Itinerarios Corporales
Itinerarios Corporales
Itinerarios Corporales
Lo que yo he hecho no es más que recuperar, adaptar y desarrollar esos usos anteriores, para lo que he defi- nido los
itinerarios corporales «como procesos vitales individuales, pero que nos remi- ten siempre a un colectivo, que ocurren
dentro de estructuras sociales concretas, y en los que damos toda la centralidad a las acciones sociales de los sujetos,
entendidas éstas como prácticas corporales. (p. 136)
la idea de itinerario sirve sobre todo para mostrar las vidas, los cuerpos, en movimiento, como
procesos absoluta- mente dinámicos, abiertos y en continua transformación y, por tanto, singulares,
contradictorios, inacabados... donde lo que interesa es subrayar la interrelación, la tensión entre
acción social, entendida como corporal y contexto/s social/es diferentes y múltiples en los que se
desenvuelve la persona, entre prácticas corporales e ideologías sociales y políticas, y donde es
precisamente (p. 144)
“narrar el cuerpo formaría parte de un proceso general de reflexivi- dad que considero, siguiendo a
Miguel Ferreira (2004), un ingrediente constitutivo y esencial de las prácticas sociales. Más aún, dar
forma tex- tual al cuerpo sería una forma, entre otras, de intentar hacer consciente lo que no siempre
lo es en la acción humana (siempre desde la interpre- tación de la vida, claro está), lo cual posibilita
a su vez que se establez- can nuevos bucles y retroalimentaciones en dicha reflexividad (p. 145).
“Una vez identificados estos u otros ejes de análisis, habría que ir organizándolos y ubicándolos en
«escenas» concretas que pueden ser descritas de manera detallada; es decir, se seleccionan
situaciones que resulten significativas para lo que se quiere mostrar pero priorizando en la
descripción las sensaciones y prácticas lo más corporales/físicas posibles; por ejemplo, formas de
ves- tir, de andar, de adornarse, de moverse, de disfrutar, de sentir miedo, vulnerabilidad...” (148)
Podría resumir la propuesta teórico-metodológica que estoy haciendo en tres requisitos: dar toda la
relevancia teórica y etnográfica a lo corporal como lenguaje de lo social, a lo individual como
representante de lo colectivo, y a lo híbrido como condición de un mundo que puede ser des-
generizado y transformado. (p. 154)