Lecciones Relevantes Que Aprendemos de Los Espías
Lecciones Relevantes Que Aprendemos de Los Espías
Lecciones Relevantes Que Aprendemos de Los Espías
7/6/2020
por Rebetzin Esther Jungreis
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A menudo experimentamos lo que creemos ser la mano punitiva de Dios y olvidamos que Él es
nuestro Padre Celestial, que nos creó y nos ama con una devoción paternal infinita y que Su
misericordia y compasión siempre nos rodean. Sus castigos no son aflicciones, sino correcciones.
Hashem, que conoce las maquinaciones de los corazones humanos, vio el futuro y protegió a Su
pueblo, incluso en su momento de desgracia. Él permitió que esos espías malintencionados
exploraran toda la tierra en sólo 40 días, algo imposible en esos tiempos. Dios les dio a los espías
buena velocidad para minimizar el castigo, porque por cada día que emplearon para explorar la
tierra la nación debió pasar un año en el desierto. Los 40 días de exploración se convirtieron en 40
años de vagar por el desierto. Durante este tiempo, la nación volvió a nacer y expió por los
pecados de los espías. Aquí hay profundas lecciones que debemos recordar.
Cuando vivimos tiempos difíciles y vagamos por nuestro propio "desierto", debemos reconocer
que esta experiencia es un llamado de Dios… un desafío para crecer y reconocer nuestro objetivo
supremo, la misión de nuestra vida.
Nuestra madre, la Rebetzin Esther Jungreis, solía aconsejar a quienes enfrentaban pruebas en la
vida no preguntar "¿Por qué?". Los "por qué" no tienen respuesta y llevan a que las personas se
sientan amargadas, enojonas y cínicas. "En cambio, pregunta ‘por qué’ en la lengua sagrada,
porque el hebreo es el lenguaje de Dios y cada palabra es decisiva. La palabra hebrea para "por
qué", madúa, es la contracción de dos palabras: ma deá - cuál es la sabiduría. Es decir: ¿qué
podemos aprender de esto?"
En hebreo hay también otra palabra que significa "por qué": lama. También esta palabra es la
contracción de dos palabras: le ma - para qué. Es decir: ¿cuál es el objetivo superior de este
desafío? De esta forma, preguntarnos "por qué" en hebreo transforma una pregunta que puede
llevarnos a ser cínicos y amargados en una búsqueda inspiradora y motivacional.
La segunda lección que podemos aprender de esta travesía de 40 días de los espías es que así
como Dios quiso minimizar el castigo de la nación y permitió que los espías recorrieran Israel a lo
largo y a lo ancho en sólo 40 días, también nosotros deberíamos facilitarles reparar el daño a
quienes nos han hecho algo malo o se alejaron del camino de la Torá, para que vuelvan y se
transformen en parte de nuestras familias y de la comunidad judía en general.
A partir del pecado de los espías podemos apreciar la complejidad de la naturaleza humana.
Dolorosamente tomamos consciencia de que si la mente está torcida y el corazón corrompido, no
importa cuántos milagros Dios haga para nosotros ni cuánta bondad nos otorgue, Sus acciones
serán malinterpretadas y difamadas, porque un hombre ve y escucha sólo lo que quiere ver y
escuchar. Por lo tanto, cuando los espías entraron a la Tierra de Israel, Dios hizo un milagro para
ellos y justo ese día murió Iov, el ciudadano recto de la tierra. Iov era respetado y reverenciado,
por lo que su muerte fue un día de duelo nacional. Todos asistieron a su funeral y ese gran
movimiento de personas permitió que los espías no fueran detectados. Nadie les prestó atención,
nadie estorbó sus movimientos y pudieron volver a su campamento a salvo.
Pero en vez de estar agradecidos por ese milagro, en lugar de reconocer la protección de Dios, los
espías tuvieron la jutzpá de pervertir la bondad de Dios y dar un informe calumnioso: “La tierra…
es una tierra que devora a sus habitantes”. 1 “Todo el tiempo hay muertes, constantemente hay
funerales”, declararon.
Esta amarga respuesta a la benevolencia de Dios refuerza la triste realidad de que ni siquiera los
milagros revelados sirven de algo cuando hay intereses ocultos. Los comentaristas discuten sobre
lo que motivó a los espías a temer tanto entrar a Éretz Israel, pero cualquiera que haya sido la
razón, eso pervirtió su juicio. Ellos sólo verán lo que quieran ver y sólo oirán lo que quieran oír.
¿Cuál fue el poder de Iehoshúa y Caleb? ¿Cómo hicieron para resistirse al mal consejo de los
espías? ¿Cómo lograron mantenerse inmunes ante la presión?
Antes de que partieran, Moshé bendijo a Iehoshúa y rezó para que estuviera protegido del consejo
de los espías. En su plegaria, Moshé cambió el nombre de Iehoshúa, que hasta entonces era
conocido como Hoshea, a Iehoshúa, que significa "que Dios te salve". Nuestros Sabios enseñan
que este cambio de nombre protegió a Iehoshúa de la venenosa influencia de los otros espías.
Hay un asombroso Midrash2 que dice que la iud que Moshé le agregó al nombre de Iehoshúa vino
de nuestra matriarca Sará. Esa pequeña iud se quejó ante el trono de Dios: "¿Por qué me quitaron
del nombre de esa sagrada mujer?"
A primera vista, este Midrash parece muy extraño. ¿Acaso la iud puede hablar? Además, ¿por qué
fue necesario quitar la iud del nombre de Sará Imenu? Moshé podía darle a Iehoshúa una iud
nueva. Y si cambiar el nombre era tan poderoso, ¿por qué Moshé no cambió el nombre de todos
los espías?
Todo lo que Dios creó habla en su propio nivel, incluso si nosotros no lo entendemos. Esto es aún
más cierto con el alef-bet hebreo. Las letras del alef-bet están vivas y tienen dimensiones
profundas. De hecho, Dios creó el mundo con el alef-bet. Respecto a la iud que tiene su origen en
el nombre de Sará Imenu, también aquí hay un principio básico del judaísmo. Somos una nación
que se sustenta en el zejut avot, en el mérito de nuestros ancestros. Nuestra sabiduría y visión son
regalos que recibimos de nuestros patriarcas y matriarcas. Fue específicamente la iud del nombre
de Sará Imenu la que tenía el poder para darle a Iehoshúa el entendimiento y la visión para guiar a
la nación a su destino.
Sará fue la primera en discernir el carácter bruto y salvaje de Ishmael, quien arrojaba sus flechas
para matar por deporte. Fue Sará quien le dijo a Abraham que echara a Ishmael y a su madre
Hagar, porque reconoció que sería desastroso que Ishmael heredara la tierra con Itzjak. Por eso
Moshé rezó para que Iehoshúa fuera guiado por la sabiduría de Sará y liderara al pueblo a su
misión final, estableciendo el Reino de Dios en la Tierra de Israel, adonde prevalecerían la rectitud
y la verdad y el mal sería desterrado. En tal sociedad, no hay lugar para el terror ni la brutalidad,
como los actos asesinos de Ishmael.
Caleb, por otro lado, se salvó gracias al poder de la plegaria. Apenas entraron en la tierra, Caleb se
alejó del grupo y fue a Jevrón, la ciudad donde están enterrados nuestros patriarcas y matriarcas,
para rezar en sus tumbas. Esas plegarias lo protegieron, imbuyeron fe en su corazón y le
permitieron resistirse a la conspiración de sus camaradas.
El Rav Iaakov Kamenetsky, zt"l, explicó que Caleb no necesitó un cambio de nombre porque él
estaba casado con Miriam, la recta profetisa, y estar casado con una éshet jail (una mujer de valor)
genera protección.
¿Por qué Moshé no cambió los nombres de los otros espías? Las bendiciones sólo funcionan para
quienes las desean y las valoran. No sirve de nada cambiarle el nombre a alguien que escogerá
despreciar y profanar la bendición y el nombre. Lamentablemente, esos espías tenían una
tendencia previa: ellos estaban decididos a rechazar la Tierra incluso antes de verla. Las
bendiciones son potentes cuando realmente las deseamos, las valoramos y actuamos en base a
ellas.
¿Como es posible que miembros de la nación que estuvo en el Sinaí y escuchó la voz de Dios se
vieran a sí mismos como saltamontes?
Una y otra vez nuestros padres nos contaron cómo, incluso en la oscuridad brutal y
deshumanizadora de los campos de concentración de Hitler, los judíos de fe nunca olvidaron su
obligación y le agradecieron a Dios a diario por el regalo de la Torá. Sin importar cuántos epítetos
les gritaban los nazis, ellos se irguieron fuertes y orgullosos con el Shemá Israel en sus labios.
Vivimos en una generación que carece de orgullo judío. Al igual que los espías de antaño, en lo que
respecta a nuestro judaísmo muchos nos vemos como saltamontes, ignoramos la chispa Divina de
nuestra alma y el regalo de la Torá que es nuestro legado legítimo.
NOTAS
1. Números 13:32.
2. Tratado de Sanedrín 107a.
3. Números 13:33.