cabría, acaso, sospechar La contribución de la "cartografía deseante" de Rolnik y Guattari es,
alguna complementariedad entre el figurín aséptico que corta los discur- e n ese sentido, decisiva. Su "eficacia semiótica" pasa por incitar a la conjun-
sos sobre el "otro" y el creciente desarrollo de una industria de la seguri- ción de esa multiplicidad de subjetividades disidentes, de "inconscientes
dad, que transforma a la ciudad en un sistema de "bunkers"? Atrincherar- que protestan"y atañe directamen te a nuestras singularidades y deseos. Su
se tras las r¡;jas y llamar a la "cana" sea tal vez la respuesta última que ide- propia diversidad textual de hablas y deve nires es un ejemplo de cómo e-
ólogos y administradores estén en condiciones de dar al proceso de mar- sa explosión de las diferencias, esa mutación general del pensar, del amar,
ginalización que rrtina los intersticios del orden . del existir, no es sólo posible sino virtual. In terrogamossobre las condicio-
La política de rrtinorías no pebería pasar, hoy, por la afirmación "en- nes de su uso, implicará, apuesto, "meterse en líos".
18
ropa aparece como la transparente operatoria del conjunto de dis-
cursos oficiales sobre el cuerpo concreto, que ha domesticado sus sínto-
mas erráticos, sus deseos confusos, sus sueños abyectos. La ropa y su do-
blaje ideológico en moda, surgen como uno de los instrumentos sociales
que mejor detenninan el control sobre los cuerpos divagantes en una his-
toria. Cabría preguntarse sobre las reales subversiones que el juego de
la mirada -en cuanto la moda es una exterioridad- permite como ins-
tancia lúdica y política en la dicotomía abierta entre sexo y género.
1
Los signos de la moda,los dictámenes de las telas, la tela colorea- una hipotética travesía cultural, se presenta como el resultado de un e-
da, el color, el negro, el luto, el doblez, la marca industrial, el jemplar trazado en la carne cuyo objeto, -en el sentido de objeto po-
triunfo del sintético, la revista. Desde el modisto al sastre, desde lítico-radica en la construcción de un territorio moral, un campo cor-
el sastre a la costurera, de la costurera al molde, para hablar, finalmen- poral infinito Yestratégico ganado para la organización del discurso so-
te, con una serie, de un cuerpo seriado en moldes, proyectado con ti- cial.
za sobre un papel (ligeramente transparente, pues, al fin y al cabo se Discurso social rector y corrector de la pulsión caótica conteni-
trata de una figura imaginada), exhibiéndose en vitrinas habitadas por da en la primera y ya rnitica piel: esos arcaicos, perdidos y olvidados
maniquíes que doblan las siluetas (humanas) y que visten una moda cuerpos desnudos y en tanto desvestidos, desn udos de discursos. Cuer-
triunfante, y efimera, estética y comercial. pos subversivos en su anarquía, en la ausencia de cualquier razón jerár-
19
quica, entregados sólo a su extremadada, ávida y contundente biolo- pos, y que cada cuerpo vestido augura un lugar social y su posición en
gía. la escala de poder, cabría preguntarse sobre las reales subversiones que
Cuerpos arcaicos que pueden aflorar únicamen te como escenas eljuego de la mirada-en cuanto la moda es una exterioridad-permi-
nocturnas de un sueño épico Yliberador donde el anhelo de insurrec- te como instancia lúdica y política en la dicotomía abierta entre sexo
ción, puede punzar el otro cuerpo, que aunque yazga desnudo ya es- y género.
tá irreversiblemente cubierto del discurso que vistió de una vez y para El descon trol, la permanen te fan tasía con tra institucional, sueño
siempre la primera piel. utópico de cualquier descentramiento, ha sido una constante legible
Piel perdida de su propia materia para así dar "origen" a un cuer- en el uso y abuso de la moda que se da, por ejemplo, en lo carnavales-
po vestido con los avatares de un discurso ideológico que multiplica sus co del disfraz y su fijación en construir un personaje o bien en la prác-
mandatos, convirtiendo al cuerpo en una zona simbólica por donde tica insubordinada y crítica deltrasvestismo. La ropa como disfraz sur-
transitan espacialmente los desplazamientos del discurso, de la suma ge en tanto cita histórica de otredad, la ropa como travestismo mues-
de discursos que se disputan la posesión moral del cuerpo. tra la realidad frenética del deseo genital.
Así la ropa, luego moda, siempre status, aparece como la trans- Pero, habría que decir que en el disfraz y en la práctica deltra-
paren te operatoria del conjun to de discursos oficiales sobre el cuerpo vestismo los síntomas del cuerpo están a la vista. Ni el disfraz ni eltra-
concreto, que ha domesticado sus síntomas erráticos, sus deseos con- vestismo ocultan la simulación (doble) ejecutadas por los cuepros que
fusos, sus sueños abyectos. Con el cuerpo normado en la cultura, el la ejercen. Apelando a la exageración o a la caricatura, esas figuras "ha-
mandato social dispone de un terri torio privilegiado para ensayar la e- blan" su fantasía, su carencia, su opción y, en último término reafirman
ficacia o la dificultad de un sistema de poder. Poder que desde el bina- -en el esfuerzo de su operación dual-lo afirmativo de su negativa: soy
rismo biológico, hombre-mujer consigue establecer el binarismo cul- un hombre que se viste de mujer y en cuanto me visto de mujer -y e-
tural (discursivo), femenino-masculino, para realizar así una de las ca- so se percibe a simple vista- soy únicamente hombre.
talogaciones más decisivas y espectaculares de toda la historia cultural.
2
El cuerpo muestra, a través del "género" que lo viste, la adscrip- "Coronel Robles-<lice don Esteban- aquí le traigo una señori-
ción a su género; en la moda que adopta, el tramado lujoso o precario ta que quiere platicar con usted.
de su ley; en la imagen vestida, lo indesmentible de su sexo. De esta ma- Mientras que Estrada y Robles hablan de la cosecha, de la fal-
nera se asiste a una paradoja, pues el cuerpo aparece vestido para dar ta de agua en Xochipala, de los linderos, de los terrenos, de la posibi-
cuenta de lo que contiene la desnudez (esa parece ser la política de to- lidad de explotar algunas minas, yo me fijo en la personalidad de la
dos los ropajes) y como tal, la ropa de&-cubre una anatomia que al ves- "guerra" Amalia que ahora de be ser para mí, como es para todos, el co-
tirla la desviste. ronel Amalio Robles" . (Certrude Duby, citada por Gabriela Cano, "El
Así la ropa y su doblaje ideológico en moda, surgen como uno de coronel Robles: una combatiente zapatista) .
los instrumentos sociales que mejor determinan el control sobre los Pero es posi ble pensar otra forma en que la ropa opera como sig-
cuerpos divagan tes en una historia y, en ese sentido, es posible ejercer no de identidad sexual, sembrando el engaño definitivo, la sorpresa in-
una analítica en tomo a un poder específico depositado en el imagina- decible. Para pensarlo resulta ejemplar atisbar el juego visual en que se
rio convencional de lo femenino y lo masculino. comprometió el coronel Robles, detenido para siempre en la fotogra-
Desde una esuicta primera frontera trazada, por ejemplo, en el fia incuestionable, que retrató su cuerpo popular, su pose campesina,
uso diferenciador de falda (mujer) y pantalón (hombre), forma visual su estadía provinciana.
que desde luego contiene múltiples signos, encierra innumerables Porque en rigor, la fotografia de Robles, ejerce su verosímil des-
subcódigos, el sistema como medida de descomprensión permite en lo de la sencillez del atavío y desde e l convincente estatuto de un cuerpo
contemporáneo, la ambigüedad en su uso, haciendo que el femenino vestido con extrema seguridad. Sin invocar a la caricatura, o a la deses-
adopte -<:omo simulacro-Ia prenda prohibida y de esa manera acce- peración corporal, la figura fotografiada parece haber adquirido un só-
da -<:omo mera superficie- a la marca pública del poder que la evade. lido entendimiento con la convención de lo masculino. Nada augura
Femenizando el pantalón, por ejemplo (y sin entrar ahora en las ade- la subversión, ningún detalle se escapa a una aparente consolidada su-
cuaciones y condicionantes requeridas para su adopción), el deseo de misión y para reallrmarlo más aún, posa junto a otro cuerpo igualmen-
poder demandado (o impuesto según se piense) desde un femenino, te apacible que en vez de desmentir la pertenencia sexual, afirma la le-
se exhibe públicamente y en esta exhibición lo que se muestra es la fle- gitimidad del coronel. Su acompañante ornamental, esa mujer-feme-
xibilidad (aún en su dureza) con que el sistema central deriva o admi- nina que acompaña con su cuerpo discreto, la discreción de Robles, del
nistra el deseo ante el riesgo de conflicto. coronel Robles.
Si es posible suponer que la moda noes inocente ymás allá de las Una pareja histórica, por la historia de sus ropajes, por la nitidez
coordenadas de mercado existe una forma de control sobre los cuer- de sus rasgos faciales, por su filiación a Latinoamérica. Una fotografi-
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a histórica que podría ilustrar el dossier de los movimientos sociales en a su propio desúno (en cuanto exterioridad), evadiendo así la mono-
el conúnente. Una pareja extraída de la repeúción de los cuerpos po- tonía de su sintaxis sexual.
pulares, arqueúpicos, convencionales. Cuerpo de poder, cuerpo voluntariamente rehecho para el po-
Pero la existencia vital del coronel Robles, su localizada biogra- der, el coronel Robles, compromete su propia imagen hacia eljuego
fía, desmien te el suúl tramado fotográfico,lo anula, lo pone en crisis, de hacer visible una ambigüedad, posibilitada por lo arbitrario de las
tesúficando no sólo la conocida ambigüedad de la fotografía, sino des- ordenanzas culturales. Cuerpo especialmente "teórico", su campo de
moronando una de las imágenes más apreciadas por la sensibilidad po- significaciones atraviesa las fronteras y al vesúrse lo que realmente vis-
líúca laúnoamericana, profanando una historia visual, unos determi- te es su repudio a su deprimida organización sexual.
nados roles visuales, una moral propagandísúca de la imagen. Porque, La fotografía es pues una burla, una trampa alojo, un profundo
después de todo, el coronel Robles es una mujer. malentendido visual. Ves una burla, una trampa, un malentendido por
Ypese aque el co- la profunda compren-
ronellegiúma su violen- sión que Robles úene
ta transgresión desde la sobre la noción de mo-
transgresión que impli- delo. Pero, al quebrar
ca para un femenino la el modelo, el coronel
guerra -es combaúen- se pone en otra disyun-
te en la revolución me- úva -por decir- teóri-
xicana donde obúene ca. Su estrategia es i-
su útulomilitar-,lo más gualmente sacrificial,
in teresante parece ser homicida de su genita-
la batalla por la cons- lidad, no solidaria con
trucción absoluta de un las condiciones sociales
masculino, adoptando de esa parúcular sexua-
como suplemento un lidad, y, en el quiebre,
específico recorrido muestra su reverencia
biográfico que consigue al otro género, y al reve-
sepultar las determi- renciarlo lo confirma,
nantes del género que legiúmando y legiú-
desecha. Como si toda mándose en la historia
una larga carrera fuera de ese sostenido poder.
coronada en esta foto- "Sí señorita. Mi-
grafía también absolu- re, aquí en mi frente,
ta que, sin el menor as- por la nariz me en tró u-
pavien to, consigue el e- na bala y me salío por
fecto de un indesmen- donde empieza el pelo.
úble coúdiano. Detrás, cerca de los pul-
La fotografía es mones también tengo
entonces un "documen- una herida. Fue en
to", pero, ¿qué docu- 1935" (Obra citada).
men ta? Documen ta, sin El coronel Ro-
duda, el deseo del coro- bles, herido de guerra,
nel Robles. Yeste dese- cuerpo sobreviviente de
o es quizás el problema variadas batallas, ha pre-
que permanece abier- ferido resguardarse tras
to. Problema, nueva- la sangre heroica más
mente, en relación al que en la sangre ritual y
poder, pues, en prime- cíclica·, y este gesto que
ra instancia, y por lo ra- lo expone, lo eleva a la
dical del gesto, se po- vez a rango de mito, lo
dría asegurar que el co- hace parúcipe del mito
ronel Robles quiere el supremo de la masculi-
poder. Pero antes, es ne- nidad. Como herido de
cesario precisar que un posible lesbianismo de Robles, si se busca el am- guerra, como sobreviviente, persiste hoy únicamente en la fOlografía,
paro en otra convención, no es significaúvo en la perspecúva aborda- documento a-histórico ¿contra-histórico? de una atávica e inquietan te
da y no lo es, pues la estéúca de las minorías sexuales no supone nece- batalla con los códigos sociales.
sariamente la adopción de los úcs de los géneros opuestos.
En este sen údo, si lo masculino simbólicamen te represen ta el po-
der, se podría pensar que el coronel Robles habría sido cauúvado por • La noción de sangre como resultado de la herida, patrimonio masculino, co-
mo alternativa a la sangre ritual de un femenino, corresponde a una concep-
los centros, por las hegemonías dominantes, negadas por la historia tualización de la escritora y crítica mexicana Margo Glantz.
cultural para su femenino. El masculino -su parúcular masculino-,Io
"viste" de poder a la vez que adquiere un poder adicional en la burla Este texto fue publicado en Debate Feminista N° 3, Mexico, 1991.
21
JOHN BEVERLEY En
NorA PRELIMINAR A despecho de estas reservas, creo que hay un sentido importante de a-
oposi- cuerdo al cual las nuevas formas de la producción cultural latinoamericana
TRADUCCIÓN DEL INGLÉS:
BERTÍN ORTEGA-AGUlLAR
. " a una
Clon ( ... ) Antes de empezar el ensayo, quiero hacer algunos comentarios sobre los
contemporánea -por ejemplo, la narrativa post-boom (particularmente la de
feministas y escritores gay); las prácticas discursivas de las comunidades de ba-
términos de este debate (el poSlmodernista). FredricJameson ha señalado que se de la teología de la liberación; el testimonio; el "rock nacional n; movimien-
a un neopopulismo de 'lZ- tienen correspondencia directa con lo que se entiende en inglés por moder-
nism y postmodernism. Nelson Osorio, por ejemplo, argumenta que el concep-
"grandes narrativas" del progreso e ilustración "occidentales" con las cuales el
proyecto específicamente estético del arte modernista estaba asociado, colap-
quierda que no puede imagi- to de postmodernismo es ajeno "importado", y que no encaja en la realidad
contemporánea latinoamericana, la cual necesita producir sus propias formas
so que incluye el del historicismo liberal y lo que frecuentemente se designa co-
mo "la crisis del marxismo" (4). Lo que es evidente acerca de los fenómenos
de periodización cultural (1). Evidentemente, hay también una corresponden-
narnada mejor que Broce Springs- cia de fenómenos culturales identificados como postmodernistas -por ejem-
arriba anotados es que tanto su significado político como estético dependen de
su habilidad para: l. funcionar en el espacio hiSlóricamente constituido que
plo: la televisión, el cine, la moda y la música populares de Estados Unidos-con separa las culturas populary de élite en América Latina; y 2. generar nuevas na-
teen o la nueva trova, debemos re- la sensibilidad actual y las estrategias del capitalismo multinacional, lo cual do- rrativas postcoloniales y noeurocéntricas de la identidad y el espacio históri-
ta de cierta credi bilidad a la idea de que el pOSlmodernismo puede ser u na n ue- cos. En tanto que fenómenos involucrados con la izquierda tradicional, su pre-
chazar la noción de que ciertos tipos de va forma de imperialismo cultural. Existe el peligro de que -como en el caso
del libro de Baudrillard sobre los Estados Unidos- un "sublime" postmodernis-
ocupación es la de redefinir una metanarrativa heredada del marxismo euro-
peo para que encaje en las diferentes modalidades de las historias "locales", re-
música en princiPio son ética y laen relación con América Latina pueda involucrar la fetichización estética de
su status quo social, cu Itural y económico (como caótico, heterogéneo, "carna-
gionales y nacionales (en este sen tido, Martí y Mariátegui son los primeros pen-
sadores de la postmodernidad latinoamericana). Si el postmodernismo no se
políticamente correctos y otros no. valesco", etcétera), atenuando así la urgencia del cambio social radical con un
desplazamiento hacia el diletantismo cultural y el quietismo (2). Finalmente,
entiende como un movimiento, período. o estilo cultural más o menos cohe-
rente, como el Romanticismo o el mismo modernismo, sino más bien, como
mo tiempo, es la posición del intelectual o del esteta tradicional frente a ca, minimizamos la naturaleza real de lo que estamos experimentando.
La discusión de la política culLUral en la música contemporánea En con traste, una de las más importan tes con tribuciones del postmo-
dernismo ha sido su defensa de una estética del consumidor, y no, como procesos de transformación de la culturaen mercancía -<:u1tura de masas- -Tu concepto (de la indeterminación) te conduce a un universo al cual na-
sigue dominada por la herencia de Adorno y de la Escuela de
en el caso del romanticismoyel modernismo, de una estética del produc- y el consecuente colapso de la distinción entre alta y baja cultura, un co- die se ha aventurado antes. ¿Serías tú un legislador en él?
Frankfurt -los primeros en estudiar sistemáticamen te el proble-
tor, ligada, a su vez, con el ideal del ego individualista y falocéntrico. De- lapso que define, precisamente, lo postrnoderno, y que la ideología post- -Es claro que no estoy para hacer leyes, soy más bien un cazador o un inven-
ma de las relaciones entre la estética, los medios electrónicos y la política
bo explicitar, desde ahora, que escribo esto desde la posición de sujeto del moderna celebra (8). tor que un legislador.
de masas. Adorno dirigió algunos de sus más acres comentarios en socio-
fan, la persona que compra discos y va a conciertos, y no, como Adorno, Los siguientes comentarios deJohn Cage en una entrevista que con- -¿Te satisface la manera en que lanzan a la publicidad tu música -me refie-
logía musical contra la categoria del fan. Por ejemplo:
desde la perspectiva del músico preparado, compositor o intelecLUal de la cedió en 1958 acerca de su composición para cinta electrónica Fontana ro a los publicistas musicales, las compañías de discos, las estaciones de ra-
"Lo que es común al entusiasta deljazz en todos los países, empero, es el mo-
música. Mix, ilustran una variante de esta ideología: dio, etcétera? ¿Tienes quejas?
mento de aceptación, en una exageración parodística. En esto, su actuación
Para Adorno, el desarrollo de la música moderna era un reflejo de "-Siento que existe un sentido de lógica y cohesión en tu música indetermi- -Considero que mi música, una vez que ha dejado mi escritorio, es lo que en
recuerda la seriedad brutal de masas convencidas de seguidores en estados
la declinación de la burguesía, cuyo medio cultural más caracteristico, por nada. el budismo se llamaría un ente no-sensorial... Si alguien me pateara-no a mi
totalitarios, aun cuando la diferencia entre actuación y seriedad es tanta co-
otro lado, es la música. Christa Buerger recuerda la imagen cultural esen- -Yo no puse esa lógica ahí, sino que fue el resultado de operaciones azaro- música, sino a mí- entonces podría quejarme. Pero si patearan mi música,
mo entrevida y muerte ( ... ) Mientras que los líderes de las dictaduras euro-
cial en Adorno: la de Ulises, quien atado al mástil de su barco puede escu- sas. La idea de que hay una lógica surge en tL .. Creo que todas esas cosas que o la abandonaran, o no la tocaran lo suficiente, o la tocaran demasiado, o al-
peas de ambos tipos rasgaron vestiduras contra la decadencia del jazz, hací-
char el canto de las sirenas mientras que los esclavos reman allá 。「セッL@ se- asociamos con la lógica y nuestra percepción de las relaciones, son aspectos go así, ¿por qué me tendría que quejar?" (9).
a mucho que lajuventud de los otros países se había dejado electrificar, co-
parados de la experiencia estética que está reservada sólo para los que de- de la mente extremadamente simples en comparación con lo que en reali-
mo con las marchas, por el ritmo sincopado bailable, de bandas que, no por
tentan el poder (7). Lo que está implícito en esta imagen, y criticado al mis- dad está ocurriendo, así que cuando usamos nuestra percepción de la lógi. Podriamos con trastar esto con una de las grandes epifanías del mo-
accidente, se originaron en la música militar "(6).
22 23
¿Pero no deberíamos pensar que la música está fuera de la ideología en tanto
fenómeno no verbal? Después de todo, tanto fascistas como socialistas, cha-
vinistas masculinos y feministas, colonizadores y nativos, pueden gozar (y lo
hacen) de los spirituals, (o deJohn Coltrane, o de Madonna, o de las cumbias,
o de Las cuatro últimas canciones de Richard Strauss), de modo tal como no
lo podrían hacer con las textualizaciones verbales de sus respectivas ideologías.
dernismo literario, el momento de la canción dejazz en La náusea de Sar- ción o la recompensa por aceptar la carga de ser explotador? Mientras es-
tre: cribo esto recuerdo el bello dúo en eco de Monteverdi en su Due Serap-
''No hay melodía, sólo notas, una miríada de pequeñas sacudidas. No co- hin para Las Vísperas de la Virgen María de 1610, en donde la dulzura es.-
nocen el descanso, un orden inflexible las produce y las destruye sin siquie- pecialmente intensa y el brillo formal se relacionan, tal vez, con el hecho
ra darles tiempo de recuperarse y existir por sí mismas. Corren, empujan, me de que fue escrito en un momen to de crisis tan to del feudalismo como del
dan un golpe agudo a su paso y se esfuman. Me gustaría retenerlas, pero sé catolicismo.
que si logro detener una, se quedaría entre mis dedos sólo como sonido am- Los manieristas italianos habían proclamado en el siglo XVI la auto-
puloso que languidece. Tengo que aceptar su muerte; incluso debo desear- nomía formal de la obra de arte respecto al dogma religioso. Pero si la cre-
la: conozco pocas cosas que me impresionen más fuertemente o con más ru- cien te secularización de la música en el barroco tardío y en el siglo XVlll
deza. europeos condujo al utopismo jacobino de la Novena Sinfonía, también
Entro en calor y empiezo a sentirme feliz. No hay nada extraordinario produjo, por otro lado, la estética de lo sublime de Kant, esto es, un mis.-
en esto, es una pequeña felicidad de la Náusea: se extiende en lo hondo del ticismo del ego burgués. Como Adorno bien sabía,la música moderna se
viscoso charco, en el fondo de nuestra época -época de tirantes morados y encuentra aún en un dominio en el que convergen, como en la relación
asientos de silla rotos-; una felicidad hecha de instantes suaves, anchos, que de la música con el feudalismo,la experiencia estética, la represión y la su-
se extienden por la orilla, como una mancha de aceite. Acaba de nacer y ya blimación, y el privilegio de clase y su auto-Iegitimación (lO).
es vieja, parece que la hubiera conocido durante veinte años ... El historiador Eugene Genovese ha señalado en el spiritual de lo. es-
El último acorde acaba de extinguirse. En el breve silencio que sigue clavos afroamericanos una articulación de la relación en tre música y lo re-
siento, con fuerza, que ahí está, que algo ha pasado. ligioso con traria a la que yo estoy sugiriendo: e n el sen tido de que tan to la
Silencio. música como la letra de estas canciones mantienen culturalmente viva la
Uno de estos días imagen de una redención inminentc de la esclavitud y la <?presión, una re-
me vas a extrañar, mi amor dención que se ubica dentro del tiempo humano y de la geografía "real"
Lo que acaba de pasar es que la Náusea ha desaparecido. Cuando se es- de estados esclavistas y estados libres (11). Sobre el llamado Movimiento
cuchó la voz, en el silencio, sentí que mi cuerpo se endurecía y que la Náu- de Jazz Libre de los años 50, el crítico francés Pierre Lere menciona lo si-
sea desaparecía. Yde repente ... era casi insoportable el ponerse tan duro, tan guiente (en un fTagmento traducido y citado por Herbert Marcuse d e ma-
brillante. Al mismo tiempo, la música se prolongaba, dilatada, expandida co- nera central en uno de sus ensayos políticos más influentes):
mo niebla. Llenó el cuarto con su transparencia metálica, aplastando nues- "(L)a libertad de la forma musical no es sino la traducción estética del
tro tiempo miserable contra las paredes. Estoy en la música. Globos de fu e- deseo de liberación social. Al trascender el marco tonal de su tema, el mú-
go dan vuelta en los espejos; rodeados por anillos de humo, velando y des- sico se halla en una posición de libertad ( ... ) La línea melódica deviene me-
velando la dura sonrisa de la luz. Mi vaso de cerveza se ha encogido, parece dio de comunicación e ntre un orden inicial que se rechaza y un orden final
que se amontona sobre la mesa, luce denso e indispensable. Quiero tomar- al que se aspira. La frustrante realidad de uno, unida a la posibilidad libera-
lo y sentir su peso, estiro mi mano .. iDios míol Eso es lo que ha cambiado, dora del otro, establece una ruptura en la plenitud de la armonía que da pa-
mis gestos. Este movimiento de mi mano se desarrolló como tema majestuo- so a una estética del lamento (esthétique du cri). Este lamento, el elemen-
so, planeó a lo largo de la canción dejazz; parece que estoy bailando". to sonoro (sonare) característico de la "música libre", nacido dentro de u-
Este fragmen to de La náusea ilustra la declaración de Adorno de que na tensión exasperada, anuncia la ruptura violenta con el orden estableci-
la música es "la promesa de la redención". Nos recuerda que los orígenes do del blanco y traduce la violencia prometedora (promotrice) de un nue-
de la música están en aquellos momentos de sacrificio ritual y de celebra- vo orden negro " (12).
ción cuando los miembros de la comunidad humana están ligados o reli-
gados a su lugar dentro de la misma. En La náusea la canción dejazz pre- LENIN - 'EErROVEN
figura la eventual reconciliación de Roquentin con su propio yo, y su de-
cisión de escribir lo que, de hecho, es su tesis doctoral: el drama de la ne- ¿Pero no deberíamos pensar que la música está fuera de la ideología
cesidad de elegir, que no será extraño a los lectores de esta revista. E en tanto fenómeno no verbal? Después de todo, tanto fascistas como socia-
incluso para un vanguardista como Cage,la música todaVÍa se conceptua- listas, chovinistas masculinos y feministas, colonizadores y nativos, etcéte-
liza ---en la alusión al budismo- como forma sensorial o "experiencia vivi- ra, pueden gozar (y lo hacen) de losspirituals, por ejemplo (o deJohn Col-
da" del sen tirniento religioso. trane, ci de Madonna, o de las cumbias, o de Las cuatro últimas canciones
¿No fue la función de la música en relación con las grandes ideolo- de Richard Strauss) , de modo tal como no lo podrían hacer con las textua-
gías feudales---ellslam, el cristianismo, el budismo, el hinduismo, el sinto- lizaciones verbales de sus respectivas ideologías (13). En parte, el proble-
ísmo, e l confucianismo, etcétera-la de producir la sensación de lo subli- ma recae en la teoría. En su Crítica del gusto, Delia Volpe excluyó la mú-
me y de lo eterno para así constituir la imagen de la recompensa que aguar- sica ---excepto sus componen tes verbales- de la expresión directa de la ide-
daba a los creyentes y sumisos: la recompensa por someterse a la explota- ología. El posestructuralismo en general y el deconstructivismo en particu-
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lar han tenido la tendencia de mirar la ideología como algo esencialmen- la psique -<le un modo que Lacan designó como "ortopédico"- como me-
te ligado al lenguaje -lo "Simbólico"- en lugar de estados organizados de tonimias de un objeto del deseo que ha sido reprimido u olvidado, un de-
sentimientos en general (14). seo que nunca puede ser satisfecho, y que, consecuentemente, in scribe en
También, vivimos una tradición cultural donde es común la idea de el sujeto un sentimien to de insuficiencia o decaimien too En el narcisismo,
que lagente escucha música precisamente para escapar de la ideología, de este deseo toma la forma de una identificación libidinal del ego con una
los terrores de la ideología y de las dimensiones de la razón práctica. En lo imagen o sensación de sí mismo como es, fue o debería ser (recordando
que considero la declaración del modernismo por antonomasia, Adorno la demarcación de alternativas que Freud hiciera en su ensayo de 1916 so-
escribe en su Teoría estética: "La belleza es una especie de éxodo del mun- bre el narcisismo). De la tercera de estas posibilidades -las imágenes o ex-
do de medios y fines, y sin embargo, la belleza debe su existencia objetiva periencias del ego como éste de bería ser- y como consecuencia del despla-
a ese mismo mundo". zamiento del narcisismo primario, surgen las imágenes de un ego ideal o
Adornoy la Escuela de Frankfurtconvirtieron la noción kantiana de de un ideal egoísta, internalizado como conciencia o super-ego. Freud a-
la estética como percepción desinteresada de una "in tencionalidad sin in- ñadía que tales márgenes no son sólo del yo, sino que involucran también
tención", en ellocus del poder de radicalización y redención del arte, en los ideales sociales del padre y la madre, la familia, la tribu, la nación, la ra-
el sen tido de que al aislarse de los objetivos prácticos, el arte se alínea con za, etcétera. En consecuencia, esos sentimientos que son materia pura de
los oprimidos y desafía la dominación y la explotación, particularmente la la ideología, en el sentido restringido de los "ismos" y lealtades políticas
racionalidad de las instituciones capitalistas. En contraste, existe un co- -pertenecer a un partido, defender el honor propio, luchar en un movi-
mentario famoso de Lenin -se halla en Reminiscen- miento de liberación nacional, etcétera- son, básicamente, transfor-
cias de Gorky-en el que explica que tuvo que dejarde maciones de un narcisismo libidinal (homoerótico) .
escuchar lasonataAppasionata de Beethoven: la go- De ahí se sigue que el efecto estético-incluso el tipo de
zaba demasiado, lo hacía sen Urse blando, feliz, uni- efecto icónico o no semántico producido por la organi-
do a toda la humanidad. El punto, para Lenin, pa- zación del sonido en la música- implica siempre
rece ser la necesidad de resistir una gratificación una especie del Imaginario social, una forma de
estética narcótica y pacificadora en el nombre ser con y/o para los otros. Si bien se centran en la
de la dificilísima lucha -y del correspondiente literatura, también podríamos recordar en este
rigor ideológico- necesaria para iniciar al me- con texto los comentarios de Frederic Jameson al
nos el proceso de construcción de una sociedad final de El inconsciente político en cuanto a que
sin clases. Pero también, se capta en Lenin el despla- "toda forma de conciencia de clase -es decir, toda
zamiento, o la subordinación, de un dandismo estéti- ideología en sentido estricto-, al igual que las for-
co al campo del activismo revolucionario. Ypara ambos, mas exclusivas de conciencia de las clases dirigentes
Adorno y Lenin, la música es un exceso de la ideología co- y lasque se lesoponen de las clases oprimidas, son en
mo forma de "razón práctica". su naturaleza última utópicas". Por ello, para Jame-
No sólo la Escuela de Frankfurt, sino la mayoría de las son -y esto es lo que toma de la estética de Frankfurt- ,
tendencias más importantes del llamado "marxismo occi- el valor estético de una obra de arte dada nunca pue-
dental" (con la crucial excepción de Gramsci) de limitarse al momen to de su génesis, cuando funcio-
mantienen una u otra forma de la distinción ar- naba, quiérase o no, para legitimizar una forma u otra
te/ideología, con un característico privilegío de dominación. Si su calidad uLÓpicaen cuanto arte-su
ético-epistemológico de lo estético sobre lo "eterno encanto", para recordar el comentario de Marx
ideológico. En los ensayos primeros de Althus- (eurocéntrico ypequeñoburgués) sobre la poesía épica
ser -"Carta a André Daspre", por ejemplo- se de- griega- es, precisamente, lo que expresa placentera-
cíaqueel arte ocupa una posición intermedia entre mente la unidad imaginaria de una colectividad social,
ciencia e ideología, puesto que involucra la ideología entonces, "es utópico no como cosa en sí, sino en cuan-
(que es, por decirlo de algún modo, su materia prima), to que tales colectividades son ellas mismas cifras hacia la
pero de manera tal que provoca un "distanciamiento in- concretación final de la vida colectiva, esto es, la utopía :¡J-
terno" de la misma, hasta cierto punto como en la noción canzada de la sociedad sin clases" (16) .
brechtiana del "efecto de distanciamiento" que obliga al es- Lo que esto implica, aunque no creo que Jameson mismo
pectador a analizar y cuestionar las presuposiciones sobre las lo plantee así, es que el inconsciente político de lo estético como tal, es
que el espectáculo se ha ido fundando. En la sección sobre in- (una experiencia imaginaria de) el comunismo.
terpelación del ensayo posterior de Althusser sobre ideología y a-
paratos ideológicos de estado este interés "modernista" por el ex- Me DO"ALDS r LA CÁMARA DE rORTURA
trañamiento y la des-cosificación ha sido desplazado por lo que, de
hecho, es un interés postrnodernista por la fascinación y las fijaciones. Quiero introducir aquí un problema que fue particular-
Si la ideología es, según la tesis central de Althusser, lo que constituye al men te crucial respecto al modo como yo vivo y pienso la música:
sujeto en relación con lo Real, entonces, el terreno de la ideología no es elde la relación de ésta con las drogas. Se dice que el fragmentodeLa náu-
el de una cosmovisión ni el de un conjunto de ideas (verbales), sino el del sea an tes citado fue resultado de los experimentos de Sartre con mezcali-
conjun to de prácticas de significación de las sociedades: es decir, lo cultu- na en los años 30. Muchos de ustedes, indudablemente, tienen sus propias
raL versiones de las experiencias sicodélicas esenciales de los años 60; ofrezco
Si el efecto estético consiste en una cierta satisfacción del deseo -un aquí la mía. Estamos en 1963, es muy tarde en la noche. Soy un estudian-
"placer" (en los formalistas, la recuperación o producción de sensaciones te universitario y he tomado peyote por primera vez. Estoy acostado boca
lograda mediante la ostranenie o "desfarniliarización ")-, y si el efecto es- abajo en un sofá de cubierta roja, aterciopelada, en el apartamento de un
tético es un efecto ideológico, en tone es, el problema no consiste en la se- amigo; su mascota, un ocelote, se pasea por el cuarto. Se escucha en la gra-
paración de música e ideología, sino en su relación. En este sentido, la mú- badora el movimiento lento de un concierto de piano de Mozart. Confor-
sica parecería mantener una relación especial con lo pre-verbal, y, por e- me se esfuma mi náusea-el peyote produce durante la primera media ho-
llo, con lo Imagínarioo, más exactamente, con ese significado especial que ra, aproximadamente, una náusea intensa- empiezo a prestar atención a
Julia Kristeva confiere al término "lo semiótico" (15). En la teoría psicoa- la música que, a su vez, parece volverse cada vez más clara y bella. Siento
nalítica, se dice que los objetos de iden tificación imaginaria funcionan en cómo cada golpe de mi respiración me empuja contra el sofá, y siento que
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éste me responde como si fuera algo vivo muy suave y delicado, como si fue- cámara de tortura, según se nos dice en testimonios de prisión).
ra el cuerpo de mi madre. Recuerdo o parece que recuerdo haber estado Russell Berman ha escrito acerca del peligro del conformismo y la
muy cerca de mi madre en mi más tierna infancia. Esta experiencia hace manipulación social implícitos en la proliferación de estéticas de la mer-
que la nostalgia me anonade. El cuarto parece inundado de luz, yyo entro cancía en las sociedades capitalistas tardías. En su tal vez excesivamente i-
en un estado paradisíaco, fuera del tiempo, más allá del bien y del mal. La magen Muzak implica una mutación fundamental en la esfera de lo públi-
música no termina. co, "la hermosa ilusión de una colectividad que can ta en unanimidad dic-
El lado negativo de las drogas consisúa, por su- tatorial". La ubicuidad de esta música, como en los casos paralelos de
puesto, en darse un chasco, en el "mal viaje": la sensa- la publicidad, la envoltura y el diseño, se refiere a una situación
ción de que la música es increíblemente banal y es- donde ya nada es "exterior al arte ( ... ) No hay una dimen-
túpida, que la aguja del tocadiscos está llena de pe- sión pre-estética respecto a la actividad social, puesto
lusa y que el sonido es espeso y horrible, como ba- que el orden social mismo se ha vuelto dependien-
ba; o un Charlie Manson que escucha mensajes a- te de la organización estética" (17).
pocalípticos secrelos en "Helter Skelter" en el Esta preocupación de Berman está a tono
White Album de Los Beatles; o el concierto de con el espíritu de lacrí tica general que Habermas
los Rollings Stones en Al tamon t El modernismo ha hecho del postrnodernismo desde la izquier-
en la música, dicen los fragmentos infinitamente da, una crítica que coincide, paradójicamente
comprimidos del Webern tardío, es poder percibir, (puesto que su principal presupuesto es que el
en medio de un mal viaje o la disonancia, una cohesión postrnodernismo es un fenómeno imperialista y/o
y un destello momentáneos, cuyo poder es aún más gran- reaccionario), con la política cultural neoconserva-
de porque surge del caos y del mal. En la estética de Frank- dora (18). ¿La pérdida de autonomía estética que
furt, lo disonan te es la voz de los oprimidos en la música, por- Berman detecta en la sociedad de consumo contem-
que es sólo en la disonancia, que destruye la ilusión de recon- poránea sería algo malo, de cierto modo afín a la
ciliación representada por la armonía, donde sobrevive el opción marcusiana de una "des-sublimación represi-
poder de seducción que caracteriza la capaci- '" va" y su implícita pérdida del potencial crítico del ar-
dad iluminadora de la música. te? ¿No podría ser vista, también, como indicativa de
La obra4'33" deJohn Cage-una pieza en una nueva vulnerabilidad en las sociedades capitalistas
la que el ejecutante se sienta frente al piano sin -una necesidad de legitimarse a través de una esteúza-
locar nada durante cuatro minutos y treinta y ción general del mundo social (asegurada mediante la
tres segundos- es una especie de homenaje post- moda, los medios de comunicación, la producción de
modernista a la estética modernista, a la música do- mercancías "culturales" o "estilo cotidiano", etcétera)-,
decafónica y a sus lenguajes privados. Lo que está im- y por ende como una nueva posibilidad para la izquier-
plícito en la obra es que el sujeto que escucha debe com- da tanto como una nueva centralidad para los aspectos
poner la música a partir de la ausencia de la misma, la e- culturales y estéticos de la práctica izquierdista?
jecución debe surgir de la fTustración de la ejecución espe- A este respecto, debemos recordar que la estetiza-
rada. Como en los casos paralelos de los "ready-mades" de ción de la vida cotidiana era también la meta de la vanguardia
Duchamp o las pinturas en blanco de Rauschenberg, esta si tu a- histórica al atacar la institución de la autonomía estética de la cu ltu-
ción produce una apropiada ansiedad "modernista" (que pudie- ra burguesa, pretendiendo hacer del arte, al menos potencialmente,
ra encon trar su alegoría en las aves gorjean tes de Klee, cuyo ruido una forma de práctica anti-capitalista. La pérdida del aura, o des-su-
emana de la misma miniaturización, de la comprensión y de la ten- blimación, de la obra de arte puede ser una forma de mercanúli-
sión silenciosa del espacio pictórico) de crear una experiencia estéti- zación, pero también es, como Walter Benjamin señaló hace mu-
ca con lo que se recibe, sea esto lo que sea. chos años, una forma de democratización de la cultura (19).
El postrnodernismo en la música, por otro lado, consiste en que la Cage escribe, de manera sugestiva, de "una música que es
ansiedad del que escucha de "dar sentido" a la pieza o se frustra perpetua- como los muebles-es decir, una música que será parte de los ruidos del am-
mente por el puro azar -la música casual de Cage- o disminuye o se disi- biente, que los tendrá en cuenta. La imagino como una melodía que sua-
pa en una superficie minimalista "fácil de escuchar" (easy-listening), cuyos viza los sonidos de tenedores y cubiernos, no los domina, no se impone so-
cambios ocurren solamente en una longue durée californiana, como en la bre ellos. Uenaría esos pesados silencios que ocupan a veces la mesa en u-
música de La Monte Young, Phillips Glass, Terry &Iey o Steve Reich. Po- na cena entre amigos" (20). En parte del trabajo de algunos compositores
dríamos decir que la intención de esta música es la de transgredir tanto el minimalistas-pienso en La Mon te Youngo Brian Eno-, la música deviene,
orden Imaginario como el Simbólico: son una especie de lavado de cere- conscientemente, parte dela decoración interior. Esto nos vuelve no a Mu-
bro hacia lo Real. zak sino a la admirable tradición barroca de Tafel Musik: música de cena
Una forma de utopía capitalista que se advierte en la músicacontem- o de "mesa". En la época de la Revolución Francesa, Mozart todavía com-
poránea -podríamos llamarla la variante neoliberal o de la "Escuela de ponía divertimentii pensados como acompañamiento para reuniones so-
Chicago"-es la utopía de la tienda de discos (cada vez más integrada a los ciales, incluidas las reuniones de su logia masónica. Después de él, la mú-
conjuntos o plazas comerciales que se presen tan como una unidad) con su sica arústica burguesa reprime esta función utilitaria o de "fondo"; de aquí
increíble proliferación y variedad de mercancías musicales. Pero también en adelante, la música exigirá la más profunda concentración, así como la
es "Brazil" (en el recien te filme): la distopía de la música ambiental-Mu- participación inte lectual tanto como emocional de quien escucha.
zak- hecha a la medida de los comportamientos, manufacturada indus- El problema con Muzak no es su ubicuidad o la idea de la música am-
trialmente, empaquetada y estandarizada, donde se espera q ue lodos, ex- biental per se, sino su contenido melódico-armónico reiterativamente
cepto los dueños del capital y sus gerentes, sean al mismo tiempo trabaja- banal. Está claro, por otro lado, que ese tipo de concentración, intensa e
dores y consumidores de las tiendas de comida rápida. La música ambien- informada, sobre la obra de arte que Adorno y la Escuela de Frankfurt
tal es a la música lo que, digamos, McDonalds es a la comida, y puesto que suponen depende de una concepción esencialmente romántico-bur-
su propósito es el de generar un ambiente que conduzca tan to a la produc- guesa, formalista e individualista tanto de la música como del sujeto que
ción de mercancías como a su consumo, lo más común es escucharla en lu- escucha, la cual no es ajena a los procesos reales de mercantilización por
gares como McDonalds (o, con el volumen subido al punto de la distor- los que la llamada música "clásica" atravesaba a fina les del siglo XVIII yen
sión, en esa concomitancia latinoamericana del neo-liberalismo que es la el XIX.
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EL DANDISMO PROLETARIO DEL PUNK en la nueva división internacional del trabajo y en la proliferación de las
tecnologías e lec trónicas -y las correspondien tes "sin tonías men tales"- que
El antídoto contra Muzak pareceóa ser algo corno el rock Punk. Co- emerge en los años 70 (21).
mo introducción a una discusión sobre el Punk y extendiendo las conside-
raciónes anteriores sobre la relación entre música y mercantilización, me ToMJo.DO DE MANIFIESTOS PuNK:
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una mercancía. Fue cuando se dio la gi- sufrimiento y labor creativa tercermunclistas sublimados en un producto
ra de los Sex Pistols por los Estados de consumo de clase media blanca del Primer Mundo. Cualesquiera que
Unidos que se ve en la pelicula sean los problemas con el concepto de Tercer Mundo, éste ya no puede re-
Sid and Nancy, donde al dar- ferirse a un "otro" que, de manera radical, está afuera, y es diferente, del
se cuenta de que se es- "cen tro" metropoli tano. Los Estados U nidos son actualmen te el quin to pa-
tán convirtiendo en un ís en población hispánica en el mundo -<le un total de veinte. Para el año
éxito comercial en el 2000, uno de cada cuatro de sus habitantes será no negro, de origen his-
mercado estadouniden- pánico o latinoamericano, asiático, o indio norteamericano; para el año
se -el nuevo grupo- se 2076, a cuatrocientos años de la independencia, la mayoría será de no eu-
autodestruyen. Pero el ropeos. En este sentido, el Tercer Mundo está también inserto en el Prime-
colapso del Punk-y su in- ro, "en las en trañas de 1monstruo" como dijo Marú; y por cliversas razones,
dudable afinidad, pormo- la música ha sido, y tal vez es, la forma cultural hegemónica de esta inser-
men tos, con el nihilismo y ción.
el fascismo- no debe ocul- Sin embargo, no quiero romantizar la experiencia y cultura del in-
tar el hecho de que fue por migrante posLColonial como algo especialmente "postrnoderno" (como
un tiempo -en las obras de hace, por ejemplo, en la película Crossover dreams de Rubén Blades, en
grupos corno Clash, Gang The mambo kings de Oscar Hijuelos, o en The satanic verses de Salman
ofFour, Mekons, Talking He- Rushdie). Por el con trario, podríamos imaginar algo como lo siguien te: u-
ads, y también en proyectos na foto de un guerrillero del FMLN en El Salvador -un o una adolescen-
colectivos como el de RockA- te (porque la mayoría de los guerrilleros sonjóvenes)- con una camiseta
gainstRacismoelde Red Wed- de Madonna puesta y un rifle en la mano. Un tipo tradicional de críticacul-
ge en lnglaterra- una forma tural de izquierda con la que todos estamos familiarizados (y que quizás he-
muy poderosa de cultura de mos practicado) habría hablado de imperialismo cultural y cómo el o la jo-
masas izquierdista, quizás -si ven en cuestión se había hecho revolucionario/a pesar de Madonna y de
prestamos atención a la decla- la cultura pop americana. No quiero descontar del todo el imperialismo
ración de Lenin de que las ideas cultural, que me parece algo real y bastante pernicioso (tal como es posi-
adquieren una fuerza material ble tam bién, que un miembro del ejército salvadoreño o de los Escuadro-
cuando llegan a millones de gen- nes de la Muerte use una camiseta de Madonna); pero creo que podemos
tes -una de las más poderosas que hemos vis- también considerar cómo el hecho de ser un admirador de Madonna pu-
to en los años recien tes en Europa Occiden- diera, en cierto sen tido, con tribuir al hecho de hacerse guerrillero o acti-
tal y los Estados Unidos. Algo de la heren- vista político en El Salvador, cómo, en otras palabras, la cultura transnacio-
cia del Punk queda vivo en la popularidad nal generada por la circulación y la popularidad internacionales de la mú-
actual de grupos como U2 o en el súbito sica rock ha devenido (o puede ser articulada como) parte del imaginario
interés por el f1eavy Metal entre adoles- político de los movimien tos de li-
centes blancos o en el Rap negro. beración nacional que se defi-
nen de maneras más o menos
MADONNA EN TELEVISIÓN MA.r; tradicionales como el FMLN.
(Entre otras cosas, usar una
Inicialmente, la noción de postrnodernismo se usó para designar u- camiseta de Madonna arti-
na crisis en los cánones dominantes de la arquitectura norteamericana. cula -<orrectamen te- una
Hegel colocaba la arquitectura por sobre la música como la forma históri- comunidad de interés en-
ca mundial del arte romántico, porque en la arquitectura se realizaba de tre los jóvenes de El Salva-
manera más total la reconciliación de espíritu y materia, de razón e histo- dor y los jóvenes de los Esta-
ria, representada en última instancia por el Estado. De ahí que]ameson dos Unidos a quienes gusta Ma-
privilegie a la arquitectura en sus diversas discusiones sobre postrnodernis- donna).
mo. Sin embargo, pienso que hoy, particularmen te si se está pensando en Me atrevo a darle una vuelta
cómo desarrollar una práctica izquierdista en el terreno del postrnodernis- de tuerca más a este argumen to: una
mo, debemos estar a favor de la música y contra la arquitectura, porque es transmisión a Cuba de un video musi-
en la arquitectura donde residen el poder y la auto-represen tación del ca- cal de Madonna por Televisión Marú es,
pital y del Estado imperialista, mientras que la música es siempre y en to- obviamente, un acto de agresión e im-
do lugar una producción cultural cuyo poder está en las manos del pueblo. perialismo cultural y de-
El capital puede dominar y explotar a la música-y estilos musicales moder- be ser enfrentado como
nos como el rock son, eviden temen te, formas de la cultura capitalista-, pe- tal (tanto por el Estado
ro nunca puede controlar y monopolizar sus medios de producción, como cubano en su afán de blo-
puede hacerlo con, digamos, la literatura. quear la señal de televi-
La presencia cultural del Tercer Mundoen y contra el imperialismo, sión, como por los ciudada-
equivale entre otras cosas, usando el concepto de Attali, a un "ruido" -la nos estadounidenses en su in-
intromisión de nuevas formas del lenguaje y de la música que implican tento de suspender los fondos
nuevas formas de comunidad y de placer. El intenso debate que se dio en del Congreso a Televisión Marú).
los Estados Unidos hace varios años sobre el álbum de Paul Simon Grace- Por otro lado, la transmisión del
land -en el que se usaba una especie de jazz de pueblo sudafricano como mismo video de Madonna en la tele-
fondo para canciones pop- indica que la simple presencia de música del visión cubana como parte de su pro-
Tercer Mundo en un contexto del Primero implica una serie de efectos i- gramación regular es un asun to comple-
deológicos, lo cual no significa que yo crea que en el debate sobre Grace- tamente diferente, porque ahí se articula
land exista una "línea acertada": por ejemplo, que se trate de un caso de como un significante de la revolución, defi-
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Cualesquiera que sean los problemas con el concepto de Tercer Mundo, és-
te ya no puede referirse a un "otro" que, de manera radical, está afuera, y es
diferente, del "centro" metropolitano. Los Estados Unidos son actualmente el
quinto país en población hispánica en el mundo, el Tercer Mundo está tam-
bién inserto en el Primero, "en las entrañas del monstruo" como dijo Martí; y
por diversas razones, la música ha sido, y tal vez es, la forma cultural hegemó-
nica de esta inserción.
niendo el úpo de experiencia cultural que los jóvenes pueden esperar del tos úpos de música en principio son éúca y políúcamente correctos Yotros
(de su) Estado comunista. Parafraseando el comentario que Ernesto La- no. Las viejas versiones de la izquierda, como algunos recordarán, iban a
cau hiciera en otro contexto, la connotación de clase de un video de Ma- la ecuaciónjazz = bueno ("música del pueblo") y música clásica = mala
donna no proviene de su contenido sino de la forma de su arúculación co- -Parúdo Comunista de los Estados Unidos-, a su opuesta jazz = malo ("de-
mo significante cultural (23). caden te") y música clásica = buena -PC de la Unión Soviéúca. La posición
Simon Frith ha resumiso de manera sucin ta la cn úca de las limitacio- de la izquierda en el presente -entendiendo izquierda en su senúdo más
nes de la teona estéúca de Adorno y la Escuela de Frankfurt que yo he ve- amplio posible, como en la idea del Rainbow Coaliúon de los Estados U-
nido delineando hasta aquí: nidos, o de las fuerzas agrupadas en, y alrededor del, Parúdo de los Traba-
"Los intelectuales de Franfurt argumentaban que la transformación del jadores Brasileños, o del CNA [Congreso Nacional Africano, ANC por sus
ane en mercancía minó inevitablemente la imaginació n y marchitó la espe- siglas en inglés] sudafricano, o de las redes internacionales de solidaridad
ranza -todo lo que se podía imaginar ahora era aquello que era. Pero el ca· y derechos humanos- debe ser en favor de la más amplia variedad y pro-
pital no destruye el impulso arostico; lo transforma. Nuevos tipos de lucha liferación posible de úpos de música y similares tecnologías de entrena-
por una cierta comunidad y un cieno oc io comienzan conforme el utopis- miento, en el entendimiento -o esperanza- de que a largo plazo, esto se-
mo es mediatizado por los nuevos procesos de producción y consumo de la rá desconstrucúvo de la hegemonía capitalista.
cultura" (24) . Esta es una posición postrnoderna, pero también implica un reto a
Cada vez más la sobrevivencia del capitalismo se ha vuelto conúngen- cierta autosuficiencia en la teona y prácúca postrnodernistas respecto a
te de las formas culturales no capitalistas, incluidas las qué tanto se han roto las disúnciones eliústa/popular, alta cultural
del Tercer Mundo -como ha dicho Karl Olfe, entre cul-tura de masas. Demasiado postrnodernismo pareciera simple-
otros. Lo que es realmente utópico, en el contexto mente una forma renovada de la cultura "arúsúca" burgue-
actual, no es tanto la subordinación del arte a la vi- sa. El problema no es qué tanto, sino qué tan poco la
da bajo los auspicios de un avanzado capitalismo mercantilización capitalista de la cultura ha intro-
de consumo, sino el proyecto capitalista actual ducido una esteúzación universal de la vida coú-
de reabsorber, en los mercados de trabajo y en diana. En este contexlO, la izquierda necesita aso-
la producción industrial o de servicios, la ener- ciarse con, y defender, el principio del placer ("lo
gía vital total de la sociedad mundial (incluyen- diverúdo") representado (parcialmente y en for-
do a los países del bloque soviéúco ahora en desin- mas enajenadas) por la cultura mercanúl del capi-
tegración). Por ello no debe sorprender que la teo- talismo tardío; al mismo úempo, necesita desarro-
na cultural neoconservadora parezca tan profunda- llar imágenes efecúvas de graúficación post-mer-
mente suspicaz y hoúl a lo más puro del arte y la moda canúlligadas -como demandas de transición- a u-
postrnodernistas que, en la extraordinaria frase de Jame- na expansión del úempo de ocioy a una consecuen-
son, son la "forma cultural" del estadio actual del capitalismo te transformación del sistema de seguridad social
que de be ampliar el campo de la ayuda económica al
estos úempos, pero algo muy afin a la famosa COlmra<I1ICClIOn del placer y del de-sarrollo personal fuera de los pará-
en tre fuerzas y relaciones de producción se evi- metros de la producción mercanúl. Aunque es útil y
dencia crucialmente en las tensiones actuales necesario recordarnos a nosotros mismos que estamos
-la advertencia legal al inicio del video vesper- sumamente lejos de las formas culturales propugnadas
ÚTIO, por ejemplo- en torno a la comercializa- por los Fren tes Populares -las cuales son, actualmen te,
ción de las tecnologías de la videocasete y discos el relleno de nuestra "mode retro" [véase nota 19, para
compactos so la úlúma novedad en mercancías e- este térrnino]-, también necesitamos pensar en los mo-
lectrónicas, pero por la misma razón presagian la dos en que los Frentes Populares lograron, en su época,
posibilidad de una virtual des-mercanúlización del una hegemonía sobre la cultura de masas ten taúva en es-
material musical y filmico, puesto que su reproduc- te ensayo -<le un ideologema que arúcule el proyecto po-
ción, me-diante estas tecnologías, ya no puede mante- -Iíúco de eliminar o atenuar la dominación capitalista con
nerse den tro de los límites "normales" de las relaciones ca- la producción y el consumo de la música contemporánea,
pitalistas de propiedad (que a su vez, como Marx señaló, es- me parece una de las más importantes tareas en el trabajo cu l-
tán ligadas en úlúma instancia a las relaciones mismas de pro- tural que la izquierda debena tener en su agenda actual.
ducción). Por supuesto, lo que anúcipamos al enfrentar esta tarea es tam-
En oposición a una angusúa (angst), al esúlo de la Escuela bién el momento -o momentos- en que la arquitectura se convier-
de Frankfurt, porla mercanúlización tan to como a un neopopulis- ta en una forma de expresión del pueblo, porque éste podna ser el
mo de izquierda que no puede imaginar nada mejor que Bruce momento en el que el poder hubiera realmente empezado a cam-
Springsteen o la nueva trova, de bemos rechazar la noción de que cier- biar de manos. ¿Cómo será o en qué consistirá esta arquitectura?
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acerca de imágenes y represen taciones visuales. Para una aplicación de la te-
NOTAS oría postestIucturalista a la música véase 1. Stoianova. Geste, Texte, Musique
(Paris: 10/ 18, 1985).
Este ensayo apareció originalmente en la revista inglesa Critical Q}lmur/y N° 31 15. Lo semiótico, para Kristeva, es una especie de balbuceo -algo a medio camino
(Spring 1989) y fue reescrito en español para ser publicado en "Modernidad entre la semi-incoherencia del hablaren lenguas y la conciencia preedípica de
y Postmodernidad en América Latina" (Nuevo Texto Critico N° 6, Stanford los sonidos del cuerpo materno. Como tal, se reemergencia mina la sumisión
del sujeto a lo Simbólico, es decir, a la dimensión de la ley y la cultura, o de la
University, 1990)
l. Véase su intervención en el debate del congreso de Darmouth en el número identidad [tia. "Kristeva argumenta que lo semiótico es el efecto de impulsos
especial antes mencionado de la Revista de crítica literaria latinoamericana 29 corporales parcialmente reprimidos cuando el orden paternal interviene en
(I989), particularmente pp. 146-148. Es interesante notar que Osorio coinci- el complejo madre/ hiko, por tanto es algo físicamente 'atado' al cuerpo ma-
de, así, con la crítica de Octavio Paz, desde el otro lado del espectro político, terno". Paul Smith, Discerning the Subject (Minneapolis: University ofMinne-
del concepto de postmodernismo - "El romanticismo y la poesía contemporá- sota Pres, 1988), p. 121.
nea", Vuelta 11 / 127 Uunio, 1987), pp. 26-27. 16. Fredric Jameson, The Political Unconscious. Narrative as a Socially Symbolic
2.Jean Baudrillard, Amérique (Paris: Bernard Grasset, 1986) . Buena parte de la Act (lthaca: Cornell University Press, 1981), pp. 28S-91.
ideologización literaria de la narrativa del boom vía la apropiación de las te- 17. Russell Berman, "Modern Art and Desublimation", Telos 62 (Winter 1984-85),
sis de Bajtin sigue esta dirección: por ejemplo, Emir Rodríguez Monegal, "Ou- p. 48.
naval! Antropofagia/ Parodia", Revista Iberoamericana 18. Juergen Habermans, Der philosophische Diskurs der Moderne (Frank-
10S-J09 (l979). El libro deJoan Didion sobre El Salva- furt am Main: Suhrkamp Verlag, 1985). Andreas Huyssen señala perspi-
dor, Salvador (Nueva York: Simon and Schuster, cazmente, y contra la tendencia de Habermas de asociar postestruc-
1983) es un ejemplo de la producción norteamerica- turalismo, postmodernismo y neoconservadurismo, que "Dado
na de un "sublime" postmoderno dis-tópico en re- el campo de fuerza estético del término postmodernismo,
lación a América Latina. ningún neoconservador actual soñaría con identificar
3. Neil Larsen, Modernism and Hegemony (Min- el proyecto neoconservador con el postmodernismo ".
neapolis: Univ. of Minessota Press, 1990), p. After the Great Divide. Modernism, Mass Culture, Post-
xxxi. modernism (B1oomington: Indiana University Press,
4. El texto clave aquí es, por supuesto, Lacondition 1986), p. 204. En un contexto latinoamericano, la anti-
postmoderne. Rapportsur le savoirdeJean fイ。ョセッゥウ@ patía de Octavio Paz hacia el término postmodernismo
Lyotard (Paris: Graseet, 1984). que hemos notado es sintomática de lo que Huyssen di-
5. George Widice, "¿Puede hablarse de la postmoderni- ce.
dad en América Latina? ", Revista de crítica literaria lati- 19. Véase, por ejemplo, "Benjamin 's Passagen-Werk: Re-
noamericana 29 (I989) , p. 106. deeming Mass Culture for the Revolution" de Susan Buck-
6. Theodor Adorno, "Perennial Fashionjazz", en Prisms, trad. Morss, en New German Critique, 29 (1983), pp. 211-240.
al inlílés de Samuel y Shierry Weber (London: Neville Spear- Dada la identificación de modernización con racionalidad
man, 1967), pp. I 2S-29. Véase también la noción de "seudo-indi- y abstracción, ha Sido paract0Jalmente necesano, para la co-
mercialización capitalista, preservar o inyectar algún re-
vidualización" en "On Popular Music", Studies in Philosophyand
cuerdo del aura precapitalista en la mercancía -de ahí el
the Social Sciences, IX (I941), pp. 17-48.
kitsch-, mientras que en la producción socializada, bajo el
7. Christa Bürger, "The Disapearance of Art: The
Postmodernism Debate in the U.S. ", Telos, 68 control democrático tanto de productores como de consu-
(Summer 1986) , pp. 93-106. midores, no debería en principio haber ningún problema
8. Las categorías -pastiche, mode retro, neo-clasi- con una pé rdida de dicho aura, pues no es algo implícito en
cismo, muerte del sujeto, falta de autenticidad , e l estatus mercantil de un objeto con valor de uso. El pastiche
'sin-profundidad', etcétera- ya las había diagnos- postmoderno o mode re tro -donde algún significante de ese
ticado Adorno en 1948 en su Filosofía de la música aura se alude o incorpora, pero sólo de manera irónica ya mo-
·30
"Rusia y América, metafísicamente vistas, san la misma cosa: la misma furia desespera-
da de la técnica desencadenada y de la organización abstracta del hombre normal. Cuando
el más apartado rincón del globo haya sido técnicamente canquistado y ecanómicamente ex-
plotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente accesible en un lugar cualquiera y
en un tiempo cualquiera; cuando se puedan 'experimentar', simultáneamente, el atentado
a un rey, en Francia, y un can cierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea rapidez,
instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acanteceder his-
tórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos; cuando el boxeador rija co-
mo el gran hombre de una nación; cuando en número de millanes triunfen las masas reuni-
das en asambleas populares -entances, justamente entonces, volverán a atravesar todo este
aquelarre, como fantasmas, las preguntas: -¿para qué?- y después qué".
FISURAS
MODERNIDAD
POSTMODERNIDAD
.....".,...
Previsión de Heidegger, en 1935 men tadora que no p uede dar cuen ta cabalmente (desde sus racionaliza-
A más de medio siglo de d istancia, cuando, como n unca antes, la con- ciones) de tal proceso histórico" (Casullo).
temporaneid ad de todos los pasados posibles anula, paradoj almente, con El posmodernismo -nombre ya canonizado e irritado por el uso ge-
su espectacul ar proxirrtidad, nuestra capacidad de visión y nos clausura a neralizado--da licencia, al parecer, para, bajo su rúbrica, exponer con de-
un presen te, porque sin memoria, sin capacidad de porven ir, la actualidad sen fado teórico y sen timental una suerte de fragi lidad, de provisoried ad ,
histórica verifica, al parecer, con la casi espantosa fide lidad de un a cita, el de errancia, tanto en la forma como en el con tenido, y n os perrrti te expo-
citado vaticinio. Hoy en día, cuando todo se amplía a dimensiones globa- nern os a ella. Cul tivar el desasosiego, el malestar en una cultura que se vi-
les y tod as las lejanías, de los tiempos como de los espacios, se han trasla- ve sin el porvenir de un a il usión , parece ser, a la espera de otro posible, el
dado a la proximidad de un nuevo presen te y hacen , todas a la vez sus re- único modo de resistir al cerco de peligrosas trivialidades que amen aza con
clamaciones, las preguntas acerca de lo posible histórico, también en La- borrar toda reserva de memoria crítica y termin ar por convertirnos en fe-
tinoamérica, adoptan una nueva latitud. lices consumidores te ledirigidos. Se puede reconocer en esta ausencia de
En mayo del presen te año, se llevó a cabo en San tiago de Chile, el Se- pudor teórico y en un a cierta franqueza vacía de "pathos" existencial y más
minario Chileno-Argentino sobre Modernidad y Postrnodernidad*. Su bien aligerad a por un toque de cinismo "naif", la forma peculiar q ue en
propósito: repensar el ac tual estado de cosas yen desde la impropiedad de nues tra cultura dejan oír su rumor, más o menos disimulado, más o menos
un lugar incierto -Latinoamérica. Su con stan te: el "reconocimien to de u- ostensible, las embarazosas pregun tas auguradas por Heidegger: - ¿para
na fractura entre modernización socio-estructural y una cultura funda- qué? , ¿hacia dónde?, ¿y después qué? Carlos Pérez.
"Seminario "La e ncrucUada modernidad-postmodernidad en América Lati na" co-organizado por ILET-Buenos Aires y la Revista de Crítica Cultural.
Este seminario fue patrocinado por la Facu ltad de Ciencias Sociales de Buenos Aires, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Un iversidad d e Chile, la
Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Departamento de Cultura del Ministerio de Educación y el Departamento de Cultura d e la
Secretaría de Comunicac ión y Cul tural del Ministerio Secretaría General de Go bierno. Contó con e l auspicio de la Embaj ada de la Re pública Arge ntina y el Ins-
tituto Francés de Cultu ra.
Las que siguen son cuatro de las interve nciones presentadas durante el Seminario en el que participaron: Nicolás Casullo, Lu is Vaisman, Bern ardo Sube r-
caseaux, Nelly Richard, Eduardo Carrasco , Eugenio Dittborn , Carmen Berenguer, Martin Hopenhay n, Adriana Valdés, Gonzalo Díaz, Fed erico Schopf, Mario Ro-
dríguez, Mauricio Ostria, Cristián Ferre r, Suzana Mu nich , Aníbal Edwards, Luis Flores, Gaspar Galaz, Rodrigo Cánovas, Héclor Schmuc\er, Fabio Salas, Raque l O-
lea, Eduardo Sabrovsky, Ricardo Forsler, Francisco Brugnoli, Ana Escribar, Eugenia Brilo, Carlos Pérez y Eduardo Lyon.
31
MARTÍN HOPENHAYN efectos de desintegración llevan el rrtismo ritmo y la misma exhaustividad. nada la teoría de los juegos e ntra con Fuerza hoy en la teoría económica. nancos. Veamos só lo algunos ejemplos.
Esto puede tomarse benévolamente, argumentando que la integra- El mayor capital es estar í ntegramen te enchu Fado al movimien to de capi- La matriz hegeliana, en virtud de la cual podíamos reconocemos
ción segmen tada es la solución para sostener sociedades de masas que no tales a nuestro alrededor. Más que inversiones, operaciones y hasta 'Juga- y completamos progresivamente mediante el reconocimiento de un mun-
sacrifiquen su moderno apetito de individualidad. Esta perspectiva post- das". Más que un incremento en la se rie, su diversificación. La adaptación do que nosotros íbamos completando y mejorando progresivamente, no
moderna sería é ticamente sostenible en un orde n postindustrial donde la como fórmula de la persistencia. En esto comulgan el empresario próspe- parece sostenible: el mundo ahora parece completándose siempre desde
fragmentación cultural descansa plácidamente sobre un orden político ro de un país rico con el informal urbano de un país pobre, aunque con otros, y descompletándose para nosotros mismos. La discontinuidad, tan-
democrático y estable, un segu ro de desempleo con ingresos aceptables, suertes distintas. (¿Quién habla ya de l amor por e l oficio, el orgullo por la to en nuestro modo de articu lamos como en la realidad misma, hace di-
y un status de ciudadanía para todos. Pero esto ni siquiera ocurre en la gran fábrica,lacalidad por la tradición de un producto? Tal vez algunos produc- fícil apropiarse de la idea rrtismade sín tesis entre sujeto y la historia. No me
mayoría de las llamadas sociedades opulen tas, donde los problemas "me- tores de buen vino). refie ro sólo al mentado colapso del socialismo, sino también al mentado
PRIMERA PARADOJA: CUANTO MÁs SE VENTILA LA CONFUSIÓN nores" son cada vez "mayores". Todos los días se crean y cl ausuran millones de resortes para saltar peso de fuerzas que regulan el orden mundial y que, desde ese orden mun-
MÁs SE RECALIENTA LA MISERIA Para los más privados de acceso podría quedar el consuelo de que, a la opulencia y de trampas para caer en la quiebra. La continuidad más dial , regulan también los órdenes locales; háblese de impacto tecnológico,
Ya es casi tedioso señalar los efectos que generan en el clima cultu- dada la velocidad y la segmentación, ya nadie se integra del todo. Para los rentable es la continua sintonía con este fenómeno. La información pre- me rcado, transn acionalización de la cultura. ¿Podríamos acaso remota-
ral vigente el impacto tecnológico, la globalización del mercado, el des.- desencantados, e l consuelo de que la integración ya no tiene una COlmo- cisa y ligera vale más que el acero . Esto no sólo en materia de inversio nes me n te sen timos arúfices e n alguna de estas fuerzas, responsables de sus e-
mantelamiento del socialismo real y del Real Socialismo,la falta de alter- tación valórica clara ni una utopía en germen, y que lo mejor es no hacer- económicas: al menos en un sentido analógico la nueva razón sincrónica fectos, o incl uso modestos dialectizadores? La nueva lógica neutraliza, pe-
nativas cautivantes de desarrollo, la masificación segmen tada, etcétera. En se expectativas. Pero más allá de estas justificaciones emerge un fenóme- permea la política,la estética, y hasta los vínculos con los demás. Primacía ro también seduce: inte rvenir ya no es subvertir sino combinar.
la película de los desencantados campea una especie de confusión "cool", no insoslayable: nunca antes hubo mayor concurrencia de opciones de in- de la hoguera de las vanidades sobre los poemas humanos, de la alianza o- Respecto de la matriz guevarista, obrerista, fanonista: ¿quién
refrigerada a fuerza de trasladarse de las vísceras al discurso. En cuanto a tegración (vía revolución de las comunicaciones, ampliación de mercados, portuna sobre la propuesta estratégica, de la gale ría sobre e l museo. Sólo
los apocalípticos, éstos perdieron el prestigio que les daba el "ardor de la interconexión global, intercambio cultural); y nunca antes hubo, tampo- lo efímero trasciende. Para progresar, mejor borrar las pisadas previas sin
crítica" frente al sta tu quo, y los pocos que quedan son tild ados por sus ex co, mayor desintegración: llámese crisis del desarrollo, frustración de ex- nostalgia, o con una nostalgia leve y risueña.
compañeros de viaje de dramáticos, espesos, obsesivos o simplemente de- pectativas de movilidad social, brechas de productividad, atomización con Ciertamente, hay algo de atractivo en la idea de que aprende r es de-
subicados. Desenlace tragicó rrticoy conocido: el pensamie nto negativo ya desmovilización de masas, pérdida de referentes colectivos, o desdibuja- saparecer, en la invitación de contemporaneidad, en la vitalidad del olvi-
no moviliza estudian tes y ha quedado atrapado en libros bien empastados, mien to del futuro. La escandalosa tesis de los antipsiquiatras, según la cual do. ¿Pero es ésta la levedad que reivindicamos corno estética para la vida?
casi de colección, y a precios inaccesibles. la esquizofrenia es una producción social, cobra una nueva figura. Al me-
En la otra cara de la misma mon eda los utopistas corren una suerte nos como metáfora de este doble movimiento.
similar: a lo más que pueden aspirar en la opinión pública "ilustrada" es a ¿Por qué no
simulacros de inter locución. Hoy por hoy, invocaciones como el "desplie- TERCERA PARADOJA: LA ACUMULACIÓN COMO SINCRONíA explorar en los in-
gue universal de las potencialidades humanas" se atribuye n más a la dimen- Varios hechos cambi aron sustancialmente la imagen industrial de la
sión de la re tórica que de la esperanza, de la histeria qu e de la historia. acumulación en que ésta se asociaba a procesos constantes y continuos de tersticios de la po-
Quie nes observan a los pocos apocalípticos y utopistas como si fue- inversión productiva. Uno es el auge del capital financiero y su primacía
ran un re manente de anac rónicos cró nicos, asumen la falta de claridad sobre el capi tal prod uctivo , sobre todo desde el boom de los petrodólares
lítica, en el esote-
frente a los procesos q ue regulan el mundo casi como un dato más: una en los 70. Otro es el papel vertiginoso, decisivo e hipercompetitivo que las rismo y su prolife-
confusión incorporad a al organismo y en vi as de digestión. Algo de cinis.- grandes empresas le han asignado a las innovaciones tecnológicas para a-
mo habrá en ello, sin llegar a se r escandaloso. segurarse la supervivencia y expansión . Otro es la subordinación de la ra- ración de senti-
S
Pero este desencanto te mplado no reduce el volume n de miserables
ni refrigera la hoguera en que se carbonizan . Mientras la confusión se ven-
cionalidad del desarrollo endógeno a la "racionalidad de la inserción" e n
dos, en la acción
un mundo regulado por las ventajas comparativas dinámicas en un orden
simbólica, en la
to
tila, la miseria sigue recalentándose. Marginalidad urbana, deterioro ru- mercan til globalizado y con altos niveles de incertidumbre.
ral , d istribución regresiva del ingreso, informalidad sostenida, son catego- Estos tres fenómenos son sólo parte de la arquitectura de una pa-
rías que no tienen nad a de anacrónicas, y que conviven, sin diluirse, con radoja que puede formularse del siguien te modo: cuánto más nos cultura popular,
las de "complejIdad estocástica", "ventajas comparauvas", discontinUlda- desconectamos del pasado, más ágIles son nuestras posibl- en las intuiciones
des VIrtuosas y VICIosas. Aquellas reahdades orrunosas que daban fue ra al hdades de acumulaCIón. El self-made man se pare-
dIscurso de los apocalíplIcoS están más candentes que nunca y, paradójl- ce cada vez más aljugadorde póker: en lugar sugerentes, en la
camen te, el dIScurso que las mvoca suena poco actualtzado. Esto puede te- de la volun tad de acumulaCIón, el ma-
ner mIl explicaCIones, pero una cosa parece Irrefutable y smtomáuca: que
revuelta espasmó-
nejo de combmaClones simul- セ@
mIentras la confusión es asumIda con dlsphcenCla creciente, la mlsena su- táneas paraeljuego que dica, en las eco-
be su temperatura. se uene e n la ma-
nomías de los des-
t
no No
SEGUNDA PARADOJA: AHORA RESULTA
plazados, en el
o
QUE LA INTEGRACIÓN DESINTEGRA
hermetismo de tri-
generado en su momen to alguna dosIS de desintegraCIón. Pe-
ro más allá de esta pOSIble "ley de la naturaleza", ahora bus vernáculas y
la SItuación es desconcertante: los disposluvos
postmodernas, en
de mtegraClón adqUIrieron una velocl-
dad,s1ffiultaneldadycoberturaque , "'" las razones de la
te
en vem te años se han mulu-
phcadoexponenClal-
ュLBセ@ , ..
セ@
セ
BG セ@
GM
ョ セ@ . pasión, en la con-
versación intimis-
セ@ desvergonzada vi-
talidad?
32 33
anti-burguesa, sabiendo que estos modelos de "lucha consecuente" resul- aciones culturales cuyo rasgo significativo es su viscosidad. Deudores in-
tan apenas cinematográficos? El único ejemplo actual de confron tación re- confesados de Benjamin o de Adorno, se lajuegan por espacios irrecupe-
al con el orden mundial se llama Hussein. Sólo alli se ha visto, en los últi- rables para la lógica del mercado de bienes culturales o para la sensibilidad
mos años, una negación del Norte y el Occiden te con impacto real global, imperante: arte-gesto, "instalaciones" o "intervenciones" fugaces en el
pero bajo el sello de una irracionalidad que nos revuelve el estómago y de hueso cotidiano y en la piel de las ciudades. Fragmentos de una estética
una violencia mesiánica que huele a holocausto. ¿Estaríamos dispuestos a críptica, que decide casi tribalmente sus propios códigos para interpretar-
asumir este único modelo real como propio? se, haciéndose in digerible para quienes no forman parte de la tribu.
••• Yen cuanto a la matriz de la acción radical, donde la negación Otros apuestan resolutivamente por el cambio personal en filones
del mundo corre pareja con nuestra redención personal: la reivindicación de esoterismo que a su vez también tienen un carácter sincrónico: el Ta-
del reventado, del bombero loco, del saltimbanqui, del anti-urbano, des- rot, el 1 Ching, la meditación, la astrología, las piedras rúnicas, la biodan-
piertan ahora más curiosidad que identificación. Artaud, Burroughs, Hen- za, lo 'Jungiano", el tai-<:hi, no parecen excluyentes sino que confluyen en
drix y Cía., no son modelos de imitación sino, a lo sumo, objetos de estu- una mentalidad "otra". No se trata de adscribirse a una escuela o tradición
dio. única, sino de encontrar, en esa vasta oferta de opciones de búsqueda, la
¿De qué modelo de acción apropiamos, entonces, si queremos pre- combinación más adecuada para conjurar, en el plano personal, todo el
servar la idea de que en la acción hay algo que va más allá de su inmanen- peso de la alienación social.
cia y de su contingencia? ¿Dónde puede encontrarse hoy, en relación a En estas opciones no hay marginalidad heroica, sino una coexisten-
cualquiera de las matrices recién señaladas, una acción ejemplar que per- cia indisoluble, poblada de sín tesis espúreas y ad hoc: lo "otro" convive con
mita reivindicar, épica o Iíricamente, la acción misma como manifestación lo "mismo". No se aspira a derribar las estructuras del sistema, sino estable-
de un sentido que la rebasa? Ycuriosamente, seguimos habitando un mun- cer autonomías relativas respecto de ellas. Lo revolucionario deja de ser
do -y un discurso- hiperkinético que busca justificarse en la acción y don- pensado como grandes cambios en el tiempo para reconocerse como pe-
de la palabra "proyecto" se repite como un mantra de siglo XX. El horno queños y significativos cambios en el espacio. Versiones contrabandeadas
faber nos habita más que nunca, pe- de la razón sincrónica: la "exoterización del esoterismo", el repliegue tri-
ro mordiéndose la cola. bal entre los pliegues de esta urbanidad extrovertida de fin de siglo; el lar-
go viaje del génesis al apocalipsis comprimido en experiencias cotidianas,
OUINTA PARADOJA: EN plegado a esa "otra realidad" periférica donde lo precario se exacerba y se
BUSCA DE LA CENTRALIDAD DE conjura día adía. Elgraffiti,el ritual de brujas o lacomunidad de base coin-
LO PERIFÉRICO ciden en su provisoriedad y en esta relampaguean te abundancia en la es-
Frente a esta crisis de modelos casez. Lo alternativo se anuncia en lugares delgados, huecos finos, desór-
de acción, integraciones que desinte- denes tibios, donde el alcance simbólico ya es casi suficiente.
gran, acumulación sin pasado, con- ¿Pero para quién, para cuántos?
fusión ventilada y miseria caliente, la
imagen de una revolución posible SEXTA PARADOJA: PARA SER CONSECUENTE NADA MEJOR QUE
también parece desplazarse: se prefi- EMPEZAR SIENDO INCONSECUENTE
gura cada vez menos en el centro del En medio de esta paradojas --De las cuales no estoy exento- tanteo
futuro y cada vez más en la periferia fórmulas heterodoxas, busco en el lenguaje otras tantas expresiones para-
del presente. No tanto porque hace dojales para tratar de inventarme un fundamento para la acción, un
mucho quedó re fu tada la tesis de que "vínculo otro" en el mundo, o al menos un esbozo de actitud. Barajo ale-
el capitalismo empezaría a derrum- aciones retóricas que tienen más ingenio que eficacia, y así hago ambiguas
barse en los países ind ustrializados referencias a un desencanto fecundo, una resignación amenazante, una
antes que en los nuestros. Sino por- sana ironía, una inconsistencia su bvertida. En fin: nada que pueda pensar-
que ahora la imagen de una revolu- se como nuevo cimiento para acciones universalizables.
ción posible también tiene la marca Puede que el escepticismo sea la dieta de la in teligencia, pero no de-
de la sincronía: busca plasmar en biera ser la in teligencia misma. Permanecer allí demasiado tiempo podri-
mundos simultáneos, liberar brechas a convertirse en un lamentable exceso de consistencia, una nueva forma
de utopía en los márgenes de un or- de obesidad. Tal vez mejor buscar otra forma de consistencia en este tem-
den general inaceptable, sea postin- ple sincrónico de la contemporaneidad donde nada es demasiado consis-
dustrial, industrial o pre-industrial. tente. Parece una contradicción, y seguramente lo es.
Esta imagen de cambio cualitativo no Pero no se trata de renunciar a la esperanza de otra forma de inte-
pretende cristalizar en un futuro que gración, ni a la posibilidad de una acción cuyo sentido transformador re-
niegue el presen te, sino en in tersti- fuerce nuestras fantasías de mundo; sino de reconocer, en primer lugar,
cios que rompan la heterogénea-ho- que esas fantasías todavia tienen que redefinirse y que, al mismo tiempo,
mogeneidad del todo. no podemos suspender toda acción mientras procesamos dicha redefini-
En esta tónica de órdenes con- ción. Para ser consecuentes, tal vez haya que sumergirse en una decidida
tiguos, algunos exaltan la racionali- inconsecuencia: celebrar esta orfandad de relatoscomprehensivos y visitar
dad de un mundo definido como sin prejuicio algunos relatos parciales que aunque no nos convenzan del
"popular", situado en la periferia de todo, pueden ser parte de un itinerario cuyo destino, claro está, es incier-
las ciudades de países no desarrolla- to. ¿Por qué no explorar en los in tersticios de la política, en el esoterismo
dos y también en los sectores rurales y su proliferación de sentidos, en la acción simbólica, en la cultura popu-
tradicionales, y que niega la raciona- lar, en las intuiciones sugerentes, en la revuelta espasmódica, en las econo-
lidad dominante sin disolverla ni in- mías de los desplazados, en el hermetismo de tribus vernáculas y postmo-
vertir su hegemonía: me refiero a la dernas, en las razones de la pasión, en la conversación intimista? ¿Yporqué
"cultura otra" de la pobreza, con sus no hacerlo con curiosidad infan til, con desvergonzada vitalidad? ¿Por qué
valores de solidaridad, reciprocidad, no aventurarse a hacer un poco de literatura con el entorno y con la pro-
y sentido mágico de la existencia. pia biografía, aunque sea para volver a barajar las cartas?
Otros prefieren apostar por cre- Ni apocalípticos ni integrados.
34
Hay un borde de la enuncia-
ción, entonces, en el que Benja-
min dibuja su itinerario del sa-
ber, en medio de lo establecido
por los discursos del conocimien-
to. Itinerario y borde, que en
Benjamin conjugan filosofía, NICOLÁS CASULLO
cábala, marxismo, literatura,
teorfa estética, donde se dan ci-
Podriamos comenzar preguntándonos: ¿por qué Walter
ta inspiradora el profesor con el Benjamin resiste el vendaval de nuestra época, que da la
lumpen, el poeta con la hembra, sensación de arrasar con tantos pensadores, postulantes
y teorias? ¿Qué es lo que hace más visible la huella de un intelec-
la lingüística con el génesis bíbli- tual sin adeptos de iglesias, y pertenecien te a un tiempo de dispa-
res utopías que parecieran haber dejado de vibrar en el espíritu
co, el vanguardista con el impos- de la actualidad? ¿A qué regresa Benjamin, aquel berlinés de en-
treguerras, en el tren de una estación vacía, para descender sobre
tor, el mago medioeval con el len-
guajeft1mico: fragmentos silábi-
cos de la modernidad.
35
un neblinoso andén tan próximo a nosotros?
Resulta lícito pensar, ateniéndonos al pasado, que no hay
palabras irrefutables por sí mismas. Ni siquiera las de Dios en la
crónica de su pueblo elegido. Habría sí, épocas que escuchan de-
terminadas palabras, por un extraño camino de lógicas y azares.
A lo mejor, y un poo borgeanamente,la historia sea eso: una tra-
ma antojadiza, urdida por escuchas que sueñan enlazar edades y
sign ificaciones.
Mis preguntas iniciales pueden ser contestadas con distin-
tos y afiatados argumen tos. Válidos todos ellos. Tan válidos y per-
suasivos, que llegaríamos a la conclusión de que tales preguntas,
en el fondo, son incontestables. Que por debajo de la seducción
de responderlas con voluntad o conocimien to de causa, persiste
En la revuelta prometeica del
el ocultamien to de lo que importa. Que más allá del deseo del es- arte, discutiendo con la moral,
critor frente al interrogante abierto, lo que seguirá escondido en
la pregunta es lo indecible del secreto. la ciencia y la política de su épo-
Pero exactamente esa es la misión de la crítica intelectual,
encomendada por nadie y por eso radiante: con ciliar con pala- ca en ténninos de extrema irreve-
bras lo real, para que no persista como tal: como un enjambre de
acasos. Misión en tanto extensa pérdida de tiempo, que destinó rencia y novedad de lo moderno,
a lo impronunciable a figuras majestuosas como la del profeta, el
sofista, el poeta, el monje en su monasterio, el metafisico, y mu-
cho más abajo y cerca nuestro (tal vez también de Benjamin) el
crítico de la cultura, el citador de señas, la aventura del ensayista,
o al científico social cuando logra la bienaventuranza de sen tirse
atribulado.
Intentaré armar, o inventar, un camino de respuesta sobre
este encuentro de Benjamin y sus obras con ciertos espacios teó-
dos detrás de sus imágenes o de sus nombres, que en este caso es
rico-conceptuales y literarios de la Argentin a, de Brasil, de Méxi-
lo mismo. Es en la dimensión de lo poético donde las palabras bor-
co, partiendo entonces del dato de que la objetividad de mi tra-
dean la vida, asumen el dolor de la aproximación y la distancia, sin
bajo no ignora que lo más importan te,las claves a reunir, serán la
creer, como sucede amen udo en otras esferas, que por en unciar
fábu la de mi texto, y por lo tanto consumarán la tragedia de toda
la realidad se la conquista.
escritura consciente: aludir y perder lo nombrado.
Hay un borde de la enunciación, entonces, en el que Ben-
jamin dibuja su itinerario del saber, en medio de lo establecido
EL EXILIO EN LOS BORDES
por los discursos del conocimiento. Itinerario y borde, que en
Benjamin conjugan filosofia, cábala, marxismo, literatura, teoría
Como en unjuego de espejos infinitos, Benjamin traspasó
estética, presupuestos científicos y experiencias de las vanguar-
esa lámina especular en tre la vida y la represen tación , para inscri-
dias del arte, no ya sólo como zonas que se iluminan mutuamen-
birse ahora como imagen fuerte, del otro lado, como huella de lo
te,sino como extirpe de escritura que en su hacerse, enjuiciará los
que fue su obsesión, la modernidad. Para convertirse hoy, a 50 a-
lími tes de cada uno de estos cursos en sus pretensiones soli tarias.
ños de su muerte, en un dato insoslayable para el develamiento de
Pero itinerario y borde que también enuncian a Benjamin, en su
lo moderno. No podríamos sortear su silueta intelectual, y hasta
existencialidad transhumante, fragmentada, ocultadora, y a tra-
fisica, si lo que pretendemos es perseguir el hilo crítico de esa ca-
vés de la cual también escribe su texto irreversible del deslinde,
dena cultural que se plasma en Las Luces del XVIII y nos sigue en-
como búsqueda y fuga. El Benjamín renegando de la academia,
volviendo. El es ahora parte de la constelación que perseguía.
ilaneur, traductor de amores literarios, buceador de conceptos
Sin embargo ese sitio está armado a con trapelo de los pen-
en la historia sagrada, coleccionista de juguetes, marxista inubi-
samientos victoriosos, de los sistemas de ideas que abrieron cur-
cable, crítico de libros, experimentador de la droga, lector de po-
sos, de los ámbitos universitarios o políticos con sus lealtades, del
liciales, erudito del barroco, recolector de citas, visitador de ab-
fanatismo de una causa, o de la soberbia de algún martillo filosó-
surdos escaparates, y suicida.
fico que quiebra las ilusiones de una época. El es un paseante so-
Los bordes son regiones de intemperie, hasta para las aspi-
litario, un deambulador de ciudades cuando no le corresponde,
raciones póstumas. Allí no sólo hay hoteles de mala muerte, cola-
que sin saberlo va canalizando una compleja y evanescen te figu-
boraciones que no se pagan, frío que endurece las manos al escri-
ra en lo moderno: la del deslindado, en palabra, gesto y territorio.
bir, casas ajenas, sino también extraños imaginarios de la vida. E-
La del viajero que elige los bordes de los esti los y terminologías
briedades teóricas que perforan la noche, obras y au tores que no
que consagran, como si desde esa distancia y zozobra, el testigo re-
contribuyen a lo que exigen los curriculums, insomnios que pa-
cobrase una geografía olvidada, una mirada inigualablemente ní-
tida. san desapercibidos a los tribunales compensatorios. Pero el bor-
de también, para una de las heráldicas alemanas, puede ser una
¿Cómo construye Benjamin su borde? Cercanía y lejanía es
derrotailuminante. Benjamin lo recorrió con su búsquedadeciu-
un leit motiv de fondo teológico-poético, recurrente en su rela-
dades utopizadas, con sus penumbras de infancia, con sus traba-
ción con las cosas. Es el mundo pensado desde el enigma divino,
jos inconclusos o como constelación de pasiones simultáneas.
donde los dioses se acercan o se alejan con los designios guarda-
Desde esa distancia que da el borde, la cultura es, como nunca, u-
na mítica acumulación que arriba a sus fronteras, y la Modernidad
una época de ecos y esperpentos amansados por la razón, que
mueren sobre la playa. En los bordes de una cu ltura que se cele-
bra a sí misma, brotan las preguntas expulsadas y los trayectos e-
36
de se metamorfosean los cuerpos ideáticos y mutan los arquetipos
del Cen tro, para dar lugar a esas historias de las fronteras, sobre
un mundo pensado en otra parte: a una suerte de prometeica he-
rejía, no ya de los hombres sino de las cosas.
En Benjamin, el borde es el lugar de una derrota elegida.
Pero no elegida patológicamente, o con ánimo decadentista. La
derrota es el vigía de su coherencia. Es un acto ético, es el latido
que acompaña al solitario en los lindes del bosque, o en una ge-
ografía equidistante en la selva de signos de la urbe moderna. Y
aquí encontramos quizás la clave más extrema de Benjamin. Su
recorrido es un infatigable peregrinar, donde procurará estar au-
Benjamin descifra signos claves sen te al ser llamado, en otro lugary no en su sitio, postergando lo
que pretende, rechazado en lo que busca, no escuchado en lo que
del drama civiliza torio, entre lo reclama, permaneciendo cuando hay que irse, sin llegar nunca a
las citas en Jerusalén , Paris, New York, que redefinirian su vida
real y su representación, entre lo con la ilusión de dejar atrás no sólo el equívoco, sino una época
donde el esplendor del espíritu alemán descifra nada más que su
viejo y lo nuevo, entre lo reminis- catástrofe.
"En la propia derrota reconoce una sus fuerzas", dice Ben-
cente y lo anticipatorio. jamin, "cuando nos bañamos como en la sangre del dragón". En
la sangre resueñan estridencias del viejo roman ticismo en una de
sus varian tes, la del padecimien to in telectual y social del creador.
Pero en Benjamin ha desaparecido la sensualidad de la victima
frente a sus despojos, para dejar su lugar a una heroicidad más
precaria y de corte baudeleriano. "El que se siente fuerte", dice
Benjamin, "no conoce ni honra ni miedo ... habita una fortaleza
como terrible modo de vida ... sólo cuando estamos bien amba-
durnados resultamos imbatibles". El ethos moderno, el mercado
"xiliados, ahí suele encon trarse el trapero, el conspirador, el borra-
de compraventa no sólo de mercanCÍas sino también de almas, la
cho, la prostituta, Kafka, la niñez, el poeta maldito y los prole ta-
seducción y la inclemencia de la metrópolis, la pesadilla de la gue-
riados de la Biblia.
rra, hacen de la historia una escena contaminan te. En ese con tex-
Dice Benjamin: "contemplo el paisaje, el mar está en su ba-
to, Benjamin pareciera rechazar y al mismo tiempo beber en el
hía ... se alza y se hunde en miles de olas ... la lejanía reconstruye
mandato nie tzscheano. Honra y temor, son para e l berlinés, pa-
su sueño ... se enardece de nuevo en cada ve ntana iluminada".
trimonio del que se asume en la de bilidad y tal vez en la culpa, co-
¿Qué lenguaje es este lenguaje de un investigador cercano al Ins-
mo antesala del destino. Pero al mismo tiempo, esa c ulpabilidad
tituto de Frankfun? En Benjamin la palabra que reinaugura y a-
con que impregna la historia, se transforma en la recóndita for-
lude a los trasfo ndos de las palabras, es una tarea silen ciosa y de
taleza de l solitario: son cicatrices que endurecen y pe rmiten reco-
por vida. Sin estridencias ni hazañas. Un reaseguro de nobleza,
nocer el significado del fracaso.
que permite heredar lo que se ama de una cultura. Un esfuerzo
Una vez que se entendieron los signos falsos, queda el fra-
que fatiga y acobarda. Sólo un deslindado como Benjamin, un
caso como postura. Desorientar lo ordenado afuera, quebrar la
huérfano de las profesiones, un desprotegido por las disciplinas,
continuidad del simulacro, trabajar a contrapelo del proyecto vi-
sabe sobre la rigurosidad del saber, sobre la extenuante creación
sible. En Benjamin hay una sombra intermitente que se desliza
teórica, sobre el esfuerzo desmesurado de cada frase conceptual,
por detrás de su silueta. Una sombra que esboza la actitud del re-
como eterna reparación por la rebeldía y el desamparo elegido.
nunciante , no ya en la dimensión de lo religioso, pero sí con re-
Reparación que en Benjamin remite a esa fatalidad de los
miniscencia de ésta. El fracaso seria la prueba definitiva del des-
bordes, pero que también necesita y fecunda en tales lindes, don-
linde como renuncia consumada. Representa situarse en otra re-
de se arremolinan otras escrituras y apariencias, otros caminos y
simulaciones, donde se dan cita inspiradora el profesor con el lación critica con respecto al mundo, donde el incumplimiento
frente a lo normado por este mundo, significa, a la vez,escapardel
lumpen, el poeta con la hembra, la lingüística con el génesis bí-
blico, el vanguardista con el impostor, el mago medioeval con el optimismocivilizatorio, del vaCÍo del pesimismo, y de la indiferen-
lenguaje fílmico: fragmentos silábicos de la modernidad. Voces cia. Esto es: elegir otra memoria de la historia. Algo que, para Ben-
que se resisten a la transparencia y a los moldes, que no creen en jamin, representará obtener una silenciosa legalidad frente a las
la comunicación diáfana del mundo vital, sino en el simulacro del herencias que le importan; cruzar hacia la biografía de lo estéti-
dios fallido, en el mundo ficcionado, en el estigma babélico. Di- co donde la palabra es pura creación de lo real, y situarse en la cró-
ce Benjamin, con los pies hundidos en la modernidad: "el mun- nica humana desde una arcaica y teológica espera mesiánica. Po-
do es un arsenal de máscaras". Yes en dicha circunstancia donde driamos decir: habitar lo moderno desde las últimas risas de los
precisamente el berlinés intuye la felicidad y apuesta por sus más- dioses, que exigen ese penar frente al deslumbramiento del pre-
sente.
caras: "la del asesino, el viajero, los hechadores de cartas, los astró-
logos y los que leen en la palma de la mano". Todos aquellos que Porque el fracaso de mundo, en Benjamin, se sitúa en las an-
piensan el destino como un inefable laberinto. úpodas de la figura del santo. Su renuncia no es al mundo, sino
acomo están diagramados los puntos de 。「ッイ、セ・ L@ la secuencia in-
LA .1E1I0TA COMO RANURA UTÓPICA telectual, la mirada examinadora, las ortodoxias del texto. Fraca-
37
sar es desligarse racionalmente de ese entramado protector, ins- \
trumental, terminológico, y comprometido con la historia bárba-
ra. Es un deslizamiento reinauguran te de los usos de la critica, pa-
ra auscultar lo mítico/moderno: ese tiempo de cultura cuyo fun-
damento, explicación y vigilancia corre a cargo de una racionali- Benjamin: "con el fragmen to dominamos espiritualmen te todo el
dad que no puede dar cuenta de sus subsuelos mí ticos, primordia- periodo de tiempo que arranca de su origen: el pasado con todos
les, bárbaros y mesiánicos, ya sin posibilidad de un ethos trágico. sus destinos y mutaciones, se concentra en un punto del presen-
Podriamos tildar al texto benjaminiano de poética fallida. te, susceptible de intuición estética". Para Benjamin lo moderno
Su palabra sobre todo esconde, no se abre a una primera lectura; reitera aquello que, según Simmel, "es una tragedia cósmica que
alude siempre al infinito cosmo que arrastra el nombrar; como envue lve a toda ruina en las sombras de la melancolía".
modo ensayístico, atesora resonancias que nunca serán atrapa- Se trata entonces de un extraño y racional citarse con la mo-
das. Aquella derrota que fortalece, según Benjamin, queda anida- dernidad. La precariedad y la desolación del fragmento reintro-
da en esa dimensión expositiva. Una escri tura de metafórica rigu- duce otra posibilidad espiritual de entendimien to: seria la año-
rosidad teórica, que expone la caída del lenguaje del conocimien- ranza de rearticular lo segmen tado para una nueva estriden cia del
to, y la necesidad de elaborar desde una diáspora de saberes y cur- lenguaje. Porque de esto finalmente se trata, de reponer, o recor-
sos. Un a escritura que precisa reiterar esa conden a de la palabra, dar, la misión del lenguaje. Dice Benjamin: "el lenguaje ha sido re-
como si el camino hacia la deve 1ación fuese lo importan te, y no el ducido a escombros, el lenguaje en sus pedazos ha dejado de ser-
punto de llegada. vir como mero medio de comunicación , y en cuanto objeto recién
nacido, adquiere una dignidad igual a la de los dioses".
LA ILUMINACIÓN DE lAS RUINAS Las ruinas, en tonces, no implican el pesimismo de lo cada-
vérico, sino la reconsideración critica de un tiempo de cultura, cu-
Un a de las más importantes obras de Walter Benjamin, El ya otra cara fue siempre la barbarie (escombros, catástrofe) latien-
origen del drama barroco alemán , permite reunir ciertas claves do en las huellas de la cultura. La critica de Benjamin cuestion a
constructoras de su analítica, plausibles de trasladar a su arqueo- una cosmovisión hegemónica del progreso y del devenir del hom-
logía de lo moderno. Obra compleja y polemizada sobre una pro- bre,yenlaza este presente de la modernidad a los pasados que he-
blemática específica, donde trabaja el tema de lo estético en la a- reda. Es en ese resonar que evoca lo acontecido en lo que aconte-
legoria barroca. Es decir, estudia el lenguaje en un tiempo histó- ce, lo arcaico en lo nuevo, el camino hacia el origen en la novedad
rico, su capacidad expresiva, simbólica, conceptual, en términos lanzada hacia adelante, donde objeto, y escritura que lo pronun-
de representación. Podriamos inferir, desde su planteo, que Ben- cia, necesitan de un nuevo génesis.
jamin perci be lo moderno, la edad de lo nuevo siempre nuevo, co-
mo un tiempo de ntinas, que reabren de manera inequívoca la ta- El rRADucrOR DE UN TIEMPO
rea de la interpretación y de la promesa develadora.
El tiempo de las ruinas se expresa en la fragmen tación de lo Benjamin habita un tiempo cu lmin ante de la cultura mo-
real, y sólo el escucha, el intérprete, puede reinstaurar los senti- derna, esa cultura en tanto entramado de una racionalidad que
dos de esos fragme n tos, de esos elementos inertes y aislados, des- debía dar cuenta y proyectar el mundo social y técnico al servicio
cifrando las ideas extremas y opuestas que albergan. En la inter- de la humanidad y sus sueños emancipa torios. Pero Benjamin a-
pretación se salva al fragmento de su definitiva caducidad, se atra- siste a la resolución catastrófica de esa utopía de la eficacia y salud
pa la idea y se recrea el verbo. En la ruina queda encerrada la pre- de la razón, que fundamentaba la metafísica con base tecno-cien-
historia, la catástrofe y el secreto. El camino hacia el conocimien-
to, es enton ces contemplar desde lo fe necido, la reaparición de
los significados que aprision a un tiempo de cultura.
Dice Benjamin: "en la ruina de los grandes edificios la ide- Pensador de los bordes, se
a de su proyecto habla con más fuerza". Para el berlinés, en ese
mundo de fragmen taciones sobrevivientes a la mirada, reaparece ubicó en las afueras de las cali-
la posibilidad de la voz, y con ell a la nobleza de la palabra nomi-
grafías victoriosas de lo mo-
nativa. Desde esta perspectiva, la modernidad también es un tiem-
po a resolver con el pasado, con sus datos originarios, más que a .
demo: no se reconoClO en los
;
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Yen ese cruce de camínos, donde filosofía, literatura, teo-
logía y arte conforman una aventura benjaminiana frágil, com-
pleja, confusa a veces, incompleta en sus propósitos, asombrosa-
mente iluminante casi siempre, también se da cita su adhesión al
marxismo. Adhesión claramente expuesta en importantes y dis-
úfica de lo moderno. Vive en la primera mitad del siglo XX, en-
tintos trabajos. Un marxismo que en Benjamin nunca se plante-
tre guerras, vive no sólo la evidencia de la barbarie, sino la com-
ará como sistema de ideas reductor o aplanador de lo otro, sino
plicidad y el desconcierto de aquella razón legitimadora que Las
que, por el contrario, un marxismo que intentaré ser conmovido
Luces, el idealismo, el positivismo y las políticas de masas celebra-
desde inusuales paisajes, e impiadosamente criticado en aquellos
ban. En este con texto, su pensamíen to toma distancia crítica de
postulados que más que enfrentarlo,lo hermanaban, según Ben-
dichas discursividades festejantes, como así también de las varia-
jamín, a las ideologías que atacaba.
bles nihilistas que confirmaban la muerte de sentidos yvalores. De
En el presagian te mundo de entreguerras, donde Alemania
la herencia alemana, se aleja de los senderos de extremo subjeti-
expondrá su último gran tiempo de esplendor cultural entre los
vismo portadores del mito de lo otro de la razón, aunque también
cada vez más numerosos piquetes de camisas pardas que se van a-
pone en tela de juicio, frankfurtianamente podríamos decir, la so-
dueñandode lascallesy los poderes, Benjamín será un intelectual
berbia iluminista de la ilustración devenida en ciega racionalidad
de izquierda, un defensor crítico de las ideas socialistas y de las es-
instrumen tal.
peranzas comunistas, para una revolución que impida los hori-
No sólo, pero sí con muy pocos, se sitúa en las orillas de la
zontes de catástrofe que se cierran sobre Europa.
razón, no tanto para salvarla de los tiempos aciagos, sino para de-
En esa atmósfera donde la modernidad pone de manifies-
velar los rostros que porta, y aquellos otros con los que debería
to los bellos Ulopismosde la llustración quebrados, a estetasy pen-
confrontar. Su orfebrería teórica y metodológica va en busca de
sadores de in usual talla, y a la locura de la razón en el tecno-pro-
las obras, los textos, las palabras que sostienen, oscurecen o fabu-
yecto nazi, Benjamin cabalgará primero como un solitario jinete
lan lo real. Yen esa exploratoria sobre las escrituras, la dimensión
en la tormenta, en el estudio de aquellas constelaciones míticas y
teológica de lo cabalísticojudío le perrrti tirá in teriorizar nociones
tan germanas que precisamente se van poniendo al desnudo. De!T
de la palabra, de lo nombrado, en un sentido creativo genético,
pués, como un exiliado en París, refugiándose en la melancolía
en un sentido de verbo fundan te, que encierra al mismo tiempo
del siglo XIX, del apocalipsis en que termina la quimera de la mo-
el enigma y la develación de lo nombrado como trágica forma que
dernidad , no sólo a causa de la cruz gamada, sino también por lo
adquirió la conciencia humana en Occidente, para pensar la ley,
civilizatorio que la engendró. Finalmente, como un suicida con
para situar el tiempo del juicio, para explicarse la espera reden-
sus tesis teológico-filosóficas sobre la historia, suicida que tenue
tora y edificar su cultura.
y dramáticamente va anunciando que lo espera una frontera que
Tal vez desde esa matriz, Benjamin encontrará también la
prefiere no atravesar. La de su tiempo, la de las bellas almas goet-
experiencia casi mágica de la palabra en las anúpodas tempora-
heanas deshechas,la de una legendaria Europa que nos soñó a to-
les del legado hebreo: en las estéticas de vanguardia que jaquean
dos, también a nosotros, pero que en realidad no propuso un
y estigmatizan la barbarie del tiempo burgués capitalista. En la re-
mundo, sino su irresolución. Un destino al parecer con sólo dos
vuelta prometeica del arte, discutiendo con la moral , la ciencia y
opciones: o la hecatombe, o la brutalidad de una racionalidad in!T
la política de su época en términos de extrema irreverencia y no-
trumental gestora de la sociedad y del hombre tecnomasificado.
vedad de lo moderno, Benjamin descifra signos claves del drama
Algo que el pensamiento alemán atisbó lúcidamente en los albo-
civiliza torio, entre lo real y su representación , entre lo viejo y lo
nuevo, entre lo reminiscente y lo anticipatorio. res de lo moderno, pero que como aprendiz de brujo, contribu-
yó como nadie a desatar.
MEMOIIA y ESPEIAIIZA
lismo ni al silencio, sino a las
Benjamín intentó, conflictiva e intermitentemente, dar
iluminaciones que provocan los cuenta de ese tiempo moderno y su sujeto, desde los bordes de las
desacoples, las distancias, los escrituras legitimadas, desde la conciencia del fracaso como ma-
nera de distanciarse de lo que la historia plan tea como moldes vic-
ecos discursivos. Pensador que toriosos, y desde las híbridas ruinas de una cultura que tiene con-
gestionado su pasado en el pensar su presente.
vislumbró las ruinas de su tiem- Se pregunta el berlinés: "¿acaso dicen hoy los moribundos
palabras perdurables que se transmitan como un anillo de gene-
po, y le otorgó al intérprete la ración en generación?". Para Benjamin,la muerte es aquello de
loqueel narrador se defiende eternamente con palabras, es aque-
posibilidad de examinar de nue- llo que los textos alucinan postergar. Frente a la amenaza, Benja-
mín se in terroga por las palabras ilumínantes. Por las palabras que
vo los fragmentos de esa histo- debieran eslabonarse en la historia, cuando esta conjuga destino
ria, para resemantizar sus iden- de lo finito, transmisión de las herencias y sabidurías de los escu-
chas; de los intérpretes. Desde esta trinidad, para Benjamín la a-
39
pobreza que ha cobrado rostro de nuevo, el de los mendigos en en la homogénea y vacía idea de un futuro instrumentado por los
la edad media". poderes. Espectacular torsión de las significaciones que instituye
Benjamin pareciera anticiparse a una lectura absolutamen- y atesora lo moderno, que Benjamin ensaya desde la crítica a la ra-
te actual,que hoy desde lacríticacultural másafiatada, percibe un zón y desde su deseo de ruptura cultural con un mundo empobre-
nuevo tiempo oscuro en la experiencia de I hom bre, en tre los fau&- cido.
tos de las promesas de la cibernética, la desmemoria masificada, Argumenta Habermas: "Benjamin invierte el signo de la o-
la homogeneización de las ideas y la ausencia de identidades con- rien tación radical hacia el futuro que caracteriza en general a la
testatarias a las lógicas de los poderes. Dice Benjamin: "la pobre- Modernidad, hasta e l punto de trocarla en una orientación aún
za de nuestra experiencia no es sólo pobre e n experiencias priva- más radical hacia el pasado. La esper anza de lo nuevo futuro s&
das, sino en lasde la humanidad en general. Se trata de una espe- lo se cumple mediante la memoria del pasado oprimido ... La po-
cie de nueva barbarie. ¿Barbarie? Así esde hecho. Nos hemos he- lémica de Benjamin ... se dirige con tra la degeneración de la con-
cho po bres. Hemos ido e ntregando una porción tras otra de la he- ciencia del tiempo abierta al futuro, propio de la Modernidad.
rencia de la humanidad, con frecuencia teniendo que dejarla e n Cuando el progreso se coagula en norma histórica, queda elimi-
la casa de empeño por cie n veces menos de su valor, para que nos
iセ@ nada de la referencia al futuro la cualidad de lo nuevo, el énfasis
lb
adelanten a cambio la pequeña moneda de lo actual. En sus edi- en lo impredecible de todo comienzo .. . Lo que Benjamin tiene es
1:
ficaciones, e n sus imáge nes y en sus historias, la humanidad se la idea bien profana de que el universalismo ético ha de tomarse
prepara a sobrevivir, si es preciso, a la cultura". bien en serio la injusticia ya sucedida ... Este giro de ejes permite
El final de este párrafo de tan escasa misericordia, podría te- corregir el secreto narcisismo de la conciencia histórica. Pues no
ner una resonancia emparen table a ciertas caracterizaciones que son sólo las generaciones futuras, sino también las pasadas, las
hoy nos plantean un tiempo postrnodern o. En todo caso Benja- que inoportunan a las débiles esperanzas mesiánicas del presen-
min intuye o parec e anunciar una posLCultura: una edad donde te".
la Modernidad, que es esencialmen te cultura, camino de raciona- El pasado, en loque tiene de tabernáculo,deidentidad Ymi-
lización que da cue nta del mundo vital, haya cesado, aunque no to a develar en el trasfondo de lo nuevo, de lugar propio y a la vez
así la suerte y el destino de los hombres. Pero e n su crítica a las cir- desconocido, es lo que construye y deletrea elfuturo. El futuro se
cunstancias, donde uno podría asimilar el concepto de empobre- convierte así en ese pasado aún no cumplido. Yel presente, ellu-
cimiento de la experiencia, a lo que se define hoy como sujeto o gar de la memoria o de la amnesia. Para Benjamin la Modernidad
pensamiento débil, sujeto aliviado de mandatos, herencias, iden- -edad que nunca desertó del mito y la barbarie como llegó a ilu-
tidades de valores y escrituras, y de discursividades utópicas, e n e- sionarse- es la historia e n esa búsqueda intransferible de la pala-
sa noción de Benjamín no hay tono festejan te ni preludio a cele- bra, del nombre, que puede remontar lo acon tecido. Por eso lo
*
brar. No hay ingenua o perversa aceptación de lo dado. No hay va- moderno no es un tiempo posible de en tender sin el pertinaz ar-
ciamiento de la crítica ni desin tegración de la memoria. Por lo mamen to de la crítica, ni la conciencia de los pretéritos que gene-
contrario, su visión remite a la inmensa pérdida, al o lvido de los ra. Lo moderno, e n último término, es la historia ya no sólo como
orígenes, a la indiscriminación de las neoretóricas. fracaso de dios, sin o de la razón que intentó suplantarlo. Historia
Barbarie, en tanto historia carente de resolución liberado- por lo tanto abierta, ahora, a dos paternidades, sagrada y profana,
ra de los hombres en su conjun to, que no sólo no se ha logrado, que reinaguran el misterio, la crítica y la esperanza en otra cróni-
sino que desaparece del horizonte de lo problematizado. Barba- ca del hombre .
rie, no en tanto historia crítica, si no como historia sin crítica. En-
crucijada, sin embargo, en la cual Benjamin concibe la posibili- LA CIUDAD DE LAS PREGUNrAS ABlERrAS
dad de la reintepretación y recuperación del secreto extraviado.
Donde hace reingresar la detención mesiánica del acontecer, el Quizás haya recorrido e n parte lo que planteaban los in te-
recuerdo de la espera redentora. El instan te de mayor pe ligro es rrogantes iniciales. El por qué de la vigencia de Walter Benjamin
el de la mayor proximidad con la esperanza. La huída de los dio- en nuestra actualidad. Pensador de los bordes, se ubicó en las a-
ses es el tiempo de los interrogan tes y la conciencia. Es el relam- fueras de las caligrafías victoriosas de lo moderno: no se recono-
pagueardel pasado en la penuria del ahora. Tiempo, rendija, bre- ció en los decálogos de sus promesas. Pensador que situó su fra-
cha, donde el pronunciar se piensa como atesorando el cúmulo caso desde la dolorosa conciencia de una historia moderna mira-
de redenciones fracasadas, como in tento de devolverle sentido, da como perpetuo fracaso y desilusión, sin apostar sin embargo,
moral y proyecto a la vida espiritual del hombre. al nihilismo ni al silencio, sino a las iluminaciones que provocan
En Benjamin percibimos por lo tanto un esfueno intelec- los desacoples, las distancias, los ecos discursivos. Pensador que
tual reorientadorcon respecto a la modernidad y su crítica. Su pe- vislumbró las r uinas de su tiempo, y le otorgó al intérprete la po-
simismo esperanzado encuentra la amenaza, donde los discursos sibilidad de examinar de nuevo los fragmentos de esa historia, pa-
utópicos, ya sea burgueses o proletarios, conci ben la u topía: en la ra reseman tizar sus iden tidades. Pensador que nos lleva al pasado,
abstracción del futuro, en la inercia acrítica del progreso, en las a la develación de las herencias, pero no como poética melanco-
leyes ineluctables de la historia. Pero en esa amenaza de lo utópi- lía o peligrosa filosofía, sino como camino a emprender para de&-
co moderno, donde se consuma la tragedia del hom bre, si la pa- cifrar los signos que contie ne nuestro futuro.
labra rescata su nobleza memorativa, vuelve a impregnar a los Creo, por cierto, que estas tensiones, conceptualizadas por
hombres tomados cuantitativamente, con la necesidad del empe- Benjamin en trabajos de profunda rigurosidad in telectual, alum-
zar de nuevo. bran el actual desierto de rumbos y quiebres de idolatrías que vi-
La modernidad es e ntonces un tiempo fracasado, como to- ve el pensamien to crítico en América Latina. Bordes, fracasos, rui-
dos los que le anteceden, pero no exunguido para el hombre, que nas de los encantamientos, desmemoria sobre nosotros mismos,
debe encontrar sus presupuestos, sus desacoples, sus huellas, sus son referentes esenciales en la biografía moderna latin oamerica-
idiomas, sus irrealidades, su haber buscado su identidad en vano na. Fren te a este paisaje, es como si el berlinés caminase cie rtas no-
ches con alguno de nosotros por cualquier ciudad del continen-
te, divagando sobre el qué nos pasa. Sin duda, y por fortuna, nun-
ca escribiría una teoría general sobre América Latina. Conversar
y perderse en las ciudades eran sus oficios más amados. Por eso,
quizás, regresa tan a menudo.
40
LAS
DEL
AnRIANA VALDÉS
En este seminario, lo que ha hecho Eugenio Ditlborn es una in- de Gonzalo Díaz, que él llama su "ponencia diferida" para el seminario. Lo
terrupción: la interrupción de un discurso lineal de palabras, que que yo in ten LO hacer aqui es proponer, mediante este texto lineal que es-
tiene una forma propia de lectura -izquierda a derecha en la pá- toy leyendo, algo bastante obvio: que los trabajos de ellos son formas de
gina, por decir lo obvio, cuando uno es elleClor, pero también de princi- pensamiento, también, son maneras de pensar acerca de muchos temas
pio a fin de una argumentación lineal, cuando es uno el oyente. Las pin- que están incluidos en la convocatoria de esta reunión.
turas postales que mostró piden otra forma de dirección. No se dan n un- En este sen tido, quisiera compartir mi propia experiencia. Conozco
ca por totalmente leídas, porque la mirada no reconoce un punto en que los trabajos de Eugenio Dittborn y de Gonzalo Díaz hace muchos años; he
comienza y otro en que deba terminar. Lo mismo pasa con la instalación escrito alguna vez sobre cada uno, con ocasión de alguna exposición. Quie-
41
ro decir que muchos de los temas del seminario que me hubieran podido sa, en el viaje, en la carreta hecha de una caja de fósforos; todos vehículos
parecer terriblemente abstractos o lejanos han adquirido para mí una re- precarios, "manualidades escolares" que hacen posible laida y la vuela, has-
alidad y una inmediatez, una calidad de experiencia propia, a través de la ta la huída, hasta meterse por las rendijas, por debajo de las puertas, has-
mirada a obras como las que ustedes acaban de ver y la que pueden seguir ta todo.
viendo a la salida, aquí en el campus. Quiero ir compartiendo esta expe- Porque la condición del sujeto que arma estas pinturas aeropostales
riencia a lo largo de las palabras que les voy diciendo esta mañana. es una condición precaria, como sus materiales: la amada escasez, la ama-
A través de la mirada a estas obras, dije. Una mirada especial: no u- da di fic ul tad, ha dicho Dittborn. Parece abrazarlas como San Francisco de
na mirada distraída; no una mirada que cree haber "visto" una obra abar- Asis abrazaba a su hermana pobreza (y al resto de su parentela, que incluí-
cándola de una sola vez con los ojos. Pensando en esto se me ocurrieron a, como recordarán ustedes, incluso al hermano asno). Es a la escasez ya
dos ejemplos literarios que me acercan a la idea del tipo de mirada que la dificultad a quienes debe sus trabajos. Es a estar en un lugar poco pro-
quiero describir. Hablando del conocimiento que los hombres pueden te- picio para h acerlos. Es a la amadísima América Latina y a su ubicación o
ner de las mujeres, ]ohn Donne decía en la Inglaterra del siglo XVII que falta de ella en lo que puede llamarse el contexto munclial. "Hay un barro-
"themselves are mystick books", y que uno podía creer que las había visto, co de la simplicidad: dime que no", le decía yo ayer, mirando estas pintu-
que las conocía, sólo con mirar la cubierta. Pero había otro conocimien- ras. Está el mínimo de elementos, y la inteligencia máxima de los procecli-
to de las mujeres: uno que sólo "we/ whom their imputed grace will dig- mientos.
nifie ", aquellos a quienes e llas eligen para otorgar sus favores, pueden ver Las pin turas aeropostales se deben -salen de- una necesidad de ju-
revelado. La metáfora de Donne era fuertemen te erótica, y se refelÍa a la gar con la problemática del viaje precario, del trabajo visual producido en
desnudez: al cuerpo secreto; al que no se revela alojo de cualquiera, sino un lugar determinado, pero que tiene que ubicarse en un ámbito distin-
alojo, y al cuerpo entero, del amante (en este caso, del que, como diria- to, internacional, donde llega como alguien peregrino, es decir, como al-
mosen Chile, le "pone tinca" a la obra). Una mirada que, como las manos guien extraño. Se trata de pensar esa problemática en forma visual: de ha-
del amante en el poema, tiene licencia para ir "behind , before, above, bet- cerde ella un objeto visual, que se pueda proponer (poner delante de) al-
ween, below" atrás, delan te, entremedio, abajo. Y para no perder el tono guien , para meterlo en el juego. Y cada imagen que se ofrece es una pie-
de ponencia, me voy a un texto más actual y mucho menos lleno de ardo- za del juego, como lo son también todos los materiales, las técnicas, que
res: a la descripción de los procedimientos hermenéuticos que se aplican junto con las imágenes y tanto como ellas son parte del proceso de pensa-
a la lectura de textos sagrados, que hace Borges en "Una vindicación de la mien to implícito en la obra. Aquí se piensa -se juega- con la imagen, por
cábala". Allí se trata de leerlos de las maneras más peregrinas: el vertical, ejemplo, de un niño modelo, sentado en su pupitre, mirando por un ins-
o un renglón de derecha a izquierda y el siguiente de izquierda a derecha; trumento óptico y dibujando en un un papel lo que ve; pero se piensa, se
dándoles valores numéricos a las letras y sumándolas, sustituyendo en for- juega también con "carboncillo, pintura, pespunte, pluma y fotoserigrafi-
ma metódica algunas letras del alfabeto por otras, etcétera. Se supone que, a"; y sobre el soporte, que es "en tretela sin tética no tejida". (La lista está en
si los textos sagrados han sido clictados por la infinita inteligencia de Dios, el sobre del envío aeropostal, en un compartimento que dice "técnicas/
nada en ellos puede ni debe atribuirse al azar: todo lo que no se entiende technique").
es un acertijo, que la paciencia y la inteligencia humanas podlÍan, a la lar- Pensemos primero en las imágenes. Vienen de varias partes, pero no
ga, develar. de la mano del artista. Un a es la reproducción serigráfica de un dibujo de
Yo sugiero que consideremos estas obras como producto de la inte- ]emmy Button, hecho por FitzRoy;]emmy Button era un indígena del ex-
ligenciade alguien, una in teligencia por cierto nada divina, pero muycom- tremo sur de Chile, a quien el marino FitzRoy compró pagando unos po-
pleja en el ámbito humano: yque procuremos entraren elj uegode corres- cos botones (por eso se llamó así), y que fue un ser "otro", digamos, un o-
pondencias no lineal que n os están proponiendo. Sugiero además que, al tro de estas latitudes, que viajó a Londres con toda su extrañeza a cuestas.
hacerlo, irán apareciendo en ese juego muchos de los temas que se han Así lo señalan dos textos que acompañan esa imagen, escritos por Eugenio
tratado aquí en las ponencias y en las discusiones. (Algunos podlÍan esco- Dittborn. Las otras imágenes vienen de libros. Un libro viejo que se llama
ger no entrar en ellas, considerarlas, por ejemplo, monstruosas, en rela- El lenguaje de las líneas, de Lambry, que fue en contrado por el artista en
ción con alguna idea que se tenga de l arte. En ese caso, Borges diria, cal- el arsenal de un viejo pintor de domingo, pariente suyo. De allí vienen los
madamente, que él "trata de reflexionar que todo objeto cuyo fin ignora- dibujos de la cama, el anillo, el árbol con una sombra (que se llama "som-
mos es provisoriamente monstruoso")'. bra fugitiva"), los arcos con flechas, el arcoiris y el caracol. Otro del año
1949, que se llama Manualidades escolares, de donde vienen el dibujo del
REHUSARlE A LA IIJAClÓ" niño modelo, el de la casa y el de la balsa. El tercero, La cartilla del pintor
amateur, aporta la imagen del pintor an te su caballete, copiando un flore-
Aterricemos un poco en esta forma de lectura. El triptico de Euge- ro, y ha sido colocada de tal manera que parece que estuviera pintando en
nio Dittborn titulado ·''Ida y vuelta: todos los destinos son la casa", pintura el techo; y otra imagen, muy decidora, en que el pintor amateur usa un
aeropostal N· 81, salió de aquí a lo que podlÍamos llamar la luz pública, en marquito de cartón, con clips, para circunscribir la parte de una imagen
un abrir y cerrar de ojos. (Una de las cosas que hablÍa que leer selÍa pre- que va a pintar: para dar el encuadre de esa imagen, que es la de una ca-
cisamente ese gesto: oponerlo, por ejemplo, al gesto de mostrar en gale- sa. Yo no quiero intentar suplir aquí la actividad de una mirada a la que es-
lÍas, al gesto de estar en un museo, al gesto de protegerse en una institu- toy invitando, como el poema de ]ohn Donne, a meterse por arriba, por a-
ción legitimante). Las pinturas aeropostales de Dittborn se han mostrado bajo, por delante, por detrás. Apenas anoto que esas imágenes juegan to-
en público aquí en Chile simpre por un pelÍodo muy corto (de seis de la das con el carácter viajero de estas pinturas aeropostales: con la casa (a la
tarde a diez de la noche, por ejemplo), antes de emprender su destino na- ida y a la vuelta); con los precarios medios y modalidades de los viajes en-
tural, que es el viaje. La fórmula del sobre [el clibujito de un pincel + el di- tre centros y periferias; con llevar la casa acuestas, como el caracol,jun tan-
bujito de un sobre] + el dibujito de un avión = un a ampolleta, es decir, u- do en una sola imagen la casa y el viaje; con mirar hacia la lejanía (si el ins-
na idea luminosa, esquematiza lo que es una pintura aeropostal. "Leer" u- trumento del niño es un telescopio) o mirar hacia e l instrumento mismo
na de esas pinturas es preguntarse por qué es eso -y caer de cabeza en u- (si es un caleidoscopio) -<on ser un arco tendido, con una flecha para lan-
no de los temas enunciados para el seminario: el tema del "centro" o la fal- zar a la distancia, o con ser arcoiris, que se enmarca en sus colores propios ...
'::' de centro de una cultura: el tema del viaje; el tema de rehusarse a la fi- Pasemos entonces a los materiales. Imágenes prefabricadas, hechas
jación en una condición geográficamente periférica; el tema de colarse, por otras manos, reproducidas en serigrafia, sobre una entretela sintética
doblado, en un espacio ajeno, para desplegarse ahí de repente, ocupar un más delgada que la del soporte, y que sejunta con éste mediante hilvanes
espacio, volver a plegarse, irse. Una obra instan tánea, de quien sabe que rojos o n egros muy eviden tes. Ese es el dibujo. Al entrar en los materiales,
no puede instalarse en suelos ajenos; una obra que se encarama en la bal- se entra en una zona de sentido más recóndita, como si la mirada tuviera
42
SOY COMO EL HOMBRE QUE
BERTOLD BRECHT
,
PEDRO J. RAMffiEZ
caja de fósforos.
EUGENIO DlnBORN
que esmerar más su inteligencia: preguntarse qué connotaciones tiene u- las pinturas sean tres, y que dos de ellas completen las dieciséis imágenes,
sar imágenes prefabricadas; qué connotaciones tiene no pintar, sino que una cubriendo los vacíos de la otra, habla de que estas imágenes se juntan,
incluso dibujar (como la pluma que está aliado de la pluma verdadera) con se acoplan, copulan, al doblarse: hacen lo que hace nuestra mirada con e-
hilvanes, con man ualidades esta vez ya no escolares, sino domésticas y tam- llas,cuando están desplegadas. Quién duerme con quién: la doble vida. Las
bién precarias: el hilván es lo que no permanece después de la costura de- combinaciones inesperadas. El cuadriculado corno posibilidad y como li-
finitiva; yjuntar eso con el carboncillo, un material que "no ve la luz públi- mitación.
ca", que apuntala la pintura, pero desaparece bajo ella... O usar la pintu- La sensualidad de un soporte lleno de connotaciones corporales, co-
ra en forma de chorreos, de dripping -a lo mejor la antimanualidad del rno es la entretela [aglomerada, no tejida, previa al textol. La invitación a
pintor-y darse cuenta que en este soporte, la entretela, la pintura no se la manualidad, al toqueteo, al pespunte: al abrigo; al cobijo. La entretela
queda en la superficie, sino que se embebe ,la traspasa. Por jugar, al hacer chupa. La en tretela tiene cuerpo. El pliegue y la entretela. Hay una sensua-
los apun tes de esta intervención hablaba yo de la erótica, en relación con lidad de lo "entre", que empieza a hablar inconscientemente también del
los materiales: las combinaciones del despliegue/ pero también las combi- viaje: de ir "entre" uno y otro lugar, el ser "sombra fugitiva" , como se lla-
naciones del pliegue: la reserva del pliegue; la reserva del repliegue. El que ma una de las imágenes propuestas. La sensualidad del abrir y cerrar de o-
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jos: de estar y no estar, de mostrar y de esconder (lo más erótico: lo que a obra a la noción de altar (reforzada, a su vez, por el triptico que aparece
la vez se muestra y se oculta, como dijo Barthes"). Lo que aparece apenas, detrás). Junto con la forma y sus asociaciones solemnes y eclesiásticas, pre-
como la casa bajo los trazos de carboncillo, en la pintura que queda por el senta la precariedad absoluta de sus materiales, la evidencia de la actividad
suelo. El dripping: la descarga. Embeber el cuerpo de la en tretela. Y ten- manual del obrero de la construcción.
go que parar aquí, claro, por decencia. Pero lo que quiero decir-lo que de- Tres de las patas del mesón descansan, sorprendentemente, sobre
jo dicho, registrado- es el trayecto de una mirada que no traza una línea, sendos pumas. Se trata de figuras realizadas en bronce a partir de un mo-
sino que se aden traen las materialidades, yva vagabudeando en ellas; yque delo de estatuilla vitrificada, que en Punta Arenas tiene que ver con la ide-
ese tránsito de la mirada, esa especie de ir y venir, está lleno de hallazgos a de la ocupación del territorio austral. Pese a su historia precaria, el bron-
de ideas, producidos por las conjunciones y disyunciones en tre imágenes ce, y sus formas mismas, les dan un parentesco con los leones que a veces
y materialidades. Ylas ideas son aportes a los mismos temas que están tra- adornan escalinatas y fachadas de edificios decimonónicos, y los hacen ri-
tándose en este seminario. mar en parte con el baldaquín. Como en otros elementos de la obra, en elr
tos pumas se tocan los extremos y la pomposidad con los extremos de la
precariedad; la asociación de símbolos de poder con la asociación de las
especies en extinción. Esta lectura está reforzada por las imágenes del trip-
Paso ahora a la instalación de Gonzalo Díaz, que ustedes han visto, tico, que presentan, en su parte inferior, la imagen de un selkman, un in-
y a diferencia de los trabajos de Eugenio, pueden volver a ver al salir de a- dividuo de una de las razas aborigen es perdidas para siempre, moradoras
quí. Propongo para ella una actividad similar de la mirada, aunque la obra, del territorio austral.
por cierto, es muy distinta, y entra en otros temas, que también son parte La cuarta pata varia: descansa sobre el Diccionario de la Real Acade-
de la convocatoria de esta reunión . Se llama "declinación de planos", y, se- mia de la Lengua, volviendo al tema de los discursos, y vinculándolo, una
gún dice el artista en un texto que la acompaña, describe "la función de la vez más, con la construcción de un lugar social común, y con el tema de lo
moldura en el diseño del edificio", en este caso, el edificio decimonónico reprimido/suprimido en aras de esa construcción.
"que se construye en todos nosotros, como metáfora arquitectónica del po- Este mesón -este altar precario- está delante de un triptico en que
der". Sabemos por el texto deJusto Mellado, que también es parte de la ins- cada parte está señalada con el nombre impreso de uno de los integrantes
talación, que las molduras que dieron el punto de partida de la obra eran de la Sanúsima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Las imáge-
las que se estaban haciendo para el Museo de Bellas Artes, para reparar los nes, colocadas en el lugar de objetos de veneración, de hecho confunden
daños de algún terremoto (que aquí en Chile no es precisamente una me- y trastocan la posición en que están: hay una simetria entre tres imágenes
táfora sobre el poder ni sobre nada, sino que un hecho natural, un hecho cabeza abajo, tres cabezas arriba; hay imágenes de al menos dos grandesór-
de la vida nacional, incorporado a nuestro inconscien te como un exceden- den es distintos, el de los indígenas previos a la nacionalidad yel de los chi-
te de precariedad, más allá de la que compartimos con los otros países la- lenos, separados, irónicamente, por una huincha de medir, que no hace
tinoamericanos). La moldura, en estos edificios, es el "ablandador visual" sino subrayar la discon tinuidad y la imposibilidad de poner ambos sistemas
-la frase también es de Gonzalo- "el ocultamiento de la dureza inevitable en un mismo plano. El triptico tiene una parte inferior, en que la figura del
en el cambio de los planos o direcciones de lo vertical". selkman está repetida tres veces, dos de ellas cabeza abajo. La fotografia lo
Tal vez el hecho de presentar esta instalación dentro del seminario presenta con un maquillaje corporal que transforma el cuerpo en objeto
sobre modernidad y postrnodernidad en América Latina me lleve a pensar de extrañeza y tal vez de miedo, que evoca los huesos del esqueleto; la ca-
que una de sus lecturas posibles es la que se relaciona con la construcción beza está cubierta, el rostro no se ve. La parte superior son tres cabezas de
de los discursos. Laactividad de fabricar molduras seria, desde esa perspec- mujer, "de otro sistema", dice Gonzalo: las figuras de los indígenas tienen
tiva, una metáfora de la actividad de la fabricación del discurso con que u- la cabeza cubierta con un capuchón, y entonces estas cabezas vienen de al-
no se presen ta a sí mismo; uno mismo, en cuanto individuo que toma la pa- guna manera a reemplazar el vacío de la mirada oculta para siempre. Las
labra y también las sociedades, en cuanto éstas tienen discursos que les sir- cabezas de los extremos son la de Zulema Morandé -degollada por su ma-
ven para presentarse, hacia el exterior, y para constituirse, hacia adentro; rido a comienzos de siglo-Ia de Sor Teresa de Los Andes, suficientemen-
ciertos discursos unificadores, ciertos "consensos" o lugares comunes que te conocida por el público, y la de Diamela Eltit, escritora chilena, que es-
gozan de una aceptación más o menos general. (Estoy utilizando el térmi- tá invertida, al cen tro. Sobre el conjunto se superpone el diagrama policial
no lugar común en la más respetuosa de sus acepciones: la de la retórica del cuerpo de Zulema Morandé, que muestra las heridas señaladas por la
antigua, que lo considera una de las afirmaciones ya conocidas y aceptadas policía... Aquí, como en los pumas, se exacerba el juego de concentrar en
por un auditorio, de las que parte el orador para ir construyendo su argu- una misma imagen tanto la tensión de la semejanza, víctimas todas, todas
mento). cuerpos simbólicos -<omo el juego de la diferencia-los abismos de razas
La instalación muestra en primer plano un mesón de obra en el que y culturas, la discontinuidad de las experiencias.
se fabrican molduras. Apoyándome siempre en la metáfora que propuse, Lo que propone la obra de Gonzalo Díaz es la creación de una "de-
según la cual veo esta fabricación también como la fabricación de discur- clinación", en el sentido de la declinación de las palabras latinas: un poner-
sos, y de los lugares comunes que hacen posi ble la vida en sociedad, veo que se -la palabra- en distin tos casos, tomando esta palabra en su acepción de
la moldura se va haciendo, va apareciendo lisa y lista; pero la instalación no categoria gramatical. Un "disposi tivo de forzamien to", dice Justo Mellado,
la presenta sólo como un resultado final, sino que presenta además toda en que la disposición de los elementos que se han descrito dentro de un
las precarias operaciones manuales que sirven para crearla. Hay huellas de espacio e interacción forzada hace que cada uno de ellos fuerce o provo-
manos en todo el proceso; la moldura misma, en cambio, ya no tiene hue- que al otro, haga surgir puntos de contacto y de divergencia, haga transi-
lla manual alguna, es impecable. El punto preciso en que se vuelve impe- tar por los meandros de la reflexión sobre el poder, la legitimación del po-
cable, al haber pasado por el cepillo, se señala con un rayo: un neón, co- der, la supresión fisica del cuerpo del otro para ir configurando un cuer-
mo viniendo del cielo (las alusiones religiosas presentes en el resto de la po social supuestamen te homogéneo: una reflexión sobre las operaciones,
obra hacen que esta comparación no sea el producto final. Pero la insta- entonces, de consolidación del edificio, del cuerpo social, y un registro de
lación pone a la vista el proceso, y entonces el producto adquiere una es- las heridas que este cuerpo encubre. Estoy conscien te de que esta apura-
pecie de valor irónico: la moldura, que sirve para recubrir los ángulos de- da descripción le hace poca justicia a la obra, y sólo me consuela tener la
masiado duros en un edificio, está presentada junto con todo lo que tras posibilidad de proponerles -al revés de lo que sucede con la obra de Eu-
ella quisiera olvidarse o suprimirse. genio- que ustedes vayan a mirarla, que vayan a mirarla con esta mirada
Esta ironía se ve reforzada por el baldaquín -un trapo sobre palos de que he tratado de proponer a lo largo de esta in tervención.
bambú, insertos estos en sacos de cernen to, pero que se las arregla para pre- En síntesis, lo que me he propuesto hacer al hablar de estas dos o-
sentar a la vez la forma de un palo o un dosel, aproximando el mesón de bras, que a su vez son ponencias del seminario -en ese sen tido, yo he tra-
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Detalle de la instalación La declinación de los planos. 500 X 500 X 400. Madera, cemento, yeso, fierro fundido, neón y serigrafia. Fotografía: Jorge Brantmayer.
tado ahora de cumplir la función de comentarista- ha sido traducir un po- jer; el tema de la cita histórica errática, y el de América Latina como una mo-
co, al lenguaje lineal que tenemos que utilizar generalmente al reflexionar dernidad perpetuame nte descentrada (todas estas frases están sacadas, na-
en un seminario como éste, e llenguaje multidireccional que proponen es- da al azar, de estudios contenidos en el libro del profesor Casullo) son 1.0-
tas obras, y poner de manifiesto que la reflexión que e ncierran juega con dos elementos de esta reflexión multidireccional. Precisamente po r ser
muchísimas de las ideas y emociones que están detrás de la convocatoria multidireccional, esta forma de reflexión deja un espacio más amplio a la
de este seminario. El tema de la existencia o no de una verdad, de una di- ironía, a la presencia simultánea de elementos tensionados y contradicto-
reccionalidad de la historia, de una posibilidad de una cultura que tenga rios: en suma, a la riqueza noyade un producto, sino de un proceso en cur-
una función redentora de la historia, y de un sujeto entonces, de un autor so de reflexión y de mirada al tema de América Latina en los tiempos que
"auténtico"; el tema digo de la posibilidad de eso, o bien de la imposibili- corren. Este es, pienso, un aporte insustituible a la experien cia que signifi-
dad de eso, está jugado en estas obras. El tema del sujeto como punto de ca este seminario.
la no verdad, como alguien ubicado en una "selva de signos" y de másca-
ras; el tema de poner en cuestión el humus cultural de cada una de nues-
I "Burlarse de tales operaciones es raeil, prefiero procurar entenderlas".
tras respuestas; el tema del "otro", aquí notablemente el indígena o la mu-
'En Le plaisir du texte , si no me equivoco.
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políticas provocadas por el advenimiento de la época postmoderna; 2. Fo- su propio nirvana; o bien nos internamos por el menos transitado, de los
mentar el interés por una filosofia política que ancla sus presupuestos on- caminos, la búsqueda de un modo de legitimación que postule la sobera-
tológicos, estéticos y prácticos sobre la figura del "hombre natural"; 3. Pro- nía de la conciencia desligándola de las "obligaciones comunitarias" im-
blematizar una paradoja cen tral de esta época -bien conocido por los grie- puestas desde su exterior, y que postule la libertad fundamental del suje-
gos de antaño-, a saber: ¿quién dice la verdad en una sociedad donde to- to, irreductible a deberes forzosos hacia el "conjunto de la sociedad". Ya
dos pueden mentar la verdad con validez equivalente. Michel Foucault había rechazado el chantaje del "conjunto de la socie-
dad":
"Hablar de un 'conjunto de la sociedad" fuera de la única forma que
conocemos, es soñar a partir del pasado. Se cree con facilidad que el exi-
La modernidad creó al hombre a imagen y semejanza del Prometeo grie- Un destacado intelectual chileno, Norbert Lechner, ha marcado en gir a las experiencias, a las acciones, a las estrategias y a los proyectos que
el siguiente párrafo los límites "aceptables" del cuerpo de teorías ofrecida tengan en cuanta 'al conjunto de la sociedad', es lo mínimo que se les pue-
go, desafiante y temerario. Más tarde, Kant sugirió dotarlo de una concien- por el postmodernismo セウ・@ desafio que impone el "desencanto"-: de exigir, lo mínimo requerido para existir. Yo creo, por el contrario, que
es exigirles el máximo; que es, incluso, imponerles una condición impo-
cia autoafirmativa pero prudente. Marx y Cía., dividieron su férrea volun- "Una negación indetenninada de todo poder, empero, no logra
discernir entre instituciones legítimas e ilegítimas. La crítica postmoder- sible, ya que el 'conjunto de la sociedad' funciona precisamente con el fin
tad en partes alicuotas de cuya suma no resultaba el individuo libre sino la na se acerca a posiciones anarquistas que -a menos que la cuestión de la
legitimidad sea obsoleta- termina siendo una rebeldía testimonial e inefi-
de que no puedan ni existir, ni uiunfar, ni perpetuarse. 'El conjunto de
la sociedad' es lo que no hay que tener en cuenta, a menos que se tome
masa organizada. Tras doscientos años, los pobres humanos siguen pupilos, caz. Dicho en otras palabras: la deconstrucción postrnoderna tiene el me-
rito indudable de resaltar la complejidad como fenómeno central de nues-
como objetivo a destruir. Luego, no quedará sino esperar que no vuel-
va a producirse nada que se parezca al 'conjunto de la socie-
bajo la guía de muchos tutores, debilitados no ya por las tecnologías pasto- tra sociedad, pero me pregunto si también nos ofrece los medios para tra- dad' ".
bajar dicha complejidad"'. El desafio teórico consiste en detectar aquellas
rales de la iglesia cristiana, sino por virtud de un contrato social cuyo cemen- La reflexión de Lechner tiene el indudable mérito de señalar la fron- zonas opacas de la mentalidad dominante que todo
tera "aceptable" para la filosofia política moderna, más allá de la cual ha- poder jerárquico oscurece a fin de evitar que sean
to de contacto es el gran ocular del moderno Polifemo, aunque se titulefilan- llaríamos un "no man's land" de la política. Frontera adentro, estamos a- pensadas. En otras épocas, la esclavitud o el prin-
,
ún protegidos por instituciones desarrolladas al rescoldo de las Revolucio- cipio divino; hoy en día, la jerarquía. Es preciso \
trópico, minarquista, contractual, totalitario, comunicacional, consensua- nes Francesa y Americana: constitución, contrato social, estado de dere- impugnar entonces la idea de "con trato social" tal
\ .
I セ M iH ᄋ [ᄀi@
cual la conocemos, pues ella legitima un poderje-
do o khomeinista. cho, gobierno representativo, dominio de lajusticia disociado del dominio
ejecutivo, etcétera. Se acepta la incorporación de algunas refonnulaciones rárquico imposible de controlar por sus hipotéti- \,/"J'
\ '
I
propuestas por el postmodernismo, pero se impone el tabú de no innovar cos finnan tes, y conduce a soluciones totali tarias
sobre los criterios máximos de organización política de un país. En otras (en América Latina, las así llamadas "dictadu-
contemporáneas--<iesencanto cínico, indiferencia hacia las instituciones, palabras, se acepta la complejidad como identidad central de un sistema ras") como última ratio del proceso de fetichiza-
CRISTIÁN FERRER apatía electoral, utopías obsoletas-- presentan un desafio formidable a las de acción social, pero se refrena la excesiva barroquización de los estilos ción del Estado.
イセ@
\
categorías acostumbradas del pensamiento político moderno. La ausencia de vida o de la organización comunitaria; se confinna la multiplicidad de La modernidad creó al hombre a imagen
de sustencialidad en las teorías que legitiman a las democracias se consti- la verdad, pero se modera la difusión incontrolada de verdades referidas y semejanza del Prometeo griego, desafiante y Mセ@
A pesar de su aparen te falta de espectacularidad, de su condición tuye en un acontecimien to cen tral que es enfatizado por numerosos auto- a dichos criterios máximos; se bendicen los nuevos y endebles criterios de temerario. Más tarde, Kan t sugirió dotarlo de u-
tediosa, los años 80 se constituyeron, ciertamente, en una época res. En otras palabras, distintos grupos sociales se han apropiado de frag- objetividad científica, pero no se cuestionan los objetivos mismos de la na conciencia autoafinnativa pero prudente. I
\1
explosiva. Son innumerables los arsenales teóricos y las fortalezas mentos de la verdad derribada, problematizando la consecución del con- ciencia clásica, mucho menos sus sospechosas resultas en clave tecnológi- Marx y Cía., dividieron su férrea voluntad en par-
históricas que han, literalmente, estallado. A modo de ejemplo: El sujeto, senso así como el reconocimiento de la alteridad radical. Sabemos que el ca; en fin, se contempla la objeción de que a la idea de conciencia carte- tes alicuotas de cuya suma no resultaba el indivi-
otrora cen tro unificador del sen tido, ha sido descuartizado tras obscena vi- iluminismo titila amortiguado y mortecino; al menos, sus zonas opacas no siana y kantiana le sobraba Newton y le faltaban Kierkegaard y Freud, pe- duo libre sino la masa organizada. Tras doscien tos
visección en multitud de órganos sociales, libidinales, lingüísticos; el Esta- permiten apaciguar, por cierto, a nuestras dudas. ¿Quién nos ayudará a re- ro se alerta a los interesados sobre los riesgos de disolver al sujeto en el éx- años, los pobres humanos siguen pupilos, bajo la
do ha sido desmontado hasta sus mismas raíces, hallándose en su base un sistir el cero de la nada y apaciguará nuestras angustias?, ¿quién, de entre tasis, posible efecto místico de la adicción absoluta a la estética, los place- guía de muchos tutores, debilitados no ya por las
racimo rizoma de micropoderes panópticos; los sujetos trascendentales de la los próceres del texto, será capaz de fundamentar una política novedosa?: res, el panteísmo o la transvaloración de todos los valores. tecnologias pastorales de la iglesia cristiana, sino
política moderna -<Iase, pueblo, conciencia- fueron despeñados de sus ¿Un Kan t menos severo?; un Nietzsche más juguetón, menos martillador?; Para una filosofia política que teme a Leuiathan pero reconoce su por virtud de un contrato social cuyo cemento de
pedestales aplastando a sus oficiantes entre engañosos escombros del mu- ¿un Marx más bonachón y menos pelmazo?; ¿ni Marx.ni menos que él, un condición de "mal menor" algunas posturas teóricas postmodernas condu- contacto es el gran ocular del moderno Polifemo,
ro, y dejando a sus representados en auibulada libertad de opción; los c6- anarquismo chiC?; ¿Gramsci pasado por lavandina?; ¿Frankfurtianos con cirian forzosamente a la tan mentada "disgregación social". Es obvio que aunque se titule filantrópico, minarquista, contractual, to-
\
digos tU/lmgua.je, annónica,jerárquica gramática del Verbo, han sido des- mayor amplitud de miras estéticas?; ¿un Freud capaz de consolamos y no este "pánico doctrinal" adeuda sus supuestos a la antigua fe en la unidad talitario, comunicacional, consensuado o khomeinista.
perdigados en una miriada de "juegos de lenguaje" cuya identidad esen- sólo el oráculo neutro de nuestra sintomatología?; ¿un Habennas cruzado y la identidad pues, ¿en relación a qué centro se disgregan los particulares
cial parece residir en su carácter transfonnacional. Tres décadas de estruc- con Touraine?; en fin, un Vattimo alegre? Sólo pensamientos debilitados sociales? Nuevamente caemos de bruces en la estadolatría, esta vez en ver-
turalismo, postestructuralismo, psicoanálisis lacaniano y deconstructivis- cuya capacidad de predicción mengua día a día y un esteticismo variopin- sión SOfL Ya ellibérrirno Karl Popper se había detenido ante el anarquis-
mo derridiano han instaurado en las academias un vocabulario alannan- to y light se ofrecen como platos diet a la carta. Dos vicios siméuicos conta- mo considerándolo "una exageración de la idea de liber¡ad"". Quizás la Hoy en día Prometeo se ha transfonnado en Proteo. Proteo sa-
te y un taller teórico del desmon taje, privilegiando an te todo sistemas in- gian a políticos, académicos e in telectuales: la tendencia a legi timar un Es- cuestión de la legitimidad constituya todavía un problema político pen- be que no tiene sentido escalar el Olimpo, prefiere olvidarlo como
terpretativos de la descomposición: mutaciones, dispersiones, estallidos, tado "cajón de sastre" donde todos los sujetos políticos podrían incorpo- diente, pero pensada desde la racionalidad del Estado se convierte en un modalidad de tomar venganza de sus moradores. Sabe que el último
desapariciones, diseminaciones, proliferaciones y otras filosofias de la rarse en el marco de una "democratización de la idea de verdad", de un la- efecto teórico obsoleto y peligroso. rincón de la Tierra ya ha sido explotado, que no resta nada por des-
mezcla han originado diversas metodologias de la "fragmentación". Baste do; la ghettificación de las minorías políticas y culturales en "cotos de ca- Al evidenciar el carácter ficcional y forzado de los relatos omnímo- cubrir, pero que sabe también que todas las fonnas terrícolas pue- ¡L /
mencionar al relativismo cultural, el constructivismo epistemológico, al a- za" concedidos graciosamente por el Estado desde donde se ejercita una dos que legitimaban el orden social, el pensamiento postmoderno nos co- den reinventarse. Sabe que no tiene sentido develar los últimos,
narquismo feyerabendiano, a la perspectiva rizomática de un Deleuze, a estéril "táctica de la escupida", del otro. loca ante una uifurcación de caminos: o pergeñamos modos de legitima- grandes enigmas, y que es necesario convivir con ellos. ¿Viviremos
los "estadios disipativos" de IlIya Prigogine I . Como si ello no bastara, soci& Si ninguna de estas alternativas sacia nuestras dudas, ¿cómo acuñar ción del orden social y del Estado "débiles" pero aún eficaces; o bien los ciu- en el mundo de las fonnas de aquí en adelante?, ¿serán fonnas esté-
logos avispados con una poca de maquillaje sofisticado nos han diagnos- una política que avente en el público el proyecto de una sociedad autóno- dadanos quedan dispenos en bunkers privados donde cada cual levita en ticas, religiosas, psíquicas, efecto de narcóticos, tU una metafísica noV6-
ticado "retornos del actor", "eras del individualismo", "comunicaciones or- ma (auto-ncmos, "que se da a sí ュゥウ セ 。@ las leyes") y fomen te las capacidades
questales", "sociedades de lo efimero", "culturas del pastiche", "regresos creativas de la comunidad contra los imperativos jerárquicos de un siste-
de las uibus"2 y así sucesivamente.
Perdida irremediablemen te la unidad argumen tal de los relatos sus-
ma de dominio de fonnas travestidas aunque arcaico en sus intereses esen-
ciales? En tal caso, debemos internamos en tierras de Behemoth', feroz
contendiente de Leviathan. Se trata de la construcción de una teoría y pra-
(Políticas poéticas
en el Estado de
tentadores de las más enjundiosas tradiciones de Occidente, 」オ£ャ・ウセョ@
las consecuencias visibles, desde las vertiginosas comisas de la filosofia po- xis política basada, no sobre el derecho del Estado -propio del Estado de
lítica, de tan tremebundo y activo campo minado? Si los postulados fun- Derecho-, sino sobre el cuestionamien to profundo a la naturaleza misma
dantes de la antropologia de la ilustración no son errados, en tonces las ten-
dencias teóricas antedichas sumadas a las inquietantes prácticas sociales
del Estado, es decir, lo apropiado en el Estado de Naturaleza.
Este pequeño trabajo intenta conjeturar: 1. Las probables secuelas Naturaleza)
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dosa, inmanente-interior al sujeto--?, ¿cómo será la forma del alma? Si el mo- nocimiento de los deseos-no de los derechos- del otro, amistad, son efec-
delo de acción política moderna proyectaba la redención de los pueblos, las to de la afirmación individual', no de la renuncia a la libertad en función
estrategias políticas de Proteo asumen figuras variadas: "política libidinal de un fantasmal "bien común". Por ello mismo, el "Hombre Natural" no
de los consumidores" como sustituto de los derechos del ciudadano-<>p- es ese tipo ideal hobbesiano anterior a la firma del con trato social; tampo-
ción que en Latinoamérica nos inoportuna más de la cuen ta-; "política mi- co aquella figura teórica de la ontología marxista-<ristiana-ácrata que ha-
nimalista", que aboga por los reclamos de las minorias o problematiza a- bitaria la Tierra despuésdeljuicio final revolucionario. Se trata del disiden-
suntos cotidianos; "política pastoral" a cargo del Estado, el cual reúne su- te y los grupos comunitarios que desarrollan estilos de vida libertarios 。セ@
tilmente a un rebaño que se sabe escasamente in teresado en el sermón del ra del principio de soberanía jerárquico propio del Estado. La propuesta
pastor pero que lo necesita a fin de pastar o volver al redil-¿un hada al>- del "Hombre N atUfal" en tonces es la de una sociedad de amigos, donde la po-
negada más que un ogro filantrópico?-; "política tecnológica", movilizada lítica misma se desvanece pues, como Valery lo ha sugerido, no es posible
por imperativos técnicos, dependiente de pulsiones televisivas, publicita- hacer política con un semejante: habria que engañarlo -persuadirlo de o-
dora de una utopía de electrodomésticos, restringida al club de Occiden- tra idea- y tratarlo como dato censual-<>bjeto de políticas públicas-. Esta
tey cercada porvariopin tos nacionalismos y etnías como por la nada; o qui- "sociedad de camaraderia" está constituida por todas aquellas invenciones
zás Proteo funde una nueva política heroica descargada de los lastres que comunitarias no traducibles al principio de jerarquía.
semejante empeño arrastró durante la Modernidad. Si estos "lastres" pu- Estas propuestas poéticas continúan la empresa ontológica de la é-
dieran reducirse a dos (la susti tución del principio dejerarquía divino por poca moderna--el autoperfeccionamiento del individuo--, pero a la vez son
el principio de jerarquía estatal-no reductible al aparato de Estado sino profundamente antimodernas-pues se empeñan en una ascesis extasiada
extendible a un modo organizacional y mental casi universal-, y la susti- a la trascendencia-, por último, se integran a ciertas innovaciones sociales
tución del principio metafísico de organización explicativa del de la época postTnoderna --el privilegio concedido a la estética y al presen-
mundo por la fe exclusiva en la razón , la ciencia y la técnica), te. ¿Una postura extemporánea?, ¿una propuesta europeizante?, ¿una im-
quizás podamos vislumbrar atisbos de un nuevo modo de posibilidad para este continente?, ¿un dato para el futuro? Nada de eso. Un
vivir. homenaje a Latinoamérica -fabuloso Cypango, Geométrica Utopía, Des-
Cierta vez los de Atenas se burlaron de Diógenes, lumbrante Dorado--, hábitat del "buen salvaje" que supo vivir sin Ley y sin
el perro, diciéndole que los de Sínope -ciudad natal de Rey. Yunacritica a sus descendientes, aún obsesionados por perfeccionar
I (1 Diógenes- lo habían expulsado. Diógenes les replicó: ese producto importado por el Virrey, el Leuiathan.
t -No. Yo expulsé a Sínope de mí. La respuesta coloca al
"conjunto de la sociedad" 「セッ@ la mirada critica de NorAS
quien fuera puesto al margen. El apodo "perro" (ryni-
coi, canis, perro) alude a la desvergüenza, signo que dis-
tingue a dicho animal de otros miembros del zoológi-
El relativismo cultural es una tendencia con cierta prosapia en el terreno de
co urbano. Los filósofos cínicos griegos creían que só- las ciencias sociales; el constructivismo epistemológico ancla sus anteceden-
\ , lo el impudor cívico y la carencia de ambiciones polí- tes en la teoría sistémica y la hermenéutica, aunque halla sus presupuestos de
ticas y materiales autorizaba a decir la verdad. Ajenidad origen en la obra de Nietzsche. Actualmente, la obra de Von Glassersfeld, de
a las instituciones, crítica despiadada de las mismas y vida los postkhunianos yde los epistemólogos de la autoorganización contribuyen
a mantener su salud en forma óptima; la obra de Feyerabend, Contra el mito-
ascética y natural eran las armas del sincero. Tres eran
do generó en su momento comentarios en voz baja y corrillos varios, aunque
:.1 las conductas cívicas del cínico haciael "conjuntode la su perspectiva es básicamente marginada, la obra de Gi ll es Deleuze mora en
sociedad" (prédica crítica, comportamiento escanda- el limbo de la academia a pesarde que su nombre se ha transformado en "mo-
loso -<lirigido a calibrar los stand ares de decencia- y neda cultural"; la obra de IlIya Prigogine posee un vasto público lector en sec-
diálogo provocativo'). Si a ellas le sumamos el coraje y tores especializados de la academia yjuntO a Henri Atlan, Michel $erres, Fran-
......._
la evidente situación de inferioridad del cínico en rela- cisco Varela y Humberto Maturana eslán refundando un modelo de cienti-
í ficidad alejado del nihilismo epistemológico.
...... . I
セ@
ción asus interlocutores sociales, comprendemos la res-
2. AJain Touraine, Gilles Lipovetsky, Ives Winklin, Frederic Jameson y Michel
petabilidad que les concedieran los atenienses y de la Maffesoli han puesto de moda dichos apodos, respectivamente.
cual carecieron sofistas, filósofos y gobernantes. Prerro- 3. &hemetk es el nombre que Thomas Hobbes concedió a la vida en el Estado
gativas de quien enuncia sinceramente, no una verdad de Naturaleza, la cual debía subordinar su libertad al garante tremebundo de
un pacto social, Leviathan, serpiente marina. El Estado de Naturaleza ha si-
\
-se notará que a los cínicos les faltaba una cosmovisión de mun-
do desde entonces un dato teórico no pensado, negado, por la filosofía po-
do-- sino una crítica a toda verdad. La famosa escena en la cual Ale-
lítica. Tan sólo los románticos en el siglo pasado, los anarquistas individualis-
jandro Magno es humillado por Diógenes puede ser considerada co- tas a principios del nuestro, y una variedad exótica de pensadores (Georges
mo el primer acto de una obra de teatro político que hasta el día de Bataille, ErnstJünger, Han Rhiner, Max Stirner y otros) se han atrevido a in-
hoy sigue representándose. Se trata de una escena donde se enfrentan ternarse en tan pantanosos terrenos. Hace veinte años algunos ultraliberaIes
I el "Hombre Natural" con la Razón de Estado. Luego, la historia conti- (Richard Nozick y Murray Rothbard) intentaron pensar el problema, pero es
dudoso que se refieran a la misma concepción de "Hombre Natural" a la cual
nuó irrefleJtivamente su errático e imperial camino.
hacemos referencia.
Constituirá una tentación necia pensar al disidente, al hombre del
4. "El desafio del desencanto", en revista Punto de Vista N° 33, Buenos Aires,
Estado de Naturaleza, como un "marginal" -jotra minoría más!-, como 1988.
modo de reafirmar nuestra buena fe. Así, le concederíamos un ghetto 5.
..
Karl Popper, en Societa aperta, universo aperto, Borla, Roma, 1984, p. 26.
en un reparto más democrático de espacios públicos, o bien tolerari- Entrevista a Michel Foucault, en Conversaciones con los radicales (Deleuze,
amos su diferencia como un sujeto político que nunca superó su com- Cuattari, Van Duyn y otros). Ed. Kairós, Barcelona, 1972.
7. Pueden leerse fragmentos de los cínicos griegos en Vida d. fiú5sofos ilustres, de
plejo cívico de Edipo o que vive en una eterna adolescencia rebelde. El
\
Diógenes Laercio. Puede consultarse también a La secta del perro, de Carlos
disidente es sólo una figura del pensamiento, un síntoma, que nos permite pensar
Carcía Cual, ya Crítica de la Tazón cínica, de Peter Sloterdijk. Michel Foucault
la desgracia comunitaria. Es decir, nuestra tragedia, la de los creadores des- dedicó seis conferencias ofrecidas en la Universidad de Berkeley al análisis
tinados a la libertad reducidos al estado angustioso de criatura de un Se- del problema de la "parrehsia", y a su función en relación a la actuación cí-
ñor burocrático. nica.
El "Hombre Natural" se relaciona con el "conjunto de la sociedad" 8. El problema de la autoafirmación debe buscarse en la obra de Nietzsche,es-
pecialmente en Genealogía de la moral. Actualmente debe consu ltarse la o-
a partir de sí mismo. Por ello la autoconstrucción ética de su personalidad y
bra de Fernando Savater para encontrar una exposición detallada de las con-
de sus convicciones no depende de una moral comunitaria previa, sino de secuencias de la afirmación de la voluntad, que él llama "amor propio". Ver
una postura humanista de carácter altruista. Reconocimiento del otro, Etica cumo amor propio, El contmido de la felicidad Y Humanismo impenitmte.
piedad hacia el otro, concesión de la reciprocidad en el diálogo, reco-
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