0% encontró este documento útil (0 votos)
44 vistas5 páginas

001 Trabajo Práctico N°1

Trabajo práctico para la materia Filosofía de la Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
44 vistas5 páginas

001 Trabajo Práctico N°1

Trabajo práctico para la materia Filosofía de la Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 5

Juan Ulises Torta – Profesorado en Filosofía

Primer Trabajo Práctico de Filosofía de la Historia 2019.

Ambivalencia de la Filosofía, Ambigüedad de la Historia y Paradoja de la Filosofía de la


Historia.

Consigna: elaborar una cuestión disputada sobre ambivalencia de la Filosofía y ambigüedad de


la Historia. Cerrar con la tesis/antítesis paradoja de la Filosofía de la Historia.
Modalidad: elaborar argumentos y ejemplos (tesis) y contra-argumentos y contra-ejemplos
que concluyan en una proposición que sintetice –personalmente- tanto lo argumentativo
como el ejemplo que ilustra dicha conclusión.
Extensión: 3 páginas A4, arial 12, interlineado 1.5.

A-Ambivalencia de la Filosofía:

TESIS: la Filosofía se encuentra atravesada por la tensión entre lo uno y lo múltiple, oscilando
entre lo divino y lo mortal, como Eros en el Banquete de Platón. La Filosofía no renuncia a la
búsqueda incansable de la verdad. Las ideas de Bien, Verdad y Belleza guían al ciudadano en
vida comunitaria.

ANTITESIS: la Filosofía, según autores como Nietzsche, no es una búsqueda de la verdad sino
más bien de opiniones (doxa). Ya no se trata de conocer la verdad para formar ciudadanos o
“polites”, practicar el Bien y contemplar la Belleza, sino que la tarea queda reducida al interés
por lo particular, convirtiéndose el ciudadano en un idiota.

B-Ambigüedad de la Historia:

TESIS: la Historia es una actividad fundamentalmente comprensiva. Se torna necesario


pesquisar y detectar motivos –y no causas- de los acontecimientos históricos. Apelar a la
facultad de la imaginación se vuelve vital en la tarea detectivesca del historiador. La verdad
testimonial es importante para una historicidad –no historicismo, ni historicidio- que logre
pasar “el cepillo a contrapelo a la historia”.

Antítesis: la Historia se despliega entre res gestae (lo ocurrido) y la “memoria rerum gestarum”
(la narración de lo ocurrido) pero intentando calcular causas. Se explican los acontecimientos
como meros hechos portadores de explicaciones causales. Esta es la visión positivista de la
Historia. Leopold von Ranke intentó hacer una historia historicista en donde se narrara lo que
“realmente” ocurrió, tomando sólo fuentes documentales y descartando el rol de la
imaginación.

C-Paradoja de Filosofía de la Historia:

TESIS/ANTÍTESIS

El genitivo “de la” con su doble sentido (subjetivo y objetivo) muestra la vertiente histórica de
toda filosofía y pone en evidencia la faz filosófica de toda historia. Esto nos hace ingresar en
una paradoja porque lo universal de la Filosofía se articula con lo particular de la Historia.
Juan Ulises Torta – Profesorado en Filosofía

Desarrollo:

Ambivalencia de la Filosofía: La filosofía está atravesada por dos posiciones.


Aquellos que sostienen que la practica filosófica tiene como fin la búsqueda
constante de la verdad, tarea que debe realizarse de manera incansable (por
ello el planteamiento de que la tarea del filósofo está dominada por la presencia
de una carencia y el deseo de una abundancia) entendiendo que tal verdad es
difícil de hallar, pues muchas veces se muestra y otras se oculta. La misma
búsqueda plantea como problema el discernimiento de la “verdadera” verdad
de la “falsa” verdad. Autores como Platón plantearían que aquella idea de
verdad debe servir a la búsqueda de una idea rectora de la cual surgiesen las
demás; la idea de bien. Únicamente encontrándola, y entendiendo el sistema
que se deriva de ella, sería posible organizar racionalmente no solo todos
nuestros saberes sino también la “polis”. La filosofía sería útil para la
comunidad. Esa búsqueda de ideas imbatibles; de las mejores ideas para
formar a los mejores “polités” es la tarea filosófica. Tal tendencia seguiría con
autores como Hobbes o Locke que buscaron los principios que permiten la vida
en comunidad. Esta tradición viene a ser cuestionada por otra que planteara
que tal búsqueda de la verdad no se trataría realmente de un esfuerzo objetivo
(tal labor resulta imposible) y riguroso. Lo que habrían buscado los filósofos no
serían “las verdades” sino verdades que se adaptasen de la mejor manera a
como es el mundo actualmente, que lo explicasen lo mejor posible. Cada autor
contribuiría con una opinión al respecto de las verdades encontradas, pero
también las criticaría. Esto porque al ser los principios rectores de cómo se dan
las cosas en la sociedad, si esta ha cambiado para mal en lugar de para bien,
resulta necesario criticarlos. Si todo aquello que una vez se dijo y se tuvo por
absolutamente cierto luego se convierte en cuestionable, la tarea de la filosofía
se hace ineficiente y todos los avances logrados parecen inservibles. Surgirían
entonces posturas como las de Unamuno que en su crítica sostendrá que, si el
progreso científico debía hacer nuestras vidas más felices y hasta ahora no
solo no lo ha logrado, sino que nos ha perjudicado y hasta quitado algo que
hacía más soportable la vida (la creencia en la vida después de la muerte)
entonces ¿para qué progresar? El sistema en que “vivimos” vive de nosotros
sin dejarnos vivir auténticamente, la fe en los hombres va desapareciendo por
Juan Ulises Torta – Profesorado en Filosofía

la confianza en la ciencia y nuestras valiosas vidas no merecen ser sacrificada.


Esta es la nueva verdad para Unamuno, y el mismo propondrá soluciones.

Ambigüedad de la Historia: La historia también presenta dos posiciones. Una


de ellas sostiene que es importante para su tarea atender a un relato que dé
cuenta de los diversos puntos de vista y testimonios que puedan relatar los
acontecimientos. Esta postura da cuenta de lo que la tradición histórica
olvidaba: la historia es escrita por los vencedores, y esta oculta a los vencidos
o los demoniza. La tarea del historiador será la de encontrar motivos y no
causas, hallar la mejor observación que se pueda hacer de un determinado
acontecimiento, sin ignorar las subjetividades que pueda tener quien relata,
permitiéndole, a su vez, moverse más libremente y utilizar todas sus
capacidades. Un ejemplo que da cuenta de esto es la divulgación mucho más
enérgica de la “verdadera” historia argentina, tarea dispuesta a esclarecer
puntos olvidados u omitidos a propósito por las generaciones anteriores de
historiadores: como el exterminio del pueblo afro-argentinos y las comunidades
indígenas, la complejidad real que existió dentro de los procesos de
independencia latinoamericanos, que van más allá de un mero patriotismo o
anhelo de libertad, o el objetivo real de la campaña llevada adelante por el
gobierno de Buenos Aires en la Guerra de la Triple Alianza que desencadenó
un genocidio en Paraguay. Autores anteriores ya habían investigado esta
historia, pero su difusión no fue muy extendida por, entre otros motivos, el
proceso sistemático de construcción nacional y los problemas de racismo y
clasismo de nuestra sociedad. Esta postura viene a decir que la historia no
debe seguir un único relato, sino que debe atender a los diversos puntos de
vista para enseñar una historia más abarcativa. Frente a esto, otros
historiadores han sostenido que la historia debe ser relatada de la manera más
objetiva posible, atendiendo a los hechos tal como ocurrieron y descartando
cualquier tipo de subjetividad del historiador. Vemos esto en diversos autores
comunistas de la época de la guerra fría que relataban los maravillosos
progresos logrados en una ideal Unión Soviética, destinada a triunfar en todo el
mundo. La historia oficial seria la escrita y repetida por las autoridades de ese
país y no los relatos de los vencidos: como anarquistas, mencheviques,
campesinos y hasta la antigua nobleza zarista. Se ignoró la hambruna, la
Juan Ulises Torta – Profesorado en Filosofía

corrupción gubernamental, el privilegio que recibió Rusia y China de los países


periféricos de la Unión y las represiones sangrientas realizadas sobre los
ciudadanos soviéticos que se oponían al régimen. Del otro lado, observamos a
los autores occidentales que defenderían la sociedad capitalista valiéndose de
su antagonismo con la ideología comunista, realzando los progresos de la
civilización. Las causas del progreso eran en cada caso solo la ideología
elegida como mejor modelo.

Paradoja Filosófico-Histórica: Interpreto la paradoja en el sentido de que la


tarea de pensar, que pertenece a todos los pensadores de las diferentes
disciplinas, siempre tendrá como objetivo lograr un impacto en el mundo
humano. Por esa razón cuando analizamos por ejemplo la Revolución
Francesa podemos encontrar que tal movimiento se desencadenó a partir de
las nuevas ideas desarrolladas por los ilustrados; igualdad, libertad y
fraternidad, estos son conceptos universales que deseaban aquellos que
fueran los rectores de la nueva sociedad francesa. Era necesario encontrar
nuevas directrices contra aquellas que habían instaurado una enorme
desigualdad, corrupción e injusticia. Si repasamos los libros de historia
veremos que a pesar de que la revolución triunfo, tales males no
desaparecieron y las ideas que se pretendían como rectoras poco a poco se
fueron desvaneciendo con los años. Una cosa es imaginar lo que podría pasar
si un pueblo se alzara contra sus opresores y otra es observar el levantamiento
exitoso de revolucionarios, sin tener en común una situación socio-económica,
determinada parte de la población; la campesina, tuvo otras prioridades y no
tanto la de levantar el mejor sistema de gobierno. Determinados hombres se
pusieron a la cabeza y representaron la nueva autoridad que “debía” reprimir a
los que llamaron contra-revolucionarios. Por tanto, las ideas nunca bastan para
iniciar un cambio en el mundo, detrás también hay una cadena de motivos que
pueden explicar que se den determinados acontecimientos. De todo esto
podemos concluir que la filosofía trabaja buscando directrices de pensamiento
que se apliquen a todos los casos, la historia por su parte trabaja con los
acontecimientos sucedidos en determinadas épocas. Una filosofía de la historia
tendría en cuenta que la teoría puede desencadenar la acción de las personas
de un tiempo, pero esto no es lo único, hay más factores que dan cuenta de
Juan Ulises Torta – Profesorado en Filosofía

porque se da esa acción. Los pensamientos comunes a una época tienen su


impacto en los acontecimientos particulares.

También podría gustarte